miércoles, 2 de mayo de 2012

---> Lecturas Jueves 03 de Mayo de 2012. Santos Felipe y Santiago ¡rueguen por nosotros!

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Juan (14, 6-14)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a Tomás:

"Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre si no es por mí. Si ustedes me conocen a mí, conocen también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto".

Le dijo Felipe:

"Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta".

Jesús le replicó:

"Felipe, tanto tiempo hace que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Entonces por qué dices: 'Muéstranos al Padre'? ¿O no crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les digo, no las digo por mi propia cuenta. Es el Padre, que permanece en mí, quien hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Si no me dan fe a mí,créanlo por las obras.

Yo les aseguro: el que crea en mí, hará las obras que hago yo y las hará aún mayores, porque yo me voy al Padre; y cualquier cosa que pidan en mi nombre, yo la haré para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Yo haré cualquier cosa que me pidan en mi nombre".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te quiero, pero no te quiero ver todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesar pecados graves al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

Exaltación de la Santa Cruz

Fiesta

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos

Antífona de Entrada

Estos santos varones han sido escogidos por Dios en su infinito amor y han recibido de él la gloria eterna. Aleluya.

Se dice Gloria.

Oración Colecta

Oremos:

Señor, tú que llenas de alegría a tu Iglesia con la festividad de los santos apóstoles Felipe y Santiago, concédenos, por su intercesión, vivir, como ellos, unidos a tu Hijo para que podamos llegar a contemplarte eternamente.

Por nuestro Señor Jesucristo…

Amén.

 

Primera Lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios (15, 1-8)

Hermanos:

Les recuerdo el Evangelio que yo les prediqué y que ustedes recibieron y en el cual están firmes. Este Evangelio los salvará, si lo cumplen tal y como yo lo prediqué. De otro modo, habrán creído en vano. Les transmití, ante todo, lo que yo mismo recibí:

que Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según estaba escrito; que se le apareció a Pedro y luego a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos reunidos, la mayoría de los cuales vive aún y otros ya murieron. Más tarde se le apareció a Santiago y luego a todos los apóstoles.

Finalmente, se me apareció también a mí, que soy como un aborto.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

 

Salmo Responsorial Salmo 18

El mensaje del Señor llega a toda la tierra.

Los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día comunica su mensaje al otro día y una noche se lo trasmite a la otra noche.

El mensaje del Señor llega a toda la tierra.

Sin que los cielos pronuncien una palabra, sin que resuene su voz, a toda la tierra llega su sonido y su mensaje hasta el fin del mundo.

El mensaje del Señor llega a toda la tierra.

 

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.

Yo soy el camino, la verdad y la vida, dice el Señor. Felipe, el que me ve a mí, ve también al Padre.

Aleluya.

 

Evangelio

† Lectura del santo Evangelio según san Juan (14, 6-14)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a Tomás:

"Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre si no es por mí. Si ustedes me conocen a mí, conocen también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto".

Le dijo Felipe:

"Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta".

Jesús le replicó:

"Felipe, tanto tiempo hace que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Entonces por qué dices: 'Muéstranos al Padre'? ¿O no crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les digo, no las digo por mi propia cuenta. Es el Padre, que permanece en mí, quien hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Si no me dan fe a mí,créanlo por las obras.

Yo les aseguro: el que crea en mí, hará las obras que hago yo y las hará aún mayores, porque yo me voy al Padre; y cualquier cosa que pidan en mi nombre, yo la haré para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Yo haré cualquier cosa que me pidan en mi nombre".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración de los Fieles

Celebrante:

A Dios que ha enriquecido a su Iglesia con la vida, predicación y fidelidad de los apóstoles, oremos con confianza y pidámosle por todo el mundo. Digamos:

Danos tu luz y tu verdad.

Por la Iglesia, edificada sobre el fundamento de los apóstoles: para que viva con integridad la fe que de ellos recibió y la transmita mediante la predicación fiel al Evangelio de Jesucristo.

Oremos al Señor.

Danos tu luz y tu verdad.

Por nuestro Obispo y por los que colaboran con él en la marcha de nuestra diócesis: para que den un impulso renovado a la tarea evangelizadora de nuestra Iglesia.

Oremos al Señor.

Danos tu luz y tu verdad.

Por los que gobiernan nuestra nación y todos los pueblos del Tercer Milenio: para que trabajen con entrega y honestidad por la justicia y la paz.

Oremos al Señor.

Danos tu luz y tu verdad.

Por los cristianos que son perseguidos: para que, confortados por el ejemplo de los Santos Felipe y Santiago, vivan con firmeza su fe y la anuncien con ilusión,

valentía y generosidad.

Oremos al Señor.

Danos tu luz y tu verdad.

Por los que ven declinar sus fuerzas y se preparan para dejar este mundo: para que, purificados por la misericordia de Dios, gocen de la plenitud de su gloria.

Oremos al Señor.

Danos tu luz y tu verdad.

Por nosotros y por todos los que nos alimentamos con el Cuerpo y la Sangre de Cristo: para que estemos atentos a su voz que nos habla en cada acontecimiento y vivamos en íntima comunión con Él y con nuestros hermanos.

