viernes, 29 de junio de 2012

---> Lecturas Sábado 30 de Junio de 2012. Sábado es día de María. No hay mejor honra que la misa matutina.

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 8, 5-17

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún se le acercó un oficial romano rogándole:
"Señor, tengo en mi casa un criado que está en cama paralítico, y sufre mucho".
Jesús le contestó:
"Voy a curarlo".
Pero el oficial le replicó:
"Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero con que digas una sola palabra mi criado quedará sano.
Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes, y cuando le digo a uno que se vaya, se va; o a otro que venga, y viene; y si le digo a mi criado que haga algo, lo hace".
Al oír aquellas palabras, se admiró Jesús y dijo a los que lo seguían:
"Yo les aseguro que en ningún israelita he hallado una fe tan grande. Les aseguro que muchos vendrán de Oriente y de Occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob
en el reino de Dios; en cambio, a los herederos del Reino los echarán fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación".
Jesús le dijo al oficial romano:
"Vuelve a tu casa; que se te cumpla lo que has creído".
Y en aquel momento se curó el criado.
Al llegar Jesús a la casa de Pedro, vio a la suegra de éste en cama con fiebre. Entonces le tomó la mano y desapareció la fiebre; ella se levantó y se puso a servirles.
Al atardecer le trajeron muchos endemoniados; Jesús expulsó a los demonios con su palabra y curó a todos los enfermos. Así se cumplió lo dicho por el profeta Isaías: "El hizo suyas nuestras debilidades y cargó con nuestros dolores".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te quiero, pero no te quiero ver todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesar pecados graves al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

sab 12a. Ordinario año Par

Antífona de Entrada

El Señor es mi protector; él me libro de las manos de mis enemigos y me salvó, porque me ama.

 

Oración Colecta

Oremos:
Concédenos, Señor, que el curso de los acontecimientos del mundo se desenvuelva, según tu voluntad, en la justicia y en la paz, y que tu Iglesia pueda servirte con tranquilidad y alegría.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Jerusalén, clama al Señor con toda el alma

Lectura del libro de las Lamentaciones 2, 2. 10-14. 18-19

El Señor ha destruido sin piedad todas las moradas de Jacob, en su furor ha destruido las fortalezas de Judá, ha echado por tierra y deshonrado al rey y a sus príncipes.
En el suelo silenciosos están sentados los ancianos de Sión, se han echado ceniza en la cabeza y se han vestido de sayal; humillan su cabeza hasta la tierra las doncellas de Jerusalén.
Mis ojos se consumen de tanto llorar y el dolor me quema las entrañas; la bilis me amarga la boca por el desastre de mi pueblo, al ver que los muchachos y niños de pecho desfallecen en las plazas de la ciudad.
Los niños les preguntan a sus madres:
"¿Dónde hay pan?", y caen sin fuerzas, como heridos, en las plazas de la ciudad, mientras expiran en brazos de sus madres.
¿Con quién podré compararte, Jerusalén?, ¿con quién te podré asemejar? ¿O qué palabras te podré decir para consolarte, virgen, hija de Sión?
Inmensa como el mar es tu desgracia: ¿quién podrá curarte?
Tus profetas te engañaron con sus visiones falsas e insensatas; no te hicieron ver tus pecados para evitarte así el cautiverio, y sólo te anunciaron falsedades e ilusiones. Clama, pues, al Señor con toda el alma; gime, Jerusalén, deja correr a torrentes tus lágrimas, de día y de noche, no te concedas descanso y que no dejen de llorar las niñas de tus ojos.
Levántate y clama al Señor durante toda la noche, derrama como agua tu corazón en la presencia de Dios, alza tus manos hacia él y ruega por la vida de tus pequeñuelos.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 73

No te olvides, Señor, de nosotros.

¿Por qué, Dios nuestro, nos has abandonado y está ardiendo tu cólera contra las ovejas de tu rebaño? Acuérdate de la comunidad que adquiriste desde antiguo, de la tribu que rescataste para posesión tuya, del monte Sión donde pusiste tu morada.
No te olvides, Señor, de nosotros.

Ven a ver estas ruinas interminables: el enemigo ha arrasado todo el santuario; rugieron los agresores en medio de tu asamblea, levantaron sus estandartes.
No te olvides, Señor, de nosotros.

Parecía que se abrían paso a hachazos en medio de la maleza. Con martillos y mazos destrozaron todas las puertas, prendieron fuego a tu santuario, derribaron y profanaron tu morada.
No te olvides, Señor, de nosotros.

Acuérdate de tu alianza, Señor, pues todo el país está lleno de violencia. Que el humilde no salga defraudado y los pobres y afligidos alaben tu nombre.
No te olvides, Señor, de nosotros.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Cristo hizo suyas nuestras debilidades y cargó con nuestros dolores.
Aleluya.

Evangelio

Que se te cumpla lo que has creído

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 8, 5-17

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún se le acercó un oficial romano rogándole:
"Señor, tengo en mi casa un criado que está en cama paralítico, y sufre mucho".
Jesús le contestó:
"Voy a curarlo".
Pero el oficial le replicó:
"Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero con que digas una sola palabra mi criado quedará sano.
Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes, y cuando le digo a uno que se vaya, se va; o a otro que venga, y viene; y si le digo a mi criado que haga algo, lo hace".
Al oír aquellas palabras, se admiró Jesús y dijo a los que lo seguían:
"Yo les aseguro que en ningún israelita he hallado una fe tan grande. Les aseguro que muchos vendrán de Oriente y de Occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob
en el reino de Dios; en cambio, a los herederos del Reino los echarán fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación".
Jesús le dijo al oficial romano:
"Vuelve a tu casa; que se te cumpla lo que has creído".
Y en aquel momento se curó el criado.
Al llegar Jesús a la casa de Pedro, vio a la suegra de éste en cama con fiebre. Entonces le tomó la mano y desapareció la fiebre; ella se levantó y se puso a servirles.
Al atardecer le trajeron muchos endemoniados; Jesús expulsó a los demonios con su palabra y curó a todos los enfermos. Así se cumplió lo dicho por el profeta Isaías: "El hizo suyas nuestras debilidades y cargó con nuestros dolores".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Que este pan y este vino que tú mismo nos das para ofrecértelos nos ayuden, Señor, convertidos en el Cuerpo y Sangre de tu Hijo, a conseguir el premio de la felicidad eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Cristo, huésped y peregrino en medio de nosotros

En verdad es justo darte gracias,

Señor, Padre santo, Dios de la alianza y de la paz, porque tú llamaste a Abrahán y le mandaste salir de su tierra, para constituirlo padre de todas las naciones. tú suscitaste a Moisés para librar a tu pueblo y guiarlo a la tierra de promisión.
Tú, en la etapa final de la historia, has enviado a tu Hijo, como huésped y peregrino en medio de nosotros, para redimirnos del pecado y de la muerte. Y has derramado el Espíritu, para hacer de todas las naciones un solo pueblo nuevo,
que tiene como meta tu reino; como estado, la libertad de tus hijos; y como ley, el precepto del amor.
Por estos dones de tu benevolencia, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos con gozo el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

Cantaré al Señor por el bien que me ha hecho, y entonaré un himno de alabanza al Dios altísimo.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Te pedimos, Padre misericordioso, que por este sacramento con que ahora nos fortaleces, nos hagas algún día participar de la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

 

12ª semana. Sábado

MARíA, CORREDENTORA CON CRISTO

— María, presente en el sacrificio de la Cruz.

— Corredentora con Cristo.

— María y la Santa Misa.

