jueves, 19 de junio de 2014

[ † ] Viernes de la Pasión y Muerte de Jesucristo: día de penitencia y abstinencia de carne (CDC 1250/3). 20/06/2014. Beata Margarita ¡ruega por nosotros!

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 6, 19-23

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"No acumulen ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho los destruyen, donde los ladrones perforan las paredes y se los roban. Más bien acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho los destruyen, ni hay ladrones que perforen las paredes y se los roben; porque donde está tu tesoro, allí también está tu corazón.
Tus ojos son la luz de tu cuerpo; de manera que, si tus ojos están sanos, todo tu cuerpo tendrá luz. Pero si tus ojos están enfermos, todo tu cuerpo tendrá oscuridad. Y si lo que en ti debería ser luz, no es más que oscuridad, ¡qué negra será tu propia oscuridad!"
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

vie 11a. Ordinario año impar

Antífona de Entrada

Dios nuestro y protector nuestro; un solo día en tu casa es más valioso para tus elegidos que mil en cualquier otra parte.

 

Oración Colecta

Oremos:
Enciende, Señor, nuestros corazones con el fuego de tu amor, a fin de que, amándote en todo sobre todo, podamos obtener aquellos bienes que no podemos nosotros ni siquiera imaginar y has prometido tú a los que te aman.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Además de éstas y otras cosas, pesa sobre mí diariamente la preocupación por todas las comunidades cristianas

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 11, 18. 21b-30

Hermanos: Ya que otros presumen de cosas humanas, yo también voy a presumir de ellas. Porque de cualquier cosa que alguien presume, aunque sea una insensatez lo que digo, también yo puedo presumir.
¿Ellos presumen de que son hebreos? Yo también lo soy. ¿De que son israelitas? Yo también lo soy. ¿De que son descendientes de Abrahán? Yo también lo soy. ¿De que sirven a Cristo? Es una locura decirlo, pero yo lo sirvo más: yo les gano en fatigas y cárceles; y les gano por mucho en azotes y en peligro de muerte.
Cinco veces me han dado los judíos los treinta y nueve azotes. Otras tres veces me han azotado con varas y una vez me han apedreado. He naufragado tres veces y me he pasado un día y una noche perdido en el mar. He viajado sin descanso y me he visto en peligro en los ríos y entre ladrones; peligros por parte de los de mi raza y por parte de los paganos; peligros en las ciudades y en despoblado, en el mar y entre falsos hermanos. He andado muerto de cansancio; he pasado muchas noches sin dormir, con hambre y sed; muchos días sin comer, con frío y sin ropa.
Además de éstas y otras cosas, pesa sobre mí diariamente la preocupación por todas las comunidades cristianas. ¿Quién se enferma en ellas sin que yo no me enferme? ¿Quién cae en pecado sin que yo no me consuma de dolor? Si se trata de presumir, presumiré de mis debilidades.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 33

El Señor libra al justo de todas sus angustias.

Bendigo al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Me siento orgulloso del Señor, que se alegre su pueblo al escucharlo.
El Señor libra al justo de todas sus angustias.

Proclamemos la grandeza del Señor y alabemos todos juntos su poder. Cuando acudí al Señor, me hizo caso y me libró de todos mis temores.
El Señor libra al justo de todas sus angustias.

Confía en el Señor y saltarás de gusto, jamás te sentirás decepcionado, porque el Señor escucha el clamor de los pobres y los libra de todas sus angustias. El Señor libra al justo de todas sus angustias

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Aleluya.

Evangelio

Donde está tu tesoro, allí también está tu corazón

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 6, 19-23

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"No acumulen ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho los destruyen, donde los ladrones perforan las paredes y se los roban. Más bien acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho los destruyen, ni hay ladrones que perforen las paredes y se los roben; porque donde está tu tesoro, allí también está tu corazón.
Tus ojos son la luz de tu cuerpo; de manera que, si tus ojos están sanos, todo tu cuerpo tendrá luz. Pero si tus ojos están enfermos, todo tu cuerpo tendrá oscuridad. Y si lo que en ti debería ser luz, no es más que oscuridad, ¡qué negra será tu propia oscuridad!"
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Señor, que este sacrificio nos purifique y nos renueve, y sea causa de eterna recompensa para los que cumplen tu voluntad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

La salvación por Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, que por amor creaste al hombre, y, aunque condenado justamente, lo redimiste por tu misericordia, por Cristo, Señor nuestro.
Por él, los ángeles y arcángeles, y todos los coros celestiales, celebran tu gloria unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu alabanza:

Antífona de la Comunión

Mi alma espera al Señor con más ansia que los centinelas el amanecer, porque con el Señor viene la misericordia y la abundancia de su gracia.

