jueves, 15 de enero de 2015

[ † ] Viernes de la Pasión y Muerte de Jesucristo: día de penitencia y abstinencia de carne, excepto fiesta de precepto (CDC 1250/3). 16/01/2015. San José Vaz ¡ruega por nosotros!

JA

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 2, 1-12

Gloria a ti, Señor.

Cuando Jesús volvió a Cafarnaún, corrió la voz de que estaba en casa. Acudieron tantos, que ya no había lugar ni siquiera junto a la puerta; mientras, él enseñaba su doctrina. En ese momento le trajeron un paralítico entre cuatro; pero, como no podían acercarse hasta Jesús a causa del gentío, quitaron parte del techo de la casa donde estaba y, por el boquete que abrieron, descolgaron la camilla en que yacía el paralítico.
Viendo Jesús la fe que tenían, dijo al paralítico:
"Hijo, tus pecados te son perdonados".
Unos escribas que estaban allí sentados comenzaron a pensar:
"¿Cómo se atreve a decir eso? ¡Blasfema! ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?"
Conociendo Jesús lo que estaban pensado, les dijo:
"Por qué piensan así en su interior? ¿Qué es más fácil? ¿Decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados; o decirle: Levántate, toma tu camilla y camina? Pues ahora sabrán que el Hijo del hombre tiene poder en
la tierra para perdonar los pecados".
Entonces se dirigió al paralítico y le dijo:
"Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa".
El paralítico se puso en pie, tomó en seguida la camilla y salió a la vista de todos, de modo que todos se quemaron maravillados y daban gloria a Dios diciendo:
"¡Jamás habíamos visto una cosa semejante!"
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). ¿Qué pensaríamos de un cónyuge que le dice a su pareja: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

vie 1a. Ordinario año impar

Antífona de Entrada

Vi al Señor sentado en un trono excelso: lo adoraban una multitud de ángeles que cantaban a una sola voz: "Este es aquél cuyo poder permanece eternamente".

 

Oración Colecta

Oremos:
Escucha, Señor, con bondadlas súplicas de tu pueblo; y concédenos luz para conocer tu voluntad y fortaleza para cumplirla.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Apresurémonos a entrar en el descanso del Señor

Lectura de la cara a los Hebreos 4, 1-5.11

Hermanos: Mientras está en vigor la promesa de entrar en el descanso de Dios, tengamos cuidado, no sea que alguno quede sin entrar. Porque también nosotros hemos recibido la buena noticia como ellos, sólo que a ellos no les sirvió de nada, porque no estaban unidos mediante la fe a aquellos que lo escucharon.
Pero nosotros, si tenemos fe,podemos entrar en este descanso del que ha dicho:
"Por eso juré enojado: ¡No entrarán en mi descanso!"
En realidad, sus trabajos terminaron cuando dio fin a la creación del mundo, porque en cierto pasaje se ha dicho acercadel séptimo día: Y Dios descansó de toda su obra el día séptimo.
Pero volvamos a nuestro pasaje: ¡No entrarán en mi descanso!
Esforcémonos, por tanto, a entrar en este descanso, para que nadie caiga en aquella misma desobediencia.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 77, 3.4bc.6c-7.8

No olvides las hazañas del Señor.

Las cosas que hemos oído y que sabemos, lo que nos contaron nuestros antepasados, no las ocultaremos a sus descendientes, sino que las contaremos a la generación venidera.
No olvides las hazañas del Señor.

Para que de hijos a nietos pasara la noticia: pondrán así en Dios su confianza, no olvidarán sus proezas y observarán sus mandamientos.
No olvides las hazañas del Señor.

No serán como fueron sus antepasados, una generación rebelde y terca, una generación de corazón desleal y de espíritu infiel al Señor.
No olvides las hazañas del Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, Aleluya.
Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.
Aleluya.

Evangelio

El Hijo del hombre tiene poder para perdonar los pecados

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 2, 1-12

Gloria a ti, Señor.

Cuando Jesús volvió a Cafarnaún, corrió la voz de que estaba en casa. Acudieron tantos, que ya no había lugar ni siquiera junto a la puerta; mientras, él enseñaba su doctrina. En ese momento le trajeron un paralítico entre cuatro; pero, como no podían acercarse hasta Jesús a causa del gentío, quitaron parte del techo de la casa donde estaba y, por el boquete que abrieron, descolgaron la camilla en que yacía el paralítico.
Viendo Jesús la fe que tenían, dijo al paralítico:
"Hijo, tus pecados te son perdonados".
Unos escribas que estaban allí sentados comenzaron a pensar:
"¿Cómo se atreve a decir eso? ¡Blasfema! ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?"
Conociendo Jesús lo que estaban pensado, les dijo:
"Por qué piensan así en su interior? ¿Qué es más fácil? ¿Decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados; o decirle: Levántate, toma tu camilla y camina? Pues ahora sabrán que el Hijo del hombre tiene poder en
la tierra para perdonar los pecados".
Entonces se dirigió al paralítico y le dijo:
"Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa".
El paralítico se puso en pie, tomó en seguida la camilla y salió a la vista de todos, de modo que todos se quemaron maravillados y daban gloria a Dios diciendo:
"¡Jamás habíamos visto una cosa semejante!"
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, el sacrificio que vamos a ofrecerte, y, por sus méritos, escucha nuestras filiales oraciones y santifica toda nuestra vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Jesús, buen samaritano

En verdad es justo darte gracias, y deber nuestro alabarte, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, en todos los momentos y circunstancias de la vida, en la salud y en la enfermedad, en el sufrimiento y en el gozo, por tu siervo, Jesús, nuestro Redentor.
Porque él, en su vida terrena, pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal.
También hoy, como buen samaritano, se acerca a todo hombre que sufre en su cuerpo o en su espíritu, y cura sus heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza.
Por este don de tu gracia, incluso cuando nos vemos sumergidos en la noche del dolor, vislumbramos la luz pascual en tu Hijo, muerto y resucitado.
Por eso,
unidos a los ángeles y a los santos, cantamos a una voz el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

Señor, en ti está la fuente de la vida, y tu luz nos hace ver la luz.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
A quienes has alimentado con tus sacramentos, concédeles, Dios todopoderoso, servirte con una vida que te sea agradable.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén


Dia 16/01 San Marcelo (obispo, blanco)

Antífona de Entrada

Cuidaré de mis ovejas, dice el Señor, y les buscaré un pastor que las apaciente, y yo, el Señor, seré su Dios.

