JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 15, 1-3.11-32
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharlo. Los fariseos y los escribas murmuraban:
"Este anda con pecadores y come con ellos".
Jesús les dijo entonces esta parábola:
"Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre:
"Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde".
Y el padre les repartió los bienes.
A los pocos días, el hijo menor recogió sus cosas, partió a un país lejano y allí despilfarró toda su fortuna viviendo como un libertino. Cuando lo había gastado todo, sobrevino una gran escasez en aquella región, y el muchacho empezó a pasar necesidad. Entonces fue a servir a casa de un hombre de aquel país, quien lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Para llenar su estómago habría comido hasta el alimento que daban a los cerdos, pero no se lo permitían. Entonces reflexionó y se dijo:
"¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan de sobra, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me pondré en camino, regresaré a casa de mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco llamarme hijo tuyo; trátame como a uno de tus jornaleros".
Se puso en camino y se fue a casa de su padre. Cuando aún estaba lejos, su padre lo vio y, profundamente conmovido, salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo cubrió de besos. El
empezó a decirle:
"Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo".
Pero el padre dijo a sus criados:
"Traigan en seguida el mejor vestido y pónganselo; pónganle también un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Tomen el ternero gordo, mátenlo y celebremos un banquete de fiesta; porque este hijo mío estaba
muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado".
Y comenzaron la fiesta.
Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando vino y se acercó a la casa, al oír la música y los cantos, llamó a uno de los criados y le preguntó qué era lo que pasaba.
El criado le dijo:
"Ha regresado tu hermano, y tu padre ha matado el ternero gordo, porque lo ha recobrado sano".
El se enojó y no quería entrar.
Su padre salió y trataba de convencerlo, pero el hijo le contestó:
"Hace ya muchos años que te sirvo sin desobedecer jamás tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para celebrar una fiesta con mis amigos. Pero llega ese hijo tuyo, que se ha gastado tus bienes con prostitutas, y le matas el ternero gordo".
Pero el padre le respondió:
"Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Pero tenemos que alegrarnos y hacer fiesta, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado"".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=272692
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
4o. Dom de cuaresma Ciclo C
Antífona de Entrada
Festejen a Jerusalén, gocen con ella todos los que la aman, alégrense de su alegría los que por ella llevaron luto; quedarán saciados de sus consuelos.
Oración Colecta
Oremos:
Señor, que reconcilias contigo a los hombres por tu palabra hecha carne, haz que el pueblo cristiano se apresure, con fe viva y entrega generosa, a celebrar las próximas fiestas pascuales.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
El pueblo de Dios celebró la Pascua al entrar en la tierra prometida
Lectura del libro de Josué 5, 9a. 10-12
En aquellos días, el Señor dijo a Josué:
"Hoy les he quitado de encima la humillación que sufrieron en Egipto".
Los israelitas acamparon en Guilgal y celebraron la Pascua al atardecer del día catorce de aquel mes, en la llanura de Jericó. El día siguiente a la Pascua empezaron a comer los frutos de la tierra, panes sin levadura y trigo tostado. Entonces dejó de caer el maná, y los israelitas ya no volvieron a tener maná; aquel año se alimentaron de los frutos de la tierra de Canaán.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Sal 33, 2-3.4-5.6-7
Gusten y vean qué bueno es el Señor.
Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca. Mi ser se gloría en el Señor, que los humildes lo oigan y se alegren.
Gusten y vean qué bueno es el Señor.
Engrandezcan conmigo al Señor, ensalcemos juntos su nombre. Busqué al Señor y él me respondió, me libró de todos mis temores.
Gusten y vean qué bueno es el Señor.
Miren hacia él: quedarán radiantes y la vergüenza no cubrirá sus rostros. Cuando el humilde invoca al Señor, él lo escucha y lo salva de todas sus angustias.
Gusten y vean qué bueno es el Señor.
Segunda Lectura
Dios nos reconcilió consigo por medio de Cristo
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios
5, 17-21
Hermanos: El que vive en Cristo es una criatura nueva; lo viejo ha pasado y ha comenzado algo nuevo.
Todo viene de Dios que nos reconcilió consigo por medio de Cristo y nos encargó el ministerio de la reconciliación. Porque, efectivamente, en Cristo, Dios reconcilió al mundo consigo y no tuvo en cuenta los pecados de los hombres, y a nosotros nos confió el mensaje de la reconciliación.
Por eso, nosotros somos embajadores de Cristo, y es como si Dios mismo los exhortara por medio nuestro. En nombre de Cristo les pedimos que se reconcilien con Dios.
