viernes, 10 de abril de 2015

[ † ] Domingo por la Santísima Trinidad. 12/04/2015. Excepto causa grave, no asistir a Misa dominical es pecado GRAVE (CIC 2042, 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). Precepto: Misa ENTERA. Víspera del Domingo comienza el Sábado después 1

JA

JMJ

Pax

† Lectura del Santo Evangelio según san Juan 20, 19-31

Gloria a ti, Señor.

Al anochecer del día de la resurrección, estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas, por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
"La paz esté con ustedes".
Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
"La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo".
Y dicho esto sopló sobre ellos y les dijo:
"Reciban el Espíritu Santo; a quienes les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; a quienes no se los perdonen, les quedarán sin perdonar".
Tomás, uno de los Doce, apodado el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
"Hemos visto al Señor".
Pero él les contestó:
"Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo".
Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás con ellos. Jesús se puso de nuevo en medio y les dijo:
"La paz esté con ustedes".
Luego dijo a Tomás:
"Aquí están mis manos, acerca tu dedo; trae tu mano y métela en mi costado; y no sigas dudando, sino cree".
Tomás respondió:
"¡Señor mío y Dios mío!"
Jesús añadió:
"Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto".
Otras muchas señales milagrosas hizo Jesús en presencia de sus discípulos, pero no están escritas en este libro. Se escribieron éstas para que crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

"El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

 

Misal

 

2o. Dom de Pascua Ciclo B

Antífona de Entrada

Como niños recién nacidos desean leche pura y espiritual, que los haga crecer hacia la salvación. Aleluya.

 

Se dice "Gloria".

Oración Colecta

Oremos:
Dios de eterna misericordia, que reavivas la fe de tu pueblo con la celebración anual de las fiestas pascuales; aumenta en nosotros tu gracia, para que comprendamos a fondo la inestimable riqueza del Espíritu que nos ha dado una vida nueva y de la sangre que nos ha redimido.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Tenían un solo corazón y una sola alma

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 4, 32-35

En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo, y nadie considera como propio nada de lo que poseía, sino que tenían en común todas las cosas. Por su parte, los apóstoles daban testimonio con mucha fortaleza de la resurrección de Jesús, y todos gozaban de gran estima.
No había entre ellos necesitados, porque todos los que tenían bienes o casas los vendían, llevaban el precio de lo vendido, lo ponían a los pies de los apóstoles, y se repartía a cada uno según su necesidad.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Sal 117, 2-4.16ab-18.22-24

La misericordia del Señor es eterna. Aleluya.

Diga el pueblo de Israel: es eterno su amor. Diga la descendencia de Aarón: es eterno su amor. Digan los que respetan al Señor: es eterno su amor.
La misericordia del Señor es eterna. Aleluya.

El brazo del Señor es sublime, el brazo del Señor hace prodigios. No he de morir, viviré y contaré las hazañas del Señor; me castigó duramente el Señor, pero no permitió que muriera.
La misericordia del Señor es eterna. Aleluya.

La piedra que rechazaron los constructores se ha convertido en la piedra fundamental. Esto es obra del Señor y es realmente admirable. Este es el día en que actuó el Señor, festejemos y alegrémonos en él.
La misericordia del Señor es eterna. Aleluya.

Secuencia (Opcional durante la octava) Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza a gloria de la víctima propicia de la Pascua. Cordero sin pecado, que a las ovejas salva, a Dios y a los culpables unió con nueva alianza. Lucharon vida y muerte en singular batalla, y, muerto el que es la vida, triunfante se levanta. "¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?" "A mi Señor glorioso, la tumba abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja. ¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza! Vengan a Galilea, allí el Señor aguarda; allí verán los suyos la gloria de la Pascua". Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia que estás resucitado; la muerte en ti no manda. Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa.

Segunda Lectura

Todo el que ha nacido de Dios vence al mundo

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 5, 1-6

Hermanos queridos: El que cree que Jesús es el Mesías, ha nacido de Dios. Y todo el que ama a Dios, que da el ser, debe amar también a todo el que ha nacido de él. Por tanto, si amamos a los hijos de Dios, es señal de que amamos a Dios y de que ponemos en práctica sus mandamientos. Porque el amor consiste en cumplir sus mandamientos, y sus mandamientos no son una carga.
Todo el que ha nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la fuerza victoriosa que ha vencido al mundo: nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Este es el que vino mediante sangre y agua, Jesucristo; no por agua únicamente, sino por agua y sangre; y el espíritu es el que da testimonio, porque el espíritu es la verdad.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Tomás, tú crees porque me has visto. Dichosos los que creen sin haberme visto, dice el Señor.
Aleluya.

Evangelio

Ocho días después se les apareció Jesús

† Lectura del santo Evangelio según san Juan 20, 19-31

Gloria a ti, Señor.