 

Oración Colecta

Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, que confiaste al obispo san Marcelo el cuidado pastoral de tu pueblo santo, concédenos, por su intercesión, tu perdón y tu gracia.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

El Señor es su heredad

Lectura del libro del Deuteronomio 10, 8-9

Moisés habló al pueblo diciendo:
"El Señor apartó a la tribu de Leví para que llevara el arca de la alianza del Señor, estuviera en presencia del Señor, a su servicio, y bendijera en su nombre, y así hacen todavía hoy. Por eso el levita no recibe parte en la heredad de sus hermanos, sino que el Señor es su heredad, como le dijo el Señor tu Dios".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 145

El Señor es el lote de mi heredad.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: "Tú eres mi bien". El Señor es el lote de mi heredad y mi copa.
El Señor es el lote de mi heredad.

Bendeciré al Señor que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré.
El Señor es el lote de mi heredad.

Me enseñarás el sendero de la vida; me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha.
El Señor es el lote de mi heredad.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
A ustedes los llamo amigos, dice el Señor, porque lo que he oído a mi Padre, se los he dado a conocer.
Aleluya.

Evangelio

El buen pastor da la vida por la ovejas

† Lectura del santo Evangelio según San Juan 10,11-16

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús:
"Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el Buen Pastor, que conozco a las mías y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz y habrá un solo rebaño, un solo Pastor".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Mira, Señor, con bondad las ofrendas que te presentamos, en la fiesta del obispo san Marcelo, para que nos obtengan tu perdón y glorifiquen así tu santo nombre.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Los santos pastores siguen presentes en la Iglesia

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque permites que tu Iglesia se alegre hoy con la festividad de san Marcelo,
para animarnos con el ejemplo de su vida, instruirnos con su palabra y protegernos con su intercesión.
Por eso,
con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:

Antífona de la Comunión

No son ustedes los que me han elegido, dice el Señor, soy yo quien los ha elegido, para que vayan y den fruto y ese fruto perdure.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Reanimados por este sacramento, te pedimos, Señor, que, a ejemplo de san Marcelo, nos esforcemos en dar testimonio de la fe que él tuvo y en llevar a la práctica sus enseñanzas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén


Meditación diaria

1ª Semana. Viernes

LAS VIRTUDES HUMANAS EN EL APOSTOLADO

— La curación del paralítico de Cafarnaún. Fe operativa, sin respetos humanos. Optimismo.

— La prudencia y la "falsa prudencia".

— Otras virtudes. Ser buenos instrumentos de la gracia.

I. El Evangelio de la Misa1 presenta a Jesús enseñando a la muchedumbre venida de muchas aldeas de Galilea y de Judea; se juntaron tantos que ya ni a la puerta había sitio. Entonces vienen trayéndole un paralítico, que era transportado por cuatro. A pesar de sus denodados intentos no logran llegar hasta Jesús, pero ellos no cejaron en su empeño de aproximarse al Maestro con el amigo que yacía en una camilla. Entonces, cuando otros habrían desistido por las dificultades que les cerraban el paso, ellos no se arredraron y subieron hasta el tejado, levantaron la techumbre por el sitio donde se encontraba el Señor y, después de hacer un agujero, descolgaron la camilla con el paralítico. Jesús se quedó admirado de la fe y de la audacia de estos hombres. Y por ellos, y por la humildad del paralítico que se ha dejado ayudar, realizó un gran milagro: el perdón de los pecados del enfermo y la curación de su parálisis.

El paralítico representa, de algún modo, a todo hombre al que sus pecados o su ignorancia impiden llegar hasta Dios. San Ambrosio, comentando este pasaje, exclama: "¡Qué grande es el Señor, que por los méritos de algunos perdona a los otros!"2. Los amigos que llevan hasta el Señor al enfermo incapacitado son un ejemplo vivo de apostolado. Los cristianos somos instrumentos del Señor para que realice verdaderos milagros en nuestros amigos que, por tantos motivos, se encuentren como incapacitados por sí mismos para llegar hasta Cristo que les espera.

La tarea apostólica ha de estar movida por el afán de ayudar a los hombres a encontrar a Jesús. Para ello, entre otras cosas, se requieren una serie de virtudes sobrenaturales, como vemos en la actuación de los amigos de este enfermo de Cafarnaún. Son hombres que tienen una gran fe en el Maestro, a quien ya habían tratado en otras ocasiones; quizá fue el mismo Jesús quien les dijo que lo llevaran hasta Él. Y es una fe con obras, pues ponen los medios ordinarios y extraordinarios que el caso requiere. Son hombres llenos de esperanza y optimismo, convencidos de que Jesucristo es lo único que verdaderamente necesita el amigo.

