JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 5-13
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Supongan que uno de ustedes tiene un amigo que viene a medianoche a decirle:
"Amigo, préstame tres panes, pues un amigo ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle".
Pero el otro le responde desde dentro:
"No me molestes; no puedo levantarme a dártelos, porque la puerta está cerrada y mis hijos y yo ya estamos acostados".
Si el otro sigue tocando, yo les aseguro que, aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, al menos por su molesta insistencia se levantará y le dará cuanto necesite.
Así también les digo a ustedes: Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, toquen y se les abrirá; porque quien pide, recibe; quien busca, encuentra, y al que toca, se le abre. ¿Qué padre entre ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O cuando le pide pescado, le da una víbora? ¿O cuando le pide huevo, le da un alacrán?
Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más el Padre celestial les dará el Espíritu Santo a quienes se lo piden?"
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). ¿Qué pensaríamos de un cónyuge que le dice a su pareja: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
jue 27a. Ordinario año Par
Antífona de Entrada
Dios anuncia la paz a su pueblo, y a sus amigos; y a los que se convierten de corazón.
Oración Colecta
Oremos:
Mueve, Señor, los corazones de tus hijos, para que, correspondiendo generosamente a tu gracia, reciban con mayor abundancia la ayuda de tu bondad.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
¿Han recibido el Espíritu Santo por haber hecho lo que manda la ley de Moisés, o por haber creído en el Evangelio?
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 3, 1-5
¡Insensatos gálatas! ¿Quién los ha seducido? ¿No les presenté vivamente a Jesucristo clavado en la cruz? Sólo quiero preguntarles: ¿Recibieron el Espíritu por haber cumplido la ley o por haber aceptado la fe? ¿Tan insensatos son que, habiendo comenzado movidos por el Espíritu, terminan ahora confiando en sus propias fuerzas? ¿Han recibido en vano tantos favores? Espero que no.
Vamos a ver: cuando Dios
les comunica el Espíritu y obra prodigios entre ustedes, ¿lo hace porque han cumplido la ley, o porque han respondido a la fe?
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Lc 1, 69-70.71-72.73-75
Bendito sea el Señor, Dios de Israel.
Nos ha suscitado una fuerza salvadora en la familia de David su siervo, como lo había prometido desde antiguo por medio de sus santos profetas.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y del poder de todos los que nos odian. De este modo mostró el Señor su misericordia a nuestros antepasados y se acordó de su santa alianza.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel.
Del juramento que hizo a nuestro antepasado Abrahán, para concedernos que, libres de nuestros enemigos, podamos servirlo sin temor, con santidad y justicia en su presencia toda nuestra vida.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Abre, Señor, nuestros corazones, para que comprendamos las palabras de tu Hijo.
Aleluya
Evangelio
Pidan y se les dará
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 5-13
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Supongan que uno de ustedes tiene un amigo que viene a medianoche a decirle:
"Amigo, préstame tres panes, pues un amigo ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle".
Pero el otro le responde desde dentro:
"No me molestes; no puedo levantarme a dártelos, porque la puerta está cerrada y mis hijos y yo ya estamos acostados".
Si el otro sigue tocando, yo les aseguro que, aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, al menos por su molesta insistencia se levantará y le dará cuanto necesite.
Así también les digo a ustedes: Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, toquen y se les abrirá; porque quien pide, recibe; quien busca, encuentra, y al que toca, se le abre. ¿Qué padre entre ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O cuando le pide pescado, le da una víbora? ¿O cuando le pide huevo, le da un alacrán?
Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más el Padre celestial les dará el Espíritu Santo a quienes se lo piden?"
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Recibe, Señor, estos dones sagrados que nos mandaste consagrar a tu nombre, y, para que ellos nos hagan gratos a tus ojos, concédenos obedecer siempre tus mandatos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Cristo, huésped y peregrino en medio de nosotros
En verdad es justo darte gracias, Señor, Padre santo, Dios de la alianza y de la paz. Porque tú llamaste a Abrahán y le mandaste salir de su tierra, para constituirlo padre de todas las naciones. Tú suscitaste a Moisés para librar a tu pueblo y guiarlo a la tierra de promisión.