Al que nunca cometió pecado, Dios lo hizo expiar nuestros pecados, para que, unidos a él, recibamos la
salvación de Dios.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Me levantaré, volveré a mi padre y le diré: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti".
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Evangelio
Tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 15, 1-3.11-32
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharlo. Los fariseos y los escribas murmuraban:
"Este anda con pecadores y come con ellos".
Jesús les dijo entonces esta parábola:
"Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre:
"Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde".
Y el padre les repartió los bienes.
A los pocos días, el hijo menor recogió sus cosas, partió a un país lejano y allí despilfarró toda su fortuna viviendo como un libertino. Cuando lo había gastado todo, sobrevino una gran escasez en aquella región, y el muchacho empezó a pasar necesidad. Entonces fue a servir a casa de un hombre de aquel país, quien lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Para llenar su estómago habría comido hasta el alimento que daban a los cerdos, pero no se lo permitían. Entonces reflexionó y se dijo:
"¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan de sobra, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me pondré en camino, regresaré a casa de mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco llamarme hijo tuyo; trátame como a uno de tus jornaleros".
Se puso en camino y se fue a casa de su padre. Cuando aún estaba lejos, su padre lo vio y, profundamente conmovido, salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo cubrió de besos. El
empezó a decirle:
"Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo".
Pero el padre dijo a sus criados:
"Traigan en seguida el mejor vestido y pónganselo; pónganle también un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Tomen el ternero gordo, mátenlo y celebremos un banquete de fiesta; porque este hijo mío estaba
muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado".
Y comenzaron la fiesta.
Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando vino y se acercó a la casa, al oír la música y los cantos, llamó a uno de los criados y le preguntó qué era lo que pasaba.
El criado le dijo:
"Ha regresado tu hermano, y tu padre ha matado el ternero gordo, porque lo ha recobrado sano".
El se enojó y no quería entrar.
Su padre salió y trataba de convencerlo, pero el hijo le contestó:
"Hace ya muchos años que te sirvo sin desobedecer jamás tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para celebrar una fiesta con mis amigos. Pero llega ese hijo tuyo, que se ha gastado tus bienes con prostitutas, y le matas el ternero gordo".
Pero el padre le respondió:
"Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Pero tenemos que alegrarnos y hacer fiesta, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado"".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración de los Fieles
Celebrante:
Oremos, hermanos y hermanas, al Señor, que no desea la muerte del pecador, sino que se convierta y viva, y pidámosle que tenga misericordia de su pueblo penitente:
(Respondemos a cada petición: Escúchanos, Señor).
Para que Dios aumente la fe y fortalezca la voluntad de los que se preparan a recibir en estos días cuaresmales el sacramento de la penitencia y les conceda un verdadero arrepentimiento de sus culpas, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Para que el Señor abra la inteligencia y el corazón de los incrédulos, de manera que lleguen al conocimiento de la verdad, y en la fe encuentren aquel descanso que tanto desea su corazón, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Para que Dios conceda su ayuda a los enfermos, a los pobres, a los que se sienten tentados y a todos aquellos que con su sufrimiento participan de la cruz de Cristo, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Para que todos nosotros perseveremos en el esfuerzo cuaresmal y lleguemos purificados e iluminados a las fiestas de Pascua, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Celebrante:
Dios nuestro, rico en misericordia, que acoges con el abrazo del perdón a tus hijos que, arrepentidos vuelven a ti; escucha nuestras oraciones, perdona nuestras culpas y revístenos con vestidos de fiesta, para que podamos participar en el banquete pascual.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Te presentamos, Señor, llenos de alegría, estas ofrendas para el sacrificio y pedimos tu ayuda para celebrarlo con fe sincera y ofrecerlo dignamente por la salvación del mundo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Significación espiritual de la Cuaresma
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno por Cristo, Señor nuestro.
Por él concedes a tus hijos anhelar, año tras año, con el gozo de habernos purificado, la solemnidad de la Pascua, para que, dedicados con mayor entrega a la alabanza divina y al amor fraterno, por la celebración de los misterios que nos dieron nueva vida, lleguemos a ser con plenitud hijos de Dios.
Por eso,
con los ángeles y arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Antífona de la Comunión
Deberías alegrarte, hijo, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Dios nuestro, luz que alumbra a todo hombre que viene a este mundo, ilumina nuestros corazones con el resplandor de tu gracia, para que nuestros pensamientos te sean agradables y te amemos con toda sinceridad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
Cuaresma. Cuarto domingo
LA ALEGRÍA EN LA CRUZ
— La alegría es compatible con la mortificación y el dolor. Se le opone la tristeza, no la penitencia.