Aquel mismo día, por la tarde, estaban reunidos los discípulos en una casa con las puertas bien cerradas, por miedo a los judíos. Jesús se presentó en miedo de ellos y les dijo:
"La paz esté con ustedes".
Y les mostró las manos y el costado. Los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús les dijo de nuevo:
"La paz esté con ustedes".
Y añadió:
"Como el Padre me ha enviado, yo también los envío a ustedes".
Sopló sobre ellos y les dijo:
"Reciban el Espíritu Santo. A quienes les perdonen los pecados, Dios se los perdonará; y a quienes se los retengan, Dios se los retendrá".
Tomás, uno del grupo de los Doce, a quien llamaban "El Gemelo", no estaba con ellos cuando se les apareció Jesús. Le dijeron, pues, los demás discípulos.
"Hemos visto al Señor".
Tomás les contestó:
"Si no veo las señales dejadas en sus manos por los clavos y no meto mi dedo en ellas, si no meto mi mano en la herida abierta en su costado, no lo creeré".
Ocho días después, se encontraba de nuevo reunidos en casa todos los discípulos de Jesús. Estaba también Tomás. Aunque las puertas estaban cerradas, Jesús se presentó en medio de ellos y les dijo:
"La paz esté con ustedes".
Después dijo a Tomás:
"Acerca tu dedo y comprueba mis manos; acerca tu mano y métela en mi costado. Y no seas incrédulo, sino creyente".
Tomás contestó:
"¡Señor mío y Dios mío!".
Jesús le dijo:
"¿Has creído porque me has visto? Dichosos los que han creído sin haber visto".
Jesús hizo en presencia de sus discípulos muchos más signos de los que han sido narrados en este libro. Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios; y para que, creyendo, tengan en él vida eterna.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Se dice "Credo".

Oración de los Fieles

Celebrante:
Llenos de gozo por la santa resurrección del Señor, purificados nuestros sentimientos y renovado nuestro espíritu, supliquemos con insistencia al Señor.
(Respondemos a cada petición: Rey vencedor, escúchanos).

A Cristo, que, con su gloriosa resurrección, ha vencido la muerte y ha destruido el pecado, pidámosle que todos los cristianos sean siempre fieles a las promesas del bautismo que renovaron en la noche santa de Pascua, roguemos al Señor.
Rey vencedor, escúchanos.

A Cristo, que, con su santa resurrección, ha otorgado el perdón y la paz a los pecadores, supliquémosle que quienes han regresado al camino de la vida conserven íntegramente los dones que la misericordia del Padre les ha restituido, roguemos al Señor.
Rey vencedor, escúchanos.

A Cristo, que con su gloriosa resurrección, ha dado al mundo la vida verdadera y ha renovado toda la creación, pidámosle por los que, por no creer en su triunfo, viven sin esperanza, roguemos al Señor.
Rey vencedor, escúchanos.

A Cristo, que, con su santa resurrección, ha colmado de alegría a los pueblos, los ha enriquecido con sus dones y ha hecho vibrar de gozo nuestros corazones, pidámosle que renueve la esperanza de los que sufren y lloran, roguemos al Señor.
Rey vencedor, escúchanos.

A Cristo, que, con su gloriosa resurrección, anunció la alegría a las mujeres, y por medio de las mujeres a los apóstoles, y por medio de los apóstoles al mundo entero, pidámosle por los que nos hemos reunido para celebrar su triunfo, roguemos al Señor.
Rey vencedor, escúchanos.

Celebrante:
Señor, Dios nuestro, que cada domingo reúnes a tu pueblo para que celebre el triunfo de tu Hijo, el primero y el último, el que estaba muerto y ahora vive por los siglos de los siglos; escucha nuestra oración y danos la fuerza de tu Espíritu, para que, destruidas las fuerzas del mal, te ofrezcamos juntamente con nuestro amor, del obsequio de nuestra obediencia libre. Por Jesucristo, nuestro Señor, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
Amén.

 

Oración sobre las Ofrendas

Recibe, Señor, las ofrendas que te presentamos; tú que nos llamaste a la fe y nos has hecho renacer por el bautismo, guíanos a la felicidad eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

El misterio pascual

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Porque él es el verdadero Cordero que quitó el pecado del mundo; muriendo destruyó nuestra muerte, y resucitando restauró la vida.
Por eso,
con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros
celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:

Antífona de la Comunión

Trae tu mano y toca la señal de los clavos; y no seas incrédulo, sino creyente. Aleluya.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Concédenos, Dios todopoderoso, que la gracia recibida en este sacramento pascual nos impulse siempre a servirte mejor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

Pascua. Segundo domingo

LA FE DE TOMÁS

— Aparición de Jesús a los Apóstoles estando ausente Tomás. Le comunican que Jesús ha resucitado. Apostolado con quienes han conocido a Cristo, pero no le tratan.

