lunes, 22 de julio de 2013

[ † ] Martes por los ángeles custodios. 23/07/2013. Santa Brígida ¡ruega por nosotros!

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 12, 46-50

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus parientes se acercaron y trataban de hablar con él. Alguien le dijo entonces a Jesús:
"Oye, allí fuera están tu madre y tus hermanos, y quieren hablar contigo".
Pero él respondió al que se lo decía:
"¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?"
Y señalando con la mano a sus discípulos, dijo:
"Estos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumple la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre". 
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

mar 16a. Ordinario año impar

Antífona de Entrada

El Señor es mi protector; él me libró de las manos de mis enemigos y me salvó, porque me ama.

Oración Colecta

Oremos:
Concédenos, Señor, que el curso de los acontecimientos del mundo se desenvuelva, según tu voluntad, en la justicia y en la paz, y que tu Iglesia pueda servirte con tranquilidad y alegría.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

Los israelitas entraron en el mar sin mojarse

Lectura del libro del Exodo 14, 21-31; 15,1

En aquellos días, Moisés extendió su mano sobre el mar y el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del este, que secó el mar, y dividió las aguas. Los israelitas entraron en el mar y no se mojaban, mientras las aguas formaban una muralla a su derecha y a su izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución y toda la caballería del faraón, sus carros y jinetes, entraron tras ellos en el mar.
Hacia el amanecer, el Señor miró desde la columna de fuego y humo al ejército de los egipcios y sembró entre ellos el pánico. Trabó las ruedas de sus carros, de suerte que no avanzaban sino pesadamente. Dijeron entonces los egipcios:
"Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en su favor contra Egipto".
Entonces el Señor le dijo a Moisés:
"Extiende tu mano sobre el mar, para que vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes".
Y extendió Moisés su mano sobre el mar, y al amanecer, las aguas volvieron a su sitio, de suerte que al huir los egipcios se encontraron con ellas, y el Señor los derribó en medio del mar. Volvieron las aguas y cubrieron los carros, a los jinetes y a todo el ejército del faraón, que se había metido en el mar para perseguir a Israel. Ni uno solo se salvó.
Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco en medio del mar. Las aguas les hacían muralla a derecha e izquierda. Aquel día salvó el Señor a Israel de las manos de Egipto. Israel vio a los egipcios muertos en la orilla del mar. Israel vio la mano fuerte del Señor sobre los egipcios, y el pueblo temió al Señor y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo. Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron un cántico al Señor.
Palabra de Dios.
Te alabamos Señor.

Salmo Responsorial

Exodo 15

Alabemos al Señor por su victoria.

Al soplo de tu ira las aguas se agolparon, el oleaje se irguió como un gran dique y el mar quedó cuajado.
Alabemos al Señor por su victoria.

El enemigo dijo: "Iré tras ellos a alcanzarlos, repartiré el botín, saciaré mi codicia, empuñaré la espada, los matará mi mano". 
Alabemos al Señor por su victoria.

Pero sopló tu aliento y el mar cayó sobre ellos; en las temibles aguas como plomo se hundieron. Extendiste tu diestra; se los tragó la tierra.
Alabemos al Señor por su victoria.

Tú llevas a tu pueblo para plantarlo en el monte que le diste en herencia, en el lugar que convertiste en tu morada, en el santuario que construyeron tus manos.
Alabemos al Señor por su victoria.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
El que me ama cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y haremos en él nuestra morada, dice el Señor. 
Aleluya.

Evangelio

Señalando a los discípulos, dijo: éstos son mi madre y mis hermanos

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 12, 46-50

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus parientes se acercaron y trataban de hablar con él. Alguien le dijo entonces a Jesús:
"Oye, allí fuera están tu madre y tus hermanos, y quieren hablar contigo".
Pero él respondió al que se lo decía:
"¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?"
Y señalando con la mano a sus discípulos, dijo:
"Estos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumple la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre". 
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Con estas ofrendas, Señor, recibe las súplicas de tus hijos, para que esta Eucaristía, celebrada con amor, nos lleve a la gloria del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

Proclamación del misterio de Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque, unidos en la caridad, celebramos la muerte de tu Hijo, con fe viva proclamamos su resurrección, y con esperanza firme anhelamos su venida gloriosa.
Por eso, 
con todos los ángeles y santos, te alabamos proclamando sin cesar:

Antífona de la Comunión

Cantaré al Señor por el bien que me ha hecho; entonaré un himno de alabanza al Dios altísimo.

Oración después de la Comunión

Oremos:
Te pedimos, Padre misericordioso, que por este sacramento con que ahora nos fortaleces, nos hagas algún día participar de la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Dia 23/07 Santa Brígida (religiosa, blanco)

Antífona de Entrada

La mujer que teme al Señor es digna de alabanzas. Sus hijos la llenarán de bendiciones y su marido de elogios.

Oración Colecta

Oremos:
Que el ejemplo de santidad de santa Brígida cuya festividad estamos celebrando, nos impulse, Señor, a renovar sinceramente nuestra vida.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

Vivo, pero ya no soy yo el que vive; es Cristo quien vive en mí

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 2, 19-20

Hermanos: Por la ley estoy muerto a la ley, a fin de vivir para Dios. Estoy crucificado con Cristo.
Vivo, pero ya no soy yo el que vive; es Cristo quien vive en mí. Pues mi vida en este mundo la vivo en la fe que tengo en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 33

Bendigamos al Señor a todas horas.

Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del Señor; que se alegre su pueblo al escucharlo.
Bendigamos al Señor a todas horas.

Proclamemos qué grande es el Señor y alabemos su nombre. Cuando acudí al Señor, me hizo caso y me libró de todos mis temores.
Bendigamos al Señor a todas horas.

Vuélvanse a él y quedarán radiantes, jamás se sentirán decepcionados. El Señor siempre escucha al afligido, de su tribulación lo pone a salvo.
Bendigamos al Señor a todas horas.

A quien teme al Señor, el ángel del Señor lo salva y cuida. ¡Prueben! Verán qué bueno es el Señor; dichoso quien en él confía. Que amen al Señor todos sus fieles, pues nada faltará a quienes lo aman. El rico empobrece y pasa hambre; a quien busca al Señor nada le falta.
Bendigamos al Señor a todas horas.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Permanezcan en mi amor, dice el Señor; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante.
Aleluya.