 

Oración después de la comunión

Oremos:
Señor, tú que nos has hecho partícipes de la vida de Cristo en este sacramento, transfórmanos a imagen de tu Hijo para que participemos también de su gloria en el cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

11ª Semana. Viernes

DONDE ESTá TU CORAZóN

— La familia, "el primer ambiente apto para sembrar la semilla del Evangelio".

— Delicada atención hacia las personas que Dios ha puesto a nuestro cuidado.

— Dedicarles el tiempo necesario, que está por encima de otros intereses. La oración en familia.

I. Nos aconseja el Señor que no amontonemos tesoros en la tierra, porque duran poco y son inseguros y frágiles: la polilla y la herrumbre los corroen, o bien los ladrones socavan y los roban1. Por mucho que lográramos acumular durante una vida, no vale la pena. Ninguna cosa de la tierra merece que pongamos en ella el corazón de un modo absoluto. El corazón está hecho para Dios y, en Dios, para todas las cosas nobles de la tierra. A todos nos es muy útil preguntarnos con cierta frecuencia: ¿en qué tengo yo puesto el corazón?, ¿cuál es mi tesoro?, ¿en qué pienso de modo habitual?, ¿cuál es el centro de mis preocupaciones más íntimas?... ¿Es Dios, presente en el Sagrario quizá a poca distancia de donde vivo o de la oficina en la que trabajo? O, por el contrario, ¿son los negocios, el estudio, el trabajo, lo que ocupa el primer plano..., o los egoísmos insatisfechos, el afán de tener más? Muchos hombres y mujeres, si se respondieran con sinceridad, quizá encontrarían una respuesta muy dura: pienso en mí, solo en mí, y en las cosas y personas en cuanto hacen referencia a mis propios intereses. Pero nosotros queremos tener puesto el corazón en Dios, en la misión que de Él hemos recibido, y en las personas y cosas por Dios. Jesús, con una sabiduría infinita, nos dice: Amontonad tesoros en el Cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre corroen, y donde los ladrones no socavan ni roban. Porque donde está tu tesoro allí está tu corazón.

Nuestro corazón está puesto en el Señor, porque Él es el tesoro, de modo absoluto y real. Y no lo es la salud, ni el prestigio, ni el bienestar... Solo Cristo. Y por Él, de modo ordenado, los demás quehaceres nobles de un cristiano corriente que está vocacionalmente metido en el mundo. De modo particular, el Señor quiere que pongamos el corazón en las personas de la familia humana o sobrenatural que tengamos, que son, de ordinario, a quienes en primer lugar hemos de llevar a Dios, y la primera realidad que debemos santificar.

La preocupación por los demás ayuda al hombre a salir de su egoísmo, a ganar en generosidad, a encontrar la alegría verdadera. El que se sabe llamado por el Señor a seguirle de cerca no se considera ya a sí mismo como el centro del universo, porque ha encontrado a muchos a quienes servir, en los que ve a Cristo necesitado2.

El ejemplo de los padres en el hogar, o de los hermanos, es en muchas ocasiones definitivo para los demás miembros, que aprenden a ver el mundo desde un entorno cristiano. Es de tal importancia la familia, por voluntad divina, que en ella "tiene su principio la acción evangelizadora de la Iglesia"3. Ella "es el primer ambiente apto para sembrar la semilla del Evangelio y donde padres e hijos, como células vivas, van asimilando el ideal cristiano del servicio a Dios y a los hermanos"4. Es un lugar espléndido de apostolado. Examinemos hoy si es así nuestra familia, si somos levadura que día a día va transformando, poco a poco, a quienes viven con nosotros. Si pedimos frecuentemente al Señor la vocación de los hijos o de los hermanos –o incluso de nuestros padres– a una entrega plena a Dios: la gracia más grande que el Señor les puede dar, el verdadero tesoro que muchos pueden encontrar.