Oremos al Señor.

Danos tu luz y tu verdad.

 

Celebrante:

Dios y Padre nuestro, mira con bondad a tu pueblo que se alegra al celebrar la fiesta de los apóstoles Felipe y Santiago, bendícenos generosamente, para que imitando su entrega podamos ser testigos del Evangelio

hasta los confines de la tierra.

Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén.

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, los dones que te presentamos en esta festividad de tus santos Apóstoles Felipe y Santiago y concédenos celebrar esta Eucaristía, con sinceridad y pureza.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

Prefacio de los Apóstoles l

Los apóstoles, pastores del

pueblo de Dios

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón.

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso, Pastor eterno.

Porque no abandonas a tu rebaño, sino que lo cuidas continuamente por medio de los santos Apóstoles, para que sea gobernado por aquellos mismos pastores que le diste como vicarios de tu Hijo.

Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo...

 

Antífona de la Comunión

Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Felipe, el que me ha visto a mí, ha visto también a mi Padre. Aleluya.

Oración después de la Comunión

Oremos:

Que esta sagrada comunión purifique, Señor, nuestros corazones a fin de que podamos, como Felipe y Santiago, conocerte y amarte en tu Hijo y obtengamos así la vida eterna.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

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Meditación diaria

 

Pascua. 4ª semana. Jueves

APRENDER A DISCULPAR

— Las personas pueden cambiar. No hacer juicios inamovibles sobre las personas, basados en su actuación externa.

— Disculpar y olvidar. Recomponer lazos rotos de amistad.

— A pesar de nuestros titubeos y flaquezas, podemos ser buenos instrumentos del Señor si somos humildes.

I. La Primera lectura de la Misa nos narra un incidente entre los colaboradores que acompañan a San Pablo en la evangelización.

Pablo y sus compañeros navegaron desde Pafos hasta llegar a Perge de Panfilia; pero Juan se separó de ellos y volvió a Jerusalén1. Los demás siguieron su viaje apostólico y llegaron hasta Antioquía de Pisidia. Juan, también llamado Marcos, era primo de Bernabé, el apóstol inseparable de Pablo, y una de las columnas en las que se apoyaba la extensión de la fe entre los gentiles. Marcos, desde muy joven, había vivido la intensa actividad de los primeros cristianos de Jerusalén en torno a la Virgen y a los Apóstoles, a los que había conocido en su intimidad: la madre de Marcos fue de las primeras que ayudaron a Jesús y a los Doce. Parece razonable que Bernabé se fijase en su primo Juan Marcos, para iniciarle en las tareas de propagación del Evangelio en su compañía y bajo su dirección y la de San Pablo2.

A Marcos le falló el ánimo y se volvió a su casa, abandonando a sus compañeros. No se sintió con fuerzas y se volvió atrás. Este hecho debió de pesar bastante en los demás que siguieron adelante. Pero al preparar el segundo gran viaje apostólico para visitar a los hermanos que habían recibido la fe, Bernabé quería llevar consigo también a Juan, llamado Marcos; Pablo, en cambio, consideraba que no debía llevar al que se había apartado de ellos en Panfilia y no les había acompañado en la tarea3.

San Pablo no estaba dispuesto a llevar consigo al que ya les había fallado una vez. Entonces, se produjo una discrepancia tal entre ambos que se separaron uno del otro. Bernabé tomó consigo a Marcos y embarcó para Chipre, mientras Pablo eligió a Silas y partió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor4. La discusión y la disparidad de criterios debió de ser grande para llegar a causar esa separación. "Pablo más severo y Bernabé más benigno –comenta San Jerónimo–, cada uno mantiene su punto de vista. Y, sin embargo, la discusión manifiesta un tanto la fragilidad humana"5.

A pesar de todo, San Pablo, un hombre de corazón inmenso, sacrificado hasta el extremo por sus hermanos y ferviente apóstol, no mantiene un juicio inamovible sobre Marcos. Por el contrario, años más tarde encontramos a este como colaborador íntimo del Apóstol6, al que sirve de profundo consuelo7: Os saluda Aristarco, mi compañero de prisión, y Marcos -primo de Bernabé-, acerca del cual ya recibisteis instrucciones: acogedle si va a veros, y Jesús, el llamado Justo (...), que me sirven de consuelo8. Más tarde San Pablo pide a Timoteo que vaya con Marcos, pues este le es muy útil para el ministerio9. En pocos años, Marcos ha pasado a ser un amigo y un colaborador eficaz, que sirve de apoyo al Apóstol en momentos difíciles. Quizá un día Pablo pensó que Marcos no servía; ahora le quiere cerca. Las personas pueden cambiar, y, cuando tenemos que juzgar su actuación externa -las intenciones solo Dios las conoce-, nunca debemos hacer juicios fijos e inamovibles sobre ellas. El Señor nos quiere como somos, también con nuestros defectos cuando luchamos por superarlos, y, para cambiarnos, cuenta con la gracia y con el tiempo. Ante los defectos de quienes nos rodean -a veces evidentes, innegables- no debe faltar nunca la caridad que mueve a la comprensión y a la ayuda. "¿No podríamos desde ahora mirar ya a los demás de manera que sus defectos no nos descorazonasen? Llegará un momento en que las heridas serán olvidadas (...). A lo mejor muchas cosas que nos han entristecido en este día o en estos últimos tiempos van a ser olvidadas. Tenemos defectos, ¡pero podemos querernos! Porque somos hermanos, porque Cristo nos quiere de verdad... como somos"10. Esta es la razón fundamental: Cristo no quiere nuestros defectos, pero nos quiere a nosotros, aunque tenemos muchos. Que no nos distancien los defectos de aquellos con quienes convivimos, con quienes cada día nos encontramos en la oficina, en la Universidad..., en cualquier lugar de trabajo.

