jueves, 8 de mayo de 2014

[ † ] Viernes de la Pasión y Muerte de Jesucristo. 09/05/2014. Beato José Cebula ¡ruega por nosotros!

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 52-59

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, los judíos disputaban entre sí:
"¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?"
Jesús les dijo:
"Yo les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre vive en mí y yo en él. Como el Padre que me envió posee la vida y yo vivo por él, así también, el que me coma vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo, no como el pan que comieron sus antepasados. Ellos murieron, pero el que coma de este pan, vivirá para siempre".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

vie 3a. Sem Pascua

Antífona de Entrada

Digno es el Cordero sacrificado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza y el honor. Aleluya.

 

Oración Colecta

Oremos:
Dios todopoderoso, que nos has dado la gracia de conocer la resurrección de tu Hijo, haz que resucitemos a una vida nueva por medio de tu Espíritu de amor. 
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Es el instrumento escogido por mí, para que me dé a conocer a las naciones

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 9, 1-20

En aquellos días, Saulo, que seguía amenazado de muerte a los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote y le pidió cartas de presentación para las sinagogas de Damasco, con el fin de llevar encarcelados a Jerusalén a todos los que encontrara, hombres o mujeres, que siguieran el camino de Jesús. Cuando estaba cerca de Damasco, de repente lo envolvió un resplandor del cielo, cayó a tierra y oyó una voz que decía:
"Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?"
Saulo preguntó:
"¿Quién eres, Señor?"
La voz respondió:
"Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Levántate, entra a la ciudad y allí te dirán lo que debes hacer".
Los hombres que lo acompañaban se detuvieron espantados; oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo, y aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada; así que lo llevaron de la mano y lo introdujeron en Damasco, donde estuvo tres días sin ver y sin comer ni beber.
Había en Damasco un discípulo llamado Ananías. El Señor le dijo en una visión:
"Ananías".
El respondió:
"Aquí me tienes, Señor".
Y el Señor le dijo:
"Levántate, vete a la calle llamada Recta, y busca en la casa de Judas a un tal Saulo de Tarso. Está allí orando, y ha visto a un hombre llamado Ananías, que entraba y le imponía las manos para devolverle la vista".
Ananías respondió:
"Señor, he oído a muchos hablar del daño que ese hombre ha hecho en Jerusalén a los que creen en ti; y ha venido con poderes de los sumos sacerdotes, para arrestar a todos los que invocan tu nombre".
Pero el Señor le dijo:
"Vete, porque éste es para mí un instrumento elegido para anunciar mi nombre a todas las naciones, a sus gobernantes, y al pueblo de Israel. Yo le daré a conocer cuánto tendrá que padecer por causa de mi nombre".
Ananías fue, entró en la casa, le impuso las manos y le dijo:
"Hermano Saulo, Jesús, el Señor, que se te apareció cuando venías por el camino, me ha enviado para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo".
En ese momento se le cayeron de los ojos una especie de escamas y recuperó la vista, y a continuación fue bautizado. Luego comió y recobró las fuerzas.
Después de pasar algunos días con los discípulos que había en Damasco, Pablo empezó a predicar en las sinagogas, proclamando que Jesús es el Hijo de Dios.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 116, 1-2

Que aclamen al Señor todos los pueblos.

Alaben al Señor todas las naciones, aclámenlo todos lo pueblos.
Que aclamen al Señor todos los pueblos.

Grande es su amor por nosotros, y la fidelidad del Señor dura por siempre.
Que aclamen al Señor todos los pueblos.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya. 
El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él, dice el Señor. 
Aleluya.

Evangelio

Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 52-59

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, los judíos disputaban entre sí:
"¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?"
Jesús les dijo:
"Yo les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre vive en mí y yo en él. Como el Padre que me envió posee la vida y yo vivo por él, así también, el que me coma vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo, no como el pan que comieron sus antepasados. Ellos murieron, pero el que coma de este pan, vivirá para siempre".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, estos dones que hemos preparado para el sacrificio eucarístico y transforma toda nuestra vida en una continua ofrenda.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Restauración universal por el misterio pascual

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado. 
Porque en él fue demolida nuestra antigua miseria, reconstruido cuanto estaba derrumbado y renovada en 
plenitud la salvación.
Por eso, 
con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

Cristo, que murió en la cruz, ha resucitado de entre los muertos y nos redimió. Aleluya.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Te suplicamos, Señor, que esta Eucaristía que tu Hijo nos mandó celebrar en memoria suya y en la cual hemos participado, nos una cada vez más con el vínculo de tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

Pascua. 3ª semana. Viernes

COMUNIÓN DE LOS SANTOS

— Comunidad de bienes espirituales. El «tesoro de la Iglesia».