— La alegría tiene un origen espiritual, surge de un corazón que ama y se siente amado por Dios.
— Dios ama al que da con alegría.
I. Alégrate, Jerusalén; alegraos con ella todos los que la amáis, gozaos de su alegría..., rezamos en la Antífona de entrada de la Misa: Laetare, Ierusalem...1.
La alegría es una característica esencial del cristiano, y la Iglesia no deja de recordárnoslo en este tiempo litúrgico para que no olvidemos que debe estar presente en todos los momentos de nuestra vida. Existe una alegría que se pone de relieve en la esperanza del Adviento, otra viva y radiante en el tiempo de Navidad; más tarde, la alegría de estar junto a Cristo resucitado; hoy, ya avanzada la Cuaresma, meditamos la alegría de la Cruz. Es siempre el mismo gozo de estar junto a Cristo: "solo de Él, cada uno de nosotros puede decir con plena verdad, junto con San Pablo: Me amó y se entregó por mí (Gal 2, 20). De ahí debe partir vuestra alegría más profunda, de ahí ha de venir también vuestra fuerza y vuestro sostén. Si vosotros, por desgracia, debéis encontrar amarguras, padecer sufrimientos, experimentar incomprensiones y hasta caer en pecado, que rápidamente vuestro pensamiento se dirija hacia Aquel que os ama siempre y que con su amor ilimitado, como de Dios, hace superar toda prueba, llena todos nuestros vacíos, perdona todos nuestros pecados y empuja con entusiasmo hacia un camino nuevamente seguro y alegre"2.
Este domingo es tradicionalmente conocido con el nombre de Domingo "Laetare", por la primera palabra de la Antífona de entrada. La severidad de la liturgia cuaresmal se ve interrumpida en este domingo que nos habla de alegría. Hoy está permitido que –si se dispone de ellos– los ornamentos del sacerdote sean color rosa en vez de morados3, y que pueda adornarse el altar con flores, cosa que no se hace los demás días de Cuaresma4.
La Iglesia quiere recordarnos así que la alegría es perfectamente compatible con la mortificación y el dolor. Lo que se opone a la alegría es la tristeza, no la penitencia. Viviendo con hondura este tiempo litúrgico que lleva hacia la Pasión –y por tanto hacia el dolor–, comprendemos que acercarnos a la Cruz significa también que el momento de nuestra Redención se acerca, está cada vez más próximo, y por eso la Iglesia y cada uno de sus hijos se llenan de alegría: Laetare, alégrate, Jerusalén, y alegraos con ella todos los que la amáis.
La mortificación que estaremos viviendo estos días no debe ensombrecer nuestra alegría interior, sino todo lo contrario: debe hacerla crecer, porque nuestra Redención se acerca, el derroche de amor por los hombres que es la Pasión se aproxima, el gozo de la Pascua es inminente. Por eso queremos estar muy unidos al Señor, para que también en nuestra vida se repita, una vez más, el mismo proceso: llegar, por su Pasión y su Cruz, a la gloria y a la alegría de su Resurrección.
II. Alegraos siempre en el Señor, otra vez os digo: alegraos5. Con una alegría que es equivalente a felicidad, a gozo interior, y que lógicamente también se manifiesta en el exterior de la persona.
"Como es sabido, existen diversos grados de esta "felicidad". Su expresión más noble es la alegría o "felicidad" en sentido estricto, cuando el hombre, a nivel de sus facultades superiores, encuentra la satisfacción en la posesión de un bien conocido y amado (...). Con mayor razón conoce la alegría y felicidad espiritual cuando su espíritu entra en posesión de Dios, conocido y amado como bien supremo e inmutable"6. Y continúa diciendo Pablo VI: "La sociedad tecnológica ha logrado multiplicar las ocasiones de placer, pero encuentra muy difícil engendrar la alegría. Porque la alegría tiene otro origen: es espiritual. El dinero, el "confort", la higiene, la seguridad material, no faltan con frecuencia; sin embargo, el tedio, la aflicción, la tristeza, forman parte, por desgracia, de la vida de muchos"7.
El cristiano entiende perfectamente estas ideas expresadas por el Romano Pontífice. Y sabe que la alegría surge de un corazón que se siente amado por Dios y que a su vez ama con locura al Señor. Un corazón que se esfuerza además para que ese amor a Dios se traduzca en obras, porque sabe –con el refrán castellano– que "obras son amores y no buenas razones". Un corazón que está en unión y en paz con Dios, pues, aunque se sabe pecador, acude a la fuente del perdón: Cristo en el sacramento de la Penitencia.