Tú, en la etapa final de la historia, has enviado a tu Hijo, como huésped y peregrino en medio de nosotros, para redimirnos del pecado y de la muerte; y has derramado el Espíritu, para hacer de todas las naciones un solo pueblo nuevo, que tiene como meta tu reino; como estado, la libertad de tus hijos; y como ley, el precepto del amor.
Por estos dones de tu benevolencia, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos con gozo el himno de tu gloria:
Antífona de la Comunión
Alaben al Señor todas las naciones, firme es su misericordia con nosotros.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Dios todopoderoso, ya que nos has alegrado con la participación en tu sacramento, no permitas que nos separemos de ti.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
Dia 9/10-1 San Dionisio (Obispo, y compañeros mártires, blanco)
Antífona de Entrada
Este santo luchó hasta la muerte por la ley de Dios y no se aterrorizó ante la amenaza de los impíos, pues estaba afianzado sobre roca firme.
Oración Colecta
Oremos:
Dios omnipotente y misericordioso, que mantuviste firme en medio de los tormentos a tu santo mártir san Dionisio, protege a quienes celebramos hoy su triunfo para que no caigamos nunca en las tentaciones del enemigo.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Somos "los moribundos" que estamos bien vivos
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 6, 4-10
Hermanos: Continuamente damos pruebas de que somos servidores de Dios con todo lo que soportamos: sufrimientos, necesidades y angustias; golpes, cárceles y motines; cansancio, noches de no dormir y días de no comer. Procedemos con pureza, sabiduría, paciencia y amabilidad; con la fuerza del Espíritu Santo y amor sincero, con palabras de verdad y con el poder de Dios.
Luchamos con las armas de la justicia, tanto para atacar como para defendernos, en medio de la honra y de la deshonra, de la buena y de la mala fama. Somos los "impostores" que dicen la verdad; los "desconocidos" de sobra conocidos; los "moribundos" que están bien vivos; los "condenados" nunca ajusticiados; los "afligidos" siempre alegres; los "pobres" que a muchos enriquecen; los "necesitados" que todo lo poseen.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 125
Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con dolor.
Cuando el Señor nos hizo volver del cautiverio, creíamos soñar: entonces no cesaba de reír nuestra boca, ni se cansaba entonces la lengua de cantar.
Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con dolor.
Aun los mismos paganos con asombro decían: "Grandes cosas ha hecho por ellos el Señor". Y estábamos alegres, pues ha hecho cosas grandes por su pueblo el Señor.
Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con dolor.
Como cambian los ríos la suerte del desierto, cambia también ahora, nuestra suerte, Señor, y entre gritos de júbilo, cosecharán aquellos que siembran con dolor.
Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con dolor.
Al ir, iban llorando, cargando su semilla; al regresar, cantando vendrán con sus gavillas.
Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con dolor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá la luz de la vida.
Aleluya.
Evangelio
Ustedes son la luz del mundo
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 13-16
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Ustedes son la sal de la tierra, Si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá el sabor? Ya no sirve para nada y se tira a la calle para que la pise la gente.
Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad construida en lo alto de un monte; y cuando se enciende una vela, no se esconde debajo de una olla, sino que se pone sobre un candelero, para que alumbre a todos los de la casa.
Que de igual manera brille la luz de ustedes ante los hombres, para que viendo las obras buenas que ustedes hacen, den gloria a su Padre, que está en los cielos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Santifica, Señor, con tu bendición estas ofrendas y enciende en nosotros ese amor a ti, por el que tu mártir san Dionisio fue capaz de soportar todos los tormentos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Testimonio y ejemplo de los mártires
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque la sangre del glorioso mártir san Dionisio, derramada como la de Cristo para proclamar su fidelidad a ti, manifiesta tu admirable poder, que convierte la fragilidad en fortaleza y al hombre débil robustece para que sea testigo tuyo.