I. A lo largo de la vida terrena de Jesús, su Madre Santa María cumplió la voluntad divina de atenderle con amorosa solicitud: en Belén, en Egipto, en Nazaret. Tuvo con Él todos los cuidados normales que necesitó, iguales a los de cualquier otro niño, y también los desvelos extraordinarios que fueron necesarios para proteger su vida. El Niño creció, entre María y José, en un ambiente lleno de amor sacrificado y alegre, de protección firme y de trabajo.

Más tarde, durante su vida pública, María pocas veces le sigue físicamente de cerca, pero Ella sabía en cada momento dónde se encontraba, y le llegaba el eco de sus milagros y de su predicación. Algunas veces Jesús fue a Nazaret, y estaba entonces más tiempo con su Madre; la mayoría de sus discípulos ya la conocían desde aquella boda en Caná de Galilea1. Salvo el milagro de la conversión del agua en vino, en el que tuvo una parte tan importante, los Evangelistas no señalan que estuviera presente en ningún otro milagro. Tampoco estuvo presente en los momentos en que las gentes desbordaban entusiasmo por su Hijo. "No la veréis entre las palmas de Jerusalén, ni –fuera de las primicias de Caná– a la hora de los grandes milagros.

"—Pero no huye del desprecio del Gólgota: allí está, "juxta crucem Jesu" —junto a la cruz de Jesús, su Madre"2. Ella se encuentra normalmente en Nazaret, en perfecta unión con su Hijo, ponderando en su corazón todo lo que iba ocurriendo; pero en la hora del dolor y del abandono, allí se encuentra María.

Dios la amó de un modo singular y único. Sin embargo, no la dispensó del trance del Calvario, haciéndola participar en el dolor como nadie, excepto su Hijo, haya jamás sufrido. Podría quizá haberse retirado a la intimidad de su casa, lejos del Calvario, en la compañía amable de las mujeres; "al fin y al cabo, nada podía hacer, y su presencia no evitaba ni aliviaba los dolores de su Hijo ni su humillación. Y no lo hizo por la misma razón por la que una madre permanece junto al lecho de su hijo agonizante en lugar de marcharse a distraerse, en vista de que no puede hacer nada para que siga viviendo o deje de sufrir. La Virgen se solidarizó con su Hijo; su amor la llevó a sufrir con Él"3. Poco a poco se fue aproximando a la Cruz; al final, los soldados le permitieron estar muy cerca. Mira a Jesús, y su Hijo la mira. En una estrechísima unión, ofrece a su Hijo a Dios Padre, corredimiendo con Él. En comunión con su Hijo doliente y agonizante, soportó el dolor y casi la muerte; "abdicó de los derechos de madre sobre su Hijo, para conseguir la salvación de los hombres; y para apaciguar la justicia divina, en cuanto dependía de Ella, inmoló a su Hijo, de suerte que se puede afirmar con razón que redimió con Cristo al linaje humano"4.

La Virgen no solo "acompañaba" a Jesús, sino que estaba unida activa e íntimamente al sacrificio que se ofrecía en aquel primer altar. De modo voluntario participaba en la redención de la humanidad, consumando su fiat, que años antes había pronunciado en Nazaret. Por eso, podemos pensar que en cada Misa, centro y corazón de la Iglesia, se encuentra María. En muchas ocasiones nos ayudará esta realidad a vivir mejor el sacrificio eucarístico –uniendo a la entrega de Cristo la nuestra, que también ha de ser holocausto–, sintiéndonos en el Calvario, muy cerca de Nuestra Señora.

II. Desde la Cruz, Jesús confía su Cuerpo Místico, la Iglesia, a Santa María, en la persona de San Juan. Sabía que constantemente necesitaríamos de una Madre que nos protegiera, que nos levantara y que intercediera por nosotros. A partir de ese momento, "Ella lo custodia y custodiará con la misma fidelidad y la misma fuerza con que custodió a su Primogénito: desde el portal de Belén, a través del Calvario, hasta el Cenáculo de Pentecostés, donde tuvo lugar el nacimiento de la Iglesia. María está presente en todas las vicisitudes de la Iglesia (...). De modo muy particular está unida a la Iglesia en los momentos más difíciles de su historia (...). María aparece particularmente cercana a la Iglesia, porque la Iglesia es siempre como su Cristo, primero Niño, y después Crucificado y Resucitado"5.

La Virgen Santa María intercede para que Dios imprima en las almas de los cristianos el mismo afán que puso en la suya, el deseo corredentor de que vuelvan a ser amigos de Dios todos los hombres. "La fe, la esperanza y la ardiente caridad de la Virgen en la cima del Gólgota, que la hacen Corredentora con Cristo de modo eminente, son también una invitación a crecernos, a ser fuertes humana y sobrenaturalmente ante las dificultades externas; a insistir, sin desanimarnos, en la acción apostólica, aunque en alguna ocasión parezca que no hay frutos, o el horizonte aparezca oscurecido por la potencia del mal.

"Luchemos –¡lucha tú!– contra ese acostumbramiento, contra ese ir tirando monótonamente, contra ese conformismo que equivale a la inacción. Mira a Cristo en la Cruz, mira a Santa María junto a la Cruz: ante su mirada se abren cauce, con seguridad pasmosa, la traición, la burla, los insultos...; pero Cristo, y secundando esa acción redentora, María, siguen fuertes, perseverantes, llenos de paz, con optimismo en el dolor, cumpliendo la misión que la Trinidad les ha confiado. Es un aldabonazo para cada uno de nosotros, recordándonos que a la hora del dolor, de la fatiga y de la contradicción más horrenda, Cristo –y tú y yo hemos de ser otros Cristos– da cumplimiento a su misión (...). Me decido a aconsejarte que vuelvas tus ojos a la Virgen, y le pidas, para ti y para todos: Madre, que tengamos confianza absoluta en la acción redentora de Jesús, y que –como tú, Madre– queramos ser corredentores..."6. Participar en la Redención, cooperar en la santificación del mundo, salvar almas para la eternidad: ¿cabe un ideal más grande para llenar toda una vida? La Virgen corredime ahora junto a su Hijo en el Calvario, pero también lo hizo cuando pronunció su fiat al recibir la embajada del Ángel, y en Belén, y en el tiempo que permaneció en Egipto, y en su vida corriente de Nazaret... Como Ella, podemos ser corredentores todas las horas del día, si las llenamos de oración, si trabajamos a conciencia, si vivimos una amable caridad con quienes encontremos en nuestras tareas, en la familia..., si ofrecemos con serenidad las contrariedades que cada día lleva consigo.

III. Jesús, viendo a su Madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, dijo a su Madre: Mujer, he ahí a tu hijo7. Era la última donación de Jesús antes de su Muerte; nos dio a su Madre como Madre nuestra.

Desde entonces el discípulo de Cristo tiene algo que le es propio: tiene a María como Madre suya. Su puesto de Madre en la Iglesia será para siempre: Desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa8. Aquella es la hora de Jesús, que inaugura con su Muerte redentora una era nueva hasta el fin de los tiempos. Desde entonces, "si queremos ser cristianos, debemos ser marianos"9; para ser buen cristiano es preciso tener un gran amor a María. La obra de Jesús se puede resumir en dos maravillosas realidades: nos ha dado la filiación divina, haciéndonos hijos de Dios, y nos ha hecho hijos de Santa María.

Un autor del siglo iii, Orígenes, hace notar que Jesús no dijo a María "ese es también tu hijo", sino "he ahí a tu hijo"; y como María no tuvo más hijo que Jesús, sus palabras equivalen a decirle: "ese será para ti en adelante Jesús"10. La Virgen ve en cada cristiano a su hijo Jesús. Nos trata como si en nuestro lugar estuviera Cristo mismo. ¿Cómo se olvidará de nosotros cuando nos vea necesitados? ¿Qué no conseguirá de su Hijo en favor nuestro? Nunca podremos imaginar, ni de lejos, el amor de María por cada uno.