El relato del Evangelio nos deja ver también muchas virtudes humanas, necesarias en toda labor de apostolado. En primer lugar son hombres que han echado fuera los respetos humanos: nada les importa lo que piensen los demás –había mucha gente– por su acción, que podía ser fácilmente juzgada como extremosa, intempestiva, distinta de lo que hacían los demás que habían acudido a oír al Maestro. Solo les importa una cosa: llegar hasta Jesús con su amigo, cueste lo que cueste. Y esto solo es posible cuando se tiene una gran rectitud de intención, cuando lo único que importa es el juicio de Dios y nada, o muy poco, el juicio de los hombres. ¿Actuamos también nosotros así? ¿Nos importa en algunas ocasiones más el "qué dirán" las gentes que el juicio de Dios? ¿Tenemos reparo en distinguirnos de los demás, cuando precisamente lo que espera el Señor, y también quienes ven nuestras acciones, es que nos distingamos llevando a cabo aquello que debemos hacer? ¿Sabemos mantener en público, cuando sea necesario, nuestra fe y nuestro amor a Jesucristo?

II. Estos cuatro amigos ejercitaron en su tarea la virtud de la prudencia, que lleva a buscar el mejor camino para lograr su fin. Dejaron a un lado la "falsa prudencia", la que llama San Pablo prudencia de la carne3, que fácilmente se identifica con la cobardía, y lleva a buscar solo lo que es útil para el bien corporal, como si fuera este el principal o el único fin de la vida. La "falsa prudencia" equivale al disimulo, la hipocresía, la astucia, el cálculo interesado y egoísta, que mira principalmente el interés material. Y, por eso, esta falsa virtud es, en realidad, miedo, temor, cobardía, soberbia, pereza... Si estos hombres se hubieran dejado llevar por la prudencia de la carne, su amigo no habría llegado hasta Jesús, y ellos no habrían sentido el inmenso gozo que vieron brillar en la mirada de Jesús, cuando curó al enfermo. Se habrían quedado a la entrada de la casa abarrotada de gente, y ni siquiera habrían oído desde allí a Jesús.

Aquellos hombres vivieron plenamente la virtud de la prudencia, que nos dice en cada caso lo que conviene hacer -aunque sea difícil- o dejar de hacer, la que nos enseña los medios que conducen al fin que pretendemos, la que nos indica cuándo y cómo debemos obrar. Aquellos amigos conocían bien su fin –llegar hasta el Señor– y buscaron medios para realizarlo: subir a la terraza de la casa, hacer un agujero suficientemente grande y descolgar al paralítico en su camilla, hasta estar delante de Jesús. No les importaron mucho las palabras falsamente "prudentes" de otras personas que les aconsejaban esperar otra ocasión.

Estos hombres de Cafarnaún fueron verdaderos amigos de aquel que por sí mismo no podía llegar hasta el Maestro, pues "es propio del amigo hacer bien a los amigos, principalmente a aquellos que se encuentran más necesitados"4, y no existe mayor necesidad que la de Dios. Por eso, la primera muestra de aprecio por los amigos es la de acercarlos más y más a Cristo, fuente de todo bien; no contentarnos con que no hagan el mal y no lleven una conducta desordenada, sino lograr que aspiren a la santidad, a la que han sido llamados –todos– y para la que el Señor les dará las gracias necesarias. No existe favor más grande que este de ayudarles en su camino hacia Dios. No encontraremos un bien mayor que darles. Por eso, debemos aspirar a tener muchos amigos y fomentar amistades auténticas.

"El verdadero amigo no puede tener, para su amigo, dos caras: la amistad, si ha de ser leal y sincera, exige renuncias, rectitud, intercambio de favores, de servicios nobles y lícitos. El amigo es fuerte y sincero en la medida en que, de acuerdo con la prudencia sobrenatural, piensa generosamente en los demás, con personal sacrificio. Del amigo se espera la correspondencia al clima de confianza, que se establece con la verdadera amistad; se espera el reconocimiento de lo que somos y, cuando sea necesaria, también la defensa clara y sin paliativos"5.

La amistad ha sido, desde los comienzos, el cauce natural por el que muchos han encontrado la fe en Jesucristo y la misma vocación a una entrega más plena. Es un camino natural y sencillo, que elimina muchos obstáculos y dificultades. El Señor tiene en cuenta con frecuencia este medio para darse a conocer. Los primeros discípulos que conocieron al Señor fueron a comunicar la Buena Nueva, antes que a ningún otro, a los que amaban. Andrés trajo a Pedro, su hermano; Felipe, a su amigo Natanael; Juan seguramente encaminó hacia el Señor a su hermano Santiago6. ¿Hacemos así nosotros? ¿Deseamos comunicar cuanto antes a quienes más aprecio tenemos el mayor bien que hemos encontrado? ¿Hablamos de Dios a nuestros amigos, a nuestros familiares, a los compañeros de estudio o de trabajo? ¿Es nuestra amistad un cauce para que otros se acerquen más a Cristo?

III. El cristiano ha de ejercitar en su tarea apostólica otras virtudes humanas para ser buen instrumento del Señor en su misión de recristianizar el mundo: fortaleza ante los obstáculos que de un modo u otro se presentan en toda tarea apostólica; constancia y paciencia, porque las almas, como la semilla, tardan a veces en dar su fruto, y porque no se puede lograr en unos días lo que quizá Dios ha previsto que se realice en meses o en años; audacia para sacar en la conversación temas profundos que no surgen si no se provocan oportunamente, y también para proponer metas más altas que nuestros amigos no vislumbran por sí mismos; veracidad y autenticidad, sin las cuales es imposible que exista una verdadera amistad...

Nuestro mundo está necesitado de hombres y mujeres de una pieza, ejemplares en sus tareas, sin complejos, sobrios, serenos, profundamente humanos, firmes, comprensivos e intransigentes en la doctrina de Cristo, afables, justos, leales, alegres, optimistas, generosos, laboriosos, sencillos, valientes..., para que así sean buenos colaboradores de la gracia, pues "el Espíritu Santo se sirve del hombre como de un instrumento"7, y entonces sus obras cobran una eficacia divina, como la herramienta, que de sí misma sería incapaz de producir nada, y en manos de un buen profesional puede llegar a realizar obras maestras.