Por eso,
como los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la tierra te aclamamos diciendo sin cesar:
Antífona de la Comunión
Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y que me siga, dice el Señor.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que el sacramento que hemos recibido nos dé, Señor, la misma fortaleza con la que tu santo mártir san Dionisio fue fiel en tu servicio y generoso en el sufrimiento.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
Día 09/10-2 San Juan Leonardi (Presbítero, blanco)
Antífona de Entrada
Vengan, benditos de mi Padre, dice el Señor, porque estuve enfermo y me visitaron. Yo les aseguro que cuanto hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo han hecho.
Oración Colecta
Oremos:
Señor y Dios nuestro, que en el amor a ti y al prójimo has querido resumir tus mandamientos, concédenos que, a ejemplo de san Juan Leonardi, no neguemos a nadie nuestra ayuda y merezcamos ser llamados con él a compartir el Reino de tu Hijo, que vive y reina contigo...
Amén.
Primera Lectura
Nosotros predicamos a Jesucristo y nos presentamos como servidores de ustedes, por Jesús
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 4, 1-2.5-7
Hermanos: Puesto que, por la misericordia de Dios, estamos encargados del ministerio de la predicación, no sólo no desfallecemos, sino que renunciamos a actuar en forma oculta y vergonzosa, a proceder con astucia o a falsear el mensaje de Dios. Solamente predicamos la verdad, y en esto consiste nuestra recomendación ante el juicio que hagan de nosotros en la presencia de Dios todos los hombres.
Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo, el Señor, y nos presentamos como servidores de ustedes, por Jesús. Pues el mismo Dios que dijo: Brille la luz en medio de las tinieblas, es el que ha hecho brillar su luz en nuestros corazones, para dar a conocer el resplandor de la gloria de Dios, que se manifiesta en el rostro de Cristo. Pero llevamos este tesoro en vasijas de barro, para que se vea que esta fuerza tan extraordinaria proviene de Dios y no de nosotros mismos.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 95
Cantemos la grandeza del Señor.
Cantemos al Señor un nuevo canto, que le cante al Señor toda la tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo.
Cantemos la grandeza del Señor.
Proclamemos su amor día tras día, su grandeza anunciemos a los pueblos, de nación en nación, sus maravillas.
Cantemos la grandeza del Señor.
Alaben al Señor, pueblos del orbe, reconozcan su gloria y su poder y tribútenle honores a su nombre.
Cantemos la grandeza del Señor.
"Reina el Señor", anuncien a los pueblos, él afianzó con su poder el orbe, con toda rectitud rige a los pueblos.
Cantemos la grandeza del Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Síganme, dice el Señor, y haré de ustedes pescadores de hombres.
aleluya.
Evangelio
Confiado en tu palabra, echaré las redes
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 5, 1-11
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús estaba a orillas del lago de Genesaret y la gente se agolpaba en torno suyo para oír la palabra de Dios. Jesús vio dos barcas que estaban junto a la orilla. Los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió Jesús a una de las barcas, la de Simón, le pidió que la alejara un poco de tierra, y sentado en la barca, enseñaba a la multitud. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
"Lleva la barca lago adentro y echen sus redes para pescar".
Simón replicó:
"Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada; pero, confiado en tu palabra echaré las redes".
Así lo hizo y cogieron tal cantidad de pescados, que las redes se rompían. Entonces hicieron señas a sus compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a ayudarlos. Vinieron ellos y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.
Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús y le dijo:
"¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!"
Porque tanto él como sus compañeros estaban llenos de asombro, al ver la pesca que habían conseguido. Lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Entonces Jesús le dijo a Simón: "No temas; desde ahora serás pescador de hombres".
