JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 31-35
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la muchedumbre:
"El Reino de los cielos es semejante a la semilla de mostaza que un hombre siembra en su huerto. Ciertamente es la más pequeña de todas las semillas, pero cuando crece, llega a ser más grande que las hortalizas y se convierte en un arbusto, de manera que los pájaros vienen y hacen su nido en las ramas".
Les dijo también otra parábola:
"El Reino de los cielos se parece a un poco de levadura que tomó una mujer y la mezcló con tres medidas de harina, y toda la masa acabó por fermentar".
Jesús decía a la muchedumbre todas estas cosas con parábolas, y sin parábolas nada les decía, para que se cumpliera lo que dijo el profeta: Abriré mi boca y les hablaré con parábolas; anunciaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
lun 17a. Ordinario año impar
Antífona de Entrada
Recordaremos, Señor, los dones de tu amor, en medio de tu templo. Que todos los hombres de la tierra te conozcan y alaben, porque es infinita tu justicia.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, que por medio de la muerte de tu Hijo has redimido al mundo de la esclavitud del pecado, concédenos participar ahora de una santa alegría y, después en el cielo, de la felicidad eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Este pueblo ha cometido un gravísimo pecado al hacerse un dios de oro
Lectura del libro del Exodo 32, 15-24. 30-34
En aquellos días, Moisés bajó del monte y regresó trayendo en sus manos las dos tablas de la alianza, que estaban escritas por ambos lados. Las tablas eran obra de Dios y la escritura grabada sobre ellas era también obra de Dios.
Cuando Josué oyó los gritos del pueblo, le dijo a Moisés:
"Se oyen gritos de guerra en el campamento".
Moisés le respondió:
"No son gritos de victoria ni alaridos de derrota. Lo que oigo son cantos".
Cuando Moisés se acercó al campamento y vio el becerro y las danzas, se enfureció, arrojó las tablas y las hizo añicos al pie del monte. Luego tomó el becerro que habían hecho, lo echó al fuego y lo molió hasta reducirlo a polvo, que esparció en el agua y se la hizo beber a los israelitas. Después le dijo Moisés a Aarón:
"¿Qué te ha hecho este pueblo para que lo hayas arrastrado a cometer un pecado tan grave?"
Aarón le respondió:
"No te enfurezcas, señor mío, pues tú ya sabes lo perverso que es este pueblo. Me dijeron: "Haznos un dios que nos guíe, pues no sabemos lo que le ha pasado a Moisés, ese hombre que nos sacó de Egipto".
Yo les contesté:
"Los que tengan oro, que se desprendan de él".
Ellos se quitaron el oro y me lo dieron; yo lo eché al fuego y salió ese becerro".
Al día siguiente, Moisés le dijo al pueblo:
"Han cometido ustedes un pecado gravísimo.
Voy a subir ahora a donde está el Señor, para ver si puedo obtener el perdón de ese pecado".
Así, pues, fue Moisés a donde estaba el Señor y le dijo:
"Ciertamente este pueblo ha cometido un pecado gravísimo al hacerse un dios de oro. Pero ahora, Señor, te ruego que les perdones su pecado o que me borres a mí de tu libro que has escrito".
El Señor le respondió:
"Al que haya pecado contra mí, lo borraré de mi libro. Ahora ve y conduce al pueblo al lugar que te he dicho y mi ángel irá delante de ti. Pero cuando llegue el día de mi venganza, les pediré cuentas de su pecado".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 105
Perdona, Señor, las culpas de tu pueblo.
En el Horeb hicieron un becerro, un ídolo de oro, y lo adoraron. Cambiaron al Dios, que era su gloria, por la imagen de un buey que come pasto.
Perdona, Señor, las culpas de tu pueblo.
Se olvidaron del Dios que los salvó, y que hizo portentos en Egipto; en la tierra de Cam, mil maravillas, y en las aguas del mar Rojo, sus prodigios.
Perdona, Señor, las culpas de tu pueblo.
Por eso hablaba Dios de aniquilarlos; pero Moisés, que era su elegido, se interpuso, a fin de que, en su cólera, no fuera el Señor a destruirlos.
Perdona, Señor, las culpas de tu pueblo.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Por su propia voluntad el Padre nos engendró por medio del Evangelio, para que fuéramos, en cierto modo, primicias de sus criaturas.
Aleluya.
Evangelio
El grano de mostaza se convierte en un arbusto y los pájaros hacen su nido en las ramas
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 31-35
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la muchedumbre:
"El Reino de los cielos es semejante a la semilla de mostaza que un hombre siembra en su huerto. Ciertamente es la más pequeña de todas las semillas, pero cuando crece, llega a ser más grande que las hortalizas y se convierte en un arbusto, de manera que los pájaros vienen y hacen su nido en las ramas".