¡Qué alegría la de aquellos hombres cuando vuelven con el amigo sano del cuerpo y del alma! El encuentro con Cristo estrechó aún más su amistad, como ocurre en todo apostolado verdadero. No olvidemos nosotros que no existe enfermedad que Cristo no pueda curar, para no dar como irrecuperables a gentes a las que cada día debemos tratar por razón de estudio, de trabajo, de parentesco o de vecindad. Muchos de ellos se encuentran como impedidos para acercarse más a Jesucristo: nosotros, ayudados por la gracia, debemos llevarlos hasta Él. Un gran amor a Cristo será lo que nos impulsará a una fe operativa, sin respetos humanos, sin pararnos en las lógicas dificultades que hallaremos. Cuando nos encontremos hoy cerca del Sagrario no dejemos de hablar al Maestro de esos amigos que deseamos llevarle para que Él los cure.

1 Mc 2, 1-12. — 2 San Ambrosio, Tratado sobre el Evangelio de San Lucas, in loc. 3 Cfr. Rom 8, 6-8. — 4 Santo Tomás, Ética a Nicómaco, 9, 13. 5 San Josemaría Escrivá, Carta 11-III-1940. 6 Cfr. Jn 1, 41 ss. — 7 Santo Tomás, Suma Teológica, 2-2, q. 177, a. 1.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Sierva de Dios, Mariana Francisca de Jesús Torres y Berriochoa
(1563 †1635)
Fiesta: 16 de Enero

Nació 1563 Biscaya, España. † Enero 16, 1635 Quito, Ecuador.
Mariana fue la primogénita de D. Diego Torres Cádiz y de Doña María Berriochoa Álvaro, que también tuvieron dos hijos varones; nació en el año 1563 en España.


En 1556, las piadosas mujeres de Quito, en comunión de ideales con su primer obispo, Don García Díaz Arias, habían elevado ferviente petición al Rey de España, Don Felipe II, para la fundación de un Monasterio de la Limpia Concepción.

La Navidad de 1534 fue una fiesta inolvidable para toda la comunidad, porque sabían que sus días se acortaban y todas querían unas palabras de la madre querida, que les decía entre otras cosas: "Mirad hijas mías, que mi destierro se ha prolongado mucho, todas mis hermanas fundadoras gozan ya de la visión de Dios, dentro de un mes y medio también yo os dejaré, como nos han dejado ellas".

 

La llama su biógrafo la "Monja que muere tres veces" porque se comprueba histórica y documentalmente que esta bendita monja, murió realmente en el año 1582; luego sigue viviendo y muere por segunda vez el 17 de septiembre de 1588, para resucitar y volver a morir definitivamente el 16 de enero de 1635 a la edad de 72 años.
A las tres de la tarde dejó de latir el corazón de Madre Marianita.

 

 

 

Bajo el Altar de una capilla interior del Monasterio de la Limpia Concepción, (Quito, Ecuador.)
Se conservan 4 de los cuerpos incorruptos de las Madres Fundadoras.
Uno de ellos es el de la Madre Mariana de Jesús Torres.

 

Profecías:

http://www.nuestrasenoradelbuensuceso.com/site/index.php?option=com_content&view=article&id=8&Itemid=5

 

Nota: se solicita donación para poner sus revelaciones en internet al costo de 5 centavos de dólar por página (son 3 libros de unas 200 pgs cada uno, total 600, 30 dólares): iesvs.org @gmail.com

 

 

San Marcelo
Papa

En la serie de los Pontífices (que hasta 1994 ya eran 265) el Papa Marcelo ocupa el puesto número 30. Fue Pontífice por un año: del 308 al 309. El nombre "Marcelo" significa: "Guerrero".

Era uno de los más valientes sacerdotes de Roma en la terrible persecución de Diocleciano en los años 303 al 305. Animaba a todos a permanecer fieles al cristianismo aunque los martirizaran.

Elegido Sumo Pontífice se dedicó a reorganizar la Iglesia que estaba muy desorganizada porque ya hacía 4 años que había muerto el último Pontífice, San Marcelino. Era un hombre de carácter enérgico, aunque moderado, y se dedicó a volver a edificar los templos destruidos en la anterior persecución. Dividió Roma en 25 sectores y al frente de cada uno nombró a un Presbítero (o párroco). Construyó un nuevo cementerio que llegó a ser muy famoso y se llamó "Cementerio del Papa Marcelo".

Muchos cristianos habían renegado de la fe, por miedo en la última persecución, pero deseaban volver otra vez a pertenecer a la Iglesia. Unos (los rigoristas) decían que nunca más se les debía volver a aceptar. Otros (los manguianchos) decían que había que admitirlos sin más ni más otra vez a la religión. Pero el Papa Marcelo, apoyado por los mejores sabios de la Iglesia, decretó que había que seguir un término medio: sí aceptarlos otra vez en la religión si pedían ser aceptados, pero no admitirlos sin más ni más, sino exigirles antes que hicieran algunas penitencias por haber renegado de la fe, por miedo, en la persecución.

Muchos aceptaron la decisión del Pontífice, pero algunos, los más perezosos para hacer penitencias, promovieron tumultos contra él. Y uno de ellos, apóstata y renegado, lo acusó ante el emperador Majencio, el cual, abusando de su poder que no le permitía inmiscuirse en los asuntos internos de la religión, decretó que Marcelo quedaba expulsado de Roma. Era una expulsión injusta porque él no estaba siendo demasiado riguroso sino que estaba manteniendo en la Iglesia la necesaria disciplina, porque si al que a la primera persecución ya reniega de la fe se le admite sin más ni más, se llega a convertir la religión en un juego de niños.

El Papa San Dámaso escribió medio siglo después el epitafio del Papa Marcelo y dice allí que fue expulsado por haber sido acusado injustamente por un renegado.