II. San Pablo nos da ejemplo de saber olvidar, de saber recomponer lazos rotos, de capacidad de amistad. Por su parte, San Marcos es para nosotros un magnífico ejemplo de humildad y de esperanza. Aquel suceso que motivó la separación de Pablo y de Bernabé, en el que él fue la causa de la discusión, le debió de causar al Evangelista una honda impresión y un gran dolor. Tuvo que sentir en lo más hondo de su alma el verse rechazado por Pablo, con su gran prestigio bien ganado de evangelizador incansable, de sabiduría, de santidad. Sin embargo, él también supo olvidar, y cuando se le necesita allí está él, sirviendo de consuelo a Pablo y siéndole muy útil para el ministerio.

San Marcos supo olvidar y disculpar porque tenía un alma grande, por eso fue luego un extraordinario instrumento de la gracia. "¡Qué alma más estrecha la de los que guardan celosamente su "lista de agravios"!... Con esos desgraciados es imposible convivir.

"La verdadera caridad, así como no lleva cuenta de los "constantes y necesarios" servicios que presta, tampoco anota, "omnia suffert" –soporta todo–, los desplantes que padece"11.

Si no somos humildes tenderemos a fabricar nuestra lista de pequeños agravios que, aunque sean pequeños, nos robarán la paz con Dios, perderemos muchas energías y nos incapacitaremos para los grandes proyectos que cada día tiene el Señor preparados para quienes permanecen unidos a Él. La persona humilde tiene el corazón puesto en Dios, y así se llena de gozo y se hace de alguna manera menos vulnerable; no le importa tanto lo que habrán dicho, o lo que habrán querido decir; olvida enseguida y no le da demasiadas vueltas a las humillaciones que experimenta todo hombre y toda mujer de una forma u otra en los sucesos de la vida corriente.

Esa sencillez, esa humildad, el no enredarse en "puntos de honra" que levanta la soberbia, el dejar a un lado los posibles agravios dan a la persona una gran capacidad para recomenzar de nuevo después de una cobardía o de una derrota. A San Marcos, después de la cobardía o el cansancio en el primer viaje, le vemos enseguida de nuevo en la tarea con Bernabé, dispuesto a ser fiel sin condiciones.

El que es humilde se siente con facilidad hermano de los demás; por eso busca cada día la comunicación con quienes se relaciona, y recompone la amistad si por cualquier motivo se hubiese roto o enfriado, y está dispuesto siempre a prestar una ayuda fraterna y también a ser ayudado. Así se construyen cada día las relaciones necesarias de toda convivencia. "Los que están cercanos se sostienen recíprocamente, y gracias a ellos surge el edificio de la caridad (...). Si yo, pues, no hago el esfuerzo de soportar tu carácter, y si tú no te preocupas de soportarme con el mío, ¿cómo podrá levantarse entre nosotros el edificio de la caridad si el amor mutuo no nos une en la paciencia? En un edificio, ya lo hemos dicho, cada piedra sostiene y es sostenida"12.

III. Además de sus tareas apostólicas en la extensión y consolidación de las nuevas conversiones, San Marcos fue colaborador muy cercano de San Pedro, de San Pablo y de Bernabé; y, según la tradición más firme, intérprete de San Pedro en Roma, probablemente traduciendo al griego y al latín la predicación y las enseñanzas orales del Príncipe de los Apóstoles. Y, sobre todo, fue un instrumento muy dócil al Espíritu Santo, dejándonos la joya impagable del segundo de los Evangelios.

Para nosotros es un gran motivo de consuelo y de esperanza contemplar la figura de este Evangelista: desde sus pasos primerizos hasta llegar a ser un instrumento valiosísimo en la primitiva Iglesia, y para siempre. A pesar de nuestras flaquezas, de las posibles faltas y titubeos de nuestros años pasados, podemos confiar como él en poder prestar con abnegación un servicio útil a la Iglesia, con el auxilio de la gracia. A pesar de todo, podemos también nosotros llegar a ser instrumentos eficaces.

¡Cómo ayudaría a San Pablo, ya anciano, preso en Roma! ¡Cuánta solicitud! Ambos habían hecho vida suya lo que el Apóstol de las gentes había escrito a los cristianos de Corinto: ... La caridad es paciente, la caridad es benigna...13. La caridad lo supera todo.

