viernes, 26 de septiembre de 2014

[ † ] Sábado de la Virgen María. 27/09/2014. En su día, lo que más agrada a María, es la Misa matutina.

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 9, 43b-45

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, como todos comentaban admirados los prodigios que Jesús hacía, éste dijo a sus discípulos:
"Presten mucha atención a estas palabras: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres".
Pero ellos no entendían lo que quería decir; les resultaba tan oscuro, que no llegaban a comprenderlo, y tenían miedo de preguntarle acerca del asunto.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). ¿Qué pensaríamos de un cónyuge que le dice a su pareja: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

sab 25a. Ordinario año Par

Antífona de Entrada

Si conservaras el recuerdo de nuestras faltas, ¿quién habría, Señor, que se salvara? Pero tú, Dios de Israel, eres Dios de perdón.

 

Oración Colecta

Oremos:
Te pedimos, Señor, que tu gracia nos inspire y acompañe siempre, para que podamos descubrirte en todos y amarte y servirte en cada uno.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Acuérdate de tu Creador en tus años jóvenes, antes de que el polvo vuelva a la tierra y el espíritu vuelva a Dios

Lectura del libro del Eclesiastés 11, 9-10; 12, 1-8

Alégrate, joven, durante tu juventud y disfruta de corazón tus años jóvenes; sigue el camino que te indique el corazón y lo que deleita a tus ojos, pero no olvides que de todo ello Dios te pedirá cuentas.
Aleja de tu corazón la tristeza y de tu cuerpo el sufrimiento; pero recuerda que los placeres de la juventud son cosas que se acaban.
Acuérdate de tu Creador en tus años jóvenes, antes de que vengan los días amargos y se te echen encima los años en que dirás: "No hallo gusto en nada"; antes de que se nuble la luz del sol, la luna y las estrellas, y retornen las nubes tras la lluvia.
Cuando tiemblen los guardias de la casa y se dobleguen los valientes; cuando las que muelen sean pocas y dejen de trabajar, y las que miran por las ventanas se queden ciegas; cuando las puertas de la calle se cierren y se apague el ruido del molino; cuando enmudezca el canto de las aves y cesen todas las canciones; cuando den miedo las alturas y los peligros del camino; cuando florezca el almendro, se arrastre la langosta y no dé gusto la alcaparra. Porque el hombre se va a su eterna morada, y circulan por la calle los dolientes.
Antes de que se rompa el cordón de plata, y de que se quiebre la lámpara de oro, se haga añicos el cántaro junto a la fuente y se caiga la polea dentro del pozo; antes de que el polvo vuelva a la tierra a lo que era, y el espíritu vuelva a Dios, que es quien lo ha dado.
Todas las cosas, absolutamente todas, dice el Predicador, son vana ilusión.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 89, 3-4.5-6.12-13.14 y 17

Tú eres, Señor, nuestro refugio.

Tú, Señor, haces volver al polvo a los seres humanos, diciendo a los mortales que retornen. Mil años son para ti como un día que ya pasó, como una breve noche.
Tú eres, Señor, nuestro refugio.

Nuestra vida es tan breve como un sueño; semejante a la hierba que despunta y florece en la mañana, y por la tarde se marchita y se seca.
Tú eres, Señor, nuestro refugio.

Enséñanos a ver lo que es la vida y seremos sensatos. ¿Hasta cuándo, Señor, vas a tener compasión de tus siervos? ¿Hasta cuándo?
Tú eres, Señor, nuestro refugio.

Llénanos de tu amor por la mañana y júbilo será la vida toda. Que el Señor bondadoso nos ayude y dé prosperidad a nuestras obras. Tú eres, Señor nuestro refugio.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Jesucristo, nuestro salvador, ha vencido la muerte y ha hecho resplandecer la vida por medio del Evangelio.
Aleluya.

Evangelio

El Hijo del hombre va a ser entregado

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 9, 43b-45

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, como todos comentaban admirados los prodigios que Jesús hacía, éste dijo a sus discípulos:
"Presten mucha atención a estas palabras: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres".
Pero ellos no entendían lo que quería decir; les resultaba tan oscuro, que no llegaban a comprenderlo, y tenían miedo de preguntarle acerca del asunto.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, estos dones que te presentamos en señal de sumisión a ti, y conviértelos en el sacramento de nuestra redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Proclamación del misterio de Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor, cuya muerte celebramos unidos en caridad, cuya resurrección proclamamos con viva fe, y cuyo advenimiento glorioso aguardamos con firmísima esperanza.
Por eso,
con todos los ángeles y santos, te alabamos proclamando sin cesar:

Antífona de la Comunión

Ven, Señor, en ayuda de tu siervo y sálvame por tu misericordia. Que no me arrepienta nunca de haberte invocado.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Que el sacramento del Cuerpo y la Sangre de tu Hijo que acabamos de recibir, nos ayude, Señor, a vivir más profundamente nuestra fe.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén


Dia 27/09 San Vicente de Paúl (presbítero, blanco)

Antífona de Entrada

¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la buena nueva, que pregona la victoria!

