J†A
JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 28, 16-20
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al verlo, lo adoraron; ellos que habían dudado. Jesús se acercó y se dirigió a ellos con estas palabras:
"Dios me ha dado autoridad plena sobre cielo y tierra. Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos y bautízenlos para consagrarlos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, enseñándoles a poner por obra todo lo que les he mandado. Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el final de los tiempos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
"El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
Santísima Trinidad (B)
Bendito sea Dios Padre, y su Hijo Unigénito, y el Espíritu Santo, porque nos ha mostrado un amor inmenso.
Se dice "Gloria".
Oración Colecta
Oremos:
Dios, Padre todopoderoso, que al enviar al mundo el Verbo de la verdad y el Espíritu de la santidad revelaste a los seres humanos tu admirable misterio; concédenos profesar la fe verdadera, reconocer la gloria de la eterna Trinidad y adorar la unidad de su majestad omnipotente.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
El Señor es el Dios del cielo y de la tierra, y no hay otro
Lectura del libro del Deuteronomio 4, 32-34.39-40
En aquellos días, habló moisés al pueblo diciendo:
"Pregunta, si no, a los tiempos pasados que te ha precedido, desde el día en que Dios creó al hombre en la tierra: ¿Se ha visto jamás algo tan grande, o se ha oído algo semejante desde un extremo a otro del cielo? ¿Qué pueblo ha oído la voz de Dios en medio del fuego, como la has oído tú, y ha quedado con vida? ¿Ha ha habido un dios que haya ido a buscarse un pueblo en medio de otro con tantas pruebas, milagros y prodigios en combate, con mano fuerte y brazo poderoso, con portentosas hazañas, como hizo por ustedes el Señor su Dios en Egipto ante sus propios ojos?
Reconoce, pues, hoy y convéncete de que el Señor es Dios allá arriba en los cielos y aquí abajo en la tierra, y de que no hay otro. Observa sus leyes y mandamientos que yo te prescribo hoy, para que seas feliz tú y tus hijos después de ti, y prolongues tus días en la tierra que el Señor tu Dios te da para siempre".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Sal 32, 4-5.6 y 9.18-19.20 y 22
Aclamen, justos, al Señor.
La palabra del Señor es sincera, todas sus acciones son leales; él ama la justicia y el derecho, el amor del Señor llena la tierra.
Aclamen, justos, al Señor.
La palabra del Señor hizo el cielo, el aliento de su boca, todas sus estrellas. Pues él lo dijo y se hizo todo, él lo mandó y así fue.
Aclamen, justos, al Señor.
El Señor se fija en quienes lo respetan, en los que esperan en su misericordia, para librarlos de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre.
Aclamen, justos, al Señor.
Nosotros esperamos en el Señor, él es nuestro socorro y nuestro escudo. Que tu amor, Señor, nos acompañe, tal como lo esperamos de ti.
Aclamen, justos, al Señor.
Ustedes han recibido un espíritu de hijos en virtud del cual podemos llamar Padre a Dios
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 14-17
Hermanos: Los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. Pues bien, ustedes no han recibido un Espíritu que los haga esclavos, para caer de nuevo en el temor, sino que han recibido un Espíritu que los hace hijos adoptivos y nos permite clamar: Padre.
Ese mismo Espíritu se une al nuestro para juntos dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, también somos herederos: herederos de Dios y coherederos con Cristo, siempre y cuando ahora padezcamos con él, para ser luego glorificados con él.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aleluya, aleluya.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Al Dios que es, que era y que vendrá.
Aleluya.
Bauticen a las naciones en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 28, 16-20
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al verlo, lo adoraron; ellos que habían dudado. Jesús se acercó y se dirigió a ellos con estas palabras:
"Dios me ha dado autoridad plena sobre cielo y tierra. Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos y bautízenlos para consagrarlos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, enseñándoles a poner por obra todo lo que les he mandado. Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el final de los tiempos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice "Credo".