Acostumbrémonos a encontrar a Santa María mientras celebramos o participamos en la Santa Misa. Allí, "en el sacrificio del Altar, la participación de Nuestra Señora nos evoca el silencioso recato con que acompañó la vida de su Hijo, cuando andaba por la tierra de Palestina. La Santa Misa es una acción de la Trinidad; por voluntad del Padre, cooperando con el Espíritu Santo, el Hijo se ofrece en oblación redentora. En ese insondable misterio, se advierte, como entre velos, el rostro purísimo de María: Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, Esposa de Dios Espíritu Santo.

"El trato con Jesús, en el Sacrificio del Altar, trae consigo necesariamente el trato con María, su Madre. Quien encuentra a Jesús, encuentra también a la Virgen sin mancilla, como sucedió a aquellos santos personajes –los Reyes Magos– que fueron a adorar a Cristo: entrando en la casa, hallaron al Niño con María, su Madre (Mt 2, 11)"11. Con Ella podemos ofrecer toda nuestra vida –todos los pensamientos, afanes, trabajos, afectos, acciones, amores– identificándonos con los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús12: ¡Padre Santo!, le decimos en la intimidad de nuestro corazón, y lo podemos repetir interiormente durante la Santa Misa, por el corazón Inmaculado de María os ofrezco a Jesús vuestro Hijo muy amado y me ofrezco yo mismo en Él, con Él y por Él a todas sus intenciones y en nombre de todas las criaturas13.

Celebrar o asistir como conviene al Santo Sacrificio del Altar es el mejor servicio que podemos prestar a Jesús, a su Cuerpo Místico y a toda la humanidad. Junto a María, en la Santa Misa estamos particularmente unidos a toda la Iglesia.

1 Cfr. Jn 2, 1-10. — 2 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 507. — 3 F. Suárez, La Virgen Nuestra Señora, p. 294. — 4 Benedicto XV, Epist. Inter sodalicia, 22-V-1918. — 5 K. Wojtyla, Signo de contradicción, pp. 261-262. — 6 A. del Portillo, Carta pastoral 31-V-1987, n. 19. 7 Jn 19, 26. — 8 Jn 19, 27. — 9 Pablo VI, Homilía 24-IV-1970. — 10 Orígenes, Comentario sobre el Evangelio de San Juan, 1, 4, 23. 11 San Josemaría Escrivá, La Virgen, en Libro de Aragón, Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja, Zaragoza 1976. 12 Cfr. Flp 2, 5. 13 P. M. Sulamitis, Oración de la Ofrenda al Amor Misericordioso, Madrid 1931.

 

 

30 de junio

SANTOS PROTOMÁRTIRES ROMANOS*

Memoria

— Ejemplares en medio del mundo.

— Actitud ante las contradicciones.

— Apostolado en toda circunstancia.

I. La fe cristiana llegó muy pronto a Roma, centro en aquellos momentos del mundo civilizado; quizá los primeros cristianos de la capital del Imperio fueron judíos conversos que habían conocido la fe en el mismo Jerusalén o en otras ciudades del Asia Menor evangelizadas por San Pablo. La fe se transmitía de amigo a amigo, entre colegas que tenían la misma profesión, entre los parientes... La llegada de San Pedro, hacia el año 43, significó el fortalecimiento definitivo de la pequeña comunidad romana. A través de Roma, la religión se difundió a muchos lugares del Imperio. La paz interior que se gozaba entonces, la mejora de las comunicaciones, que facilitaba los viajes y la rápida transmisión de ideas y noticias, favoreció la extensión del Cristianismo. Las calzadas romanas, que, partiendo de la Urbe, llegaban hasta los más remotos confines del Imperio, y las naves comerciales que cruzaban regularmente las aguas del Mediterráneo fueron vehículos de difusión de la novedad cristiana por toda la extensión del mundo romano1.

Es difícil describir el proceso de cada persona que se convertía al Cristianismo en aquella Roma del siglo i, como lo sigue siendo ahora, pues cada conversión es siempre un milagro de la gracia y de la correspondencia personal. Influencia decisiva fue sin duda la ejemplaridad cristiana –el bonus odor Cristi2–, que se reflejaba en el modo de trabajar, en la alegría, en la caridad y en la comprensión con todos, en la austeridad de vida y en la simpatía humana... Son hombres y mujeres que, en medio de sus quehaceres diarios, tratan de vivir plenamente su fe. Abarcan todos los estratos de la sociedad: "joven era Daniel; José, esclavo; Aquila ejercía una profesión manual; la vendedora de púrpura estaba al frente de un taller; otro era guardián de una prisión; otro, centurión, como Cornelio, otro estaba enfermo, como Timoteo; otro era un esclavo fugitivo, como Onésimo; y, sin embargo, nada de eso fue obstáculo para ninguno de ellos, y todos brillaron por su virtud: hombres y mujeres, jóvenes y viejos, esclavos y libres, soldados y paisanos"3.

De la caridad y de la hospitalidad de los cristianos romanos nos han dejado un precioso testimonio los Hechos de los Apóstoles, al relatar la acogida que hicieron a Pablo cuando este llegó prisionero a Roma. Los hermanos -dice San Lucas-, al enterarse de nuestra llegada, vinieron desde allí a nuestro encuentro hasta el Foro Apio y Tres Tabernas. Al verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobró ánimos4. Pablo se sintió confortado por estas muestras de caridad fraterna.

Los primeros cristianos no abandonaban sus quehaceres profesionales o sociales (esto lo harán algunos, por una llamada concreta de Dios, pasados algo más de dos siglos), y se consideraban parte constituyente de ese mundo, del que se sentían sal y luz, con sus vidas y con sus palabras: "lo que es el alma para el cuerpo, eso son los cristianos en el mundo"5, resumía un escritor de los primeros tiempos.

Nosotros podemos examinar hoy si, como aquellos primeros, somos también ejemplares, hasta tal punto que de hecho movamos a otros a acercarse más a Cristo: en la sobriedad, en los gastos, en la alegría, en el trabajo bien hecho, en el cumplimiento fiel de la palabra dada, en el modo de vivir la justicia con la empresa, con los subordinados y compañeros, en el ejercicio de las obras de misericordia, en que nunca hablamos mal de nadie...

II. Los primeros cristianos encontraron, en ocasiones, graves obstáculos e incomprensiones, que en no pocos casos les llevaron a la muerte por defender su fe en el Maestro. Hoy celebramos el testimonio de los primeros mártires romanos, ocurrida a raíz del incendio de Roma del año 646. Esta catástrofe desencadenó la primera gran persecución. A San Pedro y San Pablo, cuya fiesta celebramos ayer, "se les agregó una gran multitud de elegidos que, padeciendo muchos suplicios y tormentos por envidia, fueron el mejor modelo entre nosotros"7, leemos en un testimonio vivo de los primeros escritos cristianos.

Los obstáculos e incomprensiones con que se encontraban quienes se convertían a la fe no siempre les llevaron al martirio, pero con frecuencia experimentaron en sus vidas las palabras del Espíritu Santo que recoge la Escritura: Y todos los que aspiran a vivir piadosamente en Cristo Jesús sufrirán persecución8. A veces, esas actitudes enfrentadas de los paganos contra los seguidores de Jesús provenían de que aquellos no podían soportar la lozanía y resplandor de la vida cristiana. Otras veces, quienes habían recibido la fe tenían el deber de abstenerse de las manifestaciones religiosas tradicionales, estrechamente ligadas a la vida pública, y consideradas incluso como exponentes de fidelidad cívica a Roma y al emperador. En consecuencia, los paganos que abrazaban el Cristianismo se exponían a sufrir incomprensiones y calumnias "por no ser como los demás".