La caridad puede más que los defectos de las personas, que la diversidad de caracteres, que todo aquello que se pueda interponer en el trato con los demás. La caridad vence todas las resistencias. ¡Qué distinto hubiera sido todo si San Pablo se hubiera quedado con el prejuicio de que con Marcos no se podía hacer nada porque en una ocasión tuvo miedo o cansancio, o unos momentos de desánimo... y se volvió a su casa a Jerusalén! ¡Qué distinto también si Marcos se hubiera quedado con el corazón herido, guardando agravios, porque el Apóstol no quiso que le acompañase en el segundo viaje!

Pidámosle hoy nosotros a la Virgen, Nuestra Madre, que nunca guardemos pequeñas o grandes ofensas, que causarían un enorme daño en nuestro corazón, en nuestro amor al Señor y en la caridad con el prójimo. Aprendamos de San Marcos a recomenzar, una o mil veces, si por cualquier motivo tenemos un mal momento de desfallecimiento o de cobardía.

1 Hech 13, 13. — 2 Cfr. Santos Evangelios, EUNSA, Pamplona 1983, Introd. al Evangelio según San Marcos. — 3 Hech 15, 37-38. — 4 Hech 15, 39-40. — 5 San Jerónimo, Diálogo contra los pelagianos, II, 17. — 6 Cfr. Fil 24. — 7 Cfr. Col 4, 10 ss. — 8 Cfr. Col 4, 10-11. — 9 Cfr. 2 Tim 4, 11. — 10 A. Mª Gª Dorronsoro, Dios y la gente, Rialp, 2ª ed., Madrid 1974, p. 150. — 11 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 738. — 12 San Gregorio Magno, Homilías sobre el profeta Ezequiel. — 13 Cfr. 1 Cor 13, 1 ss.

 

 

3 de mayo

SAN FELIPE Y SANTIAGO, APóSTOLES*

Fiesta

— La llamada de estos Apóstoles.

— Jesús estuvo siempre cerca de sus discípulos, y está ahora junto a nosotros.

— Difundir el mismo mensaje que predicaron los Apóstoles. Contar siempre con los medios sobrenaturales en todo apostolado.

I. Entre aquellos galileos que tuvieron la inmensa dicha de ser elegidos por Jesús para formar parte de sus más íntimos se encuentran Felipe, hijo de Alfeo, y Santiago el Menor.

Santiago nació en Caná de Galilea, cerca de Nazareth, y era pariente del Señor. No nos narra el Evangelio el momento en que Jesús le llamó. La Sagrada Escritura pone de relieve que Santiago ocupaba un puesto preeminente en la Iglesia de Jerusalén1.

Santiago tuvo el privilegio de que el Señor se le apareciera a él personalmente, como leemos en la Primera lectura de la Misa2.

Felipe era natural de Betsaida, la patria de Pedro y de Andrés3; se trataba de una pequeña ciudad próxima al lago de Genesaret. Muy probablemente Felipe era ya amigo de estos dos hermanos. Un día, en la ribera del Jordán, Felipe encontró a Jesús que, en compañía de sus primeros discípulos, se encaminaba hacia Galilea. El Maestro le dijo: Sígueme4. Era el término que Jesús utilizaba para llamar a sus discípulos, de modo parecido al que los rabinos empleaban con sus seguidores. Felipe le siguió enseguida. Y pronto dio a conocer a Cristo, que acaba de convertirse en el centro de su vida, a sus amigos. Encontró Felipe a Natanael y le dijo: Hemos encontrado a aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los Profetas: Jesús de Nazareth, el hijo de José5. Y ante las dudas que manifiesta Natanael, Felipe le da el mayor argumento: Ven y verás. Y fue hasta Cristo y se quedó con Él para siempre.

Jesús nunca defrauda. El apostolado consistirá siempre en poner delante del Señor a nuestros parientes, amigos y conocidos, despejar el camino, quitar los obstáculos para que vean a Jesús, que nos llamó a nosotros y que sabe penetrar en el alma de quienes se le acercan, como ocurrió con Natanael, quien llegaría a ser también uno de los Doce, a pesar de la aparente incredulidad primera y de la falta de disposiciones para aceptar el mensaje de su amigo: ¿Acaso de Nazareth puede salir algo bueno?, había contestado ante la invitación de Felipe. Cuántas veces hemos dicho también nosotros a los que hemos querido acercar a Dios: ¡Ven y verás! Y ninguno que se acercó a Jesús quedó defraudado.

Hoy, Felipe y Santiago son nuestros intercesores ante Jesús. Les encomendamos especialmente el apostolado que estamos llevando a cabo con nuestros amigos y parientes.