Oración de los Fieles
Celebrante:
Oremos, hermanos y hermanas, a Dios, Padre entrañable, que por Jesucristo nos ha revelado su amor y que escucha complacido los gemidos inefables con que el Espíritu intercede por nosotros:
(Respondemos a cada petición: Te rogamos que nos escuches).
Para que Dios Padre, Creador todopoderoso del universo, lleve al mundo a su plenitud y haga nacer aquel cielo nuevo y aquella tierra nueva que nos ha prometido, en la que la humanidad entera encontrará la felicidad y podrá contemplar su rostro glorioso, roguemos al Señor.
Te rogamos que nos escuches.
Para que el Hijo Unigénito de Dios, que se hizo hombre para desposarse con la Iglesia, infunda en ella un amor semejante al suyo, como corresponde a su condición de esposa amada, roguemos al Señor.
Te rogamos que nos escuches.
Para que el Espíritu del Señor, que enriquece al mundo con sus dones, sea padre para los pobres, consuelo para los tristes, salud para los enfermos y fuerza para los decaídos, roguemos al Señor.
Te rogamos que nos escuches.
Para que los que conocemos el misterio de la vida íntima de Dios, uno en tres Personas, tengamos celo para anunciarlo a quienes lo desconocen, a fin de que también ellos encuentren gozo y descanso en Dios, que se nos ha revelado como Padre, Hijo y Espíritu Santo, roguemos al Señor.
Te rogamos que nos escuches.
Celebrante:
Dios Altísimo, que has querido que en las aguas del bautismo llegáramos a ser hijos en tu Hijo único; escucha al Espíritu que nos hace clamar "Padre" y haz que, obedientes al mandato de tu Hijo, seamos anunciadores de la salvación que ofreces a todos los pueblos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Por la invocación de tu santo nombre, santifica, Señor, estos dones que te presentamos, y transfórmanos por ellos en ofrenda perenne a tu gloria.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
El misterio de la Santísima Trinidad
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Que con tu único Hijo y el Espíritu Santo, eres un solo Dios, un solo Señor: no una sola Persona sino tres Personas en una sola naturaleza.
Y lo que creemos de tu gloria, porque tú lo revelaste, lo
afirmamos también de tu Hijo, y también del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De modo que, al proclamar nuestra fe en la verdadera y eterna divinidad, adoramos a tres Personas distintas, de única naturaleza e iguales en dignidad.
A quien alaban los ángeles y los arcángeles y todos los coros celestiales, que no cesan de aclamarte con una sola voz:
Como son hijos, Dios envió a sus corazones al Espíritu de su Hijo, que clama: ¡Padre!
Oremos:
Al confesar nuestra fe en la Trinidad santa y eterna y en su unidad indivisible, concédenos, Señor y Dios nuestro, encontrar la salud del alma y del cuerpo en el sacramento que hemos recibido.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
Domingo después de Pentecostés
INHABITACIÓN DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD EN EL ALMA
— Presencia de Dios, Uno y Trino, en el alma en gracia.
— La vida sobrenatural del cristiano se orienta al conocimiento y al trato con la Santísima Trinidad.
— Templos de Dios.
I. Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él1, respondió Jesús en la Última Cena a uno de sus discípulos que le había preguntado por qué se habría de manifestar a ellos y no al mundo, como los judíos de aquel tiempo pensaban de la aparición del Mesías. El Señor revela que no solo Él, sino la misma Trinidad Beatísima, estaría presente en el alma de quienes le aman, como en un templo2. Esta revelación constituye "la sustancia del Nuevo Testamento"3, la esencia de sus enseñanzas.
