JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 7-13
Gloria a ti, Señor.
Jesús dijo a sus apóstoles: "Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Curen enfermos, resuciten muertos, purifiquen leprosos, expulsen demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente. No lleven encima oro ni plata, ni monedas, ni provisiones para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón; porque el que trabaja merece su sustento. Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable y permanezcan en su casa hasta el momento de partir. Al entrar en la casa, salúdenla invocando la paz sobre ella. Si esa casa lo merece, que la paz descienda sobre ella; pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
"El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
San Bernabé, apóstol
Memoria
El Señor ha revelado a las naciones su justicia
Antífona de Entrada
Bienaventurado san Bernabé, que fue digno de ser contado entre los Apóstoles, pues era un hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe.
Oración Colecta
Oremos:
Señor, tú que llenaste de fe y de amor al apóstol san Bernabé y lo destinaste a predicar la salvación a los paganos, ayúdanos, por su intercesión, a dar a conocer a todos tu Evangelio por medio de nuestras obras.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Primera Lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (11, 21-26; 13, 1-3)
En aquellos días, fueron muchos los que se convirtieron y abrazaron la fe. Cuando llegaron estas noticias a la comunidad cristiana de Jerusalén, Bernabé fue enviado a Antioquía. Llegó Bernabé, y viendo la acción de la gracia de Dios, se alegró mucho; y como era hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe, exhortó a todos a que, firmes en su propósito, permanecieran fieles al Señor. Así se ganó para el Señor una gran muchedumbre.
Entonces Bernabé partió hacia Tarso, en busca de Saulo; y cuando lo encontró, lo llevó consigo a Antioquía. Ambos vivieron durante todo un año en esa comunidad y enseñaron a mucha gente. Allí, en Antioquía, fue donde por primera vez los discípulos recibieron el nombre de "cristianos".
Había en la comunidad cristiana de Antioquía algunos profetas y maestros, como Bernabé, Simón (apodado el "Negro"), Lucio el de Cirene, Manahén (que se crió junto con el tetrarca Herodes) y Saulo. Un día estaban ellos ayunando y dando culto al Señor, y el Espíritu Santo les dijo: "Resérvenme a Saulo y a Bernabé para la misión que les tengo destinada". Todos volvieron a ayunar y a orar; después les impusieron las manos y los despidieron.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 97
El Señor ha revelado a las naciones su justicia.
Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria.
El Señor ha revelado a las naciones su justicia.
El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel.
El Señor ha revelado a las naciones su justicia.
La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor.
El Señor ha revelado a las naciones su justicia.
Cantemos al Señor al son del arpa, suenen los instrumentos. Aclamemos al son de los clarines al Señor, nuestro rey.
El Señor ha revelado a las naciones su justicia.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Les doy un mandamiento nuevo, dice el Señor, que se amen los unos a los otros, como yo los he amado.
Aleluya.
Evangelio
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 7-13
Gloria a ti, Señor.
Jesús dijo a sus apóstoles: "Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Curen enfermos, resuciten muertos, purifiquen leprosos, expulsen demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente. No lleven encima oro ni plata, ni monedas, ni provisiones para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón; porque el que trabaja merece su sustento. Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable y permanezcan en su casa hasta el momento de partir. Al entrar en la casa, salúdenla invocando la paz sobre ella. Si esa casa lo merece, que la paz descienda sobre ella; pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
O bien
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (5, 20-26)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos.
Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo.
Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda.
Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Que el sacrificio que vamos a ofrecerte, encienda, Señor, en nosotros el amor que impulsó a san Bernabé, Apóstol, a difundir la luz del Evangelio.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de los Apóstoles I
Los apóstoles, pastores del
pueblo de Dios
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso, Pastor eterno. Porque no abandonas a tu rebaño, sino que lo cuidas continuamente por medio de los santos Apóstoles, para que sea gobernado por aquellos mismos pastores que le diste como vicarios de tu Hijo.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo…
Antífona de la Comunión
Ya no os llamaré siervos, dice el Señor, porque el siervo no conoce lo que hace su señor. Os llamaré amigos, porque os he dado a conocer todo lo que he
oído a mi Padre.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Te suplicamos, Señor, por intercesión de san Bernabé, que esta Eucaristía, en la que hemos recibido a Cristo sacramentalmente, nos haga merecedores de contemplarlo eternamente en el cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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† Meditación diaria
11 de junio
SAN BERNABÉ, APÓSTOL*
Memoria
— Corazón grande en el apostolado.