II. En el Evangelio de la Misa6 leemos cómo Jesús enseña a sus discípulos, durante la Última Cena, que en el Cielo tienen un lugar preparado para ellos, para que estén por toda la eternidad con Él y que ya conocen el camino... La conversación se prolonga con preguntas de los discípulos y respuestas del Maestro. Es entonces cuando interviene Felipe, con una petición que a todos podría parecer insólita: Señor, muéstranos al Padre y esto nos basta. Y Jesús, con un reproche cariñoso, le contesta: Felipe, ¿tanto tiempo como llevo con vosotros y no me has conocido? El que me ha visto a Mí ha visto al Padre; ¿cómo dices tú: Muéstranos al Padre? ¡Cuántas veces, quizá, tendría que hacernos Jesús el mismo reproche que a Felipe! ¡Tantas veces como he estado junto a ti y no te has dado cuenta! Y nos podría enumerar el Señor una ocasión y otra, circunstancias difíciles en las que quizá nos encontramos solos y no estuvimos serenos porque nos faltó el sentido de nuestra filiación divina, la cercanía de Dios. ¡Cuánto bien nos hace hoy la respuesta de Jesús a este Apóstol!, porque en él estamos representados también nosotros.

Jesús revela al Padre; la Humanidad Santísima de Cristo es el camino para conocer y tratar a Dios Padre, a Dios Hijo y a Dios Espíritu Santo. Es la contemplación de Jesús el camino ordinario para llegar a la Trinidad Beatísima. En Cristo tenemos la suprema revelación de Dios a los hombres. "Él, con su presencia y manifestación, con sus palabras y obras, signos y milagros, sobre todo con su Muerte y gloriosa Resurrección, con el envío del Espíritu de la verdad, lleva a plenitud toda la Revelación y la confirma con testimonio divino, a saber, que Dios está con nosotros para librarnos de las tinieblas del pecado y la muerte, y para hacernos resucitar a una vida eterna"7. Él llena por completo nuestra vida. "Él es suficiente para ti –afirma San Agustín–; fuera de Él, ninguna cosa lo es. Bien lo sabía Felipe cuando le decía: Señor, muéstranos al Padre y nos basta"8. ¿Vivimos nosotros con esta convicción?

III. Leemos en la Primera lectura de la Misa de estos dos Apóstoles las palabras de San Pablo a los primeros cristianos de Corinto: Porque lo primero que yo os transmití, tal como lo había recibido, fue esto: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se apareció a Cefas...9. Pablo recibió de los Apóstoles un mensaje divino que a su vez él transmite. Fue herencia también de Felipe y de Santiago, que dieron su vida en testimonio de esta verdad. Ellos, como el Apóstol de las gentes, saben bien cuál debe ser el núcleo de su predicación: Jesucristo, Camino hacia el Padre. Es la Buena Nueva que se transmite de generación en generación: el día al día le pasa el mensaje, la noche a la noche se lo susurra10, leemos en el Salmo responsorial. Nosotros no tenemos cosas nuevas que dar a conocer. Es la misma Buena Nueva: que Cristo murió por nuestros pecados..., que resucitó...; que vive a nuestro lado..., que nos ama como nunca nadie será capaz de hacerlo..., que nos ha destinado a una eternidad felicísima junto a Él..., a quien veremos cara a cara.

Este es nuestro apostolado: proclamar a todos los vientos y de todas las formas posibles la misma doctrina que predicaban los Apóstoles: que Cristo vive y que solo Él puede calmar las ansias de la inteligencia y del corazón humano, que solo junto a Cristo se puede ser feliz, que Él revela al Padre... Los Apóstoles, como nosotros, encontraron dificultades y obstáculos en la extensión del reino de Cristo; y si hubieran esperado ocasiones oportunas, no nos habría llegado probablemente ese mensaje que da sentido a nuestra existencia. Es posible que ante la falta de medios y ante la resistencia de la gentes, los Apóstoles, y especialmente Felipe, recordaran aquel día en que se encontraron con el gran compromiso de dar de comer a una multitud, sin tener alimentos ni modo de adquirirlos11. Jesús vio a aquella gran muchedumbre que venía hacia Él y dijo a Felipe: ¿Dónde compraremos pan para que coman estos? Y Felipe hizo cálculos y contestó al Maestro: Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno coma un poco. Ha hecho las cuentas, y los medios que poseen están muy lejos de cubrir las necesidades.

Jesús se siente conmovido y se llena de misericordia una vez más ante aquella multitud tan necesitada de comprensión y de alivio. Pero, además, quiere que sus discípulos no olviden que Él siempre estará a su lado. Yo estaré con vosotros siempre12, les dirá al final de su vida aquí en la tierra. Felipe, ¿tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me habéis conocido? Dios es el sumando indispensable con el que hemos de contar para que salgan las cuentas. En nuestro apostolado personal con amigos, parientes, conocidos, clientes..., hemos de contar con los doscientos denarios, los medios humanos, siempre insuficientes, y no debemos olvidar que Jesús está siempre presente con su poder y su misericordia. Ahora también está a nuestro lado. Cuanto mayores sean la necesidad en el apostolado y las dificultades personales, mayor ayuda nos prestará Jesús. No dejemos de acudir a Él.

La Virgen, nuestra Madre, por su poderosa intercesión ante Dios, nos facilita siempre el camino.

