JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 32b-38
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo presentaron a Jesús un hombre mudo poseído por un demonio. Jesús expulsó al demonio y el mudo comenzó a hablar. Y la gente decía maravillada:
"Jamás se ha visto nada igual en Israel".
Pero los fariseos decían:
"Expulsa a los demonios con el poder del príncipe de los demonios".
Jesús recorría todos los pueblos y aldeas, enseñando en la sinagogas judías, anunciando la buena noticia del reino y sanando todas las enfermedades y dolencias.
Al ver a la gente, sintió compasión de ellos, porque estaban cansados y desorientados como ovejas son pastor. Entonces dijo a sus discípulos:
"La cosecha es abundante, pero los obreros son pocos. Rueguen por tanto al dueño de la cosecha que envíe obreros a recogerla".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las “palabras de vida eterna” (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=272692
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: “si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros” (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). “Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso”. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: “quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación” (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesar pecados graves al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
mar 14a. Ordinario año Par
Antífona de Entrada
Tengo los ojos puestos en el Señor, porque él me libra de todo peligro. Mírame, Dios mío, y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido.
Oración Colecta
Oremos:
Nos acogemos, Señor, a tu providencia que nunca se equivoca, y te pedimos humildemente que apartes de nosotros todo mal y nos concedas aquéllo que pueda contribuir a nuestro bien.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Siembran vientos y cosechan tempestades
Lectura del libro del profeta Oseas 8, 4-7.11-13
Esto dice el Señor:
"Han puesto reyes sin mi aprobación, han establecido príncipes sin saberlo yo. Con su plata y su oro se han hecho ídolos, para su propia ruina. Me repugna tu becerro, Samaria; mi ira se enciende contra ellos. ¿Hasta cuándo estarán sin purificarse?
Viene de Israel, lo ha hecho un artesano. ¡Eso no es Dios! Será, pues, hecho astillas el becerro de Samaria. Siembran vientos y cosechan tempestades: su grano no dará espigas, ni la espiga, harina; y si la da, extranjeros la devorarán.
Efraín ha multiplicado los altares, pero han sido sólo para pecar. Aunque les escriba miles de leyes, las consideran como de un extraño. Les gusta ofrecerme sacrificios y comer la carne inmolada. Pero el Señor no los acepta, sino que recordará sus culpas, les tomará cuentas de sus pecados y tendrán que regresar a Egipto".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Sal 113B, 3-4.5-6.7-8.9-10
Nosotros confiamos en el Señor.
Nuestro Dios está en los cielos, todo lo que quiere lo hace. Los ídolos de las naciones, en cambio, son de plata y oro, y han sido fundidos por manos humanas.
Nosotros confiamos en el Señor.
Tienen boca y no hablan, tiene ojos y no ven, tienen orejas y no oyen, tiene nariz y no huelen.
Nosotros confiamos en el Señor.
Tienen manos y no tocan, tienen pies y no caminan, ni un sonido emite su garganta. Sean como ellos quienes los fabrican, quienes confían en ellos.
Nosotros confiamos en el Señor.
Pueblo de Israel, confía en el Señor: él te auxilia y te defiende; descendencia de Aarón; confía en el Señor: él te auxilia y te defiende.
Nosotros confiamos en el Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Yo soy el buen pastor, dice el Señor; yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí.
Aleluya.
Evangelio
La cosecha es mucha y los trabajadores pocos
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 32b-38
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo presentaron a Jesús un hombre mudo poseído por un demonio. Jesús expulsó al demonio y el mudo comenzó a hablar. Y la gente decía maravillada:
"Jamás se ha visto nada igual en Israel".
Pero los fariseos decían:
"Expulsa a los demonios con el poder del príncipe de los demonios".
Jesús recorría todos los pueblos y aldeas, enseñando en la sinagogas judías, anunciando la buena noticia del reino y sanando todas las enfermedades y dolencias.