Evangelio

El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante

Lectura del santo Evangelio según san Juan 15, 1-8

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Al sarmiento que no da fruto en mí, él lo arranca, y al que da fruto lo poda para que dé más fruto.
Ustedes ya están purificados por las palabras que les he dicho. Permanezcan en mí y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vida ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante, porque sin mí nada pueden hacer. Al que no permanece en mí se le echa fuera, Como al sarmiento, y se seca; luego lo recogen, lo arrojan al fuego y arde.
Si permanecen en mí y mis Palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá. La gloria de mi Padre consiste en que den mucho fruto y se manifiesten así como discípulos míos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Que el sacrificio que vamos a ofrecerte en la festividad de santa Brígida nos sirva, Señor, para obtener el perdón de nuestros pecados y la salvación eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

La gloria de los santos

En verdad es justo darte gracias y deber nuestro glorificarte, Padre santo. Porque tu gloria resplandece en cada uno de los Santos, ya que, al coronar sus méritos, coronas tus propios dones. Con su vida, nos proporcionas ejemplo; ayuda, con su intercesión, y por la comunión con ellos, nos haces participar de sus bienes, para que, alentados por testigos tan insignes, lleguemos victoriosos al fin de la carrera y alcancemos con ellos la corona inmortal de la gloria, por Cristo, Señor nuestro.
Por eso,
con los ángeles y arcángeles, y con la multitud de los santos, te cantamos un himno de alabanza diciendo sin cesar:

Antífona de la Comunión

El Reino de los cielos se puede comparar a un comerciante que busca piedras preciosas y, habiendo encontrado una perla de gran valor, vende todos sus haberes y la compra.

Oración después de la Comunión

Oremos:
Por medio de este sacramento que hemos recibido en la festividad de santa Brígida danos, Señor, tu luz y tu amor, para que seamos mejores cada día y podamos ayudar a los demás.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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Meditación diaria

16ª Semana. Martes

LA NUEVA FAMILIA DE JESÚS

— Nuestra unión con Cristo es más fuerte que cualquier vínculo humano. Los lazos que se originan de seguir al Señor en un mismo camino son más estrechos que los de la sangre.

— Debemos tener el necesario desprendimiento e independencia para llevar a cabo la propia vocación.

— María, la Madre de la nueva familia de Jesús, la Iglesia, es también Madre de cada uno de nosotros.

I. El Evangelio de la Misa1 nos muestra a Jesús predicando una vez más. Se halla en una casa tan abarrotada de gente que su Madre y otros parientes no pueden llegar hasta Él, y le envían un recado. Alguien le dijo entonces: Mira que tu madre y tus hermanos están fuera intentando hablarte. Y Él, extendiendo las manos hacia sus discípulos, les dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Pues todo el que haga la voluntad de mi Padre que está en los Cielos, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre.

En otra ocasión, una mujer del pueblo, al ver las palabras llenas de vida de Jesús, exclamó en una alabanza a María: Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron. Pero el Señor dio la impresión de querer rechazar el requiebro de aquella mujer, y contestó:Bienaventurados más bien los que escuchan la palabra de Dios y la guardan2.

El Papa Juan Pablo II relaciona estas dos escenas con aquella respuesta que Jesús dio a María y a José cuando le encontraron en Jerusalén, a la edad de doce años, después de una búsqueda afanosa durante tres días. Allí les dijo Jesús, con un amor sin límites y con una claridad total: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que es necesario que Yo esté en las cosas de mi Padre?3. Desde el comienzo, Jesús estuvo dedicado a las cosas de su Padre. Anunciaba el Reino de Dios y a su paso todas las cosas alcanzaban un sentido nuevo, también el parentesco. «En esta dimensión nueva, un vínculo como el de la "fraternidad" significa también una cosa distinta de la "fraternidad según la carne", que deriva del origen común de los mismos padres. Y aun la "maternidad" (...) adquiere un significado diverso»4, más profundo y más íntimo.

Nos enseña repetidamente el Señor que por encima de cualquier vínculo y autoridad humana, incluso la familiar, está el deber de cumplir la voluntad de Dios, la propia vocación. Nos dice que seguirle de cerca, en la propia vocación, la que Él ha dado a cada hombre y a cada mujer, nos lleva a compartir su vida hasta tal punto de intimidad que constituye un vínculo más fuerte que el familiar5. Santo Tomás lo explica diciendo que «todo fiel que hace la voluntad del Padre, esto es, que le obedece, es hermano de Cristo, porque es semejante a Aquel que cumplió la voluntad del Padre. Pero, quien no solo obedece, sino que convierte a otros, engendra a Cristo en ellos, y de esta manera llega a ser como la Madre de Cristo»6. Es muy fuerte el vínculo que nace de llevar la misma sangre, pero lo es aún más el que se origina del seguir a Cristo en el mismo camino. No hay ninguna relación humana, por estrecha que sea, que se asemeje a nuestra unión con Jesús y con quienes siguen a Jesús.

II. ¿Quién es mi madre...? «¿Se aleja con esto de la que ha sido su madre según la carne? ¿Quiere tal vez dejarla en la sombra del escondimiento, que ella misma ha elegido? Si así puede parecer por el significado de aquellas palabras, se debe constatar, sin embargo, que la maternidad nueva y distinta, de la que Jesús habla a sus discípulos, concierne concretamente a María de un modo especialísimo»7. Ella es amada por Jesús de modo absolutamente singular a causa del vínculo de la sangre por el que María es su Madre según la carne. Pero Jesús la ama más, y está más estrechamente unido con Ella, por los lazos de la delicada fidelidad de la Virgen a su vocación, al perfecto cumplimiento de la voluntad del Padre. Por eso la Iglesia nos recuerda que la Santísima Virgen «acogió las palabras con las que su Hijo, exaltando el Reino por encima de las condiciones y lazos de la carne y de la sangre, proclamó bienaventurados a los que escuchan y guardan la palabra de Dios, como Ella lo hacía fielmente»8.

La propia vocación nos hace querer, humana y sobrenaturalmente, a los padres, a los hijos, a los hermanos. Dios ensancha y afina el corazón, y a la vez nos pide la necesaria independencia y desprendimiento de cualquier atadura, para llevar a cabo lo que Él quiere de cada uno: realizar la propia llamada, que es única e irrepetible, aunque alguna vez, por razones comprensibles, pueda causar dolor a quienes más queremos en la tierra. No podemos olvidar que después de la explicación de Jesús a María y a José, que llevaban tres días buscándole, ellos no comprendieron lo que les dijo9, siendo María la llena de gracia y José justo, metido plenamente en Dios. Más tarde fueron entendiendo más –María en un orden más profundo–, a medida que los acontecimientos de su Hijo se iban desarrollando. No nos tiene que sorprender, por tanto, que a veces nuestros parientes no entiendan.

