JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 12, 32-34
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"No temas, rebañito mío, porque tu Padre ha tenido a bien darte el Reino. Vendan sus bienes y den limosna. Consíganse unas bolsas que no se destruyan y acumulen en el cielo un tesoro que no se acaba, allá donde no llega el ladrón ni carcome la polilla. Porque donde está su tesoro, allí estará su corazón".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
"El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
Dia 7/08 San Cayetano (presbítero, blanco )
Antífona de Entrada
El justo se alegra con el Señor, se refugia en él y se felicitan los rectos de corazón.
Oración Colecta
Proclamamos, Señor, que sólo tú eres santo, sólo tú eres bueno y nadie puede serlo sin tu gracia; por eso te pedimos que, mediante la intercesión de san Cayetano, nos ayudes a vivir de tal forma en el mundo, que nunca nos veamos privados de tu gloria.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Crean en el Señor y ámenlo
Lectura del libro del Eclesiástico 2, 7-13
Los que temen al Señor, esperen en su misericordia; no se alejen de él y no caerán. Los que temen al Señor, confíen en él, porque no los dejará sin recompensa. Los que temen al Señor, esperen sus beneficios, su misericordia y la felicidad eterna. Los que temen al Señor, ámenlo, y se iluminará su corazón.
Miren a sus antepasados y comprenderán. ¿Quién confió en el Señor y quedó defraudado? ¿Quién perseveró en su santo temor y fue abandonado? ¿Quién lo invocó y fue desatendido? El Señor es clemente y misericordioso, perdona los pecados y salva en el tiempo de la tribulación, y es protector de todos los que lo buscan con sinceridad.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Del salmo 111
Dichosos los que temen al Señor.
Dichosos los que temen al Señor y aman de corazón sus mandamientos; poderosos serán sus descendientes, Dios bendice a los hijos de los buenos.
Dichosos los que temen al Señor.
Fortuna y bienestar habrá en su casa, siempre actuarán conforme a la justicia. Quien es justo, clemente y compasivo, como una luz en las tinieblas brilla.
Dichosos los que temen al Señor.
Quienes compadecidos, prestan y llevan sus negocios rectamente, jamás se desviarán, vivirá su recuerdo para siempre.
Dichosos los que temen al Señor.
No temerán malas noticias, puesto que en el Señor viven confiados. Firme está y sin temor su corazón, pues vencidos verán a sus contrarios.
Dichosos los que temen al Señor.
Al pobre dan limosna, obran siempre conforme a la justicia; su frente se alzará llena de gloria.
Dichosos los que temen al Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Aleluya.
Evangelio
El Padre ha tenido a bien darles el Reino
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 12, 32-34
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"No temas, rebañito mío, porque tu Padre ha tenido a bien darte el Reino. Vendan sus bienes y den limosna. Consíganse unas bolsas que no se destruyan y acumulen en el cielo un tesoro que no se acaba, allá donde no llega el ladrón ni carcome la polilla. Porque donde está su tesoro, allí estará su corazón".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Te suplicamos, Dios todopoderoso, que este sacrificio, ofrecido humildemente en honor de tus santos, sea grato a tus ojos y purifique nuestro cuerpo y nuestro espíritu.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
La presencia de los santos pastores en la Iglesia
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque nos concedes la alegría de celebrar hoy la memoria de san Cayetano, fortaleciendo a tu Iglesia con el ejemplo de su vida, instruyéndola con su palabra y protegiéndola con su intercesión.
Por eso,
con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:
Antífona de la Comunión
El que quiera servirme, que me siga, dice el Señor; y donde esté yo, allí también estará mi servidor.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Los sacramentos que hemos recibido, en la memoria de san Cayetano santifiquen, Señor, nuestro corazón y nuestro espíritu, para que merezcamos ser partícipes de tu naturaleza divina.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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vie 18a. Ordinario año impar
Antífona de Entrada
Acuérdate, Señor de tu alianza; no olvides por más tiempo la suerte de tus pobres. Levántate, Señor, a defender tu causa; no olvides las voces de los que te buscan.