— Se extiende a todos los cristianos. Resonancia incalculable de nuestras buenas obras.

— Las indulgencias.

I. San Pablo hace referencia en sus escritos al hecho fundamental de su vida, que leemos en la Primera lectura de la Misa. Quedaría grabado para siempre en su alma: Cuando estaba de camino, sucedió que, al acercarse a Damasco, se vio rodeado de una luz del cielo. Y al caer a tierra oyó una voz que decía: Saulo, ¿por qué me persigues? Él contestó: ¿Quién eres, Señor? Y Él: Yo soy Jesús, a quien tú persigues1. En esta primera revelación, Jesús se muestra personal e íntimamente unido a sus discípulos, a quienes Pablo perseguía.

Más tarde, en la doctrina del Cuerpo Místico de Cristo, uno de los temas centrales de su predicación, mostrará esta unión profunda de los cristianos entre sí, por estar unidos a la Cabeza, Cristo: si padece un miembro, todos los miembros padecen con él; y si un miembro es honrado todos los otros a una se gozan2.

Esta fe inquebrantable en la unión de los fieles entre sí, llevaba al Apóstol a pedir oraciones a los primeros cristianos de Roma, a quienes aún no conocía personalmente, para salir bien librado de los incrédulos que iba a encontrar en Judea3. Se sentía muy unido a sus hermanos en la fe, a quienes llamaba santos en sus cartas: Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús, que están en Filipos4. Desde los primeros tiempos de la Iglesia, los cristianos, al rezar el Símbolo Apostólico, han profesado como una de las principales verdades de la fe: Creo en la Comunión de los Santos. Consiste en una comunidad de bienes espirituales de los que todos se benefician. No es una participación de bienes de este mundo, materiales, culturales, artísticos, sino una comunidad de bienes imperecederos, con los que nos podemos prestar unos a otros una ayuda incalculable. Hoy, ofreciendo al Señor nuestro trabajo, nuestra oración, nuestra alegría y nuestras dificultades, podemos hacer mucho bien a personas que están lejos de nosotros y a la Iglesia entera.

«Vivid una particular Comunión de los Santos: y cada uno sentirá, a la hora de la lucha interior, lo mismo que a la hora del trabajo profesional, la alegría y la fuerza de no estar solo»5. Santa Teresa, consciente de los estragos que hacían los errores protestantes dentro de la Iglesia, sabía también de este apoyo que nos podemos prestar los unos a los otros: «Porque andan ya las cosas del servicio de Dios tan flacas –decía la Santa– que es menester hacerse espaldas unos a otros los que le sirven para ir adelante»6, y siempre se vivió esta doctrina en el seno de la Iglesia7.

«¿Qué significa para mí la Comunión de los Santos? Quiere decir que todos los que estamos unidos en Cristo –los santos del Cielo, las almas del Purgatorio y los que aún vivimos en la tierra– debemos tener consciencia de las necesidades de los demás.

»Los santos del Cielo (...) deben amar las almas que Jesús ama, y el amor que tienen por las almas del Purgatorio y las de la tierra, no es un amor pasivo. Los santos anhelan ayudar a esas almas en su caminar hacia la gloria, cuyo valor infinito son capaces de apreciar ahora como no podían antes. Y si la oración de un hombre bueno de la tierra puede mover a Dios, ¡cómo será la fuerza de las oraciones que los santos ofrecen por nosotros! Son los héroes de Dios, sus amigos íntimos, sus familiares»8.

II. La Comunión de los Santos se extiende hasta los cristianos más abandonados: por más solo que se encuentre un cristiano, sabe muy bien que jamás muere solo: toda la Iglesia está junto a él para devolverlo a Dios, que lo creó.

