viernes, 5 de julio de 2013

[ † ] Domingo por la Santísima Trinidad. 07/07/2013. Excepto causa grave, no asistir a Misa dominical es pecado GRAVE. Precepto: Misa ENTERA. Desde Sábado 16:00 puede ser Domingo, según diócesis (Catecismo 2042, 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10,1-12.17-20

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús designó a otros setenta y dos discípulos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir. Y les dijo: 
"La cosecha es mucha y los trabajadores pocos; por tanto, rueguen al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos. Pónganse en camino. Yo los envío como corderos en medio de lobos. No lleven dinero, ni morral, ni sandalias; y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Cuando entren en una casa, digan: "Que la paz reine en esta casa"; si allí hay gente amante de la paz, el deseo de la paz de ustedes se cumplirá; si no, no se cumplirá. Quédense en esa casa, coman y beban de lo que tengan, porque el trabajador tiene derecho a su salario. No anden de casa en casa. En cualquier ciudad donde entren y los reciban, coman de lo que les den, curen a los enfermos que haya, y díganles: 
"Ya se acerca a ustedes el Reino de Dios". Pero si entran en una ciudad y no los reciben, salgan por las calles y digan: "Hasta el polvo de esta ciudad que se nos ha pegado a los pies nos lo sacudimos, en señal de protesta contra ustedes. De todos modos, sepan que el Reino de Dios está cerca". Yo les digo que en el día del juicio, Sodoma será tratada con menos rigor que esa ciudad".
Los setenta y dos discípulos regresaron llenos de alegría y le dijeron a Jesús: 
"Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre".
El les contestó:
"Vi a Satanás caer del cielo como rayo. A ustedes les he dado poder para aplastar serpientes y escorpiones y para vencer toda fuerza del Enemigo; y nada les podrá hacer daño. Pero no se alegren de que los demonios se les someten; alégrense más bien de que sus nombres están escritos en el cielo".
Palabra de Señor.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

14o. Dom Ord Ciclo C

Antífona de Entrada

Recordaremos, Señor, los dones de tu amor en medio de tu templo. Que todos los hombres de la tierra te conozcan y alaben, porque es infinita tu justicia.

Se dice "Gloria".

Oración Colecta

Oremos:
Dios nuestro, que por medio de la muerte de tu Hijo has redimido al mundo de la esclavitud del pecado, concédenos participar ahora de una santa alegría y, después en el cielo, de la felicidad eterna. 
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

Yo haré correr la paz como un río

Lectura del libro del profeta Isaías 66, 10-14

Alégrense con Jerusalén, gocen con ella todos los que la aman; alégrense de su alegría todos los que por ella llevaron luto, para que se alimenten de su pechos, se llenen de sus consuelos y se deleiten con la abundancia de su gloria.
Porque así dice el Señor:
"Yo haré correr la paz sobre ella, como un río, y la gloria de las naciones como un torrente desbordado. Como niños serán llevados en el regazo y acariciados sobre sus rodillas; como un hijo a quien su madre consuela, así los consolaré yo. 
En Jerusalén serán ustedes consolados. Al ver esto se alegrará su corazón y sus huesos florecerán como un prado; y los siervos del Señor conocerán su poder".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del Salmo 65

Las obras del Señor son admirables. Aleluya.

Que aclame al Señor toda la tierra. Celebremos su gloria y su poder, cantemos un himno de alabanza, digamos al Señor: "Tu obra es admirable".
Las obras del Señor son admirables. Aleluya.

Que se postre ante ti la tierra entera y celebre con cánticos tu nombre. Admiremos las obras del Señor, los prodigios que ha hecho por los hombres.
Las obras del Señor son admirables. Aleluya.

El transformó el mar Rojo en tierra firme y los hizo cruzar a pie enjuto. Llenémonos por eso de gozo y gratitud: el Señor es eterno y poderoso.
Las obras del Señor son admirables. Aleluya.

Cuantos temen a Dios, vengan y escuchen, y les diré lo que ha hecho por mí. Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica, ni me retiró su gracia.
Las obras del Señor son admirables. Aleluya.

Segunda Lectura

Llevo en mi cuerpo la marca de los sufrimientos que he pasado por Cristo

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los gálatas 6,14-18

Hermanos: No permita Dios que yo me gloríe en algo que no sea la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo. Porque para Cristo Jesús de nada vale el estar circuncidado o no, sino el ser una nueva criatura.
Para todos los que viven conforme a esta norma y también para el verdadero Israel, la paz y la misericordia de Dios. 
De ahora en adelante, que nadie me ponga más obstáculos, porque llevo en mi cuerpo la marca de los sufrimientos que he pasado por Cristo.
Hermanos, que la gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con ustedes, amén.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Que en sus corazones reine la paz de Cristo; que su palabra habite en ustedes con toda su riqueza.
Aleluya.

Evangelio

El deseo de la paz de ustedes se cumplirá

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10,1-12.17-20

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús designó a otros setenta y dos discípulos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir. Y les dijo: 
"La cosecha es mucha y los trabajadores pocos; por tanto, rueguen al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos. Pónganse en camino. Yo los envío como corderos en medio de lobos. No lleven dinero, ni morral, ni sandalias; y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Cuando entren en una casa, digan: "Que la paz reine en esta casa"; si allí hay gente amante de la paz, el deseo de la paz de ustedes se cumplirá; si no, no se cumplirá. Quédense en esa casa, coman y beban de lo que tengan, porque el trabajador tiene derecho a su salario. No anden de casa en casa. En cualquier ciudad donde entren y los reciban, coman de lo que les den, curen a los enfermos que haya, y díganles: 
"Ya se acerca a ustedes el Reino de Dios". Pero si entran en una ciudad y no los reciben, salgan por las calles y digan: "Hasta el polvo de esta ciudad que se nos ha pegado a los pies nos lo sacudimos, en señal de protesta contra ustedes. De todos modos, sepan que el Reino de Dios está cerca". Yo les digo que en el día del juicio, Sodoma será tratada con menos rigor que esa ciudad".
Los setenta y dos discípulos regresaron llenos de alegría y le dijeron a Jesús: 
"Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre".
El les contestó:
"Vi a Satanás caer del cielo como rayo. A ustedes les he dado poder para aplastar serpientes y escorpiones y para vencer toda fuerza del Enemigo; y nada les podrá hacer daño. Pero no se alegren de que los demonios se les someten; alégrense más bien de que sus nombres están escritos en el cielo".
Palabra de Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús. Se dice "Credo".

Oración de los Fieles

Celebrante: Hermanos, pidamos al Señor que escuche nuestras súplicas y acoja nuestras peticiones:

Responderemos a cada petición: Escúchanos Padre.

Oremos a Dios Padre por el Papa, por nuestros obispos, y por todos aquellos a los que se han confiado nuestras almas; que nuestro Señor les dé fuerza y sabiduría para dirigir y gobernar santamente las comunidades que les han sido encomendadas, y puedan así dar buena cuenta cuando se les pida, roguemos al Señor.
Escúchanos Padre.

