lunes, 20 de octubre de 2014

[ † ] Martes por los ángeles custodios. 21/10/2014. Santa Úrsula ¡ruega por nosotros! REVELACIONES de la beata Ana Catalina Emmerick

JA

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 12, 35-38

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Estén preparados, con la túnica puesta y las lámparas encendidas; sean semejantes a los criados que están esperando a que su señor regrese de la boda, para abrirle en cuanto llegue y toque. Dichosos los criados a quienes el señor encuentre despiertos cuando llegue: les aseguro que se recogerá la túnica, los hará sentar a la mesa y él mismo les servirá. Y si llega a medianoche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). ¿Qué pensaríamos de un cónyuge que le dice a su pareja: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

mar 29a. Ordinario año Par

Antífona de Entrada

Escucha, Señor, mi voz y mis clamores y ven en mi ayuda; no me rechaces, no me abandones, Dios, salvador mío.

 

Oración Colecta

Oremos:
Dios nuestro, fuerza de todos los que en ti confían; ayúdanos con tu gracia, sin la cual nada puede nuestra humana debilidad, para que podamos serte fieles en la observancia de tus mandamientos.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Cristo es nuestra paz; él hizo de los judíos y de los no judíos un solo pueblo

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 2, 12-22

Hermanos: Recuerden que antes vivían sin Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel, extraños a la alianza y su promesa, sin esperanza ni Dios en el mundo. Ahora, en cambio, unidos a Cristo Jesús y gracias a su muerte, los que antes estaban lejos han sido acercados.
Porque Cristo es nuestra paz. El hizo de los dos pueblos uno solo, destruyendo en su propio cuerpo la barrera que los separaba: el odio. El abolió la ley con sus mandatos y reglamentos, para crear en sí mismo de los dos pueblos una nueva humanidad restableciendo la paz. El ha reconciliado a los dos pueblos con Dios, uniéndolos en un solo cuerpo por medio de la cruz y destruyendo la enemistad. Vino para anunciar la buena nueva de la paz: paz a ustedes, los de lejos, paz también a los de cerca. Así, unos y otros podemos acercarnos al Padre con un mismo Espíritu.
En consecuencia, ya no son extranjeros ni huéspedes, sino conciudadanos del pueblo de Dios y miembros de la familia de Dios. Han sido edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado y se va levantando hasta formar un templo santo al Señor; y unidos a él, también ustedes se van incorporando a la construcción, por medio del Espíritu Santo, para ser morada de Dios.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 84, 9ab-10.11-12.13-14

Dios anuncia la paz a su pueblo.

Voy a escuchar lo que me promete Dios: el Señor anuncia la paz a su pueblo y a sus fieles. La salvación está cerca de los que le honran, Dios habitará en nuestra tierra.
Dios anuncia la paz a su pueblo.

El amor y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se abrazan; la fidelidad surge de la tierra, y la justicia se asoma desde el cielo.
Dios anuncia la paz a su pueblo.

El Señor también nos dará la lluvia, y nuestra tierra dará su cosecha; la justicia irá delante de él y seguirá su camino.
Dios anuncia la paz a su pueblo.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Velen y oren, para que puedan presentarse sin temor ante el Hijo del hombre.
Aleluya.

Evangelio

Dichosos aquéllos a quienes su señor, al llegar, encuentre en vela

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 12, 35-38

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Estén preparados, con la túnica puesta y las lámparas encendidas; sean semejantes a los criados que están esperando a que su señor regrese de la boda, para abrirle en cuanto llegue y toque. Dichosos los criados a quienes el señor encuentre despiertos cuando llegue: les aseguro que se recogerá la túnica, los hará sentar a la mesa y él mismo les servirá. Y si llega a medianoche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Dios nuestro, que en estos dones que te presentamos has otorgado al ser humano el pan que lo alimenta y el sacramento que da nueva vida, haz que nunca llegue a faltarnos este sustento del cuerpo y del espíritu.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

El misterio de nuestra salvación en Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado.
Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor.
El, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección, extendió sus brazos en la cruz, y así adquirió para ti un pueblo santo.
Por eso,
con los ángeles y los santos, proclamamos tu gloria diciendo:

 

Antífona de la Comunión

Padre santo, guarda en tu nombre a los que me has dado para que sean uno como nosotros, dice el Señor.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Que nuestra participación en este sacramento, signo de la unión de los fieles en ti, contribuya, Señor, a la unidad de tu Iglesia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

 


Meditación diaria

29ª semana. Martes

 

LA VIGILANCIA EN EL AMOR

 

— Con las lámparas encendidas.

 

— La lucha en lo que parece de poca importancia nos mantendrá vigilantes.

 

— Alerta contra la tibieza.

 

I. Tened ceñidas vuestras cinturas y las lámparas encendidas, y estad como quienes aguardan a su amo cuando vuelve de las nupcias, para abrirle en cuanto venga y llame, leemos en el Evangelio de la Misa1. El tener "ceñida la cintura" es una metáfora basada en las costumbres de los hebreos, y en general de todos los habitantes de Oriente Medio, que ceñían sus amplias vestiduras antes de emprender un viaje para caminar sin dificultad. En el relato del Éxodo se narra la prescripción de Dios a los israelitas de celebrar el sacrificio de la Pascua con la ropa ceñida, las sandalias calzadas y el bastón en la mano2, porque iba a comenzar el itinerario hacia la tierra de promisión. Del mismo modo, tener las lámparas encendidas indica la actitud atenta, propia del que espera la llegada de alguien.

 

El Señor nos dice una vez más que nuestra actitud ha de ser como la de aquel que está a punto de emprender un viaje, o de quien espera a alguien importante. La situación del cristiano no puede ser de somnolencia y de descuido. Y esto por dos razones: porque el enemigo está siempre al acecho, como león rugiente, buscando a quien devorar3, y porque quien ama no duerme4. "Vigilar es propio del amor. Cuando se ama a una persona, el corazón vigila siempre, esperándola, y cada minuto que pasa sin ella es en función de ella y transcurre vigilante (...). Jesús pide el amor. Por eso solicita vigilancia"5. En Italia, muy cerca de Castelgandolfo, hay una imagen de la Virgen colocada junto a una bifurcación de carreteras, y tiene la siguiente inscripción: Cor meum vigilat. El Corazón de la Virgen está vigilante por Amor. Así debe estar el nuestro: vigilante por amor, y para descubrir al Amor que pasa cerca de nosotros. Enseña San Ambrosio que si el alma está adormecida, Jesús se marcha sin haber llamado a nuestra puerta, pero si el corazón está en vela, llama y pide que se le abra6. Muchas veces a lo largo del día pasa Jesús a nuestro lado. ¡Qué pena si la tibieza impidiera verlo!

 

"¡Cuánto te amo, Señor, mi fortaleza, mi alcázar, mi libertad! (Sal 17, 2-3). Eres lo más deseable y amable que puede imaginarse. ¡Dios mío, ayuda mía! Te amaré según me lo concedas y yo pueda, mucho menos de lo debido, pero no menos de lo que puedo... Podré más si aumentas mi capacidad, pero nunca llegaré a lo que te mereces"7. No permitas que, por falta de vigilancia, otras cosas ocupen el lugar que solo Tú debes llenar. Enséñame a mantener el alma libre para Ti, y el corazón dispuesto para cuando llegues.

 

II. Me pondré de centinela, // haré la guardia oteando a ver qué me dice, // qué respondo a su llamada8. San Bernardo, comentando estas palabras del Profeta, nos exhorta: "Estemos también nosotros, hermanos, vigilantes, porque es la hora del combate"9. Es necesario luchar cada día, frecuentemente en pequeños detalles, porque en cada jornada vamos a encontrar obstáculos que nos separan de Dios. Muchas veces el empeño por mantenernos en este estado de vigilia, bien opuesto a la tibieza, se concretará en fortaleza para cumplir nuestros actos de piedad, esos encuentros con el Señor que nos llenan de fuerzas y de paz. Hemos de estar atentos para no abandonarlos por cualquier imprevisto que se presente, sin dejarnos llevar por el estado de ánimo de ese día o de ese momento.