Es más que probable que el Señor no nos pida derramar la sangre por confesar la fe cristiana; aunque, si esto lo permitiera Dios, le pediríamos su gracia para dar la vida en testimonio de nuestro amor a Él. Pero sí encontraremos, de una forma u otra, la contrariedad en formas muy diferentes, pues "estar con Jesús es, seguramente, toparse con su Cruz. Cuando nos abandonamos en las manos de Dios, es frecuente que Él permita que saboreemos el dolor, la soledad, las contradicciones, las calumnias, las difamaciones, las burlas, por dentro y por fuera: porque quiere conformarnos a su imagen y semejanza, y tolera también que nos llamen locos y que nos tomen por necios (...). Así esculpe Jesús las almas de los suyos, sin dejar de darles interiormente serenidad y gozo"9.

Las calumnias, el ver quizá que se nos cierran puertas en lo profesional, amigos o compañeros que vuelven la espalda, palabras despectivas o irónicas..., si el Señor permite que lleguen, nos han de servir para vivir la caridad de modo más heroico con aquellos mismos que no nos aprecian, quizá por ignorancia. Actitud siempre compatible con la defensa justa, cuando sea necesaria, sobre todo cuando se han de evitar escándalos o daños a terceros. Estas situaciones nos ayudarán mucho a purificar los propios pecados y faltas y a reparar por los ajenos, y, en definitiva, a crecer en las virtudes y en el amor al Señor. Dios quiere a veces limpiarnos como se limpia al oro en el crisol. "El fuego limpia el oro de su escoria, haciéndolo más auténtico y más preciado. Lo mismo hace Dios con el siervo bueno que espera y se mantiene constante en medio de la tribulación"10.

Si nos llegan contrariedades y molestias por seguir de cerca a Jesús, hemos de estar especialmente alegres y dar gracias al Señor, que nos hace dignos de padecer algo por Él, como hicieron los Apóstoles. Ellos salían gozosos de la presencia del Sanedrín, porque habían sido dignos de ser ultrajados a causa del nombre de Jesús11. Los Apóstoles recordarían sin duda las palabras del Maestro, como las meditamos nosotros en esta fiesta de los santos mártires romanos de la primera generación: Bienaventurados seréis cuando os injurien y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el Cielo: de la misma manera persiguieron a los profetas que os precedieron12.

III. A pesar de las calumnias burdas, de las infamias, de las persecuciones abiertas, nuestros primeros hermanos en la fe no dejaron de hacer un proselitismo eficaz, dando a conocer a Cristo, el tesoro que ellos habían tenido la suerte de encontrar. Es más, su comportamiento sereno y alegre ante la contradicción, y ante la misma muerte, fue la causa de que muchos encontraran al Maestro.

La sangre de los mártires fue semilla de cristianos13. La misma comunidad romana, después de tantos hombres, mujeres y niños como dieron su vida en esta gran persecución, siguió adelante más fortalecida. Años más tarde escribía Tertuliano: "Somos de ayer y ya hemos llenado el orbe y todas vuestras cosas: las ciudades, las islas, los poblados, las villas, las aldeas, el ejército, el palacio, el senado, el foro. A vosotros solo hemos dejado los templos..."14.

En nuestro propio ámbito, en las actuales circunstancias, si sufrimos alguna contradicción, quizá pequeña, por permanecer firmes en la fe, hemos de entender que de aquello resultará un gran bien para todos. Es entonces, con serenidad, cuando más hemos de hablar de la maravilla de la fe, del inmenso don de los sacramentos, de la belleza y de los frutos de la santa pureza bien vivida. Hemos de entender que hemos elegido "la parte ganadora" en este combate de la vida, y también en la otra que nos espera un poco más adelante. Nada es comparable a estar cerca de Cristo. Aunque no tuviéramos nada, y nos llegaran las enfermedades más dolorosas o las calumnias más viles, teniendo a Jesús lo tenemos todo. Y esto se ha de notar hasta en el porte externo, en el sentido y en la conciencia de ser en todo momento, también en esas circunstancias, la sal de la tierra y la luz del mundo, como nos dijo el Maestro.

San Justino, refiriéndose a los filósofos de su tiempo, afirmaba con verdad que "cuanto de bueno está dicho en todos ellos, nos pertenece a nosotros los cristianos, porque nosotros adoramos y amamos, después de Dios, al Verbo, que procede del mismo Dios ingénito e inefable; pues Él, por amor nuestro, se hizo hombre para participar de nuestros sufrimientos y curarnos"15.

Con la liturgia de la Misa, pedimos hoy: Señor, Dios nuestro, que santificaste los comienzos de la Iglesia romana con la sangre abundante de los mártires, concédenos que su valentía en el combate nos infunda el espíritu de fortaleza y la santa alegría de la victoria16 en este mundo nuestro que hemos de llevar hasta Ti.

1 Cfr. J. Orlandis, Historia de la Iglesia, Palabra, 3ª ed., Madrid 1977, vol. I. p. 11 ss. — 2 2 Cor 2, 15. — 3 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre San Mateo, 43, 5. — 4 Hech 28, 15. — 5 Epístola a Diogneto, 6, 1. — 6 Cfr. Tácito, Annales 15, 44. — 7 San Clemente Romano, Carta a los Corintios, 5. — 8 2 Tim 3, 12. — 9 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 301. — 10 San Jerónimo Emiliano, Homilía a sus hermanos de religión, 21-VI-1535. — 11 Hech 5, 41. — 12 Mt 5, 11-12. — 13 Cfr. Tertuliano, Apologético, 50. — 14 Ibídem, 37. — 15 San Justino, Apología, 11, 13. — 16 Misal Romano, Oración colecta de la Misa del día.

* Después de Jerusalén y de Antioquía, Roma fue el núcleo cristiano primitivo más importante. Muchos cristianos provenían de la colonia judía existente en Roma; los más, llegaron del paganismo.

Hoy se conmemora a los cristianos que sufrieron la primera persecución contra la Iglesia bajo el emperador Nerón, después del incendio de Roma en el año 64.

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Santoral                   (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

 

Primeros Mártires de la Santa Iglesia Romana, Santos Mártires, Junio 30  

Primeros Mártires de la Santa Iglesia Romana, Santos

Mártires de la persecución de Nerón luego del incendio de Roma

La celebración de hoy, introducida por el nuevo calendario romano universal, se refiere a los protomártires de la Iglesia de Roma, víctimas de la persecución de Nerón después del incendio de Roma, que tuvo lugar el 19 de julio del año 64.

¿Por qué Nerón persiguió a los cristianos? Nos lo dice Cornelio Tácito en el libro XV de los Annales: "Como corrían voces que el incendio de Roma había sido doloso, Nerón presentó como culpables, castigándolos con penas excepcionales, a los que, odiados por sus abominaciones, el pueblo llamaba cristianos".

En tiempos de Nerón, en Roma, junto a la comunidad hebrea, vivía la pequeña y pacífica de los cristianos. De ellos, poco conocidos, circulaban voces calumniosas. Sobre ellos descargó Nerón, condenándolos a terribles suplicios, las acusaciones que se le habían hecho a él. Por lo demás, las ideas que profesaban los cristianos eran un abierto desafío a los dioses paganos celosos y vengativos... "Los paganos—recordará más tarde Tertuliano— atribuyen a los cristianos cualquier calamidad pública, cualquier flagelo. Si las aguas del Tíber se desbordan e inundan la ciudad, si por el contrario el Nilo no se desborda ni inunda los campos, si hay sequía, carestía, peste, terremoto, la culpa es toda de los cristianos, que desprecian a los dioses, y por todas partes se grita: ¡Los cristianos a los leones!".

Nerón tuvo la responsabilidad de haber iniciado la absurda hostilidad del pueblo romano, más bien tolerante en materia religiosa, respecto de los cristianos: la ferocidad con la que castigó a los presuntos incendiarios no se justifica ni siquiera por el supremo interés del imperio.

