martes, 16 de diciembre de 2014

[ † ] Miércoles de San José. 17/12/2014. San Josep ¡ruega por nosotros!

JA

JMJ

Pax

Lectura del santo Evangelio según san Mateo (1, 1-17)

Gloria a ti, Señor.

Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos; Judá engendró de Tamar a Fares y a Zará; Fares a Esrom, Esrom a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró de Rajab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, Obed a Jesé, y Jesé al rey David.

David engendró de la mujer de Urías a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abiá, Abiá a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatam, Joatam a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías a Manasés, Manasés a Amón, Amón a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos durante el destierro en Babilonia. Después del destierro en Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquim, Eliaquim a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.

De modo que el total de generaciones, desde Abraham hasta David, es de catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, es de catorce, y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, es de catorce.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). ¿Qué pensaríamos de un cónyuge que le dice a su pareja: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

Ven, Señor, rey de justicia y de paz

Feria de Adviento: día 17

Que bendigan al Señor eternamente

Antífona de Entrada

Alégrense los cielos y regocíjese la tierra, porque vendrá el Señor y tendrá misericordia de sus pobres.

Oración Colecta

Oremos:

Dios nuestro, creador y redentor de los hombres, que quisiste que tu Verbo eterno tomara carne en el seno de la siempre Virgen María, escucha nuestras súplicas y concédenos que tu Hijo, que ha tomado nuestra naturaleza humana, nos haga participantes de su naturaleza divina.

Por nuestro Señor Jesucristo…

Amén.

Primera Lectura

Lectura del libro del Génesis (49, 2.8-10)

En aquellos días, Jacob llamó a sus hijos y les habló así: "Acérquense y escúchenme, hijos de Jacob; escuchen a su padre, Israel. A ti, Judá, te alabarán tus hermanos; pondrás la mano sobre la cabeza de tus enemigos; se postrarán ante ti los hijos de tu padre.

Cachorro de león eres, Judá: has vuelto de matar la presa, hijo mío, y te has echado a reposar, como un león. ¿Quién se atreverá a provocarte? No se apartará de Judá el cetro, ni de sus descendientes, el bastón de mando, hasta que venga aquel a quien pertenece y a quien los pueblos le deben obediencia".

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 71

Ven, Señor, rey de justicia y de paz.

Comunica, Señor, al rey tu juicio y tu justicia, al que es hijo de reyes; así tu siervo saldrá en defensa de tus pobres y regirá a tu pueblo justamente.

Ven, Señor, rey de justicia y de paz.

Justicia y paz ofrecerán al pueblo las colinas y los montes. El rey hará justicia al oprimido y salvará a los hijos de los pobres.

Ven, Señor, rey de justicia y de paz.

Florecerá en sus días la justicia y reinará la paz, era tras era. De mar a mar se extenderá su reino y de un extremo al otro de la tierra.

Ven, Señor, rey de justicia y de paz.

Que bendigan al Señor eternamente y tanto como el sol, viva su nombre. Que sea la bendición del mundo entero y lo aclamen dichoso las naciones.

Ven, Señor, rey de justicia y de paz.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.

Sabiduría del Altísimo, que dispones todas las cosas con fortaleza y con suavidad, ven a enseñarnos el camino de la vida.

Aleluya.

Evangelio

Lectura del santo Evangelio según san Mateo (1, 1-17)

Gloria a ti, Señor.

Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos; Judá engendró de Tamar a Fares y a Zará; Fares a Esrom, Esrom a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró de Rajab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, Obed a Jesé, y Jesé al rey David.

David engendró de la mujer de Urías a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abiá, Abiá a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatam, Joatam a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías a Manasés, Manasés a Amón, Amón a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos durante el destierro en Babilonia. Después del destierro en Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquim, Eliaquim a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.

De modo que el total de generaciones, desde Abraham hasta David, es de catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, es de catorce, y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, es de catorce.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Santifica, Señor, los dones de tu Iglesia y concédenos en esta Eucaristía el pan del cielo que renueva nuestras fuerzas.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

Prefacio de Adviento IV

María, nueva Eva

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón.

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

Es justo y necesario.

En verdad es justo darte gracias, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Te alabamos, te bendecimos y te glorificamos por el misterio de la Virgen Madre.

Porque, si del antiguo adversario nos vino la ruina, en el seno virginal de la hija de Sión ha germinado aquel que nos nutre con el pan de los ángeles, y ha brotado para todo el género humano la salvación y la paz. La gracia que Eva nos arrebató nos ha sido devuelta en María.

En ella, madre de todos los hombres, la maternidad, redimida del pecado y de la muerte, se abre al don de una vida nueva.

Así, donde había crecido el pecado, se ha desbordado tu misericordia en Cristo, nuestro salvador.

Por eso nosotros, mientras esperamos la venida de Cristo, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo...

Antífona de la Comunión

He aquí que vendrá el deseado de todas las naciones, y la casa del Señor se llenará de gloria.

Oración después de la Comunión

Oremos:

Tú que nos has concedido participar en esta Eucaristía, enciende, Señor, nuestros corazones con el fuego de tu Espíritu, a fin de que podamos brillar, por nuestras buenas obras, cuando venga Cristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.

 

 

Dia 17/12 San Juan de Mata (religioso, blanco)

Antífona de Entrada

Este santo varón ha recibido la bendición del Señor, ha encontrado gracia delante de Dios, su salvador, porque buscó sinceramente al Señor.

 

Oración Colecta

Oremos:
Dios nuestro, que llamaste a san Juan de Mata a buscar con todas sus fuerzas el Reino de los cielos por el camino de la caridad perfecta, concédenos también a nosotros, que contamos con su intercesión, avanzar con cristiana alegría por el camino de tu amor.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

El Señor es su heredad

Lectura del libro del Deuteronomio 10, 8-9

Moisés habló al pueblo y dijo:
"El Señor apartó a la tribu de Leví para que llevara el arca de la alianza del Señor, estuviera en presencia del Señor, a su servicio, y bendijera en su nombre, y así hacen todavía hoy. Por eso el levita no recibe parte en la heredad de sus hermanos, sino que el Señor es su heredad, como le dijo el Señor tu Dios".
Palabra del Dios.

Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 14

El justo habitará en tu monte santo, Señor.

El que procede honradamente y practica la justicia, el que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua.
El justo habitará en tu monte santo, Señor.

El que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino, el que considera despreciable al impío y honra a los que temen al Señor.
El justo habitará en tu monte santo, Señor.

El que no presta dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente.
El justo habitará en tu monte santo, Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya
El que me ama guardará mi palabra y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
Aleluya.