Luego llevaron las barcas a tierra, y dejándolo todo, lo siguieron.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, los dones que te presentamos y haz que el memorial del amor infinito de tu Hijo, que estamos celebrando, aumente en nosotros, a ejemplo de tus santos, nuestra generosidad contigo y con el prójimo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Acción de los santos en la Iglesia
En verdad es justo y necesario, nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque con la vida de tus santos, enriqueces a tu Iglesia con formas siempre nuevas de admirable santidad, y nos das pruebas indudables de tu amor por nosotros; y también, porque su ejemplo nos impulsa y su intercesión nos ayuda a colaborar en el misterio de la salvación.
Por eso,
ahora nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y santos diciendo:
Antífona de la Comunión
Nadie tiene mayor amor por sus amigos que el que da la vida por ellos.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, que este sacramento de tu amor que hemos recibido, nos dé fuerza para imitar el ejemplo de san Juan Leonardi que se consagró a ti de todo corazón y se prodigó sin descanso por el bien de tu pueblo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
† Meditación diaria
27ª semana. Jueves
EL NOMBRE DE DIOS Y SU REINO
— Modos de santificar el nombre de Dios. La primera petición del Padrenuestro.
— El Reino de Dios.
— La propagación del Reino de los Cielos.
I. "Una vez llegados a la dignidad de hijos de Dios, nos abrasará la ternura que mora en el corazón de todos los verdaderos hijos; y, sin pensar más en nuestros propios intereses, solo tendremos celo por la gloria de nuestro Padre. Le diremos: Santificado sea tu nombre, atestiguando así que su gloria constituye todo nuestro deseo y nuestra alegría"1.
En esta primera petición de las siete del Padrenuestro, "pedimos que Dios sea conocido, amado, honrado y servidor de todo el mundo y de nosotros en particular"2. Jesús nos enseña el orden en que hemos de pedir habitualmente en nuestras oraciones. Lo primero que debemos pedir, por muy urgentes que sean nuestras necesidades, es la gloria de Dios. Es realmente lo más urgente, también para nosotros, que andamos preocupados por necesidades inmediatas. "Ocúpate de Mí –decía Jesús a Santa Catalina de Siena–, y Yo me ocuparé de ti". El Señor no nos dejará solos.
Santificado sea tu nombre. En la Sagrada Escritura el nombre equivale a la persona misma, es su identidad más profunda. Por eso, dirá Jesús al final de su vida, como resumiendo sus enseñanzas: Manifesté tu nombre a los hombres3. Nos reveló el misterio de Dios. En el Padrenuestro formulamos el deseo amoroso de que el nombre de Dios, de nuestro Padre Dios, sea conocido y reverenciado por toda la tierra; también debemos expresar nuestro dolor por las ocasiones en que es profanado, silenciado o empleado con ligereza. "Al decir santificado sea tu nombre nos amonestamos a nosotros mismos para que deseemos que el nombre del Señor, que siempre es santo en sí mismo, sea también tenido como santo por los hombres, es decir, que no sea nunca despreciado por ellos"4.
En determinados ambientes parece que los hombres no quieren nombrar a Dios. En lugar del Creador hablan de "la sabia naturaleza", o llaman "destino" a la Providencia divina, etc. En ocasiones son solo modos de decir, pero, en otras, el silencio del nombre de Dios es intencionado. En esos casos, venciendo los respetos humanos, debemos nosotros, intencionadamente también, honrar a nuestro Padre. Sin afectación, nos mantendremos fieles a los modos cristianos de hablar, que expresan externamente la fe de nuestra alma. Las expresiones tradicionales de muchos países, tales como "gracias a Dios" o "si Dios quiere"5, etc., pueden servir de ayuda en algunas ocasiones para tener presente al Señor en la conversación. Tampoco hemos de ser como esas personas que hacen intervenir, de modo inconsiderado e inoportuno, el nombre de Dios en los acontecimientos y en las cosas ("Dios le ha castigado"...). El segundo precepto del Decálogo nos prohíbe tomar el nombre de Dios en vano.
Si amamos a Dios amaremos su santo nombre y jamás lo mencionaremos con falta de respeto o de reverencia, como expresión de impaciencia o de sorpresa. Este amor al nombre de Dios se extenderá también al de Santa María, su Madre, al de sus amigos, los santos, y a todas las personas y cosas a Él consagradas.
