lunes, 1 de octubre de 2012

[Boletin Conciencia Azul] Plutón en Capricornio

PLUTÓN EN CAPRICORNIO: LOS TIEMPOS Y LOS ODIOS QUE CORREN


En estos días, quien se haya sentido extrañamente tenso; preguntadose acerca de que es lo que le sucede que no encuentra respuestas a una poco clara sensación mezcla de tristeza, nostalgia, fatiga, frustración, dolor, odio, -antiguo y actualizado-, hartazgo y un deseo irrefrenable de transformar una realidad que lo hunde en un arcón de viejos esqueletos que se conservan como reliquias; les cuento que se encuentran bajo los efectos del tránsito de Plutón que en este momento, está retomando su ritmo directo. Éste es un planeta transpersonal, y en nuestras vidas puede tener más o menos influencia de acuerdo al lugar que ocupa en la carta natal; siendo decisivo en una vida; si se encuentra en aspecto a nuestro Sol, nuestra Luna, los ángulos de la carta o al regente del ascendente. Por este motivo; -la fuerza destacada o la debilidad aparente de la posición del dios del Hades en el mandala natal personal-; no va a ser vivida por todas las personas con igual intensidad ; ni llegarán a transitar con la misma fuerza o pregnancia, experiencias en cuyo relato, la "negrura" plutoniana se asome de vez en cuando, provocando  crisis que podrían ser descriptas como ese túnel que es pura oscuridad, hasta que se pueda atisbar un luz al final del trayecto. Si bien ésta es una imágen metafórica de la muerte  y el renacimiento;  es una de las descripciones más populares contadas por quien alguna vez se ha visto caminando por el enigmático pasillo de la muerte; y que sin saber hacia donde conducía, terminó renaciendo a la vida como si fuese la primera vez en la que puedo respirar libre de hedores arrastrados del submundo, haciendo un corte neto con un pasado de rencores. Las experiencias Plutonianas, suelen traer con ellas al final una liberación, -tal como se libera una mariposa que con dolor, lucha en su capullo para desplegar sus alas-; haciendo posible otra vida que si bien se siente como renovada y  propia; puede palparse como un antes y un después de "la muerte". No en vano, en la mitología y en la Astrología; Plutón es el símbolo de la transmutación, la resurrección y el cambio que nos lleva hacia un punto en donde abandonamos nuestra vieja piel, personalidad, ego o cualquier otro factor que -nos guste o no; nos impide crecer; para poder elevarnos a un estado antes desconocido y de cambio inexorable.
Hasta hace unos días, y desde hace unos meses, éste planeta estuvo en su período retrógrado; tratando de desasirse de viejas estructuras a las que consideramos directrices y referentes de nuestra vida e historia.
Plutón en recorrida por Capricornio, sigue instando a revisar  palabras como PADRE, AUTORIDAD, LEY, ESTADO, EXPERIENCIA, TIEMPO, PODER, ESTRUCTURA, EGO, LIMITACIÓN, MUERTE, AMBICIÓN, PODER, MANDO..., y muchas otras concepciones que por lo general se derivan de los primeros atributos que irrenunciablemente heredamos junto con el ADN de nuestros padres biológicos: son ellos, -y sobre todo el padre o su función; -esté  ésta en manos de quien esté-;  quienes nos introducen en el mundo de la obediencia y el deber, y por lo tanto de la ley; es el padre el que nos limita y nos enseña que el amor de la madre (Cáncer), se topa con un punto en donde no hay lugar para la incondicionalidad que de existir, llegaría al acto de lo incestuoso.  El padre nos enseña la exogamia; la necesidad de ir más allá de nuestra madre y construir un lugar fuera del clan; y en este punto, podemos asociar a la palabra madre; todo aquello que de algún modo nos ofrece raíces y nos contiene; como por ej.  patria, familia, terreno, terrunio, hogar, casa, mujer, útero...; y en general con lo pasivo, yin y femenino de la existencia en tanto y en cuanto, nos ofrezca por sobre todas las cosas, protección en tiempos de crecimiento y pertenencia.