 

Oración Colecta

Señor, tú que has hecho crecer a la Iglesia mediante el celo y los trabajos apostólicos de san Vicente de Paúl; haz, por su intercesión, que tu pueblo crezca siempre en la fe y en la santidad.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Dios ha escogido lo débil del mundo

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Corintios 1, 26-31

Hermanos: fíjense en su asamblea: no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; todo lo contrario, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios. Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta, para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor.
Por él ustedes son en Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención.
Y así, como dice la Escritura, el que se gloríe, que se gloríe en el Señor".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del Salmo 111

Dichoso quien teme al Señor.

Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos. Su linaje será poderoso en la tierra, la descendencia del justo, será bendita.
Dichoso quien teme al Señor.

En su casa habrá riquezas y abundancia; su caridad es constante, sin falta. En las tinieblas brilla como una luz el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso quien teme al Señor.

Dichoso el que se apiada y presta y administra rectamente sus asuntos. El justo jamás vacilará; su recuerdo será perpetuo; no temerá las malas noticias.
Dichoso quien teme al Señor.

Su corazón está firme en el Señor. Su corazón está seguro, sin temor, hasta ver derrotados a sus enemigos.
Dichoso quien teme al Señor.

Reparte limosna a los pobres, su caridad es constante, sin falta, y alzará la frente con dignidad.
Dichoso quien teme al Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Yo soy el buen pastor, dice el Señor; yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí.
Aleluya.

Evangelio

La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 35-38

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando toda enfermedad y dolencia. Al ver a las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos:
"La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor.

 

Oración sobre las Ofrendas

Señor, tú que concediste a san Vicente de Paúl la gracia de realizar en su vida lo que celebraba en estos santos misterios, concédenos, por la eficacia de está eucaristía, llegar a transformarnos en ofrenda agradable a tus ojos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Acción de los santos en la Iglesia

En verdad es justo y necesario, nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, nuestro Señor.
Porque con la vida de tus santos, enriqueces a tu Iglesia con formas siempre nuevas de admirable santidad, y nos das pruebas indudables de tu amor por nosotros; y también, porque su ejemplo nos impulsa y su intercesión nos ayuda a colaborar en el misterio de la salvación.
Por eso, ahora nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y los santos diciendo:

Antífona de la Comunión

Den gracias al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace con los hombres.

Colmó el ansia de los sedientos, y los hambrientos los colmó de bienes.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Señor, Dios nuestro, que los sacramentos recibidos fortalezcan en nosotros la fe que nos legó la predicación de los apóstoles, y conservó con su celo san Vicente de Paúl.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén


Meditación diaria

25ª semana. Sábado

MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS

Mediadora ante el Mediador.

— Todas las gracias nos vienen por María.

— Un clamor continuo, de día y de noche, sube hasta la Madre del Cielo.

I. Uno solo es Dios -enseña San Pablo- y uno también el mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también, que se entregó a sí mismo en rescate por todos1.

La Virgen Nuestra Señora cooperó de modo singularísimo a la obra de Redención de su Hijo durante toda su vida. En primer lugar, el libre consentimiento que otorgó en la Anunciación del Ángel era necesario para que la Encarnación se llevara a cabo. Era, afirma Santo Tomás de Aquino2, como si Dios Padre hubiera esperado el asentimiento de la humanidad por la voz de María. Su Maternidad divina la hizo estar unida íntimamente al misterio de la Redención hasta su consumación en la Cruz, donde Ella estuvo asociada de un modo particular y único al dolor y muerte de su Hijo. Allí nos recibió a todos, en la persona de San Juan, como hijos suyos. Por eso, "la misión maternal de María no oscurece ni disminuye en modo alguno esta mediación única de Cristo, antes bien, sirve para demostrar su poder"3. Es la Mediadora ante el Mediador, que es Hijo suyo; se trata de "una mediación en Cristo"4 que, "lejos de impedir la unión inmediata de los creyentes con Cristo, la fomenta"5.

Ya en la tierra, Santa María ejerció esta maternal mediación al santificar a Juan el Bautista en el seno de Isabel6. Y también en Caná, a instancias de la Virgen, realizó Jesús su primer milagro7; un prodigio maternal que solucionó un pequeño problema doméstico en la boda a la que asistía invitada. San Juan señala los frutos espirituales de esta intervención: y sus discípulos creyeron en Él. La Virgen intercedería cerca de su Hijo –como todas las madres– en multitud de ocasiones que los Evangelios no han consignado. "Asunta a los cielos, no ha dejado esta misión salvadora, sino que con su múltiple intercesión continúa obteniéndonos los dones de la salvación eterna. Con su amor materno se cuida de los hermanos de su Hijo, que todavía peregrinan y se hallan en peligros y ansiedad hasta que sean conducidos a la patria bienaventurada. Por este motivo, la Santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora"8. Por la intercesión ante su Hijo, Nuestra Señora nos alcanza y nos distribuye todas las gracias, con ruegos que jamás pueden quedar defraudados. ¿Qué va a negar Jesús a quien le engendró y llevó en su seno durante nueve meses, y estuvo siempre con Él, desde Nazaret hasta su Muerte en la Cruz? El Magisterio nos ha enseñado el camino seguro para alcanzar todo lo que necesitamos. "Por expresa voluntad de Dios –enseña el Papa León XIII–, ningún bien nos es concedido si no es por María; y como nadie puede llegar al Padre sino por el Hijo, así generalmente nadie puede llegar a Jesús sino por María"9. No tengamos reparo alguno en pedir una y otra vez a la que se ha llamado Omnipotencia suplicante. Ella nos escucha siempre; también ahora.