Al ver a la gente, sintió compasión de ellos, porque estaban cansados y desorientados como ovejas son pastor. Entonces dijo a sus discípulos:
"La cosecha es abundante, pero los obreros son pocos. Rueguen por tanto al dueño de la cosecha que envíe obreros a recogerla".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Confiados en tu misericordia, Señor, venimos a tu altar con nuestros dones, a fin de que te dignes purificarnos por este memorial que estamos celebrando.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
La gloria de Dios es el hombre viviente
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Tú eres el Dios vivo y verdadero; el universo está lleno de tu presencia, pero sobre todo has dejado la huella de tu gloria en el hombre, creado a tu imagen.
Tú lo llamas a cooperar con el trabajo cotidiano en el proyecto de la creación y le das tu Espíritu para que sea artífice de justicia y de paz, en Cristo, el hombre nuevo.
Por eso,
unidos a los ángeles y a los santos, cantamos con alegría el himno de tu alabanza:
Antífona de la Comunión
Yo te invoco, porque tú me respondes, Dios mío; inclina el oído y escucha mis palabras.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Padre Santo, tú que nos has alimentado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, guíanos por medio de tu Espíritu a fin de que, no sólo con palabras, sino con toda nuestra vida, podamos demostrarte nuestro amor y así merezcamos entrar al Reino de los cielos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
14ª Semana. Martes
LUCHA ASCÉTICA
— Muchos combates se libran cada día en el corazón del hombre. Ayuda constante del Señor.
— Para seguir a Cristo es necesario el esfuerzo diario, alegre y humilde.
— Recomenzar muchas veces. Acudir a la Virgen Nuestra Madre.
I. La lucha misteriosa de Jacob con un ángel con figura de hombre a orillas del río Yaboc señala un cambio radical en la vida del Patriarca. Hasta aquí Jacob había llevado una conducta demasiado humana, apoyado solo en medios puramente naturales. A partir de este momento confiará sobre todo en Dios, que reafirma en él la Alianza con el pueblo elegido.
Pudo Jacob vencer en el combate solamente por la fuerza que Dios le comunicó, y la lección de esta hazaña era que no le había de faltar la bendición y la protección divina en las dificultades venideras1. Así lo expresa el libro de la Sabiduría: Le concedió la palma en duro combate para enseñarle que la piedad prevalece contra todo2.
Para los Santos Padres, esta escena del Antiguo Testamento es imagen del combate espiritual que ha de sostener el cristiano ante fuerzas muy superiores a él, y contra sus propias pasiones y tendencias, inclinadas al mal después del pecado de origen: no es nuestra lucha la sangre y la carne -advierte San Pablo-, sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo, contra los espíritus malos de los aires3. Son los ángeles rebeldes, vencidos ya por Cristo, pero que no dejarán de incitar al mal hasta el fin de la vida del hombre. Todos los días hay combates en nuestro corazón, enseña San Agustín. Cada hombre en su alma lucha contra un ejército. Los enemigos son la soberbia, la avaricia, la gula, la sensualidad, la pereza... Y es difícil –añade el santo– que estos ataques no nos produzcan alguna herida4. Sin embargo, tenemos la seguridad de la victoria si echamos mano de los recursos que el Señor nos ha dado: la oración, la mortificación, la sinceridad plena en la dirección espiritual, la ayuda de nuestro Ángel Custodio y, sobre todo, de nuestra Madre Santa María. Además, “si Aquel que ha entregado su vida por nosotros es el juez de esta lucha, ¿qué orgullo y qué confianza no tendremos?
“En los juegos olímpicos, el árbitro permanece en medio de los dos adversarios, sin favorecer ni al uno ni al otro, esperando el desenlace. Si el árbitro se coloca entre los dos contendientes, es porque su actitud es neutral. En el combate que nos enfrenta al diablo, Cristo no permanece indiferente: está por entero de nuestra parte. ¿Cómo puede ser esto? Veis que nada más entrar en la liza –son palabras de San Juan Crisóstomo a unos cristianos en el día de su bautismo– nos ha ungido, mientras que encadenaba al otro. Nos ha ungido con el óleo de la alegría y a él le ha atado con lazos irrompibles para paralizar sus asaltos. Si yo tengo un tropiezo, Él me tiende la mano, me levanta de mi caída, y me vuelve a poner de pie”5.