— El acto de fe del Apóstol Tomás. Nuestra fe ha de ser operativa: actos de fe, confianza con el Señor, apostolado.

— La Resurrección es una llamada a manifestar con nuestra vida que Cristo vive. Necesidad de estar bien formados.

I. El primer día de la semana1, el día en que resucitó el Señor, el primer día del mundo nuevo, está repleto de acontecimientos: desde la mañana, muy temprano2, cuando las mujeres van al sepulcro, hasta la noche, muy tarde3, cuando Jesús viene a confortar a sus más íntimos: La paz sea con vosotros, les dice. Y dicho esto les mostró las manos y el costado. En esta ocasión, Tomás no estaba con los demás Apóstoles, no pudo ver al Señor, ni oír sus consoladoras palabras.

Este Apóstol fue el que dijo una vez: Vayamos también nosotros y muramos con él4. Y en la Última Cena expresó al Señor su ignorancia, con la mayor sencillez: Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo vamos a saber el camino?5. Llenos de un profundo gozo, los Apóstoles buscarían a Tomás por Jerusalén aquella misma noche o al día siguiente. En cuanto dieron con él, les faltó tiempo para decirle: ¡Hemos visto al Señor! Pero Tomás, como los demás, estaba profundamente afectado por lo que habían visto sus ojos: jamás olvidaría la Crucifixión y Muerte del Maestro. No da ningún crédito a lo que los demás le dicen: Si no veo la señal de los clavos en sus manos, y no meto mi dedo en esa señal de los clavos y mi mano en su costado, no creeré6. Los que habían compartido con él aquellos tres años y con quienes por tantos lazos estaba unido, le repetirían de mil formas diferentes la misma verdad, que era su alegría y su seguridad: ¡Hemos visto al Señor!

Tomás pensaba que el Señor estaba muerto. Los demás le aseguraban que vive, que ellos mismos lo han visto y oído, que han estado con Él. Así hemos de hacer nosotros: para muchos hombres y para muchas mujeres Cristo es como si estuviera muerto, porque apenas significa nada para ellos, casi no cuenta en su vida. Nuestra fe en Cristo resucitado nos impulsa a ir a esas personas, a decirles de mil formas diferentes que Cristo vive, que nos unimos a Él por la fe y lo tratamos cada día, que orienta y da sentido a nuestra vida.

De esta manera, cumpliendo con esa exigencia de la fe, que es darla a conocer con el ejemplo y la palabra, contribuimos personalmente a edificar la Iglesia, como aquellos primeros cristianos de los que nos hablan los Hechos de los Apóstoles: crecía el número de los creyentes, hombres y mujeres, que se adherían al Señor7.

II. A los ocho días, estaban de nuevo dentro sus discípulos y Tomás con ellos. Estando las puertas cerradas, vino Jesús, se presentó en medio y dijo: La paz sea con vosotros. Después dijo a Tomás: Trae aquí tu dedo y mira mis manos, y trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino fiel8.

La respuesta de Tomás es un acto de fe, de adoración y de entrega sin límites: ¡Señor mío y Dios mío! Son las suyas cuatro palabras inagotables. Su fe brota, no tanto de la evidencia de Jesús, sino de un dolor inmenso. No son tanto las pruebas como el amor el que le lleva a la adoración y a la vuelta al apostolado. La Tradición nos dice que el Apóstol Tomás morirá mártir por la fe en su Señor. Gastó la vida en su servicio.

Las dudas primeras de Tomás han servido para confirmar la fe de los que más tarde habían de creer en Él. "¿Es que pensáis –comenta San Gregorio Magno– que aconteció por pura casualidad que estuviese ausente entonces aquel discípulo elegido, que al volver oyese relatar la aparición, y que al oír dudase, dudando palpase y palpando creyese? No fue por casualidad, sino por disposición de Dios. La divina clemencia actuó de modo admirable para que, tocando el discípulo dubitativo las heridas de la carne de su Maestro, sanara en nosotros las heridas de la incredulidad (...). Así el discípulo, dudando y palpando, se convirtió en testigo de la verdadera resurrección"9.

Si nuestra fe es firme, también se apoyará en ella la de otros muchos. Es preciso que nuestra fe en Jesucristo vaya creciendo de día en día, que aprendamos a mirar los acontecimientos y las personas como Él los mira, que nuestro actuar en medio del mundo esté vivificado por la doctrina de Jesús. Pero, en ocasiones, también nosotros nos encontramos faltos de fe como el Apóstol Tomás. Tenemos necesidad de más confianza en el Señor ante las dificultades en el apostolado, ante acontecimientos que no sabemos interpretar desde un punto de vista sobrenatural, en momentos de oscuridad, que Dios permite para que crezcamos en otras virtudes...