Evangelio

El verdadero amor

+ Lectura del santo Evangelio según san Mateo 19, 3-12

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron para ponerlo a prueba: "¿Es lícito a uno separarse de su mujer por cualquier motivo?"
El les respondió:
"¿No han leído que el Creador en el principio los creó hombre y mujer, y dijo: "Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne?" De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre".
Ellos insistieron:
"¿Y por qué mandó Moisés que el marido diera acta de repudio a su mujer y divorciarse?"
El les contestó:
"Por lo tercos que son les permitió Moisés divorciarse de sus mujeres; pero al principio no era así. Ahora les digo yo que si uno se divorcia de su mujer, no hablo de prostitución, y se casa con otra, comete adulterio".
Los discípulos le replicaron:
"Si ésa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse".
Pero él les dijo:
"No todos pueden con eso, sólo los que han recibido ese don. Algunos no se casan porque nacieron incapacitados del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes no se casan por causa del Reino de los cielos. El que pueda con esto que lo haga".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Mira, Señor, con bondad, los dones que tu pueblo te presenta para celebrar la memoria de san Juan; y concédenos que, libres de las ambiciones y egoísmos de este mundo, te busquemos a ti, como nuestro único bien verdadero.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

La gloria de los santos

En verdad es justo darte gracias y deber nuestro glorificarte, Padre santo. Porque tu gloria resplandece en cada uno de los Santos, ya que, al coronar sus méritos, coronas tus propios dones.
Con su vida, nos proporcionas ejemplo; ayuda, con su intercesión, y por la comunión con ellos, nos haces participar de sus bienes, para que, alentados por testigos tan insignes, lleguemos victoriosos al fin de la carrera y alcancemos con ellos la corona inmortal de la gloria, por Cristo,
Señor nuestro.
Por eso,
con los ángeles y arcángeles y con la multitud de los santos, te cantamos un himno de alabanza diciendo sin cesar:

Antífona de la Comunión

Prueben y vean qué bueno es el Señor. Dichoso el hombre que se acoge a él.

 

Oración después de la Comunión

Oramos:
Cólmanos de alegría, Señor, por haber participado en tu mesa de los dones de la salvación en la fiesta de san Juan de Mata; en ella veneramos a los que han puesto fundamento a nuestra fe y te proclamamos admirable en tus santos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén


Meditación diaria

Adviento. 17 de diciembre

LA NAVIDAD, JUNTO A SAN JOSÉ

— La misión de José.

— El trato de José con Jesús.

— Acudir a José para que nos enseñe a vivir junto a María y a Jesús.

I. Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús llamado Cristo1.

Hoy nos presenta el Evangelio de la Misa la genealogía de Jesús por parte de José. Entre los judíos, como entre los demás pueblos de origen nómada, el árbol genealógico tenía una importancia capital. La persona estaba ligada y era conocida fundamentalmente por el clan o la tribu a la que pertenecía más que por el lugar donde habitaba2.

En el pueblo hebreo se añadía la circunstancia de pertenecer al pueblo elegido por el vínculo de la sangre.

Entre los hebreos, las genealogías se hacían por vía masculina. José, al ser esposo de María, era el padre legal de Jesús y llevaba consigo las obligaciones de un verdadero padre.

Era José, como María, de la casa y familia de David3, de donde nacería el Mesías, según había sido prometido por Dios: suscitaré de tu linaje después de ti, al que saldrá de tus entrañas y afirmaré su reino. Él edificará casa a mi nombre, y yo restableceré su trono para siempre4. Así, Jesús, que era descendiente de David a través de María, fue empadronado en la casa real por medio de José, pues, "el que vino al mundo debió ser empadronado según el uso del mundo"5.

José será también el encargado de imponer el nombre al Verbo encarnado, según el mandato recibido de Dios: tú le pondrás por nombre Jesús6.

Dios había previsto que su Hijo naciera de la Virgen, en una familia como tantas otras, y que en ella se desarrollara humanamente. La vida de Jesús había de ser igual a la de los demás hombres: debía nacer indefenso, necesitado de un padre que le protegiera y le enseñara lo que todos los padres enseñan a sus hijos.

En el cumplimiento de su misión de custodio de María y de padre de Jesús habría de estar toda la esencia de la vida de José y su último sentido. Vino al mundo para hacer de padre de Jesús y de esposo castísimo de María, de la misma manera que cada hombre viene al mundo con un peculiar encargo de Dios, en el cual radica todo el sentido de su vida.

Cuando el Ángel le reveló el misterio de la concepción virginal de Jesús, aceptó plenamente su misión, a la que permanecería fiel hasta su muerte. Su misión en la vida consistiría en ser cabeza de la Sagrada Familia.

Toda la gloria y la felicidad de San José consistió en haber sabido entender lo que Dios quería de él y en haberlo llevado a cabo fielmente hasta el final.

Hoy, en nuestra oración, le contemplamos junto a la Virgen, que está encinta, próxima ya a dar a luz a su Hijo Unigénito. Y hacemos el propósito de vivir la Navidad cerca de José: un lugar tan discreto y privilegiado a un mismo tiempo: "¡Qué bueno es José! —Me trata como un padre a su hijo. —¡Hasta me perdona, si cojo en mis brazos al Niño y me quedo, horas y horas, diciéndole cosas dulces y encendidas!..."7.

II. "A San José –leemos en un sermón de San Agustín– no solo se le debe el nombre de padre, sino que se le debe más que a otro alguno"8. Y luego añade el santo doctor: "¿Cómo era padre? Tanto más profundamente cuanto más casta fue su paternidad. Algunos pensaban que era padre de Nuestro Señor Jesucristo, de la misma forma que son padres los demás, que engendran según la carne... Por eso dice San Lucas: se pensaba que era padre de Jesús. ¿Por qué solo se pensaba? Porque el pensamiento y el juicio humanos se refieren a lo que suele suceder entre los hombres. Y el Señor no nació del germen de José. Sin embargo, a la piedad y a la caridad de José le nació un hijo de la Virgen María, que era Hijo de Dios"9.

El amor de San José a la Virgen fue muy grande. "Debió quererla mucho y con gran generosidad cuando, sabiendo su deseo de mantener la consagración que había hecho a Dios, accedió a desposarse, prefiriendo renunciar a tener sucesión antes que vivir separado de aquella a la que tanto amaba"10. Fue el suyo un amor limpio, delicado, profundo, sin mezcla de egoísmo, respetuoso. Dios mismo había sellado su unión de modo definitivo (ya estaban unidos por los esponsales y por eso el ángel dijo: no temas recibir a María, tu esposa) con un nuevo vínculo todavía más fuerte, que era el común destino en la tierra para cuidar del Mesías.