 

Otras veces nuestra lucha estará más centrada en el modo de vivir la caridad, corrigiendo formas destempladas del carácter (del mal carácter), esforzándonos en ser cordiales, en servir a los demás, en tener buen humor...; o tendremos que empeñarnos en realizar mejor el trabajo, en ser más puntuales, en poner los medios oportunos para que nuestra formación humana, profesional y espiritual no se estanque... Este estado de vigilia, como el del centinela que guarda la ciudad, no nos garantiza que siempre hayamos de vencer: junto a las victorias, tendremos también derrotas (metas que no alcanzamos, propósitos que no acabamos de cumplir bien...). Muchos de estos fracasos carecerán ordinariamente de importancia; otros sí la tendrán, pero el desagravio y la contrición nos acercarán más aún al Señor, y nos darán fuerzas para recomenzar de nuevo... "Lo grave –escribe San Juan Crisóstomo a uno que se había separado de la fe– no es que quien lucha caiga, sino que permanezca en la caída; lo grave no es que uno sea herido en la guerra, sino desesperarse después de recibido el golpe y no curar la herida"10.

 

No olvidemos que en la lucha en lo pequeño, el alma se fortalece y se dispone para oír las continuas inspiraciones y mociones del Espíritu Santo. Y es ahí también, en el descuido de lo que parece de poca importancia (puntualidad, dedicar al Señor el mejor tiempo para la oración, la pequeña mortificación en las comidas, en la guarda de los sentidos...), donde el enemigo se hace peligroso y difícil de vencer. "Hemos de convencernos de que el mayor enemigo de la roca no es el pico o el hacha, ni el golpe de cualquier otro instrumento, por contundente que sea: es esa agua menuda, que se mete, gota a gota, entre las grietas de la peña, hasta arruinar su estructura. El peligro más fuerte para el cristiano es despreciar la pelea en esas escaramuzas, que calan poco a poco en el alma, hasta volverla blanda, quebradiza e indiferente, insensible a las voces de Dios"11.

 

III. Es tan grata a Dios la actitud del alma que, día tras día y hora tras hora, aguarda vigilante la llegada de su Señor, que Jesús exclama en la parábola que nos propone: ¡Dichosos aquellos siervos a los que al volver su amo los encuentre vigilando! Y, olvidando quién es el criado y quién el señor, sienta a la mesa al criado y él mismo le sirve. Es el amor infinito que no teme invertir los puestos que a cada uno corresponden: En verdad os digo que se ceñirá la cintura, les hará sentar a la mesa y acercándose les servirá. Las promesas de intimidad con Dios van más allá de lo que podemos imaginar. Vale la pena estar vigilantes, con el alma llena de esperanza, atentos a los pasos del Señor que llega.

 

El corazón que ama está alerta, como el centinela en la trinchera; el que anda metido en la tibieza, duerme. El estado de tibieza se parece a una pendiente inclinada que cada vez se separa más de Dios. Casi insensiblemente nace una cierta preocupación por no excederse, por quedarse en lo suficiente para no caer en el pecado mortal, aunque se acepta con frecuencia el venial. Y se justifica esta actitud de poca lucha y de falta de exigencia personal con razones de naturalidad, de eficacia, de salud, que ayudan al tibio a ser indulgente con sus pequeños afectos desordenados, apegos a personas o cosas, caprichos, excesiva tendencia a buscar una mayor comodidad..., que llegan a presentarse como una necesidad subjetiva. La fuerzas del alma se van debilitando cada vez más, hasta llegar, si no se remedia, a pecados más graves.

 

El alma adormecida en la tibieza vive sin verdaderos objetivos en la lucha interior que atraigan e ilusionen. "Se va tirando". Se ha dejado el empeño por ser mejores, o se lleva una lucha ficticia e ineficaz. Queda en el corazón un vacío de Dios que el tibio intenta llenar con otras cosas, que no son Dios y no llenan; y un especial y característico desaliento impregna toda la vida de relación con el Señor. Se pierde la prontitud y la alegría en la entrega, y la fe queda apagada, precisamente porque se ha enfriado el amor. A un estado de tibieza le ha precedido siempre un conjunto de pequeñas infidelidades, cuya culpa –no zanjada– está influyendo en las relaciones de esa alma con Dios.

 

Tened ceñidas las cinturas y las lámparas encendidas..., atentos a los pasos del Señor. Es una llamada a mantenernos alerta, con la lucha diaria planteada en puntos muy concretos. Nadie estuvo más atento a la llegada de Cristo a la tierra que su Madre Santa María. Ella nos enseñará a mantenernos vigilantes si alguna vez sentimos que ese mal sueño hace su presencia en el alma.

 

"¡Señor, qué bueno eres para el que te busca! Y ¿para el que te encuentra?"12. Nosotros lo hemos encontrado. No lo perdamos.

 

1 Lc 12, 35-38. — 2 Ex 12, 11. — 3 Cfr. 1 Pdr 5, 8. — 4 Cfr. Cant 2, 5. — 5 Ch. Lubich, Meditaciones, p. 33. — 6 Cfr. San Ambrosio, Comentario al Salmo 18. — 7 San Bernardo, Tratado sobre el amor de Dios, VI, 16. — 8 Heb 2, 1. — 9 San Bernardo, Sermón 5, 4. — 10 San Juan Crisóstomo, Exhortación II a Teodoro caído, 1. — 11 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 77. — 12 San Bernardo, Tratado sobre el amor de Dios, VII, 22.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Fuente: Vatican.va
Carlos I de Habsburgo, Beato Laico, 21 de octubre

Carlos I de Habsburgo, Beato

Carlos de Austria nació el 17 de agosto de 1887 en el Castillo de Persenbeug, en la región del Austria Inferior. Sus padres eran el archiduque Otto y la Princesa María Josefina de Sajonia, hija del último rey de Sajonia. El emperador José I era el tío abuelo de Carlos.

Carlos recibió una educación expresamente católica y desde su niñez fue acompañado con la oración por un grupo de personas, porque una religiosa estigmatizada le había profetizado grandes sufrimientos y ataques contra él. De aquí surgió, tras la muerte de Carlos, la "Liga de oración del emperador Carlos por la paz de los pueblos", que en 1963 se convertirá en una comunidad de oración reconocida en la Iglesia.

Muy pronto creció en Carlos un gran amor por la Santa Eucaristía y por el Corazón de Jesús. Todas las decisiones importantes provenían de la oración.

El 21 de octubre de 1911 se casó con la princesa Zita de Borbón-Parma. Durante los diez años de vida matrimonial feliz y ejemplar la pareja recibió el don de ocho hijos. En el lecho de muerte, Carlos decía aún a Zita: "!Te quiero sin fin"!

El 28 de junio de 1914, tras el asesinato del archiduque Francisco Fernando, heredero al trono, en un atentado, Carlos se convierte en el heredero al trono del Imperio Austro-Húngaro.

Mientras se encarnizaba la primera Guerra Mundial, con la muerte del emperador Francisco José, el 21 de noviembre de 1916, Carlos se convierte en emperador de Austria. El 30 de diciembre es coronado Rey apostólico de Hungría.

Este deber Carlos lo concibe, también, como un camino para seguir a Cristo: en el amor por los pueblos a él confiados, en el cuidado por su bien y en la donación de su vida por ellos.

El deber más sagrado de un rey - el compromiso por la paz - Carlos lo puso al centro de sus preocupaciones a lo largo de la terrible guerra. Fue el único, entre los responsables políticos, que apoyó los esfuerzos por la paz de Benedicto XV.

Por lo que respecta a la política interior, incluso en tiempos extremadamente difíciles, abordó una amplia y ejemplar legislación social, inspirada en la enseñanza social cristiana.

Su comportamiento hizo posible al final del conflicto una transición a un nuevo orden sin guerra civil. A pesar de ello fue desterrado de su patria.