No dejemos de poner ante su mirada benévola esas necesidades, quizá pequeñas, que nos inquietan en el momento presente: conflictos domésticos, apuros económicos, un examen, unas oposiciones, un puesto de trabajo que nos es preciso... Y también aquellas que se refieren al alma y que nos deben inquietar más: la lejanía de Dios o la correspondencia a la vocación de un pariente o de un amigo, la gracia para superar una situación difícil o adelantar en una virtud, el aprender a rezar mejor...

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros... En el Cielo, muy cerca de su Hijo, Ella dirige nuestra oración ante Él, la endereza, si en algo iba menos recta, y la perfecciona.

II. Todas las gracias, grandes y pequeñas, nos llegan por María. "Nadie se salva, oh Santísima, si no es por medio de Ti. Nadie sino por Ti se libra del mal... Nadie recibe los dones divinos, si no es por tu mediación (...). ¿Quién, después de tu Hijo, se interesa como Tú por el género humano? ¿Quién como Tú nos protege sin cesar en nuestras tribulaciones? ¿Quién nos libra con tanta presteza de las tentaciones que nos asaltan? ¿Quién se esfuerza tanto como Tú en suplicar por los pecadores? ¿Quién toma su defensa para excusarlos en los casos desesperados?... Por esta razón, el afligido se refugia en Ti, el que ha sufrido la injusticia acude a Ti, el que está lleno de males invoca tu asistencia (...). La sola invocación de tu nombre ahuyenta y rechaza al malvado enemigo de tus siervos, y guarda a estos seguros e incólumes. Libras de toda necesidad y tentación a los que te invocan, previniéndoles a tiempo contra ellas"10.

Los cristianos, de hecho, nos dirigimos a la Madre del Cielo para conseguir gracias de toda suerte, tanto temporales como espirituales. Entre estas pedimos a Nuestra Señora la conversión de personas alejadas de su Hijo y, para nosotros, un estado de continua conversión del alma, una disposición que nos hace sentirnos en camino cada día, luchando por mejorar, por quitar los obstáculos que impiden la acción del Espíritu Santo en el alma. Su ayuda nos es necesaria continuamente en el apostolado; Ella es la que verdaderamente cambia los corazones. Por eso, desde la antigüedad, María es llamada "salud de los enfermos, refugio de los pecadores, consuelo de los afligidos, reina de los Apóstoles, de los mártires...". Su mano, generosa como la de todas las madres, es dispensadora de toda suerte de gracias, y aun, "en cierto sentido, de la gracia de los sacramentos; porque Ella nos los ha merecido en unión con Nuestro Señor en el Calvario, y nos dispone además con su oración a acercarnos a esos sacramentos y a recibirlos convenientemente; a veces hasta nos envía al sacerdote sin el cual esa ayuda sacramental no nos sería otorgada"11.

En sus manos ponemos hoy todas nuestras preocupaciones y hacemos el propósito de acudir a Ella diariamente muchas veces, en lo grande y en lo pequeño.

III. En la Virgen María se refugian los fieles que están rodeados de angustias y peligros, invocándola como Madre de misericordia y dispensadora de la gracia12. En Ella nos refugiamos nosotros todos los días. En el Avemaría, le rogamos muchas veces: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte...". Ese ahora es repetido en todo el mundo por millares de personas de toda edad y color, que piden la gracia del momento presente13. Es esta la gracia más personal, que varía con cada uno y en cada situación. Aunque alguna vez, sin querer, estemos algo distraídos, Nuestra Señora, que no lo está nunca y conoce nuestras necesidades, ruega por nosotros y nos consigue los bienes que necesitamos. Un clamor grande sube en cada instante, de día y de noche, a Nuestra Madre del Cielo: Ruega por nosotros pecadores, ahora... ¿Cómo no nos va a oír, cómo no va a atender estas súplicas? Desde el Cielo conoce bien nuestras necesidades materiales y espirituales, y como una madre llena de ternura ruega por sus hijos.

Cada vez que acudimos a Ella, nos acercamos más a su Hijo. "María es siempre el camino que conduce a Cristo. Cada encuentro con Ella se resuelve necesariamente en un encuentro con Cristo mismo. ¿Qué otra cosa significa el mismo recurso a María, sino un buscar entre sus brazos, en Ella y por Ella y con Ella a Cristo, nuestro Salvador?"14.