El "Libro Pontifical", un libro sumamente antiguo, afirma que en vez de irse al destierro, Marcelo se escondió en la casa de una señora muy noble, llamada Lucina, y que desde allí siguió dirigiendo a los cristianos y que así aquella casa se convirtió en un verdadero templo, porque allí celebraba el Pontífice cada día.

Un Martirologio (o libro que narra historias de mártires) redactado en el siglo quinto, dice que el emperador descubrió dónde estaba escondido Marcelo e hizo trasladar allá sus mulas y caballos y lo obligó a dedicarse a asear esa enorme pesebrera, y que agotado de tan duros trabajos falleció el Pontífice en el año 209.

La casa de Lucina fue convertida después en "Templo de San Marcelo" y es uno de los templos de Roma que tiene por titular a un Cardenal.

Señor Dios: concédenos la gracia de no renegar jamás de nuestras creencias cristianas, y haz que te ofrezcamos las debidas penitencias por nuestros pecados. Amen.

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Honorato de Arles, Santo Obispo, Enero 16  

Honorato de Arles, Santo

Obispo

Martirologio Romano: En Arlés, ciudad de la Provenza, en la Galia (hoy Francia), san Honorato, obispo, que estableció el célebre monasterio en la isla de Lérins y después aceptó regir la sede de Arlés (429).

De familia galorromana y pagana, él y su hermano Venancio se convirtieron al cristianismo. Peregrinó a Grecia, donde entró en contacto con los monjes de aquellas tierras y conoció su modo de vida.

Sobre el año 410 regresó a la Galia. Deseaba residir como ermitaño en algún lugar apartado y se instaló en la isla Lerina, también llamada isla San Honorato, una de las islas Lérins, frente a Cannes. La isla era un lugar desierto e inhóspito donde abundaban las serpientes. Según la tradición, Honorato cayó de rodillas y se puso a rezar; muriendo todas las serpientes y dando orden al mar para que arrastrara sus cadáveres limpiando la isla.

Al cabo de un tiempo se le unieron otros compañeros y fundó el monasterio de Lérins, regido por la regla de san Pacomio. La comunidad creció y dio varios santos, teólogos y obispos como Hilario de Arlés, Vicente de Lerins, Cesáreo de Arlés, y se convirtió en un importante foco cultural.

A pesar de su mala salud era muy activo. Murió poco después de ser elegido arzobispo de Arlés.

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San José Vaz, Presbítero Misionero, Enero 16

Martirologio Romano: En Kandy, ciudad de la isla de Ceilán (hoy Sri Lanka), en el Océano Índico, beato José Vaz, presbítero, de la Congregación del Oratorio, que se entregó con inusitado fervor a predicar el evangelio de salvación a los católicos diseminados por aquellas tierras, confirmando en la fe a los que permanecían escondidos (1711).

Nació el 21 de abril de 1651, en India, fue el tercero de los seis hijos del matrimonio cristiano formado por Cristopher Vaz y María de Miranda,

Sus estudios primarios y secundarios los realizó en el colegio de Sancoale, donde los estudios se realizaban en dos idiomas: el nativo y el portugués, además aprendió latín. Posteriormente estudió humanidades en la Jesuit Goa University especializándose en filosofía y teología en la San Thomas Aquinas Academy. Recibió la ordenación en 1676.

Abrió una escuela de latín en Sancoale para los posibles seminaristas. Muy devoto de Nuestra Señora, en 1677 se consagró como "esclavo de María", sellándolo con un documento conocido como su "Carta de Esclavitud".

Fue en esta época que él se enteró de las penurias de los católicos en Ceylon; quienes sufrían persecución de los protestantes holandeses, al punto que por 50 años no habían tenido sacerdote en su comunidad. Pidió permiso para trabajar en Ceylon, pero le solicitaron fuera a Kanara. Aceptó, pero sus pensamientos y corazón estaban en Ceylon.

Como Vicario en Kanara, predicó, oyó confesiones, visitaba enfermos, ayudó a los pobres, rescató a cristianos esclavizados y trabajó para solucionar disputas jurídicas que interferían con la celebración de los sacramentos.

Mientras, una pequeña congregación sacerdotal se había formado en Goa teniendo la Iglesia de la Santísima Cruz de los Milagros como sede. El P. José se unió a esta congregación y fue elegido como su superior. El dio un estatus canónico a este oratorio introduciendo ejercicios religiosos, actividades de caridad y preparando a sus miembros para las misiones.

En 1686 dejó su cargo y se encaminó a Ceylon, disfrazado como un obrero itinerante, llegando al puerto de Tuticorin en la Pascua de 1687, y luego a la fortaleza holandesa de Jaffna en el norte de Ceylon.

Padeció disentería aguda, agravada por las condiciones terribles del viaje, apenas se recuperó empezó su misión contactando a los católicos y escondiéndose de los holandeses. Fue alojado por un valeroso católico, y atendía en la noche a su oculta feligresía. Se mantuvo siempre un paso delante de las autoridades, y en 1689 se fue a Sillalai, un poblado católico, y empezó a atender a las gentes en pueblos circundantes.

En 1690 el P. José viajó a Puttalam en el Reino de Kandy, donde 1,000 católicos no habían tenido un sacerdote por medio siglo. Decidió hacer el centro de su apostolado en Kandy, y en 1692 se mudó para allá y pidió permiso al Rey para trasladarse libremente en ese territorio. En lugar de ello, él fue aprendido por imputaciones Calvinistas de ser un espía de Portugués, y se lo encarceló con otros dos católicos. Allí él aprendió Sinhala, el idioma local, y apenas los guardias de la prisión redujeron su vigilancia, construyó una choza-iglesia y posteriormente una iglesia que dedicó a Nuestra Señora, empezando así su misión, convirtiendo a otros prisioneros.