Dios –Padre, Hijo y Espíritu Santo– habita en nuestra alma en gracia no solo con una presencia de inmensidad, como se encuentra en todas las cosas, sino de un modo especial, mediante la gracia santificante4. Esta nueva presencia llena de amor y de gozo inefable al alma que va por caminos de santidad. Y es ahí, en el centro del alma, donde debemos acostumbrarnos a buscar a Dios en las situaciones más diversas de la vida: en la calle, en el trabajo, en el deporte, mientras descansamos... "Oh, pues, alma hermosísima –exclamaba San Juan de la Cruz– que tanto deseas saber el lugar donde está tu Amado para buscarle y mirarte con él, ya se te dice que tú misma eres el aposento donde él mora y el lugar y escondrijo donde está escondido; que es cosa de gran contentamiento y alegría para ti ver que todo tu bien y esperanza está tan cerca de ti que esté en ti o, por mejor decir, tú no puedes estar sin él. Cata –dice el Esposo– que el reino de Dios está dentro de vosotros (Lc 17, 21); y su siervo el Apóstol San Pablo: Vosotros -dice- sois templos de Dios (2 Cor 6, 16)"5.
Esta dicha de la presencia de la Trinidad Beatísima en el alma no está destinada solo para personas extraordinarias, con carismas o cualidades excepcionales, sino también para el cristiano corriente, llamado a la santidad en medio de sus quehaceres profesionales y que desea amar a Dios con todo su ser, aunque, como señala Santa Teresa de Jesús, "hay muchas almas que están en la ronda del castillo (del alma), que es adonde están los que le guardan, y no se les da nada entrar dentro, ni saben qué hay en aquel tan precioso lugar, ni quién está dentro..."6. En ese "precioso lugar", en el alma que resplandece por la gracia, está Dios con nosotros: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Esta presencia, que los teólogos llaman inhabitación, solo difiere por su condición del estado de bienaventuranza de quienes ya gozan de la felicidad eterna en el Cielo7. Y aunque es propia de las Tres divinas Personas, se atribuye al Espíritu Santo, pues la obra de la santificación es propia del Amor.
Esta revelación que Dios hizo a los hombres, como en confidencia amorosa, admiró desde el principio a los cristianos, y llenó sus corazones de paz y de gozo sobrenatural. Cuando estamos bien asentados en esta realidad sobrenatural –Dios, Uno y Trino, habita en mí– convertimos la vida –con sus contrariedades, e incluso a través de ellas– en un anticipo del Cielo: es como meternos en la intimidad de Dios y conocer y amar la vida divina, de la que nos hacemos partícipes. ¡Océano sin fondo de la vida divina! // Me he llegado a tus márgenes con un ansia de fe. // Di, ¿qué tiene tu abismo que a tal punto fascina? // ¡Océano sin fondo de la vida divina! // Me atrajeron tus ondas... ¡y ya he perdido pie!8.
II. El cristiano comienza su vida en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y en este mismo Nombre se despide de este mundo para encontrar en la plenitud de la visión en el Cielo a estas divinas Personas, a quienes ha procurado tratar aquí en la tierra. Un solo Dios y Tres divinas Personas: esta es nuestra profesión de fe, la que los Apóstoles recogieron de labios de Jesús y transmitieron, la que creyeron desde el primer momento todos los cristianos, la que el Magisterio de la Iglesia ha enseñado siempre. Los cristianos de todos los tiempos, en la medida en que avanzaban en su caminar hacia Dios, han sentido la necesidad de meditar esta verdad primera de nuestra fe y de tratar a cada una de Ellas. Santa Teresa de Jesús nos cuenta en su Vida cómo meditando precisamente una de las más antiguas reglas de fe sobre el misterio trinitario –el llamado Símbolo Atanasiano o Quicumque– recibió especiales gracias para penetrar en esta maravillosa realidad. "Estando una vez rezando el Quicumque vult -escribe la Santa-, se me dio a entender la manera cómo era un solo Dios y tres Personas tan claro, que yo me espanté y me consolé mucho. Hízome grandísimo provecho para conocer más la grandeza de Dios y sus maravillas, y para cuando o pienso o se trata de la Santísima Trinidad, parece entiendo cómo puede ser, y esme mucho contento"9.