Pasa a través del tiempo. Cada uno de los actos que realizamos en la caridad tiene repercusiones ilimitadas. En el último día nos será dado el comprender las resonancias incalculables que han podido tener, en la historia del mundo, las palabras, o las acciones, o las instituciones de un santo, y también las nuestras.

Todos nos necesitamos, todos nos podemos ayudar; de hecho, estamos participando continuamente de los bienes espirituales comunes de la Iglesia. En este momento alguien está rezando por nosotros, y nuestra alma se vitaliza por el sufrimiento, el trabajo o la oración de personas que quizá desconocemos. Un día, en la presencia de Dios, en el momento del juicio particular, veremos esas inmensas aportaciones que nos mantuvieron a flote en muchos casos y, en otros, nos ayudaron a situarnos un poco más cerca de Dios.

Si somos fieles, también contemplaremos con inmenso gozo cómo fueron eficaces en otras personas todos nuestros sacrificios, trabajos, oraciones; incluso lo que en aquel momento nos pareció estéril y de poco interés. Quizá veremos la salvación de otros, debida en buena parte a nuestra oración y mortificación, y a nuestras obras.

De modo particular, vivimos y participamos de esta comunión de bienes en la Santa Misa. La unidad de todos los miembros de la Iglesia, también de los más lejanos, se perfecciona cada día en torno al Cuerpo del Señor, que se ofrece por su Iglesia y por toda la humanidad. «Todos los cristianos, por la Comunión de los Santos, reciben las gracias de cada Misa, tanto si se celebra ante miles de personas o si ayuda al sacerdote como único asistente un niño, quizá distraído»9.

San Gregorio Magno expone con gran sentido gráfico y pedagógico esta eficacia maravillosa de la Santa Misa. «Me parece –dice el Santo Doctor en una de sus homilías– que muchos de vosotros sabéis el hecho que os voy a recordar. Se cuenta que no ha mucho tiempo sucedió que cierto hombre fue hecho prisionero por sus enemigos y conducido a un punto lejano de su patria. Y como estuviese allí mucho tiempo y su mujer no le viera venir de la cautividad, le juzgó muerto, y como tal ofrecía por él sacrificios todas las semanas. Y cuantas veces su mujer ofrecía sacrificios por la absolución de su alma, otras tantas se le desataban las cadenas de su cautiverio. Vuelto más tarde a su pueblo, refirió con admiración a su mujer cómo las cadenas que le sujetaban en su calabozo se desataban por sí solas en determinados días de cada semana. Considerando su mujer los días y horas en que esto sucediera, reconoció que quedaba libre cuando era ofrecido por su alma el Santo Sacrificio, según ella pudo recordar»10. Muchas cadenas se nos rompen cada día gracias a las oraciones de otros.

III. La unidad invisible de la Iglesia tiene múltiples manifestaciones visibles. Momento privilegiado de esta unidad tiene lugar en el sacramento que recibe precisamente el nombre de Comunión, en ese augusto Sacrificio que es uno en toda la tierra. Uno es el Sacerdote que lo ofrece, una la Víctima, uno el pueblo que también lo ofrece, uno el Dios a quien se ofrece, uno el resultado de la ofrenda: Porque el pan es uno, somos muchos un solo cuerpo, pues todos participamos de ese único pan11. Lo mismo que este pan era ayer todavía un puñado de granos sueltos, así los cristianos, en la medida de su unión con Cristo, se funden en un solo cuerpo, aunque provengan de lugares y condiciones bien diversas. «En el sacramento del pan eucarístico –afirma el Concilio Vaticano II– se representa y se reproduce la unidad de los fieles»12. Es «el sacramento de la caridad»13, que reclama la unión entre los hermanos.

Es también verdad de fe que esta comunión de bienes espirituales existe entre los fieles que constituyen la Iglesia triunfante, purgante y militante. Podemos encomendarnos y recibir ayuda de los santos (canonizados o no) que están ya en el Cielo, de los ángeles, de las almas que se purifican todavía en el Purgatorio (a las que podemos ayudar a aligerar su carga desde la tierra) y de nuestros hermanos que, como nosotros, peregrinan hacia la patria definitiva.

