JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 24, 35
Gloria a Ti, Señor.
En aquel tiempo, cuando la gente vio que en aquella parte del lago no estaban Jesús ni sus discípulos, se embarcaron y fueron a Cafarnaúm para buscar a Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
"Maestro, ¿cuándo llegaste acá?"
Jesús les contestó:
"Yo les aseguro que ustedes no me andan buscando por haber visto señales milagrosas, sino por haber comido de aquellos panes hasta saciarse. No trabajen por ese alimento que se acaba, sino por el alimento que dura para la vida eterna y que les dará el Hijo del hombre;
porque a Éste, el Padre Dios lo ha marcado con su sello".
Ellos le dijeron:
"¿Qué necesitamos para llevar a cabo las obras de Dios?" Respondió Jesús;
"La obra de Dios consiste en que crean en aquel a quien Él ha enviado. Entonces la gente le preguntó a Jesús:
"¿Qué señal vas a realizar Tú, para que la veamos y podamos creerte? ¿Cuáles son tus obras?
Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito:
Les dio a comer pan del cielo".
Jesús les respondió: "Yo les aseguro: No fue Moisés quien les dio pan del cielo; es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que baja del cielo y da la vida al mundo".
Entonces le dijeron;
"Señor, danos siempre de ese pan". Jesús les contestó:
"Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre y el que cree en mí nunca tendrá sed".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las “palabras de vida eterna” (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=272692
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: “si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros” (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). “Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso”. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: “quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación” (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesar pecados graves al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
18o. Dom Ord Ciclo B
Antífona de Entrada
Dios mío, ven en mi ayuda; Señor, date prisa en socorrerme. Tú eres mi auxilio y mi salvación; Señor, no tardes.
Oración Colecta
Oremos:
Señor, Tú que eres nuestro creador y quien amorosamente, dispone toda nuestra vida, renuévanos conforme a la imagen de tu Hijo, transforma toda nuestra vida en una continua ofrenda.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Voy a hacer que llueva pan del cielo
Lectura del libro del Éxodo 16, 2-4. 12-15
En aquellos días, toda la comunidad de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto, diciendo:
"Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne y comíamos pan hasta saciarnos. Ustedes nos han traído a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud".
Entonces dijo el Señor a Moisés: "Voy a hacer que llueva pan del cielo. Que el pueblo salga a recoger cada día lo que necesita, pues quiero probar si guarda mi ley o no. He oído las murmuraciones de los hijos de Israel. Diles de parte mía:
'Por la tarde comerán carne y por la mañana se hartarán de pan, para que sepan que yo soy el Señor, su Dios' ".
Aquella misma tarde, una bandada de codornices cubrió el campamento. A la mañana siguiente había en torno a él una capa de rocío que, al evaporarse, dejó el suelo cubierto con una especie de polvo blanco semejante a la escarcha.
Al ver eso, los israelitas se dijeron unos a otros: "¿Qué es esto? Pues no sabían lo que era.
Moisés les dijo: "Este es el pan que el Señor les da por alimento".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del Salmo 77
No olvidemos las hazañas del Señor.
Cuanto hemos escuchado y conocemos del poder del Señor y de su gloria cuanto nos han amarrado nuestro padres, nuestros hijos lo oirán de nuestra boca.
No olvidemos las hazañas del Señor.
Que ellos también lo cuenten a sus hijos para que en Dios coloquen su esperanza, cumplan los mandamientos del Señor y no echen al olvido sus hazañas.
No olvidemos las hazañas del Señor.
Que no vayan a ser, como su padres, generación rebelde y obstinada, inconstante de corazón e infiel a Dios, de alma.
No olvidemos las hazañas del Señor.
Segunda Lectura
Revístanse del nuevo yo, creado a imagen de Dios
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los efesios 4, 17. 20-24
Hermanos: Declaro y doy testimonio en el Señor, de que no deben ustedes vivir como los paganos, que proceden conforme a lo vano de sus criterios. Esto no es lo que ustedes han aprendido de Cristo; han oído hablar de Él y en Él han sido adoctrinados, conforme a la verdad de Jesús. Él les ha enseñado a abandonar su antiguo modo de vivir, ese viejo yo, corrompido por deseos de placer. Dejen que el Espíritu renueve su mente y revístanse del nuevo yo, creado a imagen de Dios, en la justicia y en la santidad de la verdad.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
No sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Aleluya.