Episodios horrendos como el de las antorchas humanas, rociadas con brea y dejadas ardiendo en los jardines de la colina Oppio, o como aquel de mujeres y
niños vestidos con pieles de animales y dejados a merced de las bestias feroces en el circo, fueron tales que suscitaron un sentido de compasión y de horror en el mismo pueblo romano. "Entonces —sigue diciendo Tácito—se manifestó un sentimiento de piedad, aún tratándose de gente merecedora de los más ejemplares castigos, porque se veía que eran eliminados no por el bien público, sino para satisfacer la crueldad de un individuo", Nerón. La persecución no terminó en aquel fatal verano del 64, sino que continuó hasta el año 67.

Entre los mártires más ilustres se encuentran el príncipe de los apóstoles, crucificado en el circo neroniano, en donde hoy está la Basílica de San Pedro, y el apóstol de los gentiles, san Pablo, decapitado en las "Acque Galvie" y enterrado en la vía Ostiense. Después de la fiesta de los dos apóstoles, el nuevo calendario quiere celebrar la memoria de los numerosos mártires que no pudieron tener un lugar especial en la liturgia.

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Adolfo de Osnabrück, Santo Obispo, Junio 30  

Adolfo de Osnabrück, Santo

Obispo

Martirologio Romano: En Osnabrück, en Sajonia, san Adolfo, obispo, que abrazó las costumbres cistercienses en el monasterio de Altenkamp (1224).

Etimología: Aquel que es un guerrero valiente, es de origen germánico.

Murió en Osnabrück el 30 de junio de 1224. Era hijo de una familia muy rica. El, sin embargo, dejando aparte tanta herencia y prebendas, se inclinó por hacerse monje.

La cosa no fue fácil para este joven. El no tenía una vocación decidida como otros tantos que estamos leyendo cada día en el santoral.

Fue justamente en un monasterio, llamado Cam, al que se retiró para pensar en sí mismo, en donde encontró los atisbos de su vocación religiosa a la vida consagrada.

Con todo respeto pidió al abad que le admitiera en el recinto sagrado. En seguida se ganó la simpatía de todos los hermanos en congregación. Durante los ocho últimos años de su vida desempeño pastoralmente el cargo de obispo de la ciudad que le vio nacer.

Su trabajo se basó principalmente en atender a los pobres y necesitados de atenciones, sobre todo el mundo marginado de los leprosos.

Uno de estos, que vivía alejado de todo el mundo, recibía la visita de Adolfo una vez al año. Le llevaba los remedios espirituales que, sin duda, eran más importantes que los simplemente materiales.

Se pasaba el día con él amigablemente charlando de temas de la oración y de la lectura de la Biblia.

Cada uno debe ocupar el puesto que la sociedad le encomienda con convicción y entrega absoluta a lo que la vocación le pide.

Este trabajo apostólico no era bien visto por algunos canónigos acomodados. Como no les prestaba la más mínima atención, lograron que el leproso se fuera de aquel lugar a otro .

No sabían estos señores canónigos que la obra de Dios está por encima de comodidades. Por eso, un ángel del Señor lo trasladó a la cueva en que vivía anteriormente. La razón no era otra que Adolfo pudiera verlo como siempre.

En los últimos momentos de su vida, el leproso se vio asistido por su amigo. Lo confesó y murió tranquilamente en la paz de Dios.

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Marcial de Limoges, Santo Obispo, Junio 30  

Marcial de Limoges, Santo

Obispo y Confesor

San Marcial es un importante santo francés. De acuerdo con una biografía de Saturnino (el primer obispo de Tolosa) Marcial fue el primer obispo de Limoges (sur de Francia).

Las menciones más antiguas de san Marcial datan del principio de la Edad Media. Sidonio Apolinario (siglo V), obispo de Clermont, afirma que Augustóritum nombró a Marcial como obispo.

Durante el consulado del emperador Decio y Grato (250-251), fueron nombrados obispos a siete clérigos y enviados desde Roma a Galia para cristianizar a los galos: Gatien a Tours; Trófimo a Arlés; Pablo a Narbona; Saturnino a Tolosa; Denis a París; Austromonio a Clermont y Marcial a Limoges.

Probablemente fue el presbítero Fabián —quien fungió como papa cristiano entre el 236 y el 250— quien los envió. Cuando los obispos llegaron a Francia, el papa había sufrido el martirio en Roma (20 de enero del 250).

Marcial murio a finales del siglo III, fue enterrado en las afueras de la aldea romana, en un pequeño cementerio de la via Agrippa —que se había construido sobre la ruta europea de peregrinación hacia Santiago de Compostela (en Galicia). Su tumba se convirtió gradualmente en un sitio de paraje de los peregrinos compostelanos. En el siglo IX, varios monjes que vivían allí para dar abrigo a los peregrinos y colectar fondos, encontraron patronazgo en la orden benedictina.

El lugar se convirtió en la abadía benedictina de San Marcial, que poseyó una importante biblioteca privada (sólo superada por la de la abadía de Clun† y un scriptorium (sitio de copistas de textos religiosos). En esta biblioteca se educó y trabajó el cronista Geoffroy du Breuil (siglo XII), quien sería abad de Vigeois (1170-1184).

En la abadía se formó un grupo de compositores, que en la actualidad se considera que forman la Escuela de San Marcial. Se la conoce por la composición de tropos, secuencias, y un órganum primitivo (método de acompañamiento exclusivamente vocal). A este respecto fue una importante precursora de la Escuela de Notre Dame.

La abadía de San Marcial —una de las grandes iglesias de peregrinación del cristianismo occidental— sufrió tantas malversaciones, que en el siglo XIX sólo quedaban los deteriorados manuscritos de su biblioteca. El rey Luis XV compró la mayoría de estos textos, los llevó a París, y los usó para crear la Biblioteca Nacional.

Se desconoce en la actualidad hasta qué punto estos manuscritos reflejan las composiciones medievales de la abadía de San Marcial en particular, o si eran recopilaciones de trabajos de distintos lugares del sur de Francia. No se conoce el nombre de ningún compositor de esta escuela.

Entre 1966 y 1970 se efectuaron excavaciones cerca del emplazamiento de la antigua abadía de Saint Martial. Se descubrieron varias tumbas, junto con un mosaico del Alto Imperio (que indica la importancia de los personajes enterrados). Se cree que se trata de la tumba del obispo. Doce capiteles esculpidos romanescos se descubrieron bajo los cimientos de un establo, y el Museo del Obispado de Limoges los compró en 1994.

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Erentrude, Santa Abadesa, Junio 30  

Erentrude, Santa

Abadesa

Etimológicamente significan "¿que sonríe, risueña?". Viene de la lengua alemana.

Erentrude. Murió en Salzburgo, Austria, en el año 718.

Había llegado del país de Worms (Palatinado), al igual que su primo Ruperto, obispo de Juvanum.
Era también su padre espiritual. Fundó, bajo la dirección de su primo, un monasterio de mujeres del que ella fue la primera abadesa.

Cuando Ruperto estaba en el lecho de muerte, Erentrude se llenó de lágrimas, y rezaba así:"Reza para que parta contigo. ¿Qué voy a ser yo cuando no estés ya aquí, privada de mi director espiritual?"

El obispo, con la mejor de sus intenciones, no le prestó atención en un principio.

Poco minutos después cambió de opinión, una vez que estaba ya en el paraíso.

No obstante, la joven murió pocos meses después.

Fue este mismo santo el que, con todo acierto, cambió el nombre de Juvanum por el de Salzburgo (ciudad de la sal) en recuerdo de las salinas que él mismo había creado para el bien de los ciudadanos y de todos los alrededores.