Oremos también para que Dios nos conceda la paz; que Él, que es la verdadera paz y el origen de toda concordia, transmita la paz del cielo a la tierra, la paz espiritual para nuestras almas y la paz temporal para nuestros días, roguemos al Señor.
Escúchanos Padre.

Pidamos por los que se esfuerzan en seguir las sendas del Evangelio, para que nuestro Señor los mantenga en este propósito hasta el fin de sus días; oremos también por los que viven en pecado, para que nuestro Señor les dé la gracia de convertirse, hacer penitencia y purificarse en el sacramento del perdón y alcanzar así la salvación eterna, roguemos al Señor.
Escúchanos Padre.

Oremos, finalmente, a Dios nuestro Señor por los fieles difuntos que han salido ya de este mundo, especialmente por nuestros familiares, amigos y bienhechores, para que el Señor, por su gran misericordia, los reciba en su gloria y los coloque entre los santos y elegidos, roguemos al Señor.
Escúchanos Padre.

Celebrante: Dios nuestro, que al darnos la vocación cristiana nos pides estar siempre dispuestos a anunciar el Evangelio por todo el mundo, escucha nuestras oraciones y concédenos aquella valentía y libertad apostólicas que son necesarias, para hacer presente en el mundo tu palabra de amor y tu mensaje de paz.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Oración sobre las Ofrendas

Que el sacrificio que vamos a ofrecerte nos purifique, Señor, y nos ayude a conformar cada día más nuestra vida con los ejemplos de tu Hijo Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.

Prefacio

El misterio de la salvación

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor. 
El cual, compadecido del extravío de los seres humanos, quiso nacer de la Virgen; sufriendo en la cruz, nos libró de eterna muerte y, resucitando, nos dio vida eterna. Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar 
el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

Prueben y vean qué bueno es el Señor; dichoso el que se acoge a Él.

Oración después de la Comunión

Dios omnipotente y eterno, que nos has alimentado con el sacramento de tu amor, concédenos vivir siempre en tu amistad y agradecer continuamente tu misericordia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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Meditación diaria

Décimo cuarto Domingo

ciclo c

COMO UN Río DE PAZ

— El Señor viene a dar la paz a un mundo que carece de ella.

— La violencia y la inquietud tienen sus raíces en el corazón de los hombres. Son consecuencias del pecado.

— La paz comienza en el alma con el reconocimiento de aquello que separa de Dios; con una profunda contrición. Promotores de paz en el mundo, comenzando por las personas más cercanas.

I. La Liturgia de este Domingo se centra de modo particular en la paz como un gran bien para el alma y para la sociedad. En la Primera lectura1, el Profeta Isaías anuncia que la era del Mesías se caracterizará por la abundancia de este don divino; será como un torrente de paz, como un torrente en crecida, resumen de todos los bienes: el gozo, la alegría, el consuelo, la prosperidad prometida por Dios a la Jerusalén restaurada tras el destierro de Babilonia. Como un niño a quien su madre consuela, así os consolaré yo. Isaías se refiere al Mesías, portador de esa paz que es, a un mismo tiempo, gracia y salvación eterna para cada uno y para todo el pueblo de Dios. La nueva Jerusalén es imagen de la Iglesia y de todos nosotros.

El Evangelio de la Misa2 relata el envío de los discípulos anunciando la llegada del Reino de Dios. A su paso se repiten los milagros: ciegos que recuperan la vista, leprosos que quedan limpios, pecadores que se mueven a penitencia, y por todas partes van llevando la paz de Cristo. El mismo Señor, antes de partir para esta misión apostólica, les había encargado: Cuando entréis en una casa, decid primero: Paz a esta casa. Y si hay allí gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz... Este mensaje lo repetirá la Iglesia hasta el fin de los tiempos.

Después de tantos años vemos, sin embargo, que el mundo no está en paz; la ansía y clama por ella, pero no la encuentra. En pocas ocasiones se ha nombrado tanto la palabra paz, y quizá pocas veces la paz ha estado más lejos del mundo. Incluso "dentro de cada país, y en no pocas naciones, el estado habitual tampoco tiene nada que ver con la paz. No que haya guerra, lo que generalmente se entiende por guerra, pero sí falta de paz. Lucha de razas, lucha de clases, lucha entre ideologías, lucha de partidos. Terrorismo, guerrillas, secuestros, atentados, inseguridad, motines, conflictos, violencia. Odios, resentimientos, acusaciones, recriminaciones"3. Paz, paz, dicen. Y no hay paz4. No hay paz en la sociedad, ni en las familias, ni en las almas. ¿Qué ocurre para que no haya paz? ¿Por qué tanta crispación y tanta violencia, por qué tanta inquietud y tristeza en las almas, si todos desean la paz?

Quizá el mundo esté buscando la paz donde no la puede encontrar; quizá se la confunde con la tranquilidad, es posible que se haga depender de circunstancias externas y ajenas al hombre mismo. La paz viene de Dios y es un don divino que sobrepuja todo entendimiento5, y se otorga solo a los hombres de buena voluntad6, a quienes procuran con todas sus fuerzas acomodar su vida al querer divino. "La paz, que lleva consigo la alegría, el mundo no puede darla.

"—Siempre están los hombres haciendo paces, y siempre andan enzarzados con guerras, porque han olvidado el consejo de luchar por dentro, de acudir al auxilio de Dios, para que Él venza, y conseguir así la paz en el propio yo, en el propio hogar, en la sociedad y en el mundo.

"—Si nos conducimos de este modo, la alegría será tuya y mía, porque es propiedad de los que vencen; y con la gracia de Dios –que no pierde batallas– nos llamaremos vencedores, si somos humildes"7. Entonces seremos portadores de la paz verdadera, y la llevaremos como un tesoro inapreciable allí donde nos encontremos: a la familia, al lugar de trabajo, a los amigos..., al mundo entero.

II. En los comienzos, antes de que se cometiera el pecado original, todo estaba ordenado para dar gloria a Dios y para felicidad de los hombres No existían las guerras, los odios, los rencores, la incomprensión, las injusticias... Por ese primer pecado, al que se añadieron luego los pecados personales, el hombre se convirtió en un ser egoísta, soberbio, mezquino, avaro... Ahí hemos de buscar la causa de todos los desequilibrios que vemos a nuestro alrededor: "la violencia y la injusticia –señala Juan Pablo II– tienen raíces profundas en el corazón de cada individuo, de cada uno de nosotros"8. Del corazón proceden "todos los desórdenes que los hombres son capaces de cometer contra Dios, contra los hermanos y contra ellos mismos, provocando en lo más íntimo de sus conciencias un desgarrón, una profunda amargura, una falta de paz que necesariamente se refleja en el tejido de la vida social. Pero es también del corazón humano, de su inmensa capacidad de amar, de su generosidad para el sacrificio, de donde pueden surgir –fecundados por la gracia de Cristo– sentimientos de fraternidad y obras de servicio a los hombres que como río de paz (Is 66, 12) cooperen a la construcción de un mundo más justo, en el que la paz tenga carta de ciudadanía e impregne todas las estructuras de la sociedad"9. La paz es consecuencia de la gracia santificante, como la violencia, en cualquiera de sus manifestaciones, es consecuencia del pecado.