La virtud de la fe es la que nos da la verdadera dimensión de los acontecimientos y la que nos permite juzgar rectamente de todas las cosas. "Solamente con la luz de la fe y con la meditación de la palabra divina es posible reconocer siempre y en todo lugar a Dios, en quien nos movemos y existimos (Hech 17, 28); buscar su voluntad en todos los acontecimientos, contemplar a Cristo en todos los hombres, próximos o extraños, y juzgar con rectitud sobre el verdadero sentido y valor de las realidades temporales, tanto en sí mismas como en orden al fin del hombre"10.

Meditemos el Evangelio de la Misa de hoy. "Pongamos de nuevo los ojos en el Maestro. Quizá tú también escuches en este momento el reproche dirigido a Tomás: mete aquí tu dedo, y registra mis manos; y trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino fiel (Jn 20 27); y, con el Apóstol, saldrá de tu alma, con sincera contrición, aquel grito: ¡Señor mío y Dios mío! (Jn 20, 28), te reconozco definitivamente por Maestro, y ya para siempre –con tu auxilio– voy a atesorar tus enseñanzas y me esforzaré en seguirlas con lealtad"11.

¡Señor mío y Dios mío! ¡Mi Señor y mi Dios! Estas palabras han servido de jaculatoria a muchos cristianos, y como acto de fe en la presencia real de Jesucristo en la Sagrada Eucaristía, al pasar delante de un sagrario, en el momento de la Consagración en la Santa Misa... También pueden ayudarnos a nosotros para actualizar nuestra fe y nuestro amor a Cristo resucitado, realmente presente en la Hostia Santa.

III. El Señor le contestó a Tomás: Porque me has visto has creído: bienaventurados los que sin haber visto han creído12. "Sentencia en la que sin duda estamos señalados nosotros –dice San Gregorio Magno–, que confesamos con el alma al que no hemos visto en la carne. Se alude a nosotros, con tal que vivamos conforme a la fe; porque solo cree de verdad el que practica lo que cree"13.

La Resurrección del Señor es una llamada a que manifestemos con nuestra vida que Él vive. Las obras del cristiano deben ser fruto y manifestación del amor a Cristo.

En los primeros siglos la difusión del cristianismo se realizó principalmente por el testimonio personal de los cristianos que se convertían. Era una predicación sencilla de la Buena Nueva: de hombre a hombre, de familia a familia; entre quienes tenían el mismo oficio, entre vecinos; en los barrios, en los mercados, en las calles. Hoy también quiere el Señor que el mundo, la calle, el trabajo, las familias sean el cauce para la transmisión de la fe.

Para confesar nuestra fe con la palabra es necesario conocer su contenido con claridad y precisión. Por eso, nuestra Madre la Iglesia ha hecho tanto hincapié a lo largo de los siglos en el estudio del Catecismo, donde, de una manera breve y sencilla, se contiene lo esencial que hemos de conocer para poder vivirlo después. Ya San Agustín insistía a aquellos catecúmenos a punto de recibir el Bautismo: "Así, pues, el sábado próximo, en que celebraremos la vigilia, si Dios quiere, habréis de dar no la oración (el Padrenuestro), sino el símbolo (el Credo); porque si ahora no lo aprendéis, después, en la iglesia, no se lo habéis de oír todos los días al pueblo. Y, en aprendiéndolo bien, decidlo a diario para que no se olvide: al levantaros de la cama, al ir a dormiros, dad vuestro símbolo, dádselo a Dios, procurando hacer memoria de ello, y sin pereza de repetirlo. Es cosa buena repetir para no olvidar. No digáis: "Ya lo dije ayer, y lo digo hoy, y a diario lo digo; téngolo bien grabado en la memoria". Sea para ti como un recordatorio de tu fe y un espejo donde te mires. Mírate, pues, en él; examina si continúas creyendo todas las verdades que de palabra dices creer, y regocíjate a diario en tu fe. Sean ellas tu riqueza, sean a modo de vestidos para el aderezo de tu alma"14. ¡A cuántos cristianos habría que decirles estas mismas palabras, pues han olvidado lo esencial del contenido de su fe!

Jesucristo nos pide también que le confesemos con obras delante de los hombres. Por eso, pensemos: ¿no tendríamos que ser más valientes en esa o aquella ocasión?, ¿no tendríamos que ser más sacrificados a la hora de sacar adelante nuestros quehaceres? Pensemos en nuestro trabajo, en el ambiente que nos rodea: ¿se nos conoce como personas que llevan vida de fe?, ¿nos falta audacia en el apostolado?, ¿conocemos con profundidad lo esencial de nuestra fe?

Terminamos nuestra oración pidiendo a la Virgen, Asiento de la Sabiduría, Reina de los Apóstoles, que nos ayude a manifestar con nuestra conducta y nuestras palabras que Cristo vive.