Es abrumadora la cantidad de motivos y razones que tenemos para acudir confiadamente a María, en la seguridad de que siempre seremos escuchados, recordándole que jamás se oyó decir, que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos. Animado con esta confianza, a Vos acudo, Virgen Madre de las vírgenes... Madre de Dios, no desechéis mis súplicas15.

En este mes de octubre, cercano ya, acudiremos a Ella rezando con más atención el Santo Rosario, como pide la Iglesia. En esta oración, la preferida de la Virgen16, no dejaremos de poner intenciones ambiciosas, con la seguridad de que seremos escuchados.

1 1 Tim 2, 5-6. — 2 Santo Tomás, Suma Teológica, 3, q. 30, a. 1. — 3 Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 60. — 4 Juan Pablo II, Enc. Redemptoris Mater, 25-II-1987, 38. — 5 Conc. Vat. II, loc. cit. — 6 Cfr. Lc 1, 14. — 7 Cfr. Jn 2, 1 ss. — 8 Conc. Vat. II, loc. cit., 62. — 9 León XIII, Enc. Octobri mense, 22-IX-1891. — 10 San Germán de Constantinopla, Homilía en S. Mariae Zonam. — 11 R. Garrigou-Lagrange, Las tres edades de la vida interior, Palabra, Madrid 1982, vol, I, p. 144. — 12 Misal Romano, Misa de la Virgen María, Madre y Medianera de la gracia. Prefacio. — 13 Cfr. R. Garrigou-Lagrange, loc. cit. — 14 Pablo VI, Enc. Mense maio, 29-IV-1965. — 15 Oración Memorare. — 16 Cfr. Pablo VI, Enc. Mense maio, cit.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

San Vicente de Paúl
Fundador
 Año 1660

 

Película:

http://gloria.tv/?media=123188

MONSIEUR VINCENT-PELICULA DE SAN VICENTE DE PAUL-subt.español

 03:09

The incorrupt body of St. Vincent de Paul.

 

 00:22

DICHOS DE SANTOS-SAN VICENTE DE PAUL

DICHOS DE SANTOS-SAN VICENTE DE PAUL … DICHOS DE SANTOS SAN VICENTE DE PAUL

 

El Señor Dios que es tan bueno, siga enviando al mundo muchos 
Vicentes como este, para bien de todos los necesitados.
Dichoso el que se compadece del pobre. 
Dios lo bendecirá (Salmo 41).

 