¡Qué alegría pertenecer con lazos tan fuertes a esta nueva familia de Jesús! ¡Cómo hemos de querer y ayudar a quienes están fuertemente unidos a nosotros por los vínculos de la fe y de la vocación! Entonces entendemos las palabras de la Escritura: Frater qui adiuvatur a fratre quasi civitas firma10, el hermano, ayudado por su hermano, es como una ciudad amurallada. Nada puede contra la caridad y la fraternidad bien vivida. «¡Poder de la caridad! —Vuestra mutua flaqueza es también apoyo que os sostiene derechos en el cumplimiento del deber si vivís vuestra fraternidad bendita: como mutuamente se sostienen, apoyándose, los naipes»11.

III. Todo el que haga la voluntad de mi Padre que está en los Cielos, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre. Quizá la Virgen, desde el lugar en que se encontraba fuera de la casa donde enseñaba su Hijo, oyera estas palabras, o quizá alguien se las repetiría enseguida. Ella bien sabía los lazos profundos que la unían con Aquel a quien iba a ver: vínculos de la naturaleza, y otros, más profundos aún, originados por su perfecta unión con la Trinidad Beatísima. Ella sabía, cada vez de un modo más perfecto, que había sido llamada desde la eternidad para ser la Madre de esta nueva familia que se forma en torno a Jesús. Por medio de la fe correspondió a la llamada que Dios le dirigía para ser Madre de su Hijo y «en la misma fe ha descubierto y acogido la otra dimensión de la maternidad, revelada por Jesús durante su misión mesiánica. Se puede afirmar –enseña el Papa Juan Pablo II– que esta dimensión de la maternidad pertenece a María desde el comienzo, o sea desde el momento de la concepción y del nacimiento del Hijo. Desde entonces era "la que ha creído". A medida que se esclarecía ante sus ojos y ante su espíritu la misión del Hijo, ella misma como Madre se abría cada vez más a aquella "novedad" de la maternidad, que debía constituir su "papel" junto al Hijo»12.

Más tarde, en el Calvario, se descorrió por completo el velo del misterio de su maternidad espiritual sobre aquellos que a lo largo de los siglos habían de creer en Él: Ahí tienes a tu hijo13, le dijo Jesús señalando a Juan. Y en él estábamos representados todos los hombres. Esa maternidad se extiende de modo particular a todos los bautizados y a quienes están en camino hacia la fe, porque María es Madre de la Iglesia toda14, la gran familia del Señor que se prolonga a través de los tiempos.

Se da una particular correspondencia entre el momento de la Encarnación del Hijo de Dios y el nacimiento de la Iglesia en Pentecostés, y «la persona que une estos dos momentos es María:María en Nazaret y María en el cenáculo de Jerusalén. En ambos casos su presencia discreta, pero esencial, indica el camino del "nacimiento del Espíritu". Así la que está presente en el misterio de Cristo como Madre, se hace –por voluntad del Hijo y por obra del Espíritu Santo– presente en el misterio de la Iglesia»15. La presencia de María en la Iglesia es una presencia materna, y lo mismo que en una familia la relación de maternidad y de filiación es única e irrepetible, así nuestra relación con la Madre del Cielo es única y diferente para cada cristiano. Y lo mismo que Juan la acogió en su casa, cada cristiano ha de «entrar en el radio de acción de aquella "caridad materna"»16.

A cada uno nos quiere como si fuera su único hijo, y se desvela por nuestra santidad y por nuestra salvación como si no tuviera otros hijos en la tierra. Muchas veces hemos de llamarla ¡Madre! Y ahora, al terminar este rato de oración, le decimos en la intimidad de nuestra alma: ¡Madre mía!, no me dejes. ¡Tú bien sabes cuánta necesidad tengo de Ti! ¡Ayúdame a estar siempre cerca de tu Hijo!

1 Mt 12, 46-50. — 2 Lc 11, 27-28. — 3 Lc 2, 49. — 4 Juan Pablo II, Enc. Redemptoris Mater, 25-llI-1987, 20. — 5 Cfr. Sagrada Biblia, Santos Evangelios, EUNSA, Pamplona 1983, nota a Mc 4, 31-35. — 6 Santo Tomás. Comentario sobre el Evangelio de San Mateo, 12, 49-50. — 7 Juan Pablo II, loc. cit. — 8 Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 58. — 9 Lc 2, 50 — 10 Prov 18, 19. — 11 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 462. — 12 Juan Pablo II, loc. cit. — 13 Jn 19, 26. — 14 Cfr. C. Pozo, María en la obra de la salvación, BAC, Madrid 1974, pp. 61-62.— 15 Juan Pablo II, o. c., 24. — 16Ibídem, 45.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

Santa Brigida
Viuda
Fundadora
Año 1373

Dios quiera enviar a su Iglesia muchas Brígidas,
que con sus oraciones y sus buenos ejemplos y palabras
logren enfervorizar por Cristo a muchas personas más.


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Santa Brigida de Suecia; Las 20 Divinas Promesas dadas por …

 

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 08:57

CORONILLA DE LOS 7 DOLORES DE MARIA SANTISIMA

 


Santa Brígida Las promesas de Jesús al que reze estas …

 

SANTA BRIGIDA Libro Revelaciones

 

 

PROFECÍAS Y REVELACIONES DE SANTA BRIGIDA

 

SANTA BRIGIDA - Profecias


LAS 15 ORACIONES DE SANTA BRÍGIDA

 

Revelaciones - Santa Brígida

 

Cristo murió por mí. ¿Y yo, qué haré por Él?

Brígida significa: Fuerte y brillante.

Esta santa mujer tuvo la dicha de nacer en una familia que tenía como herencia de sus antepasados una gran religiosidad. Sus abuelos y bisabuelos fueron en peregrinación hasta Jerusalén y sus padres se confesaban y comulgaban todos los viernes, y como eran de la familia de los gobernantes de Suecia, y tenían muchas posesiones, empleaban sus riquezas en construir iglesias y conventos y en ayudar a cuanto pobre encontraban. Su padre era gobernador de la principal provincia de Suecia.

Brígida nació en Upsala (Suecia), en 1303.

De niña su mayor gusto era oír a la mamá leer las vidas de los Santos.

Cuando apenas tenía seis años ya tuvo su primera revelación. Se le apareció la Sma. Virgen a invitarla a llevar una vida santa, totalmente del agrado de Dios. En adelante las apariciones celestiales serán frecuentísimas en su vida, hasta tal punto que ella llegó a creer que se trataba de alucinaciones o falsas imaginaciones. Pero consultó con el sacerdote más sabio y famoso de Suecia, y él, después de estudiar detenidamente su caso, le dijo que podía seguir creyendo en esto, pues eran mensajes celestiales.

Cuando tenía 13 años asistió a un sermón de cuaresma, predicado por un famoso misionero. Y este santo sacerdote habló tan emocionantemente acerca de la Pasión y Muerte de Jesucristo, que Brígida quedó totalmente entusiasmada por nuestro Redentor. En adelante su devoción preferida será la de Jesucristo Crucificado.