1 Jn 20, 1. — 2 Mc 16, 2. — 3 Jn 20, 19. — 4 Jn 11, 16. — 5 Jn 14, 5. — 6 Jn 20, 25. — 7 Hech 5, 14. — 8 Jn 20, 26-27. — 9 San Gregorio Magno, Homilías sobre los Evangelios, 26, 7. — 10 Conc. Vat. II, Decr. Apostolicam actuositatem, 4. — 11 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 145. — 12 Jn 20, 29. — 13 San Gregorio Magno, loc. cit., 26, 9. — 14 San Agustín, Sermón 58, 15.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Teresa de Jesús de los Andes Monja Carmelita, Abril 12  

Teresa de Jesús de los Andes

Religiosa Carmelita

Martirologio Romano: En la ciudad de Los Andes, en Chile, santa Teresa de Jesús (Juana) Fernández Solar, virgen, que, siendo novicia en la Orden de Carmelitas Descalzas, consagró, como ella misma decía, su vida a Dios por el mundo pecador, muriendo de tifus a los veinte años de edad (1920).

Etimológicamente: Teresa = Aquella que es experta en la caza, es de origen griego.

 


Teresa de Jesús de Los Andes (Juanita Fernández Solar) es la primera chilena y la primera carmelita americana que ha alcanzado el honor de los altares. Nació en Santiago de Chile el 13 de julio de 1900, en el seno de una familia acomodada, muy cristiana.
Desde los 6 años asistía con su madre casi a diario a la santa misa y suspiraba por la comunión, que recibió por primera vez el 1 de septiembre de 1910. Desde entonces procuraba comulgar diariamente y pasar largo rato en diálogo amistoso con Jesús.

También desde su niñez vivió una intensa vida mariana, que fue uno de los grandes cimientos de su vida espiritual. El conocimiento y amor de la Madre de Dios vivificó y sostuvo todos los momentos de su camino en el seguimiento de Cristo.

Hizo sus estudios en el colegio del Sagrado Corazón. Profundamente afectiva, se creía incapaz de vivir separada de los suyos. Sin embargo, asumió generosamente la prueba de estudiar en régimen de internado los tres últimos cursos, como entrenamiento para la separación definitiva, que se consumaría el 7 de mayo de 1919, ingresando en las Carmelitas Descalzas de Los Andes.

Se había sentido llamada al Carmelo a los 14 años. Y, mediante la lectura de los santos carmelitas y la frecuente correspondencia con la priora de Los Andes, fue preparándose, de suerte que es admirable la clarividencia con que, desde sus 17 años, expone el ideal de la carmelita y el ardor con que defiende su vida contemplativa. Ella la abrazó ilusionada por verdadero amor al mundo; para serle más útil como testigo de la dimensión espiritual del hombre, y para contribuir con su sacrificio a que la sangre de Cristo se derrame sobre la humanidad y la purifique.

No alcanzando a vivir ni un año entero en el convento, murió el 12 de abril de 1920. Las religiosas aseguraban que al entrar ya era santa. De modo que, en tan corto tiempo, pudo consumar la carrera a la santidad que había iniciado muy en serio mucho antes de su primera comunión: "Cristo, ese loco de amor, me ha vuelto loca", decía.

Estaba siempre dispuesta a servir y a sacrificarse por los demás, sobre todo para que reinaran la alegría y la felicidad, para hacer amable y atractiva la virtud. Su vida fue enteramente normal y equilibrada.

Alcanzó una envidiable madurez integrando en la más armoniosa síntesis lo divino y lo humano: oración, estudios, deberes hogareños... y deporte -al que era muy aficionada- destacando en natación y equitación.

Su santuario, visitado por más de cien mil peregrinos cada mes, se ha convertido en uno de los centros espirituales más concurridos de Chile.

Fue beatificada por el Papa Juan Pablo 11 en Santiago de Chile el 3 de abril de 1987, y canonizada en la basílica de San Pedro el domingo 21 de marzo de 1993.

Nota: Hoy 12 de julio se la festeja en el calendario carmelita, el Martirologio Romano la recuerda el 12 de abril, el día de su ingreso a la Casa del Padre.

 

Santa Teresa de los Andes. Parte I

Santa Teresa de los Andes. Parte II

Santa Teresa de los Andes. Parte III

Santa Teresa de los Andes. Parte IV

Santa Teresa de los Andes. Parte V

 

19:27

SANTA TERESA DE LOS ANDES-BENDITOS DE MI PADRE

 

15:50

TERESITA AMIGA DE LOS NIÑOS

PALABRAS DE DEL DIVINO CORAZÓN DE JESÚS A SANTA TERESA DE LOS ANDES

 

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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Julio I, Santo Papa, Abril 12  

Julio I, Santo

XXXV Papa

Se conocen pocos datos de su vida anterior a la elección para Sumo Pontífice el 6 de febrero del 337, muerto el papa Marcos y después de ocho meses de sede vacante. El Liber Pontificalis nos dice que era romano y que su padre se llamaba Rústico.

