JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 22, 34-40
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que había hecho callar a los saduceos, se acercaron a Jesús y uno de ellos le preguntó para ponerlo a prueba:
-Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?
El les dijo:
"Amarás al Señor tu Dios como todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser". Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los Profetas.
Palabra de Dios.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). ¿Qué pensaríamos de un cónyuge que le dice a su pareja: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
30a. Dom Ord Ciclo A
Antífona de Entrada
Que se alegren los que buscan al Señor, recurran al Señor y a su poder, busquen continuamente su rostro.
Oración Colecta
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, aumenta nuestra fe, esperanza y caridad; y, para conseguir tus promesas, concédenos amar tus preceptos.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Si explotan a las viudas y a los huérfanos, se encenderá mi ira contra ustedes
Lectura del libro del Éxodo 22, 21-27
Esto dice el Señor:
-No oprimirás ni viajarás al forastero, porque forasteros fueron ustedes en Egipto. No explotarás a viudas ni a huérfanos, porque si los explotas y ellos gritan a mí, yo los escucharé. Se encenderá mi ira y los haré morir a espada, dejando a nuestras mujeres viudas y a nuestros hijos huérfanos.
Si prestas dinero a uno de mi pueblo, a un pobre que habita contigo, no serás con él un usurero cargándole intereses. Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el sol, porque no tiene otro vestido para cubrir su cuerpo, ¿y dónde, si no, se va a acostar? si grita a mí, yo lo escucharé, porque yo soy compasivo.
Palabra de Dios.
Te alabamos Señor.
Salmo Responsorial
Del Salmo 17
Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza.
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza, Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador.
Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza.
Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte. Invoco al Señor de mi alabanza, y quedo libre de mis enemigos.
Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza.
Viva el Señor, bendita sea mi Roca, sea ensalzado mi Dios y Salvador. Tú diste gran victoria a tu rey, tuviste misericordia de tu ungido.
Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza.
Segunda Lectura
Abandonaste los índoles para servir a Dios y esperar la vuelta de su Hijo
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 1, 5c-10
Hermanos: Saben cual fue nuestra actuación entre ustedes para nuestro bien. Y ustedes seguiste nuestro ejemplo y el del Señor, acogiendo la Palabra entre tanta lucha con alegría del Espíritu Santo. Así llegaste a ser un modelo para todos los creyentes de Macedonia y de Acaya. Desde nuestra comunidad, la palabra del Señor del Señor ha resonado no sólo en Macedonia y en Acaya, sino en todas partes; nuestra fe en Dios había corrido de boca en boca, de modo que nosotros no teníamos necesidad de explicar nada, ya que ellos mismos cuentan los detalles de la visita que los hicimos: cómo abandonando los ídolos, les devolviste a Dios para servir al Dios vivo y verdadero y vivir aguardando la vuelta de su Hijo Jesús desde el cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y que los libra del castigo futuro.
Palabra de Dios.
Te alabamos Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
El que me ama cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y haremos en él nuestra morada, dice el Señor.
Aleluya.
Evangelio
Amarás al Señor tu Dios y a tu prójimo como a ti mismo
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 22, 34-40
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que había hecho callar a los saduceos, se acercaron a Jesús y uno de ellos le preguntó para ponerlo a prueba:
-Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?
El les dijo:
"Amarás al Señor tu Dios como todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser". Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los Profetas.
Palabra de Dios.
Gloria a ti, Señor Jesús. Se dice "Credo".
Oración de los Fieles
Celebrante:
Confiados en que la oración de los pobres llega hasta el Señor, elevemos con humildad nuestras peticiones a Dios:
A cada petición respondemos: Te rogamos, Señor, óyenos.
Para que el Señor conceda el espíritu de consejo, fortaleza, ciencia y piedad a nuestro obispo N. y a todos los pastores de la Iglesia, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.
Para que los gobiernos de las naciones edifiquen sus comunidades en la paz, equilibrando toda desigualdad injusta, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.