Vicente significa: "Vencedor, victorioso".
Nació San Vicente en el pueblecito de Pouy en Francia, en 1580. Su niñez la pasó en el campo, ayudando a sus padres en el pastoreo de las ovejas. Desde muy pequeño era sumamente generoso en ayudar a los pobres.
Los papás lo enviaron a estudiar con los padres franciscanos y luego en la Universidad de Toulouse, y a los 20 años, en 1600 fue ordenado de sacerdote.
Dice el santo que al principio de su sacerdocio lo único que le interesaba era hacer una carrera brillante, pero Dios lo purificó con tres sufrimientos muy fuertes.
. El Cautiverio. Viajando por el mar, cayó en manos de unos piratas turcos los cuales lo llevaron como esclavo a Túnez donde estuvo los años 1605, 1606 y 1607 en continuos sufrimientos.
. Logró huir del cautiverio y llegar a Francia, y allí se hospedó en casa de un amigo, pero a este se le perdieron 400 monedas de plata y le echó la culpa a Vicente y por meses estuvo acusándolo de ladrón ante todos los que encontraba. El santo se callaba y solamente respondía: "Dios sabe que yo no fui el que robó ese dinero". A los seis meses apareció el verdadero ladrón y se supo toda la verdad. San Vicente al narrar más tarde este caso a sus discípulos les decía: "Es muy provechoso tener paciencia y saber callar y dejar a Dios que tome nuestra defensa".
. La tercera prueba fue una terrible tentación contra la fe, que aceptó para lograr que Dios librara de esa tentación a un amigo suyo. Esto lo hizo sufrir hasta lo indecible y fue para su alma "la noche oscura". A los 30 años escribe a su madre contándole que amargado por los desengaños humanos piensa pasar el resto de su vida retirado en una humilde ermita. Cae a los pies de un crucifijo, consagra su vida totalmente a la caridad para con los necesitados, y es entonces cuando empieza su verdadera historia gloriosa.
Hace voto o juramento de dedicar toda su vida a socorrer a los necesitados, y en adelante ya no pensará sino en los pobres. Se pone bajo la dirección espiritual del Padre Berule (futuro cardenal) sabio y santo, hace Retiros espirituales por bastantes días y se lanza al apostolado que lo va a volver famoso.
Dice el santo "Me di cuenta de que yo tenía un temperamento bilioso y amargo y me convencí de que con un modo de ser áspero y duro se hace más mal que bien en el trabajo de las almas. Y entonces me propuse pedir a Dios que me cambiara mi modo agrio de comportarme, en un modo amable y bondadoso y me propuse trabajar día tras día por transformar mi carácter áspero en un modo de ser agradable". Y en verdad que lo consiguió de tal manera, que varios años después, el gran orador Bossuet, exclamará: "Oh Dios mío, si el Padre Vicente de Paúl es tan amable, ¿Cómo lo serás Tú?".
San Vicente contaba a sus discípulos: "Tres veces hablé cuando estaba de mal genio y con ira, y las tres veces dije barbaridades". Por eso cuando le ofendían permanecía siempre callado, en silencio como Jesús en su santísima Pasión".
Se propuso leer los escritos del amable San Francisco de Sales y estos le hicieron mucho bien y lo volvieron manso y humilde de corazón. Con este santo fueron muy buenos amigos.
Vicente se hace amigo del Ministro de la marina de Francia, y este lo nombra capellán de los marineros y de los prisioneros que trabajan en los barcos. Y allí descubre algo que no había imaginado: la vida horrorosa de los galeotes. En ese tiempo para que los barcos lograran avanzar rápidamente les colocaban en la parte baja unos grandes remos, y allá en los subterráneos de la embarcación (lo cual se llama galera) estaban los pobres prisioneros obligados a mover aquellos pesados remos, en un ambiente sofocante, en medio de la hediondez y con hambre y sed, y azotados continuamente por los capataces, para que no dejaran de remar.
San Vicente se horrorizó al constatar aquella situación tan horripilante y obtuvo del Ministro, Sr. Gondi, que los galeotes fueran tratados con mayor bondad y con menos crueldad. Y hasta un día, él mismo se puso a remar para reemplazar a un pobre prisionero que estaba rendido de cansancio y de debilidad. Con sus muchos regalos y favores se fue ganando la simpatía de aquellos pobres hombres.
El Ministro Gondi nombró al Padre Vicente como capellán de las grandes regiones donde tenía sus haciendas. Y allí nuestro santo descubrió con horror que los campesinos ignoraban totalmente la religión. Que las pocas confesiones que hacía eran sacrílegas porque callaban casi todo. Y que no tenían quién les instruyera. Se consiguió un grupo de sacerdotes amigos, y empezó a predicar misiones por esos pueblos y veredas y el éxito fue clamoroso. Las gentes acudían por centenares y miles a escuchar los sermones y se confesaban y enmendaban su vida. De ahí le vino la idea de fundar su Comunidad de Padres Vicentinos, que se dedican a instruir y ayudar a las gentes más necesitadas. Son ahora 4,300 en 546 casas.
El santo fundaba en todas partes a donde llegaba, unos grupos de caridad para ayudar e instruir a las gentes más pobres. Pero se dio cuenta de que para dirigir estas obras necesitaba unas religiosas que le ayudaran. Y habiendo encontrado una mujer especialmente bien dotada de cualidades para estas obras de caridad, Santa Luisa de Marillac, con ella fundó a las hermanas Vicentinas, que son ahora la comunidad femenina más numerosa que existe en el mundo. Son ahora 33,000 en 3,300 casas y se dedican por completo a socorrer e instruir a las gentes más pobres y abandonadas, según el espíritu de su fundador.
San Vicente poseía una gran cualidad para lograr que la gente rica le diera limosnas para los pobres. Reunía a las señoras más adineradas de París y les hablaba con tanta convicción acerca de la necesidad de ayudar a quienes estaban en la miseria, que ellas daban cuanto dinero encontraban a la mano. La reina (que se confesaba con él) le dijo un día: "No me queda más dinero para darle", y el santo le respondió: "¿Y esas joyas que lleva en los dedos y en el cuello y en las orejas?", y ella le regaló también sus joyas, para los pobres.
Parece casi imposible que un solo hombre haya podido repartir tantas, y tan grandes limosnas, en tantos sitios, y a tan diversas clases de gentes necesitadas, como lo logró San Vicente de Paúl. Había hecho juramento de dedicar toda su vida a los más miserables y lo fue cumpliendo día por día con generosidad heroica. Fundó varios hospitales y asilos para huérfanos. Recogía grandes cantidades de dinero y lo llevaba a los que habían quedado en la miseria a causa de la guerra.
Se dio cuenta de que la causa principal del decaimiento de la religión en Francia era que los sacerdotes no estaban bien formados. Él decía que el mayor regalo que Dios puede hacer a un pueblo es dale un sacerdote santo. Por eso empezó a reunir a quienes se preparaban al sacerdocio, para hacerles cursos especiales, y a los que ya eran sacerdotes, los reunía cada martes para darles conferencias acerca de los deberes del sacerdocio. Luego con los religiosos fundados por él, fue organizando seminarios para preparar cuidadosamente a los seminaristas de manera que llegaran a ser sacerdotes santos y fervorosos. Aún ahora los Padres Vicentinos se dedican en muchos países del mundo a preparar en los seminarios a los que se preparan para el sacerdocio.
San Vicente caminaba muy agachadito y un día por la calle no vio a un hombre que venía en dirección contraria y le dio un cabezazo. El otro le dio un terrible bofetón. El santo se arrodilló y le pidió perdón por aquella su falta involuntaria. El agresor averiguó quien era ese sacerdote y al día siguiente por la mañana estuvo en la capilla donde le santo celebraba misa y le pidió perdón llorando, y en adelante fue siempre su gran amigo. Se ganó esta amistad con su humildad y paciencia.
Siempre vestía muy pobremente, y cuando le querían tributar honores, exclamaba: "Yo soy un pobre pastorcito de ovejas, que dejé el campo para venirme a la ciudad, pero sigo siendo siempre un campesino simplón y ordinario".
En sus últimos años su salud estaba muy deteriorada, pero no por eso dejaba de inventar y dirigir nuevas y numerosas obras de caridad. Lo que más le conmovía era que la gente no amaba a Dios. Exclamaba: "No es suficiente que yo ame a Dios. Es necesario hacer que mis prójimos lo amen también".
El 27 de septiembre de 1660 pasó a la eternidad a recibir el premio prometido por Dios a quienes se dedican a amar y hacer el bien a los demás. Tenía 80 años.
El Santo Padre León XIII proclamó a este sencillo campesino como Patrono de todas las asociaciones católicas de caridad.