La primera de las actuaciones que deberá realizar -que le seguirá luego por toda su vida- está directamente relacionada con la lucha contra el arrianismo. Había sido condenada la herejía en el Concilio universal de Nicea, en el 325; pero una definición dogmática no liquida de modo automático un problema, cuando las personas implicadas están vivas, se aferran a sus esquemas y están preñadas de otros intereses menos confesables.

A la muerte del emperador Constantino, por decreto, pueden regresar a sus respectivas diócesis los obispos que estaban en el destierro. Es el caso de Atanasio que vuelve a su legítima sede de Alejandría con el gozo de los eclesiásticos y del pueblo. Pero los arrianos habían elegido para obispo de esa sede a Pisto y comienzan las intrigas y el conflicto. El Papa Julio recibe la información de las dos partes y decide el fin del pleito a favor de Atanasio.

Eusebio de Nicomedia, Patriarca proarriano con sede en Constantinopla, envía una embajada a Roma solicitando del papa la convocatoria de un sínodo. Por su parte, Atanasio -recuperadas ya sus facultades de gobierno- ha reunido un importante sínodo y manda al papa las actas que condenan decididamente el arrianismo y una más explícita profesión de fe católica.

Julio I, informado por ambas partes, convoca el sínodo pedido por los arrianos. Pero estos no envían representantes y siguen cometiendo tropelías.

Muere Eusebio y le sucede Acacio en la línea del arrianismo. Otro sínodo arriano vuelve a deponer a Atanasio y nombra a Gregorio de Capadocia para Alejandría.

El papa recoge en Roma a los nuevamente perseguidos y depuestos obispos con Atanasio a la cabeza. Como los representantes arrianos siguen sin comparecer, Julio I envía pacientemente a los presbíteros Elpidio y Filoxeno con un resultado nulo en la gestión porque los arrianos siguen rechazando la cita que pidieron.

En el año 341 se lleva a cabo la convocatoria del sínodo al que no quieren asistir los arrianos por más que fueron ellos los que lo solicitaron; ahora son considerados por el papa como rebeldes. En esta reunión de obispos se declara solemnemente la inocencia de Atanasio; el papa manda una encíclica a los obispos de Oriente comunicando el resultado y añade paternalmente algunas amonestaciones, al tiempo que mantiene con claridad la primacía y autoridad de la Sede Romana.

Los arrianos se muestran rebeldes y revueltos; en el mismo año 341 reúnen otro sínodo en Antioquía que reitera la condenar a Atanasio y en el que se manifiestan antinicenos.

Estando así las cosas, el papa Julio I decide convocar un concilio más universal. En este momento se da la posibilidad de contar con la ayuda de Constancio y Constante -hijos de Constantino y ahora emperadores- que se muestran propicios a apoyar las decisiones del encuentro de obispos arrianos y católicos. El lugar designado es Sárdica; el año, el 343; el presidente, el español -consejero del emperador- Osio, obispo de Córdoba. El papa envía también por su parte legados que le representen.

Pero se complican las cosas. Los obispos orientales arrianos llegan antes y comienzan por su cuenta renovando la exclusión de Atanasio y demás obispos orientales católicos. Luego, cuando llegan los legados que dan legitimidad al congreso, se niegan a tomar parte en ninguna deliberación, apartándose del Concilio de Sárdica, reuniendo otro sínodo en Philipópolis, haciendo allí otra nueva profesión de fe y renovando la condenación de Atanasio. El bloque compacto de obispos occidentales sigue reunido con Osio y los legados.

Celebran el verdadero Concilio que declara la inocencia de Atanasio, lo repone en su cargo, hace profesión de fe católica y excomulga a los intrusos rebeldes arrianos. Como conclusión, se ha mantenido la firmeza de la fe de Nicea, reforzándose así la ortodoxia católica.

Aún pudo Julio I recibir una vez más en Roma al tan perseguido campeón de la fe y ortodoxia católica que fue Atanasio, cuando va a agradecer al primero de todos los obispos del orbe su apoyo en la verdad, antes de volver a Alejandría.

Julio I escribirá otra carta más a los obispos orientales y de Egipto.

En los 15 años de papado, sobresale su gobierno leal no exento de muchas preocupaciones y desvelos por defender la verdad católica. La lealtad a la fe y la búsqueda de la justicia en el esclarecimiento de los hechos fueron sus ejes en toda la controversia posnicena contra el arrianismo. Su paciente gobierno contribuyó a la clarificación de la ortodoxia fortaleciendo la primacía y autoridad de la Sede Romana.