— Saber comprender para poder ayudar.
— Alegría y espíritu positivo en el apostolado con nuestros amigos.
I. Bernabé significa hijo de la consolación, y le fue impuesto por los Apóstoles como sobrenombre a José, levita y chipriota de nacimiento1. Su espíritu conciliador y su simpatía habrían inspirado este apelativo, según comenta San Juan Crisóstomo2.
Después del martirio de Esteban y de la persecución posterior, algunos cristianos llegaron hasta Antioquía, adonde llevaron consigo su fe en Jesucristo. Al conocerse en Jerusalén las maravillas que operaba el Espíritu Santo, enviaron a Bernabé3. Su celo por la extensión del Reino le llevó a buscar los instrumentos idóneos para aquella ingente labor que se presentaba. Por eso se dirigió a Tarso, para buscar a Pablo, y lo condujo a Antioquía. Estuvieron juntos en aquella Iglesia durante un año entero y adoctrinaron a una gran muchedumbre4. Supo descubrir en el recién convertido aquellas cualidades que la gracia transformaría en el Apóstol de las gentes. Bernabé había sido el que presentó a Pablo a los Apóstoles en Jerusalén poco tiempo antes, cuando muchos cristianos recelaban de su antiguo perseguidor5.
Con el Apóstol realizará el primer viaje misional, que tenía como objetivo la isla de Chipre6. Les acompañaba también Marcos, su primo, quien les abandonó a la mitad del camino, en Perge, y se volvió a Jerusalén. Cuando San Pablo proyectó el segundo gran viaje misional, Bernabé quería llevar de nuevo a Marcos, pero Pablo consideraba que no debía llevar consigo al que se había apartado de ellos en Panfilia y no les había acompañado en la tarea7. Esto produjo una disensión tan fuerte entre ambos que se separaron el uno del otro...8.
Bernabé no dejó a un lado a su primo Marcos, quizá entonces muy joven, después de aquella defección, en la que le fallaron las fuerzas. Supo reanimarlo y fortalecerlo, y hacer de él un gran evangelizador y un colaborador eficacísimo de San Pedro y del mismo San Pablo, con el que Bernabé siguió unido9. Más tarde demostrará Pablo para Marcos la mayor estima10, "como si viera reflejarse en él la simpatía y los gratos recuerdos de Bernabé, el amigo de la juventud"11.
San Bernabé nos invita hoy a tener un corazón grande en el apostolado, que nos llevará a no desanimarnos fácilmente ante los defectos y retrocesos de aquellos amigos o parientes que queremos llevar hasta el Señor, a no dejarlos a un lado cuando flaquean o quizá no responden a nuestras atenciones y a nuestra oración.
La posible falta de correspondencia, a veces aparente, ante nuestros desvelos ha de llevarnos a excedernos en tratar a nuestros amigos aún con más afecto, con una sonrisa más abierta, con más medios sobrenaturales.
II. Id y proclamad que el reino de Dios está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios... Este mandato del Señor, que leemos en el Evangelio de la Misa12, debe resonar en el corazón de todos los cristianos. Es el apostolado que ha de llevar a cabo cada uno personalmente en el lugar en el que se va desarrollando su vida: el pueblo, el barrio, la empresa, la Universidad... Encontraremos a muertos, que hemos de llevar al sacramento de la Penitencia para que recobren la vida sobrenatural; enfermos, que no pueden valerse por sí mismos y es preciso ayudar para que se acerquen a Cristo; leprosos, que quedarán limpios por la gracia a través de nuestra amistad; endemoniados, cuya curación nos exigirá una particular oración y penitencia...