Al ofrecerte, Señor, en la celebración gozosa del domingo, los dones que nos traen la salvación, te rogamos nos ayudes...8. Los sufrimientos y las tribulaciones acompañan a todo hombre en la tierra, pero el sufrimiento, por sí solo, no transforma ni purifica; incluso puede ser causa de rebeldía y de desamor. Algunos cristianos se separan del Maestro cuando llegan hasta la Cruz, porque ellos esperan la felicidad puramente humana, libre de dolor y acompañada de bienes naturales.
El Señor nos pide que perdamos el miedo al dolor, a las tribulaciones, y nos unamos a Él, que nos espera en la Cruz. Nuestra alma quedará más purificada, nuestro amor más firme. Entonces comprenderemos que la alegría está muy cerca de la Cruz. Es más, que nunca seremos felices si no nos unimos a Cristo en la Cruz, y que nunca sabremos amar si a la vez no amamos el sacrificio. Esas tribulaciones, que con la sola razón parecen injustas y sin sentido, son necesarias para nuestra santidad personal y para la salvación de muchas almas. En el misterio de la corredención, nuestro dolor, unido a los sufrimientos de Cristo, adquiere un valor incomparable para toda la Iglesia y para la humanidad entera. El Señor nos hace ver, si acudimos a Él con humildad, que todo –incluso aquello que tiene menos explicación humana– concurre para el bien de los que aman a Dios9. El dolor, cuando se le da su sentido, cuando sirve para amar más, produce una íntima paz y una profunda alegría. Por eso, el Señor en muchas ocasiones bendice con la Cruz.
Así hemos de recorrer "el camino de la entrega: la Cruz a cuestas, con una sonrisa en tus labios, con una luz en tu alma"10.
III. El cristiano se da a Dios y a los demás, se mortifica y se exige, soporta las contrariedades... y todo eso lo hace con alegría, porque entiende que esas cosas pierden mucho de su valor si las hace a regañadientes: Dios ama al que da con alegría11. No nos tiene que sorprender que la mortificación y la Penitencia nos cuesten; lo importante es que sepamos encaminarnos hacia ellas con decisión, con la alegría de agradar a Dios, que nos ve.
""¿Contento?" —Me dejó pensativo la pregunta.
"—No se han inventado todavía las palabras, para expresar todo lo que se siente –en el corazón y en la voluntad– al saberse hijo de Dios"12. Quien se siente hijo de Dios, es lógico que experimente ese gozo interior.
La experiencia que nos transmiten los santos es unánime en este sentido. Bastaría recordar la confidencia que hace el apóstol San Pablo a los de Corinto: ... estoy lleno de consuelo, reboso de gozo en todas nuestras tribulaciones13. Y conviene recordar que la vida de San Pablo no fue fácil ni cómoda: Cinco veces recibí de los judíos cuarenta azotes menos uno; tres veces fui azotado con varas; una vez fui lapidado; tres veces naufragué; un día y una noche pasé náufrago en alta mar; en mis frecuentes viajes sufrí peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi raza, peligros de los gentiles, peligros en ciudad, peligros en despoblado, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; trabajos y fatigas, frecuentes vigilias, con hambre y sed, en frecuentes ayunos, con frío y desnudez14. Pues bien, con todo lo que acaba de enumerar, San Pablo es veraz cuando nos dice: estoy lleno de consuelo, reboso de gozo en todas nuestras tribulaciones.
Tenemos cerca la Semana Santa y la Pascua, y por tanto el perdón, la misericordia, la compasión divina, la sobreabundancia de la gracia. Unas jornadas más, y el misterio de nuestra salud quedará consumado. Si alguna vez hemos tenido miedo a la penitencia, a la expiación, llenémonos de valor, pensando en que el tiempo es breve y el premio grande, sin proporción con la pequeñez de nuestro esfuerzo. Sigamos con alegría a Jesús, hasta Jerusalén, hasta el Calvario, hasta la Cruz. Además, "¿no es verdad que en cuanto dejas de tener miedo a la Cruz, a eso que la gente llama cruz, cuando pones tu voluntad en aceptar la Voluntad divina, eres feliz, y se pasan todas las preocupaciones, los sufrimientos físicos o morales?"15.
1 Is 66, 10-11. — 2 Juan Pablo II, Alocución, 1-III-1980. — 3 Misal Romano, Ordenación General, n. 308. — 4 Caeremoniale Episcoporum, 1984, n. 48. — 5 Flp 4, 4. — 6 Pablo VI, Exhor. Apos. Guadete in Domino, 9-V-1975, I. — 7 Ibídem. — 8 Oración sobre las ofrendas, Dom. IV de Cuaresma. — 9 Cfr. Rom 8, 28. — l0 San Josemaría Escrivá, Vía Crucis, II, 3. — 11 2 Cor 9, 7. — 12 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 61. — 13 2 Cor 7, 4. — 14 2 Cor 11, 24-27. — 15 San Josemaría Escrivá, Vía Crucis, II.