Los hombres, cuando hacen oración, difícilmente cambian o abandonan la vocación a la que Dios les ha llamado.

¿No será un signo claro deque hoy se reza poco dado el número ingente de personas que abandonan el matrimonio o la vida religiosa?
Es cuestión de pensarlo.

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Fuente: www.cssr.com
Genaro María Sarnelli, Beato Redentorista, Junio 30  

Genaro María Sarnelli, Beato

Genaro Maria Sarnelli, hijo del Barón de Ciorani, nace en Nápoles el 12 de septiembre de 1702.

A los 14 años, tras la beatificación de Francisco Regis, decide hacerse jesuita. Su padre lo disuade creyéndolo demasiado joven. Genaro emprende entonces los estudios de derecho que acaba con el título de doctor en ambos derechos en 1722.

Habiéndose distinguido en el ejercicio de su profesión se enrola, no obstante, en la Congregación de los Caballeros Profesionales del Derecho y de la Medicina, dirigida por los Píos Operarios de san Nicolás de Tolentino. Entre las reglas de esta Asociación existe la obligación de asistir a los enfermos del hospital de los Incurables. Es aquí donde Genaro se siente llamado por Dios al sacerdocio.

En septiembre de 1728 ingresa al seminario y es destinado por el Cardenal Pignatelli a la parroquia de santa Ana di Palazzo. Para poder estudiar tranquilamente se hospeda en el colegio de la Santa Familia, más conocido como el Colegio de los Chinos, fundado por Matteo Ripa. EL 8 abril del año siguiente deja el colegio de los Chinos para comenzar el 5 de junio del mismo año su noviciado en la Congregación de las Misiones Apostólicas.

El 28 de mayo de 1731 concluye el noviciado y el 8 julio del año siguiente se ordena sacerdote. Durante todos estos años, además de las visitas al hospital, se dedica a ayudar a los niños que son obligados a trabajar, enseñándoles el catecismo. Visita a los ancianos del geriátrico de san Genaro y a los marinos enfermos que yacen postrados en el hospital del puerto.

Es éste también el tiempo en el que entabla amistad con
san Alfonso de Ligorio y conoce su apostolado. Juntos se dedican a enseñar el catecismo a los laicos y organizan las capillas del atardecer.

Tras su ordenación, el Cardenal Pignatelli le encomienda que dirija la enseñanza religiosa en la parroquia de los Santos Francisco y Mateo, en el barrio español. Cuando se da cuenta de la corrupción que impera entre las jóvenes, decide emplear todas sus energías en la lucha contra la prostitución. En este mismo tiempo (1733), san Alfonso debe defenderse de las injustas críticas que padece a causa de la fundación de la Congregación misionera del Santísimo Redentor en Scala (SA) el 9 de noviembre de 1732. En junio del mismo año, al llegar a Scala para ayudar al amigo durante una misión en Ravello, Sarnelli decide hacerse redentorista al tiempo que continúa siendo miembro de las Misiones Apostólicas.

Desde el día de su entrada en la Congregación, en abril de 1736, se empeñará sin descanso en las misiones parroquiales y en escribir a favor de las "jóvenes en peligro". Escribe también sobre la vida espiritual. Su cansancio es tal que llega a estar al borde de la muerte. Con el consentimiento de san Alfonso vuelve a Nápoles para tratarse. Allí emprende nuevamente su apostolado entre las prostitutas.

Además de dedicarse al apostolado redentorista y al de las Misiones Apostólicas, promueve la meditación comunitaria entre los laicos publicando "El mundo santificado". Con otro libro suyo promueve una campaña contra la blasfemia. En 1741, al tiempo que planifica las grandes misiones predicadas en los suburbios de Nápoles, participa también en ellas y prepara la visita canónica del Cardinal Spinelli. A pesar de su permanente estado enfermizo sigue predicando hasta finales de abril de 1741 cuando, ya muy enfermo, vuelve a Nápoles donde muere el 30 de junio a la edad de 42 años.

Sus restos descansan en Ciorani, primera iglesia redentorista.

Genaro Sarnelli nos ha dejado en herencia unas 30 obras dedicadas a la meditación, a la teología mística, a la dirección espiritual, al derecho, a la pedagogía, a la moral y a diversas temáticas pastorales. Su actividad social en favor de la mujer le ha merecido el ser considerado entre los autores que con mayor autoridad han afrontado esta temática en la Europa de la primera mitad del siglo dieciocho.

El 12 de mayo de 1996, el Papa Juan Pablo II lo beatíficó en la Plaza de San Pedro.

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Fuente: www.mercaba.org
Otón de Bamberg, Santo Obispo, Junio 30  

Otón de Bamberg, Santo

San Otón fue obispo de Bamberg y es llamado el Apóstol de Pomerania . Nació en Suabia, Alemania, y vivió en el siglo XII. Huérfano de padre y madre, enfrentó muchas dificultades para costear sus estudios en filosofía y ciencias humanas. Partió a Polonia para ganarse la vida. Poco a poco se estableció y fundó una escuela que ganó prestigio y le dio buenas ganancias.

Se hizo conocido y estimado en la corte polaca , amigo y consejero del emperador, que lo nombró obispo de Bomberg. San Otón, sin embargo solamente quedó con la conciencia tranquila cuando fue consagrado obispo por el papa Pascual, alrededor del año 1106.

Es considerado el evangelizador de la Pomerania; fundó allí numerosos monasterios. Y apoyado por Boleslao, duque de Polonia que dominaba la región, y por Vratislao, duque cristiano de Pomerania, recorrió todas las ciudades instruyendo a los gentiles y bautizando a los que se adherían a la fe, intercediendo ante el príncipe por la liberación de los prisioneros, exhortando a todos a abandonar los ídolos y a convertirse al Dios de Jesucristo. Esparció misioneros por toda la Pomerania.

Fue canonizado en el año 1189 por el Papa Clemente III.

Antiguamente se lo recordaba el 30 de junio, pero el Martirologio Romano actual lo recuerda el 2 de julio.

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Fuente: Martirologio Romano
Felipe Powell, Beato Sacerdote y Mártir, Junio 30  

Felipe Powell, Beato

En Londres, en Inglaterra, beato Felipe Powell, presbítero de la Orden de San Benito y márti.

Originario del País de Gales, en tiempo del rey Carlos I fue detenido a bordo de una nave y, por ser sacerdote e intentar entrar en Inglaterra, fue condenado al patíbulo en Tyburn (1646).

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Fuente: Vatican.va
Basilio Velyckovskyj, Beato Obispo y Mártir, 30 de junio  

Basilio Velyckovskyj, Beato

Obispo de la Iglesia greco-católica ucraniana "clandestina", de la Congregación del Santísimo Redentor (1903-1973). Mártir

Nació el 1 de junio de 1903 en Stanislaviv (actualmente Ivano-Frankvisk). En el mes de agosto de 1925 entró en el noviciado de la Congregación del Santísimo Redentor y, poco después, fue ordenado sacerdote. Durante siete años fue misionero en la región de Volyn´; en 1942 fue nombrado superior en Ternopol. El 11 de abril de 1945 fue arrestado y condenado a diez años de detención en el campo de concentración de Vorkuta, en Siberia. Liberado en 1955, volvió a Lvov, donde en 1959 fue nombrado clandestinamente obispo. Debido a la dura persecución, no pudo ser ordenado hasta 1963. Volvieron a arrestarlo por el delito de "organizar estudios teológicos secretos en Ternopol"; lo condenaron a tres años de exilio. El 27 de enero de 1972, antes de liberarlo, le inyectaron una sustancia "desconocida".

Falleció a los 69 años, en Winnipeg (Canadá), el 30 de junio de 1973.

Fue beatificado por S.S. Juan Pablo II el 27 de junio de 2001, junto con otras 24 victimas de la persecución del régimen soviético a los católicos ucranianos.