Un día rezando con todo fervor delante de un crucifijo muy chorreante de sangre, le dijo a Nuestro Señor: - ¿Quién te puso así? - y oyó que Cristo le decía: "Los que desprecian mi amor". "Los que no le dan importancia al amor que yo les he tenido". Desde ese día se propuso hacer que todos los que trataran con ella amaran más a Jesucristo.

Su padre la casó con Ulf, hijo de otro gobernante. Tuvieron un matrimonio feliz que duró 28 años. Sus hijos fueron 8, cuatro varones y cuatro mujeres. Una de sus hijas fue Santa Catalina de Suecia. Un hijo fue religioso. Otros dos se portaron muy bien, y Carlos fue un pícaro que la hizo sufrir toda la vida. Sólo a la hora en que él se iba a morir logró la santa con sus oraciones que él se arrepintiera y pidiera perdón de sus pecados a Dios. Dos de sus hijas se hicieron religiosas, y otra fue "la oveja negra de la familia", que con sus aventuras nada santas martirizó a la buena mamá.

Fue pues una familia como muchas otras: con gente muy buena y gente que hace sufrir.

Brígida era la dama principal de las que colaboraban con el rey y la reina de Suecia. Pero en el palacio se dio cuenta de que se gastaba mucho dinero en lujos y comilonas y se explotaba al pueblo. Quiso llamar la atención a los reyes, pero estos no le hicieron caso. Entonces pidió permiso y se fue con su esposo en peregrinación a Santiago de Compostela en España. En el viaje enfermó Ulf gravemente. Brígida oró por él y en un sueño se le apareció San Diosnisio a decirle que se le concedía la curación, con tal de que se dedicara a una vida santa. El marido curó y entró de religioso cisterciense y unos años después murió santamente en el convento.

En una visión oyó que Jesús Crucificado le decía: "Yo en la vida sufrí pobreza, y tú tienes demasiados lujos y comodidades". Desde ese día Brígida dejó todos sus vestidos elegantes y empezó a vestir como la gente pobre. Ya nunca más durmió en camas muy cómodas, sino siempre sobre duras tablas. Y fue repartiendo todos los bienes entre los pobres de manera que ella llegó a ser también muy pobre.

Con su hija Santa Catalina de Suecia se fue a Roma y en esa ciudad permaneció 14 años, dedicada a la oración, a visitar y ayudar enfermos, a visitar como peregrina orante muchos santuarios, y a dictar sus revelaciones que están contenidas en ocho tomos (Sufrió muy fuertes tentaciones de orgullo y sensualidad). Desde Roma escribió a muchas autoridades civiles y eclesiásticas y al mismo Sumo Pontífice (que en ese tiempo vivía en Avignon, Francia) corrigiendo muchos errores y repartiendo consejos sumamente provechosos. Sus avisos sirvieron enormemente para mejorar las costumbres y disminuir los vicios.

Por inspiración del cielo fundó la Comunidad de San Salvador. El principal convento estaba en la capital de Suecia y tenía 60 monjas. Ese convento se convirtió en el centro literario más importante de su nación en esos tiempos. Con el tiempo llegó a tener 70 conventos de monjas en toda Europa.

Se fue a visitar los santos lugares donde vivió, predicó y murió Nuestro Señor Jesucristo, y allá recibió continuas revelaciones acerca de cómo fue la vida de Jesús. Las escribió en uno de los tomos de sus revelaciones, y son muy interesantes. En Tierra Santa parecía vivir en éxtasis todos los días.

Al volver de Jerusalén se sintió muy débil y el 23 de juilio de 1373, a la edad de 70 años murió en Roma con gran fama de santidad. A los 18 años de haber muerto, fue declarada santa por el Sumo Pontífice. Sus revelaciones eran tan estimadas en su tiempo, que los sacerdotes las leían a los fieles en las misas.

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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Ezequiel, Santo Profeta, 23 de juliio  

Ezequiel, Santo

Profeta del A.T.

Martirologio Romano: Conmemoración de san Ezequiel, profeta, hijo del sacerdote Buzi, que elegido durante la visión de la gloria de Dios que tuvo en su exilio en el país de los caldeos, y puesto como atalaya para vigilar a la casa de Israel, censuró por su infidelidad al pueblo elegido y previó que la ciudad santa de Jerusalén sería destruida y su pueblo deportado. Estando en medio de los cautivos, alentó a éstos a tener esperanza y les profetizó que sus huesos áridos resucitarían y tendrían nueva vida.

 

Cuando vive, ya se ha terminado el imperio asirio con la caída de Nínive; ahora los poderosos son los caldeos, con Nabucodonosor.

Es una época dificultosa para el pueblo de Israel. En Jerusalén reina Joaquín, hijo del piadoso rey Josías que murió en la batalla de Megiddo (609 a. C.). En un primer momento, Joaquín intenta halagar al coloso babilónico, pero termina uniéndose en coalición con pequeñas potencias contra Nabucodonosor. Jeremías ya dio la voz de alerta, sugiriendo la sumisión, pero el orgullo de los elegidos la hizo imposible. En 598 los babilonios ponen cerco a Jerusalén y capitula Judá. Su precio es la deportación de gran parte de la población, entre ellos el rey Jeconías, hijo de Joaquín que murió durante el asedio. Con los deportados va también el joven Ezequiel que será el profeta del exilio.

Dos etapas enmarcan su acción profética.

La primera es antes de la destrucción de Jerusalén por los caldeos (598 a. C.). Aquí el hombre de Dios se encuentra con un pueblo ranciamente orgulloso y lleno de falso optimismo, fruto de la presunción. "¿Cómo va Dios a abandonarnos? ¡Están las Promesas! Es imposible una catástrofe total". Así razonaban ante los requerimientos del profeta. Es verdad que siglo y medio antes había permitido Dios la desaparición de Samaría, el Reino del Norte; pero Jerusalén es otra cosa; Yahwéh habita en ella. Pensaban que pasaría como en tiempos de Senaquerib, un siglo antes, cuando tuvo que abandonar el asedio por una intervención milagrosa; ahora Dios repetiría el prodigio. Ezequiel no piensa como ellos. Afirma y predica que Jerusalén será destruída con el Templo. Dice a todos que ha llegado la hora del castigo divino para el pueblo israelita pecador; sólo queda aceptar con compunción y humildad los designios punitivos de Yahwéh. A esta altura el profeta tiene una misión ingrata porque es un agorero de males futuros y próximos. Para la gente sencilla y las autoridades pasa por ser considerado como un judío despreciable que no tiene categoría para comprender los altos designios del Pueblo; es un derrotista ciego de pesimismo.