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7º domingo de san josé
PATROCINIO DE SAN JOSÉ
— Intercesión de los santos.
— Acudir a San José en todas las necesidades.
— Patrocinio del Santo Patriarca sobre toda la Iglesia y sobre cada cristiano en particular.
I. El Magisterio de la Iglesia ha declarado en repetidas ocasiones que los santos en el Cielo ofrecen a Dios los méritos que alcanzaron en la tierra por quienes todavía nos encontramos en camino. También enseña que es bueno y provechoso invocarles, no solo en común, sino particularmente, poniéndolos por intercesores ante el Señor1. Santo Tomás explica la mediación de los santos diciendo que esta no se debe a la imperfección de la misericordia divina, ni que convenga mover su clemencia mediante esta intercesión, sino para que se guarde en las cosas el orden debido, ya que ellos son los más cercanos a Dios2. Pertenece a su gloria prestar ayuda a los necesitados, y así se constituyen en cooperadores de Dios, "por encima de lo cual no hay nada más divino"3.
Aunque los santos no están en estado de merecer, pueden pedir en virtud de los méritos que alcanzaron en la vida, los cuales ponen delante de la misericordia divina. Piden también presentando nuestras súplicas, reforzadas por las de ellos, y ofreciendo de nuevo a Dios las obras buenas que hicieron en la tierra4, que duran para siempre. Aunque ya no merecen para sí –el tiempo de merecimiento terminó con la muerte–, sin embargo sí están "en estado de merecer para otros, o mejor, de ayudarlos por razón de sus méritos anteriores, ya que, mientras vivieron, merecieron ante Dios que sus oraciones fuesen escuchadas después de la muerte"5. Las ayudas ordinarias y extraordinarias que nos consiguen los santos dependen del grado de santidad y de unión con Dios que lograron, de la perfección de su caridad6, de los méritos que alcanzaron en su vida terrena, de la devoción con que se les invoca "o porque Dios quiere declarar su santidad"7. La intercesión de algunos de ellos es especialmente eficaz en algunas causas y necesidades: para lograr que una persona alejada de Dios se acerque al sacramento de la Penitencia, en las necesidades familiares, en el trabajo, en la enfermedad...8. No se aparta de la verdad la piedad de las almas sencillas que encomiendan a determinados santos una necesidad específica. La intercesión de los santos "depende muy particularmente de los méritos accidentales que adquirieron en sus diversos estados y ocupaciones de la vida -enseña Santo Tomás El que mereció extraordinariamente padeciendo una enfermedad o desempeñando un oficio particular, debe tener especial virtud para ayudar a aquellos que padecen y le invocan en la misma enfermedad o se ejercitan en el mismo oficio y cumplen los mismos deberes"9.
Santa Teresa de Jesús, hablando de la eficacia de la intercesión de San José, señala que así como a otros santos parece que Dios les otorgó la capacidad de interceder por alguna necesidad en particular, "a este glorioso santo tengo experiencia que socorre en todas y que el Señor quiere darnos a entender que ansí como le fue sujeto en la tierra –que como tenía nombre de padre siendo ayo, le podía mandar– ansí en el Cielo hace cuanto le pide"10. No dejemos de acudir a él en tantas necesidades como tenemos, principalmente en las de aquellos que tenemos encomendados.
II. Por su santidad y por los méritos singulares que adquirió el Santo Patriarca en el cumplimiento de su misión de fiel custodio de la Sagrada Familia, su intercesión es la más poderosa de todas, si exceptuamos la de la Santísima Virgen, y es, además, la más universal, extendiéndose a las necesidades, tanto espirituales como materiales, y a cada hombre en cualquier estado en que se encuentre. "De igual modo que la lámpara doméstica que difunde una luz familiar y tranquila -señalaba Pablo VI pero íntima y confidencial, invitando a la vigilancia laboriosa y llena de graves pensamientos, conforta del tedio del silencio y del temor a la soledad (...), la luz de la piadosa figura de San José difunde sus rayos benéficos en la Casa de Dios, que es la Iglesia, la llena de humanísimos e inefables recuerdos de la venida a la escena de este mundo del Verbo de Dios hecho hombre por nosotros y como nosotros, que vivió la protección, la guía y la autoridad del pobre artesano de Nazareth, y la ilumina con el incomparable ejemplo que caracteriza al santo más afortunado de todos por su gran comunión de vida con Cristo y María, por su servicio a Cristo, por su servicio por amor"11.