¿Cómo sería el trato de José con Jesús? "José amó a Jesús como un padre ama a su hijo, le trató dándole lo mejor que tenía. José, cuidando de aquel Niño, como le había sido ordenado, hizo de Jesús un artesano: le transmitió su oficio. Por eso los vecinos de Nazaret hablarán de Jesús, llamándole indistintamente faber y fabri filius (Mc 6, 3; Mt 13, 55): artesano e hijo del artesano. Jesús trabajó en el taller de José y junto a José. ¿Cómo sería José, cómo habría obrado en él la gracia, para ser capaz de llevar a cabo la tarea de sacar adelante en lo humano al Hijo de Dios?

"Porque Jesús debía parecerse a José: en el modo de trabajar, en rasgos de su carácter, en la manera de hablar. En el realismo de Jesús, en su espíritu de observación, en su modo de sentarse a la mesa y de partir el pan, en su gusto por exponer la doctrina de una manera concreta, tomando ejemplo de las cosas de la vida ordinaria, se refleja lo que ha sido la infancia y la juventud de Jesús y, por tanto, su trato con José"11.

De la mano de José podemos entrar en la ya cercana Navidad. Él solo nos pide sencillez y humildad para contemplar a María y a su Hijo. Los soberbios no tienen entrada en aquella pequeña gruta de Belén.

III. "El cansancio –decía Juan Pablo II en la Misa de Nochebuena– llena los corazones de los hombres, que se han adormecido, lo mismo que se habían adormecido no lejos los pastores, en los valles de Belén. Lo que ocurre en el establo, en la gruta de la roca tiene una dimensión de profunda intimidad: es algo que ocurre entre la Madre y el Niño que va a nacer. Nadie de fuera tiene entrada. Incluso José, el carpintero de Nazaret, permanece como un testigo silencioso. Ella sola es plenamente consciente de su maternidad. Y solo Ella capta la expresión propia del vagido del Niño. El nacimiento de Cristo es ante todo su misterio, su gran día. Es la fiesta de la Madre"12.

Y solo Ella ha penetrado realmente en el misterio de la Navidad, de la Redención.

Entre María y Jesús existe una relación absolutamente única y particular de la que nadie ha participado, ni el mismo José, que es solo "un testigo silencioso", en palabras del Papa. José contempla admirado, callado y respetuoso al Niño y a la Madre. Fue el primero, después de María, en contemplar al Hijo de Dios hecho hombre. Nadie ha experimentado jamás la felicidad de tener en sus brazos al Mesías, que en nada se distingue de cualquier otro niño.

Con todo, el misterio que contempla José también le impone unos límites, que él no rebasó en ningún momento; con María es distinto, porque "el misterio concernía, sobre todo, a la Madre y al Hijo; José participó de él después, cuando ya existía la profunda y misteriosa relación entre Jesús y la Virgen. José participó del misterio por el conocimiento que le fue dado mediante la revelación del ángel en orden a la misión que debía cumplir cerca de aquellos dos seres excepcionales"13.

San José presenció luego la llegada de los pastores, quizá les invitó a que entraran sin timideces y a que besaran al Niño. "Les vio asomarse a la gruta entre tímidos y curiosos, contemplar al Niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre (Lc 2,12); les oyó explicar a la Virgen la aparición del ángel, que les comunicó el nacimiento del Salvador en Belén y la señal por la que le conocerían, y cómo una multitud de ángeles se habían reunido con el primero y habían glorificado a Dios y prometido en la tierra paz a los hombres de buena voluntad (...). Él también contempló la felicidad de Aquella que era su esposa, de la maravillosa mujer que le había sido confiada. Él vio y se gozó de ello, cómo Ella contempla a su Hijo; vio su dicha, su amor desbordante, cada uno de sus gestos, tan llenos de delicadeza y significación"14.

Si tratamos a José en estos pocos días que faltan para la Navidad, él nos ayudará a contemplar ese misterio inefable del que fue testigo silencioso: a María, que tiene en sus brazos al Hijo de Dios hecho hombre.

San José comprendió muy pronto que toda la razón de ser de su vida era aquel Niño, precisamente en cuanto niño, en cuanto era un ser necesitado de ayuda y de protección, y también María, de la que el mismo Dios le había encargado que la recibiera en su casa y le diera protección. ¡Cómo agradecería Jesús todos los desvelos y atenciones que José tuvo con María! Se entiende bien que, después de la Virgen Santísima, sea la criatura más llena de gracia. Por eso, la Iglesia le ha tributado siempre grandes alabanzas, y ha recurrido a él en las circunstancias más difíciles. Sancte Ioseph, ora pro eis, ora pro me!, San José ruega por ellos (por esas personas que más queremos), ruega por mí (porque también yo necesito tu ayuda). En cualquier necesidad, el Santo Patriarca, junto con la Santísima Virgen, atenderá nuestras súplicas. Hoy le pedimos que nos haga sencillos de corazón para saber tratar a Jesús Niño.

1 Mt 1, 16. — 2 Cfr. Santos Evangelios, EUNSA, notas a Mt 1, 1 y Mt 1, 6. — 3 Lc 2, 4. — 4 2 Sam 7, 12-13. — 5 San Ambrosio, Coment. al Evangelio de San Lucas, 1, 3. 6 Mt 1, 21. — 7 San Josemaría Escrivá, Santo Rosario, Tercer misterio de gozo. — 8 San Agustín, Sermón 51, 26. — 9 Ibídem, 27-30. 10 F. Suárez, José, esposo de María, Madrid 1982, p. 89. 11 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 55. 12 Juan Pablo II, Homilía durante la Misa de Nochebuena de 1978. — 13 F. Suárez, o. c., p. 106. — 14 Ibídem, pp. 108-109.


Adviento. 3ª semana. Miércoles

LAS SEÑALES

— El Señor se nos da a conocer con señales suficientemente claras. Necesidad de las buenas disposiciones interiores.

— Visión sobrenatural para entender los sucesos y acontecimientos de nuestra vida y de nuestro alrededor. Humildad. Corazón limpio. Presencia de Dios.

— Conversión del alma para encontrar a Jesús en nuestros quehaceres.

I. El Evangelio de la Misa1 nos presenta a dos discípulos del Bautista, que preguntan a Jesús: ¿Eres Tú el Mesías que ha de venir, o tenemos que esperar a otro? Alguna duda importante debía rondar por sus almas.

Y en aquella ocasión Jesús curó a muchos de sus enfermedades, achaques y malos espíritus, y a muchos ciegos les otorgó la vista. Después contestó a los enviados: Id a anunciar a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan... No hay otro a quien esperar: Yo soy el Señor y no hay otro2, nos declara también en la Primera lectura. Él nos trae la felicidad que esperamos; Él satisface todas las aspiraciones del alma. "El que halla a Jesús halla un buen tesoro... Y el que pierde a Jesús pierde muy mucho y más que todo el mundo. Paupérrimo el que vive sin Jesús y riquísimo el que está con Jesús"3. Ya no hay nada más alto que buscar. Y viene como tesoro escondido4, como perla preciosa5, que es necesario apreciar en lo que vale.

