viernes, 2 de enero de 2015

[ † ] Domingo. Solemnidad de la Epifanía del Señor. 04/01/2015. Excepto causa grave, no asistir a Misa dominical es pecado GRAVE (CIC 2042, 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). Precepto: Misa ENTERA. Víspera del Domingo comienza el Sábad

JA

JMJ

Pax

Lectura del santo Evangelio según san Mateo (2, 1-12)

Gloria a ti, Señor.

Jesús nació en Belén de Judá, en tiempos del rey Herodes.

Unos magos de Oriente llegaron entonces a Jerusalén y preguntaron: "¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo".

Al enterarse de esto, el rey Herodes se sobresaltó y toda Jerusalén con él. Convocó entonces a los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: "En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en manera alguna la menor entre las ciudades ilustres de Judá, pues de ti saldrá un jefe, que será el pastor de mi pueblo, Israel".

Entonces Herodes llamó en secreto a los magos, para que le precisaran el tiempo en que se les había aparecido la estrella y los mandó a Belén, diciéndoles: "Vayan a averiguar cuidadosamente qué hay de ese niño, y cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo".

Después de oír al rey, los magos se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto surgir, comenzó a guiarlos, hasta que se detuvo encima de donde estaba el niño. Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Advertidos durante el sueño de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). ¿Qué pensaríamos de un cónyuge que le dice a su pareja: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

Epifanía del Señor (en algunos lugares)

Solemnidad

Florecerá en sus días la justicia y reinará la paz

Manifiéstate en nuestros corazones, Señor

Antífona de Entrada

Mirad que ya viene el Señor de los ejércitos; en su mano están el reino y la potestad y el imperio.

Se dice Gloria.

Oración Colecta

Oremos:

Señor, Dios nuestro, que por medio de una estrella, diste a conocer en este día, a todos los pueblos el nacimiento de tu Hijo, concede a los que ya te conocemos por la fe, llegar a contemplar, cara a cara, la hermosura de tu inmensa gloria.

Por nuestro Señor Jesucristo…

Amén.

 

Primera Lectura

Lectura del libro del profeta Isaías (60, 1-6)

Levántate y resplandece, Jerusalén, porque ha llegado tu luz y la gloria del Señor alborea sobre ti. Mira: las tinieblas cubren la tierra y espesa niebla envuelve a los pueblos; pero sobre ti resplandece el Señor y en ti se manifiesta su gloria.

Caminarán los pueblos a tu luz y los reyes, al resplandor de tu aurora.

Levanta los ojos y mira alrededor: todos se reúnen y vienen a ti; tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos. Entonces verás esto radiante de alegría; tu corazón se alegrará, y se ensanchará, cuando se vuelquen sobre ti los tesoros del mar y te traigan las riquezas de los pueblos.

Te inundará una multitud de camellos y dromedarios, procedentes de Madián y de Efá. Vendrán todos los de Sabá trayendo incienso y oro y proclamando las alabanzas del Señor.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

 

Salmo Responsorial Salmo 71

Que te adoren, Señor, todos los pueblos.

Comunica, Señor, al rey tu juicio y tu justicia, al que es hijo de reyes; así tu siervo saldrá en defensa de tus pobres y regirá a tu pueblo justamente.

Que te adoren, Señor, todos los pueblos.

Florecerá en sus días la justicia y reinará la paz, era tras era. De mar a mar se extenderá su reino y de un extremo al otro de la tierra.

Que te adoren, Señor, todos los pueblos.

Los reyes de occidente y de las islas le ofrecerán sus dones. Ante él se postrarán todos los reyes y todas las naciones.

Que te adoren, Señor, todos los pueblos.

Al débil librará del poderoso y ayudará al que se encuentra sin amparo; se apiadará del desvalido y pobre y salvará la vida al desdichado.

Que te adoren, Señor, todos los pueblos.

 

Segunda Lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (3, 2-3. 5-6)

Hermanos: Han oído hablar de la distribución de la gracia de Dios, que se me ha confiado en favor de ustedes. Por revelación se me dio a conocer este misterio, que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, pero que ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: es decir, que por el Evangelio, también los paganos son coherederos de la misma herencia, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la misma promesa en Jesucristo.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

 

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.

Hemos visto su estrella en el oriente y hemos venido a adorar al Señor.

Aleluya.

 

Evangelio

Lectura del santo Evangelio según san Mateo (2, 1-12)

Gloria a ti, Señor.

Jesús nació en Belén de Judá, en tiempos del rey Herodes.

Unos magos de Oriente llegaron entonces a Jerusalén y preguntaron: "¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo".

Al enterarse de esto, el rey Herodes se sobresaltó y toda Jerusalén con él. Convocó entonces a los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: "En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en manera alguna la menor entre las ciudades ilustres de Judá, pues de ti saldrá un jefe, que será el pastor de mi pueblo, Israel".

Entonces Herodes llamó en secreto a los magos, para que le precisaran el tiempo en que se les había aparecido la estrella y los mandó a Belén, diciéndoles: "Vayan a averiguar cuidadosamente qué hay de ese niño, y cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo".

Después de oír al rey, los magos se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto surgir, comenzó a guiarlos, hasta que se detuvo encima de donde estaba el niño. Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Advertidos durante el sueño de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Se dice Credo.

Oración de los Fieles

Celebrante:

Hermanos, sigamos la estrella que nos conduce a Belén y vayamos al encuentro del Señor, sabiendo que Él es el Dios con nosotros, el Dios nuestro. Digamos con fe: Manifiéstate en nuestros corazones, Señor.

Para que Dios destierre de la Iglesia todo afán de poder, de dominio y de privilegio. Oremos.

Manifiéstate en nuestros corazones, Señor.

Para que la vida de la Iglesia ilumine el camino de los hombres y les manifieste el amor que Dios tiene a sus criaturas.

 Oremos.

Manifiéstate en nuestros corazones, Señor.

Para que todos los hombres vivamos en continua adoración a Dios que salva a la humanidad y que no hace acepción de personas.

 Oremos.

Manifiéstate en nuestros corazones, Señor.

Para que seamos agradecidos al Señor por el don de la fe, la vivamos con audacia y la comuniquemos con alegría.

Oremos.

Manifiéstate en nuestros corazones, Señor.

Para que el Señor se manifieste a los que reciben el anuncio de la salvación en tierras de misión.

Oremos.

Manifiéstate en nuestros corazones, Señor.

Para que los niños de nuestras familias acojan a Jesús, como el mejor regalo del Padre y sean solidarios con los niños que sufren la pobreza o la enfermedad.

Oremos.

Manifiéstate en nuestros corazones, Señor.

Celebrante:

Señor, escucha nuestras súplicas filiales, manifiéstanos tu verdad, háblanos al corazón, y haz que nuestra vida sea un anuncio gozoso de tu salvación universal.

Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén.

Oración sobre las Ofrendas

Mira, Señor, con bondad los dones de tu Iglesia, que no consisten ya en oro, incienso y mirra, sino en tu mismo Hijo, Jesucristo, que, bajo las apariencias de pan y de vino, va a ofrecerse en sacrificio y a dársenos en alimento y que vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.

Prefacio de la Epifanía

Cristo, luz de las naciones

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón.

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.

Porque hoy has revelado en Cristo, para luz de todos los pueblos, el misterio de nuestra salvación; pues al manifestarse tu Hijo en nuestra carne mortal, nos hiciste partícipes de la gloria de su inmortalidad.

Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo…

Antífona de la Comunión

Hemos visto su estrella en el Oriente y venimos con regalos a adorar al Señor.

Oración después de la Comunión

Oremos:

Que tu luz, Señor, nos guíe y nos acompañe siempre para que comprendamos cada día más este sacramento en el que hemos participado y podamos recibirlo con mayor amor.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

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Segundo Domingo después de Navidad

Libro de Eclesiástico 24,1-2.8-12.
La sabiduría hace el elogio de sí misma
y se gloría en medio de su pueblo,
abre la boca en la asamblea del Altísimo
y se gloría delante de su Poder.
«El Creador de todas las cosas me dio una orden,
el que me creó me hizo instalar mi carpa.
Él me dijo: "Levanta tu carpa en Jacob
y fija tu herencia en Israel".
El me creó antes de los siglos, desde el principio,
y por todos los siglos no dejaré de existir.
Ante Él, ejercí el ministerio en la Morada santa,
y así me he establecido en Sión;
Él me hizo reposar asimismo en la Ciudad predilecta,
y en Jerusalén se ejerce mi autoridad.
Yo eché raíces en un Pueblo glorioso,
en la porción del Señor, en su herencia».

Salmo 147,12-13.14-15.19-20.
¡Glorifica al Señor, Jerusalén,
alaba a tu Dios, Sión!
El reforzó los cerrojos de tus puertas
y bendijo a tus hijos dentro de ti.