Para que el Señor alivie los dolores de los que sufren en el cuerpo o en el espíritu y les dé fuerza para no desfallecer ante la tribulación, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.
Para que mantenga a nuestras familias firmes en la concordia y seguras en su gracia y amistad, roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor, óyenos.
Celebrante:
Dios nuestro, refugio en las adversidades, escucha nuestras oraciones y haz que, llenos de tu Espíritu, abandonemos los ídolos, nos volvamos sinceramente a ti y cumplamos plenamente el mandamiento de amarte a ti con todo el corazón y al prójimo como a nosotros mismos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
oración sobre las ofrendas
Vuelve tu mirada, Señor, sobre las ofrendas que te presentamos, para que nuestra celebración sea para tu gloria y tu alabanza.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
El misterio de la salvación
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor. El cual, compadecido del extravío de los hombres, quiso nacer de la Virgen; sufriendo en la cruz, nos libró de eterna muerte y, resucitando, nos dio vida eterna. Por eso con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Antífona de Comunión
Que podamos celebrar tu victoria y en el nombre de nuestro Dios alzar estandartes.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Lleva a su término en nosotros, Señor, lo que significan estos sacramentos, para que un día poseamos plenamente cuanto celebramos ahora en estos ritos sagrados.
Por Jesucristo, Señor nuestro.
Amén
† Meditación diaria
Trigésimo Domingo
ciclo a
CREADOS PARA LA ALEGRÍA
— El Señor quiere discípulos alegres. Lo necesario para conseguir la felicidad "no es una vida cómoda, sino un corazón enamorado".
— El primer mandamiento y la alegría.
— Llevar la alegría a quienes Dios ha puesto cerca de nuestra vida.
I. La Antífona de entrada de la Misa1 nos invita a la alegría y nos señala el camino para encontrarla: Que se alegren los que buscan al Señor. Recurrid al Señor y a su poder, buscad continuamente su rostro. Cuando no buscamos a Dios es imposible estar contentos. La tristeza nace del egoísmo, del afán de compensaciones, del descuido de las cosas de Dios y de las de nuestros hermanos los hombres..., de estar pendientes de nosotros mismos, en definitiva. Sin embargo, el Señor nos ha creado para la alegría. Nos quiere más alegres cuanto más cerca de Sí nos llama. Ya en el Antiguo Testamento se anuncia: No temas, tierra; alégrate y gózate porque son muy grandes las cosas que hace el Señor... Alegraos y gozaos, hijos de Sión, en el Señor, vuestro Dios, que os dará la lluvia a su tiempo y hará descender sobre vosotros la temprana y la tardía de otras veces2.
Para nosotros los cristianos, la alegría es una verdadera necesidad. Cuando el alma está alegre se vierte hacia fuera y tiene alas para volar hacia Dios y para excederse en el servicio a los demás; un corazón alegre está más cerca de Dios, se dispone para llevar a cabo empresas grandes y es estímulo para sus hermanos. La tristeza paraliza los mejores propósitos de santidad y de apostolado, y oscurece el ambiente. Es un gran mal. Por eso, San Pablo repetía una y otra vez a los primeros cristianos: Alegraos siempre en el Señor; de nuevo os digo: alegraos3. Por otra parte, en medio de las fuertes contradicciones que estaban padeciendo, la alegría era su fortaleza y el mejor medio para atraer a otros a la fe.
La tristeza no se origina por dificultades o sufrimientos más o menos graves, sino por dejar de mirar a Jesús. Enseña Santo Tomás que este mal del alma es un verdadero vicio causado por el desordenado amor de sí mismo, y es causa de otros muchos males4. Es como una raíz enferma que solo produce frutos amargos. La tristeza origina muchas faltas de caridad, despierta el afán de compensaciones y permite, con frecuencia, que el alma no luche con prontitud en las tentaciones que provienen de la sensualidad.