Por muchas que sean las tentaciones, las dificultades, las tribulaciones, Cristo es nuestra seguridad. ¡Él no nos deja!, ¡Él no es neutral!, está siempre de nuestra parte. Todos podemos decir con San Pablo: Omnia possum in eo qui me confortat... Todo lo puedo en Cristo que me conforta, que me da las ayudas necesarias si acudo a Él, a los medios que tiene establecidos.
II. Caminaba un montañero hacia un refugio de alta montaña. El sendero subía más y más, y en ocasiones resultaba difícil dar un paso; el frío azotaba su cara, pero el lugar era impresionante por el gran silencio que allí reinaba y por la belleza del paisaje.
El refugio, sencillo y tosco, resultó muy acogedor. Muy pronto observó que, sobre la chimenea, estaba escrito algo con lo que se identificó plenamente: “Mi puesto está en la cumbre”. Allí está también nuestro sitio: en la cumbre, junto a Cristo, en un deseo continuo de aspirar a la santidad en el lugar donde estamos y a pesar de conocer bien el barro del que estamos hechos, las flaquezas y los retrocesos. Pero sabemos también que el Señor nos pide el esfuerzo pequeño y diario, la lucha sin tregua contra las pasiones que tienden a tirarnos para abajo, el no pactar con los defectos, con los errores. Lo que nos hará perseverar en este combate es el amor, el amor profundo a Cristo, a quien buscamos incesantemente6.
La lucha ascética del cristiano ha de ser positiva, alegre, constante, con “espíritu deportivo”. “La santidad tiene la flexibilidad de los músculos sueltos. El que quiere ser santo sabe desenvolverse de tal manera que, mientras hace una cosa que le mortifica, omite –si no es ofensa a Dios– otra que también le cuesta y da gracias al Señor por esta comodidad. Si los cristianos actuáramos de otro modo, correríamos el riesgo de volvernos tiesos, sin vida, como una muñeca de trapo.
“La santidad no tiene la rigidez del cartón: sabe sonreír, ceder, esperar. Es vida: vida sobrenatural”7.
En la lucha interior encontraremos también fracasos. Muchos de ellos tendrán poca importancia; otros sí la tendrán, pero el desagravio y la contrición nos acercarán más al Señor. Y si hubiéramos roto en pedazos lo más preciado de nuestra vida, Dios sabrá recomponerla si somos humildes. Él perdona y ayuda siempre, cuando acudimos con el corazón contrito. Hemos de aprender a recomenzar muchas veces; con una alegría nueva, con una humildad nueva, pues incluso si se ha ofendido mucho a Dios y se ha hecho mucho daño a los demás, se puede estar después muy cerca del Señor en esta vida y luego en la otra, si existe verdadero arrepentimiento, si se lleva una vida acompañada de penitencia. Humildad, sinceridad, arrepentimiento..., y volver a empezar.
Dios cuenta con nuestra fragilidad y perdona siempre, pero es preciso ser sinceros, arrepentirse, levantarse. Hay una alegría incomparable en el Cielo cada vez que recomenzamos. Y a lo largo de nuestro caminar tendremos que hacerlo en muchas ocasiones, porque siempre habrá faltas, deficiencias, fragilidades, pecados. Que no nos falte nunca la sinceridad de reconocerlo y de abrir el alma al Señor en el Sagrario y en la dirección espiritual.
III. La lucha diaria del cristiano se concretará de ordinario en cosas pequeñas: en fortaleza para cumplir delicadamente los actos de piedad con el Señor, sin abandonarlos por cualquier otra cosa que se nos presente, sin dejarnos llevar por el estado de ánimo de ese día o de ese momento; en el modo de vivir la caridad, corrigiendo formas destempladas del carácter (del mal carácter), esforzándonos por tener detalles de cordialidad, de buen humor, de delicadeza con los demás; en realizar acabadamente el trabajo que hemos ofrecido a Dios, sin chapuzas, con perfección; en poner los medios para recibir la formación que necesitamos...
Victorias y derrotas, caer y levantarse, recomenzar siempre..., esto es lo que pide el Señor a todos. Esta lucha supone un amor vigilante, un deseo eficaz de buscarle a lo largo del día. Este esfuerzo alegre es el polo opuesto a la tibieza, que es dejadez, falta de interés en buscar a Dios, pereza y tristeza en nuestras obligaciones para con Él y para con los demás.
