J†A
JMJ
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El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 2, 23-28
Gloria a ti, Señor.
Un sábado pasaba Jesús a través de unos campos sembrados, y sus discípulos comenzaron a cortar espigas según pasaban. Los fariseos le dijeron:
"¿Te das cuenta que hacen en sábado lo que no está permitido?"
Jesús les respondió:
"¿No han leído nunca lo que hizo David cuando tuvo necesidad y sintió hambre él y sus compañeros? ¿Cómo entró en la casa de Dios en tiempos del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes sagrados, que sólo a los sacerdotes les estaba permitido comer, y dio también a quienes lo acompañaban?"
Luego añadió Jesús:
"El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. Así que el Hijo del hombre
también es señor del sábado".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
mar 2a. Ordinario año impar
Entremos y adoremos de rodillas al Señor, creador nuestro: El es nuestro Dios.
Oremos:
Señor, que tu amor incansable cuide y proteja siempre a estos hijos tuyos, que han puesto en tu gracia toda su esperanza.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Contamos con la esperanza, que es como una ancla firme y segura
Lectura de la carta a los Hebreos 6, 10-20
Hermanos: Dios no es injusto para olvidar las obras y el amor que ustedes han mostrado a su nombre, a través de los servicios que prestaron y que aún prestan a los creyentes. Sólo deseamos que cada uno de ustedes dé hasta el final, muestras del mismo entusiasmo en orden a la plena realización de su esperanza, de modo que, en lugar de descuidarse, sigan el ejemplo de aquellos que, por su fe y su perseverancia, son ya herederos de las promesas divinas.
Así, cuando Dios hizo la promesa
a Abrahán, no teniendo otro mayor por quien jurar, juró por sí mismo, diciendo: Te colmaré de
bendiciones y haré innumerable tu descendencia. Y así, gracias a su firme esperanza, obtuvo Abrahán la realización de la promesa.
Los hombres juran por alguien que es mayor que ellos, y el juramento es una garantía que pone fin a toda discusión. Por eso también Dios, queriendo mostrar más solemnemente a los herederos de la promesa que su resolución no cambiaría, hizo un juramento, para que, apoyados en esas dos garantías inmutables según las cuales es imposible que Dios engañe, nos veamos firmemente impulsados a adherirnos
a la esperanza que nos propone; esperanza a la que nos aferramos como ancla segura y firme para nuestra vida, y que penetra hasta el interior del santuario, adonde ya ha entrado Jesús como precursor nuestro, en calidad de sumo sacerdote para siempre a la manera de Melquisedec.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Sal 110, 1-2.4-5. 9 y 10c
El Señor recuerda siempre su alianza.
Doy gracias al Señor de todo corazón, en la reunión de los buenos y en la asamblea. Grandes son las obras del Señor, dignas de estudio para los que las aman.
El Señor recuerda siempre su alianza.
Ha hecho maravillas memorables, el Señor es compasivo y misericordioso: da alimento a los que lo respetan, acordándose siempre de su alianza.
El Señor recuerda siempre su alianza.
Envió la redención a su pueblo, confirmó su alianza para siempre; su nombre es santo y digno de respeto; los que así proceden serán para siempre alabados. El Señor se recuerda siempre de su alianza.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Que el Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestras mentes, para que podamos comprender cuál es la esperanza que nos da su llamamiento.
Aleluya.
El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 2, 23-28
Gloria a ti, Señor.
Un sábado pasaba Jesús a través de unos campos sembrados, y sus discípulos comenzaron a cortar espigas según pasaban. Los fariseos le dijeron:
"¿Te das cuenta que hacen en sábado lo que no está permitido?"
Jesús les respondió:
"¿No han leído nunca lo que hizo David cuando tuvo necesidad y sintió hambre él y sus compañeros? ¿Cómo entró en la casa de Dios en tiempos del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes sagrados, que sólo a los sacerdotes les estaba permitido comer, y dio también a quienes lo acompañaban?"
Luego añadió Jesús:
"El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. Así que el Hijo del hombre
también es señor del sábado".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Señor, Dios nuestro, tú que nos has dado este pan y este vino para reparar nuestras fuerzas, conviértelos para nosotros en sacramento de vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Jesús, buen samaritano
En verdad es justo darte gracias, y deber nuestro alabarte, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, en todos los momentos y circunstancias de la vida, en la salud y en la enfermedad, en el sufrimiento y en el gozo, por tu siervo, Jesús, nuestro Redentor.
Porque él, en su vida terrena, pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal.
También hoy, como buen samaritano, se acerca a todo hombre que sufre en su cuerpo o en su espíritu, y cura sus heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza.