Jesús y María, con su ejemplo en Nazareth, nos invitan a recurrir a San José. Su conducta es modelo de lo que debe ser la nuestra. Con la frecuencia, amor y veneración con que acudían a él y recibían sus servicios, han proclamado la seguridad y confianza con que hemos de implorar nosotros su ayuda poderosa. Cuando "nos lleguemos a José para implorar su auxilio, no titubeemos ni temamos, sino tengamos fe firme, que tales ruegos han de ser gratísimos al Dios inmortal y a la Reina de los ángeles"12. Nuestra Señora, después de Dios, a nadie amó más que a San José, su esposo, que la ayudó, la protegió, y gustosamente le estuvo sometida. ¿Quién puede imaginar la eficacia de la súplica dirigida por José a la Virgen su esposa, en cuyas manos el Señor ha depositado todas las gracias? De aquí la comparación que se complacen en repetir los autores: "como Cristo es el mediador único ante el Padre, y el camino para llegar a Cristo es María, su Madre, así el camino seguro para llegar a María es San José: De José a María, de María a Cristo y de Cristo al Padre"13.
La Iglesia busca en San José el mismo apoyo, la fortaleza, la defensa y la paz que supo proporcionar a la Sagrada Familia de Nazareth14, que fue como el germen en el que ya se encontraba contenida toda la Iglesia. El patrocinio de San José se extiende de modo más particular a la Iglesia universal, a las almas que aspiran a la santidad en medio del trabajo ordinario, a las familias cristianas y a los que se encuentran próximos a dejar este mundo camino a la Casa del Padre.
"Quiere mucho a San José, quiérele con toda tu alma, porque es la persona que, con Jesús, más ha amado a Santa María y el que más ha tratado a Dios: el que más le ha amado, después de nuestra Madre.
"-Se merece tu cariño, y te conviene tratarle, porque es Maestro de vida interior, y puede mucho ante el Señor y ante la Madre de Dios"15.
III. El patrocinio de San José sobre la Iglesia es la prolongación del que él ejerció sobre Jesucristo, Cabeza de la misma, y sobre María, Madre de la Iglesia. Por esta razón fue declarado Patrono universal de la Iglesia16. Aquella casa de Nazareth, que José gobernaba con potestad paterna, contenía los principios de la naciente Iglesia. Conviene, pues, que José, así "como en otro tiempo cuidó santamente de la Familia de Nazareth en todas sus necesidades, así ahora defienda y proteja con celestial patrocinio a la Iglesia de Cristo"17. Esta declaración fue hecha en momentos difíciles por los que pasaba nuestra Madre la Iglesia, circunstancias y motivos que hoy subsisten18. Por eso nosotros acudiremos siempre a él, pero de modo particular cuando veamos que es más atacada, menospreciada, cuando se la quiere arrinconar fuera de la vida pública, y se intenta volverla inoperante en las vidas de los hombres; vidas que debe iluminar y conducir hasta Dios. Los Papas han alentado continuamente esta devoción a San José19.
La misión de San José se prolonga a través de los siglos, y su paternidad alcanza a cada uno de nosotros. "Querría yo persuadir a todos fuesen grandes devotos de este glorioso santo –escribe la Santa de Ávila–, por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios; no he conocido persona que de veras le sea devota y haga particulares servicios, que no la vea más aprovechada en la virtud; porque aprovecha en gran manera a las almas que a él se encomiendan. Paréceme ha algunos años que cada año en su día le pido una cosa, y siempre la veo cumplida; si va algo torcida la petición, él la endereza para más bien mío.
"Si fuera persona que tuviera autoridad de escribir, de buena gana me alargara en decir muy por menudo las mercedes que ha hecho este glorioso santo a mí y a otras personas (...). Solo pido, por amor de Dios, que lo pruebe quien no me creyere, y verá por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso Patriarca y tenerle devoción; en especial personas de oración siempre le habían de ser aficionadas, que no sé cómo se puede pensar en la Reina de los Ángeles, en el tiempo que tanto pasó con el Niño Jesús, que no den las gracias a San José por lo bien que les ayudó a ellos"20.