Además de la constancia –no podemos olvidar que "las almas se mejoran con el tiempo"13– debemos tener en cuenta las diversas situaciones y circunstancias por las que atraviesan las personas que precisan nuestra ayuda. De San Bernabé se nos dice que era un hombre bueno, que mereció el sobrenombre de hijo de la consolación, que llevó la paz a muchos corazones. De su grandeza de corazón, manifestada en su generosidad y desprendimiento, nos hablan los Hechos de los Apóstoles en la primera noticia que de él tenemos: tenía un campo, lo vendió, trajo el dinero y lo puso a los pies de los Apóstoles14. Así pudo seguir más libremente al Señor. Un alma generosa y desprendida está en condiciones de acoger a todos y de comprender el verdadero estado en que se encuentran las almas. Cuando alguien se siente comprendido es más fácil que se deje ayudar. La mejor arma del cristiano en el apostolado es precisamente esa actitud abierta, acogedora, que sabe hacerse cargo de la situación de los demás, apreciándolos de verdad, pues "nadie puede ser conocido sino en función de la amistad que se le tiene"15.
Para comprender es preciso mirar a los demás en lo mucho que tienen de positivo, y ver sus fallos solo en un contexto de buenas cualidades, reales o posibles, y con el deseo de ayudarles. "Procuremos siempre mirar las virtudes y cosas buenas que viéremos en los otros, y tapar sus defectos con nuestros grandes pecados"16, aconsejaba Santa Teresa de Jesús. Y San Bernardo exhortaba vivamente: "aunque vierais algo malo, no juzguéis al instante a vuestro prójimo, sino más bien excusadle en vuestro interior. Excusad la intención, si no podéis excusar la acción. Pensad que lo habrá hecho por ignorancia, o por sorpresa, o por desgracia. Si la cosa es tan clara que no podéis disimularla, aun entonces procurad creerlo así, y decid para vuestros adentros: la tentación habrá sido muy fuerte"17.
Del Señor hemos de aprender a saber convivir con todos, a no tener demasiado en cuenta las faltas de correspondencia, de educación o de generosidad de quienes nos rodean, fruto muchas veces de su ignorancia, de su soledad o de su cansancio. El bien que pretendemos llevar a cabo está por encima de esas pequeñeces que, en la presencia de Dios, dejan de tener importancia. "Frecuentas el trato de ese compañero que apenas te da los buenos días..., y te cuesta.
"-Persevera y no le juzgues; tendrá "sus motivos", de la misma manera que tú alimentas los tuyos para encomendarle más cada jornada"18. Esos "motivos" nuestros que tienen su origen y su centro en el Sagrario.
III. Tocad la citara para el Señor, // suenen los instrumentos: // con clarines y son de trompetas // aclamad al Rey y Señor...19.
Es posible que algunos cristianos, al ver el ambiente alejado de Dios y los modos de vida que adoptan muchos que quizá tendrían que ser ejemplares, se dejen llevar por un "celo amargo", tratando de hacer el bien pero con una continua lamentación del mal evidente, con frecuentes reproches a la sociedad, a quienes –según ellos– tendrían que tomar medidas drásticas para atajar esos males... No nos quiere el Señor así: Él dio su vida en la Cruz, con serenidad y paz, por todos los hombres. Sería un gran fracaso que los cristianos adoptaran una actitud negativa ante el mundo que han de salvar. A las gentes de las primeras generaciones que siguieron a Cristo se las ve llenas de alegría, a pesar de las frecuentes tribulaciones que hubieron de sufrir. San Lucas, cuando en los Hechos de los Apóstoles trata de hacer un resumen de las pequeñas comunidades que iban apareciendo por todas partes, señala que la Iglesia se consolidaba y caminaba en el temor del Señor y crecía con el consuelo del Espíritu Santo20. Es la paz del Señor, que nunca nos faltará si le seguimos de cerca; es la paz que hemos de dar a todos.