Oración Colecta
Oremos:
Dios eterno y todopoderoso a quien confiadamente podemos llamar ya Padre nuestro, haz crecer en nuestros corazones el espíritu de hijos adoptivos tuyos, para que podamos gozar, después de esta vida, de la herencia que nos has prometido.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
El Señor amó a tus padres y después eligió a sus descendientes
Lectura del libro del Deuteronomio 4, 32-40
En aquellos días, habló Moisés al pueblo y le dijo:
"Pregunta a los tiempos pasados, investiga desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra. ¿Hubo jamás, desde un extremo al otro del cielo, una cosa tan grande como ésta? ¿Se oyó algo semejante? ¿Qué pueblo ha oído, sin perecer, que Dios le hable desde el fuego, como tú lo has oído? ¿Hubo algún dios que haya ido a buscarse un pueblo en medio de otro pueblo, a fuerza de pruebas, de milagros y de guerras, con mano fuerte y brazo poderoso? ¿Hubo acaso hechos tan grandes como los que, ante sus propios ojos, hizo por ustedes en Egipto el Señor su Dios?
A ti te ha concedido ver todo esto, para que reconozcas que el Señor es Dios y que no hay otro fuera de él. Desde el cielo hizo resonar su voz para enseñarte; en la tierra te mostró aquel gran fuego y oíste sus palabras que salían del fuego. él amó a tus padres y después eligió a sus descendientes. Con su gran poder, en persona, te sacó de Egipto. Desposeyó ante ti a pueblos más grandes y fuertes que tú. Te hizo entrar en su tierra y te la dio en herencia, como puedes comprobarlo.
Reconoce, pues, y graba hoy en tu corazón que el Señor es el Dios del cielo y de la tierra y que no hay otro. Cumple sus leyes y mandamientos, que yo te prescribo hoy, para que seas feliz tú y tu descendencia, y para que vivas muchos años en la tierra, que el Señor, tu Dios, te da para siempre".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 76
Recordaré los prodigios del Señor.
Recuerdo los prodigios del Señor, recuerdo tus antiguos portentos, medito todas tus obras y considero tus maravillas.
Recordaré los prodigios del Señor.
Dios mío, tus designios son santos. ¿Qué dios es tan grande como nuestro Dios? Tú, Dios nuestro, hiciste maravillas y les mostraste tu poder a los pueblos.
Recordaré los prodigios del Señor.
Con tu brazo rescataste a tu pueblo, a los hijos de Jacob y de José. Condujiste a tu pueblo como a un rebaño por medio de Moisés y de Aarón.
Recordaré los prodigios del Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos, dice el Señor.
Aleluya.
Evangelio
¿Qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 16, 24-28
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla?
Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de la gloria de su Padre, en compañía de sus ángeles, y entonces dará a cada uno lo que merecen sus obras.
Yo les aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán, sin haber visto primero llegar al Hijo del hombre como rey".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, con bondad, estos dones que has puesto en manos de tu Iglesia, y con tu poder conviértelos en el sacramento de nuestra salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Cristo, huésped y peregrino en medio de nosotros
En verdad es justo darte gracias, Señor, Padre santo, Dios de la alianza y de la paz. Porque tú llamaste a Abrahán y le mandaste salir de su tierra, para constituirlo padre de todas las naciones. Tú suscitaste a Moisés para librar a tu pueblo y guiarlo a la tierra de promisión.
Tú, en la etapa final de la historia, has enviado a tu Hijo, como huésped y peregrino en medio de nosotros, para redimirnos del pecado y de la muerte; y has derramado el Espíritu, para hacer de todas las naciones un solo pueblo nuevo, que tiene como meta tu reino; como estado, la libertad de tus hijos; y como ley, el precepto del amor.
Por estos dones de tu benevolencia, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos con gozo el himno de tu gloria:
Antífona de la Comunión
Alaba, Jerusalén, al Señor, porque te alimenta con lo mejor de su trigo.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que la recepción de esta Eucaristía nos confirme, Señor, en tu amor y nos ayude a conseguir la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
18ª semana. Viernes
EL AMOR Y LA CRUZ
— La muestra de amor más grande.