Oculto a los ojos de los hombres, que le esperan, nacerá en una cueva, y unos pastores de alma sencilla serán sus primeros adoradores. La sencillez de aquellos hombres les permitirá ver al Niño que les han anunciado, y rendirse ante Él, y adorarle. También le encuentran los Reyes Magos, y el anciano Simeón, que esperaba la consolación de Israel, y la profetisa Ana. Y el propio Juan, que le señala: Este es el cordero de Dios..., y un buen número de sus discípulos, y tantos a lo largo de los siglos que han hecho de Él el eje y centro de su ser y de su obra. Muchos han dado su vida por Él. También nosotros le hemos encontrado, y es lo más extraordinario de nuestra pobre existencia. Sin el Señor nada valdría nuestra vida. Se nos da a conocer con señales claras. No necesitamos más pruebas para verle.

Dios da siempre suficientes señales para descubrirle. Pero hacen falta buenas disposiciones interiores para ver al Señor que pasa a nuestro lado. Sin humildad y pureza de corazón es imposible reconocerle, aunque esté muy cerca.

Le pedimos ahora a Jesús, en nuestra oración personal, buenas disposiciones interiores y visión sobrenatural para encontrarle en lo que nos rodea: en la naturaleza misma, en el dolor, en el trabajo, en un aparente fracaso... Nuestra propia historia personal está llena de señales para que no equivoquemos el camino. También nosotros podremos decir a nuestros hermanos, a nuestros amigos: ¡Hemos encontrado al Mesías!, con la misma seguridad y convencimiento con que se lo dijo Andrés a su hermano Simón.

II. Tener visión sobrenatural es ver las cosas como Dios las ve, aprender a interpretar y juzgar los acontecimientos desde el ángulo de la fe. Solo así entenderemos nuestra vida y el mundo en el que estamos.

A veces se oye decir: "Si Dios obrara un milagro, entonces creería, entonces me tomaría a Dios en serio". O bien: "Si el Señor me diera pruebas más contundentes de mi vocación, me entregaría a Él sin reservas".

El Señor nos da la suficiente luz para seguir el camino. Luz en el alma, y luz a través de las personas que ha puesto a nuestro lado. Pero la voluntad, si no es humilde, tiende a pedir nuevas señales, que ella misma querría también juzgar si son suficientes. En ocasiones, tras ese deseo aparentemente sincero de nuevas pruebas para tomar una decisión ante una entrega más plena, se podría esconder una forma de pereza o de falta de correspondencia a la gracia.

Al principio de la fe (o de la vocación), ordinariamente, Dios enciende una pequeña luz que ilumina solo los primeros pasos que hemos de dar. Más allá de estos primeros pasos está la oscuridad. Pero en la medida en que correspondemos con obras, la luz y la seguridad se van haciendo más grandes. Y siempre, ante un alma sincera y humilde que busca la verdad, el Señor se manifiesta con toda claridad: Id a anunciar a Juan lo que habéis visto...

El Señor ha de encontrarnos con esa disposición humilde y llena de autenticidad, que excluye los prejuicios y permite saber escuchar, porque el lenguaje de Dios, aunque acomodado a nuestro modo de ser, puede hacerse en ocasiones difícil de aceptar, porque contraríe nuestros proyectos o nuestros caprichos, o porque sus palabras no sean precisamente las que nosotros esperábamos o desearíamos escuchar... A veces, el ambiente materialista que nos rodea puede también presentarnos falsas razones contrarias al lenguaje con que Dios se manifiesta. Escuchamos entonces como dos idiomas distintos: el de Dios y el del mundo, este último con razones aparentemente "más humanas". Por eso la Iglesia nos invita a rezar: Señor todopoderoso, rico en misericordia, cuando salimos animosos al encuentro de tu Hijo, no permitas que lo impidan los afanes de este mundo; guíanos hasta él con sabiduría divina, para que podamos participar plenamente del esplendor de su gloria6.

III. No hay otro a quien esperar. Jesucristo está entre nosotros y nos llama. "Él ha dejado sobre este mundo las huellas limpias de sus pasos, señales indelebles que ni el desgaste de los años ni la perfidia del enemigo han logrado borrar. Iesus Christus heri, et hodie, ipse et in saecula (Heb 13, 8). ¡Cuánto me gusta recordarlo!: Jesucristo, el mismo que fue ayer para los Apóstoles y las gentes que le buscaban, vive hoy para nosotros, y vivirá por los siglos. Somos los hombres los que a veces no alcanzamos a descubrir su rostro, perennemente actual, porque miramos con ojos cansados o turbios"7.

Con esa mirada turbia y falta de fe miraron a Jesús sus paisanos la primera vez que vuelve a Nazaret. Aquellos judíos solo vieron en Jesús al hijo de José8, y terminaron echándole de mala manera, no supieron ver más. No descubrieron al Mesías que les visitaba.

Nosotros queremos ver al Señor, tratarle, amarle y servirle, como objetivo primordial de nuestra vida. No tenemos ningún objetivo por encima de este. ¡Qué error tan grande si anduviéramos con pequeñeces, faltos de generosidad, en las cosas que a Dios se refieren! "¡Abrid de par en par las puertas a Cristo! –nos anima Su Vicario aquí en la tierra–. Tened confianza en Él. Arriesgaos a seguirle. Eso exige evidentemente que salgáis de vosotros mismos, de vuestros razonamientos, de vuestra prudencia, de vuestra indiferencia, de vuestra suficiencia, de costumbres no cristianas que habéis quizá adquirido. Sí; esto pide renuncias, una conversión, que primeramente debéis atreveros a desear, pedirla en la oración y comenzar a practicar. Dejad que Cristo sea para vosotros el camino, la verdad y la vida. Dejad que sea vuestra salvación y vuestra felicidad. Dejad que ocupe toda vuestra vida para alcanzar con Él todas sus dimensiones, para que todas vuestras relaciones, actividades, sentimientos, pensamientos, sean integrados en Él o, por decirlo así, sean "cristificados". Yo os deseo –decía el Papa– que con Cristo reconozcáis a Dios como principio y fin de vuestra existencia"9.

Debemos desear, una vez más, una conversión, esa vuelta al Señor para contemplarle, ya cercana la Navidad, con una mirada más limpia, y nunca "con ojos cansados o turbios". Por eso imploramos con la Iglesia: Concédenos, Señor Dios Nuestro, permanecer alerta a la venida de tu Hijo para que cuando llegue y llame a la puerta nos encuentre velando en oración y cantando su alabanza10.