La segunda fase de su profecía se desarrolla una vez consumada la catástrofe. Ahora ha de levantar los ánimos oprimidos; debe dar esperanzas luminosas sobre un porvenir mejor. Creían sus compatriotas deportados que Dios se había excedido en el castigo, o que les había hecho cargar con los pecados de los antepasados. "¡Nuestros padres comieron las agraces y nosotros sufrimos la dentera!", es el grito unánime de protesta. Ezequiel se preocupará de hacerles ver que Dios ha sido justo y que el castigo no tiene otra finalidad que la de purificarlos antes de pasar a una nueva etapa gloriosa nacional.

Y esto lo hace Ezequiel empleando un estilo que no tiene nada que ver con el de los profetas preexílicos Amós, Oseas, Isaías y Jeremías; no goza de su sencillez y frescor. Ezequiel pertenece a la clase sacerdotal, está cabalgando entre dos épocas y se aproxima a la literatura apocalíptica del judaísmo tardío. Frecuentemente su mensaje viene expresado con el simbolismo de las visiones y también con el simbolismo de su propia existencia. Es conocidísima la visión "de los cuatro vivientes" (c. 1) en la que, toda la creación simbolizada en el hombre, el toro, el león y el águila, son el trono del Creador que viene triunfante y esplendoroso a visitar a los exiliados de Mesopotamia. Y el expresivo contenido de la visión del "campo lleno de huesos" (c. 37) que reviven por el poder de Yahwéh, cubriéndose de nervios y carne, cobrando vida nuevamente. O la otra del "Templo que mana un torrente de aguas" (c. 47) para regar y hacer feracísima la nueva tierra con plenitud edénica. En todas ellas está vivo el mensaje de restauración nacional; volverá del exilio un pueblo purificado y vendrá con certeza una teocracia mesiánica.

Fue la vida profética de Ezequiel un período de veinte años (593-573) de amplia actividad para salvar las esperanzas mesiánicas de sus compañeros de infortunio, al derrumbarse la monarquía israelita.

Quizá hoy en la Iglesia convenga también un nuevo tipo religioso que, surgido en horas de aturdimiento y desaliento general, sea instrumento de Dios para salvar la crisis de conciencia que trae el desmoronamiento de los principios. Bien puede estar el secreto en copiar la fidelidad de Ezequiel.

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Apolinar de Rávena, Santo Obispo y Mártir, 23 de julio  

Apolinar de Rávena, Santo

Obispo y Mártir

Martirologio Romano: En Classe, cerca de la ciudad de Rávena, en la vía Flaminia, conmemoración de san Apolinar, obispo, cuya memoria litúrgica se celebra el veinte de julio (c. s. II).

San Apolinar, obispo, que al mismo tiempo que propagaba entre los gentiles las insondables riquezas de Cristo, iba delante de sus ovejas como buen pastor, y es tradición que honró con su ilustre martirio a la iglesia de Classe, cerca de Rávena, en la vía Flaminia, pasando al banquete eterno el día veintitrés de julio (c. s. II)
Etimológicamente:

 

SAN APOLINAR DE RÁVENA nació probablemente en Antioquía, en la actual Turquía, en la época de mayor auge del Imperio Romano, apenas después de la muerte de Jesús.

Según la tradición, San Apolinar fue uno de los principales discípulos del Apóstol San Pedro. Cuando San Pedro se trasladó a Roma para fundar ahí la Iglesia, San Apolinar lo habría acompañado hasta la capital del Imperio.

Durante el reinado del emperador Claudio, San Apolinar recibió la comisión de viajar al norte de Italia como embajador de la fe para empezar a evangelizar y a ganar adeptos para el cristianismo.

San Apolinar se convirtió así en el primer obispo de Rávena, cargo que ejerció durante veinte años. Se le ha atribuido el poder de curar a los enfermos en el nombre de Cristo, y de haber realizado otros milagros.

La relativa tranquilidad de su labor apostólica cambió con el ascenso al trono imperial de Vespasiano, en 69, quien cuenta con el dudoso honor de haber organizado las primeras persecuciones con lujo de crueldad contra los cristianos.

Por su cargo y sus actividades en Rávena, San Apolinar fue perseguido inmediatamente. Algunas fuentes cuentan que fue capaz de escapar hacia Dalmacia, donde habría predicado el Evangelio y habría puesto fin milagrosamente a una hambruna.

Sin embargo, al final San Apolinar fue apresado, torturado y martirizado.

Sobre su tumba, en Rávena, se edificó siglos más tarde la célebre Basílica de San Apollinare in Classe, de tres naves, consagrada en 549. Más tarde, en el siglo nueve, fue construida también ahí la iglesia de San Apollinare Nuovo.

SAN APOLINAR DE RÁVENA nos ofrece un ejemplo de la cruenta vida que tuvieron que padecer los santos fundadores del cristianismo.

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Fuente: Vatican.va
Basilio Hopko, Beato Obispo y Mártir, 23 de julio  

Basilio Hopko, Beato

Obispo y Mártir

Martirologio Romano: En la ciudad de Presov, de Eslovaquia, beato Basilio Hopko, obispo auxiliar de esta eparquía y mártir, que en tiempo de un régimen contrario a Cristo y a la Iglesia, mientras servía a los fieles de rito bizantino fue encarcelado, debiendo sufrir malos tratos y una cruel enfermedad hasta la muerte, alcanzando así la palma de la victoria (1976)

 

Nació el 21 de abril de 1904 en Hrabské, pequeña localidad de la provincia de Bardejov (Eslovaquia). Sus padres eran campesinos pobres. Tuvo una infancia difícil: en 1905 su padre murió, a los veintiocho años. A causa de la pobreza, su madre se trasladó a Estados Unidos para trabajar. Basilio quedó encomendado primero a su abuelo y, desde los siete años, a uno de sus tíos maternos, sacerdote greco-católico.

En 1923 entró en el seminario de Presov. Realizó sus estudios teológicos en la Academia teológica greco-católica de esa ciudad. Antes de concluir los estudios, su madre le mandó dinero para que se fuera con ella a Estados Unidos, esperando que se ordenara sacerdote en la eparquía greco-católica de Pittsburgh, pero Basilio enfermó y tuvo que ser operado en Kosice. Para pagar a los médicos empleó el dinero que le había enviado su madre. "Todo ello sucedió por voluntad de Dios, pues el Señor quería que yo me quedara en mi patria", comentó posteriormente.

Recibió la ordenación sacerdotal el 3 de febrero de 1929 en Presov. Su primer ministerio lo realizó como administrador en la parroquia de Pakostov, preocupándose principalmente de los jóvenes, los obreros, los desempleados y los huérfanos. Fundó el Círculo de estudiantes greco-católicos y la Unión de la juventud greco-católica.