1 Gal 1, 18-19; Hech 12, 17; Hech 21, 15-18; Gal 2, 9. — 2 2 Cor 15, 7. — 3 Jn 1, 44. — 4 Jn 1, 43. — 5 Jn 1, 45. — 6 Jn 14, 6-14. — 7 Conc. Vat. II. Const. Dei Verbum, 4. — 8 San Agustín, Sermón 334, 4. — 9 1 Cor 15, 3-5. — 10 Salmo responsorial. Sal 18, 3. — 11 Cfr. Jn 6, 4 ss. — 12 Cfr. Mt 28, 20.

* Felipe era de Betsaida, como Pedro y Andrés. Fue primero discípulo del Bautista, y siguió después a Jesús, que le llamó para formar parte del grupo de los Doce. Fue este Apóstol el que anunció a Natanael que había encontrado al Mesías, Por San Juan sabemos que estuvo presente en las bodas de Caná donde Jesús realizó su primer milagro. Del relato de la multiplicación de los panes se puede desprender que Felipe era quien se encargaba de los víveres: es él quien con prontitud calcula el dinero necesario -unos 200 denarios- para paliar el hambre de la gente allí reunida. Interviene, junto a Andrés, en el episodio de los peregrinos griegos, gentiles piadosos, que deseaban ver a Jesús. Es también Felipe quien pide al Señor, en el Cenáculo, que le muestre al Padre. Es considerado por la tradición como evangelizador de Frigia (Asia Menor), donde sufrió martirio, siendo crucificado.

Santiago, pariente del Señor, es llamado el Menor, para distinguirlo del hermano de Juan. Fue el primer Obispo de Jerusalén y desarrolló una intensa actividad evangelizadora entre los judíos de esta ciudad. La tradición lo presenta como un hombre austero, exigente consigo mismo y lleno de bondad con los demás. Fue columna de la Iglesia primitiva, junto a Pedro y a Juan. Murió mártir en Jerusalén hacia el año 62. Es autor de una de las Epístolas Católicas.

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Santoral             (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Santa Cruz 
La Invención o hallazgo de la Santa Cruz
Año 326

Una canción religiosa dice: "Venid oh cristianos - la cruz veneremos - la cruz recordemos - de Cristo Jesús…
Tengamos siempre en nuestras casas la Santa Cruz. Un crucifijo que nos recuerde lo mucho que Jesús sufrió por salvarnos. Y ojalá besemos de vez en cuando sus manos y sus pies. Así lo hacían siempre los santos.
No nos acostemos jamás ni nos levantemos ningún día sin hacer la señal de la cruz, bien hecha, despacio, desde la frente hasta el pecho y del hombro izquierdo hasta el derecho, y pronunciando los tres Santísimos nombres del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Esto trae bendición y muchos favores celestiales, y aleja al demonio y libra de muchos males y peligros.

Oracion:

Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen

Historia:
Con este signo vencerás:
Cuenta el historiador Eusebio de Cesarea que el general Constantino, hijo de Santa Elena, era pagano pero respetaba a los cristianos. Y que teniendo que presentar una terrible batalla contra el perseguidor Majencio, jefe de Roma, el año 311, la noche anterior a la batalla tuvo un sueño en el cual vio una cruz luminosa en los aires y oyó una voz que le decía: "Con este signo vencerás", y que al empezar la batalla mandó colocar la cruz en varias banderas de los batallones y que exclamó: "Confío en Cristo en quien cree mi madre Elena". Y la victoria fue total, y Constantino llegó a ser Emperador y decretó la libertad para los cristianos, que por tres siglos venían siendo muy perseguidos por los gobernantes paganos.
Escritores sumamente antiguos como Rufino, Zozemeno, San Cristótomo y San Ambrosio, cuentan que Santa Elena, la madre del emperador, pidió permiso a su hijo Constantino para ir a buscar en Jerusalén la cruz en la cual murió Nuestro Señor. Y que después de muchas y muy profundas excavaciones encontró tres cruces. Y como no sabían cómo distinguir la cruz de Jesús de las otras dos, llevaron una mujer agonizante. Al tocarla con la primera cruz, la enferma se agravó, al tocarla con la segunda, quedó igual de enferma de lo que estaba antes. Pero al tocarla con la tercera cruz, la enferma recuperó instantáneamente la salud. Y entonces Santa Elena, y el obispo de Jerusalén, Macario, y miles de devotos llevaron la cruz en piadosa procesión por las calles de Jerusalén. Y que por el camino se encontraron con una mujer viuda que llevaba a su hijo muerto a enterrar y que acercaron la Santa Cruz al muerto y éste resucitó.
Por muchos siglos se ha celebrado en Jerusalén y en muchísimos sitios del mundo entero, la fiesta de la Invención o hallazgo de la Santa Cruz el día 3 de Mayo.

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Ventura de Spello, Santo Confesor, Mayo 3  

Ventura de Spello, Santo

Confesor
Mayo 3

 

Etimológicamente significa "augurio". Viene de la lengua latina.

Cuando se vuelven a abrir las heridas del pasado, ¿te atreverías a perdonar incluso a aquellos que ya no están en esta tierra?