Honramos a Dios en nuestro corazón cuando hacemos un acto de reparación cada vez que, en nuestra presencia, se falta al respeto debido al nombre de Dios o de Jesús, al enterarnos de que se ha cometido un sacrilegio o al tener noticia de acontecimientos que ofenden el buen nombre del Padre común. No debemos tampoco olvidar el actualizar personalmente los actos de reparación y de desagravio públicos siempre que nos unimos a las alabanzas que se rezan en la Bendición con el Santísimo. Allí, el sacerdote, en nombre de todos, reza: Bendito sea Dios, Bendito sea su santo nombre... Son jaculatorias que nosotros podemos repetir a lo largo del día, especialmente cuando debamos reparar.
La reverencia al nombre de Dios nos llevará además a amar de un modo especial esas oraciones esencialmente de alabanza, como el Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, que debiéramos repetir con mucha frecuencia, el Gloria y el, Sanctus de la Misa, etcétera.
"Mirad –dice Santa Teresa– que perdéis un gran tesoro y que hacéis mucho más con una palabra de cuando en cuando del Pater noster, que con decirle muchas veces aprisa; estad muy junto a quien pedís, no os dejará de oír; y creed que aquí es el verdadero alabar y santificar su nombre"6.
Quizá nos pueda ayudar alguna de estas jaculatorias a mantener la presencia de Dios en el día de hoy: Padre, santificado sea tu nombre, Bendito sea Dios, Bendito sea su santo nombre, Bendito sea el nombre de Jesús, Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre...
II. Venga a nosotros tu Reino, pedimos a continuación en el Padrenuestro. Y comenta San Juan Crisóstomo que el Señor "nos ha mandado que deseemos los bienes que están por llegar y que apresuremos el paso en nuestro viaje hacia el Cielo; mas en tanto el viaje no termina, viviendo aún en la tierra, quiere que nos esforcemos por llevar vida del Cielo"7.
La expresión Reino de Dios tiene un triple significado: el Reino de Dios en nosotros, que es la gracia; el Reino de Dios en la tierra, que es la Iglesia; y el Reino de Dios en el Cielo, o eterna bienaventuranza. En orden a la gracia, pedimos que Dios reine en nosotros con su gracia santificante, por la cual se complace en cada uno como rey en su corte, y que nos conserve unidos a Sí con las virtudes de la fe, la esperanza y la caridad, por las cuales reina en el entendimiento, en el corazón y en la voluntad8. Al rezar cada día por la llegada del Reino de Dios, pedimos también que Él nos ayude en la lucha diaria contra las tentaciones. Es un reinado, el de Jesús en el alma, que avanza o retrocede según correspondamos o rechacemos las continuas gracias y ayudas que recibimos.
También se cumplen en el corazón las parábolas del Reino. Antes de adquirir su plenitud definitiva en el alma de cada uno de sus fieles, el Reino de Dios es como el grano de trigo que, hundido en el suelo, prepara la espiga de la cosecha; como la levadura, va transformando el corazón hasta que todo él sea de Dios; como el grano de mostaza, pues quizá comenzó como una pequeña semilla en el alma y, si no ponemos obstáculos, irá creciendo sin más límite que el de nuestras resistencias y negaciones. El Reino de Dios se establece ahora, por la gracia, en el corazón de los hombres, pero espera su definitiva manifestación en el encuentro último con Dios, después de la muerte. El Reino de Dios está ahí, dijo Jesús, está dentro de vosotros9. Y se percibe su presencia en el alma a través de los afectos y mociones del Espíritu Santo.
Cuando decimos venga a nosotros tu Reino, pedimos que Dios habite en nosotros de una manera más plena, que seamos todo de Dios, que nos ayude a luchar eficazmente para que, por fin, desaparezcan esos obstáculos que cada uno pone a la acción de la gracia divina. "Antes éramos esclavos, y ahora pedimos reinar bajo la soberanía de Cristo"10.