Imitando al Señor, debemos huir de actitudes condenatorias, adustas, con dejes de amargura. Si los cristianos llevamos la alegría al mundo, ¿cómo vamos a presentar la Buena Nueva de modo antipático y triste?, ¿cómo vamos a juzgar a los demás si no tenemos los elementos de juicio necesarios y, sobre todo, si nadie nos ha dado esa misión? Nuestra postura ante todos es siempre de salvación, de paz, de comprensión, de alegría..., incluso con aquellos que en algún momento nos han podido tratar injustamente. "Comprensión, caridad real. Cuando de veras la hayas conseguido, tendrás el corazón grande con todos, sin discriminaciones, y vivirás –también con los que te han maltratado– el consejo de Jesús: "venid a mí todos los que andáis agobiados..., que Yo os aliviaré""21. Cada cristiano es "Cristo que pasa" en medio de los suyos, que los aligera de sus cargas y les muestra el camino de la salvación.
Al terminar nuestra oración le pedimos al Señor, con la liturgia de la Misa, aquel amor ardiente, que impulsó al apóstol Bernabé a llevar a las naciones la luz del Evangelio22. Nos lo concederá antes si lo pedimos además a través de Nuestra Señora: Sancta Maria, Regina Apostolorum, ora pro nobis..., ayúdanos en la tarea apostólica que queremos llevar a cabo con nuestros parientes, amigos y conocidos.
1 Cfr. Hech 4, 36. — 2 Cfr. San Juan Crisóstomo, Homilías sobre los Hechos de los Apóstoles, 21. — 3 Hech 11, 23 — 4 Hch 11, 26. — 5 Cfr. Hech 9, 26. — 6 Cfr. Hech 13, 14. — 7 Hech 15, 38. — 8 Hech 15, 40. — 9 Cfr. 1 Cor 9, 5-6. — 10 Cfr. Col 4, 10; Fil 24; 2 Tim 4, 11. — 11 J. Prado, en Gran Enciclopedia Rialp, 5ª ed. Madrid 1989, voz Bernabé, vol. IV, p. 91. — 12 Mt 10, 7-13. — 13 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 78. — 14 Hech 4, 37. — 15 San Agustín, Sermón 83. — 16 Santa Teresa, Vida, 13, 6. — 17 San Bernardo, Sermón 40 sobre el Cantar de los Cantares. — 18 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 843. — 19 Salmo responsorial. Sal 98, 5-6. — 20 Hech 9, 31. — 21 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 867. — 22 Misal Romano, Oración sobre las ofrendas de la Misa del día.
* Natural de Chipre, se cuenta entre los primeros fieles de Jerusalén. Fue quien presentó a los Apóstoles a San Pablo, después de su conversión; le acompañó luego en su primer viaje apostólico. Intervino en el Concilio de Jerusalén y fue una figura de gran importancia en la Iglesia de Antioquía, el primer núcleo cristiano numeroso fuera de Jerusalén. Era pariente de Marcos, en quien ejerció una influencia decisiva. Vuelto a su patria, la evangelizó y murió mártir hacia el año 63. Su nombre figura en la Plegaria Eucarística, I (o Canon Romano).
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Bernabé Apóstol ¿Qué me enseñará la vida de San Bernabé? ¿A compartir mis bienes con los pobres? ¿A tratar de descubrir las aptitudes que otros tienen para el apostolado y a ayudarles a emplearlas bien? ¿A dedicar mi vida a propagar nuestra santa religión? El Espíritu Santo me ilumine.
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La historia de San Bernabé está escrita en el libro de Los Hechos de los apóstoles, en la S. Biblia.
Antes se llamaba José, pero los apóstoles le cambiaron su nombre por el de Bernabé, que significa "el esforzado", "el que anima y entusiasma".
Era judío, de la tribu de Leví, pero nació en la isla de Chipre. Se hizo muy popular en la primitiva Iglesia porque vendió las fincas que tenía y luego llevó el dinero que obtuvo y se lo dio a los apóstoles para que lo repartieran a los pobres.
Un mérito formidable de San Bernabé es el haber descubierto el gran valor que había en aquel recién convertido que se llamaba Saulo y que más tarde se llamaría San Pablo. Cuando después de su conversión Saulo llegó a Jerusalén, los cristianos sospechaban de él y se le alejaban, pero entonces Bernabé lo tomó de la mano y lo presentó a los apóstoles y se los recomendó. Y el será el que lo encaminará después a emprender sus primeras grandes labores apostólicas.