Cuando Plutón pasa por Capricornio, el tema del amor y la ley, de la pertenencia y el útero, del padre y la madre; del estado y el pueblo;  se activan como pautas arquetípicas que inundan nuestras vidas de un modo más o menos visible para todos; y aunque para algunos lo haga en forma más velada; existirán otros a los cuales las transformaciones le urgirán y desencadenarán crisis de algún tipo manifiesto.  Con la intención de dar un ejemplo concreto; es visible para cualquier persona en cualquier lugar del mundo; que estamos asistiendo en todo punto del globo, a marchas o manifestaciones multitudinarias de los "hijos", "pobladores", "habitantes" de cada patria/madre/casa/país; saliendo a la calle con algún mensaje que dar a sus padres/gobiernos/autoridades/mandatarios, etc.. Ya sea para apoyar causas o erigir protestas; el mensaje que yace en el fondo es el mismo que alguna vez hemos sostenido ante nuestros progenitores, y ha quedado allí arrumbado y disconforme en algún un rincón oscuro de nuestra psique; esperando alguna oportunidad donde despertar y salir a la luz con la cólera del niño furioso que todos llevamos dentro. El odio por las afrentas sufridas alguna vez; se apodera de nuestros impulsos dirigiéndose esta vez a alguna figura que para nosotros, represente de algún modo, el rol de "mando", o se erija ante nuestros ojos, como "autoridad" en algún aspecto de nuestro psiquismo. Cualquiera sea el líder o el antihéroe al cual dirijamos nuestros reclamos; lo que el tránsito de Plutón simboliza, es la necesidad de tirar abajo viejos ídolos; viejas formas de ejercer poder, dominio y autoridad; que hoy se reeditan y encarnan en aquellos que representan, en nuestro psiquismo,  a los padres injustos que descansan en el fondo de nuestros complejos incosncientes.
Bajo los tránsitos de Plutón, sin embargo; el odio suele ser proyectado y nos mira sentado en la vereda de enfrente; el otro es sí o sí el responsable de mi enojo, el otro es el que destila odio, y  el otro es el intolerante manipulador que nos obliga a ser lacerantes; cuando en realidad, el lugar en donde tiene depositada su cede central este sentimiento, es en la propia alma; dolida por el recuerdo inconsciente de aquello que ha considerado vejación; y cuyo sentimiento horripilante espera aún venganza. Plutón representa a un monstruo antiguo al cual  tememos y odiamos; y que por querer atacar de frente; agrediéndolo, golpeándolo y humillándolo como él nos ha humillado hace tiempo; luchamos por olvidar mientras él como la Hidra; reproduce sus cabezas ni bien le cortamos una.  Solemos desconocer y hacer de cuenta, de que  los tesoros que esconde Plutón, mueren; pero sin embargo, es él quien tiene la potestad de presidir "el lugar de abajo"; ese el imperio instalado en el reino del las profundidades, de lo inconsciente o del infierno; de las almas que han partido, y del lugar del cual, nadie que sea humano, está exento de visitar en algún momento de su vida.
Entonces..., nos podemos preguntar:
Que puede ser considerado como vejación y sensación de muerte para un niño?;
...y la respuesta no podrá describirse tan sólo como  algo de connotación espectacularmente siniestra;  y menos aún  como algo tan crudo y literalmente plutoniano como una muerte o una violación, si bien estas pueden ser las ocasiones de su aparición más terrible. Plutón tiene resonancia muy especial en quienes la manipulación emocional ha tenido un papel imporante en su vida; donde el exceso o el defecto del amor  y el odio, nos ha causado un daño que consideramos irreparable y al cual solemos adjudicarle un "si hubiera" que reclama venganza.  Aquello por lo cual clamamos y elevamos nuestro llanto iracundo al cielo; grita siempre un "si me hubiera querido más"; "si hubiera pensado en mí"; "si me amara realmente"; "si me hubiera maltratado menos"; "si no hubiera sido tan cruel". Y lo peor de todo, es que siendo Plutón el dios de lo subterráneo, solo se lo percibe por su hedor, producto del paso del tiempo en un lugar oscuro y profundo; sepultado, negado, resistido o reprimido de nuestra consciencia; con lo cual muchas veces vive en el sótano, mientras nosotros creemos sólo habitar una pradera. Por ende, no existe ser humano que carezca de tal energía en su Carta Natal; y simplemente podemos saber de ella en momentos en que algún acontecimiento, visible e invisible a la vez; relacionado con los temas más tabúes y marginales del mundo (muerte, locura, sexo, violencia, manipulación del poder, marginalidad en cualquier tipo, exclusión, etc.), hacen irrupción en nuestra vida como para transformarla en algo de lo cual emerger como mariposas. No obstante, el proceso es siempre inexorable y doloroso.