Si nuestra oración es confiada, constante y sincera, seremos oídos con toda seguridad, pues, como nos dice el Señor en el Evangelio de la Misa11, quien pide recibe, quien busca halla y al que llama, se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra?... ¡Qué confianza tan grande nos han de dar estas palabras de Jesús!
III. Cuando rezamos venga a nosotros tu Reino también pedimos, en relación a la Iglesia, que se dilate y propague por todo el mundo para la salvación de los hombres. Rogamos entonces por el apostolado que se realiza en toda la tierra, y nos sentimos comprometidos a poner los medios a nuestro alcance para la extensión del Reino de Dios. Porque "no es suficiente pedir con insistencia el Reino de Dios si no añadimos a nuestra petición todas aquellas cosas con que se busca y se halla"12, con los medios, por pequeños que sean, con las iniciativas apostólicas que podamos poner en práctica.
En un mundo que se presenta en no pocos aspectos como si hubiese vuelto al paganismo, se nos impone a todos los cristianos "la dulcísima obligación de trabajar para que el mensaje divino de la salvación sea conocido y aceptado por todos los hombres de cualquier lugar de la tierra"13.
La primera obligación será, de ordinario, orientar el apostolado hacia las personas que Dios ha puesto a nuestro lado, a quienes están más cerca, a los que tratamos con frecuencia. En este apostolado, del que no podemos excusarnos, está en primer lugar todo aquello que se refiere a la salvación eterna de las personas que tratamos. Esto es lo primero; inmediatamente después, hemos de preocuparnos los cristianos de ordenar realmente todo el universo hacia Cristo: la dignidad de la persona humana, los derechos de la conciencia, el respeto debido al trabajo, la preocupación por un más equitativo reparto de bienes, el sincero deseo de paz entre los pueblos, etc., es un quehacer de todos los cristianos, junto a los hombres de buena voluntad que trabajan en el mundo por estos mismos ideales.
Venga a nosotros tu Reino. Y "Jesucristo recuerda a todos: et ego, si exaltatus fuero a terra, omnia trahm ad meipsum (Jn 13, 32), si vosotros me colocáis en la cumbre de todas las actividades de la tierra, cumpliendo el deber de cada momento, siendo mi testimonio en lo que parece grande y en lo que parece pequeño, omnia traham ad meipsum, todo lo atraeré hacia mí. ¡Mi reino entre vosotros será una realidad! (...).
"A esto hemos sido llamados los cristianos, esa es nuestra tarea apostólica y el afán que nos debe comer el alma: lograr que sea realidad el reino de Cristo, que no haya más odios ni más crueldades, que extendamos en la tierra el bálsamo fuerte y pacífico del amor. Pidamos hoy a nuestro Rey que nos haga colaborar humilde y fervorosamente en el divino propósito de unir lo que está roto, de salvar lo que está perdido, de ordenar lo que el hombre ha desordenado, de llevar a su fin lo que se descarría, de reconstruir la concordia de todo lo creado"14. Comencemos, como siempre, por lo pequeño, por lo que está a nuestro alcance en la convivencia normal de todos los días.