La Virgen nos ayudará en la pelea contra todo lo que nos aparta de Dios, y podremos preparar nuestra alma en estas fiestas que vamos a celebrar y guardar mejor los sentidos, que son como las puertas del alma. Nunc coepi!: ahora, Señor, vuelvo a empezar; con la ayuda de tu Madre. Acudimos a Ella "porque Dios no quiso que tuviéramos nada sin que pasara por manos de María"11.

Como propósito de este rato de oración, podemos ofrecer al Señor nuestro deseo de cumplir con fidelidad el plan de vida que hayamos acordado con nuestro director espiritual, aunque quizá por alguna circunstancia pueda parecer difícil. La fortaleza de nuestra Madre la Virgen ayudará nuestra debilidad, y nos hará comprobar que para Dios nada es imposible12.

1 Lc 7, 19-23. — 2 Is 45, 7. — 3 T. Kempis, Imitación de Cristo, 11. — 4 Mt 13, 44. 5 Mt 13, 45-46. — 6 Oración del 2º Domingo de Adviento. — 7 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 127. — 8 Lc 4, 22. — 9 Juan Pablo II, En Montmartre, 1-VI-1980. — 10 Oración del Lunes de la 1ª Semana de Adviento. — 11 San Bernardo, Sermón 3, en la Vigilia de Navidad, 10. — 12 Lc 1, 37.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Juan de Mata, Santo Fundador, 17 Diciembre  

Juan de Mata, Santo

Hoy los miembros de la Comunidad de la Santísima Trinidad o Padres Trinitarios festejan a su fundador, el Martirologío Romano lo festeja el 10 de Marzo

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04
Vivina o Wivina, Santa Abadesa, 17 Diciembre  

Vivina o Wivina, Santa

Casi todo lo que se cuenta de Santa Vivina conviene igualmente a otras religiosas santas de la Edad Media.

Vivina era un flamenca que había recibido buena educación.

A eso de los quince años decidió abandonar el mundo y la casa de su padre.

Tenía por entonces varios pretendientes entre los que se distinguía un joven noble llamado Ricardo, a quien los padres de Vivina veían con buenos ojos.

Cuando Ricardo, que estaba profundamente enamorado de Vivina, se enteró de que ella no estaba dispuesta a casarse, cayó gravemente enfermo, con peligro de su vida.

Sintiéndose responsable de aquella enfermedad, la joven oró y ayunó por él hasta que recobró la salud, en forma aparentemente milagrosa.

A los veintitrés años, Vivina abandonó la casa paterna furtivamente, llevándose un salterio.

Con otra compañera construyó una ermita con ramas cerca de Bruselas, en el bosque de Grand-Bigard.

Pero las gentes de la ciudad, movidas por la curiosidad, acudían a verla y no la dejaban en paz.

El conde Godofredo de Brabante le ofreció tierras y dinero para que fundara un monasterio, y la santa aceptó de buen grado.

Vivina y su comunidad se pusieron bajo la dirección del abad de Afflighem.

Dicho monasterio, que todavía existe, se hallaba situado cerca de Alost y estaba entonces poblado de monjes que más bien parecían ángeles que hombres, según el testimonio de San Bernardo.

Bajo tales auspicios, el convento de Grnad-Bigard empezó a prosperar, aunque la abadesa tuvo que hacer frente a muchas dificultades; en efecto, algunas de sus súbditas juzgaban que no era bastante discreta, sobre todo en cuestión de penitencia, y no supieron callarse su opinión.

Santa Vivina les advirtió que se estaban dejando engañar por el demonio; pero tuvo que hacer un milagro para convencerlas de ello.

Después de la muerte de Santa Vivina, el convento se convirtió en un sitio de peregrinación.

Dios obró numerosos milagros en el sepulcro de la santa; sus reliquias se hallan actualmente en Nuestra Señora de Sablon, en Bruselas.

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Yolanda, Santa Superiora, 17 de diciembre  

Yolanda, Santa

Diciembre 17

 

Etimológicamente significa "de color violáceo". Viene de la lengua griega y latina.

Hoy es uno de los nombres que más se ponen a las chicas. Quizá porque ha salido en alguna serie televisiva o en varias películas. Sí, porque en nuestros días se pone el nombre, en parte por el de los padres o abuelos, en parte por los nombres de la serie y, finalmente, por el santo del día.

Pero, por supuesto, los padres no tienen ni idea de quién fue esta joven francesa santa.

Pues resulta que era hija de Margarita de Courtenay. Nunca quiso aceptar el rango social al que pertenecía por nacimiento o por herencia. Era una chica coherente con sus principios cristianos vividos y asimilados al cien por cien.

Cosa nada fácil cuando lo que prima es el confort, el lujo y la "pasta".

A raíz de que hizo un viaje a Luxemburgo, le entraron ganas de entrar en un monasterio regentado por las monjas dominicas.

Lo hizo, sin embargo, en contra de los deseos y de las ilusiones que su madre había puesto en ella para su futuro.

Todo el afán de su madre era sacarla o arrancarla de la iglesia para que viviera las fiestas mundanas que, aunque estén bien, no le llenaban sus anhelos de perfección.

Un día se cansó de su madre y se escapó de casa para encerrarse en una cueva para que nadie la viera.

Estando sola, pensó cómo se encontraría su madre y su mundo social de relaciones humanas.

La madre, que estuvo a la búsqueda de su hija, al encontrarla, le rogó que volviese a casa, aunque mantuviera su decisión de hacerse monja.

Su madre, al darse cuenta de la voluntad de su hija, aceptó que se fuera al monasterio de Marienthal. Pronto, debido a sus cualidades, la eligieron superiora. Durante 25 años fue modelo para toda la comunidad.
Murió en el año 1283.

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Olimpia, Santa Biografía, 17 de diciembre  

Olimpia, Santa

Diciembre 17

 

Etimológicamente significa "de Olimpia, celestial". Viene de la lengua latina.

Dios nos acoge en el interior de nosotros mismos. Cuando , por ejemplo, le confiamos quiénes nos han herido, ya entramos en un camino de paz.

Vino al mundo en el año 366 en Constantinopla y murió en Nicomedia, Turquía en el 408.

¿Quién era esta joven de nombre tan bello, aunque poco empleado en nuestros días?

Se sabe que perteneció a la alta nobleza bizantina y que contrajo matrimonio a los 18 años con el gobernador de la ciudad.

Enviudó a los 20 meses. Y sin pensarlo mucho se hizo diaconisa. Como era muy rica, fundó un hospital y una casa de acogida para niños que cuidaba una comunidad de vírgenes consagradas a Dios.

En el año 397, Juan Crisóstomo fue elegido patriarca de Constantinopla. En seguida lo eligió como a su director espiritual y confesor.
Por motivos políticos, ajenos a su santidad de vida, ella estuvo siempre en el punto de mira de algunos perseguidores.

Eudoxia dispersó a su comunidad y le acusó injustamente de que había querido meterle fuego a la catedral.