El asegura la paz en tus fronteras
y te sacia con lo mejor del trigo.
Envía su mensaje a la tierra,
su palabra corre velozmente.

Revela su palabra a Jacob,
sus preceptos y mandatos a Israel:
a ningún otro pueblo trató así
ni le dio a conocer sus mandamientos.

Carta de San Pablo a los Efesios 1,3-6.15-18.
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo,
y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor.
El nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad,
para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido.
Por eso, habiéndome enterado de la fe que ustedes tienen en el Señor Jesús y del amor que demuestran por todos los hermanos,
doy gracias sin cesar por ustedes recordándolos siempre en mis oraciones
Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les conceda un espíritu de sabiduría y de revelación que les permita conocerlo verdaderamente.
Que él ilumine sus corazones, para que ustedes puedan valorar la esperanza a la que han sido llamados, los tesoros de gloria que encierra su herencia entre los santos,

Evangelio según San Juan 1,1-18.
Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.
Al principio estaba junto a Dios.
Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron.
Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
El no era la luz, sino el testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre.
Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron.
Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.
Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios.
Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él, al declarar: "Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo".
De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia:
porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre.

 

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Meditación diaria

Tiempo de Navidad
4 de enero

NATURALIDAD Y SENCILLEZ

— Sencillez y naturalidad de la Sagrada Familia. La sencillez, manifestación externa de la humildad.

— Sencillez y rectitud de intención. Consecuencias de la «infancia espiritual». Sencillos en el trato con Dios, y en el trato con los demás y en la dirección espiritual.

— Lo que se opone a la sencillez. Frutos de esta virtud. Medios para alcanzarla.

I. El Mesías llegó al Templo en brazos de su Madre. Nadie debió reparar en aquel matrimonio joven que llevaba a un niño pequeño para presentarlo al Señor.

Las madres tenían que esperar al sacerdote en la puerta oriental. Allá se fue María, junto con otras mujeres, y aguardó a que le llegara el turno para que el sacerdote tomara en sus brazos al Hijo. A su lado estaba José, dispuesto para pagar el rescate. La ceremonia de la purificación de María y del rescate del Niño del servicio del Templo en nada se diferenciaron exteriormente de lo que solía ocurrir en estas ocasiones.

Toda la vida de María está penetrada de una profunda sencillez. Su vocación de Madre del Redentor se realizó siempre con naturalidad. Aparece en casa de su prima Isabel para ayudarla, para servirla durante aquellos meses; prepara para su Hijo los pañales y la ropa; vive treinta años junto a Jesús, sin cansarse de mirarlo, con un trato amabilísimo, pero con toda sencillez. Cuando en Caná alcanza de su Hijo el primer milagro, lo hace con tal naturalidad que ni siquiera los novios se dan cuenta del hecho portentoso. En ningún momento alardea de especiales privilegios: «María Santísima, Madre de Dios, pasa inadvertida, como una más entre las mujeres de su pueblo.

»—Aprende de Ella a vivir con "naturalidad"»1. La sencillez y la naturalidad hicieron de la Virgen, en lo humano, una mujer especialmente atrayente y acogedora. Su Hijo, Jesús, es el modelo de la sencillez perfecta, durante treinta años de la vida oculta y en todo momento: cuando comienza a predicar la Buena Nueva no despliega una actividad ruidosa, llamativa, espectacular. Jesús es la misma sencillez cuando nace o es presentado en el Templo, o cuando manifiesta su divinidad por medio de milagros que solo Dios puede hacer.

El Salvador huye del espectáculo y de la vanagloria, de los gestos falsos y teatrales; se hace asequible a todos: a los enfermos desahuciados y a los más desamparados, que acuden confiadamente a Él para implorarle el remedio de sus dolencias; a los Apóstoles que le preguntan sobre el sentido de las parábolas; a niños que le abrazan con confianza.

La sencillez es una manifestación de la humildad. Se opone radicalmente a todo lo que es postizo, artificial, engañoso. Y es una virtud especialmente necesaria para el trato con Dios, para la dirección espiritual, para el apostolado y la convivencia con las personas con las que cada día hemos de relacionarnos.

«Naturalidad. —Que vuestra vida de caballeros cristianos, de mujeres cristianas –vuestra sal y vuestra luz– fluya espontáneamente, sin rarezas ni ñoñerías: llevad siempre con vosotros nuestro espíritu de sencillez»2.

II. Si tu ojo fuera sencillo, todo tu cuerpo estará iluminado3. La sencillez exige claridad, transparencia y rectitud de intención, que nos preserva de tener una doble vida, de servir a dos señores: a Dios, y a uno mismo. La sencillez, además, requiere una voluntad fuerte, que nos lleve a escoger el bien, y que se imponga a las tendencias desordenadas de una vida exclusivamente sensitiva, y domine lo turbio y complicado que hay en todo hombre. El alma sencilla juzga de las cosas, de las personas y de los acontecimientos según un juicio recto iluminado por la fe, y no por las impresiones del momento4.

La sencillez es una consecuencia y una característica de la llamada «infancia espiritual», a la que nos invita el Señor especialmente en estos días en que estamos contemplando su Nacimiento y su vida oculta: En verdad os digo que si no os volvéis y hacéis semejantes a los niños –en la sencillez y en la inocencia– no entraréis en el Reino de los Cielos5. Nos dirigimos al Señor como niños, sin actitudes rebuscadas ni ficticias, porque sabemos que Él no se fija tanto en la apariencia externa, sino que mira el corazón6. Sentimos sobre nosotros la mirada amable del Señor, que es una invitación a la autenticidad, a comportarnos con sencillez en su presencia, a tratarle en una oración personal, directa, confiada. Por eso hemos de huir de cualquier formalismo en el trato con Dios, aunque hay una «urbanidad de la piedad»7, que nos lleva a mostrarnos delicados, especialmente en el culto, en la liturgia; pero el respeto no es convenciona-lismo ni pura actitud externa, sino que hunde sus raíces en una auténtica piedad del corazón.

En la lucha ascética hemos de reconocernos como en realidad somos y aceptar las propias limitaciones, comprender que Dios las abarca con su mirada y cuenta con ellas. Y esto, lejos de inquietarnos, nos llevará a confiar más en Él, a pedirle su ayuda para vencer los defectos y para alcanzar las metas que vemos necesarias en nuestra vida interior en este momento, aquellos puntos que más estamos siguiendo en nuestro examen particular y en nuestro examen general de conciencia.

Si somos sencillos con Dios sabremos serlo con quienes tratamos cada día, con nuestros parientes, amigos y compañeros. Y es sencillo quien actúa y habla en íntima armonía con lo que piensa y desea; quien se muestra a los demás tal como es, sin aparentar lo que no es o lo que no posee. Produce siempre una gran alegría encontrar un alma llana, sin pliegues ni recovecos, en quien se puede confiar, como Natanael, que mereció el elogio del Señor: he aquí un verdadero israelita, en quien no hay doblez ni engaño8. Por el contrario, en otro lugar el Señor nos pone en guardia contra los falsos profetas que van a vosotros disfrazados9, contra los que piensan de un modo y actúan de otro.

En la convivencia diaria, toda complicación pone obstáculos entre nosotros y los demás, y nos aleja de Dios: «Ese énfasis y ese engolamiento te sientan mal: se ve que son postizos. —Prueba, al menos, a no emplearlos ni con tu Dios, ni con tu director, ni con tus hermanos: y habrá, entre ellos y tú, una barrera menos»10.

De modo especial, hemos de mostrarnos con una sencillez plena en la oración, en la dirección espiritual y en la Confesión, hablando con claridad y transparencia, con el deseo de que nos conozcan bien, huyendo de las generalidades, de los circunloquios y medias verdades, sin ocultar nada. El Señor quiere que manifestemos con llaneza lo que nos pasa, las alegrías y las preocupaciones, los motivos de nuestra conducta.

III. La sencillez y la naturalidad son virtudes extraordinariamente atrayentes: para comprenderlo, basta mirar a Jesús, a María y a José. Pero hemos de saber que son virtudes difíciles, a causa de la soberbia, que nos lleva a tener una idea desmesurada sobre nosotros mismos, y a querer aparentar ante los demás por encima de lo que somos o tenemos. Nos sentimos humillados tantas veces por desear ser el centro de la atención y de la estima de quienes nos rodean; por no reconocer que, en ocasiones, actuamos mal; por no conformarnos con hacer y desaparecer, sin buscar la recompensa de una palabra de alabanza o de gratitud. Muchas veces nos complicamos la vida por no aceptar las propias limitaciones, por tomarnos demasiado en serio. La soberbia puede inducirnos a hablar demasiado sobre nosotros mismos, a pensar casi exclusivamente en nuestros problemas personales, o a procurar llamar la atención por caminos a veces complejos y enrevesados: hasta puede hacernos simular enfermedades inexistentes, o alegrías y tristezas que no se corresponden con nuestro estado de ánimo.