El grupo beatificado está integrado por:

Mykolay Charneckyj, Obispo, 2 abril
Josafat Kocylovskyj, Obispo, 17 noviembre
Symeon Lukac, Obispo, 22 agosto
Basilio Velyckovskyj, Obispo, 30 Junio
Ivan Slezyuk, Obispo, 2 diciembre
Mykyta Budka, Obispo, 28 septiembre
Gregorio (Hryhorij) Lakota, Obispo, 5 noviembre
Gregorio (Hryhorij) Khomysyn, Obispo, 28 diciembre
Leonid Fedorov, Sacerdote, 7 marzo
Mykola Konrad, Sacerdote, 26 junio
Andrij Iscak, Sacerdote, 26 junio
Román Lysko, Sacerdote, 14 octubre
Mykola Cehelskyj, Sacerdote, 25 mayo
Petro Verhun, Sacerdote, 7 febrero
Alejandro (Oleksa) Zaryckyj, Sacerdote, 30 octubre
Klymentij Septyckyj, Sacerdote, 1 mayo
Severijan Baranyk, Sacerdote, 28 junio
Jakym Senkivskyj, Sacerdote, 28 junio
Zynovij (Zenón) Kovalyk, Sacerdote, 30 junio
Vidal Vladimir (Vitalij Volodymyr) Bajrak, Sacerdote, 16 Mayo
Ivan Ziatyk, Sacerdote, 17 mayo
Tarsicia (Olga) Mackiv, Monja, 18 Julio
Olympia (Olha) Bidà, Suora, 28 enero
Laurentia (Leukadia) Harasymiv, Monja, 26 agosto
Volodymyr Pryjma, Laico, 26 Junio
(las fechas indicadas corresponden a las de su martirio)

Reproducido con autorización de
Vatican.va

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Fuente: Santopedia.com
Zenon (Zynovij) Kovalyk, Beato Presbítero y Mártir, 30 de junio  

Zenon (Zynovij) Kovalyk, Beato

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En Lviv, en Ucrania, conmemoración del beato Zenon Kovalyk, presbítero de la Congregación del Santísimo Redentor y mártir, que en tiempo de un régimen hostil a Dios alcanzó la palma gloriosa en un día desconocido. (1941)

Etimológicamente: Zenón = Aquel supeditado a Dios, es de origen griego.

 

Zynoviy Kovalyk nace el 18 de agosto de 1903 en la aldea de Ivachiv Horishniy cerca de Ternopil, en el seno de una familia campesina y pobre. Antes de hacerse religioso trabaja como maestro de primaria en su aldea. Tiene un carácter fuerte y no llega nunca a componendas con su fe. Desde su infancia, el sueño de Wynoviy es ser sacerdote. Una vez descubierta su vocación a la vida consagrada, Wynoviy Kovalyk entra en los Redentoristas. Profesa el 28 de agosto de 1926; poco después es enviado a Bélgica a fin de completar sus estudios de filosofía y teología.

De regreso a Ucrania, Wynoviy Kovalyk es ordenado sacerdote el 9 de agosto de 1932; celebra su primera misa solemne el 4 de septiembre en su aldea natal, Ivachiv. Los pequeños iconos que conmemoran su ordenación llevan el siguiente texto: "Oh Jesús, acéptame (como sacrificio) juntamente al Santo Sacrificio de tu Cuerpo y de tu Sangre: recíbelo por la Santa Iglesia, por mi Congregación y por mi madre patria". Cristo aceptó estas palabras que fueron una auténtica ofrenda. Bien pronto supo el Padre Kovalyk que estas palabras habían sido proféticas y que también muy pronto - solamente nueve años más tarde - habrían de cumplirse con su martirio.

Tras su ordenación, el Padre Kovalyk parte juntamente con el obispo Mykolay Charnetskyi hacia la región de Volhyn a fin de trabajar en la obra de reconciliación con los ortodoxos ucranianos. El joven sacerdote es una auténtica alegría para sus cohermanos. El Padre Kovalyk tiene espíritu, tiene una bonita voz y posee una dicción muy cuidada. Es buen cantor y un auténtico predicador que encandila a todos. Su devoción y labor apostólica atrae a millares de personas. El Padre Kovalyk ama de todo corazón a la Madre de Dios y no deja nunca de mostrar su sincera piedad hacia Maria. Estas cualidades hacen ciertamente que el Padre Kovalyk tenga un gran éxito en su actividad misionera.

Tras varios años de trabajo en la región de Volhyn, el Padre Kovalyk se traslada a Stanislaviv (ahora Ivano-Frankvsk) para dirigir las misiones que se dan en la ciudad y en las aldeas circunstantes. En 1939, poco antes de la invasión soviética, se traslada a Lviv, al monasterio redentorista de calle Wyblykevycha (ahora Ivana Franka) y se encarga de la economía del monasterio.

El celoso sacerdote continúa también predicando la Palabra de Dios cuando da comienzo la invasión soviética. Un campo importante del trabajo del P. Kovalyk es el de las confesiones; es una actividad apostólica en la que tiene particular éxito: está siempre rodeado de gran número de fieles que buscan su ayuda espiritual.

Mientras la mayor parte de los ucranianos de Galizia se encuentran acobardados por el terror, el Padre Wynoviy da muestras de un ánimo admirable. Muchos predicadores se han vuelto ya extremadamente cautos en sus sermones. Tratan de eludir los temas espinosos de la actualidad y se centran en exhortar al pueblo a ser fiel a Dios. El Padre Kovalyk, por el contrario, no tiene nunca miedo a condenar abiertamente las costumbres ateas introducidas por el régimen soviético. Sus sermones causan un fuerte impacto en los oyentes pero, al mismo tiempo, son un peligro no pequeño para el predicador. Avisado por los amigos del posible peligro que corre a causa de su modo de predicar, el Padre Kovalyk responde: "Acogeré con alegría la muerte, si ésta fuera la voluntad de Dios, pero no abandonaré nunca mis compromisos con mi conciencia de predicador".

Él último gran sermón del Padre Kovalyk tuvo lugar en Ternopil el 28 de agosto de 1940 con ocasión de la fiesta de la Dormición de la Madre de Dios. Aquel día los fieles que escuchaban al Padre Kovalyk eran alrededor de diez mil. Su sueño de martirio se realizaría pocos meses más tarde.

La noche del 20-21 de diciembre de 1940, los agentes de la policía secreta soviética penetraron en el monasterio de los Redentoristas para detener al Padre Kovalyk por sus sermones con ocasión de la Novena de la Inmaculada que tuvieron lugar en la iglesia del monasterio. Antes de dejar a sus cohermanos, el Padre Kovalyk pidió a su superior, Padre De Vocht, su última bendición y absolución.

Durante mucho tiempo los Redentoristas trataron de saber el paradero de su cohermano detenido, pero solo hasta abril de 1941 no llegaron a saber que el Padre Kovalyk había sido confinado como preso en la calle Zamarstynivska (la famosa prisión "Brygidky"). Durante su reclusión, que duraría seis meses, el Padre Kovalyk padece 28 penosos interrogatorios; tres veces es conducido a otras tantas cárceles para ser interrogado en ellas. Después de uno de estos interrogatorios, especialmente acompañado de torturas, el Padre Kovalyk enferma a causa de una hemorragia masiva.