— El sentido y los frutos del dolor.
— Mortificaciones voluntariamente buscadas.
I. Jesús había llamado a sus discípulos y estos, dejándolo todo, le siguieron. Iban tras el Maestro por los caminos de Palestina, recorriendo ciudades y aldeas, compartiendo con Él alegrías, fatigas, hambre, cansancio... También, en ocasiones, expusieron su vida y su honra por Jesús. Pero esta compañía externa se fue convirtiendo, poco a poco, en un seguimiento interior, se fue realizando una transformación de sus almas. Este seguimiento más hondo requiere algo más que el desprendimiento, e incluso el abandono efectivo de casa, hogar, familia, bienes... Así se lo manifestó el Señor, como leemos en el Evangelio de la Misa1: si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.
Negarse a sí mismo significa renunciar a ser uno el centro de sí mismo. El único centro del verdadero discípulo solo puede ser Cristo, a Quien se dirigen constantemente los pensamientos, los afanes, el quehacer ordinario que se convierte en una verdadera ofrenda al Señor.
Cargar con la Cruz indica que se está dispuesto a morir. El que coge el madero y lo pone sobre sus hombros acepta su destino, sabe que su vida terminará en esa cruz. Tomar la cruz expresa una decisión resuelta, indica que estamos dispuestos a seguirle, si fuera preciso, hasta la muerte, que queremos imitarle en todo, sin poner límite alguno. Para seguir a Cristo hemos de identificar nuestra voluntad con la suya, que tomó con decisión el madero y lo llevó hasta el Calvario, donde se ofrecería a Dios Padre en una oblación de valor y amor infinitos.
Hemos de considerar frecuentemente que la Pasión y Muerte en la Cruz es la máxima expresión de su entrega al Padre y de su amor por nosotros. Ciertamente, el menor acto de amor de Jesús, la más pequeña de sus obras, aun niño, tenía un valor meritorio infinito para obtener a todos los hombres, pasados y presentes y los que habrían de venir a lo largo de los siglos, la gracia de la redención, la vida eterna y todas las ayudas necesarias para llegar a ella. Pero, a pesar de todo, quiso sufrir todos los horrores de la Pasión y de la Muerte en la cruz para mostrarnos cuánto amaba al Padre, cuánto nos amaba a cada uno de nosotros. En ocasiones, manifestó a sus discípulos esta urgencia de amor que le llenaba el alma: Tengo que recibir un bautismo, y ¡cómo me siento urgido hasta que se cumpla!2. El Espíritu Santo nos ha dejado escrito a través de San Juan que tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito3. Jesús entregó voluntariamente su vida por amor hacia nosotros, pues nadie tiene amor más grande que el de dar uno la vida por sus amigos4.
Jesucristo revela las ansias incontenibles de entregar su vida por amor. Y si queremos seguirle, no ya externamente sino hondamente, identificándonos con Él, ¿cómo podremos rechazar la Cruz, el sacrificio, que tan íntimamente está relacionado con el amor y con la entrega? El seguir a Cristo de cerca nos llevará a la abnegación más completa, a la plenitud del amor, a la alegría más grande. La abnegación, la identificación con su santa voluntad en todo, limpia, purifica, clarifica el alma y la diviniza. "Tener la Cruz, es tener la alegría: ¡es tenerte a Ti, Señor!"5.
II. Se cuenta de un alma santa que al ver cómo todos los sucesos le eran contrarios y a una prueba le sucedía otra, y a una calamidad un desastre mayor, se volvió con ternura al Señor y le preguntó: Pero, Señor, ¿qué te he hecho?, y oyó en su corazón estas palabras: Me has amado. Pensó entonces en el Calvario y comprendió un poco mejor cómo el Señor quería purificarla y asociarla a Él en la redención de tantas gentes que andaban perdidas, lejos de Dios. Y se llenó de paz y de alegría6.