La pedantería, la afectación, la jactancia, la hipocresía y la mentira se oponen a la sencillez y, por tanto, a la amistad; también dificultan una convivencia amable. Son un verdadero obstáculo para la vida de familia.

Pero la sencillez que nos enseña el Señor no es ingenuidad: Mirad, nos dice, que os envío como ovejas en medio de lobos. Por tanto, habéis de ser prudentes como serpientes, y sencillos como palomas11. Los cristianos hemos de ir por el mundo con estas dos virtudes –la sencillez y la prudencia–, que se perfeccionan mutuamente.

Para ser sencillos es preciso cuidar la rectitud de intención en nuestras acciones, que deben estar dirigidas a Dios. Solo así podrán prevalecer sobre nuestros complejos sentimientos, sobre las impresiones del momento o la confusa vida de los sentidos. Y junto a la rectitud de intención, la sinceridad clara, escueta –ruda, si fuese necesario– para exponer nuestras propias flaquezas, sin tratar de disimularlas o negarlas: «Mira: los apóstoles, con todas sus miserias patentes e innegables, eran sinceros, sencillos..., transparentes.

»Tú también tienes miserias patentes e innegables. —Ojalá no te falte sencillez»12.

Para aprender a ser sencillos contemplemos a Jesús, a María y a José en todas las escenas de la infancia del Señor, en medio de su vida corriente. Pidámosles que nos hagan como niños delante de Dios, para tratarle personalmente, sin anonimato, sin miedo.

1 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 499. — 2 Ibídem, n. 379. — 3 Mt 6, 22. — 4 Cfr. I. Celaya, voz Sencillez, en Gran Enciclopedia Rialp, Madrid 1971, vol. 21 pp. 173-174. — 5 Mt 18, 2-3. — 6 1 Sam 16, 7. — 7 Cfr. San Josemaría Escrivá, o. c., n. 541. — 8 Jn 1, 47. — 9 Mt 7, 15. — 10 San Josemaría Escrivá, o. c., n. 47. — 11 Mt 10, 16. — 12 San Josemaría Escrivá, o. c., n. 932.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Fuente: Vatican.va
Manuel González García, Beato Obispo y Fundador, 4 Enero  

Manuel González García, Beato

FUNDADOR DE LAS MISIONERAS EUCARÍSTICAS DE NAZARET

Manuel González García, obispo de Málaga y de Palencia, fue una figura significativa y relevante de la Iglesia española durante la primera mitad del siglo XX.

El cuarto de cinco hermanos, nació en Sevilla el 25 de febrero de 1877, en el seno de una familia humilde y profundamente religiosa. Su padre, Martín González Lara, era carpintero, mientras su madre Antonia se ocupaba del hogar. En este ambiente Manuel creció serenamente y con ilusiones, que no siempre pudo ver realizadas. Sin embargo, hubo una que sí alcanzó, y que dejaría huella en su corazón: formar parte de los famosos "seises" de la catedral de Sevilla, grupo de niños de coro que bailaban en las solemnidades del Corpus Christi y de la Inmaculada. Ya entonces su amor a la Eucaristía y a María Santísima se consolidaron.

La vivencia cristiana de su familia y el buen ejemplo de sacerdotes le llevaron a descubrir su vocación. Sin previo aviso a sus padres, se presentó al examen de ingreso al seminario. Ellos acogieron esta sorpresa del hijo con aceptación de los caminos de Dios. Manuel, consciente de la situación económica en su casa, pagó la estancia de sus años de formación trabajando como fámulo.

Finalmente llegó el esperado 21 de septiembre de 1901, fecha en la que recibió la ordenación sacerdotal de manos del beato cardenal Marcelo Spinola. En 1902 fue enviado a dar una misión en Palomares del Río, pueblo donde Dios le marcó con la gracia que determinaría su vida sacerdotal. Él mismo nos describe esta experiencia. Después de escuchar las desalentadoras perspectivas que para la misión le presentó el sacristán, nos dice: "Fuime derecho al Sagrario... y ¡qué Sagrario, Dios mío! ¡Qué esfuerzos tuvieron que hacer allí mi fe y mi valor para no salir corriendo para mi casa! Pero, no huí. Allí de rodillas... mi fe veía a un Jesús tan callado, tan paciente, tan bueno, que me miraba... que me decía mucho y me pedía más, una mirada en la que se reflejaba todo lo triste del Evangelio... La mirada de Jesucristo en esos Sagrarios es una mirada que se clava en el alma y no se olvida nunca. Vino a ser para mí como punto de partida para ver, entender y sentir todo mi ministerio sacerdotal". Esta gracia irá madurando en su corazón.

En 1905 es destinado a Huelva. Se encontró con una situación de notable indiferencia religiosa, pero su amor e ingenio abrieron caminos para reavivar pacientemente la vida cristiana. Siendo párroco de la parroquia de San Pedro y arcipreste de Huelva, se preocupó también de la situación de las familias necesitadas y de los niños, para los que fundó escuelas. Por entonces publicó el primero de sus numerosos libros: Lo que puede un cura hoy, que se convirtió en punto de referencia para los sacerdotes.

El 4 de marzo de 1910, ante un grupo de fieles colaboradoras en su actividad apostólica, derramó el gran anhelo de su corazón. Así nos lo narra: "Permitidme que, yo que invoco muchas veces la solicitud de vuestra caridad en favor de los niños pobres y de todos los pobres abandonados, invoque hoy vuestra atención y vuestra cooperación en favor del más abandonado de todos los pobres: el Santísimo Sacramento. Os pido una limosna de cariño para Jesucristo Sacramentado... os pido por el amor de María Inmaculada y por el amor de ese Corazón tan mal correspondido, que os hagáis las Marías de esos Sagrarios abandonados".

Así, con la sencillez del Evangelio, nació la "Obra para los Sagrarios-Calvarios". Obra para dar una respuesta de amor reparador al amor de Cristo en la Eucaristía, a ejemplo de María Inmaculada, el apóstol san Juan y las Marías que permanecieron fieles junto a Jesús en el Calvario.

La gran familia de la Unión Eucarística Reparadora, que se inició con la rama de laicos denominada Marías de los Sagrarios y Discípulos de san Juan, se extendió rápidamente y don Manuel abrió camino, sucesivamente a la Reparación Infantil Eucarística en el mismo año; los sacerdotes Misioneros Eucarísticos en 1918; la congregación religiosa de Misioneras Eucarísticas de Nazaret en 1921, en colaboración con su hermana María Antonia; la institución de Misioneras Auxiliares Nazarenas en 1932; y la Juventud Eucarística Reparadora en 1939.

La rápida propagación de la Obra en otras diócesis de España y América, a través de la revista "El Granito de Arena", que había fundado años atrás, le impulsó a solicitar la aprobación del Papa. Don Manuel llegó a Roma a finales de 1912, y el 28 de noviembre fue recibido en audiencia por Su Santidad Pío X, a quien fue presentado como "el apóstol de la Eucaristía". San Pío X se interesó por toda su actividad apostólica y bendijo la Obra.

Su entrega generosa y la vivencia auténtica del sacerdocio son, sin duda, el motivo de la confianza que el Papa Benedicto XV deposita en él, nombrándolo obispo auxiliar de Málaga; recibe la ordenación episcopal el 16 de enero de 1916. En 1920 fue nombrado obispo residencial de esa sede, acontecimiento que decidió celebrar dando un banquete a los niños pobres, en vez de a las autoridades; estas, junto con los sacerdotes y seminaristas, sirvieron la comida a los tres mil niños.

Como pastor de la diócesis malagueña, inició su misión tomando contacto con la grey que se le había encomendado para conocer sus necesidades. Al igual que en Huelva, potenció las escuelas y catequesis parroquiales, practicó la predicación callejera conversando con todo el que se encontraba de camino... y descubrió que la necesidad más urgente era la de sacerdotes. Este problema debía afrontarse desde la situación del seminario, la cual era lamentable. Con una confianza sin límites en la mano providente del Corazón de Jesús, emprendió la construcción de un nuevo seminario que reuniese las condiciones necesarias para formar sacerdotes sanos humana, espiritual, pastoral e intelectualmente. Sueña y proyecta "un seminario sustancialmente eucarístico. En el que la Eucaristía fuera: en el orden pedagógico, el más eficaz estímulo; en el científico, el primer maestro y la primera asignatura; en el disciplinar el más vigilante inspector; en el ascético el modelo más vivo; en el económico la gran providencia; y en el arquitectónico la piedra angular".