La S. Biblia, en el libro de los Hechos de los Apóstoles, hace de Bernabé unos elogios que es difícil encontrarlos respecto de otros personajes. Dice así: "Bernabé era un hombre bueno, lleno de fe y de Espíritu Santo" (Hechos 11, 24).
Cuando Saulo o San Pablo tuvo que salir huyendo de Jerusalén porque los judíos trataban de asesinarlo, se fue a su ciudad de Tarso, y allá se quedó un tiempo. Mientras tanto en la ciudad de Antioquía había sucedido algo muy especial. Al principio los discípulos de Jesús solamente predicaban el Evangelio a los israelitas, pero de pronto algunos empezaron a enseñar las doctrinas cristianas a los paganos en Antioquía, y resultó que aquellas gentes respondieron de una manera admirable y se convirtieron por centenares. Al saber esta noticia, los apóstoles lo enviaron desde Jerusalén a que se informara de lo que allí estaba sucediendo y les llevara noticias. Bernabé se quedó encantado del fervor de aquellos paganos convertidos y estuvo con ellos por un buen tiempo animándolos y acabando de instruirlos. En aquella ciudad fue donde por primera vez se llamó "cristianos" a los seguidores de Cristo.
Entonces se le ocurrió a Bernabé la feliz idea de dirigirse a Tarso a invitar a Saulo a que se le uniera en el apostolado en Antioquía y éste aceptó con gusto.
Desde entonces Bernabé y Saulo trabajaban asociados ayudándose en todo el uno al otro, y obteniendo resonantes triunfos. Por todo un año predicaron en Antioquía, cuidad que se convirtió en el gran centro de evangelización, del cual fueron saliendo misioneros a evangelizar a diversos lugares.
Por aquel tiempo hubo una gran hambre en Jerusalén y sus alrededores y los cristianos de Antioquía hicieron una colecta y la enviaron a los apóstoles por medio de Bernabé y Saulo. Ellos al volver a Jerusalén se trajeron a Marcos (el futuro San Marcos evangelista) que era familiar de Bernabé. Venía a ayudarles en la evangelización.
Un día mientras los cristianos de Antioquía estaban en oración, el Espíritu Santo habló por medio de algunos de ellos que eran profetas y dijo: "Separen a Bernabé y Saulo, que los tengo destinados a una misión especial". Los cristianos rezaron por ellos, les impusieron las manos, y los dos, acompañados de Marcos, después de orar y ayunar, partieron para su primer viaje misionero.
En Chipre, la isla donde había nacido San Bernabé, encontraron muy buena aceptación a su predicación, y lograron convertir al cristianismo nada menos que al mismo gobernador, que se llamaba Sergio Pablo. En honor a esta notable conversión, Saulo se cambió su nombre por el de Pablo. Y Bernabé tuvo la gran alegría de que su tierra natal aceptara la religión de Jesucristo.
Luego emprendieron su primer viaje misionero por las ciudades y naciones del Asia Menor. En la otra ciudad de Antioquía (de Pisidia) al ver que los judíos no querían atender su predicación, Bernabé y Pablo declararon que de ahora en adelante les predicarían a los paganos, a los no israelitas, con lo cual los paganos sintieron una inmensa alegría al saber que la nueva religión no los despreciaba a ellos sino que más bien los prefería. Allí en Iconio estuvieron a punto de ser apedreados por una revolución tramada por los judíos y tuvieron que salir huyendo. Pero dejaron una buena cantidad de convertidos y confirmaron sus enseñanzas con formidables señales y prodigios que Dios obraba por medio de estos dos santos apóstoles.
En la ciudad de Listra, al llegar curaron milagrosamente a un paralítico y entonces la gente creyó que ellos eran dos dioses. A Bernabé por ser alto y majestuoso le decían que era el dios Zeus y a Pablo por la facilidad con la que hablaba lo llamaban el dios Mercurio. Y ya les iban a ofrecer un toro en sacrificio, cuando ellos les declararon que no eran tales dioses, sino unos simples mortales. Luego llegaron unos judíos de Iconio y promovieron un tumulto y apedrearon a Pablo y cuando lo creyeron muerto se fueron, pero él se levantó luego y curado instantáneamente entró otra vez en la ciudad.
