JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 8, 51-59
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos:
"Yo les aseguro que el que pone en práctica mi palabra, no morirá nunca".
Al oír esto, los judíos le dijeron:
"Ahora nos convencemos plenamente de que estás endemoniado. Tanto Abrahán como los profetas murieron, y ahora tú dices: El que pone en práctica mi palabra no experimentará la muerte para siempre. ¿Acaso eres tú más importante que nuestro padre Abrahán? Tanto él como los profetas murieron, ¿por quién nos tienes?"
Jesús respondió:
"Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría; es mi Padre quien me glorifica, el mismo del que ustedes dicen: "Es nuestro Dios". En realidad no lo conocen; yo, en cambio, sí lo conozco. Y si dijera que no lo conozco, sería tan mentiroso como ustedes. Pero yo lo conozco de veras y pongo en práctica sus palabras. Abrahán, su padre, se alegró sólo con el pensamiento de que iba a ver mi día; lo vio y se llenó de alegría".
Entonces los judíos le dijeron:
"¿De modo que tú, que aún no tienes cincuenta años, has visto a Abrahán?"
Jesús les respondió:
"Les aseguro que antes que Abrahán naciera, yo soy".
Entonces los judíos tomaron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
"El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
jue 5a. Sem cuaresma
Antífona de Entrada
Cristo es el mediador de la nueva alianza, porque mediante su muerte, aquéllos que han sido llamados, reciben la herencia eterna que les había sido prometida.
Oración Colecta
Oremos:
Asiste y protege siempre, Señor, a esta familia tuya que ha puesto en ti toda su esperanza, a fin de que, purificados de nuestros pecados, permanezcamos fieles a nuestro compromiso bautismal yobtengamos la herencia prometida.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Serás padre de una multitud de pueblos
Lectura del libro del Génesis 17, 3-9
En aquellos días, Abrán cayó de bruces y Dios le dijo:
"Esta es la alianza que hago contigo: tú llegarás a ser padre de una muchedumbre de pueblos. No te llamarás ya Abrán, sino que tu nombre será Abrahán, porque yo te hago padre de una muchedumbre de pueblos. Te haré inmensamente fecundo; de ti surgirán naciones; y reyes saldrán de ti. Establezco mi alianza contigo y tus descendientes después de ti por siempre, como alianza perpetua. Les daré a ti y a tus descendientes, la tierra en la que ahora peregrinas, toda la tierra de Canaán, en posesión perpetua; y yo seré el Dios de tus descendientes".
Y el Señor añadió:
"Guardarás mi alianza tú y tus descendientes de generación en generación".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Sal 104, 4-5.6-7.8-9
El Señor nunca olvida sus promesas.
Recurran al Señor y a su poder, busquen su rostro sin descanso. Recuerden las maravillas que hizo, sus portentos y sus justas decisiones. El Señor nunca olvida sus promesas Descendencia de Abrahán, su siervo, hijos de Jacob, su elegido: el Señor es nuestro Dios, en toda la tierra están en vigor sus decretos.
El Señor nunca olvida sus promesas.
El se acuerda de su alianza eternamente, de la palabra que ha dado por mil generaciones; del pacto concluido con Abrahán, y del juramento que hizo a Isaac.
El Señor nunca olvida sus promesas.
Aclamación antes del Evangelio
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Hagámosle caso al Señor, que nos dice: "No endurezcan su corazón".
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Evangelio
Su padre Abrahán se regocijaba con el pensamiento de verme
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 8, 51-59
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos:
"Yo les aseguro que el que pone en práctica mi palabra, no morirá nunca".
Al oír esto, los judíos le dijeron:
"Ahora nos convencemos plenamente de que estás endemoniado. Tanto Abrahán como los profetas murieron, y ahora tú dices: El que pone en práctica mi palabra no experimentará la muerte para siempre. ¿Acaso eres tú más importante que nuestro padre Abrahán? Tanto él como los profetas murieron, ¿por quién nos tienes?"
Jesús respondió:
"Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría; es mi Padre quien me glorifica, el mismo del que ustedes dicen: "Es nuestro Dios". En realidad no lo conocen; yo, en cambio, sí lo conozco. Y si dijera que no lo conozco, sería tan mentiroso como ustedes. Pero yo lo conozco de veras y pongo en práctica sus palabras. Abrahán, su padre, se alegró sólo con el pensamiento de que iba a ver mi día; lo vio y se llenó de alegría".