El futuro de la paz está en nuestros corazones10, pues el pecado no fue tan poderoso que pudiera borrar completamente la imagen de Dios en el hombre, sino solo "ensuciarla, deformarla, debilitarla; pudo herir su alma, pero no aniquilarla; oscurecer su inteligencia, pero no destruirla; dar entrada al odio, pero no eliminar la capacidad de amar; torcer la voluntad, pero no hasta el punto de hacer imposible la rectificación"11. Por eso, aunque el hombre tiende al mal cuando se deja llevar por su naturaleza caída, sin embargo puede, con la ayuda de la gracia, vencer estas pasiones desordenadas, y poseer y comunicar la paz que Cristo nos ganó. La vida del cristiano se convierte entonces en una lucha alegre por rechazar el mal y por alcanzar a Cristo. En esa lucha encuentra una seguridad llena de optimismo, y cuando pacta con el pecado y con sus errores la pierde, y se convierte entonces en una fuente de malestar o de violencia para sí mismo y para los demás.

Como un niño a quien su madre consuela, así os consolaré Yo. Solo en Cristo encontraremos la paz que tanto necesitamos para nosotros mismos y para quienes están más cerca. Acudamos a Él cuando las contrariedades de la vida pretendan quitarnos la serenidad del alma. Acudamos al sacramento de la Penitencia y a la dirección espiritual si, por no haber luchado suficientemente, hubiera entrado la inquietud y el desasosiego en nuestro corazón.

III. La presencia de Cristo en el corazón de sus discípulos es el origen de la verdadera paz, que es riqueza y plenitud, y no simple tranquilidad o ausencia de dificultades y de lucha. San Pablo afirma que Cristo mismo es nuestra paz12; poseerle y amarle es el origen de toda serenidad verdadera.

Este fluir de paz en nuestro corazón, como un torrente en crecida, comienza por el reconocimiento de nuestros pecados, de las faltas, negligencias y errores. Entonces, si somos humildes y miramos a Cristo, descubriremos su gran misericordia, "como si estuviese ahí detrás como escondido para decirnos: esas son las miserias que he tomado sobre Mí para mostrarte muy personalmente, en esta soledad y en este dolor, cuál es el amor del Padre, único capaz de librarte de ellas, de darles en cierto modo la vuelta y utilizarlas para tu salvación. Entonces podrá resonar en el oído de nuestro corazón la palabra: tu fe te ha salvado y te ha curado. ¡Vete en paz!"13. No hay paz sin contrición, sin una profunda sinceridad con nosotros mismos que lleva a reconocer aquello que en nuestra vida aleja de Dios y de los hermanos, y sinceridad honda, sin paliativo alguno, en la Confesión.

Con este sosiego interior, que habremos de encontrar recomenzando muchas veces y no pactando jamás con nuestros defectos y errores, podremos entonces salir al mundo, a ese espacio en el que se desenvuelve nuestro quehacer diario, para ser promotores de la paz que el mundo no tiene y que, por tanto, no puede dar.

Cuando entréis en una casa, decid primero: Paz a esta casa... No se trata de un simple saludo, es la paz de Cristo que han de llevar sus discípulos a todos los caminos. Diremos a todos que la verdadera paz "se funda en la justicia, en el sentido de la dignidad inviolable del hombre, en el reconocimiento de una igualdad indeleble y deseable entre los hombres, en el principio básico de la fraternidad humana, es decir, en el respeto y amor debido a cada hombre"14. La paz del mundo comienza en el corazón de cada hombre.

El cristiano que vive de fe es el hombre de paz que contagia serenidad; se está bien a su lado y los demás buscarán su compañía. Pidamos a Nuestra Señora, al terminar este rato de oración, que sepamos acudir con humildad a la fuente de la paz (el Sagrario, la Confesión, la dirección espiritual) si viéramos que el desasosiego, el temor, la tristeza o la inquietud quieren penetrar en nuestro corazón. Regina pacis, ora pro nobis... ora pro me.

1 Is 66, 10-14. — 2 Lc 10, 1-12, 17-20. — 3 F. Suárez, La paz os dejo, Rialp, Madrid l973, p. 47. — 4 Cfr. Jer 6, 14 — 5 Flp 4, 7 — 6 Cfr. Lc 2, 14. — 7 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 102. — 8 Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada de la Paz, 8-XII-1984, n. 1. — 9 A. del Portillo, Homilía a participantes del Año Internacional de la Juventud, 30-III-1985. — 10 Cfr. Juan Pablo II, o. c., n. 3 — 11 F Suárez, o. c., p. 63. — 12 Ef 2, 14. — 13 S. Pinckaers, En busca de la felicidad, Palabra, Madrid 1981, p. 157. — 14 Pablo VI, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 1971.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

San Fermín. Obispo y mártir. Siglo IV.

Este Santo es el famoso patrono de las "Corridas de San Fermín" en España. Su nombre proviene de "Firmus", el firme, el valeroso.
Nació en Pamplona, España, lo convirtió a la Fé San Honesto, un discipulo de San Saturnino, y lo consagro el Obispo de Toulose, el cual lo envío a predicar por Francia.
San Fermín construyo un templo en Amiens, y en esa ciudad convirtió muchos paganos al cristinanismo. Amiens recibió también el martirio por proclamar la fe en Jesucristo.
Predico San Fermín con mucho fruto en las regiones de Pamplona y Navarra y logró dejar ahí muchos sacerdotes fervorosos, los cuales reafirmaron la fe católica en aquellas tierras. Cuando se fue de allí, la mayoría de los paganos de la región se habían vuelto cristianos.
En Francia un gobernador lo puso preso, pero el pueblo invadió la cárcel y lo libero.
Más tarde el jefe pagano de Amiens le ordeno que dejara de predicar la religión de Cristo. Como Santo no quiso dejar de predicar la verdadera religión., entonces el gobernador le mando cortar la cabeza.
Y así obtuvo lo que más quería en toda su vida : derramar su sangre por Jesucristo y llegar a ser mártir de nuestra santa religión.
La ciudad de Pamplona celebra su fiesta, cada 7 de julio con grandes regocijos populares.
Quiera Dios que nuestros religiosos ni apostoles, no dejen nunca de predicar y enseñar, sin cansarse, ni desanimarse, la verdadera religión de Jesús. Aunque ello les cueste grandes sacrificios.

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San Ilídio. Obispo de Clermont (Auvergne, Francia).