Les dijo también otra parábola:
"El Reino de los cielos se parece a un poco de levadura que tomó una mujer y la mezcló con tres medidas de harina, y toda la masa acabó por fermentar".
Jesús decía a la muchedumbre todas estas cosas con parábolas, y sin parábolas nada les decía, para que se cumpliera lo que dijo el profeta: Abriré mi boca y les hablaré con parábolas; anunciaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Que el sacrificio que vamos a ofrecerte nos purifique, Señor, y nos ayude a conformar cada día más nuestra vida con los ejemplos de tu Hijo Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
Prefacio
Alabanza a Dios por la creación y redención del género humano
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Pues por medio de tu amado Hijo, eres el creador del género humano, y también el autor bondadoso de la nueva creación.
Por eso,
con razón te sirven todas las criaturas, con justicia te alaban todos los redimidos, y unánimes te bendicen tus santos. Con ellos, también nosotros, a una con los ángeles, cantamos tu gloria gozosos diciendo:
Antífona de la Comunión
Prueben y vean qué bueno es el Señor; dichoso el que se acoge a él.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Dios omnipotente y eterno, que nos has alimentado con el sacramento de tu amor, concédenos vivir siempre en tu amistad y agradecer continuamente tu misericordia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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Dia 29/07 Santa Marta (blanco)
Antífona de Entrada
Entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Oración Colecta
Oremos:
Dios todopoderoso, tu Hijo aceptó la hospitalidad de santa Marta y se albergó en su casa; concédenos, por intercesión de esta santa mujer, servir fielmente a Cristo en nuestros hermanos y ser recibidos, como premio, en tu casa del cielo.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan
4 7-16
Queridos hijos: Amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama, no conoce a Dios, porque Dios es amor. El amor que Dios nos tiene, se ha manifestado en que envió al mundo a su Hijo unigénito para que vivamos por él.
El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero y nos envió a su Hijo, como víctima de expiación por nuestros pecados.
Si Dios nos ha amado tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. A Dios nadie lo ha visto nunca; pero si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros y su amor en nosotros es perfecto.
En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado su Espíritu. Nosotros hemos visto y de ello damos testimonio, que el Padre envió a su Hijo como salvador del mundo. Quien confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, permanece en Dios y Dios en él.
Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en ese amor. Dios es amor y quien permanece en el amor, permanece en Dios y Dios en él.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 33
Bendigamos al Señor a todas horas.
Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del Señor; que se alegre su pueblo al escucharlo.
Bendigamos al Señor a todas horas.
Proclamemos qué grande es el Señor y alabemos su nombre. Cuando acudí al Señor, me hizo caso y me libró de todos mis temores.
Bendigamos al Señor a todas horas.
Vuélvanse a él y quedarán radiantes, jamás se sentirán decepcionados. El Señor siempre escucha al afligido, de su tribulación lo pone a salvo.
Bendigamos al Señor a todas horas.
A quien teme al Señor, el ángel del Señor lo salva y cuida. ¡Prueben! Verán qué bueno es el Señor; dichoso quien en él confía.
Bendigamos al Señor a todas horas.
Que amen al Señor todos sus fieles, pues nada faltará a quienes lo aman. El rico empobrece y pasa hambre; a quien busca al Señor nada le falta.
Bendigamos al Señor a todas horas.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá la luz de la vida.
Aleluya.
Evangelio
Creo que tú eres el Hijo de Dios vivo
Ý Lectura del santo Evangelio según san Juan
11, 19-27
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para consolarlas por la muerte de su hermano Lázaro. Apenas oyó Marta que Jesús llegaba, salió a su encuentro; pero María se quedó en casa. Le dijo Marta a Jesús:
"Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora estoy segura de que Dios te concederá cuanto le pidas".
Jesús le dijo:
"Tu hermano resucitará".
Marta respondió:
"Ya sé que resucitará en la resurrección del último día".
Jesús le dijo:
"Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquél que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees tú ésto?"
Ella le contestó:
"Sí, Señor. Creo firmemente que tú eres el Mesías , el Hijo de Dios vivo, el que tenía que venir al mundo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Señor, al proclamar las maravillas que has realizado en santa Marta, te rogamos que, así como aceptaste con agrado su solicitud caritativa, aceptes de igual modo el homenaje de nuestro servicio.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Acción de los santos en la Iglesia
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque con la vida de tus santos, enriqueces a tu Iglesia con formas siempre nuevas de admirable santidad, y nos das pruebas indudables de tu amor por nosotros; y también, porque su ejemplo nos impulsa y su intercesión nos ayuda a colaborar en el misterio de la salvación.