Entonces los judíos le dijeron:
"¿De modo que tú, que aún no tienes cincuenta años, has visto a Abrahán?"
Jesús les respondió:
"Les aseguro que antes que Abrahán naciera, yo soy".
Entonces los judíos tomaron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Mira, Señor, con agrado el sacrificio que vamos a ofrecerte, y concédenos por él la conversión de nuestra vida y la salvación del mundo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
La fuerza de la Cruz
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque en la pasión salvadora de tu Hijo diste a los seres humanos una nueva comprensión de tu majestad y una nueva manera de alabarla, al poner de manifiesto, por la eficacia inefable de la cruz, el poder del Crucificado
y el juicio que del mundo has hecho.
Por eso,
ahora nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y los santos diciendo:
Antífona de la Comunión
Dios no escatimó la vida de su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros y con él nos ha dado todos los bienes.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Por medio de este sacramento, que ya desde ahora nos comunica tu fuerza, concédenos, Padre misericordioso, participar de la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
Cuaresma. 5ª semana. Jueves
CONTEMPLAR LA PASIÓN
— La costumbre de meditar la Pasión de Nuestro Señor. Amor y devoción al Crucifijo.
— Cómo meditar la Pasión.
— Frutos de esta meditación.
I. ¡Pueblo mío! ¿Qué te he hecho, en qué te he ofendido? Respóndeme. Yo te di a beber el agua salvadora que brotó de la peña; tú me diste a beber hiel y vinagre. ¡Pueblo mío! ¿Qué te he hecho...?1.
La liturgia de estos días nos acerca ya al misterio fundamental de nuestra fe: la Resurrección del Señor. Si todo el año litúrgico se centra en la Pascua, este tiempo "aún exige de nosotros una mayor devoción, dada su proximidad a los sublimes misterios de la misericordia divina"2. "No recorramos, sin embargo, demasiado deprisa ese camino; no dejemos caer en el olvido algo muy sencillo, que quizá, a veces, se nos escapa: no podremos participar de la Resurrección del Señor, si no nos unimos a su Pasión y a su Muerte (Cfr. Rom 8, 17). Para acompañar a Cristo en su gloria, al final de la Semana Santa, es necesario que penetremos antes en su holocausto, y que nos sintamos una sola cosa con Él, muerto sobre el Calvario"3. Por eso, durante estos días, acompañemos a Jesús, con nuestra oración, en su vía dolorosa y en su muerte en la Cruz. Mientras le hacemos compañía, no olvidemos que nosotros fuimos protagonistas de aquellos horrores, porque Jesús cargó con nuestros pecados4, con cada uno de ellos. Fuimos rescatados de las manos del demonio y de la muerte eterna a gran precio5, el de la Sangre de Cristo.
La costumbre de meditar la Pasión tiene su origen en los mismos comienzos del Cristianismo. Muchos de los fieles de Jerusalén de la primera hora tendrían un recuerdo imborrable de los padecimientos de Jesús, pues ellos mismos estuvieron presentes en el Calvario. Jamás olvidarían el paso de Cristo por las calles de la ciudad la víspera de aquella Pascua. Los Evangelistas dedicaron una buena parte de sus escritos a narrar con detalle aquellos sucesos. "Leamos constantemente la Pasión del Señor –recomendaba San Juan Crisóstomo–. ¡Qué rica ganancia, cuánto provecho sacaremos! Porque al contemplarle sarcásticamente adorado, con gestos y con acciones, y hecho blanco de burlas, y después de esta farsa abofeteado y sometido a los últimos tormentos, aun cuando fueres más duro que una piedra, te volverás más blando que la cera, y arrojarás toda soberbia de tu alma"6. ¡A cuántos ha convertido la meditación atenta de la Pasión!