"Lo que se necesita para conseguir la felicidad, no es una vida cómoda, sino un corazón enamorado"5, pues la alegría es el primer efecto del amor, y la tristeza el fruto estéril del egoísmo, de la pereza..., del desamor, en definitiva. "La tristeza mueve a la ira y al enojo; y así experimentamos que, cuando estamos tristes, fácilmente nos enfadamos y nos airamos por cualquier cosa; y más, hace al hombre sospechoso y malicioso, y algunas veces turba de tal modo que parece que quita el sentido y saca fuera de sí"6. El alma entristecida cae con facilidad en el pecado y se queda sin fuerzas para el bien; es camino cierto para la derrota. Como la polilla al vestido, y la carcoma a la madera, así la tristeza daña el corazón del hombre7.
Si alguna vez sentimos que nos ronda esta mala enfermedad del alma, o que ya se ha introducido dentro, examinemos dónde tenemos puesto el corazón. ""Laetetur cor quaerentium dominum". —Alégrese el corazón de los que buscan al Señor.
"—Luz, para que investigues en los motivos de tu tristeza"8. ¡Qué difícil es estar triste –aun en medio del dolor, de la pobreza, de la enfermedad...– cuando de verdad andamos con la mirada puesta en el Señor, y somos generosos en lo que nos está pidiendo en esa situación, quizá humanamente difícil! Como San Pablo, podremos decir siempre: estoy lleno de consuelo, reboso de gozo en medio de las tribulaciones9. Si buscamos realmente al Señor en nuestra vida, nada podrá quitarnos la paz y la alegría. El dolor purificará el alma, y las mismas penas se transformarán en gozo.
II. Laetetur cor quaerentium Dominum... que se alegren los corazones que buscan al Señor.
El Evangelio de la Misa de este domingo10 invita a la alegría, porque es una llamada al amor. El mandamiento del amor es a la vez el de la alegría, pues esta virtud "no es distinta de la caridad, sino cierto acto y efecto suyo"11. De aquí que el índice de nuestra unión con Dios venga señalado por la alegría y el buen humor que ponemos en el cumplimiento del deber, en el trato con los demás, en el modo como llevamos el dolor y las contradicciones.
Cuando los fariseos se acercaron a Jesús para preguntarle por el mandamiento principal de la ley, Jesús les respondió: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser. El segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Esto es lo que necesitamos: dirigirnos a Dios con todo lo que tenemos y somos, servir al prójimo, abrirnos a él, y olvidarnos de nosotros mismos, huir de la preocupación por estar más cómodos, dejar nuestra vanidad y el orgullo a un lado, poner la mirada lejos de nosotros..., amar.
Muchos piensan que van a ser más felices cuando posean más cosas, cuando sean más admirados..., y se olvidan de que solo necesitamos "un corazón enamorado". Y ningún amor puede llenar nuestro corazón, que fue hecho por Dios para alcanzar su plenitud en los bienes eternos, sin el Amor. Los demás amores limpios –los otros no son amores– adquieren su verdadero sentido cuando buscamos al Señor sobre todas las cosas. Por el contrario, ni el egoísta, ni el envidioso, ni quien tiene puesta su alma en los bienes de la tierra... gustarán de aquella alegría que prometió Jesús a los suyos12, porque no sabrá querer, en el sentido más profundo y noble de la palabra. "Mas esta fuerza tiene el amor, si es perfecto: que olvidamos nuestro contento por contentar a quien amamos. Y verdaderamente es así, que, aunque sean grandísimos trabajos, entendiendo contentamos a Dios. se nos hacen dulces"13. Todas las dificultades y tribulaciones son llevaderas de la mano del Señor.
III. Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte... Yo te amo, Señor, Tú eres mi fortaleza14, rezamos al Señor con las palabras del Salmo responsorial.
En Él encontramos la seguridad y todo lo que necesitamos, también la alegría y la paz en cualquier situación por la que estemos pasando. Por eso, no dejaremos nunca de tratarlo personalmente, con intimidad, cada día. Mucho nos va en ello.