Por eso,
ahora nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y los santos diciendo:
Antífona de la Comunión
Marta dijo a Jesús: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo".
Oración después de la Comunión
Oremos:
Te rogamos, Señor, que la participación en el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo nos aparte de las cosas perecederas; concédenos que, a ejemplo de santa Marta, podamos servirte en la tierra con caridad sincera y gozar eternamente de tu vista en el cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amen
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† Meditación diaria
17ª Semana. Lunes
LA LEVADURA EN LA MASA
— Los cristianos, como la levadura en la masa, están llamados a transformar el mundo desde dentro de él.
— Ejemplaridad.
— Unión con Cristo para ser apóstoles.
I. Nos enseña el Señor en el Evangelio de la Misa1 que el Reino de Dios es semejante a la levadura que tomó una mujer y mezcló con tres medidas de harina hasta que fermentó todo. Aquellas gentes que escuchaban las palabras del Señor conocían bien y estaban familiarizadas con este fenómeno, pues lo habían visto muchas veces en los hornos familiares. Un poco de aquella levadura guardada desde el día anterior podía transformar una buena masa de harina y convertirla en una gran hogaza de pan.
En esta semejanza que nos pone el Señor hemos de considerar en primer lugar lo poco que es la levadura en relación a la masa que debe transformar. Siendo tan poca cosa, su poder es muy grande. Esto nos permite ser audaces en el apostolado, porque la fuerza del fermento cristiano no es simplemente humana: es la misma fuerza del Espíritu Santo que actúa en la Iglesia. También el Señor cuenta con nuestras poquedades y flaquezas. «¿Acaso el fermento es naturalmente mejor que la masa? No. Pero la levadura es el medio para que la masa se elabore, convirtiéndose en alimento comestible y sano.
»Pensad, aunque sea a grandes rasgos, en la acción eficaz del fermento, que sirve para confeccionar el pan, sustento base, sencillo, al alcance de todos. En tantos sitios –quizá lo habéis presenciado– la preparación de la hornada es una verdadera ceremonia, que obtiene un producto estupendo, sabroso, que entra por los ojos.
»Escogen harina buena; si pueden, de la mejor clase. Trabajan la masa en la artesa, para mezclarla con el fermento, en una larga y paciente labor. Después, un tiempo de reposo, imprescindible para que la levadura complete su misión, hinchando la pasta.
»Mientras tanto, arde el fuego del horno, animado por la leña que se consume. Y esa masa, metida al calor de la lumbre, proporciona ese pan tierno, esponjoso, de gran calidad. Un resultado imposible de alcanzar sin la intervención de la levadura –poca cantidad–, que se ha diluido, desapareciendo entre los demás elementos en una labor eficiente que pasa inadvertida»2. Sin ese poco de levadura, la masa se habría quedado en algo inútil, incomestible, inservible. Nosotros, en la vida corriente de cada día, podemos ser causa de luz o de oscuridad, de alegría o de tristeza, fuente de paz o de inquietud, peso muerto que retrase el caminar de los demás o fermento que transforma la masa. Nuestro paso por la tierra no es indiferente, acercamos a los demás a Cristo, los enriquecemos o los separamos de Él.
Nos envía el Señor para proclamar su mensaje por todas partes, para llevarle, uno a uno, a quienes no le conocen, como hicieron los primeros cristianos con sus amigos, con sus familias, con los colegas y vecinos. Para esto no necesitamos hacer cosas extrañas y sorprendentes, pues «al vernos iguales a ellos en todas las cosas, se sentirán los demás invitados a preguntarnos: ¿cómo se explica vuestra alegría?, ¿de dónde sacáis las fuerzas para vencer el egoísmo y la comodidad?, ¿quién os enseña a vivir la comprensión, la limpia convivencia y la entrega, el servicio a los demás?
»Es entonces el momento de descubrirles el secreto divino de la existencia cristiana: de hablarles de Dios, de Cristo, del Espíritu Santo, de María. El momento de procurar transmitir, a través de las pobres palabras nuestras, esa locura del amor de Dios que la gracia ha derramado en nuestros corazones»3.
¿Somos levadura en la familia, en el ambiente de trabajo o de estudio? ¿Manifestamos con nuestra alegría que Cristo vive?