En este combate siempre contamos con la ayuda de nuestra Madre Santa María, que sigue paso a paso nuestro caminar hacia su Hijo. En la Liturgia de las Horas, la Iglesia recomienda todos los días a los sacerdotes esta Antífona de la Virgen: Salve, Madre soberana del Redentor, Puerta del Cielo siempre abierta, Estrella del mar; socorre al pueblo que sucumbe y lucha por levantarse...8. Este pueblo que cae y lucha por levantarse somos nosotros todos. Y este cambio que se produce cada vez que comenzamos –aunque sea en aspectos que parecen de poca importancia: en el examen particular, en los consejos recibidos en la dirección espiritual, en los propósitos del examen de conciencia– es el más grande que podemos imaginar. ¡Cuánto más cuando se trata de pasar de la muerte del pecado a la vida de la gracia! “La humanidad ha hecho admirables descubrimientos y ha alcanzado resultados prodigiosos en el campo de la ciencia y de la técnica, ha llevado a cabo grandes obras en la vía del progreso y de la civilización, y en épocas recientes se diría que ha conseguido acelerar el curso de la historia. Pero el cambio fundamental, cambio que se puede definir “original”, acompaña siempre el camino del hombre y, a través de los diversos acontecimientos históricos acompaña a todos y a cada uno. Es el cambio entre el “caer” y el “levantarse”, entre la muerte y la vida”9.
Cada vez que recomenzamos, que nos decidimos a luchar una vez más, nos llega la ayuda de Santa María, Medianera de todas las gracias. A Ella hemos de acudir con pleno abandono cuando las tentaciones arrecien. “¡Madre mía! Las madres de la tierra miran con mayor predilección al hijo más débil, al más enfermo, al más corto, al pobre lisiado...
“—¡Señora!, yo sé que tú eres más Madre que todas las madres juntas... —Y, como yo soy tu hijo... Y, como yo soy débil, y enfermo... y lisiado... y feo...”10.
1 Primera lectura. Año I. Gen 32, 22-32. — 2 Sab 10, 12. — 3 Ef 6, 12. — 4 San Agustín, Comentario al Salmo 99. — 5 San Juan Crisóstomo, Catequesis bautismales, 3, 9-10. — 6 Tanquerey, Compendio de teología ascética y mística, n. 193 ss. — 7 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 156. — 8 Liturgia de las horas, Antífona Alma Redemptoris Mater. — 9 Juan Pablo II, Enc. Redemptoris Mater, 25-III-1987, 52. — 10 San Josemaría Escrivá, o. c., n. 234.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Cristóbal
Mártir
Siglo III
Cristóbal significa "el que carga o portador de Cristo".
San Cristóbal, popularísimo gigantón que antaño podía verse con su barba y su cayado en todas las puertas de las ciudades: era creencia común que bastaba mirar su imagen para que el viajero se viese libre de todo peligro durante aquel día. Hoy que se suele viajar en coche, los automovilistas piadosos llevan una medalla de san Cristóbal junto al volante.
¿Quién era? Con la historia en la mano poco puede decirse de él, como mucho que quizá un mártir de Asia menor a quien ya se rendía culto en el Siglo v. Su nombre griego, “el portador de Cristo”, es enigmático, y se empareja con una de las leyendas más bellas y significativas de toda la tradición cristiana. Nos lo pintan como un hombre muy apuesto de estatura colosal, con gran fuerza física, y tan orgulloso que no se conformaba con servir a amos que no fueran dignos de él.
Cristóbal sirvió primero a un rey, aparente señor de la tierra, a quién Cristóbal vío temblando un día cuando le mencionaron al demonio.
Cristóbal entonces decidió ponerse al servicio del diablo, verdadero príncipe de este mundo, y buscó a un brujo que se lo presentara. Pero en el camino el brujo pasó junto a una Cruz, y temblando la evitó. Cristóbal le pregunto entonces si él le temía a las cruces, contestándole el brujo que no, que le temía a quién había muerto en la Cruz, Jesucristo. Cristóbal le pregunto entonces si el demonio temía también a Cristo, y el brujo le contestó que el diablo tiembla a la sola mención de una Cruz donde murió el tal Jesucristo.