Cuando cumplimos el piadoso deber de rezar y ofrecer sufragios por los difuntos, hemos de tener especialmente en cuenta a aquellos con los que mantuvimos en la tierra unos vínculos más fuertes: padres, hermanos, amigos, etcétera. Ellos cuentan con nuestras oraciones. La Santa Misa es, también, el sufragio más importante que podemos ofrecer por los difuntos.

En este dogma de la Comunión de los Santos se basa la doctrina de las indulgencias. En ellas, la Iglesia administra con autoridad las gracias alcanzadas por Cristo, la Virgen y los Santos; bajo ciertas condiciones, emplea esas gracias para satisfacer por la pena debida por nuestros pecados y también por lo que deben satisfacer las almas que están en el Purgatorio.

La doctrina acerca de este intercambio de bienes espirituales debe ser para nosotros un gran estímulo para cumplir con fidelidad nuestros deberes, para ofrecer a Dios todas las obras, y orar con devoción, sabiendo que todos los trabajos, enfermedades, contrariedades y oraciones constituyen una ayuda formidable para los demás. Nada de lo que hagamos con rectitud de intención se pierde. Si viviéramos mejor esta realidad de nuestra fe, nuestra vida estaría llena de frutos.

«Un pensamiento que te ayudará, en los momentos difíciles: cuanto más aumente mi fidelidad, mejor contribuiré a que otros crezcan en esta virtud. —¡Y resulta tan atrayente sentirnos sostenidos unos por otros!»14.

Puede impulsarnos a vivir mejor este día el recordar que alguien está intercediendo por nosotros en este instante, y que alguno espera nuestra oración para salir adelante de una mala situación, o para decidirse a seguir más de cerca al Señor.

1 Hech 9, 3-5. — 2 1 Cor 12, 26. — 3 Rom 15, 30-31. — 4 Flp 1, 1. — 5 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 545. — 6 Santa Teresa, Vida, 7-8. — 7 Cfr. San Ignacio de Antioquía, Carta a los Efesios, 2, 2-5; San Cipriano, Carta 60; San Clemente, Carta a los Corintios, 36, 1 ss; San Ambrosio, Trat. sobre Caín y Abel, 1 ss.  8 L. J. Trese, La fe explicada, Rialp, Madrid 1975, pp. 201-202. — 9 San Josemaría Escrivá,Es Cristo que pasa, 89. — 10 San Gregorio Magno, Hom. sobre los Evangelios, 37. — 11 1 Cor 10, 17. — 12 Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 3. — 13 Santo Tomás,Suma Teológica, 3, q. 73, a. 3. — 14 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 948.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

San Gregorio Ostiense
Obispo

Nada se conoce sobre los primeros años de Gregorio, llamado Ostiense, ni tampoco quiénes fueron sus padres. Sólo se sabe que en su juventud ingresó en el instituto de los benedictinos, en Roma, en el convento de San Cosme y San Damián. Por sus virtudes y consagración, pronto ganó la estima y el respeto de sus superiores, y fueron tales los progresos que hizo en los conocimientos, que a su fama de santo se unió la de docto.

Al morir el abad de San Cosme y San Damián, todos pensaron en Gregorio para sucederlo.

En su nueva  dignidad, se acrecentó la fama de Gregorio, por la sabiduría, bondad y rigor puestos en el cumplimiento de su ministerio, y a tanto llegó  ella que sus virtudes se hicieron públicas, lo cual movió al papa Juan XVIII a designarlo obispo de Ostia - el puerto de Roma  - y luego cardenal. Lo nombró además bibliotecario apostólico, y en este cargo sirvió Gregorio  a cuatro papas.

Por aquel tiempo en España las provincias de Navarra y La Rioja eran asoladas por plagas, principalmente de langostas. Agotados los recursos humanos, los pobladores solicitaron la ayuda del papa.

Éste, instituyó a Gregorio como su legado apostólico enviándolo a España. Al hallarse en la península, Gregorio recorrió aquellos pueblos, predicando la penitencia y organizando rogativas. Contó entre sus discípulos, como valiosa ayuda, a santo Domingo de la Calzada, y es fama que los fieles siguieron con fervor aquellas indicaciones, saneándose de ese modo la región.