Santo Tomás de Aquino decía: "la Pasión de Cristo basta para servir de guía y modelo a toda nuestra vida"7. Y visitando un día a San Buenaventura, le preguntó Santo Tomás de qué libros había sacado tan buena doctrina como exponía en sus obras. Se dice que San Buenaventura le presentó un Crucifijo, ennegrecido ya por los muchos besos que le había dado, y le dijo: "Este es el libro que me dicta todo lo que escribo; lo poco que sé aquí lo he aprendido"8. En él los santos aprendieron a padecer y a amar de verdad. En él debemos aprender nosotros. "Tu Crucifijo. —Por cristiano, debieras llevar siempre contigo tu Crucifijo. Y ponerlo sobre tu mesa de trabajo. Y besarlo antes de darte al descanso y al despertar: y cuando se rebele contra tu alma el pobre cuerpo, bésalo también"9.
La Pasión del Señor debe ser tema frecuente de nuestra oración, pero especialmente lo ha de ser en estos días ya próximos al misterio central de nuestra redención.
II. "En la meditación, la Pasión de Cristo sale del marco frío de la historia o de la piadosa consideración, para presentarse delante de los ojos, terrible, agobiadora, cruel, sangrante..., llena de Amor"10.
Nos hace mucho bien contemplar la Pasión de Cristo: en nuestra meditación personal, al leer el Santo Evangelio, en los misterios dolorosos del Santo Rosario, en el Vía Crucis... En ocasiones nos imaginamos a nosotros mismos presentes entre los espectadores que fueron testigos de esos momentos. Ocupamos un lugar entre los Apóstoles durante la Última Cena, cuando nuestro Señor les lavó los pies y les hablaba con aquella ternura infinita, en el momento supremo de la institución de la Sagrada Eucaristía...; uno más entre los tres que se durmieron en Getsemaní, cuando el Señor más esperaba que le acompañásemos en su infinita soledad...; uno entre los que presenciaron el prendimiento; uno entre los que oyeron decir a Pedro, con juramento, que no conocía a Jesús; uno que oyó a los falsos testigos en aquel simulacro de juicio, y vio al sumo sacerdote rasgarse las vestiduras ante las palabras de Jesús; uno entre la turba que pedía a gritos su muerte y que le contemplaba levantado en la Cruz en el Calvario. Nos colocamos entre los espectadores y vemos el rostro deformado pero noble de Jesús, su infinita paciencia...
También podemos intentar, con la ayuda de la gracia, contemplar la Pasión como la vivió el mismo Cristo11. Parece imposible, y siempre será una visión muy empobrecida con relación a la realidad, a lo que de hecho sucedió, pero para nosotros puede llegar a ser una oración de extraordinaria riqueza. Dice San León Magno que "el que quiera de verdad venerar la pasión del Señor debe contemplar de tal manera a Jesús crucificado con los ojos del alma que reconozca su propia carne en la carne de Jesús"12.
¿Qué experimentaría la santidad infinita de Jesús en Getsemaní, cargando con todos los pecados del mundo, la infamias, las deslealtades, los sacrilegios...? ¿Qué soledad ante aquellos tres discípulos que había llevado para que le acompañaran y por tres veces encontró dormidos? También ve, en todos los siglos, a aquellos amigos suyos que se quedarán dormidos en sus puestos, mientras los enemigos están en vigilia.
III. Para conocer y seguir a Cristo debemos conmovernos ante su dolor y desamparo, sentirnos protagonistas, no solo espectadores, de los azotes, las espinas, los insultos, los abandonos, pues fueron nuestros pecados los que le llevaron al Calvario. Pero "conviene que profundicemos en lo que nos revela la muerte de Cristo, sin quedarnos en formas exteriores o en frases estereotipadas. Es necesario que nos metamos de verdad en las escenas que revivimos (...): el dolor de Jesús, las lágrimas de su Madre, la huida de los discípulos, la valentía de las santas mujeres, la audacia de José y de Nicodemo, que piden a Pilato el cuerpo del Señor"13.
"Quisiera sentir lo que sientes, pero no es posible. Tu sensibilidad –eres perfecto hombre– es mucho más aguda que la mía. A tu lado compruebo, una vez más, que no sé sufrir. Por eso me asusta tu capacidad de darlo todo sin reservas.
"Jesús, necesito decirte que soy cobarde, muy cobarde. Pero al contemplarte clavado ya al madero, "sufriendo cuanto se puede sufrir, con los brazos extendidos en ese gesto de sacerdote eterno" (Santo Rosario, San Josemaría Escrivá), voy a pedirte una locura: quiero imitarte, Señor. Quiero entregarme de una vez, de verdad, y estar dispuesto a llegar hasta donde tú me lleves. Sé que es una petición muy por encima de mis fuerzas. Pero sé, Jesús, que te quiero"14.