Luego, el obispo lo nombró primer párroco de una nueva parroquia en Praga. Allí se reunió de nuevo con su madre, que volvió de Estados Unidos después de veintidós años. Desde el 1 de septiembre de 1936 hasta el 31 de agosto de 1941 desempeñó el oficio de director espiritual en el seminario mayor de Presov. En abril de 1940 obtuvo el doctorado en teología. Desde el 1 de septiembre de 1941 fue secretario del obispo.

Realizó un ejemplar magisterio como profesor de teología pastoral y teología moral en la Facultad de teología de Presov desde 1943. Además, escribió numerosos artículos y varios libros. Fue el primer redactor de la revista Blahovistnik ("Mensajero del Evangelio") y en los años 1946-1949 contribuyó a la publicación de una serie de libros de espiritualidad.

Nombrado obispo auxiliar de Presov, recibió la ordenación episcopal el 11 de mayo de 1947 en la catedral.

Después de la segunda guerra mundial, Checoslovaquia quedó bajo el dominio del partido comunista, que preparó la eliminación violenta de la Iglesia greco-católica. En abril de 1950 el Estado la declaró ilegal. Monseñor Basilio fue arrestado el 18 de octubre de 1950. Fue sometido a crueles interrogatorios: no le permitían dormir; debía caminar continuamente, le daban poca comida..., a fin de debilitar su entereza. Querían que firmara una confesión de acusaciones inventadas contra él.

El 24 de octubre de 1951, después de más de un año de ese tipo de interrogatorios, fue condenado por el Tribunal del Estado a quince años de cárcel, una multa de veinte mil coronas checoslovacas, la pérdida de los derechos civiles durante diez años y la confiscación de todos los bienes. Así se inició el vía crucis del siervo de Dios por cárceles comunistas de Bratislava, Ilava, Leopoldov, Praga, Mírov y Valdice.

El 12 de mayo de 1964, en Valdice, por su mala salud y por buena conducta, lo dejaron en libertad condicional. Las autoridades comunistas no querían que se quedara en la zona oriental de Eslovaquia; por eso, lo obligaron a vivir durante cuatro años en una casa para sacerdotes ancianos en Osek (Bohemia septentrional), donde permaneció vigilado continuamente por la policía secreta.

Su estado de salud a consecuencia de las tribulaciones sufridas en las cárceles comunistas durante trece años, seis meses y veinticuatro días (hambre, frío, enfermedades...) era muy precario. Además de diversas enfermedades físicas, sufría depresiones psíquicas causadas por las torturas y los malos tratos. Tras su autopsia, se descubrió que sus verdugos lo habían envenenado progresivamente suministrándole pequeñas dosis de arsénico.

Cuando la Iglesia greco-católica, el 13 de junio de 1968, fue rehabilitada, recibiendo el permiso de reanudar su actividad, monseñor Basilio volvió a desempeñar la función de obispo auxiliar, a pesar de su mala salud.

Murió el 23 de julio de 1976 en Presov. Su proceso de beatificación fue incoado el año 1986 en la metropolía de Pittsburgh (Estados Unidos), y en 1989 pasó a la eparquía de Presov.

Fue beatificado el 14 de septiembre de 2003 por S.S. Juan Pablo II, en Bratislava, República de Eslovaquia.

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Fuente: Vatican.va
Margarita María López de Maturana, Beata Fundadora, 23 de julio  

Margarita María López de Maturana, Beata

Fundadora del Instituto
de Mercedarias Misioneras

Nació en Bilbao (España) el 25 de julio de 1884. Fue bautizada con el nombre de Pilar. Mantuvo toda la vida una relación afectiva y espiritual muy intensa con su hermana gemela Leonor.

Siendo adolescente, su madre, intentando alejarla de una amistad prematura con un joven marino, decidió llevarla al colegio internado de las religiosas Mercedarias en Bérriz. Allí sintió la llamada de Dios a una consagración total como religiosa misionera.

A los 19 años, el 10 de agosto de 1903 ingresó en la Congregación, tomando el nombre de Margarita María. Pocos días antes su hermana Leonor había ingresado en el noviciado de las Carmelitas de la Caridad, de Vitoria (murió misionera en Argentina, y su causa de beatificación está incoada).

Desde el primer momento se entregó a Dios con una fidelidad total en su vida de monja de clausura.

En 1906 comenzó a trabajar en el colegio, donde estuvo más de veinte años. Son dos las principales características que la distinguen: su afición a la oración y su caridad exquisita. En ellas su vocación mercedaria, de redención de cautivos, se fue ampliando y actualizando.

Es en esa vida de oración constante, fiel, en su intimidad con el Señor, donde su caridad, su vocación mercedaria de redención de cautivos se fue ampliando y alcanzando nuevos y más amplios horizontes. Fue ahondando en el deseo de hacer llegar al mundo entero la dicha que ella gozaba en la comunicación con Dios y el amor a Jesucristo que sentía crecer más y más en su interior. El 5 de mayo de 1912 escribía: "Yo no deseo más que darle a conocer a los que me ha encomendado, que es el mundo entero".

Desde entonces sus ansias de llegar a abarcar el mundo entero se fueron dilatando, primero en la oración y luego en su trabajo con las alumnas del colegio anexo al monasterio. Compartió sus inquietudes con la comendadora del monasterio, María Nieves Urízar y entusiasmó con ellas a la comunidad entera.

En el año 1913 comenta que le gusta pedir por los misioneros. Poco a poco, por diversas circunstancias, fue conociendo a algunos y mantuvo con ellos una comunicación frecuente. Estas cartas, cargadas con abundantes experiencias misioneras, fueron sembrando en su tierra, bien abonada, una semilla que fructificó en realidades insospechadas en aquel entonces convento de clausura.

Eran los años del despertar misionero en España. En el colegio inició, en el año 1920, una asociación "Juventud Mercedaria Misionera de Bérriz" y a través de ella formó en el espíritu misionero a varias generaciones de jóvenes que, como religiosas o como esposas, supieron vivir el ideal misionero allí donde Dios las iba llamando.

Todo este movimiento misional no podía quedar encerrado en el interior de un monasterio de clausura. La respuesta a los signos de los tiempos pedía algo más. El Espíritu inspiraba con fuerza y las monjas, impulsadas por él, abrieron las rejas del convento y se dispersaron en el lejano Oriente. China, las islas de Oceanía (Saipán y Ponapé) y Japón, supieron de su audacia misionera. Eran fundaciones vinculadas a la casa madre y en las que el fuego misionero iba creciendo más y más, con el contacto, preocupación y ayuda a aquellas primeras misioneras.