San Ilídio fue el cuarto obispo de los Auvergneses, según san Gregorio de Tours.
Su nombre podría tener como origen el río Allier: el santo nació en sus riberas y allí comenzó también su veneración. La vida de san Ilídio fue escrita por san Gregorio de Tours siguiendo la tradición de la Iglesia de Clermont.
San Ilídio asumió su episcopado a continuación del de San Leogontius, hacia el año 370. Su reputación de santidad se extendió hasta la capital de Trier, en el Mosela.
El emperador (usurpador) Maxime tenía una hija poseída del demonio, incurable. Él recurrió al taumaturgo de Auvergne: Ilídio fue solicitado; éste llegó, actuó y venció; con simplemente poner un dedo en la boca de la joven, ella sintió inmediatamente la curación. El emperador, agradecido y sorprendido, le ofreció una gran cantidad de dinero, pero Ilídio la rechazó. Simplemente pidió que el acostumbrado tributo de vino y maíz otorgado a la Iglesia - hasta entonces pagados en especies - fueran convertidos en dinero efectivo. Ilídio regresaba a su casa cuando fue sorprendido por la muerte. Debía ser el año de 384, puesto que en el Concilio de 385 Clermont ya tenía como obispo a Népotien. Dos siglos después de su muerte, la veneración a Ilídio permanecía tan viva como desde sus mismos comienzos en Clermont - en tiempos de san Gregorio de Tours - quien ya entonces decía: "sus milagros son innumerables, tantos que no todos pueden ser registrados ". Muchos de ellos ocurrieron en el lugar de la tumba del santo, situada en la cripta de Santa María de los Santos, la cual después se convirtió en la Basílica de San Ilídio.
Cuando Gregorio se convierte en obispo le dedica un oratorio que aún guarda sus reliquias. Los normandos quemaron la Basílica de San Ilídio en el año 865. Fue reedificada en el siglo X y asignada como monasterio benedictino. Hacia el año 916, un monje publicó una nueva biografía del santo, atribuyéndole aún más milagros.
(Tomado de "Vie des Saints et des Bienheureux selon l'ordre du calendrier, avec l'historique des fêtes" de los Padres Benedictinos de París).

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María Romero Meneses, Beata

Religiosa Salesiana

Martirologio Romano: En la ciudad de León, en Nicaragua, beata María Romero Meneses, virgen del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, que en las diversas obras sociales para la formación de las jóvenes, en especial las pobres y abandonadas, trabajó con eficacia, difundiendo la devoción a la Eucaristía y a la Santísima Virgen (1977)

 

María Romero Meneses nace en Granada (Nicaragua) el 13 de enero de 1902, en una familia muy acomodada, pero de gran sensibilidad hacia las necesidades de los más pobres, a quienes socorre regularmente con generosidad.

Orientada en familia hacia los estudios artísticos, pronto revela su talento para la música y la pintura. A los doce años, en el colegio de las Hijas de María Auxiliadora, recién llegadas a su ciudad, empieza a conocer a don Bosco: congenia inmediatamente con la figura del gran apóstol de la juventud, en quien encuentra como la encarnación de los ideales que vibran en su espíritu, primero de manera genérica y vaga y luego cada vez más claramente y con mayor capacidad de entusiasmarla.

Hace su opción: Hija de María Auxiliadora (1923), y en el nombre de esta su Madre y "su Reina" – como ama invocarla – realiza una incansable actividad apostólica, dando vida a grandiosas obras sociales, especialmente en Costa Rica, a donde es enviada en 1931.

Con viva sensibilidad evangélica y eclesial, conquista para su misión apostólica a las jóvenes alumnas que se vuelven "misioneras" (misioneritas, las llama Sr. María) en los pueblitos de los alrededores de la Capital, entre niños semi abandonados y familias desheredadas. Luego, también adultos, empresarios adinerados y renombrados profesionales quedan conquistados por su devoción mariana, que obtiene gracias estrepitosas, y se sienten por lo tanto comprometidos a colaborar efectivamente a las iniciativas asistenciales que Sr. María, bajo la acción del Espíritu, va proyectando continuamente con la audacia de la más auténtica fe en la Providencia.

Sr. María sueña para sus pobres siempre nuevas soluciones a las urgencias apremiantes: obtiene primero visitas médicas gratuitas, gracias a la acción voluntaria de médicos especialistas, y con la colaboración de industriales del lugar organiza cursos de formación profesional para jóvenes y mujeres que en la pobreza hubieran encontrado una pésima consejera. En esta forma logra dar vida en poco tiempo a un ambulatorio múltiple, con varias especialidades, para asegurar la asistencia médico-farmacéutica a muchas personas y familias privadas de toda garantía social. Al mismo tiempo crea cerca instalaciones adecuadas para Ia acogida de los pacientes – a veces familias enteras – como también salas para la catequesis y la alfabetización en los momentos de espera, además la capilla y un gracioso jardín, y hasta el balcón con los canarios.

Para las familias sin techo, reducidas con frecuencia a una vida precaria bajo los puentes de la periferia, hace construir – siempre con la ayuda de una sorprendente Providencia – "verdaderas" casitas, en las cuales limpidez y propiedad, junto con los colores de un pequeñísimo jardín, tienen la función pedagógica de recuperar personas amargadas, restituir dignidad a vidas envilecidas por el abandono, abriendo los corazones a horizontes de verdad, de esperanza y de nueva capacidad de inserción social. Surgen así las ciudadelas de María Auxiliadora: una obra que continúa todavía, debido al interés de sus colaboradores a través de la Asociación de laicos Asayne (Asociación de Ayuda a los Necesitados).

En medio del sucederse de obras para organizar, y de una peculiar actividad suya como consejera espiritual (cada día horas y horas de intensos coloquios privados, las llamadas consultas) encuentra espacio y momentos de ardientes elevaciones del espíritu y de una profunda vida mística, que es en realidad la fuente de la fuerza interior de donde su apostolado brota y recibe extraordinaria eficacia.

Su ideal: amar profundamente a Jesús, "su Rey", y difundir su devoción junto a la de su divina Madre. Su íntima alegría es la posibilidad de acercar a la verdad evangélica a los niños, a los pobres, a los que sufren, a los marginados. La más ambicionada recompensa a sus sacrificios es la de ver reflorecer la paz y la fe en una vida "perdida".

Haciéndose como el Apóstol, "toda para todos" y olvidándose de sí para conquistar cada vez nuevos amigos a su Jesús, se entrega hasta el último de sus días: el primero en el que decidió darse un poco de descanso. La esperaba allí el descanso eterno, con "su Rey" y "su Reina". Era el 7 de julio de 1977.

La fama de su santidad se expresa en el lamento general de sus asistidos y de sus colaboradores; y por obra de éstos, en el continuo reflorecimiento de las obras fundadas por ella.

Fue beatificada el 14 de abril de 2002 por S.S. Juan Pablo II.

Reproducido con autorización de
Vatican.va

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Benedicto Xl (Nicolás Boccasini), Beato CXCIV Papa, Julio 7  

Benedicto Xl (Nicolás Boccasini), Beato

CXCIV Papa

De nombre Nicolás Boccasini, a los 14 años ingresó en la orden dominica en Venecia. Destacó por su inteligencia como maestro. Fue nombrado prior de la Lombardía y en 1296 el noveno de superior general de la Orden de Predicadores. Por sus cualidades estuvo encargado de una delicada misión diplomática en Flandes, donde obtuvo éxito y a continuación el Papa le nombró cardenal en 1298. Fue obispo de Ostia. En la controversia con el rey Felipe el Hermoso de Francia, es uno de los cardenales que permaneció fiel a Bonifacio VIII, con quien se refugió en el castillo de Anagni, siendo hecho prisionero y forzado sin éxito a abdicar. A la muerte de Bonifacio VIII, fue elegido Papa en 1303.