Por deseo del Papa, que temía el establecimiento del poder comunista en Centroeuropa, Carlos intentó restablecer su autoridad de gobierno en Hungría. Pero dos intentos fracasaron, porque él quería en cualquier caso evitar el estallido de una guerra civil.

Carlos fue enviado al exilio en la Isla de Madeira (Portugal). Como él consideraba su misión como un mandato de Dios, no pudo abdicar de su cargo.

Sumergido en la pobreza, vivió con su familia en una casa bastante húmeda. A causa de ello se enfermó de muerte y aceptó la enfermedad como un sacrificio por la paz y la unidad de sus pueblos.

Carlos soportó su sufrimiento sin lamento, perdonó a todos los que no le habían ayudado y murió el 1 de abril de 1922 con la mirada dirigida al Santísimo Sacramento. Como él mismo recordó todavía en el lecho de muerte, el lema de su vida fue: "Todo mi compromiso es siempre, en todas las cosas, conocer lo más claramente posible y seguir la voluntad de Dios, y esto en el modo más perfecto".

Fue beatificado el 3 de octubre de 2004.

Reproducido con autorización de
Vatican.va

Si conoce información relevante para la canonización del Beato Carlos, contacte a:
Gebetsliga Kaiser Karl für den Frieden der Welt
Domplatz 1
A-3100 St. Pölten, AUSTRIA

ACTUALIZACIÓN

El beato Carlos de Habsburgo, último emperador del Imperio Austro-Húngaro, podría ser canonizado por un supuesto milagro obrado por su intercesión. Una mujer bautista de Florida afirma haber sido curada del cáncer de mama que padecía.

La mujer, de la localidad de Kissimmee en Florida, recibió de una amiga una estampa del beato, cuya vida conoció durante un viaje a Europa.

Según informó el periódico Orlando Sentinel, los médicos y el tribunal de la Diócesis de Orlando están de acuerdo en que aparentemente no hay explicación médica para la recuperación de la mujer, cuya identidad se mantienen en reserva.

Para el Obispo de Orlando, Mons. Thomas Wenski, "es un honor para nuestra diócesis ser parte de algo que es más grande que nosotros".

ver nota en video de ACItv

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San Gerardo. Hermano Redentorista. Año 1755.

Gerardo quiere decir: "Valiente para la defensa" (Del alemán: Ger = defensa. Ard = valiente).

El Papa Pío XII dijo que San Gerardo es un modelo admirable para los hermanos de las comunidades religiosas. Y León XIII afirmaba que este santo es uno de los jóvenes más angelicales que Dios ha dado a los hombres por modelo. Sólo vivió 29 años en esta tierra pero llenó sus alrededores de hechos admirables.

Nació en Muro, un pueblecito cerca de Nápoles, Italia.

La mamá dijo de él: "Desde pequeñito su mayor delicia era entrar al templo y rezar ante el Santísimo Sacramento del altar. Cuando estaba orando ante la Santa Hostia se olvidaba hasta de ir a comer. En la casa en cualquier rato libre que tenía se dedicaba a rezar. Parecía que le agradaba más pensar en el cielo que en la tierra".

Cuando cumplió los diez años, su confesor le dio permiso de comulgar cada tres días, caso raro en esa época en que a causa de un error llamado jansenismo, las gentes decían que no había que comulgar sino de vez en cuando.

Cuando murió su padre, Gerardo tuvo que abandonar sus estudios y dedicarse a aprender sastrería. Fue tratado muy duramente por un compañero supremamente áspero, pero jamás el otro logró que le respondiera a sus malos tratos. Luego pasó a trabajar como obrero de un señor de la ciudad y este lo trataba ásperamente y lo regañaba sin causa justa. Ni una sola vez el joven protestó por este modo cruel de tratarlo. Quería imitar a Jesús que cuando era ultrajado y tratado mal, se quedaba en silencio.

Luego Gerardo puso una sastrería, y las ganancias que conseguía las dividía en tres partes iguales: una para su mamá, para los gastos de la casa. Otra para los pobres y la tercera para pagar misas. Pagaba muchas misas por las almas de los difuntos.

Cuando tenía 23 años llegaron a su pueblo a predicar, unos padres redentoristas, y Gerardo les pidió que lo admitieran en su comunidad como un hermano lego. El superior de la misión no quería admitirlo, pero al fin ante tantos ruegos, lo envió a la casa de formación con una tarjeta que decía: "Allá les mando a Gerardo. Parece que es un inútil". (Después el padre se arrepintió de haber escrito eso). En el noviciado se dedicaba con tanto fervor a todo lo que tenía que hacer, que los compañeros decían: "Gerardo es un loco o es un santo".

San Alfonso de Ligorio, fundador de la congregación de los redentoristas, lo admitió en su comunidad y se dio cuenta de que era un alma muy agradable a Dios. (San Alfonso se apareció después de muerto a Gerardo y lo curó de una grave enfermedad). Fue admitido como religioso en 1752 y al hacer sus tres votos o juramentos de castidad, pobreza y obediencia, añadió un cuarto juramento: "hacer siempre lo que me parezca que es más agradable a Dios".

Cuando era novicio una vez un religioso entró a la capilla y oyó que Gerardo le decía a Jesús en el sagrario: "Por favor: déjame que me vaya pues tengo mucho qué hacer. Después seguimos charlando".

Su oficio en la comunidad era el de sastre y enfermero, pero a los padres les gustaba llevarlo a las misiones porque leía el estado de las conciencias de las personas. A veces se bilocaba e iba a sitios lejanos a darle algún mensaje a alguien que lo necesitaba, pero nadie lo veía retirarse de su sitio de trabajo (bilocarse es estar en dos sitios a la vez).

Cuando se quedaba en éxtasis en oración no oía ni veía lo que sucedía a su alrededor. Lo único que lo hacía volver en sí, era que lo llamara su superior. Un día dijo: "En este momento están asesinando al arcipreste de Muro". Y así sucedió, pero a 70 kilómetros de distancia de donde él estaba. En Roma le leyó la conciencia y los pensamientos al secretario de un alto dignatario y éste, aterrorizado ante semejante hecho extraordinario, cambió de vida y se reconcilió con su esposa. En toda la ciudad se comentaba el hecho.

Una vez fueron a buscarlo a su habitación y no lo encontraron. Después el superior le preguntó dónde había estado. "En mi habitación", dijo el humilde hermano. "Pero allá fuimos y miramos por todas pares y no lo vimos". Entonces él le contó que como era un día de retiro y quería orar en paz, le había pedido a Dios que no lo vieran los que fueran a buscarlo. El superior le dijo: "Por esta vez le perdono, ¡pero no se le ocurra volver a pedir a Dios semejantes cosas!".

Un gran regalo del Espíritu Santo a este sencillo hermanito lego fue el don de saber aconsejar a los demás. Varias comunidades de religiosas obtuvieron permiso para que Gerardo fuera a darles buenos consejos a través de las rejas de sus conventos. Numerosos sacerdotes le escribían pidiéndole consejo para casos difíciles.

Un grupo de religiosos hizo una peregrinación de nueve días hacia un santuario sin llevar dinero. No se afanaban por ello, pues llevaban consigo al hermano Gerardo. Y aquel viaje fue una cadena de prodigios. Fueron y volvieron y nada les faltó, y eso que no llevaban dinero pero llevaban a un religioso que tenía mucha fe.

Una muchacha corrompida acusó a Gerardo de que le había hecho malas propuestas. San Alfonso lo llamó y le echó un regaño terrible y le prohibió comulgar por varios días. Él no dijo ni una sola palabra en defensa propia (recordaba que tampoco Jesús se defendió cuando le inventaron falsas acusaciones en su sacratísima pasión). Después la muchacha y su amante confesaron que todo lo que habían dicho contra Gerardo era mentira. San Alfonso lo llamó y le dijo: "¿Por qué no se defendió?". Padre – le respondió él – yo sabía que Dios me iba a defender. Nuestro reglamento nos manda que no busquemos disculpas cuando nos regañan".