Todo esto envenenó su estancia en la ciudad. No obstante todas las dificultades que le presenta la vida, sigue confiando en el Señor cueste lo que cueste.

Toda ocasión es para ella un momento propicio para dar gracias a Dios, para amar a los mismos perseguidores; manifestó que se encontraba feliz y contenta por el amor que Dios le manifestaba en los dolores.

Los males de aquí abajo no son nada en comparación con los bienes del cielo.

Murió poco después de su director espiritual, en el exilio de Bitinia, víctima de su fidelidad a la amistad.

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Fuente: Vatican.va
Josep Manyanet y Vives, Santo Fundador, 17 Diciembre  

Josep Manyanet y Vives, Santo

Josep Manyanet nació el 7 de enero de 1833 en Tremp (Lleida, España), en el seno de una familia numerosa y cristiana. Fue bautizado el mismo día y, a la edad de 5 años, fue ofrecido por su madre a la Virgen de Valldeflors, patrona de la ciudad. Tuvo que trabajar para completar los estudios secundarios en la Escuela Pía de Barbastro y los eclesiásticos en los seminarios diocesanos de Lleida y Urgell. Fue ordenado sacerdote el 9 de abril de 1859.

Tras doce años de intenso trabajo en la diócesis de Urgell al servicio del obispo, en calidad de paje y secretario particular, mayordomo de palacio, bibliotecario del seminario, vicesecretario de cámara y secretario de visita pastoral, se sintió llamado por Dios para hacerse religioso y fundar dos congregaciones religiosas.

Fundador y apóstol de la Sagrada Familia

Contando con la aprobación del obispo, en 1864, fundó a los Hijos de la Sagrada Familia Jesús, María y José, y en 1874, a las Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret, con la misión de imitar, honrar y propagar el culto a la Sagrada Familia de Nazaret y procurar la formación cristiana de las familias, principalmente por medio de la educación e instrucción católica de la niñez y juventud y el ministerio sacerdotal.

Con oración y trabajo constantes, con el ejercicio ejemplar de todas las virtudes, con amorosa dedicación y solicitud por las almas, guió e impulsó a lo largo de casi cuarenta años la formación y expansión de los institutos, abriendo escuelas, colegios y talleres y otros centros de apostolado en varias poblaciones de España. Hoy, los dos institutos están presentes en países de Europa, las dos Américas y África.

Especialmente llamado por Dios para presentar al mundo el ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret, escribió varias obras y opúsculos para propagar la devoción a la Familia de Jesús, María y José, fundó la revista La Sagrada Familia y promovió la erección, en Barcelona, del templo expiatorio de la Sagrada Familia, obra del arquitecto siervo de Dios Antonio Gaudí, destinado a perpetuar las virtudes y ejemplos de la Familia de Nazaret y ser el hogar universal de las familias.

Su pensamiento

El beato Josep Manyanet predicó abundantemente la Palabra de Dios y escribió también muchas cartas y otros libros y opúsculos para la formación de los religiosos y religiosas, de las familias y de los niños, y para la dirección de los colegios y escuelas‑talleres. Sobresale La Escuela de Nazaret y Casa de la Sagrada Familia (Barcelona 1895), su autobiografía espiritual, en la cual, mediante unos diálogos del alma, personificada en Desideria, con Jesús, María y José, traza todo un proceso de perfección cristiana y religiosa inspirada en la espiritualidad de la casa y escuela de Nazaret.

También Preciosa joya de familia (Barcelona 1899), una guía para los matrimonios y familias, que les recuerda la dignidad del matrimonio como vocación y la importante tarea de la educación cristiana de los hijos.

Para la formación de los religiosos escribió un libro de meditaciones titulado El espíritu de la Sagrada Familia, en donde describe la identidad de la vocación y misión de las religiosas y religiosos Hijos de la Sagrada Familia en la sociedad y en la Iglesia.

Existe una edición de sus Obras Selectas (Madrid 1991) y está en fase de impresión el primer volumen de sus Obras Completas.

Enfermedades y muerte

Las obras del Padre Manyanet crecieron entre muchas dificultades: ni le faltaron varias dolorosas enfermedades corporales que le atormentaron durante toda su vida. Pero su indómita constancia y fortaleza, nutridas con una profunda adhesión y obediencia a la voluntad de Dios, le ayudaron a superar todas las dificultades.

Minada su salud por unas llagas abiertas en el costado durante 16 años —que llamaba "las misericordias del Señor"—, el 17 de diciembre de 1901, esclarecido en virtudes y buenas obras, volvió a la casa del Padre, en Barcelona, en el colegio Jesús, María y José, el centro de su trabajo y rodeado de niños, con la misma sencillez que caracterizó toda su existencia. Sus últimas palabras fueron la jaculatoria que había repetido tantas veces: Jesús, José y María, recibid cuando yo muera el alma mía.

Sus restos mortales descansan en la capilla‑panteón del mismo colegio Jesús, María y José, continuamente acompañados por la oración y el agradecimiento de sus hijos e hijas espirituales y de innumerables jóvenes, niños y familias que se han acercado a Dios, atraídos por su ejemplo y sus enseñanzas.

El testimonio de su santidad

La fama de santidad que le distinguió en vida, se extendió por muchas partes. Por lo que, introducida la Causa de Canonización en 1956, reconocida la heroicidad de sus virtudes en 1982 y aprobado un milagro debido a su intercesión, fue declarado Beato por Juan Pablo II en 1984. Ahora, con la aprobación de un nuevo milagro obrado por su intercesión, está prevista su canonización para el día 16 de mayo de 2004.

La santidad de Josep Manyanet, como afirmó Juan Pablo II, tiene su origen en la Sagrada Familia. Fue llamado por Dios "para que en su nombre sean bendecidas todas las familias del mundo". El Espíritu forjó su personalidad para que anunciara con valentía el "Evangelio de la familia". Su gran aspiración era que "todas las familias imiten y bendigan a la Sagrada Familia de Nazaret"; por ello, quiso hacer un Nazaret en cada hogar, una "Santa Familia" de cada familia.

La canonización del Beato Josep Manyanet sanciona ahora no sólo la santidad, sino también la actualidad de su mensaje nazareno familiar. Es, por eso, el profeta de la familia, el protector de nuestras familias.

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Fuente: Vatican.va
Matilde del Sagrado Corazón Téllez Robles, Beata Fundadora, 17 de diciembre  

Matilde del Sagrado Corazón Téllez Robles, Beata

Fundadora de las Hijas de María Madre de la Iglesia

Matilde Téllez Robles nace en Robledillo de la Vera (Cáceres - España) el 30 de mayo de 1841, en un día de plenitud primaveral inundado por la luz de la solemnidad litúrgica de Pentecostés. Recibe las aguas bautismales en la iglesia parroquial al día siguiente de su nacimiento. Era la segunda de los cuatro hijos de Félix Téllez Gómez y de su esposa Basilea Robles Ruiz. En noviembre de 1841, el padre, por su profesión de notario, se establece con su familia en Béjar (Salamanca), ciudad notable por su industria textil.