A sus sacerdotes, al igual que a los miembros de las diversas fundaciones que realizó, les propondrá como camino de santidad "llegar a ser hostia en unión de la Hostia consagrada", que significa "dar y darse a Dios y en favor del prójimo del modo más absoluto e irrevocable".

Manuel González no escatima esfuerzos para mejorar la situación humana y espiritual de su diócesis. Su ingente actividad hace que no pase desapercibido, y con la llegada de la República a España su situación se hace delicada. El 11 de mayo de 1931 el ataque es directo, le incendian el palacio episcopal y ha de trasladarse a Gibraltar para no poner en peligro la vida de quienes lo acogen. Desde 1932 rige su diócesis desde Madrid, y el 5 de agosto de 1935 el Papa Pío XI lo nombra obispo de Palencia, donde entregó los últimos años de su ministerio episcopal.

También hay que destacar, durante todos los años de su actividad pastoral, la fecundidad de su pluma. Con estilo ágil, lleno de gracia andaluza y de unción, transmitió el amor a la Eucaristía, introdujo en la oración, formó catequistas, guió a los sacerdotes. Entre sus libros, destacamos: El abandono de los Sagrarios acompañados, Oremos en el Sagrario como se oraba en el Evangelio, Artes para ser apóstol, La gracia en la educación, Arte y liturgia, etc. Escritos que por su gran difusión se han recopilado en la reciente edición de sus Obras Completas.

Los últimos años su salud empeora notablemente, prueba que vive de modo heroico, sin perder la sonrisa de su rostro siempre amable y acogedor, y la aceptación de los designios del Padre. El 4 de enero de 1940 entregó su alma al Señor y fue enterrado en la catedral de Palencia, donde podemos leer el epitafio que él mismo escribió: "Pido ser enterrado junto a un Sagrario, para que mis huesos, después de muerto, como mi lengua y mi pluma en vida, estén siempre diciendo a los que pasen: ¡Ahí está Jesús! ¡Ahí está! ¡No lo dejéis abandonado!".

Su Santidad Juan Pablo II declaró sus virtudes heroicas el 6 de abril de 1998, y aprobó el milagro atribuido a su intercesión el 20 de diciembre de 1999.

 

Uno de los mejores libros que Ud. habrá leído en su vida:
Qué hace y qué dice el Corazón de Jesús en el Sagrario


Algunos párrafos

«El Maestro está ahí y te llama» (Jn 11,28).

«Estar [Jesús] en el Sagrario significa venir del cielo todo un Dios, hacer el milagro más estupendo de sabiduría, poder y amor para poder llegar hasta la ruindad del hombre, quedarse quieto, callado y hasta gustoso, lo traten bien o lo traten mal, lo pongan en casa rica o miserable, lo busquen o lo desprecien, lo alaben o lo maldigan, lo adoren como a Dios o lo desechen como mueble viejo... Y repetir eso mañana, y pasado mañana, y el mes que viene, y un año, y un siglo, y hasta el fin los siglos... Y repetirlo en este Sagrario y en el templo vecino y en el de todos los pueblos... Y repetir eso entre almas buenas, finas y agradecidas, y entre almas tibias, olvidadizas, inconstantes y almas frías, duras, pérfidas, sacrílegas... Eso es estar el Corazón de Jesús en el Sagrario.

«¡Está aquí! ¡Santa, deliciosa, arreba-tadora palabra, que dice a mi fe más que todas las maravillas de la tierra y todos los milagros del Evangelio, que da a mi esperanza la posesión anticipada de todas las promesas, y que pone estremecimientos de placer divino en el amor de mi alma!

«¡Está aquí! Sabedlo, demonios que queréis perderme, enfermedades que ponéis tristeza en mi vida, contrariedades, desengaños, que arrancáis lágrimas a mis ojos, pecados que me atormentáis con vuestros remordimientos, cosas malas que me asediáis, sabedlo, que el Fuerte, el Grande, el Magnífico, el Suave, el Vencedor, el Buenísimo Corazón de Jesús está aquí, ¡aquí, en el Sagrario mío!

«Padre eterno, ¡bendita sea la hora en que los labios de vuestro Hijo unigénito se abrieron en la tierra para dejar salir estas palabras: "Sabed que yo estoy todo los días con vosotros hasta la consumación de los siglos"!

«Padre, Hijo y Espíritu Santo, benditos seáis por cada uno de los segundos que está con nosotros el Corazón de Jesús en cada uno de los Sagrarios de la tierra.

Fuente: Vatican.va
Manuel González García, Beato Obispo y Fundador, 4 Enero  

Manuel González García, Beato

FUNDADOR DE LAS MISIONERAS EUCARÍSTICAS DE NAZARET

Manuel González García, obispo de Málaga y de Palencia, fue una figura significativa y relevante de la Iglesia española durante la primera mitad del siglo XX.

El cuarto de cinco hermanos, nació en Sevilla el 25 de febrero de 1877, en el seno de una familia humilde y profundamente religiosa. Su padre, Martín González Lara, era carpintero, mientras su madre Antonia se ocupaba del hogar. En este ambiente Manuel creció serenamente y con ilusiones, que no siempre pudo ver realizadas. Sin embargo, hubo una que sí alcanzó, y que dejaría huella en su corazón: formar parte de los famosos "seises" de la catedral de Sevilla, grupo de niños de coro que bailaban en las solemnidades del Corpus Christi y de la Inmaculada. Ya entonces su amor a la Eucaristía y a María Santísima se consolidaron.

La vivencia cristiana de su familia y el buen ejemplo de sacerdotes le llevaron a descubrir su vocación. Sin previo aviso a sus padres, se presentó al examen de ingreso al seminario. Ellos acogieron esta sorpresa del hijo con aceptación de los caminos de Dios. Manuel, consciente de la situación económica en su casa, pagó la estancia de sus años de formación trabajando como fámulo.

Finalmente llegó el esperado 21 de septiembre de 1901, fecha en la que recibió la ordenación sacerdotal de manos del beato cardenal Marcelo Spinola. En 1902 fue enviado a dar una misión en Palomares del Río, pueblo donde Dios le marcó con la gracia que determinaría su vida sacerdotal. Él mismo nos describe esta experiencia. Después de escuchar las desalentadoras perspectivas que para la misión le presentó el sacristán, nos dice: "Fuime derecho al Sagrario... y ¡qué Sagrario, Dios mío! ¡Qué esfuerzos tuvieron que hacer allí mi fe y mi valor para no salir corriendo para mi casa! Pero, no huí. Allí de rodillas... mi fe veía a un Jesús tan callado, tan paciente, tan bueno, que me miraba... que me decía mucho y me pedía más, una mirada en la que se reflejaba todo lo triste del Evangelio... La mirada de Jesucristo en esos Sagrarios es una mirada que se clava en el alma y no se olvida nunca. Vino a ser para mí como punto de partida para ver, entender y sentir todo mi ministerio sacerdotal". Esta gracia irá madurando en su corazón.

En 1905 es destinado a Huelva. Se encontró con una situación de notable indiferencia religiosa, pero su amor e ingenio abrieron caminos para reavivar pacientemente la vida cristiana. Siendo párroco de la parroquia de San Pedro y arcipreste de Huelva, se preocupó también de la situación de las familias necesitadas y de los niños, para los que fundó escuelas. Por entonces publicó el primero de sus numerosos libros: Lo que puede un cura hoy, que se convirtió en punto de referencia para los sacerdotes.

El 4 de marzo de 1910, ante un grupo de fieles colaboradoras en su actividad apostólica, derramó el gran anhelo de su corazón. Así nos lo narra: "Permitidme que, yo que invoco muchas veces la solicitud de vuestra caridad en favor de los niños pobres y de todos los pobres abandonados, invoque hoy vuestra atención y vuestra cooperación en favor del más abandonado de todos los pobres: el Santísimo Sacramento. Os pido una limosna de cariño para Jesucristo Sacramentado... os pido por el amor de María Inmaculada y por el amor de ese Corazón tan mal correspondido, que os hagáis las Marías de esos Sagrarios abandonados".

Así, con la sencillez del Evangelio, nació la "Obra para los Sagrarios-Calvarios". Obra para dar una respuesta de amor reparador al amor de Cristo en la Eucaristía, a ejemplo de María Inmaculada, el apóstol san Juan y las Marías que permanecieron fieles junto a Jesús en el Calvario.

La gran familia de la Unión Eucarística Reparadora, que se inició con la rama de laicos denominada Marías de los Sagrarios y Discípulos de san Juan, se extendió rápidamente y don Manuel abrió camino, sucesivamente a la Reparación Infantil Eucarística en el mismo año; los sacerdotes Misioneros Eucarísticos en 1918; la congregación religiosa de Misioneras Eucarísticas de Nazaret en 1921, en colaboración con su hermana María Antonia; la institución de Misioneras Auxiliares Nazarenas en 1932; y la Juventud Eucarística Reparadora en 1939.