Evangelio
El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 24, 35
Gloria a Ti, Señor.
En aquel tiempo, cuando la gente vio que en aquella parte del lago no estaban Jesús ni sus discípulos, se embarcaron y fueron a Cafarnaúm para buscar a Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
"Maestro, ¿cuándo llegaste acá?"
Jesús les contestó:
"Yo les aseguro que ustedes no me andan buscando por haber visto señales milagrosas, sino por haber comido de aquellos panes hasta saciarse. No trabajen por ese alimento que se acaba, sino por el alimento que dura para la vida eterna y que les dará el Hijo del hombre;
porque a Éste, el Padre Dios lo ha marcado con su sello".
Ellos le dijeron:
"¿Qué necesitamos para llevar a cabo las obras de Dios?" Respondió Jesús;
"La obra de Dios consiste en que crean en aquel a quien Él ha enviado. Entonces la gente le preguntó a Jesús:
"¿Qué señal vas a realizar Tú, para que la veamos y podamos creerte? ¿Cuáles son tus obras?
Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito:
Les dio a comer pan del cielo".
Jesús les respondió: "Yo les aseguro: No fue Moisés quien les dio pan del cielo; es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que baja del cielo y da la vida al mundo".
Entonces le dijeron;
"Señor, danos siempre de ese pan". Jesús les contestó:
"Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre y el que cree en mí nunca tendrá sed".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración de los Fieles
Invoquemos, hermanos, a Dios Padre, pidámosle que escuche nuestras oraciones y roguémosle con fe que venga en auxilio de nuestras necesidades. Respondemos: Escúchanos, Padre.
Oremos por el Papa, por nuestro obispo, por todos los obispos y sacerdotes, para que el Señor los haga santos y les conceda el espíritu de sabiduría a fin de que proclamen con rectitud la verdadera palabra. Oremos:
Escúchanos, Padre.
Oremos por los que están lejos de sus hogares, por los viajeros, por los que se encuentran en peligro, para que el Señor les conceda un ángel que los proteja y los aleje de todo mal. Oremos:
Escúchanos, Padre.
Oremos por los hombres de todos los pueblos y de todas las religiones, para que el Señor les revele su bondad y dirija su camino hacia el conocimiento de la verdad plena. Oremos:
Escúchanos, Padre.
Oremos por nuestros hermanos que han muerto en el Señor; que Dios perdone sus pecados, acoja sus almas junto a Él y los conduzca al lugar del descanso, de la luz y de la paz. Oremos:
Escúchanos, Padre.
Celebrante:
Oremos: Dios nuestro, que has confiado al hombre las riquezas inmensas de la creación, escucha las oraciones de tu Iglesia y no permitas que falte a ninguno de tus hijos el pan de cada día, y suscita en nosotros el deseo de tu palabra, para que podamos saciar aquella hambre de verdad que Tú mismo, infundes en nuestros corazones.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Santifica, Señor, estos dones, y por medio del sacrifico de tu Hijo, transforma toda nuestra vida en una continua ofrenda.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
El misterio pascual y el pueblo de Dios
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, nuestro Señor.
Quien, por su misterio pascual, realizó la obra maravillosa de llamarnos del pecado y de la muerte al honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de su propiedad, para que, trasladados de las tinieblas a tu luz admirable proclamemos ante el mundo tus maravillas. Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Antífona de la Comunión
Yo soy el pan de vida, dice el Señor; el que venga a mí, no tendrá hambre; y el que crea en mí, no tendrá sed.
Oración después de la comunión
Protege, Señor, continuamente a quienes renuevas y fortaleces con esta Eucaristía y hazlos dignos de alcanzar la salvación eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
XVIII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
El alimento de la nueva vida
— El maná, símbolo y figura de la Sagrada Eucaristía, verdadero alimento del alma.
— El Pan de Vida.
— En cada Comunión se nos da el mismo Cristo. Su presencia en el alma.