El oficio preferido del hermano Gerardo era el de portero, porque allí podía ayudar a los mendigos y a mucha gente necesitada. Cuando él llegaba de portero a una casa de su comunidad, la portería se veía asediada de mendigos. Hasta 200 llegaban en un solo día, y él los atendía como no lo hubiera hecho una madre. Tenía el arte de contentar a todos, y era admirable su paciencia para soportar a los cansones y pedigüeños. A todos regalaba alimentos o vestidos, y la gente no se explicaba de dónde sacaba para repartir a tanta gente. Cuando se acababan las provisiones se iba a la ciudad a pedirles a los ricos para ayudar a los pobres.

Dicen que un día el Padre Ecónomo lo regañó porque había repartido entre los mendigos todo lo que había en la despensa para que comieran los religiosos. Pero al llegar el Ecónomo a la despensa la encontró otra vez llena.

Un día la comunidad estaba pasando una situación económica muy difícil. El santo se fue a la capilla a rezar y al poco rato llegó un bienhechor a llevar una buena cantidad de dinero, con el cual se solucionó la angustiosa situación.

Sus últimos meses fueron una mezcla de sufrimientos físicos y éxtasis espirituales. Y con admirable precisión anunciaba cosas que iban a suceder en lo futuro y leía las conciencias de los que lo visitaban.

Avisó que moriría el 15 de octubre, poco ates de la medianoche, y a esa hora murió. Era el año 1755.

Santa Úrsula, mártir

Alemana (fechas desconocidas). Según un relato cincelado en una lápida de Colonia, en el siglo IV fue martirizado un grupo de doncellas cristianas. Úrsula, hija de un rey inglés, era cristiana, abordó un barco junto con sus damas de compañía y emprendió una peregrinación a Roma. En Colonia, ella y sus doncellas (entre una docena y mil) fueron atacadas por los hunos. Úrsula rechazó la propuesta de matrimonio del cabecilla de los bárbaros y todas fueron asesinadas. Es patrona de las jóvenes y colegialas.

Esta es la verdadera historia según las visiones de la Beata Ana Catalina Emmerick:

Úrsula y sus compañeras fueron masacradas por los Hunos en el 450, a una hora de distancia cerca de la ciudad de Colonia. Otras compañeras lo fueron en otros lugares mas distantes. Úrsula había sido suscitada por Dios para preservar de la seducción y del ultraje a las vírgenes y viudas de su tiempo y guiarlas a la celeste esfera de los mártires coronados. Cumplió su misión con maravillosa fuerza y empeño. Se le había dado por guía especial al Arcángel Rafael, y él le manifestó la misión que se le había confiado. La misericordia de Dios no quería que en aquella época de destrucción, tantas vírgenes y viudas que caían indefensas en manos de los bárbaros, a causa de sangrientas guerras, fuesen infelices presas de total ruina espiritual; por eso debieron antes morir como inocentes vírgenes que caer en pecado y perderse eternamente. Úrsula era muy decidida y rápida en sus movimientos; de estatura alta y robusta complexión; su aspecto no era hermoso, pero severo, y sus maneras varoniles. Cuando sufrió el martirio tenía treinta y tres años de edad.

 

La he visto siendo niña en la casa de su padre Deonoto y de su madre Geruma en una ciudad de Inglaterra. La casa estaba situada en una calle larga; tenía escalones delante de la puerta y en la calle una reja de hierro con botones amarillos: era semejante a la casa de Benito, en Italia, que tenía también rejas y canceles de bronce. Úrsula tenía diez compañeras de juego que se reunían con ella todos los días antes y después del medio día para correr en desafío divididas en dos escuadras, dentro de un recinto rodeado de muros; a veces luchaban al parecer apretándose las manos o lanzando a distancia picas o lanzas. No todas estas jóvenes eran cristianas; pero Úrsula y sus padres ya lo eran. Úrsula era tenida como guía de sus compañeras y todo lo que hacía con ellas era por sugestión de su ángel Custodio. Los padres consideraban todo esto con alegría. En aquella época Maximiano dominaba la isla de Inglaterra como jefe; era pagano y no sé ahora si era marido de Otilia, hermana mayor de Úrsula, pero sé que Otilia estaba casada, mientras Úrsula se había consagrado al Señor. Vi que un poderoso guerrero y noble Señor se llego al padre de Úrsula, porque había oído hablar de sus ejercicios, y quería presenciarlos. El padre quedó contrariado y tentó todas las formas de evitar el encuentro. He visto que aquel hombre, a quien el padre de Úrsula no osaba contrariar, se adelantó para presenciar las destrezas de las jóvenes y como quedó admirado de la habilidad y de la presencia de Úrsula, la desease por esposa. Sus compañeras debían ser esposas de su gente de armas y de sus oficiales y debían habitar mas allá de los mares, en tierras aun muy despobladas.

 

Pensé en Bonaparte (Napoleón) que así daba jóvenes por esposas a sus oficiales. He visto la gran turbación del padre y el espanto de la hija cuando supieron la irrecusable propuesta del noble guerrero. Úrsula fué de noche al lugar donde practicaba ejercicios, y allí clamó, en fervorosa oración, al Señor. Se le apareció el Arcángel Rafael y la consoló diciendo que debía exigir para cada una de aquellas vírgenes otras tantas compañeras y pedir un plazo de tres años para ejercitarse en ciertas naves en toda clase de maniobras de agilidad y de lucha. Por lo demás debía tener confianza en el Señor, que la ayudaría para mantener intacto el voto de virginidad. Le dijo también que debía convertir durante esos tres años a todas sus compañeras a la fe cristiana, prometiéndole de parte de Dios su protección. He visto que Úrsula dijo todas estas cosas a su padre, el cual se las comunico al pretendiente, que consintió en la propuesta. Úrsula y sus diez compañeras obtuvieron entonces a otras diez jóvenes como asociadas y las primeras debían ser las guías de las recién agregadas. El padre les hizo armar cinco pequeñas naves y sobre cada una de ellas había veinte niños con algunos marineros que los instruían en el manejo y adiestramiento sobre cubierta. Practicaba toda suerte de ejercicios sobre sus naves, primeramente en el rio, luego en la orilla del mar y finalmente en el mar. Ellas guiaban las naves, se perseguían, se separaban, se pasaban de una nave a otra y hacían otros ejercicios semejantes. He visto que mucha gente acudía a ver el espectáculo de tales destrezas; el padre y el pretendiente miraban desde la orilla y éste especialmente se mostraba orgulloso pensando que tendría con el tiempo por esposa a una mujer tan resuelta y tan digna por su valor de un guerrero como él. Después he visto que aquellas jóvenes continuaron sus ejercicios solas y sin ningún hombre que las ayudase. Solo había quedado Bertrando, el confesor, con otros dos eclesiásticos. Durante este tiempo Úrsula había convertido ya a todas sus compañeras, que fueron bautizadas por los sacerdotes; he visto que su confianza en Dios y su firmeza se habían aumentado esperando que el Señor realizaría las promesas hechas. Había allí hasta niñas de doce años en las naves que se habían hecho bautizar. Otras veces las veía bajar a tierra y proseguir sus ejercicios de marinería. Todo esto lo hacían mezclando preces, oraciones y cantos, con valor y entera libertad. La gravedad y el valor de Úrsula eran sorprendentes. Las jóvenes estaban con vestiduras que llegaban hasta las rodillas. Calzaban sandalias; tenían el pecho defendido, y estaban cubiertas con vestidos ajustados, pero muy esbeltos. Tenían en parte los cabellos sueltos y entrelazados sobre la cabeza; otras llevaban en la cabeza pañuelos que terminaban sobre los hombros. En sus juegos de lucha usaban astas livianas, sin punta.