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José Moscati, San El médico santo, Abril 12  

José Moscati, San

El Médico Santo
(1880-1927)

Película buenísima:  http://www.gloria.tv/media/P9jpU2QDrmm


El doctor José Moscati nació en Benevento (Italia), el 25 de julio de 1880. Ingresó a la universidad para estudiar medicina y a los veintidós años de edad se graduó con las mejores calificaciones de su generación. Se levantaba diariamente muy temprano para ir a misa y recibir la comunión. Después se dirigía a las colonias pobres para ver algunos enfermos y a las ocho treinta de la mañana iniciaba el trabajo en el hospital.

Sus pacientes predilectos eran los pobres. Basta narrar un episodio que sucedió en los últimos años de su vida. Desde hacía tiempo atendía a un anciano pobre. Ya que no podía visitarlo en su casa con la frecuencia deseada, le pidió que todos los días fuera a desayunar al café situado junto a la iglesia donde acudía diariamente a misa y así lo podía ver. El día en que el anciano no iba a desayunar, el doctor acudía a su domicilio para asistirlo. De los pobres nunca aceptaba honorarios, antes bien los curaba a sus expensas o los ayudaba sin hacerse notar.

Después de la muerte del doctor, su hermana Ana aseguró que durante su vida, dedicó todas sus ganancias -que no eran pocas- a los pobres, sin quedarse con nada.

Cuando sucedió la erupción del Vesubio en 1906, fue de voluntario a Torre del Greco donde había un gran hospital, con la orden de desalojarlo. Durante más de veinte horas ayudó a trasladar enfermos a un lugar seguro. Cuando todos estaban a salvo, el techo del edificio se derrumbó por el peso de las cenizas. Durante la epidemia de cólera de 1911 en Nápoles, se mantuvo en su puesto a pesar de que los demás médicos se ausentaban, sosteniendo con abnegación heroica las tareas más difíciles en las zonas más afectadas de la ciudad.

En 1911 fue nombrado director del Hospital de Incurables y se le encomedó la formación de los estudiantes de medicina. Son suyas estas palabras dirigidas a uno de ellos: "Ama la verdad; muéstrate cual eres, sin fingimientos, sin miedos, sin miramientos. Y si la verdad te cuesta persecución, acéptala; y si tormento, sopórtalo. Y si por la verdad tuvieras que sacrificarte a ti mismo y a tu vida, sé fuerte en el sacrificio".

Su densa jornada, llena de ocupaciones en el hospital, la universidad, el consultorio y las visitas domiciliarias, quebrantaron su salud. Murió el 12 de abril de 1927. Aquella mañana, como siempre, asistió al hospital, visitando a numerosos enfermos. Hacia las tres de la tarde se sentó en un sillón, donde murió.

Entre los primeros que acudieron a rezar ante su cadáver estuvo el cardenal Ascalesi, quien ante los presentes, pronunció estas conmovedoras palabras: "El doctor pertenecía a la Iglesia; no a aquella de quienes sanó el cuerpo, sino de la de quienes salvó el alma y que salieron a su encuentro mientras subía al cielo". Fue beatificado en 1975 por el papa Pablo VI y canonizado el 25 de octubre de 1987 por el papa Juan Pablo II.

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Zenón de Verona, Santo Obispo, Abril 12  

Zenón de Verona, Santo

Obispo

Etimológicamente significa "relativo a al dios Zeus". Viene del griego y del latín.

Cuando se visita la preciosa ciudad de Verona, acude a la mente la imagen de este santo. Los ojos no sólo contemplan el anfiteatro – bien conservado – o la casa de Julieta, sino que también se da una vuelta para visitar la iglesia de san Zenón.

El murió hacia el año 380. Se le conocía solamente gracias a los cien sermones que se le atribuyen.

Se sabe que fue obispo de Verona, cerca de Venecia en el 362. Lo primero que aparece de su figura ,está en Juliano el Apóstata (361-363). Es el caso de un clérigo pagano restablecido en su cargo durante el imperio, pero al que se le prohibió que hiciera proselitismo entre los cristianos.

Otro dato es el que proviene de Teodosia. Fue ella quien proclamó el cristianismo como religión del Estado.

El obispo Zenón vivía al modo, al estilo propio que llevaban los apóstoles.

Se le suele representar en el arte e iconografía como el santo que lleva un pez para recordarnos que, si no quieres estar a cargo de nadie, debes ir a pescar al río o al mar para comer lo necesario.

Buena idea y magnífica lección la que nos deja su simbología que, como siempre, trasciende la mirada hacia delante y nunca hacia atrás.

Si visitas Verona, además de lo típico en las guías turísticas, acércate un rato a contemplar el templo de san Zenón.

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Fuente: Vatican.va
David Uribe Velasco, Santo Mártir, 12 de abril  

David Uribe Velasco, Santo

Nació en Buenavista de Cuéllar, Gro. (Diócesis de Chilapa), el 29 de diciembre de 1889.