¿Amas sólo a aquellos que te aman? Esto lo puede hacer cualquiera sin necesidad del Evangelio. Rezar por aquellos que te hacen daño no es cualquier cosa.

Fue un confesor del siglo XIV. Es un nombre bastante raro en el calendario, y procede de la Edad Media.

Significa "suerte" y se ponía para desearla al recién nacido. Es más frecuente el nombre compuesto de Buenaventura, que lo llevó el famoso teólogo franciscano de Bagnoreggio.
El más célebre con este nombre vivió en la región italiana de la Umbría. Murió mártir hacia el 1250.

Es posible que por devoción a este santo, el de hoy, en la lejana Spello, recibiese su nombre.
Spello se levanta sobre el monte Subasio, entre Asís y Foligno.

Era ya antigua: once siglos a sus espaldas. Aquí nació Ventura. Descendía de una familia llamada Spellicci. Todavía sigue su genealogía viva en la realidad. El no fue franciscano, en contra de lo que se puede pensar.

Estando en Roma, recibió el hábito de los "Crucíferos", una Orden que suprimiría más tarde el Papa Alejandro VI.

El estudió en Roma, concretamente, en el monasterio de la Fontana de Trevi.

Todo el mundo lo conocía porque llevaba una gran cruz colgada al pecho.

Mas nunca explicó que aquella cruz era el símbolo del martirio y del sacrificio.

Como era hombre de oración y de trabajo para los demás, fundó en su ciudad un albergue para peregrinos.
Murió el año 1300.

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Estanislao Soltys (Kazimierczyk), Beato

Louis Soltys nació el 27 de septiembre de 1433 en Kazimiers (Polonia) en el seno de una familia de profundas raíces cristianas, sus padres fueron Maciej y Jadwiga Soltys, quienes le proveyeron de una buena educación en la fe.

Luego de sus estudios superiores recibió sendos doctorados en teología y filosofía de Universidad de Jagiello, (Cracovia, Polonia).

Ingresó a la Orden de los Canónigos Regulares Lateranenses en 1456, dedicando su vida a la Eucaristía y al cuidado de los enfermos y los pobres, tomando el nombre Estanislao Kazimierczyk.

Como sacerdote fue reconocido como un gran predicador y confesor. Prior y maestro de novicios en su monasterio. Profesor de filosofía y teología. Amigo de San Juan de Kanty.

Tal como le sucede a muchos santos, la gente que lo conocía lo consideraba un santo en vida, mientras el Padre Estanislao veía su propia vida como una lucha constante por alcanzar la santidad.

Ingresó a la casa del Padre el 3 de mayo de 1489 en su población natal, Kazimiers.

Juan Pablo II confirmó su culto el 18 de abril de 1993.

El 19 de diciembre de 2009 S.S. Benedicto XVI autorizó la promulgación del decreto que reconoce un milagro atribuido a la intercesión del Beato Estanislao, aún está pendiente se indique la fecha de la canonización.

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Alejandro I, Santo VI Papa y màrtir, Mayo 3  

Alejandro I, Santo

VI Papa

Las fechas exactas de su pontificado son objeto de polémica entre los historiadores ya que mientras Duchesne lo sitúa entre el 106 y el 115, Lightfoot lo sitúa entre el 109 y el 116.

Existe muy poca evidencia histórica de este pontífice. El historiador de la Iglesia Eusebio de Cesarea, lo cita para decir que su pontificado duró diez años, e Ireneo de Lyon lo incluye como uno de los doce primeros papas en su obra Adversus haereses publicada en el 180 d.C.

La tradición dice que instituyó el uso del agua bendita, a la que había que añadir sal, para purificar las casas cristianas, e introdujo en la eucaristía el pan ácimo y el vino mezclado con agua.

También se dice que sufrió martirio al ser decapitado junto a San Evencio y San Teódulo, aunque esta tradición, que data del siglo V, es objeto de polémica desde que, en el siglo XIX, fueron descubiertos en la vía Nomentana, a las afueras de Roma, los restos de tres personas decapitadas y aunque en un principio se atribuyeron a Alejandro I y a sus dos compañeros de martirio y se trasladaron a la iglesia de Santa Sabina, el cuerpo que en un principio se atribuyó a este Papa parece correponder a otro santo llamado también Alejandro.

Considerado santo por la Iglesia Católica, su festividad se celebra el 3 de mayo.

Hacia el 115, al final del pontificado de Alejandro I, como obispo de Roma, Ignacio de Antioquía escribe a los romanos ensalzando la dignidad de la Iglesia de Roma.

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Fuente: Franciscanos.org
Eduardo José Rosaz, Beato Obispo, Mayo 3  

Eduardo José Rosaz, Beato

Eduardo Rosaz, obispo de Susa, miembro de la Orden Franciscana Seglar desde antes de su ordenación sacerdotal, fundador de la Congregación de las "Franciscanas Misioneras de Susa", se distinguió por su entrega al apostolado y por su celo pastoral; dedicó gran atención al clero, llevó vida de pobreza y demostró un exquisito amor a los pobres.