 

He visto que cuando iban terminando los tres años de plazo aquellas jóvenes eran de un solo corazón y de una sola alma. Cuando después estuvieron a punto de ponerse en viaje para ir a las tierras donde debían ser esposas de los guerreros, y se despidieron de sus padres, Úrsula estaba en oración. Entonces se le puso delante una figura luminosa, la cual le dijo que debía confiar plenamente en Dios; que el Señor había determinado que muriesen todas mártires, como vírgenes puras y esposas suyas; que debía difundir la fe de Cristo por todas partes donde la guiase el Señor y que por su medio muchas otras vírgenes se verían libres de ser deshonradas por los paganos y llegarían como mártires al cielo. El ángel le dijo que ella, con una parte de las compañeras, debía llegar a Roma. Confió todas estas cosas a las otras diez vírgenes que con ella capitaneaban a las demás, y quedaron muy consoladas. Pero vi también que muchas otras vírgenes se mostraban desanimadas y se quejaban contra Úrsula, alegando que como podrían ser esposas de Jesucristo siendo que iban a ser entregadas para esposas terrenas. Ella pasó por todas las naves y les habló del sacrificio de Abrahám y de su hijo Isaac, y como Dios intervino maravillosamente en este sacrificio: también Dios iba a intervenir para que pudieran ofrecer una víctima pura y perfecta. Les dijo que las que no se sentían animosas, dejaran las naves; pero todas se sintieron fuertes y permanecieron fieles. Cuando zarparon de las costas de Inglaterra, creyendo que iban a las tierras de sus futuros maridos, he aquí que una tempestad separó las naves de las jóvenes de las que las acompañaban y las llevó hacía las costas de Holanda. No fué posible usar remos ni velas y cuando se acercaron a las costas el mar se levantó en olas muy peligrosas. Cuando llegaron a tierra por primera vez se vieron rodeadas por un pueblo grosero y salvaje, que se apoderó de ellas. Úrsula se adelantó a ellos, animosa, y pudieron volver a las naves, después que les habló con energía. Cuando dejando el mar empezaron a remontar el rio Rin, encontraron una ciudad donde sufrieron angustias y agravios. Úrsula habló en nombre de todas y respondió por todas. Como algunos mas osados tentaran poner las manos sobre ellas, éstas se dispusieron valerosamente a la defensa y obtuvieron protección del cielo. Vi que sus opresores quedaron paralizados y nada hicieron en su daño. En el resto del viaje se le asociaron muchas otras vírgenes y viudas con sus hijos. Antes que hubiesen llegado a Colonia fueron muchas veces detenidas e interrogadas por grupos de observadores de pueblos feroces que habitaban en aquellas orillas: con amenazas les preguntaban a donde iban y qué querían. Era siempre Úrsula la que respondía por todas y exhortaba luego a las compañeras a remar y a proseguir el viaje con nuevo ardor. De este modo, incólumes y sin ofensa, llegaron a Colonia. Había aquí una pequeña comunidad cristiana con iglesia, donde se detuvieron por algún tiempo, y las viudas y jóvenes que se les habían agregado quedaron allí permanentemente. Úrsula las exhortó a todas a sufrir mas bien el martirio como vírgenes y matronas cristianas, que tolerar la violencia de los bárbaros paganos. Las que quedaron se esparcieron por el país y permanecieron fieles a los sentimientos y a las exhortaciones de Úrsula. Ella navegó con cinco naves hacía Basilea, donde muchas de sus compañeras quedaron con las naves y ella, con cuarenta personas, entre las cuales iban algunos sacerdotes y guías, se encamino a Roma. Iban como peregrinos en procesión atravesando lugares desiertos y ásperas montañas. Rezaban y cantaban salmos, y donde acampaban Úrsula les hablaba de las castas nupcias con Jesús y de la pura muerte de las vírgenes cristianas. Por todas partes encontraban gente que se asociaba por algún tiempo a ellas, y luego se separaban.

 

En Roma visitaron los lugares de martirios y las tumbas de los mártires. A causa de los vestidos mas bien cortos y de los modos mas bien libres a que se habían acostumbrado en sus años de ejercicios, fueron advertidas, y desde entonces se cubrieron con vestidos y mantos mas largos. El Papa León el Magno quiso ver a Úrsula; la examinó, interrogándola sobre varias cosas. Ella le confió el secreto de su misión y le manifestó sus visiones y con mucha humildad y obediencia escuchó las exhortaciones del Papa. El Pontífice le dió, con su bendición, muchas reliquias de Santos. En el viaje de retorno se unieron a Úrsula el obispo Ciriaco, un sacerdote de Egipto de nombre Pedro, y un sacerdote de la ciudad nativa de San Agustín, nieto de aquel hombre que donó al santo los terrenos donde fundó monasterios, dotándolos de algunas rentas. Estos eclesiásticos acompañaron a Úrsula y a sus vírgenes principalmente por motivo de las preciosas reliquias que llevaban. Úrsula llevo a Colonia un fragmento de hueso de San Pedro, el cual es reconocido aun por tal, aunque se ignora el origen del mismo. Asimismo llevo reliquia de San Pablo; cabellos de San Juan Evangelista y un fragmento de la vestidura que lo cubría cuando fué metido en la caldera de aceite hirviente. Cuando llegaron a Basilea fueron tantos y tantos los que se le unieron que navegaban en once barcos hacía Colonia.

 

Los Hunos se habían apoderado por entonces de la ciudad de Colonia y todo estaba en la mayor confusión y desorden. Mientras estaban aún lejos de Colonia, el Arcángel Rafael se apareció de nuevo a Úrsula y le anunció la próxima corona del martirio y la instruyó en todo lo que debía hacer; le dijo, entre otras cosas, que se resistiera hasta tanto todas las compañeras fueran bautizadas y convenientemente dispuestas. Úrsula comunicó esta visión a sus compañeras mas decididas y fieles, y todas se dirigieron pidiendo auxilio al Señor. Estando ya a poca distancia de Colonia, fueron recibidas con gritos salvajes por tropas de Hunos que lanzaban sus flechas sobre las naves. Remaron navegando rápidamente más allá de la ciudad, y no hubieran bajado a tierra a no haber dejado allí a muchas de sus compañeras. A una hora de distancia de Colonia desembarcaron y se reunieron en una pequeña llanura entre matorrales y formaron una especie de campamento. He visto que allí muchas de las que habían quedado y otras mujeres se unieron a ellas. Úrsula y los sacerdotes instruíanlas divididas en grupos y las preparaban a la lucha por la fe. He visto a los Hunos acercarse y a sus jefes tratar con Úrsula. Pretendían a la fuerza escogerse a algunas jóvenes y dividírselas entre ellos. Las heroicas jóvenes se reunieron y se defendieron; con ellas se habían reunido también muchos habitantes de la ciudad y de los contornos, oprimidos por los invasores. Otros que se habían hecho amigos de las vírgenes que habían quedado en el primer viaje de Úrsula, determinaron proteger aquella colonia de jóvenes, y comenzaron a luchar y a defenderse con astas y palos y con toda clase de armas que encontraban a mano. Esta resistencia le había sido ordenada por el ángel a Úrsula para ganar tiempo y preparar a todas las compañeras al martirio. Durante la lucha por la resistencia he visto a Úrsula correr por las escuadras dispuestas mas atrás, hablar y orar con gran celo, mientras los sacerdotes bautizaban a las que no eran aun cristianas, ya que para esto se habían agregado muchas jóvenes y mujeres paganas. Cuando estuvieron todas bautizadas y dispuestas al martirio y que los enemigos las habían rodeado por todas partes, cesaron en la defensa y se prepararon al martirio, cantando alabanzas al Señor. Los enemigos comenzaron a herirlas con clavas y a traspasarlas con lanzas.