La alegría y la paz que bebemos en esa fuente inagotable que es Cristo, hemos de llevarlas a quienes Dios ha puesto más cerca de nosotros, a nuestros hogares, que no han de ser en ningún momento tristes, ni oscuros, ni tensos por las incomprensiones y los egoísmos, sino "luminosos y alegres"15, como fue aquel donde vivió Jesús con María y José. Cuando en el lenguaje habitual se dice "esa casa parece un infierno", enseguida se nos viene a la mente un hogar sin amor, sin alegría, sin Cristo. Un hogar cristiano debe ser alegre porque en él está el Señor que lo preside, y porque ser discípulos suyos significa, entre otras cosas, vivir esas, virtudes humanas y sobrenaturales a las que tan íntimamente está unida la alegría: generosidad, cordialidad, espíritu de sacrificio, simpatía, empeño por hacer la vida más amable a quienes están cerca...
Hemos de llevar esta alegría serena, resultado de tratar diariamente al Señor, a nuestro lugar de trabajo, a la calle, a las relaciones con los clientes, a quien nos pregunta por una dirección en una ciudad que le es desconocida... Muchos se encuentran tristes e inquietos y necesitan, ante todo, ver la alegría que el Señor nos ha dejado para ponerse ellos también en camino. ¡Cuántos han descubierto el sendero que lleva a Dios a través de la alegría cristiana, hecha vida en un compañero de trabajo, en un amigo...!
Este gozo cristiano es también el estado de ánimo necesario para el cumplimiento de las obligaciones propias. Y cuanto más elevadas sean estas, tanto más habrá de elevarse nuestra alegría16. Cuanto mayor sea nuestra responsabilidad (padres, sacerdotes, superiores, maestros...), mayor también la obligación de tener esa alegría para comunicarla. El rostro del Señor debía resplandecer de alegría, y su paz se manifestó incluso en su Pasión y Muerte. También en esos momentos quiso darnos ejemplo para que le imitáramos si el camino de la vida se nos hiciera cuesta arriba.
El recurso a Nuestra Madre Santa María –Causa nostrae laetitiae, Causa de nuestra alegría– nos permitirá encontrar fácilmente el camino de la paz y del gozo verdadero, si alguna vez lo perdemos. Enseguida comprenderemos que esa senda que conduce a la alegría es la misma que lleva a Dios.
1 Antífona de entrada. Sal 104, 34. — 2 Ioel 2, 21-23. — 3 Flp 4, 4 . — 4 Cfr. Santo Tomás, Suma Teológica, 2-2, q. 28, a. 4, — 5 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 795. — 6 San Gregorio Magno, Moralia, 1, 31, 31. — 7 Prov 25, 20. — 8 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 666. — 9 2 Cor 7, 4. — 10 Mt 22, 34-40. — 11 Santo Tomás, o. c. 2-2, q. 28, a. 3. — 12 Cfr. Jn 16, 22. — 13 Santa Teresa, Fundaciones, 5, 10. — 14 Salmo responsorial. Sal 17, 2-4; 47; 51. — 15 Cfr. San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 22. — 16 Cfr. P. A. Reggio, Espíritu sobrenatural y buen humor, p. 24.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Sierva de Dios Paulina María Jaricot (¡reza por su pronta canonización y pídele un milagro!)
Fundadora de la Propagación de la Fe y del Rosario Viviente
Año 1862
Películas en francés
http://www.gloria.tv/?search=jaricot
En cada parroquia del mundo, el tercer domingo de octubre se celebra el Día de las Misiones, una fecha para ofrecer oraciones, sacrificios y limosnas por las misiones y los misioneros de todo el mundo. Hoy vamos a hablar de la joven a la cual se le ocurrió esa idea.