Mucho más pacífico que su antecesor, su breve pontificado se incio con la absolución de la excomunión dictada contra Felipe el Hermoso de Francia, pero se negó sistemáticamente a perdonar a los autores materiales de la ofensa sufrida por su predecesor en Anagni, excomulgando tanto a Guillermo de Nogaret, consejero del rey francés, como a Sciarra Colonna.

Tras ocho meses de pontificado murió, el 11 de octubre de 1304, al parecer envenenado por orden de Guillermo de Nogaret.

De sus ocho meses de pontificado, se conoce la anécdota de que su madre, pobre y viuda fue a visitarlo, para lo que se le vistió apropiadamente para ser recibida por el Papa. Éste al verla, protestó por no reconocer a la pía dama, humildemente vestida, a quien tanto quería.

Fue beatificado en abril de 1736 por Clemente XII, su nombre se introdujo en el martirologio romano por disposición del Papa Benedicto XIV en 1748.
Su festividad se celebra el 7 de julio.

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Fuente: Franciscanos.net
Antonino Fantosati, Santo Obispo y Mártir, Julio 7  

Antonino Fantosati, Santo

Nació en Santa Maria in Valle en Trevi, provincia de Perusa, el 16 de octubre de 1842.

De constitución débil, parecía que sería un gallardo y pacífico campesino, en cambio fue recibido en la Orden de los Hermanos Menores, ordenado sacerdote a los 23 años de edad y partió para la capital del Hupe en China, sede del Vicariato y residencia principal de la misión, a donde llegó el 15 de diciembre de 1867. De sus 33 años de apostolado en China los primeros siete años fueron los más serenos entre aquellas heroicas cristiandades y pudo dedicarse al estudio de la lengua hasta hablarla expeditamente, como un chino, y ser llamado "el maestro europeo".

Pasó luego a Lao‑ho‑kow, centro fluvial de primera importancia, donde por 18 años ejerció el ministerio con tacto, prudencia y singular penetración de la mentalidad china. Fue Administrador Apostólico del Alto Hu‑pe cuando la carestía y la peste desolaron a China. En 1878 fundó un orfanato para los niños abandonados y organizó la distribución de numerosas ayudas provenientes de Europa. Luego fue vicario general del obispo Banci y colaboró en la erección del gran templo de tres naves de estilo románico del Sagrado Corazón. En 1888 fue por breve tiempo a Italia. Al regresar a China, fue nombrado Obispo titular de Adana y Vicario Apostólico del Hu‑nan meridional.

Sus últimos años fueron amargados por cruces y persecuciones, pero las adversidades no apagaron su celo. En la feroz persecución de los bóxers perecieron en solo Shansi y en Hunan más de 20.000 cristianos. Precedido en el Hunan por el P. Cesidio Giacomantonio, muerto el 4 de julio, San Antonino acudió junto con el P. José María Gambaro al lugar del peligro, a donde llegaron el 7. Reconocidos, fueron asediados por los revoltosos con una granizada de piedras y objetos contundentes, y asesinados bárbaramente. El martirio del obispo se prolongó por más de dos horas entre atroces tormentos, hasta que un pagano, viéndolo todavía vivo, lo atravesó con un largo palo de bambú con una aguda punta de hierro, traspasándolo de un lado a otro. Los dos cadáveres, arrojados primero al río, fueron luego recogidos para ser quemados y sus cenizas dispersadas en el agua o arrojadas al viento a fin de que no se honrara su sepultura. A

lgunos testigos vieron en el lugar del suplicio dos ángeles elevarse al cielo mientras numerosos paganos que habían asistido a la escena exclamaban: "Estos misioneros eran en verdad hombres justos". Tenía 58 años.

Fue canonizado el 1 de octubre de 2000 junto a otros
119 mártires en China

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Fuente: Franciscanos.net
José María Gambaro, Santo Presbítero y Mártir, 7 de julio  

José María Gambaro, Santo

Presbitero Franciscano y Mártir

Martirologio Romano: Cerca de la ciudad de Heu-Chow-Fou, en la provincia de Hunan, en China, santos Antonino Fantosati, obispo, y José María Gambaro, presbítero de la Orden de los Menores, que durante la persecución promovida por el movimiento de los Yihetuan, al acercarse a la costa para prestar ayuda a los fieles cristianos, fueron lapidados (1900).

Etimológicamente: José = Aquel al que Dios ayuda, es de origen hebreo.

 

Nació en Galliate, provincia de Novara, el 7 de agosto de 1869. A los trece años entró en el colegio seráfico y el 20 de septiembre de 1886 recibió el hábito religioso de los Hermanos Menores con el nombre de José María.

Activo y circunspecto, entusiasta y prudente, fue estimado y apreciado por los superiores, que lo escogieron desde clérigo teólogo como asistente de los hermanos jóvenes de Ornavasso. La elección fue sabia, pues su natural perspicacia, unida a una ejemplaridad y afabilidad que conquistaba, produjo frutos copiosos en aquellos jóvenes que se preparaban al sacerdocio y a la vida religiosa franciscana. Apenas ordenado sacerdote (marzo 13 de 1892) José fue nombrado rector del colegio de Ornavasso. Pero un año después, según su deseo, se le permitió ir como misionero: abandonó a Italia en 1896 y al llegar a China fue destinado a Hu‑nan meridional.

Esta nueva experiencia se le manifestó de inmediato en su áspera dificultad: los usos y costumbres tan diversas no fueron tan difíciles de asimilar como la lengua. El Vicario apostólico Fantosati, considerando las óptimas cualidades de Gambaro, lo destinó al seminario de Schen‑fan‑tan; los tres jóvenes seminaristas estaban entusiasmados con él, lo admiraban y lo seguían: por tres años fue rector y profesor. Luego, al faltar el misionero en la importante cristiandad de Yent‑chou, José María fue encargado de sustituirlo. Supo hacer frente a la vida misionera activa, y sus inevitables pruebas, con serena fortaleza y con absoluto abandono en las manos del Señor.

En Pentecostés de 1900 fue llamado a Lei‑yang por Mons. Fantosati; terminado el trabajo, después de pocos días, ambos se dirigieron a San‑mu‑tchao para reconstruir la capilla destruida por los paganos: en esta localidad se abatió sobre ellos la persecución. Estalló de improviso el 4 de julio de 1900 en la ciudad de Heng‑tche‑fu, residencia del Vicario Apostólico. Apenas llegaron las primeras tristes noticias, ambos se apresuraron a regresar a la sede; en vano los cristianos insistieron para que buscaran un refugio seguro; ambos declararon abiertamente que, a cualquier costo, su puesto era junto a las ovejas en peligro. Se embarcaron hacia Heng‑tche‑fu: el viaje duró tres días, pero su presencia ya había sido advertida y fueron esperados por una turba fanática y enfurecida. Al bajar a la orilla fueron inmediatamente rodeados y asesinados a golpes de bastón y de lanzas. Alguien refirió que el P. José María, ya agonizante, tuvo la fuerza de pronunciar sus últimas palabras sobre la tierra: "Jesús, ten piedad y sálvanos". Era el 7 de julio de 1900. Tenía 31 años de edad, catorce de religioso, ocho de sacerdocio y cuatro de vida misionera.