II. Donde está el propio tesoro, allí están el amor, la entrega, los mejores sacrificios. Por eso debemos valorar mucho la particular llamada que cada uno ha recibido, y las personas con las que convivimos, que son beneficiarias inmediatas de ese tesoro nuestro, porque difícilmente se quiere lo que consideramos de escaso valor. Y el Señor no querría una caridad que no cuidara en primer lugar a quienes Él ha puesto –por lazos de sangre o por un vínculo sobrenatural– a nuestro cuidado, porque no sería ordenada y verdadera.

La familia es la pieza más importante de la sociedad, donde Dios tiene su más firme apoyo. Y, quizá, la más atacada desde todos los frentes: sistemas de impuestos que ignoran el valor de la familia, determinadas políticas educativas, materialismo y hedonismo que tratan de fomentar una concepción familiar antinatalista, falso sentido de la libertad y de independencia, programas sociales que no favorecen que las madres puedan dedicar el tiempo necesario a los hijos... En numerosos lugares, principios tan elementales como el derecho de los padres a la educación de los hijos han sido olvidados por muchos ciudadanos que, ante el poder del Estado, acaban por acostumbrarse a su intervencionismo excesivo, renunciando al deber de ejercer un derecho que es irrenunciable. A veces, y debido en parte a esas inhibiciones, se imponen tipos de enseñanza orientados por una visión materialista del hombre: líneas pedagógicas y didácticas, textos, esquemas, programas y material escolar que orillan intencionadamente la naturaleza espiritual del alma humana.

Los padres han de ser conscientes de que ningún poder terreno puede eximirles de esta responsabilidad, que les ha sido dada por Dios en relación con sus hijos. Y todos hemos recibido del Señor, de distintas formas, el cuidado de otros: el sacerdote, las almas que tiene encomendadas; el maestro, sus alumnos; y lo mismo tantas otras personas sobre quienes haya recaído una tarea de formación espiritual. Nadie responderá por nosotros ante Dios cuando nos dirija la pregunta: ¿Dónde están los que te di? Que cada uno podamos responder: No he perdido a ninguno de los que me diste5, porque supimos poner, Señor, con tu gracia, medios ordinarios y extraordinarios para que ninguno se extraviara.

Todos debemos poder decir en relación a quienes se nos han confiado: Cor meum vigilat: Mi corazón está vigilante. Es la inscripción ante una de las muchas imágenes de la Virgen de la ciudad de Roma. Vigilantes nos quiere el Señor ante todos, pero en primer lugar ante los nuestros, ante los que Él nos confió.

Dios pide un amor atento, un amor capaz de percibir que quizá uno descuida sus deberes para con Dios, y entonces se le ayuda con cariño; o que está triste y aislado de los demás, y se tienen con él más atenciones; o se facilita a otro acercarse al confesonario, con cariño, amablemente, insistiendo cuando sea oportuno... Un corazón vigilante para percibir si en el ambiente familiar se van introduciendo modos de proceder que desdicen de un hogar cristiano, si en la televisión se ven programas sin seleccionar o con demasiada frecuencia, si se habla poco de temas comunes, si no hay un clima de laboriosidad o falta preocupación por los otros... Y sin enfados, dando ejemplo, con oración, con más detalles de cariño, pidiendo a San José vivir la fortaleza y la constancia, llenas de caridad y de cariño humano. Y si uno cae enfermo todos se desviven, porque hemos aprendido que los enfermos son los predilectos de Dios, y en ese momento la persona que sufre es el tesoro de la casa, y se le ayuda a ofrecer su enfermedad, a rezar alguna oración, y se procura que padezca lo menos posible, porque el cariño quita el dolor o lo alivia; al menos, es un dolor distinto.

III. Pensemos hoy en nuestra oración si la familia y las personas a nuestro cargo y cuidado ocupan el lugar querido por Dios, si el nuestro es para ellos un corazón que vigila. ¡Ese, junto a la propia vocación, sí que es un tesoro que dura hasta la vida eterna! Otros tesoros que nos parecieron importantes quizá encontremos un día que la falta de rectitud de intención los convirtió en herrumbre y en orín, o que eran falsos tesoros, o de menor cuantía.

Vida familiar significa en muchos casos tener tiempo los unos para los otros: celebrar fiestas de familia, hablar, escuchar, comprender, rezar juntos... No basta con tener un cariño latente y genérico, sino que hay que hacerlo crecer: es necesario empeño y oración, ejercicio de las virtudes humanas y olvido de uno mismo. No es ocioso que nos preguntemos: ¿para qué –o para quién– vivo yo?, ¿qué intereses llenan mi corazón?