"Acerquémonos, en suma, a Jesús muerto, a esa Cruz que se recorta sobre la cumbre del Gólgota. Pero acerquémonos con sinceridad, sabiendo encontrar ese recogimiento interior que es señal de madurez cristiana. Los sucesos divinos y humanos de la Pasión penetrarán de esta forma en el alma, como palabra que Dios nos dirige, para desvelar los secretos de nuestro corazón y revelarnos lo que espera de nuestras vidas"15.
La meditación de la Pasión de Cristo nos consigue innumerables frutos. En primer lugar nos ayuda a tener una aversión grande a todo pecado, pues Él fue traspasado por nuestras iniquidades y molido por nuestros pecados16. Jesús crucificado debe ser el libro en el cual, a ejemplo de los santos, debemos leer de continuo para aprender a detestar el pecado y a inflamarnos en el amor de un Dios tan amante; porque en las llagas de Cristo leemos la malicia del pecado, que le condenó a sufrir muerte tan cruel e ignominiosa para satisfacer a la Justicia divina, y las pruebas del amor que Jesucristo ha tenido con nosotros, sufriendo tantos dolores precisamente para declararnos lo mucho que nos amaba17.
"—Y se siente que el pecado no se reduce a una pequeña "falta de ortografía": es crucificar, desgarrar a martillazos las manos y los pies del Hijo de Dios, y hacerle saltar el corazón"18. Un pecado es mucho más que "un error humano".
Los padecimientos de Cristo nos animan a huir de todo lo que pueda significar aburguesamiento, desgana y pereza. Avivan nuestro amor y alejan la tibieza. Hacen a nuestra alma mortificada, guardando mejor los sentidos.
Si alguna vez el Señor permite enfermedades, dolores o contradicciones particularmente intensas y graves, nos será de gran ayuda y alivio el considerar los dolores de Cristo en su Pasión. Él experimentó todos los sufrimientos físicos y morales, pues "padeció de los gentiles y de los judíos, de los hombres y de las mujeres, como se ve en las sirvientas que acusaron a San Pedro. Padeció también de los príncipes y de sus ministros, y de la plebe... Padeció de los parientes y conocidos, pues sufrió por causa de Judas, que le traicionó, y de Pedro, que le negó. De otra parte, padeció cuanto el hombre puede padecer. Pues Cristo padeció de los amigos, que le abandonaron; padeció en la fama, por las blasfemias proferidas contra Él; padeció en el honor y en la honra, por las irrisiones y burlas que le infirieron; en los bienes, pues fue despojado hasta de los vestidos; en el alma, por la tristeza, el tedio y el temor; en el cuerpo, por las heridas y los azotes"19.
Hagamos el propósito de estar más cerca de la Virgen estos días que preceden a la Pasión de su Hijo, y pidámosle que nos enseñe a contemplarle en esos momentos en los que tanto sufrió por nosotros.
1 Improperios. Liturgia del Viernes Santo. — 2 San León Magno, Sermón 47. — 3 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 95. — 4 Cfr. 1 Pdr 2, 24. — 5 Cfr. 1 Cor 6, 20. — 6 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre San Mateo, 87, 1. — 7 Santo Tomás, Sobre el Credo, 6. — 8 Citado por San Alfonso Mª de Ligorio, Meditaciones sobre la Pasión, 1, 4. — 9 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 302. — 10 ídem, Surco, n. 993. — 11 Cfr. R. A. Knox, Ejercicios para seglares, Rialp, Madrid 1956, pp. 137 ss. — 12 San León Magno, Sermón 15 sobre la Pasión. — 13 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 101. — 14 M. Montenegro, Vía Crucis, Palabra, 3ª ed., Madrid 1976, XI. — 15 San Josemaría Escrivá, loc. cit. — 16 Is 53, 5. — 17 San Alfonso Mª de Ligorio, o. c., 1, 4. — 18 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 993. — 19 Santo Tomás, Suma Teológica, 3, q. 46 a. 5.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Braulio
Obispo
(año 651)
Braulio significa: "espada de fuego".