En nuestra vida vamos a encontrar penas, como todos los hombres. "Si vienen contradicciones, está seguro de que son una prueba del amor de Padre, que el Señor te tiene"7. Son ocasiones inmejorables para mirar con amor un crucifijo y contemplar a Cristo y comprender que Él, desde la Cruz, nos está diciendo: "a ti te quiero más", "de ti espero más". Quizá sea una enfermedad dolorosa que rompe todos nuestros proyectos, o la desgracia que llega a esas personas que más queríamos, o el fracaso profesional... Señor, ¿qué te he hecho? Y nos responderá calladamente que nos quiere y que desea una entrega sin límites a su santa voluntad, que tiene una "lógica" distinta a la humana. Llega el momento de la aceptación y del abandono, y comprendemos, quizá más tarde, ese inmenso bien. ¡Cuántas gracias daremos entonces al Señor!8.
Muchas veces, sin embargo, la Cruz la encontraremos en asuntos pequeños, que salen a nuestro paso los más de los días: el cansancio, el no disponer del tiempo que desearíamos, el tener que renunciar a un plan más agradable que nos habíamos forjado, el llevar con caridad los defectos de otras personas con las que convivimos o trabajamos, una pequeña humillación que no esperábamos, la aridez en la oración... Ahí nos espera también el Señor; nos pide que sepamos aceptar esas contradicciones, pequeñas o grandes, sin quejas estériles, sin malhumor, sin rebeldía. Nos pide amor, recoger eso que nos contraría y ofrecerlo como una joya de mucho valor. Nuestros pequeños sufrimientos, unidos a los de Cristo en la Cruz, cobran un valor infinito para reparar por tantos pecados que se cometen cada día en la tierra, y por los nuestros también.
El dolor, llevado con y por amor, tiene otros muchos frutos: satisface por nuestros pecados, purifica el alma, "y profundiza y refuerza nuestro carácter y nuestra personalidad. Nos da una comprensión y una capacidad de simpatía por nuestro prójimo que no puede adquirirse de otra manera. De hecho nos abre la vida interior del mismo Cristo, y al hacerlo así nos une más estrechamente a Él. A menudo el sufrimiento profundo es también un punto decisivo en nuestras vidas, y conduce al principio de un nuevo fervor y una nueva esperanza"9, a una nueva manera, más honda y más llena, de entender la propia existencia. Pero dolor y sufrimiento no son tristeza. La Cruz, llevada junto a Cristo, llena el alma de paz y de una profunda alegría en medio de las tribulaciones. La vida de los santos está llena de alegría; un júbilo que el mundo no conoce porque hunde sus raíces en Dios.
III. Si alguno quiere venir en pos de Mí... Nada en el mundo deseamos más que seguir a Cristo de cerca; ninguna otra cosa, ni la propia vida, amamos más que esta: identificarnos con Él, hacer nuestros sus deseos y los sentimientos que tuvo aquí en la tierra. Estamos junto a Él no solo cuando todo nos va bien, sino también al aceptar con paciencia las adversidades, contentos de poder acompañarle en su camino hacia la Cruz, uniendo nuestros sufrimientos a los suyos10.
Pero si nos limitáramos solamente a esperar las tribulaciones, las contrariedades, el dolor que no podemos evitar, faltaría generosidad a nuestro amor. Sería una actitud que escondería el deseo de contentarnos con lo mínimo. "Sería actuar con una disposición remisa, que bien podría expresarse con estas palabras: ¿Mortificación? ¡Bastantes sinsabores tiene ya la vida! ¡Ya tengo suficientes preocupaciones!
"Sin embargo, la vida interior necesita demasiado de la mortificación, como para no buscarla activamente. La mortificación que nos viene dada es importante y valiosa, pero no debe ser excusa para rehuir una generosa expiación voluntaria, que será señal de un verdadero espíritu de penitencia: Yo te ofreceré voluntario sacrificio; cantaré, ¡oh Yahvé!, tu nombre, porque es bueno (Sal 53, 8)"11.