I. Dice el Señor: Yo soy el Pan de Vida. El que viene a Mí no pasará hambre. Y el que cree en Mí nunca pasará sed1.
Después del milagro de la multiplicación de los panes y de los peces, la multitud, entusiasmada, busca de nuevo a Jesús. Cuando vieron que no estaba allí, ni tampoco sus discípulos, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún. Allí, en la sinagoga –nos indica San Juan en el Evangelio de la Misa2–, tendrá lugar la revelación de la Sagrada Eucaristía.
Jesús, con el milagro de la multiplicación de los panes el día anterior, había despertado unas esperanzas hondamente arraigadas en el pueblo. Millares de gentes se desplazaron de sus casas para verle y oírle, y su entusiasmo les llevó a querer hacerlo rey. Pero el Señor se apartó de ellos. Cuando de nuevo le encontraron, les dijo Jesús: En verdad, en verdad os digo que vosotros me buscáis no por haber visto milagros, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado. “Me buscáis –comenta San Agustín– por motivos de la carne, no del espíritu. ¡Cuántos hay que buscan a Jesús, guiados solo por intereses materiales! (...). Apenas se busca a Jesús por Jesús”3. Nosotros queremos buscarle por Él mismo.
Este apego exclusivamente material, interesado, no es lo que Él espera de los hombres. Y con una valentía admirable, con un amor sin límites, les expone el don inefable de la Sagrada Eucaristía, donde se nos da como alimento. No importa que muchos de los que le han seguido con fervor le abandonen al terminar esta revelación. Jesús comienza insinuando el misterio eucarístico: Obrad no por el alimento que perece sino por el que perdura hasta la vida eterna, el que os dará el Hijo del Hombre... Ellos le preguntaron: ¿Qué haremos para realizar las obras de Dios? Jesús les respondió: Esta es la obra de Dios, que creáis en quien Él ha enviado.
Y, a pesar de que muchos de los presentes vieron con sus ojos el prodigio del día anterior, le dijeron: ¿Pues qué milagro haces tú, para que lo veamos y te creamos? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del Cielo.
La Primera lectura de la Misa4 nos relata cómo, efectivamente, Yahvé mostró su Providencia sobre aquellos israelitas en el desierto, haciendo caer diariamente del cielo el maná que los alimentaba. Este pan es símbolo y figura de la Sagrada Eucaristía, que el Señor anunció por vez primera en esta pequeña ciudad junto al lago de Genesaret. Jesucristo es el verdadero alimento que nos transforma y nos da fuerzas para llevar a cabo nuestra vocación cristiana. “Solo mediante la Eucaristía es posible vivir las virtudes heroicas del cristianismo: la caridad hasta el perdón de los enemigos, hasta el amor a quien nos hace sufrir, hasta el don de la propia vida por el prójimo; la castidad en cualquier edad y situación de la vida; la paciencia, especialmente en el dolor y cuando se está desconcertado por el silencio de Dios en los dramas de la historia o de la misma existencia propia. Por esto –exhortaba con fuerza el Papa Juan Pablo II–, sed siempre almas eucarísticas para poder ser cristianos auténticos”5.
Con palabras del poeta italiano, pedimos al Señor: ”Danos hoy el maná de cada día, // sin el cual por este áspero sendero // va hacia atrás quien más en caminar se afana”6. Verdaderamente, la vida sin Cristo se convierte en un áspero desierto en el que cada vez se está más lejos de la meta.
II. Cuando los judíos dicen a Jesús que Moisés les dio pan del Cielo, Jesús les contesta que no fue Moisés, sino su Padre Celestial es quien les da el verdadero pan del Cielo. Pues el pan de Dios es el que ha bajado del Cielo y da la vida al mundo.
“El Señor se presenta de tal forma, que parecía superior a Moisés; jamás tuvo Moisés la audacia de decir que él daba un alimento que no perece, que permanece hasta la vida eterna. Jesús promete mucho más que Moisés. Este prometía un reino, una tierra con arroyos de leche y miel, una paz temporal, hijos numerosos, la salud corporal y todos los demás bienes temporales (...); llenar su vientre aquí en la tierra, pero de manjares que perecen: Cristo, en cambio, prometía un manjar que, en efecto, no perece sino que permanece eternamente”7.