Ahora, cuando parece que los ataques a la familia se han multiplicado, el mejor modo de defenderla es el cariño humano verdadero –contando con los defectos propios y ajenos– y hacer presente a Dios gratamente en el hogar: la bendición de la mesa, el rezar con los hijos más pequeños las oraciones de la noche..., leer con los mayores algún versículo del Evangelio, rezar por los difuntos alguna oración breve, por las intenciones de la familia y del Papa..., y el Santo Rosario, la oración que los Romanos Pontífices tanto han recomendado que se rece en familia y que tantas gracias lleva consigo. Alguna vez se puede rezar durante un viaje, o en un momento que se acomoda al horario familiar..., y no siempre tiene que ser iniciativa de la madre o de la abuela: el padre o los hijos mayores pueden prestar una colaboración inestimable en esta grata tarea. Muchas familias han conservado la saludable costumbre de ir juntos los domingos a Misa.

No es necesario que sean numerosas las prácticas de piedad en la familia, pero sería poco natural que no se realizara ninguna en un hogar en el que todos, o casi todos, se profesan creyentes. No tendría mucho sentido que individualmente se consideren buenos creyentes y que ello no se refleje en la vida familiar. Se ha dicho que a los padres que saben rezar con sus hijos les resulta más fácil encontrar el camino que lleva hasta su corazón. Y estos jamás olvidan las ayudas de sus padres para rezar, para acudir a la Virgen en todas las situaciones. ¡Cuántos habrán hallado la puerta del Cielo gracias a las oraciones que aprendieron de labios de su madre, de la abuela o de la hermana mayor!

Y unidos así, con un cariño grande y con una fe recia, se resisten mejor y con eficacia los ataques de fuera. Y si alguna vez llega el dolor o la enfermedad, se lleva mejor entre todos, y es ocasión de una mayor unión y de una fe más honda. La Virgen, nuestra Madre, nos enseñará que el tesoro lo tenemos en la llamada del Señor, con todo lo que ella implica, y en la propia casa, en el propio hogar, en las personas que Dios ha querido vincular de diversos modos a nuestra vida.

Dentro del Corazón de Jesús encontraremos infinitos tesoros de amor6. Procuremos que nuestro corazón se asemeje al Suyo.

1 Mt 6, 19-21. — 2 Cfr. F. Koenig, Carta pastoral sobre la familia, 23-III-1977. — 3 Juan Pablo II, Discurso en Guadalajara -México-, 30-I-1979. — 4 ídem, Discurso a los obispos de Venezuela, 15-XI-1979. — 5 Jn 18, 9. — 6 Cfr. Misal Romano, Oración colecta de la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Nuestra Señora de la Consolación Advocación Mariana, Junio 20  

Nuestra Señora de la Consolación

La Madre que consuela y sostiene

 

Fuente: www.terrelontane.org
El día 20 de junio se celebra la fiesta de la Santísima Virgen del Consuelo, patrona especial de Turín y del Piamonte.

El culto de la Virgen del Consuelo data del siglo XI, cuando se amplió el primitivo edificio dedicado a San Andrés y se erigió, en el transcurso del siglo XVIII el Santuario de la Consolación, una de las iglesias más bellas y más amadas por los habitantes de Turín.

En relación con el culto de la Virgen del Consuelo, se narra que, en el mismo sitio en que hoy admiramos el santuario, había un pequeño templete que se vio destruido en una de las invasiones de los bárbaros.

Algunos años después, en la ciudad de Briançon, un hombre ciego de nacimiento, tuvo en sueños una visión de la Virgen María que le exhortó a llegarse a Turín para buscar un cuadro con su efigie que se había extraviado.

El hombre, llegado a aquel sitio, recobró milagrosamente su vista y pudo ver a la Virgen, quien se presentó como "Consoladora" y se convirtió en la patrona de Turín.

Hoy, la Virgen del Consuelo no sólo es venerada por muchísimos fieles que a ella imploran gracia y consuelo y que con fe y con devoción participan en la procesión que, todos los años durante su celebración, sale del Santuario y serpentea por las calles de la ciudad.

Ella es también la Madre inspiradora de los misioneros que, en su nombre, se empeñan en llevar el Evangelio por todo el mundo. Al igual que María, que veneran bajo el título de Consolación, pretenden llevar al mundo el auténtico Consuelo que es Jesús, el Evangelio y con ello su presencia junto a los marginados, con la ayuda a los afligidos, la cura a los enfermos, la defensa de los derechos humanos y el fomento de la justicia y de la paz.