La rápida propagación de la Obra en otras diócesis de España y América, a través de la revista "El Granito de Arena", que había fundado años atrás, le impulsó a solicitar la aprobación del Papa. Don Manuel llegó a Roma a finales de 1912, y el 28 de noviembre fue recibido en audiencia por Su Santidad Pío X, a quien fue presentado como "el apóstol de la Eucaristía". San Pío X se interesó por toda su actividad apostólica y bendijo la Obra.

Su entrega generosa y la vivencia auténtica del sacerdocio son, sin duda, el motivo de la confianza que el Papa Benedicto XV deposita en él, nombrándolo obispo auxiliar de Málaga; recibe la ordenación episcopal el 16 de enero de 1916. En 1920 fue nombrado obispo residencial de esa sede, acontecimiento que decidió celebrar dando un banquete a los niños pobres, en vez de a las autoridades; estas, junto con los sacerdotes y seminaristas, sirvieron la comida a los tres mil niños.

Como pastor de la diócesis malagueña, inició su misión tomando contacto con la grey que se le había encomendado para conocer sus necesidades. Al igual que en Huelva, potenció las escuelas y catequesis parroquiales, practicó la predicación callejera conversando con todo el que se encontraba de camino... y descubrió que la necesidad más urgente era la de sacerdotes. Este problema debía afrontarse desde la situación del seminario, la cual era lamentable. Con una confianza sin límites en la mano providente del Corazón de Jesús, emprendió la construcción de un nuevo seminario que reuniese las condiciones necesarias para formar sacerdotes sanos humana, espiritual, pastoral e intelectualmente. Sueña y proyecta "un seminario sustancialmente eucarístico. En el que la Eucaristía fuera: en el orden pedagógico, el más eficaz estímulo; en el científico, el primer maestro y la primera asignatura; en el disciplinar el más vigilante inspector; en el ascético el modelo más vivo; en el económico la gran providencia; y en el arquitectónico la piedra angular".

A sus sacerdotes, al igual que a los miembros de las diversas fundaciones que realizó, les propondrá como camino de santidad "llegar a ser hostia en unión de la Hostia consagrada", que significa "dar y darse a Dios y en favor del prójimo del modo más absoluto e irrevocable".

Manuel González no escatima esfuerzos para mejorar la situación humana y espiritual de su diócesis. Su ingente actividad hace que no pase desapercibido, y con la llegada de la República a España su situación se hace delicada. El 11 de mayo de 1931 el ataque es directo, le incendian el palacio episcopal y ha de trasladarse a Gibraltar para no poner en peligro la vida de quienes lo acogen. Desde 1932 rige su diócesis desde Madrid, y el 5 de agosto de 1935 el Papa Pío XI lo nombra obispo de Palencia, donde entregó los últimos años de su ministerio episcopal.

También hay que destacar, durante todos los años de su actividad pastoral, la fecundidad de su pluma. Con estilo ágil, lleno de gracia andaluza y de unción, transmitió el amor a la Eucaristía, introdujo en la oración, formó catequistas, guió a los sacerdotes. Entre sus libros, destacamos: El abandono de los Sagrarios acompañados, Oremos en el Sagrario como se oraba en el Evangelio, Artes para ser apóstol, La gracia en la educación, Arte y liturgia, etc. Escritos que por su gran difusión se han recopilado en la reciente edición de sus Obras Completas.

Los últimos años su salud empeora notablemente, prueba que vive de modo heroico, sin perder la sonrisa de su rostro siempre amable y acogedor, y la aceptación de los designios del Padre. El 4 de enero de 1940 entregó su alma al Señor y fue enterrado en la catedral de Palencia, donde podemos leer el epitafio que él mismo escribió: "Pido ser enterrado junto a un Sagrario, para que mis huesos, después de muerto, como mi lengua y mi pluma en vida, estén siempre diciendo a los que pasen: ¡Ahí está Jesús! ¡Ahí está! ¡No lo dejéis abandonado!".

Su Santidad Juan Pablo II declaró sus virtudes heroicas el 6 de abril de 1998, y aprobó el milagro atribuido a su intercesión el 20 de diciembre de 1999.

 

Uno de los mejores libros que Ud. habrá leído en su vida:
Qué hace y qué dice el Corazón de Jesús en el Sagrario


Algunos párrafos

«El Maestro está ahí y te llama» (Jn 11,28).

«Estar [Jesús] en el Sagrario significa venir del cielo todo un Dios, hacer el milagro más estupendo de sabiduría, poder y amor para poder llegar hasta la ruindad del hombre, quedarse quieto, callado y hasta gustoso, lo traten bien o lo traten mal, lo pongan en casa rica o miserable, lo busquen o lo desprecien, lo alaben o lo maldigan, lo adoren como a Dios o lo desechen como mueble viejo... Y repetir eso mañana, y pasado mañana, y el mes que viene, y un año, y un siglo, y hasta el fin los siglos... Y repetirlo en este Sagrario y en el templo vecino y en el de todos los pueblos... Y repetir eso entre almas buenas, finas y agradecidas, y entre almas tibias, olvidadizas, inconstantes y almas frías, duras, pérfidas, sacrílegas... Eso es estar el Corazón de Jesús en el Sagrario.

«¡Está aquí! ¡Santa, deliciosa, arreba-tadora palabra, que dice a mi fe más que todas las maravillas de la tierra y todos los milagros del Evangelio, que da a mi esperanza la posesión anticipada de todas las promesas, y que pone estremecimientos de placer divino en el amor de mi alma!

«¡Está aquí! Sabedlo, demonios que queréis perderme, enfermedades que ponéis tristeza en mi vida, contrariedades, desengaños, que arrancáis lágrimas a mis ojos, pecados que me atormentáis con vuestros remordimientos, cosas malas que me asediáis, sabedlo, que el Fuerte, el Grande, el Magnífico, el Suave, el Vencedor, el Buenísimo Corazón de Jesús está aquí, ¡aquí, en el Sagrario mío!

«Padre eterno, ¡bendita sea la hora en que los labios de vuestro Hijo unigénito se abrieron en la tierra para dejar salir estas palabras: "Sabed que yo estoy todo los días con vosotros hasta la consumación de los siglos"!

«Padre, Hijo y Espíritu Santo, benditos seáis por cada uno de los segundos que está con nosotros el Corazón de Jesús en cada uno de los Sagrarios de la tierra.

Fuente: www.jmarti.ciberia.es
José Manuel González García, Beato Vivencias de alguien que lo conoció, Enero 4  

José Manuel González García, Beato

MIS RECUERDOS DE DON MANUEL

Era yo muy jovencito cuando conocí a Don Manuel. Os cuento: De los 36 niños que habíamos ingresado en el seminario en el curso 1932-33, regresamos al seminario 2, al terminar la guerra civil de España. La biblioteca del seminario se había salvado por haberla trasladado al Colegio del Patriarca, que fue totalmente respetado. Me encargaron la organización de aquel enorme volumen de libros. Y allí me encontré una pila de revistas de EL GRANITO DE ARENA. Me encantó. Devoraba cada número. La facilidad y encanto con que escribía Don Manuel, el ARCIPRESTE DE HUELVA, me enganchó. Y me suscribí a esa revista mensual. Y fui siguiendo sus andanzas.


LO QUE PUEDE UN CURA HOY

Su libro LO QUE PUEDE UN CURA HOY, resultó un punto de referencia para los sacerdotes de la primera mitad del siglo XX. Ya sacerdote, lo leí de cabo a rabo y muchas de mis actuaciones primerizas venían inspiradas en dicho libro. Aquel consejo de que la iglesia parroquial abriera sus puertas antes que las otras casas de la parroquia, lo cumplía con el consiguiente madrugón y el asombro de los feligreses.


FIGURA SEÑERA

Don Manuel nació en Sevilla en 1877, en una familia humilde y profundamente religiosa. Su padre, Martín González Lara, era carpintero, su madre, Antonia, se ocupaba del hogar. En este ambiente Manuel creció serenamente. Dejó huella en su corazón haber formado parte de los famosos "seises" de la catedral de Sevilla, que bailaban y cantaban en las solemnidades del Corpus y de la Inmaculada. Como seise consolidó su amor a la Eucaristía y a la Virgen.


AL SEMINARIO

Sin avisar a sus padres se presentó al examen de ingreso al seminario. Sus buenos padres acogieron la sorpresa considerando como manifestación de los caminos de Dios y aceptándolos como tales. Costeó sus estudios trabajando como fámulo. El 21 de septiembre de 1901, le confirió el sagrado presbiterado el hoy beato cardenal Marcelo Spínola.