Toda la vida sobrenatural del cristiano se orienta a ese conocimiento y trato íntimo con la Trinidad, que viene a ser "el fruto y el fin de toda nuestra vida"10. Para este fin hemos sido creados y elevados al orden sobrenatural: para Conocer, tratar y amar a Dios Padre, a Dios Hijo y a Dios Espíritu Santo, que habitan en el alma en gracia. De estas divinas Personas, el cristiano llega a tener en esta vida "un conocimiento experimental" que, lejos de ser una cosa extraordinaria, está dentro de la vía normal de la santidad11. Santidad a la que es llamada la madre de familia que apenas tiene tiempo para atender y sacar adelante el hogar, el obrero que comienza su trabajo antes del amanecer, el enfermo al que no le permite hacer nada su enfermedad... Dios, en su amor infinito por cada alma, desea ardientemente darse a conocer de esa manera íntima y amorosa a quienes de verdad siguen tras las huellas de su Hijo.
En ese camino hacia la Trinidad, a la que deben conducir todos nuestros empeños, llevamos como Guía y Maestro al Espíritu Santo. Yo rogaré al Padre -había prometido el Señor, y su palabra no puede fallar- y os dará otro Paráclito para que esté con vosotros siempre: el Espíritu de la verdad, al que el mundo no puede recibir porque no le ve ni le conoce; vosotros le conocéis porque permanece a vuestro lado y está en vosotros. No os dejaré huérfanos, Yo volveré a vosotros12. En este vosotros nos incluimos, dichosamente, quienes hemos sido bautizados y, de modo particular, quienes queremos seguir a Jesús de cerca, desde el lugar y las circunstancias donde la vida nos ha situado. Es dulce meditar que este misterio inaccesible a la sola razón humana se hace luminoso con la luz de la fe y la ayuda del Espíritu Santo: a vosotros se os han dado a conocer los misterios del Reino de los Cielos13. Pidámosle hoy que nos guíe en ese camino lleno de luz.
III. A la vez que pedimos al Espíritu Santo un deseo grande de purificar el corazón, hemos de desear este encuentro íntimo con la Beatísima Trinidad, sin que nos detenga el que quizá cada vez vemos con más claridad nuestras flaquezas y nuestra tosquedad para con Dios. Cuenta Santa Teresa que al considerar la presencia de las Tres divinas Personas en su alma "estaba espantada de ver tanta majestad en cosa tan baja como es mi alma"; entonces, le dijo el Señor: "No es baja, hija, pues está hecha a mi imagen"14. Y la Santa quedó llena de consuelo. A nosotros nos puede hacer un gran bien considerar estas palabras como dirigidas a nosotros mismos, y nos animarán a proseguir en ese camino que acaba en Dios. También debemos tratar a quienes cada día encontramos y hablamos como poseedores de un alma inmortal, imagen de Dios, que son o pueden llegar a ser templos de Dios.
Sor Isabel de la Trinidad, recientemente beatificada, escribía a su hermana, al tener noticia del nacimiento y bautizo de su primera sobrina: "Me siento penetrada de respeto ante este pequeño santuario de la Santísima Trinidad... Si estuviese a su lado, me arrodillaría para adorar a Aquel que mora en ella"15.
La Iglesia nos recomienda alimentar la piedad con un sólido alimento, y por eso hemos de rezar o meditar esas reglas de fe y las oraciones compuestas para alabanza de la Trinidad: el Símbolo Atanasiano o Quicumque (que antiguamente los cristianos recitaban cada domingo después de la homilía, y que aún hoy muchos recitan y meditan en honor de la Santísima Trinidad), el Trisagio Angélico, especialmente en esta Solemnidad, el Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo... Cuando, con la ayuda de la gracia, aprendemos a penetrar en estas prácticas de devoción es como si volviéramos a oír las palabras del Señor: dichosos vuestros ojos, porque ven; y dichosos vuestros oídos, porque oyen: pues en verdad os digo que muchos profetas y justos ansiaron ver los que vosotros estáis viendo y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron16.