Edoardo Giuseppe Rosaz nació en Susa (Turín, Italia) el 15 de febrero de 1830. Recibió una educación cristiana sólida y genuina. A causa de su frágil salud, sus padres le pusieron un maestro en casa. Cuando tenía diez años, su familia se trasladó a Turín y entonces fue enviado al colegio Gianotti de Saluzzo. Tres años después murió su padre y, al año siguiente, un hermano. A los quince años volvió con su familia a Susa, donde se rodeó de amigos, escogiéndolos entre los jóvenes mejores de la ciudad. Durante las vacaciones instruía a los niños en las verdades religiosas. En 1847 ingresó en el seminario. En 1853 se inscribió en la Tercera Orden de San Francisco, cuyo ideal y espíritu promovió desde ese momento y al que permaneció siempre fiel.

Recibió la ordenación sacerdotal el 10 de junio de 1854. Sin preocuparse de trabajos y molestias, buscaba siempre con alegría el bien espiritual y material de los fieles, y colaboraba con celo y desinterés en el cuidado pastoral, cultivando diversas formas de apostolado: se dedicó con entusiasmo a la predicación, a la catequesis, al ministerio de la reconciliación y a las obras sociales. Alimentaba su vida espiritual con la oración, la meditación, la misa, la adoración eucarística, y fomentaba esto mismo en las religiosas por él fundadas, las Franciscanas Misioneras de Susa. En 1874 fue nombrado rector del seminario de Susa, en cuyo cargo tuvo como principio educativo: "firmeza dulce y dulzura firme", "prevención mejor que castigo".

El 26 de diciembre de 1877 fue nombrado obispo de Susa; recibió la consagración episcopal el 24 de febrero de 1878 en la catedral. En su nuevo cargo se distinguió por su celo, prudencia pastoral, abnegación y dinamismo misionero: dedicó gran atención al clero, para el que fue un buen pastor; potenció el seminario diocesano y visitó varias veces la diócesis, incluso las parroquias más aisladas. Era amigo íntimo de Don Bosco, a quien vio por última vez en Turín en 1888.

Murió la mañana del 3 de mayo de 1903. Fue beatificado por Juan Pablo II el 14 de julio de 1991 en Susa.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Emilia Bicchieri, Beata Dominica, Mayo 3

Emilia Bicchieri, Beata

La Beata Emilia Bicchieri nació en Vercelli en 1238.

Habiendo perdido a su madre a muy temprana edad, se puso bajo la especial protección de la Madre de Dios.

No accedió a los planes de su padre que la quería casar, y lo convenció para que le construyera un convento, el primero de la orden regular de terciarias dominicas, del que se convirtió en abadesa a la edad de veinte años.

Habiendo sido elegida priora contra su voluntad, gobernó con tacto y habilidad, tuvo la sabiduría de no ordenar a nadie lo que ella misma no haría.

Llamaba la atención por la frecuencia con que comulgaba (algo no común en esos días). Se le atribuyen muchos éxtasis, visiones y milagros.

Murió el día de su cumpleaños, el 3 de mayo, a la edad de setenta y cinco años.

Su culto fue aprobado en 1769. Sus reliquias son celosamente custodiadas en la Catedral de Berzelli

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Juvenal de Narni, Santo Obispo, Mqyo 3  

Juvenal de Narni, Santo

San Gregorio Magno en el Diálogo (IV, 12) y en la Homiliae in Evangelium, recuerda a un Obispo de Narni, de nombre Juvenal (Giovenale), calificándolo de mártir. Pero el Lanzoni obseva que este pontífice da el título de mártir aún a los obispos que no murieron por la fe. El Mismo Gregorio recuerda el sepulcro de san Juvenal en Narni. El Martirologio de Floro y de Adone lo mencionan con esta indicación: "Natale sancti Juvenalis episcopi et confessoris".

También existe una vida de san Juvenal, escrita después del SigloVII, de escaso valor histórico, según la cual, era de origen africano y, ordenado por el Papa Dámaso, fue el primer Obispo de Narni. Siempre según esta vida, fue sepultado en la puerta superior de la ciudad, bajo la via Flaminia, el 7 de agosto de 376.

Se cree que ejerció la medicina antes de ser consagrado obispo de Narni y que salvó a esta población de la invasión de los sármatas haciendo bajar fuego del cielo sobre ellos.

Los hagiógrafos no le dan el título de mártir, sino el de confesor.

El sepulcro de san Juvenal sobre el que fue construido un oratorio atribuido a su sucesor Massimo, fue muy venerado en la antigüedad y aún se conserva en la Catedral de Narni. La inscripción no es antigua. El autor de la Vida del Papa Vigilio (537-555), en el "Liber Pontificalis" habla de un monasterio que Belisario fundó cerca de Orte, dedicándolo a San Juvenal.

En el siglo IX, el cuerpo de san Juvenal fue trasportado a Lucca, junto con los de los santos Casio y Fausta y pero enseguida fue restituida a Narni.

Fossano, diócesis perteneciente a la provincia de Cuneo, venera a san Juvenal como su protector, pretendiendo que sus reliquias se conservan allí, pero pueden ser las de otro santo del mismo nombre.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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