Fue discípulo y amigo del gran sabio San Isidro de Sevilla, al cual le ayudó mucho en la corrección y edición de sus libros.
Al morir su hermano Juan, que era obispo de Zaragoza, el clero y los fieles lo eligieron para que lo reemplazara.
Como obispo se preocupó mucho por tratar de que el pueblo se instruyera más en la religión y por extirpar y acabar con los errores y herejías que se habían propagado, especialmente el arrianismo, una doctrina hereje que negaba que Jesucristo sea Dios verdadero.
Tan grande era la elocuencia de San Braulio y su capacidad para convencer a quienes le escuchaban sus sermones que la gente decía: "Parece que cuando está hablando, es el mismo Espíritu Santo el que le va diciendo lo que él tiene que decir".
Los obispos de España lo encargaron de las relaciones episcopales con el Papa de Roma.
En la catedral, y en el famosísimo santuario de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, pasaba varias horas cada día rezando con especial fervor.
Aborrecía todo lo que fuera lujo y vanidad. Sus vestidos eran siempre pobres, y su comida como la de un obrero de clase baja.
Todas las limosnas que le llegaban las daba para ayudar a los pobres. Y se dedicaba con mucho esmero a enseñar a los ignorantes.
Las gentes decían que era difícil encontrar en el país uno que fuera más sabio que él. Y en sus cartas se nota que había leído muchos autores famosos. Había estudiado muy profundamente la S. Biblia. Y su estilo es elegante y lleno de bondad y de amabilidad. Se firmaba: "Braulio, siervo inútil de los santos de Dios".
Los últimos años tuvo que sufrir mucho por la falta de la vista, algo que para él que era tan gran lector, era un verdadero martirio. Pero aprovechaba su ceguera para dedicarse a rezar y meditar.
Tuvo como alumno a otro gran santo: San Eugenio, obispo.
Poco antes de morir le pareció escuchar aquellas palabras de Jesús: "Ven siervo bueno y fiel; has sido fiel en lo poco, te pondré sobre lo mucho. Entra en el gozo de tu Señor". Y respondió entusiasmado: "Voy pronto, Señor, ya estoy listo". Y murió santamente. Era el año 651.
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (San Pablo).
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Ludgero (Liudgero) de Münster, Santo Obispo, Marzo 26
Obispo Martirologio Romano: En el monasterio de Werden, en Sajonia, tránsito de san Liudgero o Ludgero, obispo, que fue discípulo de Alcuino y predicó el Evangelio en Frisia, Dinamarca y Sajonia, estableciendo la sede de Münster y fundando varios monasterios, convertidos en centros para la propagación de la fe (809).
La historia de san Ludgero, primer obispo de Münster, nacido hacia el 745 en Suescnon, Frisia, está unida a un hecho nuevo en el mundo cristiano: en ese tiempo el cristianismo superó las fronteras del imperio romano, con la evangelización de la Germania transrenana. En esta obra misionera, que logró el máximo desarrollo con san Bonifacio, encontramos comprometido a san Ludgero, discípulo de san Gregorio y de Alcuino de York. |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina02
Pedro de Sebaste, Santo Obispo, Marzo 26
Obispo Martirologio Romano: En Sebaste, en Armenia, san Pedro, obispo, que fue el hermano más joven de san Basilio Magno y eximio defensor de la fe ortodoxa ante los arrianos (c. 391).
San Pedro pertenecía a una antigua e ilustre familia. El nombre de sus antepasados ha caído en el olvido, en tanto que los anales de la fe conservan el inmortal recuerdo de los santos que sus padres dieron a la Iglesia. |
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Fuente: fmaaba.com.ar
Magdalena Catalina Morano, Beata Hija de María Auxiliadora, Marzo 26
Religiosa Martirologio Romano: En Catania, de Sicilia, en Italia, beata Magdalena Catalina Morano, virgen del Instituto de Hijas de María Auxiliadora, que se consagró a impartir catequesis, recorriendo sin cesar toda esta región (1908).
Nacida en Chieri (Turín) el 15 de noviembre de 1847, Magdalena Catalina Morano inicia desde joven entre los pequeños del lugar, Butigliera, un aprendizaje pedagógico que marcará toda su vida, de un modo especial después de obtener su diploma de maestra. |
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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando Santoral de este día, Marzo 26
San Cástulo, mártir |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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