Terminamos este rato de oración repitiendo en nuestro corazón, con San Agustín: "Señor y Dios mío, mi única esperanza, óyeme para que no sucumba al desaliento y deje de buscarte. Que yo ansíe siempre ver tu rostro. Dame fuerzas para la búsqueda, Tú que hiciste que te encontrara y que me has dado esperanzas de un conocimiento más perfecto. Ante Ti está mi firmeza y mi debilidad: sana esta, conserva aquella. Ante Ti está mi ciencia y mi ignorancia: si me abres, recibe al que entra; si me cierras el postigo, abre al que llama. Haz que me acuerde de Ti, que te comprenda y te ame. Acrecienta en mí estos dones hasta mi reforma completa (...).
"Cuando arribemos a tu presencia, cesarán estas muchas cosas que ahora hablamos sin comprenderlas, y Tú permanecerás todo en todos, y entonces modularemos un cántico eterno, alabándote unánimemente, y hechos en Ti también nosotros una sola cosa"17.
La contemplación y la alabanza a la Trinidad Santa es la sustancia de nuestra vida sobrenatural, y ese es también nuestro fin: porque en el Cielo, junto a nuestra Madre Santa María –Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, Esposa de Dios Espíritu Santo: ¡más que Ella, solo Dios!18–, nuestra felicidad y nuestro gozo será una alabanza eterna al Padre, por el Hijo, en el Espíritu Santo.
1 Jn 14, 23. — 2 Cfr. 1 Cor 6, 19. — 3 Tertuliano, Contra Praxeas, 31. — 4 Cfr. Santo Tomás, Suma Teológica, 1, q. 43, a. 3. — 5 San Juan de la Cruz, Cántico espiritual, 1, 7. — 6 Santa Teresa, Moradas primeras, 5, 6. — 7 Cfr. León XIII, Enc. Divinum illud munus, 9-V-1897. — 8 Sor Cristina de Arteaga, Sembrad, Ed. Monasterio de Santa Paula, Sevilla 1982, LXXXV. — 9 Santa Teresa, Vida, 39, 25. — 10 Santo Tomás, Comentario al Libro IV de las Sentencias, 1, d. 2, q. 1, exord. — 11 Cfr. R. Garrigou-Lagrange, Las tres edades de la vida interior, 1, p, 118. — 12 Jn 14, 16-18. — 13 Mt 13, 11. — 14 Santa Teresa, Cuentas de conciencia, 41ª, 16-18. — 15 Sor Isabel de la Trinidad, Carta a su hermana Margarita, en Obras completas, p. 466. — 16 Mt 13, 16-17. — 17 San Agustín, Tratado sobre la Trinidad, 15, 28, 51. — 18 Cfr. San Josemaría Escrivá, Camino, n. 496.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
La Visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel
Esta fiesta ya la celebrabaran los Franciscanos en el siglo XIII. El Papa Bonifacio IX la introduce en el calendario oficial de la Iglesia. Notemos cómo las fiestas de la Virgen son también celebraciones del misterio de Cristo.
Himno
La Virgen santa, grávida del Verbo, en alas del Espíritu camina; la Madre que lleva la Palabra, de amor movida, sale de vista.
Y sienten las montañas silenciosas, y el mundo entero en sus entrañas vivas, que al paso de la Virgen ha llegado el anunciado gozo del Mesías.
Alborozado Juan por su Señor, en el seno, feliz se regocija, y por nosotros rinde el homenaje y al Hijo santo da la bienvenida.
Bendito en la morada sempiterna aquel que tu llevaste, Peregrina, aquel que con el Padre y el Espíritu, al bendecirte a ti nos bendecía.
Amén.