Quienes estaban presentes aquella mañana en la sinagoga de Cafarnaún sabían que el maná –el alimento que diariamente recogían los judíos en el desierto– era símbolo de los bienes mesiánicos; por eso piden al Señor que realice un portento semejante. Pero no podían ni siquiera imaginar que el maná era figura del gran don mesiánico de la Sagrada Eucaristía 8.
Jesús les dice que aquel maná no era el pan del Cielo, porque quienes lo comieron murieron, y que su Padre es quien puede darles este otro pan del todo excepcional y maravilloso. Ellos le dijeron: Señor, danos siempre de este pan. Y Jesús les respondió: Yo soy el pan de vida; el que viene a Mí no tendrá hambre, y el que cree en Mí no tendrá nunca sed. El Señor tendrá buen cuidado en dejar bien claro, sin miedo a la confusión y al abandono que habrían de venir, que ese pan es una realidad. Ocho veces repite a continuación el término comer, para que no hubiera error posible. Cristo se hace alimento para que tengamos esa nueva vida, que Él mismo viene a traernos: el pan que Yo os daré es la carne mía. No es un pan de la tierra, es un pan que baja del Cielo y da la vida al mundo. En la Sagrada Eucaristía nos hacemos “concorpóreos y consanguíneos suyos”9. La Eucaristía es la suprema realización de aquellas palabras de la Escritura: son mis delicias estar con los hijos de los hombres10. Jesús Sacramentado es verdaderamente el Emmanuel, el Dios con nosotros, que se nos da como alimento para una nueva vida, que se prolonga más allá de nuestro fin terreno.
“El más grande loco que ha habido y habrá es Él. ¿Cabe mayor locura que entregarse como Él se entrega, y a quienes se entrega?
“Porque locura hubiera sido quedarse hecho un Niño indefenso; pero, entonces, aun muchos malvados se enternecerían, sin atreverse a maltratarle. Le pareció poco: quiso anonadarse más y darse más. Y se hizo comida, se hizo Pan.
“—¡Divino Loco! ¿Cómo te tratan los hombres?... ¿Yo mismo?”11. ¿Cómo me preparo para recibirte? ¿Cómo es mi fe, mi alegría..., mis deseos? Hagamos propósitos pensando en la próxima Comunión que vamos a realizar, quizá dentro de pocos minutos o de pocas horas. No puede ser como las anteriores: ha de estar más llena de amor.
III. Cuando comulgamos, Cristo mismo, todo entero, con su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su Divinidad, se nos da en una unión inefablemente íntima que nos configura con Él de un modo real, mediante la transformación y asimilación de nuestra vida en la suya. Cristo, en la Comunión, no solamente se halla connosotros, sino en nosotros.
No está Cristo en nosotros como un amigo está en su amigo: mediante una presencia espiritual activada por un recuerdo más o menos constante. Cristo está verdadera, real y sustancialmente presente en nuestra alma después de comulgar. “Yo soy el pan de los fuertes –dijo el Señor a San Agustín, y podemos aplicarlo ahora a la Eucaristía–; cree y me comerás. Pero no me cambiarás en tu sustancia propia, como sucede al manjar de que se alimenta tu cuerpo, sino al contrario, tú te mudarás en Mí”12. ¡Cristo nos da su vida! ¡Nos diviniza! ¡Nos transforma en Él! Vuelca sobre nuestra alma necesitada los infinitos méritos de la Pasión, nos envía nuevas fuerzas y consuelos, y nos introduce en su Corazón amantísimo, para transformarnos según sus sentimientos. De la Eucaristía manan todas las gracias y los frutos de vida eterna –para la humanidad y para cada alma–, porque en este sacramento “se contiene todo el bien espiritual de la Iglesia”13. Si consideramos frecuentemente los efectos de este sacramento en el alma que lo recibe dignamente, nos ayudará a sacar mucho más fruto de la Comunión eucarística y de la Comunión espiritual y, por tanto, a dirigirnos más rápidos hacia Dios; a valorar la necesidad de recibir al Señor con mucha frecuencia, y aun diariamente, y a esmerarnos en la preparación y en la acción de gracias. Cada día, nosotros podemos decir a Jesús: Señor, danos siempre de ese pan.