PALOMARES DEL RIO, SU PRIMER DESTINO

En 1902 fue enviado a dar una misión en Palomares del Río. Él mismo nos describe esta experiencia. Escuchó las desalentadoras perspectivas que le presentó el sacristán, y dice: "Fuime derecho al Sagrario... y ¡qué Sagrario, Dios mío! ¡Qué esfuerzos tuvieron que hacer allí mi fe y mi valor para no salir corriendo para mi casa! Pero, no huí. Allí de rodillas... mi fe veía a un Jesús tan callado, tan paciente, tan bueno, que me miraba... que me decía mucho y me pedía más, una mirada en la que se reflejaba todo lo triste del Evangelio... La mirada de Jesucristo en esos Sagrarios es una mirada que se clava en el alma y no se olvida nunca. Vino a ser para mí como punto de partida para ver, entender y sentir todo mi ministerio sacerdotal". Esta gracia irá madurando en su corazón.


LA OBEDIENCIA, MOTOR DE LA COSECHA

El arzobispo de Sevilla, Marcelo Spínola y Maestre, había vivido en sus años jóvenes en Huelva, ejerciendo de abogado, y seguía, como arzobispo, con gran preocupación, su vida eclesial, que ofrecía, en sus pastores y en sus fieles, un panorama poco esperanzador. Y tomó una decisión arriesgada. D. Manuel González, recién ordenado, había ya dado muestras de extraordinarias dotes intelectuales y apostólicas, pero todavía no había cumplido 28 años. El sacerdote, que consideraba como fundamental la virtud de la obediencia, nos relata la entrevista: "Llamado una mañana- cuenta - por mi santo Arzobispo, Pastor a lo Buen Pastor y, a fue de tal, de una delicadeza suma en todos sus procederes, me dice sonriente: -¿Quiere Vd. ir a Huelva? - Yo voy volando a donde me mande mi prelado. - No; yo no le mando ir a Huelva; aquello está tan mal, y, lo que es peor, tan dividido entre los pocos buenos... Estoy tan harto de probar procedimientos para mejorarlo sin obtenerlo, que me he acordado de Vd. como última tentativa; al fin y al cabo Vd. es joven y, si se estrella en Huelva, como lo temo, el mismo que lo lleva lo puede traer. Pero, repito, esto no es un mandato sino un deseo. -Señor, los deseos de mi prelado son para mí órdenes, ¿cuando quiere que me vaya? -No, no; ahora se va Vd. a su casa y, durante tres días y con completa reserva de esta conversación, madure este deseo mío delante de su Sagrario y vuelva después con su decisión. -Espero, con la gracia de Dios, que dentro de tres días vendré aquí a decir a V. E. lo mismo que ahora le digo. Me despedí y ¡qué tres días pasé! ¡Sin apenas dormir ni comer y con esfuerzos sobrehumanos para conservar la buena cara y el buen humor! ¡Había oído hablar en todos los años de mis estudios tan mal de la situación religiosa en Huelva...! Llegado el tercer día, me presenté de nuevo al señor Arzobispo. -Sr., aquí me tiene para repetirle lo que le dije el otro día; ¿Cuando quiere que me vaya a Huelva? -Pero, ¿así? ¿tan decidido? -Sí, señor; completamente decidido. Ahora, que, como a mi Prelado debo hablar como al Jesús de mí Sagrario, debo decirle que me voy a Huelva tan decidido en mi voluntad como contrariado en mi gusto. -Me lo explico y no me extraña; espero que ese desprecio de su gusto, para abrazarse a la voluntad del Prelado le ayudará mucho en su misión en Huelva. Sé que es Vd. muy joven para un Arciprestazgo tan importante y para lo malo que está aquello; yo he vivido allí y lo conozco, pero ¡no importa! Vaya, pruebe y si no le va bien, se viene. La puertas de este palacio siempre estarán abiertas para Vd.; y en mí siempre tiene un Padre a quien le puede contar todo, que lo recibirá con los brazos abiertos ".


ARCIPRESTE DE HUELVA

"El 1 de marzo de 1905, fui nombrado Cura Ecónomo de san Pedro de Huelva; tomé posesión el día 9. El 16 de junio fui nombrado arcipreste". Fue nombrado Cura ecónomo o regente porque el Cura propio, D. Manuel García Viejo, vivía aún, aunque ya muy anciano y achacoso. Al dar cuenta el Arzobispo a unos católicos onubenses del nombramiento que acababa de hacer, les dijo: "Envío a Vds. una alhajita".


SU PROGRAMA

Lo decisivo para él, al llegar a Huelva no era hacerse presente en la sociedad onubense de cualquier manera, sino hacerse presente con la fuerza salvadora de Jesús, que brota de la Eucaristía. ¿Por dónde empezar? Se propuso hacer de la Eucaristía celebrada y adorada, la cumbre y la fuente de toda su actividad. Así se anticipó al Concilio Vaticano II: "La sagrada liturgia no agota toda la actividad de la Iglesia, pues para que los hombres puedan llegar a la liturgia es necesario que antes sean llamados a la fe y a la conversión... No obstante, la liturgia es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde mana toda su fuerza. Pues los trabajos apostólicos se ordenan a que, una vez hechos hijos de Dios por la fe y el bautismo, todos se reúnan, alaben a Dios en medio de la Iglesia, participen en el sacrificio y coman la cena del Señor.


FAMILIAS Y ESCUELAS

Se preocupó también de la situación de las familias necesitadas y de los niños, para los que fundó escuelas. Tanto la biología como la experiencia nos demuestran la existencia de gemelos biológicos lo que podemos comprobar en la vida, en la sociedad familiar y en la relación de cada día. También la historia nos demuestra la existencia de personas gemelas no biológicas, unas veces de carácter y trayectoria, ya sean estadistas, como Kennedy y Lincoln; educadores, como D. Manuel González García, Arcipreste de Huelva y Obispo de Málaga y D. Manuel Siurot, a quien don Manuel llamaba su alter ego y que colaboró en la educación creando y dirigiendo escuelas, tanto en Huelva como en Málaga.


MARIAS DE LOS SAGRARIOS ABANDONADOS

El 4 de marzo de 1910, ante un grupo de colaboradoras, derramó el gran anhelo de su corazón. Así nos lo narra: "Permitidme que, yo que invoco muchas veces la solicitud de vuestra caridad en favor de los niños pobres y de todos los pobres abandonados, invoque hoy vuestra atención y vuestra cooperación en favor del más abandonado de todos los pobres: el Santísimo Sacramento. Os pido una limosna de cariño para Jesucristo Sacramentado... os pido por el amor de María Inmaculada y por el amor de ese Corazón tan mal correspondido, que os hagáis las Marías de esos Sagrarios abandonados". Así nació la "Obra para los Sagrarios-Calvarios". Obra para dar una respuesta de amor reparador al amor de Cristo en la Eucaristía, a ejemplo de María Inmaculada, el apóstol san Juan y las Marías, fieles en el Calvario. La Unión Eucarística Reparadora, iniciada con las Marías de los Sagrarios y Discípulos de san Juan, se extendió rápidamente y abrió camino a la Reparación Infantil Eucarística en el mismo año;


MISIONEROS EUCARISTICOS

Funda los sacerdotes Misioneros Eucarísticos en 1918; la congregación religiosa de Misioneras Eucarísticas de Nazaret en 1921, en colaboración con su hermana María Antonia, la institución de Misioneras Auxiliares Nazarenas en 1932, y la Juventud Eucarística Reparadora en 1939.


RÁPIDA PROPAGACIÓN

La rápida propagación de la Obra en otras diócesis de España y América, a través de la revista "El Granito de Arena", le impulsó a solicitar la aprobación del Papa. Don Manuel llegó a Roma en 1912, y el 28 de noviembre fue recibido por el Papa San Pío X, a quien fue presentado como "el apóstol de la Eucaristía". San Pío X se interesó por toda su actividad apostólica y bendijo la Obra.


OBISPO AUXILIAR DE MALAGA

El Papa Benedicto XV le nombra obispo auxiliar de Málaga y recibe la ordenación episcopal en 1916 y en 1920 fue nombrado obispo residencial, acontecimiento que decidió celebrar dando un banquete a los niños pobres, en vez de a las autoridades; que, junto con los sacerdotes y seminaristas, sirvieron la comida a los tres mil niños. COMO EN HUELVA Como pastor de la diócesis malagueña, inició su misión tomando contacto con su grey para conocer sus necesidades. Como en Huelva, potenció las escuelas y catequesis parroquiales, practicó la predicación callejera conversando con todo el que se encontraba de camino... y descubrió que la necesidad más urgente era la de sacerdotes. Este problema debía afrontarse desde la situación del seminario, la cual era lamentable.