Margarita María, elegida comendadora del convento, acompañó personalmente, en 1928, a la tercera expedición, para ver de cerca las misiones y hacerse cargo de las exigencias apostólicas de la nueva vida misionera, con la mirada puesta en transformar el convento en instituto misionero. Tal transformación tuvo lugar en 1930, por petición de las 94 monjas, petición sellada con un sí unánime en votación secreta, como lo pedía Roma.

Este fue el gran anhelo de Margarita María: la formación del instituto de Mercedarias Misioneras de Bérriz, que pudiera llevar la buena nueva de la Redención y liberación hasta el fin del mundo, viviendo el cuarto voto redentor de permanecer en la misión cuando hubiere peligro de perder la vida. Y a este instituto dejó en herencia una rica espiritualidad, que alcanzó su cumbre en los últimos años de su vida, en una experiencia contemplativa y gozosa de Cristo redentor.

"El conocimiento de Jesucristo me absorbe y llena de gozo. Todo parece que contribuye, de un tiempo a esta parte, a esclarecer el misterio de la redención con todas sus derivaciones para mi alma y la Iglesia. Y es un gozo nuevo, cumplido, profundo, que me hace sentirme como radicada en una verdad profunda que da estabilidad a todo mi ser... Todo tiende alegremente a afirmarse en Dios Padre amorosísimo, que por su voluntad libérrima nos envía a su Hijo a redimirnos y a hacernos, por él, hijos suyos adoptivos..." (diciembre de 1933).

Murió el 23 de julio de 1934, dos días antes de cumplir 50 años. El 16 de marzo de 1987, Su Santidad el Papa Juan Pablo II firmó la declaración de sus virtudes heroicas y la proclamó venerable.

Fue beatificada el 22 de octubre de 2006.

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Fuente: Franciscanos.org
Cristino Gondek, Beato Sacerdote y Mártir, 23 de julio  

Cristino Gondek, Beato

Sacerdote y Mártir

Martirologio Romano: En Dachau, cerca de la ciudad de Munich, de Baviera, en Alemania, beato Cristino Gondek, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores y mártir, quien desterrado de Polonia, su patria, entonces oprimida por un régimen hostil a la dignidad humana y a la religión, por su fe cristiana fue trasladado a un campo de concentración, donde, sometido a toda clase de tormentos, alcanzó la gloriosa corona de los mártires (1942).

 

Durante la II Guerra Mundial, en Polonia fueron numerosas las víctimas de la encarnizada persecución nazi contra la Iglesia. También otros muchísimos ciudadanos fueron perseguidos y asesinados en aquellas terribles circunstancias. Pero los 108 beatificados por el Papa fueron todos ellos asesinados por odio a la fe cristiana en diversas circunstancias o lugares, o murieron como consecuencia de los sufrimientos infligidos por el mismo motivo en las cárceles y campos de concentración. La mayoría de los sacerdotes murieron por no dejar de ejercer su ministerio, a pesar de las amenazas; muchos de estos mártires perdieron la vida por defender a judíos; las religiosas, por su parte, en su servicio amoroso y silencioso, aceptaron con espíritu de fe los sufrimientos y la muerte. Todos fueron en sentido estricto testigos de la fe de Cristo.

Beato Cristino Gondek (1909-1942). Sacerdote profeso, que ingresó en la Orden en 1928. Fue vicario del convento de Wloclaweck. Lo arrestaron el 26 de agosto de 1940, y lo llevaron sucesivamente a los campos de Szczyglin, Sachsenhausen y Dachau, donde murió el 23 de julio de 1942, totalmente agotado por las condiciones inhumanas del campo. Se preparó muy conscientemente para la muerte que veía llegar.

Fue beatificado el 13 de junio de 1999.

Para ver más sobre los 108 mártires de Polonia durante la Segunda Guerra Mundial haz "click"
AQUI

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Pedro Ruiz de los Paños y Ángel, Beato Presbítero, Mártir y Fundador, 23 de julio  

Pedro Ruiz de los Paños y Ángel, Beato

Sacerdote, Mártir y
Fundador del Instituto de Discípulas de Jesús

Martirologio Romano: En la ciudad de Toledo, España, beatos mártires Pedro Ruiz de los Paños y José Sala Picó, presbíteros de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos, asesinados durante la persecución a la fe en tierras españolas (1936).

 

Pedro Ruiz de los Paños y Ángel, "Don Pedro", nació en Mora (Toledo- España), el 18 de Septiembre de 1881. Se ordenó sacerdote el 9 de Abril de 1905. Perteneció a la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos, de la que fue Director General desde 1933. Fue martirizado por ser Sacerdote durante la guerra civil española el 23 de Julio de 1936, en el "paseo del tránsito" de la ciudad de Toledo.

Vivió totalmente para su sacerdocio. El ideal sacerdotal estaba tan arraigado en su vida que absorbía su existencia y la irradiaba por todos los medios. Las Discípulas de Jesús son la expresión última y fruto maduro de su espíritu sacerdotal.

Aunque fue asesinado antes de realizar la fundación, Don Pedro tenía la seguridad total de que se llevaría a efecto, aunque no fuera él quien la realizara. Y así fue...

Antes de ser martirizado Don Pedro, había preparado diferentes documentos sobre el Instituto Discípulas de Jesús y su Carisma, entre ellos las Constituciones. Al terminar la guerra los Operarios Diocesanos celebran un Capitulo General en 1936. Acuerdan, entre otras cosas, intentar realizar la fundación planeada por Don Pedro. Don José María Jiménez, un sacerdote de la Hermandad de Operarios, queda como responsable.

Es así como comienza la fundación en la ciudad de Valladolid con la aprobación y apoyo del Arzobispo Don Antonio García. Esta se ve concretada, luego de varios años, con la profesión de votos de las primeras Discípulas de Jesús el día 21 de Diciembre de 1942.

El papa Juan Pablo II, lo beatificó el 1 de octubre de 1995 junto a otros ocho sacerdotes de la Sociedad de Sacerdotes Operarios Diocesanos, todos rectores y maestros en Seminarios.

La lista la encabeza el padre
Pedro Ruiz de los Paños y la completan: José Sala Pico, Guillermo Plaza Hernández, Recaredo Centelles Abad, Antonio Perulles Estivill, Martín Martínez Pascual, José Pascual Carda Saporta, Isidro Bover Oliver, José Peris Polo; éste es un primer grupo de nueve beatificado, sobre un total de treinta sacerdotes de la Hermandad, absurdamente asesinados.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Juan Casiano, Santo Sacerdote, 23 de julio  

Juan Casiano, Santo

Presbítero

Martirologio Romano: En Marsella, ciudad de la Provenza, en la Galia, san Juan Casiano, presbítero, que fundó un monasterio para varones y otro para mujeres, y, como fruto de su larga experiencia en la vida monástica, escribió para los monjes dos obras: Instituciones Cenobíticas y Conferencias de los Padres (c. 435).