Precisamente la Iglesia nos propone un día a la semana, el viernes, para que examinemos el sentido penitencial de nuestra vida, a la luz de la Pasión de Cristo. En este día, muchos cristianos consideran más detenidamente los misterios de dolor de la vida de Cristo, o hacen el ejercicio piadoso del Vía Crucis, o meditan o leen la Pasión del Señor... Es un día para que examinemos cómo llevamos habitualmente las contradicciones, y la generosidad, fruto del amor, con que buscamos esa mortificación voluntaria, en cosas quizá pequeñas, que vence constantemente el egoísmo, la pereza, el deseo de quedar bien en todo, de ser habitualmente el centro... Mortificaciones pequeñas para hacer más amable la vida a los demás: ser cordiales en el trato, vencer los estados de ánimo que nos llevarían quizá a tener un tono más adusto en el trato, sonreír cuando quizá tendemos a mostrarnos serios, cuidar la puntualidad en el trabajo o estudio, comer algo menos de aquello que más nos gusta o tomar un poco más de aquello que menos nos apetece, no comer entre horas, mantener el orden en la mesa de trabajo, en el armario, en la habitación... Mortificar la curiosidad, cuidar con particular esmero la guarda de los sentidos, no quejarse ante el calor, el frío o el excesivo tráfico...
Al terminar hoy la meditación sobre las palabras de Jesús: si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sigame, le decimos en la intimidad de nuestra oración: "Dame, Jesús, Cruz sin cirineos. Digo mal: tu gracia, tu ayuda me hará falta, como para todo; sé Tú mi Cirineo. Contigo, mi Dios, no hay prueba que me espante...
"—Pero, ¿y si la Cruz fuera el tedio, la tristeza? -Yo te digo, Señor, que Contigo estaría alegremente triste"12. "No perdiéndote a Ti, para mí no habrá pena que sea pena"13.
1 Mt 16, 24-25. — 2 Lc 12, 50. — 3 Jn 3, 16. — 4 Jn 15, 13. — 5 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 766. — 6 Cfr. R. Garrigou-Lagrange, El Salvador, p. 311. — 7 San Josemaría Escrivá, o, c., n. 815. — 8 Cfr. J. Tissot, La vida interior, p. 318. — 9 E. Boylan, El amor supremo, vol. II, p. 119. — 10 Cfr. Pablo VI, Const. Paenitemini, 17-II-1966, I. — 11 R. Balbín, Sacrificio y alegría, Rialp, 2ª ed., Madrid 1975, p. 130. - 12 San Josemaría Escrivá, o. c., n. 252. — 13 Ibídem, n. 253.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Cayetano
Fundador
Año 1547
San Cayetano bendito: lo que tú más deseabas: la conversión de los que somos tan pecadores, es un favor inmenso que no hemos logrado conseguir, pero que tú con tu intercesión nos puedes obtener. Pídele a Dios que nos logremos convertir.
Dichoso el que Confía en Dios (Salmo 83).
Este santo, muy popular entre los comerciantes y ganaderos porque los protege de muchos males, nació en 1480 en Vicenza, cerca de Venecia, Italia.
Su padre, militar, murió defendiendo la ciudad contra un ejército enemigo. El niño quedó huérfano, al cuidado de su santa madre que se esmeró intensamente por formarlo muy buen.
Estudió en la Universidad de Padua donde obtuvo dos doctorados y allí sobresalía por su presencia venerable y por su bondad exquisita que le ganaba muchas amistades.
Se fue después a Roma, y en esa ciudad capital llegó a ser secretario privado del Papa Julio II, y notario de la Santa Sede.
A los 33 años fue ordenado sacerdote. El respeto que tenía por la Santa Misa era tan grande, que entre su ordenación sacerdotal y su primera misa pasaron tres meses, tiempo que dedicó a prepararse lo mejor posible a la santa celebración.
En Roma se inscribió en una asociación llamada "Del Amor Divino", cuyos socios se esmeraban por llevar una vida lo más fervorosa posible y por dedicarse a ayudar a los pobres y a los enfermos.