A San José no se le oye en el Evangelio; sin embargo, nadie ha enseñado mejor. Él "ha sido, en lo humano, maestro de Jesús; le ha tratado diariamente, con cariño delicado, y ha cuidado de Él con abnegación alegre. ¿No será esta una buena razón para que consideremos a este varón justo, a este Santo Patriarca en quien culmina la fe de la Antigua Alianza, como Maestro de vida interior? La vida interior no es otra cosa que el trato asiduo e íntimo con Cristo, para identificarnos con Él. Y José sabrá decirnos muchas cosas sobre Jesús"21. Acudamos frecuentemente a su patrocinio, y de modo muy particular en estos días cercanos ya a su fiesta. Sigamos el ejemplo de "las almas más sensibles a los impulsos del amor divino", las cuales "ven con razón en José un luminoso ejemplo de vida interior"22. Sé siempre, San José, nuestro protector. Que tu espíritu interior de paz, de silencio, de trabajo y oración, al servicio de la Santa Iglesia, nos vivifique y alegre, en unión con tu Esposa, nuestra dulcísima Madre inmaculada, en el solidísimo y suave amor a Jesús, nuestro Señor23.
1 Cfr. Conc. de Trento, Sesión 25, De invocatione et veneratione sanctorum; Dz 984; Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 49. — 2 Cfr. Santo Tomás, Suma Teológica, Supl., q. 72, a. 2 c y ad 1 — 3 Cfr. Ibídem, a. 1. — 4 Ibídem, a. 3. — 5 Ibídem, ad 4. — 6 Ibídem, 1-2, q. 114, a. 4, — 7 Ibídem, 2-2, q. 83, a. 11 ad 1 y 4. — 8 Ibídem, Supl., q. 72, a. 2 ad 2. — 9 B. Llamera, Teología de San José, p. 312. — 10 Santa Teresa, Vida, 6. — 11 Pablo VI, Homilía, 19-III-1966. — 12 Isidoro de Isolano, Suma de los dones de San José, IV, 8. — 13 B. Llamera, o. c., p. 315. — 14 Cfr. E. S. Gibert, San José, un hombre para Dios, Balmes, Barcelona 1972, p. 175. — 15 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 554. — 16 Cfr. Pío IX, Decreto Quemadmodum Deus, 8-XII-1870; Carta Apost. Inclytum Patriarcam, 7-VII-1871. — 17 León XIII, Enc. Quamquam pluries, 15-VIII-1889. — 18 Cfr. Juan Pablo II, Exhor. Apost. Redemptoris custos, 15-VIII-1989, 31. — 19 San Pío X, Carta al Cardenal Lepicier, 11-II-1908; Benedicto XV, Breve Bonum sane, 25-VII-1920; Pío XI, Discurso, 21-IV-1926. — 20 Santa Teresa, o. c., 6. — 21 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 56. — 22 Juan Pablo II, Exhor. Apost. Redemptoris custos, cit., 27. — 23 Juan XXIII, AAS, 53, 1961, p. 262.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Juan de Mata
Fundador
(año 1213)
Este santo es el fundador de la Comunidad de la Sma. Trinidad, o Padres Trinitarios, que tiene 75 casas en el mundo con 580 religiosos.
Nació en Francia, en los límites con España, en 1160.
Durante sus primeros años se dedicó a los estudios de bachillerato y a la equitación y al deporte de la natación. Pero las dos actividades que más le agradaban eran la oración y el dedicarse a ayudar a los pobres. Frecuentemente se retiraba a una ermita alejada del pueblo y allí pasaba varios días dedicado a la meditación.
Su padre lo envió a París y allá obtuvo el doctorado y luego fue ordenado sacerdote.
Las antiguas crónicas dicen que durante la celebración de su Primera Misa tuvo una visión celestial: vio a unos pobres cristianos prisioneros de los mahometanos y con peligro de renunciar a su religión, y observó cómo un religioso vestido de blanco y con una cruz roja y azul en el pecho los libraba y los salvaba de perder su fe. Con esto creyó sentir una invitación celestial a fundar una comunidad para libertar cristianos.
Juan fue a consultar a San Félix de Valois, que vivía retirado meditando y rezando y después de varios días de rezar con él, le narró la idea que tenía de fundar una comunidad de religiosos para libertar cautivos. A San Félix le pareció muy buena idea y los dos se fueron a Roma a conseguir el permiso del Papa.
Inocencio III no era muy amigo de fundar nuevas congregaciones religiosas pero las oraciones de estos dos santos lograron la buena voluntad del Pontífice y les concedió su aprobación. Juan fue consagrado obispo y a los religiosos se les concedió un hábito banco con una cruz roja y azul en el pecho. Superior General de la Comunidad fue nombrado Juan de Mata.
El rey de Francia Felipe Augusto les concedió autorización para conseguir fondos en favor de los prisioneros, y así nuestro santo hizo varios viajes al Africa a libertar cautivos.