La idea feliz nació de una simple charla con la sirvienta de la casa. Un día llegó Paulina Jaricot de su trabajo, cansada y con deseos de escuchar alguna narración que le distrajera amenamente. Y se fue a la cocina a pedirle a la sirvienta que le contara algo ameno y agradable. La buena mujer le respondió: "si me ayuda a terminar este trabajito que estoy haciendo, le contaré luego algo que le agradará mucho". La muchacha le ayudó de buena gana, y terminando el oficio la cocinera se quitó el delantal y abriendo una revista de misiones se puso a leerle las aventuras de varios misioneros que en lejanas tierras, en medio de terribles penurias económicas, y con grandes peligros y dificultades, escribían narrando sus hazañas, y pidiendo a los católicos que les ayudaran con sus oraciones, limosnas y sacrificios, para poder continuar con éxito su difícil labor misionera.
En ese momento pasó por la mente de Paulina una idea luminosa: ¿por qué no reunir personas piadosas y obtener que cada cual obsequie dinero y ofrezca algunas oraciones y algún pequeño sacrifico por las misiones y los misioneros, y enviar después todo esto a los que trabajan evangelizando en tierras lejanas? Y se propuso empezar a llevar a cabo esa mima semana tan bella idea.
Paulina había nacido en la ciudad de Lyon (Francia) y desde muy niña había demostrado un gran espíritu religioso. Su hermano mayor sentía inmensos deseos de ser misionero y (quizás por falta de suficiente información) le pintaban las misiones como algo terrorífico donde los misioneros tenían que viajar por los ríos sobre el cuello de terribles cocodrilos y por las selvas en los hombros de feroces tigres. Esto la emocionaba a ella pero le quitaba todo deseo de irse de misionera. Sin embargo sentía una gran inclinación a ayudar a los misioneros de alguna manera, y pedía a Dios que la iluminara. Y el Señor la iluminó por medio de una simple lectura hecha por una sirvienta.
De pequeñita aprendió que un gran sacrificio que sirve mucho para salvar almas es el vencer las propias inclinaciones a la ira, a la gula y al orgullo y la pereza, y se propuso ofrecer cada día a Nuestro Señor alguno de esos pequeños sacrificios.
Cuando en 1814 el Papa Pío VII quedó libre de la prisión en la que lo tenía Napoleón, el pueblo entero salió en todas partes a aclamarlo triunfalmente en su viaje hacia Roma. Paulina tuvo el gusto de que el Santo Padre al pasar por frente a su casa la bendijera y le pusiera las manos sobre su pequeña cabecita. Recuerdo bellísimo que nunca olvidó.
De joven se hizo amiga de una muchacha sumamente vanidosa y ésta la convenció de que debía dedicarse a la coquetería. Por varios meses estuvo en fiestas y bailes y llena de adornos, de coloretes y de joyas (pero nada de esto la satisfacía). Su mamá rezaba por su hija para que no se fuera a echar a perder ante tanta mundanidad. Y Dios la escuchó.
Un día en una fiesta social resbaló con sus altas zapatillas por una escalera y sufrió un golpe durísimo. Quedó muda y con grave peligro de enloquecerse. Entonces la mamá le hizo este ofrecimiento a Dios: "Señor: yo ya he vivido bastante. En cambio esta muchachita está empezando a vivir. Si te parece bien, llévame a mí a la eternidad, pero a ella devuélvele la salud y consérvale la vida".
Y Dios le aceptó esta petición. La mamá se enfermó y murió, pero Paulina recuperó el habla, y la salud física y mental y se sintió llena de vida y de entusiasmo.
Poco después, un día entró a un templo y oyó predicar a un santo sacerdote acerca de lo pasajeros que son los goces de este mundo y de lo engañosas que son las vanidades de la vida. Después del sermón fue a confesarse con el predicador y éste le aconsejó: "Deje las vanidades y lo que la lleva al orgullo y dedíquese a ganarse el cielo con humildad y muchas buenas obras". Desde aquel día ya nunca más Paulina vuelve a emplear lujosos adornos de vanidad, ni a gastar dinero en lo que solamente lleva a aparecer y deslumbrar. Sus vestidos son sumamente modestos, hasta el extremo que las antiguas amigas le critican por ello. Ahora en vez de ir a bailes se va a visitar enfermos pobres en los hospitales.