¿Quién podrá ser ese raro personaje tan poderoso aun después de morir? Se lanza a los caminos en su busca y termina por apostarse junto al vado de un río por donde pasan incontables viajeros a los que él lleva hasta la otra orilla a cambio de unas monedas. Nadie le da razón del hombre muerto en la cruz que aterroriza al Diablo.
Hasta que un día cruza la corriente cargado con un insignificante niño a quien no se molesta en preguntar; ¿qué va a saber aquella frágil criatura? A mitad del río su peso se hace insoportable y sólo a costa de enormes esfuerzos consigue llegar a la orilla: Cristóbal llevaba a hombros más que el universo entero, al mismo Dios que lo creó y redimió. Por fin había encontrado a Aquél a quien buscaba.
--¿Quién eres, niño, que me pesabas tanto que parecía que transportaba el mundo entero?--Tienes razón, le dijo el Niño. Peso más que el mundo entero, pues soy el creador del mundo. Yo soy Cristo. Me buscabas y me has encontrado. Desde ahora te llamarás Cristóforo, Cristóbal, el portador de Cristo. A cualquiera que ayudes a pasar el río, me ayudas a mí.
Cristóbal fue bautizado en Antioquía. Se dirigió sin demora a predicar a Licia y a Samos. Allí fue encarcelado por el rey Dagón, que estaba a las órdenes del emperador Decio. Resistió a los halagos de Dagón para que se retractara. Dagón le envió dos cortesanas, Niceta y Aquilina, para seducirlo. Pero fueron ganadas por Cristóbal y murieron mártires. Después de varios intentos de tortura, ordenó degollarlo. Según Gualterio de Espira, la nación Siria y el mismo Dagón se convirtieron a Cristo.
San Cristóbal es un Santo muy popular, y poetas modernos, como García Lorca y Antonio Machado, lo han cantado con inspiradas estrofas. Su efigie, siempre colosal y gigantesca, decora muchísimas catedrales, como la de Toledo, y nos inspira a todos protección y confianza.
Sus admiradores, para simbolizar su fortaleza, su amor a Cristo y la excelencia de sus virtudes, le representaron de gran corpulencia, con Jesús sobre los hombros y con un árbol lleno de hojas por báculo.
Es patrono de los transportadores y automovilistas.
_____________________________________________________________Pacífico, Beato Franciscano, 10 de julio
Trovador Etimológicamente significa “portador de paz”. Viene de la lengua latina. |
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Rufina y Segunda, Santas Mártires de Roma, 10 de julio
Mártires Martirologio Romano: En la vía Cornelia, a nueve miliarios de la ciudad de Roma, santas Rufina y Segunda, mártires (s. inc.). Un hombre llamado Nicodemo fue a visitar a Jesús de noche. De él aprendió que, a menos que no se "nazca de nuevo", nadie puede ver las realidades de Dios. |
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Fuente: Franciscanos.org
Manuel Ruiz y Compañeros, Beatos Mártires en Damasco, 10 de julio
Mártires Martirologio Romano: En Damasco, en Siria, muerte de los mártires beatos Manuel Ruiz, presbítero, y compañeros, de los cuales siete eran de la Orden de los Hermanos Menores y los otros tres, que eran hermanos carnales, pertenecían a la Iglesia maronita. Entregados fraudulentamente por un traidor, sufrieron toda clase de vejaciones a causa de su fe, consiguiendo la palma del martirio con una muerte gloriosa (1860). En la noche del 9 al 10 de julio de 1860, fueron martirizados en Damasco por los drusos musulmanes ocho frailes franciscanos y tres católicos maronitas seglares, hermanos de sangre. A todos ellos, once en total, los beatificó Pío XI el 10 de octubre de 1926. Cuyos nombres son: beatos Carmelo Volta, Pedro Soler, Nicolás Alberga, Engelberto Kolland, Ascanio Nicanor, presbíteros; Manuel Ruiz, Francisco Pinazo y Juan Santiago Fernández, religiosos de la Orden de los Hermanos Menores; Francisco, Moocio y Rafael Massabki, hermanos carnales.