II. Además, hemos de considerar que la levadura solo actúa cuando está en contacto con la masa. Y así, sin distinguirse de ella, desde dentro, la transforma: «la mujer no solo puso la levadura, sino que además la escondió entre la masa. Del mismo modo tenéis que hacer vosotros cuando estéis mezclados, identificados con la gente..., como la levadura que está escondida, pero no desaparece, sino que poco a poco va transformando toda la masa en su propia calidad»4. Solo estando en la entraña del mundo, en medio de toda profesión y oficio, podremos llevar de nuevo la creación a Dios. Y a esto hemos sido llamados por vocación divina.
Los primeros cristianos, que eran verdadero fermento en un mundo descompuesto, lograron que la fe penetrara en poco tiempo en las familias, en el senado, en la milicia y hasta en el palacio imperial: «somos de ayer y llenamos el mundo y todo lo vuestro, casas, ciudades, islas, municipios, asambleas y hasta los mismos campamentos, las tribus y las decurias, los palacios, el senado, el foro»5.
Sin excentricidades, como fieles corrientes, podemos mostrar lo que significa seguir de cerca a Cristo. Nos han de conocer como personas leales, sinceras, alegres, trabajadoras; nos hemos de comportar ejemplarmente en la vida familiar y social: cumpliendo con rectitud nuestros deberes y actuando serenamente, como hijos de Dios. Nuestra vida, con sus flaquezas, debe ser una señal que les lleve a Cristo. «Por este camino se llega a Dios», deben pensar al ver nuestra vida coherente con la fe que profesamos.
Las normas corrientes de la convivencia, por ejemplo, pueden ser, para muchos, el comienzo de un acercamiento a Dios. Con frecuencia, estas normas se quedan en algo externo y solo se practican porque hacen más fácil el trato social, por costumbre... Para los cristianos deben ser también fruto de una verdadera caridad, manifestaciones de una actitud interior de sincero interés por los demás. Han de ser el reflejo exterior de una íntima unión con Dios.
La templanza del cristiano es una de las manifestaciones más convincentes y más atractivas de la vida cristiana. Dondequiera que estemos hemos de esforzarnos en dar siempre ese ejemplo, que se desprenderá con sencillez de nuestro comportamiento; con frecuencia esa actitud ha sido para muchos el comienzo de un verdadero encuentro con Dios. Esa templanza debe notarse a la hora de la comida y de la bebida, en el modo como evitamos gastos superfluos o inútiles, a la hora del descanso y de la sana diversión... «Cristo nos ha dejado en la tierra para que seamos faros que iluminen, doctores que enseñen; para que cumplamos nuestro deber de levadura (...). Ni siquiera sería necesario exponer la doctrina si nuestra vida fuese tan radiante, ni sería necesario recurrir a las palabras si nuestras obras dieran tal testimonio. Ya no habría ningún pagano, si nos comportáramos como verdaderos cristianos»6.
En ese clima de ejemplaridad, de alegría serena, de ayudas quizá pequeñas pero frecuentes, de trabajo bien hecho, nos será más fácil llevar al Señor a quienes conviven o trabajan con nosotros. De modo especial en ese apostolado de la Confesión, tan urgente en este tiempo, que la Iglesia nos invita a llevar a cabo. «Toda solicitud y todo trabajo son poco en comparación con el interés de una sola alma. El que devuelve una oveja errante al redil se ha asegurado un abogado poderoso ante Dios»7. Muchos «abogados poderosos» debemos ganar a través de un apostolado paciente y constante.
III. Para vibrar, para ser fermento, es necesaria la unión con Cristo. No podemos perder esa fuerza interior que nos impulsa al apostolado y que nace de nuestro amor al Señor. Sin esa unión, todo el trabajo y todo el esfuerzo se convertirían en agitación estéril. Siempre ha habido quienes se imaginan –no sin presunción– que van a transformar el mundo con sus fuerzas; pero pronto, en su misma vida y en la de los demás, ven la inconsistencia de sus propósitos. Se cumplen siempre aquellas palabras del Señor: sin Mí no podéis hacer nada8.
«Si la levadura no fermenta, se pudre. Puede desaparecer reavivando la masa, pero puede también desaparecer porque se pierde, en un monumento a la ineficacia y al egoísmo»9. El cristiano «se pudre» cuando deja entrar la tibieza en su alma, que da lugar a una falta de prontitud en la entrega, un cansancio ante las cosas de Dios incluso antes de acometerlas, cuando piensa en «sus cosas», no en las de Dios. Por el contrario, cumple su misión de levadura cuando procura que su fe amorosa se manifieste en obras. El amor a Cristo es el origen de todo apostolado, lo que permite al cristiano ser levadura. De aquí la necesidad urgente de alimentar ese amor continuamente mediante una oración personal, sin anonimato, y la recepción frecuente, y sin rutina, de los sacramentos. «Es preciso que seas "hombre de Dios", hombre de vida interior, hombre de oración y de sacrificio. —Tu apostolado debe ser una superabundancia de tu vida "para adentro"»10.