Después de todo esto Bernabé y Pablo se devolvieron ciudad por ciudad donde habían estado evangelizando y se dedicaron a animar a los nuevos cristianos y les recordaban que "es necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios" (Hechos 14, 22).
Al llegar a Antioquía se encontraron con que los cristianos estaban divididos en dos partidos: unos (dirigidos por los antiguos judíos) decían que para salvarse había que circuncidarse y cumplir todos los detalles de las leyes de Moisés. Otros decían que no, que basta cumplir las leyes principales. Bernabé y Pablo se pusieron del lado de los que decían que no había que circuncidarse, y como la discusión se ponía acalorada, los de Antioquía enviaron a Jerusalén una embajada para que consultara con los apóstoles. La embajada estaba presidida por Bernabé y Pablo. Los apóstoles reunieron un concilio y le dieron la razón a Bernabé y Pablo y luego pasaron horas muy emocionantes oyéndoles contar las formidables aventuras de sus viajes misioneros.
Volvieron a Antioquía y dispusieron organizar un segundo viaje misionero. Pero Bernabé quería llevar como ayudante a su primo Marcos, y Pablo se oponía, porque Marcos les había abandonado en la mitad del viaje anterior (por miedo a tantas dificultades). Y así fue que se separaron y Bernabé se fue a acabar de evangelizar en su isla de Chipre y San Pablo se fue a su segundo viaje. Más tarde se encontraron otra vez como amigos misionando en Corinto (1 Cor. 9,6).
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Fuente: Vatican.va
Paola Frassinetti, Santa Fundadora, Junio 11
Virgen, Fundadora de la Congregación de Santa Dorotea Paula Frassinetti es hija de Dios desde el día de su nacimiento, el 3 de marzo de 1809, recibiendo el Bautismo este mismo día en la Parroquia de San Esteban de Génova, su ciudad natal. |
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Fuente: www.pastoral-vocacional.org
María Rosa Molas y Vallvé, Santa Fundadora, Junio 11
Fundadora de las Hermanas de la Consolación Nació en Reus (Tarragona) el 24 de marzo de 1815. Creció en un ambiente familiar de libertad y responsabilidad que le ayudó a madurar su personalidad muy temprano. |
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Fuente: www.op.com.ar
Esteban Bandelli, Beato Dominico, Junio 11
Este apóstol elocuente y celoso, de tal modo que se le llamó un nuevo Pablo, nació el año 1369 en Castelnuovo Scrivia, cerca de Alejandría (Italia) y tomó el hábito de la Orden en Piacenza. |
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Fuente: Santopedia.com
Ignacio Maloyan, Beato Obispo y Mártir, 11 de junio
Obispo y Mártir Martirologio Romano: En la aldea de Kara-Kenpru, cerca de Amida, en Turquía, beato Ignacio Maloyan, obispo de Mardin, en Armenia, y mártir durante el genocidio de los cristianos de aquella región por obra de los perseguidores de la fe. Por no haber querido abrazar otra religión, después de haber consagrado el pan para la refección espiritual de sus compañeros de cautiverio, fue fusilado junto con un ingente número de cristianos, ofreciendo su sangre para obtener el fruto de la paz (1915).
Ignacio Maloyan (Shoukrallah), hijo de Melkon y Faridé, nació en 1869, en Mardin, Turquía. |
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Fuente: vidasejemplares.org
Yolanda de Polonia, Beata Duquesa, Junio 11
Duquesa de Polonia. Viuda, Su culto fue aprobado por León XII el 26 de septiembre de 1827. |
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Fuente: Martirologio Romano
Alicia de Schaerbeek, Santa Virgen, Junio 11
En el monasterio de La Camabre, cerca de Bruselas, en Brabante, santa Alicia o Aleide, virgen, de la Orden Cisterciense, que a los veintidós años de edad enfermó de lepra y se vio obligada a vivir como reclusa. Hacia el final de su vida se vio privada de la vista, de modo que ni un solo miembro de su cuerpo estuviese sano, excepto su lengua para cantar las alabanzas de Dios. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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