1 Casiano, Colaciones, 9, 18. — 2 Catecismo Mayor, n. 290. — 3 Jn 17, 6. — 4 San Agustín, Carta 130, a Proba. — 5 Sant 4, 15. — 6 Santa Teresa, Camino de perfección, 31, 13. — 7 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre San Mateo, 19, 5. — 8 Cfr. Catecismo Mayor, nn. 294-295. — 9 Lc 17, 21. — 10 San Cipriano, Tratado de la oración del Señor, 13. — 11 Lc 11, 5-13. — 12 Catecismo Romano, IV, 10, n. 2. — 13 Conc. Vat. II, Decr. Apostolicam actuositatem, 3. — 14 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 183.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Fuente: Enciclopedia Católica || ACI Prensa
John Henry Newman, Beato Cardenal, 9 de octubre
Anglicano Convertido En Birmigham, Inglaterra, Beato John Henry Newman, presbítero anglicano al que sus estudios de la historia de la fe lo llevaron a reconocer que las raíces del cristianismo están en la Iglesia Católica a la que, luego de su conversión, sirvió como sacerdote y posteriormente como Cardenal. († 1890) Nacido en la Ciudad de Londres, el 21 de febrero de 1801, el mayor de seis hermanos, tres hombres y tres mujeres; murió en Edgbaston, Birmingham, el 11 de agosto de 1890. Han habido ciertas discusiones sobre su ascendencia con respecto a su lado paterno. Su padre fue John Newman, un banquero, su madre Jemima Fourdrinier, de una familia Hugonote establecida en Londres como cinceladores y fabricantes de papel. Se sabe que el apellido se escribió alguna vez "Newmann"; está claro que muchos judíos, ingleses o extranjeros, lo han llevado; y la insinuación era que el cardenal era de ascendencia judía. |
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San Luis Beltrán
Misionero
Año 1581
San Luis Beltrán: pídele a Dios que nos mande muchos y santos misioneros.
Ciertos malos espíritus no se alejan, sino con oración y sacrificios (Jesucristo).
Este santo misionó las regiones selváticas del norte de Colombia y se vio libre como por milagro de los más terribles peligros contra su vida.
Nació en Valencia, España, en 1526, y fue bautizado en la misma pila bautismal en la que habían bautizado 175 años antes a San Vicente Ferrer, el cual era familiar de su padre. Tuvo el honor de que la ordenación sacerdotal se la confiriera santo Tomás de Villanueva. Y a estos grandes hombres de Dios los imitó siendo extremadamente humilde, y practicando la obediencia en grado heroico.
Santa Teresa le escribió preguntándole si debía fundar un convento en su ciudad. Nuestro santo le respondió: "El asunto sobre el cual me pide información es tan importante que me dediqué por varios días a pedirle a Nuestro Señor que me iluminara lo que le debía responder. Ahora le digo que sí, que lo debe fundar. Y le añado una noticia más: su comunidad va a ser tan ayudada por Dios, que dentro de cincuenta años será una de las más importantes en la Iglesia Católica". Y así sucedió.
En las comunidades religiosas hay un cargo de enorme importancia. Es el del encargado de formar a los futuros religiosos. Se le llama Maestro de novicios. San Luis Beltrán ejerció ese cargo en España, en su comunidad de Padres Dominicos, casi por 30 años (con interrupciones) y formó gran número de fervorosos religiosos. Era muy estricto y exigente, pero sabía dar las órdenes con tan gran bondad y amabilidad, que todos sus súbditos lo amaban y estimaban.
Para librarse del deseo de sobresalir ante los demás, colocó en la puerta de su habitación un gran letrero con esta frase de San Pablo: "Si lo que busco es agradar a la gente, ya no seré servidor de Cristo".
En 1562 fue enviado como misionero a las tribus de indios en el norte de Colombia. Cuando llegó no sabía hablar sino el español, pero Dios le concedió el don de lenguas y en poco tiempo aprendió a hablar en los idiomas de sus indígenas, de una manera tan admirable que nadie se explicaba cómo lo había logrado. En casi siete años (de 1562 a 1569) convirtió miles de indios desde Panamá hasta el Golfo de Urabá, en regiones palúdicas y llenas de toda clase de mosquitos y de alimañas peligrosas. En los registros que dejó escritos por su propia mano señala que bautizó más de 15,000 indios. Predicó a tribus sumamente salvajes que varias veces trataron de asesinarlo pero no lo lograron.
Pero sus más peligrosos enemigos eran ciertos colonizadores españoles que cometían toda clase de injusticias contra los indígenas, y que al ser reprendidos por el santo misionero, se propusieron eliminarlo. Primero le ofrecieron un vaso de refresco, que contenía un fuerte veneno. Él le dio la bendición al vaso, y este se rompió en muchos pedazos. Los indios narraban que un colono quiso disparar su escopeta contra el misionero y que la escopeta estalló, retorciéndose su cañón y quedando en forma de cruz. El santo tenía una fe capaz de conseguir milagros.