Podemos medir nuestro amor a Dios por el empeño que ponemos en influir como cristianos en el trabajo, en la familia, en el ambiente.
Para ser audaces en nuestra vida ordinaria hemos de mirar a Nuestra Señora, porque «el modelo perfecto de esta espiritualidad apostólica es la Santísima Virgen María, Reina de los Apóstoles, la cual, mientras vivió en este mundo una vida igual a la de los demás, llena de preocupaciones familiares y de trabajos, estaba constantemente unida con su Hijo y cooperó de modo singularísimo a la obra del Salvador»11.
1 Mt 13, 31-35. — 2 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 257. — 3 ídem, Es Cristo que pasa, 148. — 4 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre San Mateo, 46, 2. — 5Tertuliano, Apologético, 37. — 6 San Juan Crisóstomo, Homilía 10 sobre la 1ª Epístola a Timoteo. — 7 Santo Tomás de Villanueva, Sermón del domingo «in albis», l, c, pp. 900-901. — 8 Jn 15, 5. — 9 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 258. —10 ídem, Camino n. 961. — 11 Conc Vat. II, Decr. Apostolicam actuositatem, 4.
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29 de julio
SANTA MARTA*
Memoria
— Confianza y amor al Maestro.
— La Humanidad Santísima de Jesús.
— La amistad con el Señor nos hace fácil el camino.
I. La festividad de Santa Marta nos permite entrar una vez más en el hogar de Betania, bendecido tantas veces por la presencia de Jesús. Allí, en la familia formada por aquellos hermanos, Marta, María y Lázaro, el Señor encontraba cariño, y también descanso para su cuerpo fatigado por recorridos interminables por aldeas y ciudades. Jesús buscaba refugio entre sus amigos, especialmente cuando en los últimos días tropezaba más frecuentemente con la incomprensión y el desprecio, por parte principalmente de los fariseos. Los sentimientos del Maestro hacia los hermanos de Betania vienen expresados por San Juan en su Evangelio: Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro1. ¡Eran amigos!
El Evangelio de la Misa2 nos relata la llegada de Jesús al hogar de esta familia, cuando hacía cuatro días que Lázaro había muerto. Poco tiempo antes, cuando ya Lázaro estaba muy grave, las hermanas enviaron al Maestro este recado lleno de confianza: Señor, mira, aquel a quien amas está enfermo3. Y Jesús, que se encontraba en Galilea, a varias jornadas de camino, cuando oyó que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el mismo lugar. Después, pasados estos, dijo a sus discípulos: Vamos otra vez a Judea4. Cuando llegó a Betania, Lázaro llevaba ya cuatro días sepultado.
Marta, siempre atenta y activa, probablemente antes de que Jesús llegara a la casa se enteró de que se aproximaba, y salió enseguida a recibirlo. Y a pesar de que, aparentemente, el Señor no había acudido a la llamada, su confianza y su amor no han disminuido. Señor le dice Marta, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano...5. Le reprocha con suma delicadeza no haber llegado antes. Marta esperaba la curación de su hermano cuando estaba todavía enfermo. Y Jesús, con un gesto amable, quizá con una sonrisa en los labios, la sorprende:Tu hermano resucitará6. Marta acoge estas palabras como un consuelo y piensa en la resurrección definitiva, y contesta: Ya sé que resucitará en la resurrección, en el último día7. Estas palabras provocan una portentosa declaración de Jesús acerca de su divinidad:Yo soy la Resurrección y la Vida, el que cree en Mí, aunque hubiera muerto, vivirá, y todo el que vive y cree en Mí no morirá para siempre8. Y le pregunta: ¿Crees tú esto? ¿Quién podría sustraerse a la autoridad soberana de esta declaración? ¡Yo soy la Resurrección y la Vida! ¡Yo...! ¡Yo soy la razón de ser de todo cuanto existe! Jesús es la Vida, no solo la que empieza en el más allá, sino también la vida sobrenatural que la gracia opera en el alma del hombre que todavía se encuentra en camino. Son palabras extraordinarias que nos llenan de seguridad, que nos acercan cada vez más a Cristo, y que nos llevan a hacer nuestra la respuesta de Marta: Yo he creído que Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido a este mundo9. El Señor, momentos después, resucitará a Lázaro.