Paúles y las Hermanas de la Caridad, fueron los franciscanos invitados a refugiarse en el palacio de Ab-el-Kader, mas los frailes, que ningún mal habían hecho a nadie y veían a muchos cristianos temerosos refugiados en el convento franciscano, no quisieron abandonarlo. Cuando oyeron arreciar los golpes en las puertas que amenazaban con echarlas a tierra, se reunieron en la iglesia haciendo fervorosísima oración para que Jesús no los abandonara en tan grave trance, y luego buscaron refugio. El padre Manuel, superior de la comunidad, para evitar toda profanación, sumió el Santísimo Sacramento que había de ser su Viático, ¡y ya era tiempo!, porque los turcos invadían el sagrado recinto. -- “¡Hazte musulmán o mueres!”, le dijo un soldado; y él respondió con fortaleza: -- “Mil veces antes la muerte”. Colocó su cabeza sobre el altar y se consumó el primer sacrificio. A cada religioso que sorprendían en la celda, en las terrazas, en los claustros, repicaban las campanas, y así uno tras otro fueron martirizados a golpes o a tiros, de cien diversos modos, cebándose su rabia y furor en la mansedumbre de los ocho franciscanos, admirables en sus respuestas, dignas de los primeros cristianos. |
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Victoria y Anatolia, Santas Virgenes y Mártires, 10 de julio
Virgenes y Mártires Martirologio Romano: En Sabina, santas Anatolia y Victoria, mártires (s. inc.). Estas dos chicas eran muy amigas. Victoria tenía novio y se iba a casar pronto con él. |
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Amalberga, Santa Viuda, 10 de julio
Viuda Martirologio Romano: En Tamise, en Flandes, santa Amalberga, a quien san Wilibrordo impuso el velo de las vírgenes consagradas (s. VIII). También es conocida como Amalburga, Amelia o Amalia. |
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Fuente: Franciscanos.net
Nicanor Ascanio, Beato Mártir Franciscano, Julio 10
Sacerdote y mártir de la Primera Orden Franciscana Beatificado por Pío XI el 10 de octubre de 1926. |
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Fuente: Franciscanos.net
Engelberto Kolland, Beato Mártir Franciscano, Julio 10
Sacerdote y mártir de la Primera Orden Beatificado por Pío XI el 10 de octubre de 1926. |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Francisco, Abdel Moti y Rafael Masabki, Beatos Mártires Maronitas, Julio 10
Mártires Maronitas en Damasco Según consta en el Directorio Santoral Franciscano, el 10 de Julio, se recuerda a 8 frailes franciscanos y 3 católicos maronitas seglares, de la familia Masabki,- que fueron martirizados en Damasco en 1860. |
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Fuente: ArchiMadrid.es
Canuto de Dinamarca, Santo Mátir, 10 de julio
Mártir Martirologio Romano: En Odense, ciudad de Dinamarca, san Canuto, mártir, rey de ardiente celo, que dio gran esplendor al culto en su reino, promovió el estado clerical y asentó sólidamente las iglesias de Lund y Odense, siendo finalmente asesinado por unos sediciosos (1086). Canuto IV el Santo (en danés, Knud den Hellige) (1040 - 1086) reinó en Dinamarca desde 1080 hasta su asesinato en 1086. Era hijo natural de Sven II rey de Inglaterra. Sucedió a su hermano Harald III Hen. |
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Pedro Vincioli, Santo Abad, 10 de julio
Monje y Arquitecto Martirologio Romano: En Perugia, de la Umbría, san Pedro Vincioli, presbítero y abad, que reedificó una antigua iglesia dedicada a san Pedro que amenazaba ruina, y a ella unió un monasterio en el que, venciendo gran oposición y con gran paciencia, introdujo los usos y costumbres cluniacenses (1007). Uno de los monumentos más importantes de Peregia es la iglesia de san Pedro. Se ve a distancia en virtud o gracias a su campanario octogonal. Representa realmente algo bello con las líneas renacentistas del 1400 y 1500. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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