Cinco años demandaron a Gregorio aquellas  tareas, padeciendo grandes fatigas. Consumido por ellas cayó gravemente enfermo y, retirándose a Logroño, dedicó el tiempo que le quedaba a prepararse para su muerte, que ocurrió el 9 de mayo de 1044, según unos, o 1048, según otros. Fue sepultado con gran solemnidad en la iglesia de San Salvador de Peñalba.

Otros Santos cuya fiesta se celebra hoy:  Santos: Geroncio, Prisco, Mainardo, Gregorio, obispos; Hermas, confesor; Beato, Benito, Dubán, Tomás, Esteban, Egidiano, Pacomio, abades; Nicolás Albergato, cartujo; Cristóbal, mártir; Luminosa, virgen.

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Pacomio, Santo Abad, Mayo 9  

Pacomio, Santo

Abad

La extraordinaria vida de los ermitaños, con sus mortificaciones a veces exageradas y con aquella especie de encarnizamiento en sobrecargarse de abstinencias, ayunos, vigilias, era verdaderamente la traducción práctica del Evangelio. Su soledad podía de hecho tapar el engaño de sus extravagancias y de su orgullo.

Para eliminar este peligro un monje egipcio del siglo IV, San Pacomio, tuvo la idea de una nueva forma de monaquismo: el cenobitismo, o la vida en común, donde la disciplina y la autoridad reemplazaba la anarquía de los anacoretas.

Educó a sus monjes a la vida en común, constituyendo, poco lejos de las riberas del Nilo, la primera "koinonía", una comunidad cristiana, a imitación de la fundada por los apóstoles en Jerusalén, basada en la comunión en la oración, en el trabajo y en el alimento y concretada en el servicio recíproco. El documento fundamental que regulaba esta vida era la Sagrada Escritura, que el monje aprendía de memoria y recitaba en voz baja durante el trabajo manual. Esta era también la forma principal de oración: un contacto con Dios mediante el sacramento de la Palabra.

San Pacomio nació en el Alto Egipto el año 287, de padres paganos. Enrolado a la fuerza en el ejército Imperial a la edad de 20 años, acabó en prisión en Tebas con todos los reclutas. Protegidos por la oscuridad, por la noche los cristianos les llevaban un poco de alimento. El gesto de los desconocidos conmovió a Pacomio, quien preguntó quién los incitaría a traer esto. "El Dios de los cielos" fue la respuesta de los cristianos. Aquella noche Pacomio rezó al Dios de los cristianos que lo liberara de las cadenas, prometiéndole a cambio dedicar su propia vida a su servicio.

Tan pronto recobró su libertad cumplió el voto uniéndose a una comunidad cristiana de una aldea del sur, la actual Kasr-es-Sayad en donde tuvo instrucción necesaria para recibir el bautismo.

Por algún tiempo llevó

Pacomio, Santo

una vida de asceta entregándose al servicio de la gente del lugar, después se puso por siete años bajo la guía de un monje anciano, Palamone. Durante un paréntesis de soledad en el desierto una voz misteriosa lo invitó a establecer su residencia en aquel lugar, al cual después habrían llegado numerosos discípulos. A la muerte de Pacomio, los monasterios masculinos eran nueve, más uno femenino.

Del santo se desconoce el lugar de la sepultura, pues en su lecho de muerte dijo al discípulo Teodoro que escondiera sus restos para evitar que sobre su tumba edificaran una iglesia, a imitación de los "martyrion" o capillas construidas en las tumbas de los mártires.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Nicolás Albergati, Beato Cardenal, Mayo 9  

Nicolás Albergati, Beato

Obispo de Boloña

Etimológicamente significa "vencedor de los pueblos". Viene de la lengua griega.

El Beato Micolás Albergati fue obispo de Bologna en el siglo XV. Era docto y humanista, pero sobre todo era un hombre de una gran piedad.

Nació en el seno de una familia noble en la ciudad de Boloña en el año 1375.