Admiramos en Marta su fe, y querríamos imitarla en su amistad confiada con el Maestro. «¿Has visto con qué cariño, con qué confianza trataban sus amigos a Cristo? Con toda naturalidad le echan en cara las hermanas de Lázaro su ausencia: ¡te hemos avisado! ¡Si Tú hubieras estado aquí!...
»-Confíale despacio: enséñame a tratarte con aquel amor de amistad de Marta, de María y de Lázaro; como te trataban también los primeros Doce, aunque al principio te seguían quizá por motivos no muy sobrenaturales»10.
II. Un tiempo después, estando ya cercana la Pascua, Jesús visitó de nuevo a estos amigos: fue a Betania donde vivía Lázaro, al que Jesús resucitó de entre los muertos. Allí le prepararon una cena. Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa con Él11.
Marta servía... ¡Con qué amor agradecido lo haría! Allí, en su casa, estaba el Mesías, allí estaba Dios necesitado de sus atenciones. Y ella podía servirle. Dios se ha hecho Hombre para estar muy cerca de nuestras necesidades, para que aprendamos a amarle a través de su Humanidad Santísima, para que podamos ser sus amigos entrañables. No podemos dejar de considerar una y otra vez que el mismo Jesús de Nazareth, de Cafarnaún, de Betania, es el mismo que nos espera en el Sagrario más próximo, «necesitado» de nuestras atenciones. «Es verdad que a nuestro Sagrario le llamo siempre Betania... Hazte amigo de los amigos del Maestro: Lázaro, Marta, María. Y después ya no me preguntarás por qué llamo Betania a nuestro Sagrario»12. Allí está Él. No podemos pasar indiferentes, no debemos dejar de visitarle cada día..., y permanecer en su compañía esos minutos de acción de gracias, después de la Comunión, sin prisas, sin inquietud. Nada hay más importante.
Enseña Santo Tomás que no hubo otro modo más conveniente para redimir a los hombres que el de su Encarnación13. Y aduce estas razones: en cuanto a la fe, porque se hacía más fácil creer, ya que Dios mismo era el que hablaba; en cuanto a la esperanza, por la prueba tan grande de su voluntad salvífica que esto representaba; en cuanto a la caridad, porque nadie tiene amor más grande que aquel que da la vida por sus amigos14; en cuanto a las obras, porque el mismo Dios nos iba a servir de modelo: asumiendo nuestra carne nos mostraba la importancia de la criatura humana, con su humillación curaba nuestra soberbia...
En la Humanidad Santísima de Jesús toma forma humana el amor que Dios nos tiene, abriéndose así un plano inclinado que nos lleva suavemente a Dios Padre. Por eso, la vida cristiana consiste en querer a Cristo, en imitarle, en seguirle de cerca, atraídos por su vida. La santificación no tiene su centro en la lucha contra el pecado, no es algo negativo; está centrada en Jesucristo, objeto de nuestro amor: no se trata solo de evitar el mal, sino de amar al Maestro y de imitarle a Él, que pasó haciendo el bien...15. La vida cristiana es profundamente humana: el corazón tiene un importante lugar en la obra de nuestra santidad porque Dios se ha puesto a su alcance. Y cuando se descuida la vida de piedad, la amistad personal con el Maestro, dejando que el corazón ande desparramado en las criaturas, la fuerza de la voluntad no basta para ir hacia adelante en el camino de la santidad. Por eso, hemos de esforzarnos en verle siempre cercano a nuestra vida, y servirnos de la imaginación para representarnos a Cristo vivo: el que nació en Belén, trabajó en Nazareth, tuvo amigos durante su vida mortal a los que apreciaba de verdad y a quienes acudió muchas veces porque su compañía lo confortaba.
Aprendamos de los amigos de Jesús a tratarle con inmenso respeto, porque es Dios, y con gran confianza, por ser el Amigo de siempre, que busca continuamente nuestro trato.
III. En otra ocasión, Jesús y sus discípulos se detuvieron en casa de estos amigos de Betania, antes de llegar a Jerusalén. Las dos hermanas se dispusieron a preparar todo lo necesario para dar hospitalidad al Maestro y al grupo de los que le acompañaban. Pero María, quizá al poco tiempo de llegar Jesús, se sentó a sus pies, y escuchaba su palabra16, y Marta quedó sola en el trabajo de la casa. María se despreocupa de lo mucho que aún falta por disponer y se entrega por completo a escuchar al Maestro. «La familiaridad con que se instala a sus pies, el hábito que tiene de escucharle, el hambre de oír sus palabras, demuestran que no es este un primer encuentro, sino que hay una verdadera intimidad»17. Marta no es ciertamente indiferente a las palabras de Jesús; ella también atiende, pero está más ocupada en las tareas domésticas. Sin darse cuenta, Jesús ha pasado a un segundo plano: la absorbe aquello mismo que ha de disponer para atenderle bien. Y se inquieta al sentirse sola, con más trabajo quizá del que puede realizar. Mientras, contempla a su hermana a los pies de Jesús. Quizá un tanto desasosegada, y con gran confianza, se puso delante de Jesús, precisa San Lucas, y le dijo: Señor, ¿no te importa nada que mi hermana me deje sola en el trabajo de la casa? Dile, pues, que me ayude18. ¡Qué confianza tan grande tiene con el Maestro!: Dile que me ayude...