En 1696 el Reino de Kandy estaba sufriendo una seria sequía, y el rey pidió a los monjes budistas que oraran a sus dioses para que lloviera; nada ocurrió. Entonces el Rey se volvió hacia José quien erigió un altar y una cruz en el medio de un área cuadrada, y oró; una lluvia abundante empezó a caer, mientras José y la zona del altar permanecían secas. El rey le concedió licencia a José para predicar a lo largo del reino.

Haciendo uso de su reencontrada libertad, hizo una labor misionera visitando la zona holandesa y a los católicos en Colombo. Tres misioneros del Oratorio de Goa llegaron a 1697 para ayudarlo y con la noticia de que Don Pedro Pacheco, Obispo de Cochin, lo había nombrado Vicario General en Ceylon. Él estaba organizando la estructura básica de la misión cuando la viruela asoló Kandy. Su trabajo con los enfermos convenció al rey de concederle todas las facilidades para que el P. José realizara sus labores.

Joseph llevó su misión a los principales centros poblados de la isla, regresando a Kandy en 1699 con el Padre José de Carvalho que había sido expulsado por instigación de monjes budistas. Completó la construcción de su nueva iglesia, y entró al servicio del rey, traduciendo libros portugueses al sinhala. Desde esa óptica, intensificó su ministerio, y convirtió algunos notables Cingaleses que dio lugar a calumnias contra él y a la persecución de los convertidos.

Nuevos misioneros llegaron en 1705, lo que le permitió organizar las misiones en ocho distritos cada uno a cargo de un sacerdote.

Trabajó en la creación de una biblioteca católica comparable a la de los budistas, y en cimentar los derechos de católicos con el Gobierno protestante holandés.

El Rey Vimaldharna Surya II, protector del Padre José, murió en 1707, Narendrasimha, su sucesor, fue un respaldo aún mayor. Nuevos misioneros llegaron a 1708.

Frecuentaba comer sólo "Kanji", arroz asado considerado comida del pobre. Dormía sobre una estera en el suelo y mantenía un saco de arroz que distribuía a los necesitados después de la Misa.

El Papa Clemente XI bendijo a los misioneros del Oratorio, muchas iglesias se construyeron y las conversiones pasaron la marca de 100.000 al final de su vida.

En 1710, a pesar de sus problemas de salud, José hizo otro viaje apostólico. A su retorno, él cayó enfermo de su carruaje, y llegó a Kandy en condición seria. Aunque se recuperó de una serie de infecciones y fiebres durante el año siguiente, su edad, el trabajo, y las enfermedades lo habían debilitado.

Inició nueve días de ejercicios espirituales prescritos por la Regla de su orden, pero antes del séptimo día, fue llamado a la casa de Dios, era el 16 de enero de 1711.

Cuando sintió que ya era hora de partir a la Casa del Padre, se preparó con una oración intensa. Antes de morir dijo a los reunidos: "Difícilmente podrás hacer en el momento de muerte lo que no has hecho durante tu vida".

Honrado por el rey, el cuerpo fue expuesto al público por tres días. El beato José Vaz es conocido como el "apóstol de Sri Lanka" por la reactivación que hizo de la Iglesia en una época de persecución durante el reinado de los holandeses en el siglo XVII.

El crucifijo que le obsequió el Papa, fue enviado por el P. Vaz a Goa y se conserva en la "Sala del Oratorio del Beato José Vaz" en Sancoale, Goa, India. Es la única reliquia del beato y es visitada por miles de devotos de todo el mundo.

Su Santidad Juan Pablo II lo beatificó el 21 de enero de 1995 durante su visita apostólica a Sri Lanka. La causa había sido iniciada en 1737. Fue canonizado por el Papa Francisco el 16/01/2015 en su viaje a Sri Lanka.

Si usted tiene información relevante para la canonización del Beato José Vaz por favor comuníquese con:
Sanctuary of Blessed Joseph Vaz
413 Blessed Joseph Vaz Road
Sancoale P.O.
Cortalim
Goa, India-403 710
phone/0834-550263 

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Fuente: Franciscanos.org
José Antonio Tovini, Beato Maestro Laico, Enero 16  

José Antonio Tovini, Beato

Maestro Laico

Martirologio Romano: En Brescia, ciudad de Italia, beato José Antonio Tovini, que, siendo maestro, se ocupó en erigir numerosas escuelas cristianas y en promover la construcción de obras públicas, y en toda su actividad dejó testimonio de su oración y de sus virtudes (1897).

José (Giuseppe) Tovini nació el 14 de marzo de 1841 en Cividate Camuno, provincia italiana de Brescia. Recibió una educación especialmente austera. Sus estudios estuvieron a punto de interrumpirse, pero la intervención del sacerdote Giambattista Malaguzzi, tío materno, le consiguió un puesto gratuito en el colegio para jóvenes pobres, fundado en Verona por don Nicola Mazza. Pasó luego al seminario diocesano, donde fue muy apreciado por compañeros y profesores. La muerte de su padre, en 1859, y la difícil situación económica de la familia -era el mayor de seis hermanos- le hizo abandonar la idea de hacerse misionero, tras grandes luchas interiores. En 1860 se inscribió en la facultad de jurisprudencia de Padua: se ayudaba haciendo prácticas en el despacho de un abogado y dando clases particulares. En vísperas de doctorarse brillantemente en la universidad de Pavía, murió su madre. Al terminar sus estudios trabajó en el despacho de un abogado y en el de un notario de Lovere. Al mismo tiempo ejerció el cargo de vicerrector y profesor de un colegio municipal, tarea que desempeñó durante dos años: era el único que rezaba al comenzar y terminar las clases, y comulgaba cada domingo.