Fue canonizado, por S.S. Juan Pablo II, el 1 de octubre de 2000, como parte de los
120 mártires católicos en China.

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Pedro To Rot, Beato Mártir, Julio 7  

Pedro To Rot, Beato

Primer Beato de Papua Nueva Guinea

Angel To Puia, jefe respetado y rico, vivía con su esposa, María Ja Tumul, una mujer honrada y silenciosa, en la aldea de Rakunai, en el extremo nororiental de Nueva Bretaña (hoy Papua Nueva Guinea). Hombre de gran influencia entre los suyos, la tribu Gunantuna, era considerado como padre y protector, cuyo consejo se buscaba y cuyas opiniones contaban en orden a la vida de la comunidad.

Tuvieron seis hijos. Los dos últimos murieron muy niños aún. Eran adultos conversos que formaban parte de la primera generación de católicos de la región.

Pedro era el tercero. Nació en 1912. Se hizo notar enseguida por su docilidad y obediencia, aunque estaba adornado de un carácter enérgico.

Su padre vió en él a su futuro sucesor al frente de su pueblo de Rakunai, lo que le indujo a no mimarle nunca, aconsejarle, reprenderle, incluso castigarle en los fallos, aunque fueran mínimos.

Comienza a frecuentar la escuela de la misión hacia los siete años y no falta ni un sólo día, a no ser por causa de enfermedad: Detalle significativo, tanto del cuidado de sus padres, como del pundonor del niño, en un pueblo en que no había obligación de asistencia a la escuela, y, peor aún, en una tribu que no se distinguía precisamente por su afición a las ideas y costumbres cristianas. Los niños se sentían independientes, libres; vivían con quien les apetecía, ya fuera con su padre, ya con alguno de los tíos maternos, siempre bajo el dominio consuetudinario de la madre, en una sociedad con muchos elementos de matriarcado clásico.

To Rot era inteligente, captaba enseguida los temas y acostumbraba a estar muy atento. "Era el primero en responder a las cuestiones del maestro", declara uno de sus antiguos condiscípulos. Otro subraya su afición a aprenderse pasajes de la Biblia y recitarlos sin equivocaciones. Disposiciones que le valieron ser admitido a la primera Comunión en edad muy temprana.

‑ "Todos conocíamos su actitud religiosa", declara el catequista To Labit, era humilde y muy devoto del Santísimo. Algunos chicos iban a la iglesia sólo a mirar a todos lados.., él, en cambio, venía porque Jesús estaba en el Sagrario.

Era un jefe nato. Sus compañeros aceptaban de buen grado su dirección en juegos y trabajos. Le obedecían y sobre todos ejercía una saludable influencia: Les apartaba a menudo de los hurtos a que tan aficionados son los niños, pidiendo a los dueños permiso para coger algunos frutos de los árboles y repartirlos entre todos. Es cierto que en más de una ocasión participó en juegos un tanto comprometidos y profirió palabras malsonantes; pero, en cuanto advertía que el asunto revestía visos de gravedad, inmediatamente se aferraba a sus principios cristianos y se alejaba.

Fué el primero en ofrecerse cuando el Misionero buscó acólitos que asistieran con regularidad a las funciones del templo. Nunca dejó de levantar su mano en gesto afirmativo cuando en la escuela se preguntaba sobre quién había hecho las oraciones de la mañana y de la noche. Y cuando se pedía una relación de las actividades del día anterior, la de To Rot comenzaba invariablemente señalando su oración de la mañana, para anotar a continuación el cumplimiento de las diferentes tareas que sus padres le habían asignado.

Nadie crea que Pedro To Rot había nacido santo. Sus travesuras merecieron en más de una ocasión la reprensión y el castigo por parte de su padre. Un día el maestro se enfadó con él y hubo de propinarle un cachete. El compañero de escuela que lo narra no recuerda el motivo. Otra vez, durante la clase de redacción, escribió en su pizarra una fogosa carta de amor adolescente y se la enseñó después de la escuela a Teresa Ja Vinevel. Esta lo comunicó a sus propios padres. To Rot lo reconoció enseguida y la borró para poder hacer las cuentas.

En el otoño de 1930 ingresa a la Escuela de Catequistas de Tililigap.

Frecuentaba con gusto la oración. Rezaba con auténtico fervor. Pasaba por la iglesia antes de ir al trabajo, también a la vuelta, y después de las comidas, y varias veces a lo largo del día, cuando las clases le dejaban algún tiempo libre. Sentía profundo amor a Jesús Sacramentado. Comulgaba diariamente, percatándose de que Jesús era la vida y fuerza de sus obreros.

En la Escuela de Catequistas había tiempos dedicados al deporte y expansión. A Pedro le gustaba. Participaba en el fútbol y en otros juegos. Rehuía, empero las discusiones que se originaban. De temperamento alegre y bromista, cuando dos compañeros se pegaban, les hablaba bromeando, a fin de hacerles reír y lograr que el enfado se fuera disipando. Si alguno le molestaban, ni siquiera pasaba por su mente la idea de resarcirse.

No fue prolongada su estancia en la Escuela. Su párroco le necesitaba y le llamó antes de terminar el tercer año. Regresó a casa para convertirse en le catequista más joven de la zona de Rakunai. Era a principios de 1933.

Sus compañeros catequistas recalcan, en sus recuerdos, la modestia y sencillez de Pedro. Se dejaba guiar en su trabajo y aceptaba con gusto los consejos de los veteranos. Bien pronto, sin embargo, hubieron de reconocer su superioridad y acatar con gusto su indiscutible liderazgo, aunque fuese el más joven de todos.

Su actitud no sufrió cambios. Continuó modesto, amable, sencillo, de suerte que logró que entre ellos no hubiera nunca disensiones, ni envidias, ni resquemores.

Con frecuencia iba, por las tardes, a visitar a su Párroco. Quería continuar su formación. Le planteaba las cuestiones a las que él no encontraba respuesta.

No le importaba sólo saber cosas: le importaba sobre todo, penetrarlas hasta el fondo, lo que no era, a la verdad, fenómeno frecuente entre los nativos.

La única fecha que, en la vida de Pedro To Rot, puede señalarse como cierta y segura, es la de su matrimonio canónico. Se casó con Paula Ja Varpit el 11 de Noviembre de 1936 en la iglesia de Rakunai. Paula había nacido el 27 de Junio de 1920 en Ramalmal; pero, a los catorce años había venido a la granja de su madre en Rakunai. Asistía a la escuela de la misión y fué así cómo se convirtió en alumna de Pedro To Rot, su futuro marido.

El matrimonio fué muy feliz, aunque, al principio tuvieran sus dificultades. Lo cuenta Paula: "En lo comienzos tuvimos algunas peleas. La razón era que yo era un poco dura de mollera". Pero en situaciones de diferencia de opinión, era normalmente Pedro quien cedía primero. Hacía por su esposa cuanto estaba en su mano y acentuaba sus cuidados cuando le sobrevenía alguna ligera enfermedad.