 

He visto caer una fila entera de vírgenes traspasadas por los dardos de los Hunos, que las habían cercado; entre ellas había una de nombre Edit, de la cual poseo una reliquia. Úrsula fué traspasada por una lanza. Entre los cuerpos que cubrían el campo de martirio, además de las vírgenes que habían venido de Inglaterra, había muchas mujeres y doncellas que de varias partes se habían juntado a ellas, como también sacerdotes venidos de Roma y otros hombres, y algunos de los enemigos. Muchas otras fueron masacradas a bordo de las mismas naves. Córdula no había ido con Úrsula a Roma, sino que había quedado en Colonia, donde gano a muchos a la fe cristiana. Durante la persecución se había mantenido oculta por temor. Luego se presentó y se juntó a las compañeras para ser martirizada. Los Hunos querían a toda costa retenerla a ella como a otras compañeras; pero hicieron tanta resistencia a sus pretensiones, que al fin las ataron las unas a las otras por el brazo, y dispuestas en línea las traspasaron con flechas. Cantando alegremente, como si fueran a las bodas, sufrieron el martirio. Muchas otras se presentaron a los Hunos confesando su fe cristiana y fueron en diversos lugares masacradas. No mucho después, los Hunos se fueron de Colonia. Los cuerpos de los mártires fueron recogidos en el lugar del martirio, llevados cerca de Colonia y sepultados en un recinto. Se hicieron vastas excavaciones, fueron murados muchos subterráneos y las sagradas reliquias, distribuidas ordenadamente, fueron conservadas piadosamente.

 

Los barcos de estas jóvenes eran muy hermosos, muy ligeros, abiertos, con galerías en torno, guarnecidas con banderitas; tenían un mástil y un borde sobresaliente. Para remar las mujeres se sentaban en bancos que servían también para dormir. Nunca había visto barcos pequeños tan bien dispuestos. En la época en que Úrsula partió de Inglaterra, vivían en Francia los santos obispos Germano y Lupo. El primero visito a Santa Genoveva, que había llegado a los doce años de edad. Cuando Germano y Lupo fueron a Inglaterra para luchar contra las herejías, consolaron a los padres de Úrsula y de las otras vírgenes, que estaban afligidos por la ausencia de sus hijas. A los Hunos los he visto, en su mayor parte, con las piernas desnudas. Usaban anchos jubones con largas correas de cuero, que les cubrían la parte inferior del cuerpo y largos mantos que llevaban enrollados sobre las espaldas.

(*) Alberto Gereon Stein, Párroco de Santa Úrsula, Colonia, recogió en su libro Die Ursula und Ihre Gesellschaft-Bachem (1879) todos los datos y pruebas sobre la Santa, llegando a las conclusiones siguientes: 1° Ursula es hija de un rey de Gran Bretaña y conductora de las comperas; 2° El número de las mártires es de once mil y eran de Gran Bretaña; 3° Fueron martirizadas por los Hunos que entonces devastaban la Germania, Galia e Italia.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Pedro Capucci, Beato Presbítero Dominico, Octubre 21  

Pedro Capucci, Beato

Presbítero Dominico

Martirologio Romano: En la ciudad de Cortona, en la Toscana, beato Pedro Capucci, presbítero de la Orden de Predicadores, el cual, meditando sobre la muerte, se ejercitó en la vida espiritual y con su predicación exhortó a los fieles a evitar la muerte eterna (1445).

Poseemos muy pocos datos acerca de la vida del Beato Pedro, debido a que los archivos del convento de Cortona, donde vivió la mayor parte de su vida, quedaron destruidos durante un incendio.

Nació en Tiferno (Cita di Castello), en 1390 en el seno de la familia Capucci. A los quince años tomó el hábito de Santo Domingo. En el convento de Cortona, donde hizo el noviciado bajo la dirección del Beato Lorenzo de Ripafratta, conoció a San Antonino y a Fray Angélico.

El Beato Lorenzo le recomendó que se dedicase más bien a la contemplación que a la acción, pero las lecciones del Breviario hacen notar que Pedro estaba siempre pronto a ejercitar los ministerios sacerdotales con cuantos se lo pidiesen, tanto dentro como fuera del monasterio.

Se refieren varios milagros obrados por este beato. Una vez, encontró en la calle a un hombre de mala vida y le detuvo para decirle: "¿Qué maldad estás tramando?, ¿Cuánto tiempo vas a seguir añadiendo pecado sobre pecado? No te quedan más que veinticuatro horas de vida, al fin de las cuales, tendrás que dar cuenta a Dios de tus actos". El hombre se intranquilizó, pero no hizo caso. Aquella misma noche sufrió un grave accidente y, en seguida mandó llamar al Beato Pedro, con quien se confesó humildemente antes de morir.

El beato solía predicar con una calavera en la mano.
Su culto fue confirmado por Pío VII.

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Bertoldo de Parma, Santo Hermano Lego, Octubre 21  

Bertoldo de Parma, Santo

Hermano Lego

Etimología: Bertoldo = El jefe explendido. Viene de la lengua alemana.

Fue un hermano lego del siglo XII.

Lego es aquel miembro de una Orden religiosa que no es sacerdote.

Entre los nombres grandes de este día, están santa Ursula y compañeras muertas en Colonia por defender su virginidad.

Bertoldo provenía de una familia extranjera que se había establecido en Parma, en la que nació y murió en el año 1106.

El padre era inglés y la madre bretona. Vivían en Italia como pobres artesanos en el trabaja que les salía.

Llegaron a Italia huyendo de las invasiones normandas que hacían estragos en Inglaterra.
Al principio se establecieron en Milán. El padre comenzó a trabajar de zapatero.

La vida era dura. Entonces emigraron a Parma en donde nació Bertoldo en el 1072.

A los siete años trabajaba ayudando a su padre arreglando zapatos. A los 12 sintió que Dios le llamaba para vivir en una Orden religiosa entregado plenamente a Dios.

El padre le ponía dificultades, pues había puesto grandes esperanzas en su amado hijo.

Bertoldo tenía una idea clara de su vocación y al mismo tiempo muy firme. Se fue al convento de los monjes benedictinos. Vivió la Regla con puntualidad y celo. Era obediente y humilde. Fue como peregrino a Roma y a Francia.
Hizo numerosas curaciones.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Juan Thwing de Bridlington, Santo Monje, Octubre 21  

Juan Thwing de Bridlington, Santo

Monje

Martirologio Romano: En Bridlington, en Inglaterra, san Juan, presbítero, prior del monasterio de Canónigos Regulares de San Agustín, célebre por su oración, austeridad y bondad.

Aunque se ha dicho que Santo Tomás de Hereford fue el último santo inglés de la Edad Media (Osmundo, canonizado en 1457, era normando), se conserva todavía la bula de 1401 por la que Bonifacio IX canonizó a Juan de Bridlington. Los canónigos regulares de Letrán (10 de octubre) y la diócesis Midlesbrough, celebran su fiesta en la actualidad.

Suele llamársele también de Thwing, porque nació en dicha población de la costa de Yorkshire, cerca de Bridlington en 1319.

Lo poco que sabemos sobre la vida del santo no es de interés excepcional. Cuando tenía unos diecisiete años, fue a estudiar en Oxford, donde pasó dos años. Después tomó el hábito religioso en el monasterio de los canónigos regulares de San Agustín de Bridlington.

Poco a poco progresó en el dominio de sí mismo y en la experiencia de las cosas espirituales. Ocupó sicesivamente los cargos de director del coro, de bodeguero y de prior de su monasterio. La primera vez que fue elegido prior, consiguió a fuerza de protestas que le dispensasen del cargo, pero la segunda vez que el oficio quedó vacante, sus hennanos le obligaron a aceptarlo.

La vida de oración de San Juan mostraba hasta qué punto se dejaba guiar por el espíritu de Dios. La prudencia, la paz y la mansedumbre, fueron los principales frutos de su virtud. Cuando llevaba ya diecisiete años de prior y se había ganado la estima de todos, Dios le llamó a Sí, el 10 de octubre de 1379.

El autor de su biografía menciona muchos de los milagros obrados por San Juan. Tomás de Walsingham afirma que, por orden del Papa Bonifacio IX, Ricardo Scrope, el venerable arzobispo de York, asistido por los obispos de Lincoln y Carlisle, trasladó sus reliquias a un hermoso santuario. La traslación tuvo lugar el 11 de marzo de 1404. El santuario se convirtió en sitio de peregrinación. Uno de los que lo visitaron fue el rey Enrique V, quien atribuyó la victoria de Agincourt a la intercesión de San Juan de Bridlington y de San Juan de Beverley. La iglesia del monasterio gobernado por San Juan de Bridlington es actualmente la parroquia anglicana de la misma población.