Etimológicamente: Juan = Dios es misericordioso, es de origen hebreo.

 

El patriarca de la vida monástica, a quien se llama simplemente Casiano, nació hacia el año 360, probablemente en Dobruja, ciudad de Rumania. No es imposible que haya luchado contra los godos en la batalla de Andrinópolis. Alrededor del año 380, partió con un amigo suyo llamado Germán, a visitar los Santos Lugares. Ambos se hicieron monjes en Belén. Pero en aquella época, el centro de la vida contemplativa era Egipto. Así pues, los dos amigos se trasladaron allá y visitaron uno a uno en la soledad a los famosos santos varones "que estaban llamados a desempeñar una alta misión en el mundo: no sólo la de orar por él, sino la de edificar e instruir a las generaciones futuras" (Ullathorne). Durante algún tiempo, Casiano y Germán llevaron vida eremítica bajo la dirección de Arquebio. Después, Casiano se trasladó al desierto de Esquela para hablar con los anacoretas que habitaban en cuevas excavadas en la ardiente roca y para vivir en los "cenobios" o monasterios de los monjes. No sabemos por qué razón, Casiano emigró a Constantinopla hacia el año 400. Ahí fue discípulo de San Juan Crisóstomo, quien le confirió el diaconado. Cuando se depuso al gran santo, contra todas las leyes canónicas y contra toda justicia, Casiano fue uno de los legados enviados a Roma para defender la causa del arzobispo ante el Papa San Inocencio I. Tal vez en Roma recibió la ordenación sacerdotal, pero no volvemos a saber nada de él hasta que le encontramos en Marsella, varios años después.

Ahí fundó Casiano dos monasterios: uno para monjes, en el sitio en que había sido sepultado el mártir San Víctor, y otro para religiosas. Casiano y sus monasterios habían de irradiar en el sur de la Galia el espíritu y el ideal ascético de Egipto. Para guía e instrucción de sus discípulos, Casiano compuso sus "Conferencias" o "Colaciones" y las "Reglas de la vida monástica." Ambas obras estaban destinadas a ejercer una influencia inmensamente mayor de lo que su autor pudo sospechar. En efecto, San Benito las recomendó, junto con las "Vitae Patrum" y la Regla de San Basilio, como la mejor lectura que sus monjes podían hacer después de la Biblia. También es sensible la influencia de Casiano en la Regla de San Benito y en su espiritualidad, de suerte que puede decirse que Casiano influenció a la cristiandad entera a través de San Benito. En los cuatro primeros libros de las "Reglas de la vida monástica" describe la forma de vida que deben llevar los monjes; el resto de la obra está consagrado a las virtudes que deben tratar de adquirir y a los pecados mortales en los que más peligro tienen dé caer. Casiano dice en el prefacio de dicha obra: "No voy a describir milagros y prodigios ni a contar anécdotas. Porque, aunque mis mayores me contaron muchas cosas increíbles y aunque me ha sido dado presenciar algunas con mis propios ojos, el repetirlas produce simplemente asombro en el lector, pero no contribuye a instruirle en el camino de la perfección." Tal sobriedad es característica de Casiano.

Es curioso que el Martirologio Romano no mencione a Casiano. Sin duda que Baronio no quiso incluirle en él, porque en su época se le consideraba como el iniciador y el principal exponente de las enseñanzas que ahora se conocen con el nombre de semipelagianismo. Casiano expuso su teoría en su tratado "Acerca de la Reprobación y de la Gracia", en el curso de una controversia acerca de San Agustín; basándose en dicho tratado, se puede tachar a Casiano de "anti-agustinista", pero no de semipelagiano. El santo pasó todo el resto de su vida en Marsella, donde murió hacia el año 433.
Los bizantinos celebran su fiesta el 29 de febrero.

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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando el santoral de este día, 23 de julio  

Otros Santos y Beatos

San Severo, mártir
En Bizia (hoy Wiza), en Tracia, san Severo, mártir en tiempo de los emperadores Diocleciano y Maximiano, que, según cuenta la tradición, convirtió al centurión san Memnón y fue martirizado después de él (c. 304).

San Valeriano, monje y obispo
En Cimiez, también en la Provenza, san Valeriano, obispo, que, sacado del monasterio de Lérins para ser elevado al episcopado, puso por escrito ejemplos de la vida de varios santos para edificación de los monjes y del pueblo en general (c. 460).

Beata Juana, virgen
En Orvieto, ciudad de la Toscana, beata Juana, virgen, terciaria dominica, ilustre por su caridad y su paciencia (1306).

Beatos Nicéforo de Jesús y de María (Vicente) Díez Tejerina, presbítero, y cinco compañeros, religiosos mártires
En la localidad de Manzanares, en Castilla La Nueva, en España, beatos Nicéforo de Jesús y de María (Vicente) Díez Tejerina, presbítero, y cinco compañeros, miembros todos de la Congregación de la Pasión, que en tiempo de persecución fueron fusilados por mantenerse fieles a su vocación religiosa, mereciendo por ello la corona de los mártires (1936). Cuyos nombres son: beatos José de los Sagrados Corazones Estalayo García, Epifanio de San Miguel Sierra Conde, Abilio de la Cruz Ramos y Ramos, Zacarías del Santísimo Sacramento Fernández Crespo, Fulgencio del Corazón de María Sánchez, religiosos.

Beatos Germán de Jesús y de María (Manuel) Pérez Giménez, presbítero, y ocho compañeros, religiosos mártires
En Carabanchel Bajo, en la provincia de Madrid, durante la persecución anticatólica en España, beatos mártires Germán de Jesús y de María (Manuel) Pérez Giménez, presbítero, y ocho compañeros, religiosos de la misma Congregación de la Pasión, que al morir por Cristo se convirtieron en vencedores (1936). Cuyos nombres son: beatos Felipe del Sagrado Corazón de María Valcabado Granado, presbítero; Maurilio del Niño Jesús Macho Rodríguez, José de Jesús y María Osés Sáinz, Julio del Sagrado Corazón Mediavilla Concejero, José María de Jesús Muriente Ruiz Martínez, Laurino de Jesús Crucificado Proaño Cuesta, Anacario de la Inmaculada Benito Nozal, Felipe de San Miguel Ruiz Fraile, religiosos.

Beato José Sala Picó, presbítero y mártir
En la ciudad de Toledo, igualmente en España, beatos mártires Pedro Ruiz de los Paños y José Sala Picó, presbíteros de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos, asesinados durante la misma persecución (1936).

 

 

Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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