El alma es elevada al plano sobrenatural; las virtudes de Jesús vivifican el alma, y queda esta como incorporada a Él, como miembro de su Cuerpo Místico. Entonces podemos decir en toda su plenitud: Vivo, pero ya no yo, es Cristo quien vive en mí14.
También se cumplen en cada Comunión aquellas palabras del Señor en la Última Cena: Si alguno me ama –y recibirle con piedad y devoción es el mayor signo de amor– guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él y en él haremos morada15. El alma se convierte en templo y sagrario de la Trinidad Beatísima. Y la vida íntima de las tres Divinas Personas empapa y transforma el alma del hombre, sustentando, fortaleciendo y desarrollando en él el germen divino que recibió en el Bautismo.
Cuando nos acerquemos a recibirle le podemos decir: “Señor, espero en Ti; te adoro, te amo, auméntame la fe. Sé el apoyo de mi debilidad, Tú, que te has quedado en la Eucaristía, inerme, para remediar la flaqueza de las criaturas”16. Y acudiremos a Santa María, pues Ella, que durante treinta y tres años pudo gozar de su presencia visible y le trató con el mayor respeto y amor posible, nos dará sus mismos sentimientos de adoración y de amor.
1 Antífona de Comunión. Jn 6, 35. — 2 Jn 6, 24-35. — 3 San Agustín, Comentario al Evangelio de San Juan, 25, 10 — 4 Ex 16, 2-4; 12-15. — 5 Juan Pablo II, Homilía19-VIII-1979. — 6 Dante Alighieri, La divina comedia. Purgatorio, XI, 13-15. — 7 San Agustín, Comentario al Evangelio de San Juan, 25, 12. — 8 Cfr. Sagrada Biblia, Santos Evangelios, EUNSA, Pamplona 1983, in loc. — 9 San Cirilo de Jerusalén, Catequesis, 22, 1. — 10 Prov 8, 31. — 11 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 824. — 12 San Agustín,Confesiones, 7, 10, 16; 7, 18, 24. — l3 Conc. Vat. II, Decr. Presbyterorum ordinis, 5. — 14 Gal 2, 20. — 15 Jn 14, 23. — 16 San Josemaría Escrivá, o. c., n. 832.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Nona de Nacianzo, Santa Madre y Esposa, 5 de agosto
Esposa y Madre Martirologio Romano: En Nacianzo, de Capadocia, santa Nona, esposa de san Gregorio el Viejo y madre de los santos Gregorio el Teólogo, Cesáreo y Gorgona (374). |
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Fuente: ACIprensa.com
Emigdio de Áscoli, Santo Obispo y Mártir, 5 de agosto
Obispo y mártir Martirologio Romano: En Áscoli, en el Piceno, de Italia, san Emigdio, al que se venera como primer obispo de esta ciudad y como mártir (s. IV) |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Margarita de Cesolo, Santa Viuda, 5 de agosto
La Descalza Martirologio Romano: En San Severino Marche (Septémpeda), santa Margarita, viuda (1395). |
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Fuente: Enciclopedia Católica || ACI Prensa
Osvaldo de Northumbria, Santo Rey y Mártir, 5 de agosto
Rey y Mártir Martirologio Romano En el lugar de Maserfield, posteriormente llamado Oswestria en su honor, en la región de Shropshire, en Inglaterra, san Osvaldo, mártir. Siendo rey de Northumbria se hizo ilustre por las armas, pero, más inclinado a la paz, propagó con decisión la fe cristiana en la región y, en un combate contra los paganos, fue muerto por el odio de éstos contra Cristo (642). |
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Vardan Mamikonian y compañeros, Santos Mártires, 5 de agosto
Armenia está dotada de un rico patrimonio cultural, se destacó como la primera nación en adoptar el cristianismo como religión oficial en los primeros años del siglo IV (la tradición indica que esto pasó en el año 301). Aunque Armenia es un estado constitucional secular, la fe cristiana desempeña un papel importante en su historia y en la identidad del pueblo armenio. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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