Por este don de tu gracia, incluso cuando nos vemos sumergidos en la noche del dolor, vislumbramos la luz pascual en tu Hijo, muerto y resucitado.
Por eso,
unidos a los ángeles y a los santos, cantamos a una voz el himno de tu gloria:
Demos gracias al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace por su pueblo; porque da de beber al sediento y da de comer al hambriento.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, tú que has querido hacernos participar de un mismo pan y de un mismo cáliz, concédenos vivir de tal manera unidos en Cristo que nuestro trabajo sea eficaz para la salvación del mundo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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Dia 17/01 San Antonio (abad, blanco)
Antífona de Entrada
Los justos crecerán como palmeras; se elevarán tan alto como los cedros del Líbano plantados en la casa del Señor; en medio de sus patios darán flores.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, que concediste a san Antonio, abad, dejar por tu amor cuanto tenía, para servirte heroicamente en el desierto, otórganos, por sus méritos, superar nuestro egoísmo y amarte a ti sobre todas las cosas.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 6, 10-13.18
Hermanos: Busquen su fuerza en el Señor y en su invencible poder. Ponemos las armas que Dios da para poder resistir a las estratagemas del diablo, porque nuestra lucha no es contra hombres de carne y hueso, sino contra las fuerzas sobrehumanas y supremas del mal, que dominan este mundo de tinieblas.
Por eso, tomen las armas que Dios para poder resistir en el día fatal y, después de actuar a fondo, mantener las posiciones. Oren en toda ocasión con la ayuda del Espíritu. Tengan vigilias en las que oren con constancia por todo el pueblo santo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 15
El Señor es el lote de mi heredad.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: "Tú eres mi bien". El Señor es el lote de mi heredad y mi copa.
El Señor es el lote de mi heredad.
Bendeciré al Señor que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré.
El Señor es el lote de mi heredad.
Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha.
El Señor es el lote de mi heredad.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Si mantienen mi palabra, serán de verdad discípulos míos y conocerán la verdad, dice el Señor.
Aleluya.
Evangelio
Si quieres ser perfecto, ve a vender todo lo que tienes
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 19, 16-26
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un joven y le preguntó:
"Maestro, ¿qué cosas buenas tengo que hacer para conseguir la vida eterna?"
Le respondió Jesús:
"¿Por qué me preguntas a mí acerca de lo bueno? Uno solo es el bueno: Dios. Pero, si quieres entrar en la vida, cumple los mandamientos".
El replicó:
"¿Cuáles?"
Jesús le dijo:
"No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, ama a tu prójimo como a ti mismo".
Le dijo entonces el joven:
"Todo eso lo he cumplido desde mi niñez, ¿qué más me falta?"
Jesús le dijo:
"Si quieres ser perfecto, ve a vender todo lo que tienes, dales el dinero a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme".
Al oír estas palabras, el joven se fue entristecido, porque era muy rico. Entonces, Jesús dijo a sus discípulos:
"Yo les aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los cielos. Se lo repito: es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los cielos".
Al oír esto, los discípulos se quedaron asombrados y exclamaron:
"Entonces ¿quién podrá salvarse?"
Pero Jesús, mirándolos fijamente, les respondió:
"Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, estos dones que humildemente te presentamos en la conmemoración de san Antonio, abad, y líbranos de nuestro apego a los bienes materiales para que te poseamos a ti como única riqueza.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Acción de los santos en la Iglesia
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, señor nuestro.
Porque con la vida de tus santos enriqueces a tu Iglesia con formas siempre nuevas de admirable santidad, y nos das pruebas indudables de tu amor por nosotros; y también, porque su ejemplo nos impulsa y su intercesión nos ayuda a colaborar en el misterio de la salvación.
Por eso,
ahora nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y santos diciendo:
Antífona de la Comunión
Si quieres ser perfecto, dice el Señor, vende lo que posees, reparte el dinero entre los pobres y, después, ven y sígueme.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Por medio de esta Eucaristía concédenos, Señor, la fuerza necesaria para vencer siempre, a ejemplo de san Antonio, abad, las tentaciones del enemigo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
2ª semana. Martes
DIGNIDAD DE LA PERSONA
— La grandeza y dignidad de la persona humana.
— Dignidad de la persona en el trabajo. Principios de doctrina social de la Iglesia.
— Una sociedad justa.