Jesús le responde en el mismo tono familiar, como parece indicar la misma repetición del nombre: Marta, Marta le dice, tú te preocupas y te inquietas por muchas cosas. En verdad una sola cosa es necesaria19. María, que con toda seguridad tendría que haber estado ayudando a su hermana, no ha olvidado con todo lo esencial, lo verdaderamente necesario: tener a Cristo como centro de su atención y de su vida. No alaba el Señor toda su actitud, sino lo principal: su amor.
Ni siquiera las cosas que se refieren al Señor nos deben hacer olvidar al Señor de las cosas. Nunca olvidaría Marta esta amable reconvención de Jesús. A pesar de lo indispensable que era su trabajo, mayor aún era el esmero que debía tener por no dejar a Jesús en segundo plano.
Ni siquiera en las tareas que se refieren directamente al Señor debemos olvidar nosotros que lo principal, lo necesario, es su Persona. También en nuestra vida ordinaria debemos tener presente que asuntos que parecen primordiales, como es el trabajo, tampoco se han de anteponer a la familia misma; de poco servirían otras ayudas mejoras económicas, relaciones sociales... si la misma vida familiar se fuera deteriorando por quedar en segundo plano, excepto en casos excepcionales que pueden llevar a que, por ejemplo, sea necesario que el cabeza de familia trabaje en un lugar distante de donde reside el resto de la familia (emigrantes, marinos...). Si un padre o una madre de familia gana más dinero, pero descuida el trato con los hijos, ¿de qué servirá?
Santa Marta, que goza en el Cielo para siempre de la presencia inefable de Cristo, nos alcanzará la gracia de apreciar más la amistad con el Maestro; nos enseñará a cuidar con diligencia de las cosas del Señor, sin olvidar al Señor de las cosas; ella intercederá ante Jesús para que nosotros aprendamos a no posponer tampoco la familia a esos logros buenos que queremos alcanzar en favor de la familia misma.
1 Jn 11, 5. — 2 Jn 11, 17-27. — 3 Jn 11, 3. — 4 Jn 11, 67. — 5 Jn 11, 21. — 6 Jn11, 23. — 7 Jn 11, 24. — 8 Jn 11, 25. — 9 Jn 11, 27. — 10 San Josemaría Escrivá,Forja, n. 495. — 11 Jn 12, 1-2. — 12 San Josemaría Escrivá. Camino, n. 322. — 13Cfr. Santo Tomás, Suma Teológica. 3, q. I. a. 2. — 14 Jn 15, 13. — 15 Hech 10, 38. — 16 Lc 10, 39. — 17 M. J. Indart, Jesús en su mundo, p. 36. — 18 Lc 10, 40. — 19Lc 10, 41-42.
* Santa Marta vivía en Betania, cerca de Jerusalén, con sus hermanos María y Lázaro. En la última etapa de la vida pública, Jesús se hospedó con frecuencia en su casa. Fuertes lazos de amistad unían a aquellos hermanos con Jesús.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Fuente: Archidiócesis de Madrid
Lázaro de Betania, Santo Amigo de Jesús, 29 de julio
Amigo de Jesús Martirologio Romano: Conmemoración de los santos Lázaro, hermano de santa Marta, a quien lloró el Señor al enterarse de que había muerto, y al que resucitó, y María, su hermana, la cual, mientras Marta se ocupaba inquieta y nerviosa en preparar todo lo necesario, ella, sentada a los pies del Señor, escuchaba sus palabras (s. I).