Cuentan que cuando deseaba convertir a algún pecador hacía esta penitencia. Al anochecer, en esas selvas aparecen millones y millones de mosquitos muy hambrientos. Él se quitaba la camisa y dejaba que le picaran, y de vez en cuando les decía: "Hermanitos, ya comieron lo suficiente. Ahora déjenle el puesto a sus compañeros, que también quieren comer". Y los miles de mosquitos se iban para que llegaran los otros que estaban también muy hambrientos.
En 1569 fue llamado a España a seguir formando los futuros misioneros. A estos les insistía en que el arma más poderosa para ganar almas es rezar mucho y hacer sacrificios. Y les repetía que las buenas palabras del que enseña religión deben ir siempre acompañadas de buenas obras, porque si con el mal ejemplo destruimos lo bueno que sembramos con la predicación, eso es fatal.
Murió el 9 de octubre del año 1581.
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Fuente: Archimeridabadajoz.org
Juan Leonardi, Santo Presbítero y Fundador, Octubre 9
Presbítero Martirologio Romano: San Juan Leonardi, presbítero, que dejó la ciudad de Luca, en la Toscana, donde ejercía como farmacéutico, para llegar a ser sacerdote, y con el fin de enseñar a los niños la doctrina cristiana, restaurar la vida apostólica del clero y propagar la fe cristiana, instituyó la Orden de Clérigos Regulares, más tarde llamados de la Madre de Dios, debiendo sufrir por ello muchas contradicciones. También inició el Colegio de Propaganda Fide, en el que, agotado por los trabajos, descansó piadosamente (1609). |
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Dionisio de París, Santo Primer obispo de París, Octubre 9
Primer obispo de París Martirologio Romano: San Dionisio, obispo, y compañeros, mártires, de los cuales la tradición quiere que el primero, enviado por el Romano Pontífice a la Galia, fuese el primer obispo de París, y que junto con el presbítero Rústico y el diácono Eleuterio, padeciesen en las afueras de la ciudad (s. III). |
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Fuente: Vatican.va
Cirilo Beltrán, Inocencio de la Inmaculada y 8 compañeros; Santos Mártires de Turón en Asturias, Octubre 9
9 Lasallistas y 1 Pasionista Martirologio Romano: En la localidad de Turón, en la región española de Asturias, santos mártires Inocencio de la Inmaculada (Manuel) Canoura Arnau, presbítero de la Congregación de la Pasión, y ocho compañeros, de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, que, durante la revolución, en odio a la fe fueron asesinados sin juicio previo, alcanzando así la victoria (1934). Sus nombres son: santos Cirilo Bertrán (José) Sanz Tejidor, Marciano José (Filomeno) López López, Victoriano Pío (Claudio) Bernabé Cano, Julián Alfredo (Vilfrido) Fernández Zapico, Benjamín Julián (Vicente) Alonso Andrés, Augusto Andrés (Román) Martín Fernández, Benito de Jesús (Héctor) Valdivieso Sáez y Aniceto Adolfo (Manuel) Seco Gutiérrez. |
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Fuente: EWTN.com
Abraham, Santo Patriarca del A.T., Octubre 9
Patriarca del Antiguo Testamento Martirologio Romano: Conmemoración de san Abraham, patriarca y padre de todos los creyentes, que, llamado por Dios, salió de su patria, la ciudad de Ur de Caldea, y peregrinó por la tierra que Dios había prometido a él y a sus descendientes. Manifestó toda su fe en Dios, esperando contra toda esperanza al no negarse a ofrecer en sacrificio al hijo unigénito, Isaac, que el Señor le había dado, ya anciano, de su esposa Sara. |
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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando el santoral de éste día, Octubre 9
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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