Viendo que el estado de relaajación de los católicos era sumamente grande y escandaloso, se propuso fundar una comunidad de sacerdotes que se dedicaran a llevar una vida lo más santa posible y a enfervorizar a los fieles. Y fundó los Padres Teatinos (nombre que les viene a Teati, la ciudad de la cual era obispo el superior de la comunidad, Msr. Caraffa, que después llegó a ser el Papa Pablo IV)
San Cayetano le escribía a un amigo: "Me siento sano del cuerpo pero enfermo del alma, al ver cómo Cristo espera la conversión de todos, y son tan poquitos los que se mueven a convertirse". Y este era el más grande anhelo de su vida: que las gentes empezaran a llevar una vida más de acuerdo con el santo Evangelio.
Y donde quiera que estuvo trabajó por conseguirlo.
En ese tiempo estalló la revolución de Lutero que fundó a los evangélicos y se declaró en guerra contra la Iglesia de Roma. Muchos querían seguir su ejemplo, atacando y criticando a los jefes de la santa Iglesia Católica, pero San Cayetano les decía: "Lo primero que hay que hacer para reformar a la Iglesia es reformarse uno a sí mismo".
San Cayetano era de familia muy rica y se desprendió de todos sus bienes y los repartió entre los pobres. En una carta escribió la razón que tuvo para ello: "Veo a mi Cristo pobre, ¿y yo me atreveré a seguir viviendo como rico?" Veo a mi Cristo humillado y despreciado, ¿y seguiré deseando que me rindan honores? Oh, que ganas siento de llorar al ver que las gentes no sienten deseos de imitar al Redentor Crucificado".
En Nápoles un señor rico quiere regalarle unas fincas para que viva de la renta, junto con sus compañeros, diciéndole que allí la gente no es tan generosa como en otras ciudades. El santo rechaza la oferta y le dice: "Dios es el mismo aquí y en todas partes, y El nunca nos ha desamparado, si siquiera por un minuto".
Fundó asociaciones llamadas "Montes de piedad" (Montepíos) que se dedicaban a prestar dinero a gentes muy pobres con bajísimos intereses.
Sentía un inmenso amor por Nuestro Señor, y lo adoraba especialmente en la Sagrada Hostia en la Eucaristía y recordando la santa infancia de Jesús. Su imagen preferida era la del Divino Niño Jesús.
La gente lo llamaba: "El padrecito que es muy sabio, pero a la vez muy santo".
Los ratos libres los dedicaba, donde quiera que estuviera, a atender a los enfermos en los hospitales, especialmente a los más abandonados y repugnantes.
Un día en su casa de religioso no había nada para comer porque todos habían repartido sus bienes entre los pobres. San Cayetano se fue al altar y dando unos golpecitos en la puerta del Sagrario donde estaban las Santas Hostias, le dijo con toda confianza: "Jesús amado, te recuerdo que no tenemos hoy nada para comer". Al poco rato llegaron unas mulas trayendo muy buena cantidad de provisiones, y los arrieros no quisieron decir de dónde las enviaban.
En su última enfermedad el médico aconsejó que lo acostaran sobre un colchón de lana y el santo exclamó: "Mi Salvador murió sobre una tosca cruz. Por favor permítame a mí que soy un pobre pecador, morir sobre unas tablas". Y así murió el 7 de agosto del año 1547, en Nápoles, a la edad de 67 años, desgastado de tanto trabajar por conseguir la santificación de las almas.
En seguida empezaron a conseguirse milagros por su intercesión y el Sumo Pontífice lo declaró santo en 1671.
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Donato de Arezzo, Santo Obispo y mártir, 7 de agosto
Obispo y Mártir Martirologio Romano: En Arezzo, de la Toscana, san Donato, segundo obispo de esta sede. La virtud y eficacia de sus oraciones son alabadas por el papa san Gregorio I Magno (s. IV). |
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Fuente: Franciscanos.org
Vicente de L´Aquila, Beato Religioso Franciscano, 7 de agosto
Religioso Martirologio Romano: En L'Aquila, en la región Vestina (hoy Abbruzo), Italia, beato Vicente, religioso de la Orden de los Hermanos Menores, célebre por su humildad y su espíritu profético (1504).