En el calendario de los Canónigos Regulares de San Agustín se lo recuerda el 9 de octubre, y antiguamente el santoral lo recordaba el 11 de octubre.

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Fuente: Vatican.va
Laura de Santa Catalina de Siena, Beata Religiosa fundadora, 21 de octubre  

Laura de Santa Catalina de Siena, Beata

Fundadora de la Congregación de las Hermanas Misioneras
de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena
(Misioneras de María)

Martirologio Romano: En el lugar de Belencito, cerca de Medellín, en Colombia, beata Laura de Santa Catalina de Siena Montoya y Upeguí, virgen, que, con notable suceso, se dedicó a anunciar el Evangelio entre los pueblos indígenas que aún desconocían la fe en Cristo y fundó la Congregación de las Hermanas Misioneras de María

Etimología: Laura = Aquella que triunfa, viene de la lengua latina

La Madre Laura de Santa Catalina de Siena (Laura Montoya Upegui), estando aquí, en la Basílica de San Pedro en el mes de noviembre del año 1930, después de una viva oración eucarística escribe: "Tuve fuerte deseo de tener tres largas vidas: La una para dedicarla a la adoración, la otra para pasarla en las humillaciones y la tercera para las misiones; pero al ofrecerle al Señor estos imposibles deseos, me pareció demasiado poco una vida para las misiones y le ofrecí el deseo de tener un millón de vidas para sacrificarlas en las misiones entre infieles! Mas, ¡he quedado muy triste! y le he repetido mucho al Señor de mi alma esta saetilla: ¡Ay! Que yo me muero al ver que nada soy y que te quiero!".

Esta gran mujer que así escribe, la Madre Laura Montoya, maestra de misión en América Latina, servidora de la verdad y de la luz del Evangelio, nació en Jericó, Antioquia, pequeña población colombiana, el 26 de Mayo de 1874, en el hogar de Juan de la Cruz Montoya y Dolores Upegui, una familia profundamente cristiana. Recibió las aguas regeneradoras del Bautismo cuatro horas después de su nacimiento. El sacerdote le dio el nombre de María Laura de Jesús. Dos años tenía Laura cuando su padre fue asesinado, en cruenta guerra fratricida por defender la religión y la patria. Dejó a su esposa y sus tres hijos en orfandad y dura pobreza, a causa de la confiscación de los bienes por parte de sus enemigos. De labios de su madre, Laura aprendió a perdonar y a fortalecer su carácter con cristianos sentimientos.

Desde sus primeros años, su vida fue de incomprensiones y dolores. Supo lo que es sufrir como pobre huérfana, mendigando cariño entre sus mismos familiares. Aceptando con amor el sacrificio, fue dominando las dificultades del camino. La acción del Espíritu de Dios y la lectura espiritual especialmente de la Sagrada Escritura, la llevaron por los caminos de la oración contemplativa, penitencia y el deseo de hacerse religiosa en el claustro carmelitano. Tenía sed de Dios y quería ir a El "como bala de cañón ".

Esta mujer admirable crece sin estudios, por las dificultades de pobreza e itinerancia a causa de su orfandad, hasta la edad de 16 años cuando ingresa en la Normal de Institutoras de Medellín, para ser maestra elemental y de esta manera ganarse el sustento diario. Sin embargo, llega a ser una erudita en su tiempo, una pedagoga connotada, formadora de cristianas generaciones, escritora castiza de alto vuelo y sabroso estilo, mística profunda por su experiencia de oración contemplativa.

En 1914, apoyada por monseñor Maximiliano Crespo, obispo de Santa Fe de Antioquia, funda una familia religiosa: Las Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Sena, obra religiosa que rompe moldes y estructuras insuficientes para llevar a cabo su ideal misionero según lo expresa en su Autobiografía: Necesitaba mujeres intrépidas, valientes, inflamadas en el amor de Dios, que pudieran asimilar su vida a la de los pobres habitantes de la selva, para levantarlos hacia Dios

MAESTRA CATEQUISTA DE LOS INDIOS

Su profesión de maestra la llevó por varias poblaciones de Antioquia y luego al Colegio de La Inmaculada en Medellín. En su magisterio no se contenta con el saber humano sino que expone magistralmente la doctrina del Evangelio. Forma con la palabra y el ejemplo el corazón de sus discípulas, en el amor a la Eucaristía y en los valores cristianos. En un momento de su trayectoria como maestra, se siente llamada a realizar lo que ella llamaba "la Obra de los indios": En 1907 estando en la población de Marinilla, escribe: "me vi en Dios y como que me arropaba con su paternidad haciéndome madre, del modo más intenso, de los infieles. Me dolían como verdaderos hijos". Este fuego de amor la impulsa a un trabajo heroico al servicio de los indígenas de las selvas de América.

Busca recursos humanos, fomenta el celo misionero entre sus discípulas, escoge cinco compañeras a quienes prende el fuego apostólico de su propia alma. Aceptando de antemano los sacrificios, humillaciones, pruebas y contradicciones que se ven venir, acompañadas por su madre Doloritas Upegui, el grupo de "Misioneras catequistas de los indios" sale de Medellín hacia Dabeiba el 5 de Mayo de 1914. Parten hacia lo desconocido, para abrirse paso en la tupida selva. Van, no con la fuerza de las armas, sino con la debilidad femenina apoyada en el Crucifijo y sostenida por un gran amor a María la Madre y Maestra de esta Obra misionera. "Ella, la Señora Inmaculada me atrajo de tal modo, que ya me es imposible pensar siquiera en que no sea Ella como el centro de mi vida". La celda carmelitana, objeto de sus ansias en el tiempo de su juventud, le pareció demasiado fría ante aquellas selvas pobladas de seres humanos sumidos en la infidelidad, pero amados tiernamente por Dios. "Siento la suprema impotencia de mi nada y el supremo dolor de verte desconocido, como un peso que me agobia".

Comprende la dignidad humana y la vocación divina del indígena. Quiere insertarse en su cultura, vivir como ellos en pobreza, sencillez y humildad y de esta manera derribar el muro de discriminación racial que mantenían algunos líderes civiles y religiosos de su tiempo. La solidez de su virtud fue probada y purificada por la incomprensión y el desprecio de los que la rodeaban, por los prejuicios y las acusaciones de algunos prelados de la iglesia que no comprendieron en su momento, aquel estilo de ser "religiosas cabras", según su expresión, llevadas por el anhelo de extender la fe y el conocimiento de Dios hasta los más remotos e inaccesibles lugares, brindando una catequesis vivencial del Evangelio. Su Obra misionera rompió esquemas, para lanzar a la mujer como misionera en la vanguardia de la evangelización en América latina. El quemante "SITIO"- Tengo sed- de Cristo en la Cruz , la impulsa a saciar esta sed del crucificado :"¡Cuánta sed tengo! ¡Sed de saciar la vuestra Señor! Al comulgar nos hemos juntado dos sedientos: Vos de la gloria de vuestro Padre y yo de la de vuestro corazón Eucarístico! Vos de venir a mí, y yo de ir a Vos"

Mujer de avanzada, elige como celda la selva enmarañada y como sagrario la naturaleza andina, los bosques y cañadas, la exuberante vegetación en donde encuentra a Dios. Escribe a las Hermanas: "No tienen sagrario pero tienen naturaleza; aunque la presencia de Dios es distinta, en las dos partes está y el amor debe saber buscarlo y hallarlo en donde quiera que se encuentre."