Los piratas mahometanos llegaban a las costas españolas y francesas y se llevaban prisioneros a todos los que encontraban. Y había el grave peligro de que aquellos pobres esclavos, en medio de tan terribles sufrimientos, renegaran de su fe para que no los trataran mal. Por eso San Juan de Mata se propuso rescatarlos.
En el año 1201 Juan de Mata y sus religiosos lograron rescatar en Marruecos 186 prisioneros. Al año siguiente en Túnez rescataron 110 prisioneros. Por cada uno había que pagar una crecida suma de dinero, y los Padres Trinitarios iban de ciudad en ciudad y de campo en campo consiguiendo con qué pagar el rescate de los pobres esclavos.
San Juan de Mata tuvo que sufrir mucho por parte de los mahometanos que le tenían mucha antipatía por los sabios consejos que les daba a los esclavos cristianos para que no se dejaran quitar su santa religión.
Un día en que Juan volvía del Africa con 120 prisioneros cristianos que había libertado de la esclavitud de los musulmanes, un grupo de piratas mahometanos asaltó su barco, destruyó el timón y rasgó las velas (telas por las cuales el viento empujaba la embarcación). Los pasajeros creyeron que iban a naufragar en el mar, pero el santo hizo unas nuevas velas uniendo los mantos de todos ellos, y se puso a rezar, y así sin timón, pero lleno de confianza en Dios, y suplicando que Nuestro Señor hiciera de piloto, y colocándose en la proa del barco con un crucifijo en las manos, logró tener un próspero viaje y desembarcaron sanos y salvos en Ostia (Italia).
Los últimos años los pasó en Roma dedicado a la predicación y a conseguir ayudas para los pobres y murió santamente en el año 1213.
Este santo se preocupó siempre de ocultar los hechos más admirables de su vida. El cumplía aquel antiguo principio: "Hay que amar el permanecer oculto y el no ser conocido".
Un religioso de su comunidad, el Padre Juan Gil, recató en 1580 a Miguel de Cervantes, autor del Quijote, que estaba preso de los musulmanes desde 1575.
En el año 1660 la Santa Sede autorizó el culto a San Juan de Mata, y hoy en día son muchos los que en el mundo entero siguen recibiendo de Dios el mismo llamamiento que él recibió del cielo: ir a ayudar a los que sufren en cárceles y prisiones.
Jesús prometió que en el día del Juicio Final dirá a muchos de los que estarán a su derecha: "Venid benditos de mi Padre, porque cuando Yo estuve preso me fuisteis a ayudar. Todo lo que hicisteis con los demás aun con los más humildes, a Mí me lo hicisteis" (S. Mateo 35,40).
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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Los 40 mártires de Sebaste Fiesta, 10 de marzo
La Legión XII Fulminata se hizo célebre entre los cristianos del siglo IV por el martirio de 40 de sus soldados. Junto a la Legión XV Apollinaris tenía a su cargo la defensa de Asia Menor. |
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Fuente: Archidiócesis de Madird
Simplicio, San XLVII Papa, 10 Marzo
Natural de Tívoli, en el campo de Roma. Es hijo de Castino. Le vemos formando parte del clero romano y sucediendo al papa san Hilario en la Sede de Roma, en marzo del año 467. |
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Simplicio Santo Papa, 10 de marzo
Papa |
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Juan Ogilvie, Santo Religioso Mártir. 10 Marzo
Religioso Mártir
hizo famoso por la insistencia con que predicaba el fervor en la vida católica; con grandes peligros, visitaba a los católicos: sir James MacDonald recordaba con satisfacción las visitas en la prisión del padre Ogilvie, quien fue traicionado y arrestado en Glasgow el 14 de octubre de 1614. |
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Juan de Vallumbrosa, Beato Monje, 10 Marzo
Marzo 10 |
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Fuente: Vatican.va
María Eugenia de Jesús Milleret Brou, Santa Fundadora, Marzo 10
Fundadora de la Congregación |
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Fuente: www.OSANET.org
Elías del Socorro, Beato Mártir, 10 Marzo
Mateo Elías Nieves nace en Yuriria (Guanajuato - México). Hijo de modestos agricultores, muy pronto manifestó el deseo de ser sacerdote, pero a los doce años su padre era asesinado por unos salteadores, y le resultó necesario dejar los estudios para poder ganar algún dinero con el que contribuir al sustentamiento de la familia. |
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Fuente: ACIprensa.com
Macario de Jerusalén, Santo Obispo, 10 Marzo
Obispo de Jerusalén (312-34).
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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