En 1867 se trasladó a Brescia. Allí fue declarado idóneo para el ejercicio de la abogacía y trabajó desde 1868 con el abogado Corbolani, con cuya hija Emilia se casó siete años más tarde, el 6 de enero de 1875, decidiendo definitivamente su vocación. Tuvieron diez hijos, de los cuales uno fue jesuita y dos religiosas. Fue padre solícito y afable, educador atento, que inculcó en sus hijos los principios de la moral católica.

De 1871 a 1874 fue alcalde de Cividate, promoviendo numerosas iniciativas.

En 1877 ingresó en el movimiento católico bresciano y participó en la fundación del diario "Il Cittadino di Brescia", de cuya dirección administrativa y organizativa se ocupó. En ese mismo año participó en la formación del comité diocesano de la Obra de los congresos, del que fue nombrado presidente (recorrió toda la provincia para organizar los comités parroquiales); luego, fue sucesivamente presidente del Comité regional lombardo, miembro del consejo directivo, presidente de la tercera sección de educación e instrucción, miembro del Consejo superior y vicepresidente de la Obra. Ingresó en la Tercera Orden Franciscana en 1881. Progresó en el ejercicio de las virtudes, en particular en las características de la espiritualidad franciscana: la ascesis, la sencillez, la pobreza, la oración y el diálogo respetuoso. Se empeñó mucho en la política: fue elegido repetidamente consejero municipal en Brescia. Favoreció iniciativas e instituciones inspiradas, organizadas, fundadas u orientadas por él, a través de programas presentados en congresos católicos italianos, en Brescia y en Lombardía, así como en el ámbito nacional. Sostuvo y apoyó otras muchas iniciativas de carácter social, como las Cajas de Ahorro municipales; propuso la fundación de la Unión diocesana de las sociedades agrícolas y de las Cajas municipales; fundó en Brescia el Banco de San Pablo y en Milán el Banco Ambrosiano. Pero donde multiplicó sus esfuerzos fue en el sector educativo y escolar. Defendió con ahínco la enseñanza religiosa en las escuelas para tutelar la fe y moral de los jóvenes, y la libertad de enseñanza; sostuvo la escuela libre, como instrumento eficaz para formar a la juventud en las tareas de responsabilidad civil y social. Promovió la erección de círculos universitarios católicos y colaboró en la fundación de la "Unión León XIII" de estudiantes de Brescia, de la que nació la FUCI (Federación de estudiantes católicos italianos). Fundó la revista pedagógica y didáctica "Escuela Italiana moderna", de difusión nacional; el semanario "La voz del pueblo"; el "Boletín de los terciarios franciscanos", etc.; propuso recaudar fondos para una universidad católica.

Trató siempre de que la Iglesia tuviera una presencia cada vez más decisiva en el mundo del trabajo, lo que le llevó a hacer una propaganda intensa y constante para la fundación de las asociaciones obreras católicas. En su última relación pública, habló del apostolado de la oración, dirigiendo una apasionada invitación a la comunión eucarística.

Admira su gran obra, a pesar de su poca salud.

Falleció el 16 de enero de 1897.

Lo beatificó Juan Pablo II en Brescia el 20 de septiembre de 1998.

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Fuente: Vatican.va
Juana María Condesa Llunch, Beata Virgen Fundadora, 16 de enero  

Juana María Condesa Llunch, Beata

Fundadora de la Congregación de
Siervas de la Inmaculada Concepción Protectoras de las Obreras

Martirologio Romano: En Valencia, ciudad de España, beata Juana María Condesa Lluch, virgen, la cual, con solícita caridad y espíritu de sacrificio para con los pobres, niños y jóvenes obreras, se entregó completamente a atenderlos y, para su tutela, fundó la Congregación de Siervas de la Inmaculada Concepción Protectoras de las Obreras (1916).

Juana María Condesa Lluch nació en Valencia (España) el día 30 de marzo de 1862, en el seno de una familia cristiana de buena posición socio-económica. Fue bautizada el 31 de marzo de 1862 en la Iglesia de San Esteban, lugar donde habían sido bautizados San Vicente Ferrer y San Luis Bertrán. Recibió una esmerada formación humana y cristiana, que contrastaba con la mentalidad racionalista e ilustrada que se abría paso en la sociedad valenciana del momento y que dio lugar a una oleada de descristianización. En la etapa de la adolescencia y juventud va reforzando su vida como cristiana, nutriéndose de las devociones religiosas propias del momento histórico que vive, especialmente la devoción a Jesús Sacramentado, a la Inmaculada Concepción, a San José y a Santa Teresa, lo que a su vez la lleva de forma progresiva a una mayor sensibilidad y compromiso con los mas necesitados.

Muy pronto descubre el don del amor de Dios que se estaba derramando abundantemente en su corazón (cf. Rm 5, 5) y hace propia la tarea de acoger ese don en su vida a fin de ser "Santuario de Dios, morada del Espíritu" (cf. 1 Co 3, 16). Su intensa vida de oración, su constante relación con Dios, fueron la fuerza que hizo posible que en ella maduraran los frutos propios de quien vive según el Espíritu: la alegría, la humildad, la constancia, el dominio de sí, la paz, la bondad, la entrega, la laboriosidad, la solidaridad... la fe, la esperanza y el amor. Por ello, quienes la conocieron nos la presentan como una mujer que "Logró vivir lo ordinario de forma extraordinaria".

Tenía apenas 18 años, cuando descubrió que la voluntad de Dios sobre su vida era entregarlo todo y entregarse del todo a la causa del Reino a través de la evangelización y el servicio a la mujer obrera, interesándose por las condiciones de vida y laborales de estas jóvenes, realidad sufriente que contemplaba desde la tartana que la conducía desde Valencia a la playa de Nazaret, donde la familia tenía una casa de descanso y expansión.