Por todo eso, ellos se dedican a la Misión de forma total, sin ninguna clase de vínculos, alejados de la materialidad de las cosas, profesando la pobreza y la obediencia en el espíritu de la beatitud evangélica.

 

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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Mártires Ingleses Fiesta, junio 20  

Mártires Ingleses

Mártires

Fueron hombres y mujeres, clérigos y laicos que dieron su vida por la fe entre los años 1535 y 1679 en Inglaterra.

Ya habían surgido dificultades entre el trono inglés y la Santa Sede que ponían los fundamentos de una previsible ruptura; el motivo fue doble: el trono se reservó unilateralmente el nombramiento de obispos para las diferentes sedes -lo que suponía una merma de libertad de Roma para el desempeño de su misión espiritual-, al tiempo que ponía impuestos y gravámenes tanto a clérigos como a bienes eclesiásticos -lo que suponía una injusticia y merma en los presupuestos económicos de la Santa Sede-. Luego vinieron los problemas de ruptura con Roma en tiempos de Enrique VIII, con motivo del intento de disolución del matrimonio con Catalina de Aragón y su posterior unión con Ana Bolena, a pesar de que el rey inglés había recibido el título de Defensor de la Fe por sus escritos contra la herejía luterana en el comienzo de la Reforma. Pero fue sobre todo en la sucesión al trono, después de la muerte de María, hija legítima de Enrique VIII y Catalina de Aragón, cuando comienza a reinar en Inglaterra Isabel, cuando se desencadenan los hechos persecutorios a cuyo término hay que contar 316 martirios entre laicos hombres y mujeres y clérigos altos y bajos.

Primero fueron dos leyes -bien pudo ser la gestión del primer ministro de Isabel, Guillermo Cecil- principalmente las que dieron el presupuesto político necesario que justificase tal persecución: El Decreto de Supremacía, y el Acta de Uniformidad (1559). Por ellas el Trono se arrogaba la primacía en lo político y en lo religioso. Así la Iglesia dejaba de ser "católica" -universal- pasando a ser nacional -inglesa- cuya cabeza, como en lo político era Isabel. Y el juramento de fidelidad necesario supuso para muchos la inteligencia de que con él renunciaban a su condición de católicos sometidos a la autoridad del papa y por tanto era interpretado como una desvinculación de Roma, una herejía, una cuestión de renuncia a la fe que no podía aceptarse en conciencia. De este modo, quienes se negaban al mencionado juramento -necesario por otra parte para el desempeño de cualquier cargo público- o quienes lo rompían quedaban ipso facto considerados como traidores al rey y eran tratados como tales por los que administraban la justicia.

Vino la excomunión a la reina por el papa Pío V (1570). Se endurecían las presiones hasta el punto de quedar prohibido a los sacerdotes transmitir al pueblo la excomunión de la Reina Isabel I.

En Inglaterra se emanó un Decreto (1585) por el que se prohibía la misa y se expulsaba a los sacerdotes. Dispusieron de cuarenta días los sacerdotes para salir del reino. La culpa por ser sacerdote era traición y la pena capital. En esos años, quienes dieran o cobijo, o comida, o dinero, o cualquier clase de ayuda a sacerdotes ingleses rebeldes escondidos por fidelidad y preocupación por mantener la fe de los fieles o a los sacerdotes que llegaran desde fuera por mar camuflados como comerciantes, obreros o intelectuales eran tratados como traidores y se les juzgaba para llevarlos a la horca. Bastaba con sorprender una reunión clandestina para decir misa, unas ropas para los oficios sagrados descubiertas en cualquier escondite, libros litúrgicos para los oficios, un hábito religioso o la denuncia de los espías y de malintencionados aprovechados de haber dado hospedaje en su casa a un misionero para acabar en la cuerda o con la cabeza separada del cuerpo por traición.