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Fuente: Franciscanos.org
Elzeario o Elzearo, Santo Laico, 27 de septiembre  

Elzeario o Elzearo, Santo

Laico

Martirologio Romano: En París, en Francia, san Elzearo de Sabran, conde de Arian, que viviendo la virginidad y todas las virtudes con su esposa, la beata Delfina, murió en la flor de la edad (1323).

Fecha de canonización: Fue canonizado solemnemente en la basílica de San Pedro de Roma por el papa Urbano V el 1 de abril de 1369.

 

Elzeario de Sabrán y Delfina de Provenza, esposos, vivieron virginalmente el matrimonio. Vistieron el hábito de la Tercera Orden Franciscana, cuyo espíritu orientó y conformó sus vidas. De condición noble y rica, distribuían abundantes limosnas a los pobres, y se dedicaban de continuo a la oración y a las obras buenas. La Beata Delfina vivió 35 años en santa viudez.

Tengamos en cuenta, antes de entrar en la vida de este matrimonio santo, que también la santidad, como todas las cosas, sufre las influencias del ambiente. Muchas cosas hay en los santos enteramente acordes con las ideas del tiempo en que vivieron, y que hoy, o no resultarían imitables, o en algunos casos podrían llegar a ser perjudiciales. Esto no quita para que podamos leer con fruto su vida, porque aunque no podamos imitar detalladamente los ejemplos concretos que nos dieron, podemos y debemos, en cambio, sentir el estímulo que supone la contemplación de la generosidad con que ellos respondieron al llamamiento divino. Así, aunque en la vida de este santo matrimonio haya cosas que choquen con nuestra mentalidad actual, no podemos menos de reconocer que constituye un magnífico ejemplo de dócil entrega a los impulsos del Espíritu Santo y que en lo sustancial puede servir como actualísima lección de lo que ha de ser un hogar cristiano.

Catorce años tenía Delfina, nacida en Puimichel (Provenza) en 1282, cuando le propusieron el matrimonio con Elzear, quien había nacido en Aussouis (Provenza) el año 1285, y era dos años más joven que ella. Y a sus catorce años, rechazó con energía aquella unión que le proponían. Sin embargo, y cediendo a los consejos de un franciscano, terminó por consentir, y dos años después se celebró el matrimonio. Los dos jovencitos así unidos, quedaron solos después de cuatro días de fiesta, y entonces tuvo lugar en realidad, históricamente demostrado, lo que tantas veces ha sido un elemento claramente legendario en la vida de los santos. Solos en su cámara nupcial, Delfina mostró a su esposo el gran deseo que tenía de quedar siempre virgen. Él consintió en ello, pero sin querer en manera alguna obligarse con voto, como ella se lo pedía. Entonces ella insistió una y otra vez en los ejemplos de San Alejo y de Santa Cecilia, en consideraciones sobre la brevedad de esta vida, lo despreciable del mundo, lo hermoso de la gloria eterna. Con todo, Elzear no consentía en el voto, aunque continuaba respetando la virginidad de su esposa. Un día cayó ésta gravemente enferma y declaró de manera rotunda a su esposo que estaba persuadida de que sólo el doble voto de castidad la curaría. Entonces Elzear prometió satisfacerle. Ambos hicieron su voto ante un franciscano, que era su confesor, y entraron en la Tercera Orden.

Su santidad se inserta de lleno en la maravillosa corriente de espiritualidad franciscana que recorre toda la Edad Media. Ambos pertenecían a familias de la primera nobleza, y gozaban, por consiguiente, de gran abundancia de bienes de fortuna. Pero, como San Luis de Francia, San Fernando de Castilla, Santa Isabel de Portugal y su homónima la de Hungría, supieron en medio de las riquezas conservar enteramente libre su corazón, y aplicar, a su vida de seglares, el admirable contenido evangélico de la regla de los terciarios franciscanos.