El Beato Vicente nació hacia el año 1430, en L´Aquila, ciudad que por aquel tiempo formaba parte del reino de Nápoles. Sus padres habitaban en el barrio llamado Poggio o Cerro Santa María, encantador edén coronado de verdura y refrescado por manantiales abundantes, cuyas aguas se despeñan por continuadas cascadas hasta el río Aterno. Aquel maravilloso rincón, testigo de los primeros años del niño Vicente, lo fue también de sus grandes virtudes, favorecidas por el cuidado de sus padres, y estimuladas por el ambiente religioso en que se crió. Su alma, predestinada a gloriosa santidad, encontró desde el primer instante el clima necesario; clima que supo aprovechar con generoso corazón. |
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Fuente: Franciscanos.net
Agatángel de Vendome y Casiano de Nantes. Beatos Mártires, 7 de agosto
Martirologio Romano: En la ciudad de Gondar, en Etiopía, beatos Agatángel de Vendome (Francisco) Nourry y Casiano de Nantes (Gonzalo) Vaz López Netto, presbíteros de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos y mártires, que en Siria, Egipto y Etiopía buscaron reconciliar con la Iglesia católica a los cristianos separados y, por orden del rey de Etiopía, fueron colgados en troncos con su cordón religioso y lapidados hasta la muerte (1638).
Beatificados por San Pío X el 1 de enero de 1905. |
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Jordán Forzaté, Beato Abad, 7 de agosto
Abad Martirologio Romano: En Venecia, beato Jordán Forzaté, abad, fundador de monasterios en Padua. No habiendo podido evitar la ruina de su patria a pesar de todos sus esfuerzos, padeció el destierro, que vivió piadosísimamente. Insigne por su modestia, probidad de costumbres y ciencia, se durmió devotamente en el Señor (c. 1248).
Jordán Forzaté nació alrededor de 1158. Existe un documento de 1203 que menciona a Jordán como monje benedictino en Padua, en un monasterio posiblemente fundado por la familia Transelgardi, de la que él formaba parte. Ya en 1213 está documentado que él era el Prior de dicho monasterio. bibliografía: Diccionario de los Santos, Volumen II |
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Fuente: Santiebeati.it
Edmundo Bojanowski, Beato Fundador, 7 de agosto
Laico Fundador Martirologio Romano: En la localidad de Gorka Duchovna, cerca de Posnam, en Polonia, beato Edmundo Bojanowski, que, conforme a los preceptos del Evangelio, trabajó con sumo ahínco en la formación de los pobres y gente analfabeta, y fundó la Congregación de las Esclavas de la Inmaculada Concepción de la Madre de Dios (1871).
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Fuente: Enciclopedia Católica || ACI Prensa
Afra de Augusta, Santa Mártir, 7 de agosto
Mártir Martirologio Romano: En Augsburgo, de la Retia, santa Afra, mártir. Siendo pecadora, se convirtió a Cristo y, sin haber sido aún bautizada, según cuenta la tradición, fue quemada viva por confesar a Cristo (304). |
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Fuente: www.cem.org
Miguel de la Mora de la Mora, Santo Sacerdote y Mártir, 7 de agosto
Presbítero y Mártir Martirologio Romano: En Colima, de México, san Miguel de la Mora, presbítero y mártir, que, en el furor de la persecución contra la Iglesia, fue coronado con el martirio por el hecho de ser sacerdote (1927). |
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Fuente: Carmelnet.org
Alberto degli Abbati, Santo Presbítero Carmelita, 7 de agosto
Presbítero Carmelita Martirologio Romano: En Mesina, de Sicilia, san Alberto degli Abbati, presbítero de la Orden de los Carmelitas, que convirtió a muchos judíos a la fe en Cristo y proveyó de víveres a su ciudad sitiada (c. 1306/1307) |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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