Nació su primer hijo el 5 de Diciembre de 1939. Lo llamaron To Puya, en memoria del abuelo, ya difunto, y en el bautismo le impusieron el nombre cristiano de Andrés. Anota To Burangan, compañero de escuela de Pedro, que éste rezaba muy a menudo por su esposa y por sus hijos, especialmente por su primogénito. Le sacaba de paseo, le cuidaba, jugaba con él, de suerte que Andrés pasaba más tiempo con su padre que con su madre.

Dos años más tarde, en 1942, cuando ya la ocupación japonesa había comenzado, nació una niña, Rufina Ja Mama. No cabe duda de que la vida de Pedro To Rot como esposo y como padre fué ejemplar. Tenemos un testimonio espléndido en la declaración de su tío, el jefe Tarúe: "To Rot, afirma, era un hombre íntegramente bueno, que nunca decepcionó. Eran sus palabras tan buenas como sus hechos. Pensaba sólo en la religión. Su matrimonio fué para él sagrado y luchó contra la secularización del vínculo, defendida por otros".

Cuando prematuramente le fué arrancado a los suyos y martirizado, su esposa creyó enloquecer. Tenía, a la sazón, 25 años. A pesar de su juventud, no quería oír hablar de nuevo matrimonio: "Nunca encontraré un hombre como Pedro". Mas, a la vuelta de algunos años, presionada por los parientes y para atender al bien de sus tres hijos, tan pequeños, aceptó casarse de nuevo.

En 1942 todos los misioneros y su personal fueron detenidos por los invasores japoneses y encerrados en campos de concentración. Pedro continuó dirigiendo los fieles de su pueblo lo mejor que pudo, cuidando de los enfermos, bautizando, enseñando a los fieles y ayudando a los pobres.

Cuando los japoneses comenzaron a perder batallas en la guerra, se desquitaron reprimiendo a los locales, prohibiendo el cristianismo, presionándolos para el regresen a sus costumbres pre-cristianas, en particular a la poligamia.

Pedro se opuso a ese retroceso y en 1945 fue detenido por organizar reuniones religiosas.

El 7 de julio de 1945 murió por envenenamiento y asfixia, esto ocurrió en el campo de concentración en Rakunai.

Fue beatificado por S.S. Juan Pablo II el 17 de enero de 1995.

Si usted tiene información relevante para la canonización del Beato Pedro, comuníquese a:
Archdiocese of Rabaul
Vunapope, P.O. Box 357
Kokopo, Enbp. Papua New Guinea

Fuentes de Información:
www.mscperu.org
saints.sqpn.com

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Fuente: Vatican.va
Carlos Liviero, Beato Obispo y Fundador, 7 de juliio  

Carlos Liviero, Beato

Fundador de la Congregación
de las Pequeñas Esclavas del Sagrado Corazón

Nació en Vicenza (Italia) el 29 de mayo de 1866; era el mayor de cuatro hijos. Fue ordenado sacerdote el 20 de noviembre de 1888. Desde 1889 desempeñó su ministerio en Gallio, provincia de Vicenza y diócesis de Padua. Allí manifestó desde el inicio el celo pastoral que lo caracterizaría durante toda su vida. Veía las necesidades espirituales y materiales de sus fieles y se dedicaba sin descanso a la evangelización y a la promoción humana. Se entregó con pasión a la predicación, a la catequesis y a la administración de los sacramentos.

En Gallio, donde no existían asociaciones católicas, don Carlos trabajó por mejorar las condiciones de vida de la población mediante diversas instituciones: establecimientos para niños pobres, asilos de ancianos, cajas rurales, almacenes de cooperativas, obras parroquiales, sociedades católicas obreras y agrícolas... Formó un grupo de muchachas para animar las diversas obras, alimentando el proyecto de iniciar con ellas una nueva congregación religiosa, pero no consiguió la aprobación del obispo de la diócesis.

El 1 de julio de 1899 fue nombrado arcipreste de Agna, una zona de Padua en la que vivía gente muy pobre y explotada por latifundistas sin escrúpulos. Allí puso a disposición de los pobres todo lo que tenía. Promovió también las numerosas obras que había puesto en marcha en Gallio, así como otras obras de carácter formativo: círculo de jóvenes, asociación de madres cristianas, Tercera Orden de San Francisco, Pía sociedad de San José, Congregación del Santísimo Sacramento, Hijas de María... Así, en diez años de trabajo en Agna, obtuvo excelentes resultados en la renovación de la vida cristiana de la población.

El 6 de enero de 1910 fue nombrado obispo de Città di Castello; el 29 de junio sucesivo celebró en la catedral su primer pontifical, con ocasión del cual expuso su programa pastoral. Su primera prioridad pastoral fue el clero. Convocó inmediatamente dos tandas de ejercicios espirituales. Contaba mucho con la colaboración de sus sacerdotes. Los impulsaba continuamente a ser hombres de oración y celosos en el anuncio del Evangelio.

Prestó atención especial a la juventud, en la que veía la esperanza de una renovación de la vida cristiana. Entre los jóvenes que siguió personalmente surgieron numerosas vocaciones al sacerdocio. Sostuvo y promovió la Acción católica. Realizó cinco visitas pastorales, recorriendo incluso las parroquias más lejanas, situadas en colinas o en los montes Apeninos.

Se preocupaba mucho de que se promoviera la participación en los sacramentos, en el catecismo y en las asociaciones católicas. También cuidaba las condiciones de los templos y la dignidad del culto. Su contacto continuo con el pueblo le permitía conocer bien los peligros para la fe y las costumbres, especialmente de la juventud.

Para responder a las exigencias religiosas, culturales y sociales de sus diocesanos, puso en marcha numerosas iniciativas en varios campos: un boletín interdiocesano, una librería católica, la Escuela tipográfica del Sagrado Corazón, una escuela primaria masculina, una pensión para estudiantes, una sala de cine, el hospicio del Sagrado Corazón, y la fundación de la congregación religiosa de las Pequeñas Esclavas del Sagrado Corazón, que tuvo lugar el 9 de agosto de 1917.

Dos momentos destacados de su episcopado fueron: el congreso eucarístico diocesano de 1927, con ocasión del II centenario de la muerte de santa Verónica Giuliani; y el Sínodo diocesano de 1928, celebrado para renovar la legislación diocesana dándole un sentido más pastoral.

Murió en el hospital de Fano el 7 de julio de 1932, a consecuencia de un accidente de carretera.

Fue beatificado el 27 de mayo de 2007.

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Fuente: Santiebeati.it
Oddino Barotti, Beato Presbítero, 7 de Julio  

Oddino Barotti, Beato

Presbítero

Martirologio Romano: En Fossano, en el Piamonte, beato Oddino Barotti, presbítero, párroco pobre y de conducta austera, que consumió su vida entregándose día y noche al cuidado de enfermos y moribundos durante una peste contagiosa (1400).