Al terminar sus estudios de Derecho, decidió hacerse religioso. De esta manera, cuando quedó vacante la sede de Certosa, toda la gente le aclamó a él como su obispo.

Como pastor de la diócesis se distinguió en seguida por su caridad, su prudencia y su modestia. Estos valores le otorgaron la confianza del Papa Martín V. Sin tener la menor duda, lo nombró cardenal de la santa Cruz de Jerusalén.

Trabajó para restablecer la paz entre Francia e Inglaterra y presidió el Concilio de Ferrara. Al lado de Siena, tuvo un cólico de riñón que le llevó a la muerte en el año 1443.

Su culto fue confirmado por el Papa Benedicto XIV el 25 de septiembre de 1744.

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Fuente: omiusa.org
José (Jozef) Cebula, Beato Mártir Oblato, Mayo 9  

José (Jozef) Cebula, Beato

Durante su viaje a Polonia en 1999, el Papa Juan Pablo II beatifico 108 mártires que murieron en campamentos de concentración de los Nazis. Entre ellos estaba un Oblato, el Padre Jozef Cebula, OMI.

Jozef Cebula nació el 23 de Marzo de 1902 en Malnia en Silesia Alta, en ese entonces era territorio Alemán.

En 1918, mientras atendía el colegio de entrenamiento para profesores en Opole, se enfermó con tuberculosos y fue declarado no curable. Se recuperó inesperadamente, y mientras visitaba el santuario a Nuestra Señora de Piekary, que estaba bajo el cuidado de los Oblatos, contó su historia al Padre Jan Pawolek, OMI (que luego murió en Auschwitz).

El Padre Pawolek envió a Jozef al recien establecido seminario menor de los Oblatos en Krotoszyn para estudiar con los Oblatos.
Jozef fue ordenado al sacerdocio el 5 de Junio de 1927 y enseñó en el seminario menor en Lubiniec donde fue superior desde 1931 hasta 1937. En 1936- cuando tenia 34 años de edad- fue considerado como candidato para ser Provincial, pero en 1937 fue asignado como maestro de novicios en Markowice.

El 4 de Mayo de 1940, todos los novicios fueron llevados a un campamento de concentración en Dachau, Baviera. El Padre Cebula, quien continuó ejerciendo su ministerio sacerdotal en la region a pesar de la prohibición que había, fue arrestado el 2 de Abril de 1941.

El 18 de Abril fue llevado al campamento de concentración en Mauthausen, cerca de Austria.

"Durante 21 días de detención, fue maltratado, azotado, y particularmente insultado por ser sacerdote, también fue ordenado a que se ahorcara. Al fin fue asignado a la compañía de castigo donde tenia que cargar piedra que pesaban 40-60 Kg sobre sus hombros a un campamento a 2 kilómetros de allí. En el camino, había una escalera de 144 gradas llamada la Escalera de la Muerte. Aquellos en la compañía de castigo tenia que subirla con sus carga entre una lluvia de insultos y golpes que venían de los soldados Alemanes y el SS. Muchos decidieron morir tirándose contra la cerca eléctrica o saltando hacia su muerte en la cantera.

Despues de dos viajes, el Padre Cebula ya no podía más. Recogiendo la fuerza que le quedaba reprochó a los guardias y al SS por su crueldad. Un poco sorprendidos, los guardias lo ordenaron a correr con la piedra sobre su espalda. Desplomó a 50 metros de la cerca. Un guardia le disparó con su ametralladora declarando que, "Disparó porque trataba de escaparse." Como todavía estaba respirando, terminaron al Padre Jozef con un segundo disparo. Su cuerpo fue llevado al crematorio y quemado. Era Viernes 9 de Mayo de 1941.

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Fuente: Fundacion Divina Misericordia
Beato de Lungern, Santo Apóstol de Suiza, Mayo 9  

Beato de Lungern, Santo

San Beato es el primer apóstol de Suiza. Aunque galo de nacimiento, fue enviado por San Pedro a ese pais en los primeros tiempos de la era cristiana, luego de ser ordenado sacerdote, para difundir el Evangelio. En la ciudad de Vindonissa, su predica fue de tal manera escuchada, que los habitantes destruyeron los templos paganos.