En 1884, tras varios años de dificultades y obstáculos especialmente por parte del entonces Arzobispo de Valencia, el Cardenal Antolín Monescillo, al considerar que era demasiado joven para llevar a cabo la propuesta que le hacía de fundar una Congregación Religiosa, logra de éste el permiso necesario para abrir una casa que diera acogida, formación y dignidad a las obreras que, dado el creciente proceso de industrialización del siglo XIX, se desplazaban de los pueblos a la ciudad para trabajar en las fábricas, donde eran consideradas meros instrumentos de trabajo; "Grande es tu fe y tu constancia. Ve y abre un asilo a esas obreras por las que con tanta solicitud te interesas y tanto cariño siente tu corazón".

Unos meses después, en esta misma casa se inauguraba una Escuela para hijas de obreras y otras jóvenes se unían a su proyecto compartiendo los mismos ideales. Desde este momento comenzaba a tomar forma en su vida lo que experimentaba como voluntad de Dios: "Yo y todo lo mío para las obreras", no se trataba de una frase hecha, era el espacio que posibilitaba la llamada de Dios y la respuesta de una persona, Juana María Condesa Lluch.

Convencida de que su obra era fruto del Espíritu y con el deseo de que fuese una realidad eclesial, continúa insistiendo a fin de poder organizarse como Congregación Religiosa, pues seguir a Cristo, dando la vida por Él en el servicio a las obreras le pedía exclusividad, de ahí su opción por vivir en castidad, en obediencia y en pobreza de forma radical. Acrisolada en la prueba, pero manteniendo un espíritu sereno, firme y confiado: "Señor, manténme firme junto a tu Cruz", haciendo de la fe su luz, de la esperanza su fuerza y del amor su alma, consigue la Aprobación Diocesana del Instituto en 1892, el cual crecía en miembros y se iba extendiendo por distintas zonas industriales. En 1895 emite la Profesión Temporal junto con las primeras hermanas y en 1911 la Profesión Perpetua,

Durante todos estos años, su vida a ejemplo de la Virgen Inmaculada, fue una entrega incondicional a la voluntad de Dios, haciendo suyas las palabras de María ante el anuncio del Ángel: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mi, según tu palabra" (Le 1, 38), palabras que se convirtieron en clave de espiritualidad y en estilo de vida, hasta el punto de definirse como "esclava de la Esclava del Señor" y de dar nombre y significatividad a la Congregación fundada por ella.

El 16 de enero de 1916, la Madre Juana María Condesa Lluch pasaba a contemplar el rostro de Dios por toda la eternidad, alcanzando su anhelo de santidad, manifestado tantas veces a las hermanas con estas palabras: "Ser santas en el cielo, sin levantar polvo en la tierra". Expresión que denota que su vida transcurrió según el Espíritu de Cristo Jesús, conjugando la más sublime de las experiencias, la intimidad con Dios, con el empeño de que la joven obrera alcanzara también la más sublime de las vocaciones, ser imagen y semejanza del Creador, y que pone de manifiesto su ser de "Mujer bíblica, llena de coraje en las elecciones y evangélica en las obras", tal como fue definida por uno de los Teólogos Consultores al estudiar sus virtudes.

El Instituto nutrido de la firme voluntad de su Fundadora, alcanzaba el 14 de abril de 1937 la aprobación temporal pontificia de S.S. Pío XI y el 27 de enero de 1947 la aprobación definitiva de S.S. Pío XII. La apertura diocesana del Proceso de Canonización de la Madre Juana María tuvo lugar en Valencia en 1953. Fueron declaradas sus virtudes heroicas en 1997 y el dia 5 de julio de 2002, ante S.S. Juan Pablo II, fue promulgado el Decreto de aprobación de un milagro atribuido a su intercesión, siendo beatificada el 23 de Marzo de 2003 por el mismo Papa.

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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando santoral de este día, Enero 16  

Otros Santos y Beatos

San Melas, obispo y confesor
En la ciudad de Rinocorurua, en Egipto, san Melas, obispo, que por su adhesión a la fe ortodoxa sufrió el destierro en tiempo del emperador arriano Valente, tras lo cual descansó en paz (c. 390).

San Leobato, abad
En la región de Tours, en la Galia Lugdunense (hoy Francia), conmemoración de san Leobato, abad, a quien su maestro, san Urso, designó como superior del monasterio recién fundado de Sénevière, el cual gobernó santamente hasta su vejez (s. V).

San Triverio, presbítero y eremita
En el lugar de Dombes, en el territorio lugdunense de la Galia (hoy Francia), san Triverio, presbítero y después eremita (c. 550).

San Danacto o Danax, mártir
En la ciudad de Aulona, en Iliria (hoy Albania), san Danacto o Danax, mártir (s. inc.)



San Jacobo, obispo
En Tarantasia, ciudad de la Galia Vienense (hoy Francia), san Jacobo, obispo, discípulo de san Honorato de Lérins (s. V).



San Tiziano, obispo
En la ciudad de Oderzo, en la región de Venecia (hoy Italia), san Tiziano, obispo (s. V).



San Furseo, abad
En Mazerolles, junto al río Alteia, en la Galia (hoy Francia), san Furseo, abad primero en Irlanda, después en Inglaterra y, finalmente, en la Galia, donde fundó el monasterio de Lagny (c. 650).



Santa Juana, monja
En la ciudad de Bagno, de la Romagna (hoy Italia), santa Juana, que, admitida en la Orden camaldulense, se distinguió por su obediencia y humildad (1105).





Santos Berardo, Otón y Pedro, y Acursio y Aiuto, religiosos mártires
En la ciudad de Marrakech, en el Magreb (hoy Marruecos), santos mártires Berardo, Otón y Pedro, presbíteros, Acursio y Aiuto, religiosos, todos de la Orden de los Hermanos Menores, los cuales, enviados por san Francisco para anunciar el Evangelio a los musulmanes, fueron apresados en Sevilla y trasladados a Marrakech, donde les ajusticiaron por orden del príncipe de los sarracenos (1226).

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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