Mientras permanece recluido en la prisión, el Padre Kovalyk continúa con su labor apostólica. Comparte una mísera celda (4,20m por 3,50m) y sin mobiliario alguno con otros 32 compañeros. El Padre Kovalyk reza el rosario todos los días juntamente con los prisioneros y un rosario entero el domingo. Además, dirige la oración litúrgica; durante el mes de mayo organiza plegarias a la Madre de Dios y el día de Reyes invita a sus compañeros a la bendición del agua. Además de orar, el Padre Kovalyk administra el sacramento de la reconciliación, dirige ejercicios espirituales y enseña el catecismo, consuela a sus compañeros narrando - con su estilo típico e ingenioso - diversas historias religiosas. No es de asombrar, por tanto, el hecho de que los prisioneros - gente con una extrema necesidad de esperanza y de consuelo - quisieran de todo corazón al Padre Kovalyk por su celo apostólico.

En 1941, cuando las tropas alemanas comienzan su ofensiva, los guardianes de la prisión, ansiosos por huir, y al ver que no pueden llevar consigo a los prisioneros, disparan sobre ellos. Pero no les basta con la intención de matar al Padre Kovalyk disparándole; recordando sus sermones sobre Cristo crucificado, lo clavan en el muro de la prisión a la vista de sus compañeros prisioneros.

Cuando las tropas alemanas entran en Lviv, abren rápidamente las cárceles para limpiar el lugar de la pila de cadáveres putrefactos. La gente corre a las prisiones con la esperanza de encontrar algún pariente. Todos testimoniarán la horrible visión de aquel sacerdote crucificado en la pared de la prisión, su abdomen abierto en canal y en su interior un feto humano.

Para describir al Padre Zynoviy Kovalyk podemos emplear justamente las palabras de vísperas del común de Mártires que se refieren al soldado glorioso e invencible que, armado con la Cruz, vence al enemigo y recibe la corona de la victoria del único Vencedor y Dios que reina por siempre. El dichoso martirio del Padre Zynoviy Kovalyk puede servir como representación gráfica de las siguientes palabras de la Biblia: "Las almas de los justos están en las manos de Dios y no les alcanzará tormento alguno. A los ojos de los insensatos pareció que habían muerto; se tuvo por quebranto su salida, y su partida de entre nosotros por completa destrucción; pero ellos están en la paz su esperanza estaba llena de inmortalidad; por una breve pena recibirán largos beneficios, pues Dios los sometió a prueba y los halló dignos de sí" (Sab. 3, 1.4-5).

Teniendo en cuenta los testimonios sobre la vida virtuosa del P. Zynoviy Kovalyk y, sobre todo, su perseverancia, su ánimo y su fidelidad a la Iglesia de Cristo durante el período de persecución, su proceso de beatificación se inició con ocasión del año Jubilar. Concluido el proceso a nivel de Eparquía, el 2 de marzo de dicho año es enviada la causa a la Sede Apostólica. El 6 de abril, la comisión teológica reconoce el martirio del Padre Kovaly; el 23 del mismo mes es estudiado su martirio por la asamblea de Cardenales y el 24 de abril de 2001 el San Padre Juan Pablo II firma el decreto de beatificación del P. Zynoviy Kovalyk, beato mártir de la fe cristiana.

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Ladislao de Hungría, Santo Laico, 30 de junio  

Ladislao de Hungría, Santo

Rey de Hungría/h3>

Martirologio Romano: En Nitra, en los montes Cárpatos, muerte de san Ladislao, rey de Hungría, que restableció en su reino las leyes cristianas dictadas por san Esteban, corrigió las costumbres, dando él mismo ejemplo de virtud, y propagó la fe cristiana en Croacia, que había sido incorporada al reino húngaro, estableciendo la sede episcopal de Zagreb. Murió cuando se disponía a una guerra con Bohemia, siendo enterrado en Varadino, en Transilvania (1095).

Etimológicamente: Ladislao = Aquel que es un afamado caballero, es de origen eslavo.

 

Ladislao era hijo del rey húngaro Bela I y de la princesa polaca Richeza, hija de Mieszko II de Polonia y santa Riquilda de Lorena y hermano menor del también rey Géza I. Ladislao era miembro de la dinastía de los Árpádes. Fue san Ladislao, quien hizo que fuese canonizado el rey San Esteban.

Ladislao nació en Polonia, donde se padre había buscado refugio. Su nombre, Ladislao, le fue impuesto siguiendo las tradiciones eslavas de su madre. En 1047 fue llamado por su tío Andrés I.

Tras la muerte de su hermano mayor Géza I en 1077, Ladislao ascendió al trono y continuó su labor cristianizadora. Se ganó una reputación parecida a la de Esteban I, nacionalizando el cristianismo y sentando las bases de la grandeza política de Hungría. Ladislao, reconociendo que el Sacro Imperio Romano Germánico era un enemigo natural de su reino, formó una estrecha alianza con el Papa y otros enemigos del emperador Enrique IV, entre los que se encontraba Rodolfo de Rheinfeld y Güelfo I de Baviera.

Ladislao contrajo matrimonio con la hija de Rodolfo, Adelaida de Suabia, con la que tuvo un hijo y tres hijas. Su hija Santa Piroska de Hungría o conocida tmabién como Irene, se casó con el emperador de Bizancio Juan II Comneno.

Ya desde joven fue conocido por sus hazañas como caballero medieval y hábil guerrero. Ladislao contaba con una constitución imponente, era alto y estaba bien entrenado en las artes de la guerra, así pues, su figura era intimidante e inspiraba respeto. Luchó contra tribus paganas que invadían el reino de Hungría, e inclusive han quedado varias leyendas donde rescata a una damisela húngara que había sido raptada por un guerrero en medio de una batalla.

El fracaso del emperador germánico en su enfrentamiento con el Papado, dejó a Ladislao libre para extender sus dominios hacia el sur (el Bajo Danubio para los húngaros) y hacia los Cárpatos orientales. En su juventud luchó contra los pechenegos y en 1089 contra los cumanos, que ocupaban Moldavia y Valaquia más allá del río Olt. Construyó las fortalezas de Szörényvár y Gyulafehérvár.

Estableció a los Székely en Transilvania. Posteriormente intentó conquistar otras partes de Croacia tras la muerte del marido de su hermana, el rey croata Dmitar Zvonimir, aunque su autoridad era cuestionada por la nobleza croata, el Papa, la República de Venecia y el Imperio Bizantino. Ladislao efectuó una incursión en las tierras croatas en 1091 y nombró virrey a su sobrino Álmos.

Ladislao cayó enfermo repentinamente y al no tener hijos a los que dejar el trono mandó llamar a su sobrino Colomán, que era obispo y se encontraba en Polonia y al que nombró su heredero. Colomán era hijo de Geza I de Hungría y había sido educado por Ladislao. Sería coronado rey como Colomán I de Hungría, conocido como el Bibliófilo.

Ladislao murió repentinamente en 1095 cuando estaba a punto de participar en la Primera Cruzada. Ningún otro rey húngaro ha sido tan ampliamente amado. Toda la nación guardó luto por su muerte durante tres años y le recordaron como un santo mucho tiempo antes de que fuera canonizado. Hay un ciclo completo de leyendas alrededor de este monarca.

Entre sus labores principales a favor del cristianismo esta la fundación del obispado de Sarajevo, así como la creación de la abadía de Szend Egyed bécses, e incontables templos a lo largo y ancho de su reino. En 1094 fundó las diócesis de Várad y de Zagreb como un nuevo foco del catolicismo en el sur de Hungría y en las zonas entre el Drava y el Sava.

En 1192, el rey húngaro Bela III de Hungría hizo la petición al Papa para que Ladislao I fuera canonizado, y así Ladislao I, pasó a ser San Ladislao. Fue canonizado el 27 de junio de 1192.

C.A. Macartney, en su Hungary: A Short History (Hungría: Una breve historia) elogia a Ladislao I diciendo: "Ladislao I, quien, como Esteban y su hijo, Imre, fue canonizado tras su muerte, fue la personalidad más destacada entre ellos: un verdadero paladín y caballero de carácter dulce, protector de su fe y de su pueblo y de los pobres e indefensos."

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

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