UN NUEVO SEMINARIO

Con una confianza sin límites en la mano providente del Corazón de Jesús, emprendió la construcción de un nuevo seminario que reuniese las condiciones necesarias para formar sacerdotes sanos humanos, espiritual, pastoral e intelectualmente. Sueña y proyecta "un seminario sustancialmente eucarístico. En el que la Eucaristía fuera: en el orden pedagógico, el más eficaz estímulo; en el científico, el primer maestro y la primera asignatura; en el disciplinar el más vigilante inspector; en el ascético el modelo más vivo; en el económico la gran providencia; y en el arquitectónico la piedra angular".


SACERDOTE HOSTIA

A sus sacerdotes, y a los miembros de las diversas fundaciones que realizó, les propondrá como camino de santidad "llegar a ser hostia en unión de la Hostia consagrada", que significa "dar y darse a Dios y en favor del prójimo del modo más absoluto e irrevocable". Manuel González no escatima esfuerzos para mejorar la situación humana y espiritual de su diócesis. Su ingente actividad hace que no pase desapercibido, y con la llegada de la República a España su situación se hace delicada.


LLAMAS EN EL PALACIO EPISCOPAL

El 11 de mayo de 1931 el ataque es directo, le incendian el palacio episcopal y ha de trasladarse a Gibraltar para no poner en peligro la vida de quienes lo acogen. Al salir de su palacio incendiado, le preguntarán los milicianos, a dónde quiere que lo lleven y contestó. ¿Ustedes creen que me dedico por las noches a dormir fuera de mi casa? Y cuando ya encuentra refugio les dice a las monjitas que con él habían sumido las hostias consagradas del sagrario: "Hermanas, ya tienes ustedes cosas que contar para cuando sean viejas". Desde 1932 rige su diócesis desde Madrid, y el 5 de agosto de 1935 el Papa Pío XI lo nombra obispo de Palencia. En el discurso de entrada se emocionó mucho y dijo: "Necesitaba llorar de alegría después de haber llorado tantos años de amargura". "Me duele el corazón de tanto amar".


LA FECUNDIDAD DE SU PLUMA

Con estilo ágil, lleno de gracia andaluza y de unción, transmitió el amor a la Eucaristía, introdujo en la oración, formó catequistas, guió a los sacerdotes. Entre sus libros, destacamos: "El abandono de los Sagrarios acompañados", "Oremos en el Sagrario como se oraba en el Evangelio", "Artes para ser apóstol", "La gracia en la educación", "Arte y liturgia", etc. Escritos que por su gran difusión se han recopilado en la edición de sus Obras Completas.


ENFERMO

Los últimos años su salud empeora notablemente, prueba que vive de modo heroico, sin perder la sonrisa de su rostro siempre amable y acogedor, y la aceptación de los designios del Padre. Al salir de Palencia para Madrid, desde la camilla ante el sagrario de su capilla, le dijo al Señor: "Si quieres que vuelva, bendito seas, si no quieres que vuelva, bendito seas". En la clínica pide que le situen cerca de la ventana para ver la luz: "Hermana, le dice a la religiosa enfermera, soy andaluz". El 4 de enero de 1940 entregó su alma al Señor. Fue enterrado en la catedral de Palencia, donde podemos leer el epitafio que él mismo escribió: "Pido ser enterrado junto a un Sagrario, para que mis huesos, después de muerto, como mi lengua y mi pluma en vida, estén siempre diciendo a los que pasen: ¡Ahí está Jesús! ¡Ahí está! ¡No lo dejéis abandonado!". He tenido el regalo de poder orar en esa capilla de la Catedral de Palencia ante su lápida a los pies del sagrario. Juan Pablo II declaró sus virtudes heroicas el 6 de abril de 1998, y aprobó el milagro atribuido a su intercesión el 20 de diciembre de 1999. Manuel González García, obispo de Málaga y de Palencia, fue una figura significativa y relevante de la Iglesia española durante la primera mitad del siglo XX.


PALABRAS DE JUAN PABLO II EN LA BEATIFICACION

"Esa fue la gran pasión del nuevo beato Manuel González García, obispo de Málaga y después de Palencia. La experiencia vivida en Palomares del Río ante un sagrario abandonado le marcó para toda su vida, dedicándose desde entonces a propagar la devoción a la Eucaristía, y proclamando la frase que después quiso que fuera su epitafio: "¡Ahí está Jesús! ¡Ahí está! ¡No lo dejéis abandonado!". Fundador de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret, el beato Manuel González es un modelo de fe eucarística, cuyo ejemplo sigue hablando a la Iglesia de hoy".

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Santa Angela de Foligno

Señor: Tu que le dijiste en una visión a Santa Angela:
"el mejor camino para llegar a la santidad es estudiar la vida de
Cristo en el Evangelio y tratar de imitarlo".
Haz que nosotros estudiemos la vida de
Jesús y la imitemos siempre. Amen

 

Murió el 4 de enero de 1309 en Foligno, Italia, donde había nacido en 1248. Iglesia

Es una de las místicas más famosas que ha tenido la   Católica (se llama mística a la persona que se dedica a la vida de contemplación y de comunicación con Dios).

En los primeros años de su vida fue una pecadora: orgullosa, vanidosa, poco piadosa y dedicada a la vida mundana. Se casó muy joven y tuvo varios hijos. Poseía riquezas, castillos, lujos, joyas y fincas, pero nada de esto la hacía feliz.

En 1283, cuando ella tenía 35 años de edad, mueren sucesivamente su madre, su esposo y sus hijos. En medio de la inmensa pena, Angela va al templo y oye predicar a un franciscano, el Padre Arnoldo, y durante el sermón se da cuenta de lo equivocadamente que ha vivido. Hace una confesión general de toda su vida. Se hace terciaria franciscana. Va en peregrinación a Asís, y San Francisco en una visión le dice que es necesario hacer dos cosas muy importantes: vender todo lo que tiene, darlo a los pobres, y… dedicarse a meditar en la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo.

Así lo hace. Lo vende todo, menos un castillo o palacio que estima muchísimo. Hasta que en una visión oye decir a Cristo crucificado: "¿Y por amor a tu Redentor no serás capaz de sacrificar también tu palacio preferido?". Lo vende también y todo el dinero recogido lo distribuye entre los pobres. Vende todas sus joyas y lujos, reparte el dinero entre los más necesitados, y se dedica a la vida de contemplación y meditación en la Vida, Pasión y Muerte del Señor.

Ha sido llamada la Mística de la Pasión de Cristo. Y fue tan grande el amor que adquirió hacia la Pasión y Muerte del Señor, que le bastaba mirar una imagen de Jesús doliente u oír hablar de su Santísima Pasión para que se enrojeciera su rostro y quedara como en éxtasis. En visiones se la puede comparar a Santa Teresa y a Santa Catalina.

Al Padre Arnoldo le dictó su Autobiografía. En ella dice lo siguiente: "Yo, Angela de Foligno, tuve que atravesar muchas etapas en el camino de la penitencia o conversión. La primera fue convencerme de lo grave y dañoso que es el pecado. La segunda el sentir arrepentimiento y vergüenza de haber ofendido al buen Dios. La tercera hacer confesión de todos mis pecados. La cuarta convencerme de la gran misericordia que Dios tiene para con el pecador que quiere ser perdonado. La quinta el ir adquiriendo un gran amor y estimación por todo lo que Cristo sufrió por nosotros. La sexta adquirir un amor por Jesús Eucaristía. La séptima aprender a orar, especialmente recitar con amor y atención el Padrenuestro. La octava tratar de vivir en continua y afectuosa comunicación con Dios".

En la Santa Misa veía muchas veces a Jesucristo en la Santa Hostia.

A su alrededor se reunía frecuentemente un selecto grupo de hombres y mujeres, terciarios franciscanos, a los cuales fue bendiciendo uno por uno como una madre cariñosa, la tarde del 4 de enero de 1309, y luego santamente y en gran paz, su alma voló a la eternidad.

Sobre su sepulcro se han obrado innumerables milagros.

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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Dafrosa de Roma, Santa Viuda y Mártir, 4 Enero  

Dafrosa de Roma, Santa

Viuda y Mártir


Mujer fuerte, cristiana de cuerpo entero. Esposa y madre de familia que tiene bien grabado en su alma el principio y fin de su estado y su función: ganar el cielo para ella y para los suyos. Sí, es como si la vida consistiera en un desbaratarse en el ámbito del Amor.

Primero a su marido y a sus hijos, luego al prójimo restante y al mundo, todo en el amplio ámbito de Dios que da sentido a los amores, sanos y nobles, pero con minúscula.