Marido y mujer llevaban la estameña bajo sus nobles vestidos. Por la noche se reunían para pasarla en oración y disciplinarse. Delfina no tocó nunca a su marido más que para hacerle pequeños servicios. Elzear había hecho un reglamento muy preciso y detallado para la buena marcha de la casa, que le exigía, entre otras cosas, la misa diaria y una especie de círculo de estudios familiar.

Pero todo esto se hacía sin abandonar la vida propia de un matrimonio seglar. Así vemos a Elzear abandonar a su esposa para marchar al reino de Nápoles, en el que había heredado el condado de Ariano Irpino (Benevento). Allí brillaba, de una parte, la bondad, y, de otra parte, la firmeza del joven señor provenzal. Encantador en el trato con los pobres, sabía, sin embargo, hacer frente con valentía a la turbulencia de sus vasallos italianos. Y al terminar el ejercicio de las armas, retirarse, después del combate, para disciplinarse. Su destreza en el manejo de las armas brillaba en la corte napolitana. Un día, Delfina se encontraba entonces con él, hubo una gran fiesta en Nápoles. Ambos cónyuges supieron hacer un magnífico papel. Elzear arrebató un anillo con su lanza, desde el caballo lanzado a todo galope, en pleno torneo. Horas después, en el baile, Delfina se mostraba encantadora, evolucionando con una gracia enteramente singular.

Su existencia venía repartiéndose entre la Provenza natal y aquellas tierras de Italia. Hacia 1317, Elzear ve aumentarse sus responsabilidades, porque el rey Roberto I le encarga administrar justicia en el Abruzo citerior. Poco después el matrimonio tiene que marchar a París, nombrado Elzear embajador extraordinario por el mismo rey Roberto para negociar un matrimonio de príncipes. Pero sólo Elzear pudo hacer el viaje. Delfina se vio obligada a quedarse en la corte del rey Roberto, en Aviñón, lejos de pensar que aquella separación iba a ser definitiva.

En París, el 27 de septiembre de 1323, cuando solo tenía treinta y ocho años, moría Elzear. El rey de Francia Carlos IV enviaba rápidamente un correo que diera la noticia a su esposa. Pero ya ella la había conocido misteriosamente. Sin vacilar un momento, abandonó la corte del rey y se volvió a sus tierras.

Elzear dejaba en pos de sí el recuerdo de una vida verdaderamente santa. Como el rey San Luis, se le había visto visitar los hospitales, atender a los leprosos, cuidarles con sus propias manos y besarles. Verdadero asceta en el mundo, había sido un constante abogado de los pobres, un mentor ejemplar del joven príncipe Carlos de Calabria, hijo de Roberto I, y un esposo modelo para su mujer, que confesaba que junto a él sentía una constante invitación a crecer en la gracia divina, y veía a su esposo como a su ángel guardián.

Un año después de su muerte, Elzear se apareció a su esposa y le reprochó con dulzura la pena que mostraba por su muerte. "El lazo se ha roto, y ahora estamos libres", le dijo recordando las palabras del salmo 123 y la liturgia de los Santos Inocentes. Delfina sonrió en medio de sus lágrimas, volvió a su antigua alegría, y se dedicó de lleno a la tarea de santificarse más y más.

Fiel a la espiritualidad franciscana, quiso abrazarse con la pobreza. Pero eso no era fácil. Poco a poco fue despojándose de sus bienes. Abandonó sus tierras de Provenza y se fue a Nápoles. Aunque le ofrecieron alojamiento en la corte, ella prefirió vivir miserablemente y mendigando. Los chiquillos la injuriaban por la calle, y ella se gozaba en aquella humillación.

Pero he aquí que sobreviene algo imprevisto: la reina doña Sancha había quedado viuda del rey Roberto en 1343 y quería tener junto a sí alguien que le apoyara en su vida espiritual. Llamó a Delfina y la hizo su consejera. Por indicación de ella entró la reina en las franciscanas de Santa Cruz de Nápoles, donde murió el año 1345.

Delfina volvió a la ciudad francesa de Apt, donde ya había vivido buena parte de la última fase de su vida, y allí pasó sus quince últimos años. Humilde y pobre, no desatendió, sin embargo, a sus conciudadanos. Cuando una guerra local amenaza arruinar el país, Delfina, aunque enferma, se interpone y consigue un apaciguamiento. Es hermoso también verla organizando una caja rural, en la que ella actuaba de secretaria y de fiadora. Prestando sin interés, conseguía resolver dificilísimas situaciones de los pobres labradores. La santidad, bien conocida por todos, de Delfina, era la garantía que permitía que aquella interesante empresa funcionara.

Por fin, el 26 de noviembre de 1360, a sus setenta y ocho años, murió en Apt, donde se la enterró, juntamente con su marido, en la iglesia de los franciscanos.