Redacta para ellas las "Voces Místicas", inspirada en la contemplación de la naturaleza, y otros libros como el Directorio o guía de perfección, que ayudan a las Hermanas a vivir en armonía entre la vida apostólica y la contemplativa. Su Autobiografía es su obra cumbre, libro de confidencias íntimas, experiencia de sus angustias, desolaciones e ideales, vibraciones de su alma al contacto con la divinidad, vivencias de su lucha titánica por llevar a cabo su vocación misionera. Allí muestra su "pedagogía del amor", pedagogía acomodada a la mente del indígena, que le permite adentrarse en la cultura y el corazón del indio y del negro de nuestro continente.

La Madre Laura centra su Eclesiología en el amor y la obediencia a la Iglesia. Vive para la Iglesia a quien ama entrañablemente, y para extender sus fronteras no mide dificultades, sacrificios, humillaciones y calumnias.

Esta infatigable misionera, pasó nueve años en silla de ruedas sin dejar su apostolado de la palabra y de la pluma. Después de una larga y penosa agonía, murió en Medellín el 21 de octubre de 1949. A su muerte dejó extendida su Congregación de Misioneras en 90 casas distribuidas en tres países, con un número de 467 religiosas. En la actualidad las Misioneras trabajan en 19 países distribuidas en América, África y Europa.

Por todo lo que vivió hizo y significo la Madre Laura en su época y por todo lo que seguirá significando para la sociedad, la Congregación y la Iglesia, hoy la Congregación por ella fundada se llena de alegría al ver concretizado y culminado su proceso de Beatificación, abierto el 4 de julio de 1963, en la capilla de la Curia Arquidiocesana de Medellín, en el cual se nombró el tribunal eclesiástico para buscar diligentemente los escritos de la Sierva de Dios Laura Montoya Upegui, instruir el proceso informativo sobre su fama de santidad, virtudes en general y posibles milagros realizados por la Sierva de Dios. Hoy este proceso que duro cuarenta años ha llegado a su culminación, cuando el 25 de abril de 2004, SS.
Juan Pablo II la proclamara beata de la Iglesia.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Celina (Celia o Cilina) de Laon, Santa Madre de San Remigio, Octubre 21  

Celina (Celia o Cilina) de Laon, Santa

Madre de San Remigio de Reims

Martirologio Romano: En Laon, ciudad de la Galia, santa Cilina, madre de los santos obispos Principio de Soissons y Remigio de Reims (post 458).

Etimología: Celina = que viene del cielo, viene de la lengua latina


Lo mismo que Santa Silvia, madre del Papa Gregorio el Grande, y muchas otras madres de santos que también alcanzaron la santidad, Celina fue famosa a causa de su hijo, puesto que dio al mundo ese gran santo, Remigio o Remi, obispo de Reims.

De acuerdo con el pseudo Venancio Fortunato, Celina y su esposo pertenecían a la nobleza. En cierta ocasión, un monje llamado Montano, que tres veces consecutivas había recibido un aviso celestial en sueños, vaticinó a Celina que daría a luz un hijo que llegaría a ser un hombre de grandísimos méritos. A su debido tiempo, Remigio vino al mundo.

Hinemar de Reims complementó estos datos tan escasos en el siglo nueve: Celina y Emilio, su marido, habían tenido dos hijos: Principio, quien llegó a ser obispo de Soissons, y su hermano Emilio, quien a su vez tuvo un hijo, Lupo, sucesor de su tío Principio en la sede de Soissons, a la que gobernó hasta la muerte de Remigio (Duchesne, Fastes Episcopaux, vol. III, 1915, pp. 89-90).

Cuando el monje Montano anunció el nacimiento del niño, Celina quedó desconcertada, puesto que tanto ella como su marido ya eran entrados en años. Pero Montano, que era ciego, reiteró su profecía y aun agregó estas palabras: "Cuando hayas parido al niño cuyo nacimiento te anuncio, me frotarás los ojos con unas gotas de la leche de tus pechos y así recuperaré la vista". Fue el propio Remigio, a los pocos días de nacido, quien puso su manecita mojada con la leche del pecho de su madre, en los ojos de Montano, y éste obtuvo la gracia de volver a ver. Hinemar hace la advertencia de que, al nacer, Remigio quedó limpio de toda culpa por obra del Espíritu Santo. Había sido concebido "en la iniquidad, como todo hombre", pero contrariamente a lo que sucede en la condición humana, "su madre no lo parió en los delitos de la prevaricación, sino en la gracia de la remisión". Por esa razón, Remigio se asemejaba a San Juan Bautista (Luc. 1, 15) y a Isaac (Gen. XVII, .Nació en el país de Laon y se le impuso el nombre de Remigio porque estaba destinado a regir, a dirigir la nave de su Iglesia a merced de las olas tempestuosas y también sería el "Remedio" (otro significado de su nombre) tconra la justa cólera de Dios o bien contra la ferocidad de los paganos.

Luego de cursar breves estudios en los que destacó sobremanera, Remigio tuvo deseos de imitar el ejemplo del monje Montano, se retiró al convento y se separó para siempre de Celina. De acuerdo con uno de los párrafos del testamento de San Remigio, su madre había sido sepultada en Labrinacum (Lavergny), cerca de Laon, en el Aisne. La traslación de sus restos a Laon, según Molanus y Vermeulen, los editores del Martirologio de Usuardo (ed. Du Sollier, Anvers, 1714, p. 194) tuvo lugar un 5 de abril.

Actualmente, en la diócesis de Reims se conmemora a Santa Celina el 22 de octubre.

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Fuente: Achidiócesis de Madrid
Hilarión de Gaza, Santo Eremita, Octubre 21  

Hilarión de Gaza, Santo

Eremita

Martirologio Romano: En la isla de Chipre, san Hilarión, abad, que, siguiendo las huellas de san Antonio, primero llevó vida solitaria cerca de la ciudad de Gaza y después fue fundador y ejemplo de la vida eremítica en esta región (c. 371).

Etimología: Hilarión = Aquel que sonríe, viene de la lengua latina
.

Conocemos su vida por el testimonio de muy antiguos escritores, sobre todo por
San Jerónimo, en su Vita Patrum.

Nació en Tabatha, cerca de Gaza, en Palestina, de familia pagana y rica. Como había muchos bienes, fue a estudiar a Alejandría, emporio del saber humano del tiempo. Allí, entre la vida blanda pagana, el eclecticismo en las doctrinas, el lujo de los palacios, las diatribas en el foro y el bullicio de los mercados, conoció a los cristianos de la comunidad fundada por San Marcos, cuna del gran orador San Atanasio, su contemporáneo. Recibió el don de la fe y se bautizó, sin duda ayudado por la influencia y ejemplo de los buenos discípulos de Jesucristo.

Toma la fe recibida con todas las consecuencias. Esta es la diferencia entre los mediocres y los santos. Cuando oyó hablar del abad Antonio, lo busca en el delta del Nilo, en la Arcadia, convive un tiempo con él y se siente llamado por Dios a imitarle en la vida de oración, cabalgando con la soledad y la penitencia por amor a Jesucristo. Por eso, a su vuelta al hogar paterno, cuando sus padres han muerto y es dueño de una pingüe herencia, nada dificulta el arranque de su nuevo proyecto de vida.

Es la hora de "vender" lo que se tiene y de "darlo" a los pobres para tener un "tesoro en el cielo". Pobreza extrema en el retiro de Majuma, oración profunda, penitencia grande, ayunos, consejos a quien lo pide y servicio amplio al necesitado hasta el milagro.
Tiene deseos de huir del aura popular que lo rodea, ansía la soledad y la busca, embarcándose para Sicilia; pero allí también sus milagros le delatan.

El retorno a Alejandría es inútil porque la persecución de Juliano el Apóstata ha destruido, en el año 362, el monasterio de Majuma. Se traslada a Dalmacia donde se le une Hesiquio. Vivió sus últimos cinco años en Chipre entre paganos que no le facilitan en nada la existencia, pero le respetan por su virtud y por curar al jefe con un milagro. Sintiéndose morir, deja escrito al discípulo Hesiquio que le entrega sus bienes en herencia: el Evangelio, su túnica, su cogulla y un pequeño manto.
¿Se valora hoy la herencia de quien fue rico y es santo?

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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