Retomando la pregunta del principio acerca de que es aquello que sentimos como un polvillo plomizo, odioso y gris que se abate sobre nuestro ánimo destilando veneno o viéndolo en la vereda de enfrente; podemos decir que se trata de Plutón, quien retomando en este momento su movimiento directo, nos trae del fondo del sustrato inconsciente, valiosa información que debiéramos observar a la luz de una consciencia ampliada en lugar de dar rienda suelta a la compulsión de tomar el hacha y cortar la cabeza de la Hidra; (o lo que es lo mismo, el cuello ajeno).
Plutón remueve los contenidos profundos; y sube a nivel de la consciencia aspectos esclarecedores y grandemente evolutivos, para quien pueda hacerse cargo de aquello que en nuestro interior, gruñe encolerizado clamando no justicia, sino VENGANZA. Si no podemos observar que todo lo que se transforma en cuestión de vida o muerte, está relacionado en algún punto con nuestra vida y experiencia personal temprana; seguiremos reclamando a quienes sean ocasionalmente la metáfora de nuestros padres, que nos solucionen la vida y nos la dirijan.
Para un bebé, alimentarse es cuestión de vida o muerte. Para un bebé, no hay comprensión de tiempo, de obligaciones ni posibilidad de que le sea explicado el por qué el bocado no llegó a tiempo. Por ese momento del desarrollo; las razones de tiempo y espacio son desconocidas; y para el infante, el mundo es una masa amorfa que se define por presencias y ausencias sin explicación.  Los bebés bullen de odio y furia hasta que comienzan su socialización; pero los sentimientos de odio y venganza, provienen de esas primeras experiencias preverbales,  en donde la vulnerabilidad en la falta de la palabra; los conviertía en indefensos, en presas del pánico y el miedo, y el temor a la aniquilación.   Si esto se comprende, comenzaremos a vislumbrar de donde viene nuestra furia, de donde proviene nuestro dolor, nuestro temor y nuestra necesidad de que algo se vuelva eterno e inmutable para evitar la sensación de muerte y desaparición; o de aquello que amenaza con destruirnos de seguir en la misma condición que hasta la actualidad. Plutón se ha puesto directo; ha recopilado de nuestra instancia inconsciente una cantidad de información que pretende hacerse consciente tratando de hacernos seres más responsables, compeltos y menos dependientes; teniendo más consciencia de que aquello que llamamos "poder",no está afuera sino adentro; y que aquello en lo que hemos delegado responsabildiad, -nuestros padres, mayores, gobernantes, etc-; no tienen por qué ser causantes de nuestra vida o nuestra muerte.  Hemos crecido, ya no podemos seguir como recién nacidos temiendo por la ausencia de un padre, y es hora que cambiemos nuestros conceptos con respecto a lo que nos hace falta para seguir evolucionando. Nuestro psiquismo puede tomar el demoler las imágenes parentales, -y con ellas las de autoridad-, como una amenaza, como si en ello nos fuera la vida. Es un reflejo inmaduro de haber quedado anclados a una furia que en su momento, no tuvo palabras, no pudo ser nombrada, y como todo lo que no tiene nombre y desaparece, reclama venganza desde las profundidades de donde se encuentre: el psiquismo, la tierra y el inconsciente.  Reconocer que la furia es nuestra, que el dolor es nuestro y que la venganza es nuestra, quizá nos ayude a no proyectar tanto en el otro ese odio enraizado y compulsivo, que hace que reiteremos como un síntoma, el sentimiento de impotencia y odio del bebé.

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