El pueblo rodeó aquella tumba bien pronto de una espontánea y cariñosa veneración. Tres años después de la muerte de Delfina, los comisarios apostólicos enviaban al Papa un informe sumamente favorable a su causa. Pero el resultado no fue decisivo por el momento. Había temor de que Delfina, en su trato con la reina doña Sancha y los franciscanos "espirituales", rebeldes a la Santa Sede, se hubiera contaminado de algunos de sus errores. Sólo años después su nombre empieza a aparecer en los martirologios franciscanos, y el Papa Inocencio XII aprobó su culto el 24 de julio de 1694.

Por lo que hace a Elzear, fue canonizado solemnemente en la basílica de San Pedro de Roma por el papa Urbano V el 1 de abril de 1369. Se conserva su proceso de canonización, en el que, desgraciadamente, falta la declaración, que tan interesante hubiese sido, de su esposa Delfina. La fiesta de San Elzear se celebraba el 27, y se celebra juntamente con la de su esposa el 26 de septiembre.

A propósito del caso de estos santos esposos escribió Blondel unas palabras con las que terminamos esta semblanza: "Asociarse (en el matrimonio) para ayudarse mutuamente en la caridad humana y divina o para realizar una especie de respetuosa inmolación doblemente meritoria, no es incompatible con la confianza en gracias excepcionales o en circunstancias impuestas por estados físicos y morales. Por eso ha sido posible canonizar vocaciones paradójicas y de una virtud singular, como la de San Elzear y la Beata Delfina de Provenza, verdaderos esposos, pero unidos en una emulación virginal".

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Lorenzo de Ripafratta, Beato Presbítero, 27 de septiembre  

Lorenzo de Ripafratta, Beato

Presbítero Dominico

Martirologio Romano: En la ciudad de Pistoia, de la región de la Toscana, en Italia, beato Lorenzo de Ripafratta, presbítero de la Orden de Predicadores, que vivió fielmente durante sesenta años la vida regular con dedicación asidua a la pastoral sacramental de la Penitencia (1456).

Fecha de beatificación: El Papa Pío IX confirmó su culto el 4 de abril de 1851.

 

Los biógrafos del Beato Lorenzo no consignan el lugar preciso de su nacimiento, pero por su nombre se puede suponer que fue en Ripafratta, en la región toscana de Italia, cerca de Pisa (Italia). Se desconocen datos fidedignos de su vida, anteriores a su incorporación a la orden de predicadores en Pisa siendo diácono.

En 1396, se le designó prior, cargo en el cual destacó por el impulso que dio a la reforma de la orden. Fue maestro de novicios y de teología en el convento de Cortona; sobresalió como director espiritual y brillante predicador. Sin temor a ser contagiado, auxilió a enfermos durante la plaga que azotó a las ciudades de Pistoia y Fabriano.

Por su sapiencia, el pueblo lo llamaba el Arca de la Ciencia. Dio ejemplo a sus hermanos de congregación y feligreses con su vida de oración, ayuno, penitencia y devoción. Sufrió una herida en la pierna, la cual dolorosamente le acompañó el resto de su vida. Por el ejemplo de su silencioso y paciente sufrimiento —el cual ofreció a Dios—, se incrementaron la admiración y el cariño de los religiosos y del pueblo. Amado por su comunidad, falleció en Pistoia, donde aún se venera su cuerpo.

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Terencio y Fidencio de Todi, Santos Mártires, 27 de septiembre  

Terencio y Fidencio de Todi, Santos

Mártires

Estos mártires, juntamente con otros compañeros salieron de Siria hacia Roma.

Deseaban confesar su fe en Cristo aunque les costase la muerte. Era durante el tiempo del emperador Diocleciano, el cruel perseguidor de los cristianos.

Llegados a Roma, tuvieron ocasión de proclamar ante la gente que ellos eran cristianos llegados de Calcedonia de Siria.

Su proclama llegó bien pronto a oídos del emperador. Mandó a unos soldados que los llevaran a un sitio escondido fuera de la ciudad y que les diesen muerte.

Pero ya en el sitio elegido, los osos comenzaron a dar gritos y los soldados salieron huyendo asustados.

Un ángel los escondió en un lugar apartado hasta que pudieron marcharse a Todi en donde sí que los decapitaron.

Esta biografía novelada fue escrita en el siglo IX. Pero sea como sea, lo importante es que su fiesta se sigue celebrando cada año en Todi desde hace muchos siglos.

Algunos dicen que es un doble de Terenciano, que fue obispo de Todi.

Las reliquias las llevó Teodorico de Metz, en el año 970. Así lo narra o cuenta Sigeberto de Gembloux en su Vida.

Una vez más, la acción de Dios se ve reflejada en quien entrega su vida a su servicio. Hoy, aunque parezca raro, hay mártires en algunos lugares de la tierra, y persecuciones en algunos países de confesiones religiosas intolerantes que no transigen la cristiana.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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