Oración
Dios todopoderoso, tu que inspiraste a la Virgen María, cuando llevaba en su seno a tu Hijo, el deseo de visitar a su prima Isabel, concédenos, te rogamos, que, dóciles al soplo del Espíritu, podamos, con María, cantar tus maravillas durante toda nuestra vida. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
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Fuente: Enciclopedia Católica
Bautista (Camila) Varano, Beata. Abadesa, 31 de mayo
| Bautista (Camila) Varano, Beata. | Abadesa Martirologio Romano: En Camerino, del Piceno, en Italia, beata Bautista (Camila) Varano, abadesa del monasterio de clarisas fundado por su mismo padre, donde experimentó grandes tribulaciones, pero también consolaciones místicas (1524). Una excelente escritora. Nació en Camerino, en la marcha de Ancona, el 9 de abril de 1458, y murió el 31 de Mayo de 1524. Su padre Julio Cesar Varano o de Varanis, duque de Camerino. Perteneció a una ilustre familia, su madre, Joanna Malatesta, era hermana de Sigismund, Príncipe de Riminni.
En el bautizo Bautista recibió el nombre de Camilla.
De los primero diez y últimos veintitrés años de su vida poco o nada se sabe; nuestros conocimientos acerca de los años que se le conoce, es por sus propias escrituras realizadas. Esta revelación acerca de ella misma fue conocida por las influencias de su confesor, Pedro de Mogliano, proveniente de los Franciscanos en la marca (1940). Parece tener la elocuencia de Mogliano, lo que logro realizar la conversión de Bautista, quien por un tiempo parecía estar atrapada por el glamour del mundo. Su padre hizo todo lo que estaba a su alcance para forzar a su hija a tener un gran matrimonio, hasta incluso la extensión de encarcelarla. Pero Bautista no cedió a sus planes, así que firmemente, luego de dos años y medio su padre le devolvió la libertad, por miedo como dijo, a verse reflejado en la venganza de su hija, finalmente la dejo convertirse en monja.
El 14 de noviembre de 1481, Bautista ingreso al monasterio de las pobres claras de Urbino. No mucho tiempo después, su padre encontró un nuevo monasterio de la orden de Camerino, y se lo presento a su hija, quien entró y estuvo en observación de las reglas, y desde entonces su vigorosa y su impresionante personalidad encontró un alcance no sólo en la administración del monasterio, en el cual ella se convirtió en la primera Abadesa, pero también en la producción de varias obras literarias, estas incluyen: "Recordationes et instructiones spirituales novem" que lo escribió alrededor de 1491; "Opus de doloribus mentalibus D.N.J.C." escrito entre 1488-1491 y fue recién publicada en Macerata en 1624. Estos trabajos han sido editados por Bolandistas en conexión con algunas de las escrituras de Bautista.
Todas las escrituras de Bautista son remarcables por la originalidad del pensamiento, llamativa espiritualidad, y su ilustrado lenguaje. Tanto como San Felipe Neri y San Alfonso tiene un admirable recuerdo por esta bendita mujer quien escribió con igual facilidad en italiano y latín, y quien fue considerada una de las mas brillantes alumnas de su días. Bautista murió en la fecha del Corpus Christi (31 de mayo de 1524), y fue enterrada en el coro de su monasterio. Treinta años después el cuerpo fue exhumado y encontrado en un estado perfecto de preservación, luego fue vuelto a enterrar para volver a ser exhumado en 1593. La carne fue reducida a polvo, pero la lengua se mantuvo bien fresca y roja.
Los inmemorables cultos de Bautista fueron aprobados por Gregorio XVI en 1843 y luego el 19 diciembre de 2005 el Papa Benedicto XVI reconoció sus virtudes heróicas.
El 19 de diciembre de 2009 S.S. Benedicto XVI autorizó la promulgación del decreto que reconoce un milagro atribuido a la intercesión de la Beata Bautista, la canonización se realizará el 17 de octubre de 2010.
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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