Beato vio al demonio en una ocasión, cuando se encontraba escuchando a uno de sus discípulos predicando en una iglesia. El maligno estaba debajo de un pulpito anotando en una piel de cordero los nombres de los que dormian durante el sermon. Estaba furioso porque la piel era demasiado pequeña y no cabían todos. Por eso, tiró de la piel hasta romperla con un movimiento tan brusco que su cabeza chocó contra la parte inferior del púlpito. Con el estruendo despertaron todos los que estaban durmiendo y como todo esto sucedió antes que terminara la Misa, pudieron escapar sanos y salvos de su poder.

Ya anciano, Beato decidió convertirse en ermitaño. Buscando un lugar donde terminar sus dias, llegó a la orilla del lago de Thun. Los habitantes del lugar le mostraron una gran cueva donde habitaba un dragón. Beato, sin mostrar miedo, enfrentó a la bestia que se arrojó contra él, despidiendo fuego y azufre. Sólo hizo la señal de la Cruz y destruyó al monstruo ante la mirada atónita de una multitud. Fue en esa cueva donde este santo pasó el resto de su vida. Murió a los noventa años y su sepulcro es lugar de peregrinación, ya que allí ocurren numerosos milagros, en especial la curación de enfermedades terminales.

Es protector especial de los enfermos de cáncer.

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Fuente: LaVerdadCatolica.org
Teresa de Jesús Gerhardinger, Beata Fundadora, Mayo 9  

Teresa de Jesús Gerhardinger, Beata

Funddora de las Pobres Hermanas Escolásticas de Nuestra Señora"

Nació en Ratisbona, Alemania, el 20 de junio de 1797, y fue bautizada con el nombre de Carolina.

Su vida y parte de su obra se vio envuelta en las vicisitudes -sociales, políticas y religiosas-, originadas por la Revolución francesa iniciada en 1789.

Fue educada bajo los cánones de la orden de san Agustín. Se desconocen pormenores de su infancia y juventud; tuvo que abandonar la escuela al ser cerrada ésta por el gobierno bávaro (1809); sin embargo, Carolina conservó los valores cristianos que le habían inculcado con la convicción de dedicarse a Dios.

En 1828, al restablecerse las libertades religiosas, encuentra el clima propicio para cristalizar la idea surgida desde hace tiempo: crear un instituto para la educación cristiana. Así, junto con varias compañeras de ideas afines, abre un convento, donde establece la primera Escuela de las Hermanas de Notre Dame.

Por su admiración a la vida y obra de santa Teresa de Ávila, adopta este nombre.

Funda la congregación de las Pobres Hermanas Escolásticas de Nuestra Señora; recibe la aprobación pontificia de su Regla y Constituciones en 1854.

La hermana Teresa manifestó vocación innata como guía de religiosas y educandas. Su carisma y profunda fe permitió la rápida expansión de su congregación a toda Europa y a Norteamérica, donde fundan escuelas -diurnas y nocturnas para trabajadoras-, primarias y para preescolares, orfelinatos y las llamadas "Casas de Día", donde las madres trabajadoras dejaban a sus hijos mientras laboraban; asimismo, funda escuelas femeninas de capacitación para el trabajo en fábricas, talleres o industrias.

Con fama de santidad, querida, respetada y admirada por alumnas y hermanas religiosas entrega su alma en Munich, Alemania, el 9 de mayo de 1879.

Su Santidad Juan Pablo II la beatificó el 15 de noviembre de 1985.

En la actualidad, la congregación cuenta con cerca de cinco mil religiosas que trabajan en treinta y tres países.

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Estefano Grelewski, Beato Sacerdote y Mártir, Mayo 9  

Estefano Grelewski, Beato

Nació en Dwikozy, Polonia, el 3 de julio de 1899.

Estefano (Stefan) Grelewski, sacerdote de la diocésis de Radom, cayó víctima del nazismo en el tristemente celebre campo de concentración de Dachau, cercano a Munich, de Baviera, en Alemania.

Fue torturado hasta morir, el 9 de mayo de 1941.

Fue beatificado junto a otros
107 mártires que murieron en campamentos de concentración de los Nazis, el 13 de junio de 1999.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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