 

Más que 650 años nos separan de él, pero quizás todavía tendría algo que decir a sus conciudadanos, sacerdotes y laicos, por el heroísmo de una fe integralmente sentida y concretada en obras de caridad. Hunde sus raíces en la parte más antigua de Fossano (provincia de Cuneo, Italia), dónde, en calle Garibaldi, se indica todavía la casa en que habría visto la luz, en el año 1344.
Noble, o al menos aristócrata por nacimiento, esto no le impedirá, una vez ordenado sacerdote, tener aptitudes que pueden ser vistas como radicales y contra la corriente. Canónico de la Colegiada de San Juvenal incluso antes de que ser ordenado sacerdote, párroco de la iglesia de San Juan, entonces la más importante de la ciudad, pocos años después de su ordenación sale en peregrinación a Tierra Santa.
En aquella época esto no era tan sólo cumplir un simple y cómodo tour con un poco de devota romería, era emprender un viaje lleno de imprevistos, largo y fatigante, del que no siempre se podía regresar. Lo que lo impulsa a realizar el viaje es su profunda devoción a la Pasión de Jesús, una devoción que desea ir a la fuente, donde la Pasión de Jesús se consumó y donde el quiere fortalecer su fe. No había tomado en cuenta a los turcos, quienes lo toman prisionero y lo encierran con poco respeto y provocándole muchos sufrimientos.
Liberado, retorna a Fossano, dónde se ven enseguida los frutos de esta atormentada romería: incrementa sus momentos de oración, las penitencias y las obras de caridad, transcurre largas horas en meditación delante del crucifijo, vive pobremente, privándose incluso de lo más necesario para vivir.
Se deja fascinar por el ideal franciscano, del que además del hábito terciario también adopta su espiritualidad. La gente está admirada, pero también preocupada, de su estilo de vida, porque apenas come lo estrictamente necesario para sobrevivir: un poco de pan y alguna hortaliza.
Sin embargo no hay discurso que le algo comer algo más, porque todo cuanto le regalan, hasta los manjares más exquisitos, acaban invariablemente en las casas de la gente pobre. Como aquel capón que recibió como regalo para su almuerzo de Navidad, que él se avergüenza de comer mientras familias enteras no tienen de qué comer: lo hace entregar a la casa de una pobre mujer que ha dado a luz hace pocos días, un perrito es quien se encargó de guiar al empleado que llevaba la encomienda.
Los enfermos también son pobres, no sólo en su salud, sino que en aquella época hacía mucha falta medicamentos y asistencia médica, eso lo impulsa a zambullirse en esta nueva obra de misericordia: Y ya que los enfermos también son ellos pobres, no sólo de salud pero a aquella época sobre todo de curas y de asistencia, he aquí zambullirse en esta nueva obra de misericordia: proyecta las bases del actual hospital, visita los enfermos pobres en sus pocilgas, construyen un alojamiento para los leprosos y otro para los enfermos atacados por el "fuego sagrado"1.
Tanto caritativo como devoto y piadoso, construye cuatro capillas a los cuatro puntos cardinales, (dedicadas a San Lázaro, San Bernardo, San Stefano y San Pedro), de esta forma crea una imaginaria cruz para protección de la ciudad.
Le confían la Colegiada de San Juvenal, la futura catedral, pero la encuentra en tal malas condiciones, que decide reedificarla. de sentirse en deber de reedificarla. Durante estos trabajos sus contemporáneos son espectadores de cosas prodigiosas: el albañil que cae del andamio de la torre campanario y es dado por muerto, se levanta sin un arañazo y vuelve enseguida al trabajo en cuanto él lo coge de la mano.
Era un hombre al que nada detenía, ni la peste. Está en la primera línea de atención a los enfermos y termina siendo contagiado él mismo, y es así como le llegará la muerte, la peste termina con su vida el 7 de julio de 1400 cuando tenía 56 años, todos ellos dedicados a Dios y a los más necesitados. Tendrán que pasar más de 400 años, pero al final, en 1808, Pío VII concederá la aureola de Beato a Oddino Barotti, el primer nativo de Fossano en tener el honor de los altares.
1 Enfermedad epidémica que hizo grandes estragos desde el siglo X al XVI, la cual consistía en una especie de gangrena precedida y acompañada de ardor abrasador.
Era una erisipela maligna.

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Fuente: Santiebeati.it
Willibaldo, Santo Obispo, 7 de julio  

Willibaldo, Santo

Obispo

Martirologio Romano: En Dryopolis (hoy Eichstätt), en Franconia, san Willibaldo, obispo, el cual, habiendo abrazado la vida monástica, recorrió como peregrino muchos santuarios y lugares santos con el fin de establecer en ellos la vida monástica, hasta que san Bonifacio le ordenó obispo de esta sede e hizo de él un valioso colaborador suyo en la evangelización de Germania, convirtiendo a Cristo muchos pueblos (787).

 

Es a este caminante inglés que Montecassino debe su renacimiento espiritual, después de la destrucción encabezada por el longobardo Zottone en los años 580-81. Su familia lo puso en la escuela de los monjes de Waltham, dónde luego Villibaldo decide hacerse monje. Pero antes de hacer sus votos definitivos sale de de su celda y de Inglaterra: se va a Tierra Santa con un grupo de peregrinos, entre los que están su padre (que morirá en Lucca) y su hermano Vinnibaldo. Permanece dos años en Roma, luego continua sin su hermano su viaje hacia Palestina, territorio que en aquel entonces estaba bajo dominio árabe. Los peregrinos cristianos eran generalmente bien acogidos, sin embargo, por tensiones políticas con el imperio de oriente, Villibaldo y los suyos caen en prisión: los consideran espías. Pero en cuanto se re-establece la paz son liberado, regresando a Roma en el 729, habían pasado siete años desde que su partida.

Pero no vuelve a su patria. El Papa Gregorio II (715 -731), lo envía en el 729 a Montecassino, dónde el tenaz bresciano Petronace ha reconstruido el monasterio. Ahora su misión será formar a los nuevos monjes, el lugar había sido abandonado en los tiempos de Zottone, cuando el abad Bonito los monjes buscaron estar seguros yendo a Roma, llevando consigo solamente la provisión de pan y el libro de la Regla. Ahora es un casi-monje de Inglaterra, quien no ha emitido todavía la "profesión" definitiva, quien tiene que reconstruir la comunidad siguiendo la ruta de la verdadera tradición y el estilo de vida enseñado por el Fundador. Esta obra le tomará diez años.

De regreso en Roma, hay un nuevo Papa, Gregorio III (731 -741) que le dice: "Hay necesidad de ti para evangelizar a los alemanes". Pronto, Villibaldo, parte nuevamente, sintiendo que "su casa" está en cada parte de Europa. El enviado pontificio en Alemania era Winfrido, quien al ser consagrado obispo optó por el nombre de Bonifacio, quien era su pariente, y que cuenta entre sus colaboradores a Vinnibaldo, está organizando en Baviera una estructura diocesana. En el año 740 Villibaldo es ordenado sacerdote, y después de un año es consagrado obispo de Eichstätt.

El obispo Villibaldo construye su catedral, funda un monasterio y, por encargo de Bonifacio, controla rigurosamente a todos. Empieza, lo que para él es una experiencia nueva: la de predicador itinerante, delante de oyentes que sólo en parte son cristianos. Esta obra la realizará hasta su muerte y lo hace excepcionalmente popular, ganando ya en vida fama de santidad, misma que se transformará luego en culto espontáneo y duradero, con mucha antelación al reconocimiento canónico.

 

 

Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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