No se relatan aquí las hagiografías de
Juan Fisher, obispo de Rochester y gran defensor de la reina Catalina de Aragón, o del Sir Tomás Moro, Canciller del Reino e íntimo amigo y colaborador de Enrique VIII, -por mencionar un ejemplo de eclesiástico y otro de seglar- que tienen su día y lugar propio en nuestro santoral. Sí quiero hacer mención bajo un título general de todos aquellos que -hombres o mujeres, eclesiásticos tanto religiosos como sacerdotes seculares- dieron su vida con total generosidad por su fidelidad a la fe católica, resistiéndose hasta la muerte a doblegarse a la arbitraria y despótica imposición que suponía claudicar a lo más profundo de su conciencia. Ana Line fue condenada por albergar sacerdotes en su casa; antes de ser ahorcada pudo dirigirse a la muchedumbre reunida para la ejecución diciendo: "Me han condenado por recibir en mi casa a sacerdotes. Ojalá donde recibí uno hubiera podido recibir a miles, y no me arrepiento por lo que he hecho". Las palabras que pronunció en el cadalso Margarita Clitheroe fueron: "Este camino al cielo es tan corto como cualquier otro". Margarita Ward entregó también la vida por haber llevado en una cesta la cuerda con la que pudo escapar de la cárcel el padre Watson. Y así, tantos y tantas... murieron mártires de la misa y del sacerdocio.

En la Inglaterra de hoy tan modélica y proclive a la defensa de los derechos del hombre hubo una época en la que no se respetó la libertad de conciencia de los ciudadanos y, aunque las medidas adoptadas para la represión del culto católico eran las frecuente y lastimosamente usadas en las demás naciones cuando habían de sofocar asuntos políticos, militares o religiosos que supusieran traición, pueden verse aún hoy en los archivos del Estado que las causas de aquellas muertes fue siempre religiosa bajo el disimulo de traición. Y, después de la sentencia condenatoria, los llevaban a la horca, siempre acompañados por un pastor protestante en continua perorata para impedirles hablar con los amigos o rezar en paz.
Así son las cosas.

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Elia o Eliada de Ohren, Santa Abadesa, Junio 20  

Elia o Eliada de Ohren, Santa

Abadesa

Etimológicamente significa " resplandeciente como el sol". Viene de la lengua griega.

Fue una magnífica mujer religiosa que, en toda su vida, se enamoró de la Regla de san Benito.

Con ella escaló la cima de la santidad. El cumplimiento de la Regla constituyó para la Orden Benedictina el factor principal para extenderse por todo el mundo.

Elia se preocupó durante todo el tiempo que fue abadesa de una abadía, la de Ohren, en la que había doce hermanas. Supo con santidad, elegancia y finura tratar a todas y a cada una en particular con el detalle que emana de su gran corazón.

Ella fue consciente de que era como una madre para sus hijas en la comunidad. El título de abadesa se usa en los Benedictinos, Claras y en ciertos colegios de las canonizas. Ella tenía el derecho de llevar el anillo y la cruz como símbolo de su rango.

Fue la quinta abadesa del monasterio de Ohren (Treviri) y murió en el año 750.

Hay libros de rezos que hacen mención específica de ella. Podemos enumerar entre otros el breviario del arzobispo Balduino, los calendarios de san Irmino, de san Máximo en el esplendoroso siglo XIV.

También la rememoran el Greven en las Actas del Martirologio de Usuardo.

En los martirologios benedictinos, desde el fin de Wion, su fiesta pasó a fijarse definitivamente el 20 de junio. En realidad se hizo porque era costumbre poner el día en el cual subía al cielo tras su muerte.

Desde ese lejano tiempo, esta santa abadesa no pierde actualidad porque la reliquia de su brazo está hoy en el gran monasterio franciscano de Ohren.

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Fuente: Santopedia.com
Margarita Ebner, Beata Dominica, Junio 20  

Margarita Ebner, Beata

Nació en Donauworth. Baviera. Hacia 1306 ingreso en el convento dominico de la Asunción de la Virgen. Su vida debía ser según sus palabras: "Salvadora para sí misma, ejemplar para los hombres, agradable a los ángeles y grata a Dios ".

Se esforzó en seguir el ejemplo del fundador de su orden, Domingo de Guzmán, por ello se le consideró modelo de perfección para sus cofrades y el pueblo.

Considerada una de las grandes místicas del siglo XIV. Sus experiencias las escribe en Las revelaciones o Diarios y la colección de elevaciones espirituales llamada Padrenuestro, donde hace patente el gran amor que le une con el Creador.

Muere en su convento con fama de santidad. Su culto fue confirmado y ratificado por Juan Pablo II en 1979.
Fue la primera beatificación de su pontificado.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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