"¡Lázaro, sal fuera!", y el muerto de cuatro días que ya estaba hediondo sale del sepulcro; así, vive. |
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Fuente: santabeatriz.vidaconsagrada.net
Beatriz de Nazaret, Beata Superiora, Julio 29
Virgen Etimología: Beatriz = la que hace feliz, del latín. |
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Fuente: Enciclopedia Católica || ACI Prensa
Olaf (Olav) de Noruega, Santo Rey y Mártir, Julio 29
Mártir y Rey Martirologio Romano: En Nídaros (hoy Trondheim), ciudad de Noruega, san Olav, mártir, que siendo rey de su pueblo, lo liberó de la idolatría y propagó con gran diligencia la fe cristiana que había conocido en Inglaterra, pero finalmente, atacado por sus enemigos, murió asesinado |
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Fuente: SDB.org
José Calasanz Marqués, Beato Sacerdote y Mártir, Julio 29
Martirologio Romano: En Valencia, en España, beato José de Calasanz Marqués, presbítero de la Sociedad Salesiana y mártir, que derramó su sangre por Cristo en la persecución. |
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Fuente: Enciclopedia Católica || ACI Prensa
Urbano II, Beato CLIX Papa, 29 Julio
CLIX Papa Martirologio Romano: En Roma, en la basílica de San Pedro, beato Urbano II, papa, que defendió la libertad de la Iglesia de las intromisiones de los laicos, luchó contra los clérigos simoníacos e indignos y, en el Concilio de Clermont, exhortó a los soldados cristianos a que, con el signo de la cruz, liberasen a sus hermanos cristianos de la opresión de los infieles y recuperasen el sepulcro del Señor, que estaba su poder (1099). |
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Fuente: www.archivalencia.org
Lucio Martínez Mancebo y 7 compañeros Mártires, Julio 29
Mártires Martirogio Romano: En Calanda, población cercana a Teruel, en España, beatos Lucio Martínez Mancebo, presbítero de la Orden de Predicadores, y compañeros, mártires, que, apoyándose en la fortaleza de Cristo, dieron su vida durante la misma persecución (1936). Cuyos nombres son: Antonio López Couceiro, Felicísimo Díez González, Saturio Rey Robles, Tirso Manrique Melero, presbíteros; Gumersindo Soto Barros y Lamberto de Navascués y de Juan, religiosos, de la Orden de Predicadores; y Manuel Albert Ginés, presbítero diocesano. |
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Fuente: clairval.com
Celia y Luis Martin, Beatos Padres de familia, 29 de julio
Padres de Santa Teresita de Lisieux Martirologio Romano: En Burdeos, Francia, beatos Celia Guérin y Luis Martin, matrimonio cristiano, fallecidos respectivamente el 28 de agosto de 1877 y el 29 de julio de 1894. Luis Martin nació en Burdeos el 22 de agosto de 1823, segundo hijo de una familia de cinco hermanos. Su padre, militar de carrera, se encuentra por esa época en España; los primeros años de infancia de los hermanos Martin transcurren a merced de las guarniciones de su padre: Burdeos, Aviñón y Estrasburgo (Francia). Llegada su jubilación, en diciembre de 1830, el capitán Martin se establece en Alençon, en Normandía. Durante su actividad de militar había destacado por su piedad ejemplar. En una ocasión, al decirle el capellán de su regimiento que, entre la tropa, se extrañaban de que, durante la Misa, permaneciera tanto tiempo de rodillas después de la consagración, él respondió sin pestañear: "¡Dígales que es porque creo!". Tanto en el seno de su familia como con los Hermanos de las Escuelas Cristianas, Luis recibe una fuerte educación religiosa. Al contrario de la tradición familiar, no escoge el oficio de las armas, sino el de relojero, que casa mejor con su temperamento meditabundo y silencioso, y con su gran habilidad manual. Primeramente aprende el oficio en Rennes y, luego, en Estrasburgo. |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Lupo de Troyes, Santo Obispo, 29 de julio
Obispo Martirologio Romano: En Troyes, ciudad de la Galia Lugdunense, san Lupo, obispo, que con san Germán de Auxerre fue a Bretaña para luchar contra la herejía de los pelagianos, defendió después con la oración a su ciudad del furor de Atila y, habiendo ejercido de modo admirable el sacerdocio durante cincuenta años, descansó en paz (c. 478). San Lupo nació en Toul (Francia) hacia el año 383. Después de seis años de matrimonio con la hermana de San Hilario de Arles, ambos esposos se separaron de común acuerdo para consagrarse al servicio de Dios. Lupo vendió sus posesiones y repartió el producto entre los pobres. Después se retiró a la famosa abadía de Lérins, gobernada entonces por San Honorato. Pero algo más tarde, hacia el año 426, fue elegido obispo de Troyes. En su cargo se mostró tan humilde y mortificado como antes y siguió practicando la pobreza como si se hallase en el monasterio. Sus vestidos eran sencillísimos, dormía en un lecho de tablas, pasaba largas horas en oración y ayunaba con mucha frecuencia. Así vivió cincuenta años, cumpliendo celosamente sus deberes pastorales. |
Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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