En esta ciudad va creciendo la pequeña Matilde; recibe una formación cultural básica, propia de su clase social media, y una esmerada formación religiosa, iniciada en el ambiente profundamente cristiano de su hogar. Guiada por su madre, ya desde pequeña comienza a amar intensamente al Señor y a ejercitarse en la práctica de la oración y en las virtudes, con una tierna devoción a la Virgen y una gran compasión por los necesitados y los pecadores.

Todavía muy joven, cuando todo en la vida le sonríe, Matilde hace su opción radical y definitiva por Cristo, decidiendo entregarse de lleno a Él y a buscar corazones que le amen.

Su madre la apoyará siempre en este empeño, pero su padre, que ambiciona un porvenir halagüeño para su hija en el matrimonio, la obliga a alternar en la vida de sociedad, limitándole además el tiempo que pasa en la iglesia. Ella, obediente, se adorna y alterna luciendo su gracia juvenil. Pero aún así, su inclinación por las cosas de Dios es manifiesta, y, al fin, D. Félix, vencido por la constancia de su hija, la deja en libertad para que siga el camino por ella elegido.

Matilde continúa intensificando su vida espiritual; su devoción a la Virgen la lleva a una profunda intimidad con Jesús Eucaristía, a quien ama apasionadamente. Aun "¡en medio del invierno ardía al acercarme a un sagrario!", nos dice en sus escritos.

A los 23 años es elegida presidenta de la asociación de Hijas de María, recién establecida en Béjar, y poco después la nombran enfermera investigadora de las Conferencias de San Vicente de Paúl. Ella, en su ardiente deseo de ganar corazones para Jesús, exclama ante el sagrario: "¡Mi dueño, Jesús amante! El mundo está lleno de necesidades. Todos tienen corazón. Yo voy a por los que pueda. Yo te los traeré".

Conjugando la contemplación con la acción, Matilde se lanza por largos años a una intensa actividad apostólica con niñas y jóvenes, pobres y enfermos; trabaja con las Hijas de María, da catequesis, atiende la escuela dominical, prepara para el matrimonio cristiano y acompaña a jóvenes vocacionadas; recorre alegre la ciudad en todas las direcciones para llevar consuelo y ayuda a cualquier enfermo o necesitado, "visitando a su amante Jesús en la persona de sus pobres".

Siempre contemplativa en la acción, la Eucaristía es su fuerza, el sagrario su refugio durante prolongadas horas de oración, y la Virgen su guía, su maestra y compañera inseparable.

Desde joven siente la llamada a la vida religiosa y ya entonces recibe ante el sagrario la inspiración de fundar un Instituto religioso. Así se lo comunica al Papa Pío IX en carta del 4 de mayo de 1874.

Pero su padre vuelve a probar a su hija impidiéndole realizar su vocación, a causa del clima político anticlerical de aquella época en España.

Matilde entre tanto sufre en silencio, ora y espera, alentada por su director espiritual, D. Manuel de la Oliva, sacerdote filipense, hasta que por fin su padre le concede la ansiada autorización.

Ella exulta de gozo en acción de gracias a Dios y rápidamente lo prepara todo para iniciar la fundación con siete jóvenes de las hijas de María, que se han comprometido a seguirla en la vida religiosa.

El 19 de marzo de 1875, solemnidad de San José, deben reunirse todas para la celebración eucarística en la Parroquia de Santa María y desde allí marchar a la casa preparada para iniciar la vida religiosa. Pero de las siete jóvenes comprometidas sólo una se presenta: María Briz. Ante esta gran prueba, Matilde no se desalienta. Fortalecidas con el pan de la Eucaristía, ella y su única compañera se dirigen gozosas, con heroica intrepidez, a la "casita de Nazaret", como Matilde la denomina.

En esta casa tratan de imitar a la Sagrada Familia de Nazaret, viviendo con mucho amor y alegría en recogimiento y oración, en humildad y pobreza, sin contar con nada y plenamente confiadas en la Providencia. En la casa no tienen todavía sagrario, pero las acompaña una imagen de la Virgen ante la que oran y a quien se lo consultan todo.

Pocos días después, conjugando siempre la contemplación y la acción, reciben un grupo de niñas huérfanas en casa, dan clase a niñas pobres y atienden a los enfermos en sus domicilios. Su testimonio evangélico va atrayendo a algunas jóvenes a unirse a ellas, a pesar de las críticas de quienes consideran la fundación como una locura.

El 23 de abril de 1876, el obispo de Plasencia, D. Pedro Casas y Souto, autoriza provisionalmente la Obra con el título de "Amantes de Jesús e Hijas de María Inmaculada"; y el 20 de enero de 1878 Matilde y María visten el hábito religioso en Plasencia.

A últimos de marzo de 1879 la comunidad se traslada de Béjar a Don Benito (Badajoz), donde instalan el noviciado, acogen niñas huérfanas, ponen clase diaria y dominical, atienden a los enfermos en sus casas y ayudan a los pobres.

En la comunidad se respira el espíritu de Nazaret y toda la vida de la casa gira en torno al sagrario, ante el cual, turnándose, las Hermanas pasan varias horas todos los días. También la Virgen recibe un culto especial.

El 19 de marzo de 1884, el mismo obispo erige canónicamente la Obra como Instituto religioso de derecho diocesano, y el 29 de junio, la Fundadora con otras Hermanas emiten la profesión religiosa.

Al año siguiente se declara una terrible epidemia de cólera en la ciudad. La M. Matilde y todas las Hermanas se entregan heroicamente al cuidado amoroso de los apestados, despertando gran admiración en el pueblo su exquisita caridad evangélica. Muere contagiada Sor María Briz, y la Madre abre en su memoria un Hospital para los pobres.

En 1889 comienza la expansión del Instituto, con una fundación en Cáceres, y continúa en los años siguientes con otras fundaciones en Trujillo, Béjar, Villanueva de Córdoba, Almendralejo, Los Santos de Maimona y Villaverde de Burguillos. De cada una de ellas se podría escribir una hermosa historia de amor; amor apasionado a Jesús Eucaristía, amor a María, amor al hermano necesitado: enfermos, pobres, niñas huérfanas, etc. Siempre con total desinterés económico, pero la Providencia nunca falla.

No faltan las pruebas y dificultades de toda clase, pero no importa: Matilde con Jesús ¡siempre adelante!, siempre haciendo vida el lema que ha dado a su Instituto: "Oración, acción, sacrificio"; siempre sacando fuerza de sus prolongados tiempos de oración ante el sagrario y de la mano de María.