Y es entonces cuando nace la nueva obra llamada Propagación de la fe. Son grupitos de 10 personas, las cuales se comprometen a dar cada una alguna limosna para los misioneros, y ofrecer oraciones y pequeños sacrificios por ellos. Paulina va organizando numerosos grupos (llamados coros) entre sus amistades y las gentes de su alrededor y pronto empiezan ya a recoger buenas ayudas para enviar a lejanas tierras.
Su hermano, que se acaba de ordenar de sacerdote, propone la idea de Paulina a otros sacerdotes en París y a muchos les agrada y empiezan a fundar coros de Propagación de la Fe. La idea se extendió rapidísimo por toda la nación y las ayudas a los misioneros se aumentaron inmensamente. Casi nadie sabía quién había sido la fundadora de este movimiento, pero lo importante era ayudar a extender nuestra santa religión.
Para poder conseguir más oraciones con menos dificultad, Paulina formó grupitos de 15 personas, de las cuales cada una se comprometía a rezar un misterio del rosario al día por los misioneros. Así entre todos rezaban cada día un rosario completo por las misiones. Fue una idea muy provechosa.
Paulina se fue a Roma a contarle al Santo Padre Gregorio XVI su idea de la Propagación de la Fe. El Sumo Pontífice aprobó plenamente tan hermosa idea y se propuso recomendarla a toda la Iglesia Universal.
Al volver a Francia fue a confesarse con el más famoso confesor de ese tiempo, el Santo Cura de Ars. El santo le dijo proféticamente: "Sus ideas misioneras son muy buenas, pero Dios le va a pedir fuertes sacrificios, para que logren tener más éxito". Esto se le cumplió a la letra, porque en adelante los sufrimientos e incomprensiones que tuvo que sufrir nuestra santa fueron enormes.
Al principio recogía ella misma las limosnas para las misiones, pero varios avivados le robaron descaradamente. Entonces se dio cuenta de que debía dejar esto a sacerdotes y laicos especializados que no se dejaran estafar tan fácilmente.
Después recibió ayudas para fundar obras sociales en favor de los obreros pobres, pero varios negociantes sin escrúpulos la engañaron y se quedaron con ese dinero. Paulina se dio cuenta de que Dios la llamaba a dedicarse a lo espiritual, y que debía dejar la administración de lo material a manos de expertos que supieran mucho de eso.
En 1862, después de haber perdonado generosamente a todos los que la habían estafado y hecho sufrir, y contenta porque su obra de la Propagación de la Fe estaba ya muy extendida murió santamente y satisfecha de haber podido contribuir eficazmente a favor de las misiones católicas.
Veinte años después, en 1882, el Papa León XIII extendió la Obra de la Propagación de la Fe a todo el mundo, y ahora cada año, el mes de octubre (y especialmente en el tercer domingo de este mes) los católicos fervorosos ofrecen oraciones, sacrificios y limosnas por las misiones y los misioneros del mundo entero.
¡Gracias Paulina Jaricot!.
La bendición de Dios será siempre tu mejor recompensa
(S. Biblia Ecl. 11, 22).
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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Evaristo, Santo 5to Papa y Mártir, 26 Octubre
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Tadeo Machar, Santo Obispo, 26 de octubre
Etimológicamente significa "el que alaba". Viene de la lengua hebrea. |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04
Damián de Finario, Beato Monje dominico, 26 Octubre
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Celina Chludzinska Borzecka, Beata Viuda y fundadora, 26 Octubre
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Fuente: Wikipédia
Alfredo el Grande, Santo Rey de Wessex, 26 Octubre
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Fuente: Vidasejemplares.org
Buenaventura de Potenza, Beato Franciscano conventual, 26 Octubre
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Fuente: Newadvent.org
Cedda (Cedd), San Obispo, 26 Octubre
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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