Párroco de Iguala, Gro. (Diócesis de Chilapa). Ejerció ejemplarmente su ministerio en una región atacada por la masonería, el protestantismo y un grupo de cismáticos.

El militar que le apresó le propuso toda clase de garantías y libertad si aceptaba las leyes y el ser obispo de la Iglesia cismática creada por el Gobierno de la República, pero el Padre David reafirmó lo que había escrito un mes antes, y que revela toda la fuerza de su fe y de su fidelidad: "Si fui ungido con el óleo santo que me hace ministro del Altísimo, ¿por qué no ser ungido con mi sangre en defensa de las almas redimidas con la sangre de Cristo? !Qué felicidad morir en defensa de los derechos de Dios! ¡Morir antes que desconocer al Vicario de Cristo!"

Ya en la prisión escribió sus últimas palabras: "Declaro que soy inocente de los delitos que se me acusa. Estoy en las manos de Dios y de la Virgen de Guadalupe. Pido perdón a Dios y perdono a mis enemigos; pido perdón a los que haya ofendido".

Llegado a un lugar cercano a la estación de San José Vistahermosa, Mor. (Diócesis de Cuernavaca). Apenas hubo pisado tierra, se puso de rodillas y desde lo más profundo de su alma imploró de Dios el perdón de sus pecados y la salvación de México y de su Iglesia.Se levantó tranquilo y dirigiéndose a los soldados con paternal acento, les dijo: "Hermanos, hínquense que les voy a dar la bendición. De corazón les perdono y solo les suplico que pidan a Dios por mi alma. Yo, en cambio, no los olvidaré delante de El".

Levantó firme su diestra y trazó en el aire el signo luminoso de la Cruz; después repartió entre los mismos su reloj, su rosario, un crucifijo y otros objetos.

Sus restos descansan en la en el iglésia de San Antonio de Padua en su pueblo natal de Buenavista de Cuéllar.

Fue sacrificado con un tiro en la nuca el 12 de abril de 1927.

Los 25 santos canonizados el 21 de mayo del 2000 fueron:

Cristobal Magallanes Jara, Sacerdote
Roman Adame Rosales, Sacerdote
Rodrigo Aguilar Aleman, Sacerdote
Julio Alvarez Mendoza, Sacerdote
Luis Batis Sainz, Sacerdote
Agustin Caloca Cortés, Sacerdote
Mateo Correa Magallanes, Sacerdote
Atilano Cruz Alvarado, Sacerdote
Miguel De La Mora De La Mora, Sacerdote
Pedro Esqueda Ramirez, Sacerdote
Margarito Flores Garcia, Sacerdote
Jose Isabel Flores Varela, Sacerdote
David Galvan Bermudez, Sacerdote
Salvador Lara Puente, Laico
Pedro de Jesús Maldonado Lucero, Sacerdote
Jesus Mendez Montoya, Sacerdote
Manuel Morales, Laico
Justino Orona Madrigal, Sacerdote
Sabas Reyes Salazar, Sacerdote
Jose Maria Robles Hurtado, Sacerdote
David Roldan Lara, Laico
Toribio Romo Gonzalez, Sacerdote
Jenaro Sanchez Delgadillo
David Uribe Velasco, Sacerdote
Tranquilino Ubiarco Robles, Sacerdote

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Alferio, Santo Abad, Abril 12  

Alferio, Santo

Nacido en Salermo, Italia, en el año 930.

Miembro de la noble familia Pappacarbone. Era embajador para el Duque Gisulf de Salermo, cuando cayó tremendamente enfermo en la abadía de Chiusa, Italia, él prometió a Dios que si sobrevivía, le entregaría su vida a Él asumiendo una vida religiosa.

Cuando él se recuperó, se hizo monje en Cluny, Francia, entrenado por San Odilio.

El Duque Gisulf lo llamó nuevamente a Salermo para reformar los monasterios en esa región. Alferio tuvo éxito moderado en esta tarea.

Se volvió ermitaño en la Montaña Fenestra cerca de Salerno en el año 1011.

Su reputación de santidad y sabiduría se extendió por toda la region, por lo que muchos estudiantes se acercaban a él, de entre ellos seleccionó doce, y fundó la abadía Benedictina de la Santísima Trinidad de La Cava bajo la regla de Cluniac.

La abadía se volvió el modelo a seguir para otras fundaciones en la zona; esta red de casas se volvieron una fuerza poderosa para la civilización y religión en Sicilia e Italia del sur.

Vivió hasta los 120 años de edad, y gobernó la abadía hasta el día de su muerte; ese día el celebro Misa y lavó los pies de sus hermanos, incluso el futuro Papa Victor III. Era el Jueves Santo del año 1050.

Su culto fue confirmado en el año 1893 por S.S. León XIII

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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