Y como el amor lleva a darse en búsqueda del bien de quien se ama, ahí la vemos dejando su casa en Sevilla y emigrando a la cabeza del Imperio con toda su familia a la búsqueda de un bienestar mejor. Porque era española y sevillana, de los de siempre, aún antes de que se llamaran andaluces o existiera la Giralda y antes de que fueran sus señales el toro, el albero, los palillos, el faralai y el ´`ozú ¡que caló!.

Su marido Flaviano, muere mártir en Roma. Por estar casada con un cristiano irreductible ella es condenada al destierro. A su vuelta el prefecto Aproniano la encarcela porque sigue aferrada a su principio de no sacrificar y casi enferma de hambre. El prefecto prepara las cosas para recasarla con un tal Fausto con la esperanza de que la obligue a cambiar; pero resulta el cazador casado, porque Dafrosa lo instruye en la fe cristiana, lo bautiza el presbítero Juan y acaba muriendo mártir. Como su cuerpo fue expuesto a los perros, por la noche lo recoge Dafrosa y le da sepultura cristiana. Esto la llevó definitivamente al martirio, el 4 de Enero del 362, cuando era ya único emperador Juliano.

Encantador relato que realza la entereza y la actuación, desde la feminidad, de esta mujer cristiana cabal ¿verdad? Se conocen los hechos -posiblemente agrandados en los siglos y en la distancia- por el historiador hagiógrafo hispalense Antonio Quintana quien a su vez los retoma de Pedro Julián. Cuando se narra la vida y muerte de Dafrosa se habla de toda una familia mártir

Dafrosa de Roma, Santa

- también se afirma que sus hijas Demetria y Bibiana murieron mártires en Roma, en el 362- cuya fuente impulsora es la madre, firme, fuerte y muy capaz.

Es curioso ver en la historia el papel de los aduladores del que manda. No fue precisamente el tiempo de Juliano uno de los que se caractericen por violenta persecución. El Apóstata sólo estuvo preocupado por la restauración en el Imperio del paganismo como religión oficial, al tiempo que mejoraba la administración e impulsaba la economía. Juliano no quiso mártires, sólo paganos. Pero, bien fuera por adulación, bien por odio a la fe, dicen que el prefecto Aproniano llevó esta familia a la muerte porque eran seguidores cabales del judío Cristo, el Señor.

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Fuente: ACI Prensa
Isabel Ana Bayley, Santa Fundadora, 4 Enero  

Isabel Ana Bayley, Santa

Nace Isabel Ana en Nueva York el 28 de agosto de 1774. Crece en el seno de la iglesia episcopaliana.

Contrae matrimonio con William Seton a la edad de veinte años y llega a tener cinco hijos. El 27 de diciembre de 1803 enviuda.

Años más tarde, el 14 de marzo de 1805 abraza el catolicismo, lo cual supone para ella múltiples pruebas, tanto interiores como exteriores, venidas de los parientes y amigos. Todas las supera con fe, amor y valentía.

Se aplica asiduamente a la vida espiritual. Educa con solicitud a sus hijos y, deseosa de entregarse a la actividad caritativa y educadora.

En 1809 en la diócesis de Baltimore funda el Instituto de Hermanas de la Caridad de San José, renovando la gesta de San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac. Dicho Instituto tiene por finalidad la formación de muchachas. Es la primera Congregación religiosa femenina en norteamérica.

Después de su muerte las Hermanas se unen a la Compañía de las Hijas de la Caridad de París, tal como fue su deseo desde los comienzos.

También funda la primera escuela parroquial católica en Estados Unidos.

Muere piadosamente en Emmitsburg, Maryland, el 4 de enero de 1821. Su beatificación tiene lugar el 17 de marzo de 1963, bajo el pontificado de Juan XXIII. El 14 de septiembre de 1975 es canonizada por el papa Pablo VI.

Dos grandes temas marcaron su vida espiritual: la fidelidad a la Iglesia y la eternidad de la gloria.

Es la primera santa de Estados Unidos de América. Su fiesta se celebra en el calendario de la iglesia el 4 de enero.

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Fuente: Osanet.org
Cristina de Santa Croce (Oringa Menabuoi), Beata Agustina, 4 Enero  

Cristina de Santa Croce (Oringa Menabuoi), Beata

Oringa Menabuoi, de humilde familia, nació en Santa Croce sull'Arno (Pistoya, Italia) entre 1237 y 1240. Amante de la pureza ya desde la infancia, trató de conservar mente y corazón siempre limpios, y darse a la práctica de pequeñas obras de misericordia. La oración mantenía a la pastorcita distante del mundo, sobre todo cuando sola en el campo, mientras cuidaba el ganado, sentía en torno a sí "el hálito de Dios". Huérfana de madre aún niña, fue incomprendida y maltratada por sus hermanos, quienes, llegada la edad del matrimonio, querían obligarla a casarse. Para terminar con esta situación no vio otro remedio que el de abandonar la casa paterna y trasladarse a la vecina ciudad de Lucca, donde durante siete años se procuró lo necesario para vivir trabajando como empleada doméstica. Allí, recogida frecuentemente en oración en la oscura soledad del desván en que habitaba, cada día más enamorada de Cristo, transcurrieron los mejores momentos de su juventud.

En torno a 1265, de regreso de una peregrinación al santuario de San Miguel Arcángel en el monte Gargano, se quedó en Roma al servicio de una noble y piadosa viuda de nombre Margarita, quien muy pronto quedó prendada de sus virtudes y valía espiritual. Fue precisamente en este período cuando, por los ejemplos de caridad dados en todo momento, comenzó a ser conocida con el sobrenombre de Cristiana.

Encontrándose en Asís, adonde había llegado con Margarita para venerar la tumba del "Poverello", "el Señor le mostró en visión una casa edificada en un lugar y una determinada forma que después ella eligió para construir el monasterio de Santa Croce". Vuelta a su tierra de origen, dispuesta a poner en práctica el ideal de vida religiosa que había madurado en su corazón, superando obstáculos de todo tipo, en 1279 obtuvo del ayuntamiento una casa "que se le concedía para que viviera ella y quienes se le añadiesen para el servicio del Señor". Dio así inicio al monasterio de Santa María y de San Miguel Arcángel, primero como reclusorio de tipo franciscano, y en un segundo momento bajo la regla de San Agustín, y en 1296 obtuvo el definitivo reconocimiento canónico. El año precedente el Capítulo general agustiniano celebrado en Siena ya le había hecho partícipe de todos los bienes espirituales de la Orden "en consideración al afecto que las religiosas mostraban hacia ella".

Favorecida con dones extraordinarios y carismas, como el discernimiento de espíritus, e insigne por su humildad, pureza de vida y caridad con todos, devota de la Inmaculada Concepción de María, en 1310, después de tres años de indecibles sufrimientos, Cristiana se durmió sonriente en brazos del Señor. Fue sepultada en la pequeña iglesia del monasterio que ella consiguió convertir en prestigioso centro de espiritualidad.

Su culto fue confirmado por Pío VI el 15 de junio de 1776.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina02
Faraildis (Farailda) de Gante, Santa Viuda, 4 Enero  

Faraildis (Farailda) de Gante, Santa

Hay muchos detalles extremadamente confusos e improbables en los relatos que han llegado hasta nosotros de la vida de esta santa belga, y es difícil determinar hasta qué punto la leyenda se basa en hechos históricos.

El rasgo principal parece ser que, si bien había consagrado secretamente su virginidad a Dios, sus padres la casaron, sin pedirle su consentimiento, con un rico pretendiente.

Decidida a guardar su voto, se negó a vivir maritalmente con él, lo cual incitó a su esposo a tratarla con brutalidad. Pero Dios velaba por ella y la protegió, hasta la muerte de su marido.

Apenas conocemos otros datos de su vida, fuera de los milagros y de las numerosas traslaciones de su cuerpo.

Sin embargo, está fuera de duda que adquirió gran fama en Flandes y que su culto ofrece abundante material a los especialistas del folklore. En Flandes es conocida generalmente bajo los nombres de Varelde o Verilde.

Las imágenes la representan frecuentemente con un ganso, con un gato, o llevando unas piezas de pan. El ganso se refiere probablemente al nombre de la ciudad en que reposan los restos de la santa, ya que Gante, en flamenco, significa ganso.

Las piezas de pan hacen alusión al milagro acontecido junto a su tumba: según cuenta la leyenda, una mujer que había rehusado compartir su pan con un mendigo, diciéndole que no tenía, vio sus panes convertirse en piedras. También se cuenta que Santa Ferailda hizo brotar una fuente en Bruay, cerca de Valenciennes, para calmar la sed de los que cosechaban su campo.

El pueblo afirma que el agua de esa fuente es muy eficaz contra las enfermedades de los niños, y las madres encomiendan la salud de sus hijos a nuestra santa.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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