De su fuerte experiencia eucarística brota su ardor evangelizador y la ardiente caridad que todos admiran. "¡Sea toda la vida un acto de amor!", repite a sus Hermanas. Y así lo ven en ella: es una vida llena de Dios, en continua oración y volcada a la vez en los hermanos. Multiplica sus atenciones maternales con las nuevas comunidades, es la animadora de la Obra, la Regla viviente. Su sencillez, su prudencia, su bondad e inalterable alegría atraen a todos. Pobres y ricos se acercan confiados a ella, pues para todos tiene una atención, un consejo y una sonrisa.

Aunque sólo cuenta 61 años, su organismo está ya muy agotado, a causa de los sufrimientos, del intenso trabajo, de las enfermedades, y presiente gozosa que se acerca la hora de su unión definitiva con el Señor. En efecto, al salir temprano de viaje, el 15 de diciembre de 1902, sufre un fuerte ataque de apoplejía, y en las primeras horas del día 17, rodeada de sus hijas, en medio de una gran paz, vuela a la casa del Padre.

Todo el pueblo, principalmente los pobres, la lloran como a una madre, proclamando a la vez su gran caridad y sus muchas virtudes.

El 23 de abril de 2002, el Papa Juan Pablo II reconocía oficialmente las Virtudes Heroicas de la Sierva de Dios Matilde Téllez, y al año siguiente, el 12 de abril, se promulgaba el Decreto sobre el milagro obrado por su intercesión, dando así el paso decisivo a su Beatificación: el 21 de marzo de 2004.

El Instituto de la Madre Matilde, fiel a la herencia recibida de su fundadora, continúa viviendo su carisma, que tiene como centro la Eucaristía y a María como Madre y Maestra, para que Ella forme su corazón para el Evangelio y las guíe hacia la Eucaristía. Según consta en las Constituciones actuales, de la Eucaristía nace en ellas una viva respuesta de amor a Jesucristo y, en Él y con Él, a todo el mundo, llevando la buena nueva del amor del Padre, con preferencia y de una manera integral, a los pobres, a los pequeños y a los que sufren.

Actualmente las Hijas de María Madre de la Iglesia (así se llaman desde 1965) realizan su labor evangelizadora en España, Portugal, Italia, Venezuela, Colombia, Perú y Méjico, a través de: hogares - internados como acogida a la niñez y juventud marginada; escuelas y colegios abiertos a todas las familias sin exclusiones; comunidades sanitarias dedicadas a la atención de enfermos, ancianos desatendidos, transeúntes, alcohólicos, etc., comunidades orantes, casas de acogida, y comunidades de Pastoral rural y de colaboración en Parroquias.

Todas las Hermanas del Instituto piden a su Fundadora que las ayude a hacer, como ella, de su vida un continuo acto de amor y una "eucaristía perenne", para la mayor gloria de Dios y la salvación del mundo.

Rreproducido con autorizacion de
Vatican.va

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04
Bega de Andenne, Santa Viuda y Abadesa, 17 Diciembre  

Bega de Andenne, Santa

Pepino de Landen, fue mayordomo de palacio de tres reyes francos.

Estuvo casado con la Beata Ida y dos de sus hijas aparecen en el Martirologio Romano: Santa Gertrudis de Neville y su hermana mayor, Santa Bega.

Gertrudis se negó a casarse y llegó a ser abadesa poco después de haber cumplido veinte años.

Bega contrajo matrimonio con Ansegisilo, hijo de Arnulfo de Metz, y pasó casi toda su vida cumpliendo sus deberes en ese mundo.

Santa Bega fue la madre de Pepino de Heristal, el fundador de la dinastía carolingia.

Después de la muerte de su esposo, Santa Bega construyó el año 691, en Andenne, a orillas del Mosa, siete capillas que representaban las Siete Iglesias de Roma.

Las capillas estaban situadas alrededor de una iglesia.

La santa fundó ahí mismo un convento y lo pobló con religiosas de la abadía que su hermana había gobernado en vida.

Más tarde, dicho convento se convirtió en una casa de canonesas, y los canónigos regulares de Letrán conmemoran a Santa Bega como miembro de su orden.

También las beguinas de Bélgica la veneran como patrona.

Pero Santa Bega no fue la fundadora de las beguitas, como suele afirmarse; la confusión procede de la semejanza de los nombres.

Santa Bega murió cuando era abadesa de Andenne y fue sepultada ahí.

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Fuente: www.dominicos.org/aragon/
Jacinto María Cormier, Beato Maestro de la Orden de Predicadores, 17 Diciembre  

Jacinto María Cormier, Beato

Nació el 8 de diciembre de 1832.

Siendo sacerdote secular en 1856 ingresó en la Orden de los Predicadores (Dominicos) en Flavigny.

En 1858 profesó en Santa Sabina de Roma, después de una enfermedad.

En 1862 fue nombrado Prior en la isla de Córcega, por el Maestro General.

En 1886 fue instituido primer Provincial de la nueva Provincia de Tolosa, confirmado en 1870 por los vocales de la Provincia y en 1878 fue elegido por tercera vez.

En 1882 fue Prior de Tolosa. En 1888 fue Presidente de la nueva Casa erigida en Biarritz, y en 1890 Prior del Convento de San Maximino.

En 1891 llevado como socio del P. Früwihth.

En 1896 fue instituido Procurador General en la Curia Romana. Publicó varios libros sobre historia (vidas de santos) y sobre espiritualidad.

Hombre de profunda vida interior y espiritual, fue amigo y consejero de León XIII y Pío X. León XIII quiso hacerle cardenal, pero no se llevó a cabo por razones políticas.

A Santo Domingo se le dio este nombre cuando comenzó a predicar en el sur de Francia, como aparece en algunos documentos: "Prior y maestro de los predicadores". En el Capítulo General de la Orden que se celebró en Bolonia en 1221 se decidió dar el nombre de "Maestro" al superior de toda la Orden.

Jacinto María fue elegido Maestro General en el Capítulode Santa María de la Encina de Viterbo, Italia, en 1904.

Durante su mandato fue creado el Colegio Angelicum, en Roma, para lo cual llamó a eximios profesores de varias Provincias de la Orden.

También hizo que se redactase el Reglamento de Estudios (Ratio Studiorum) de modo que respondiese a las necesidades de los tiempos.

Propagó el conocimiento y la veneración a los santos de la Orden.

Su norma fue evitar todo tipo de sectarismo en la Orden a la vez que impulsó el respeto de las individualidades y de las libertades.

Falleció el 17 de diciembre de 1916 y está enterrado en el Angelicum.

Fue beatificado por Juan Pablo II el 20 de noviembre de 1994.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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