I. Iba Jesús atravesando un sembrado, y los discípulos desgranaban algunas espigas para comerlas. Era un día de sábado; los fariseos se dirigieron al Maestro para que les llamara la atención, pues –según su propia casuística– no era lícito realizar aquel pequeño trabajo en sábado. Jesús salió en defensa de sus discípulos y del propio descanso sabático, y para esto acude a la Sagrada Escritura: ¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando se vio necesitado, y tuvo hambre él y los que estaban con él? ¿Cómo entró en la Casa de Dios en tiempos de Abiatar, Sumo Sacerdote, y comió los panes de la proposición, que no es lícito comer más que a los sacerdotes, y los dio también a los que estaban con él? Y les decía: El sábado fue hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. Y a continuación les da todavía una razón más alta: el Hijo del Hombre es señor hasta del sábado1. Todo está ordenado en función de Cristo y de la persona; también el descanso del sábado.
Los panes de la proposición eran doce panes que se colocaban cada semana en la mesa del santuario, como homenaje de las doce tribus de Israel2; los que se retiraban del altar quedaban reservados para los sacerdotes que atendían el culto.
La conducta de David anticipó la doctrina que Cristo enseña en este pasaje. Ya en el Antiguo Testamento, Dios había establecido un orden en los preceptos de la Ley de modo que los de menor rango ceden ante los principales. Así se explica que un precepto ceremonial, como era este de los panes, cediese ante un precepto de ley natural3. El precepto del sábado tampoco estaba por encima de las necesidades elementales de subsistencia.
El Concilio Vaticano II se inspira en este pasaje para subrayar el valor de la persona por encima del desarrollo económico y social4. Después de Dios, el hombre es lo primero; si no fuera así sería un verdadero desorden, como vemos desgraciadamente que ocurre con frecuencia.
La Humanidad Santísima de Cristo arroja una luz que ilumina nuestro ser y nuestra vida, pues solo en Cristo conocemos verdaderamente el valor inconmensurable de un hombre. "Cuando os preguntéis por el misterio de vosotros mismos –decía Juan Pablo II a numerosos jóvenes–, mirad a Cristo, que es quien da sentido a la vida"5. Solo Él; ningún otro puede dar sentido a la existencia, y por eso no cabe definir al hombre a partir de las realidades inferiores creadas, y menos por su producción laboral, por el resultado material de su esfuerzo. La grandeza de la persona humana se deriva de la realidad espiritual del alma, de la filiación divina, de su destino eterno, recibido de Dios. Y esto la sitúa por encima de toda la naturaleza creada. La dignidad, y el respeto inmenso que merece, le es otorgada en el momento de su concepción, y fundamenta el derecho a la inviolabilidad de la vida y la veneración a la maternidad.
El título que, en último término, funda la dignidad humana está en ser la única realidad de la creación visible a la que Dios ha amado en sí misma, creándola a su imagen y semejanza y elevándola al orden de la gracia. Pero además, el hombre adquirió un valor nuevo después que el Hijo de Dios, mediante su Encarnación, asumiera nuestra naturaleza y diera su vida por todos los hombres: propter nos homines et propter nostram salutem descendit de coelis. Et incarnatus est. Por eso, nos interesan todas las almas que nos rodean: no hay ninguna que quede fuera del Amor de Cristo, ninguna que alejemos de nuestro respeto y consideración. Miremos a nuestro alrededor, a las personas que diariamente vemos y saludamos, y veamos en la presencia del Señor si de hecho es así, si manifestamos a los demás ese aprecio y veneración.
II. La dignidad de la criatura humana –imagen de Dios– es el criterio adecuado para juzgar los verdaderos progresos de la sociedad, del trabajo, de la ciencia..., y no al revés6. Y la dignidad del hombre se expresa en todo su quehacer personal y social; de modo particular, en el campo del trabajo, donde se realiza y cumple a la vez el mandato de su Creador, que lo sacó de la nada y lo puso en una tierra sin pecado ut operaretur, para que trabajara7 y así le diera gloria. Por eso, la Iglesia defiende la dignidad de la persona que trabaja, y a la que se falta cuando se la estima solo en lo que produce, cuando se considera el trabajo como mera mercancía, valorando más "la obra que el obrero", "el objeto más que el sujeto que la realiza"8 –dice de modo expresivo Juan Pablo II–, cuando se le utiliza como elemento para la ganancia, estimándolo solo en lo que produce.
No se trata de una cuestión de formas externas, de trato, pues incluso con unos modos humanos cordiales puede atentarse contra la dignidad de los demás, si se les subordina a fines meramente utilitarios, como mecanismo, por ejemplo, para elevar la productividad o mantener la paz en la empresa: hemos de venerar en todo hombre la imagen de Dios.
Lejos estaríamos de una visión cristiana si en algo mantuviéramos una visión chata, pegada a la tierra: los indicadores más fieles de la justicia en las relaciones sociales no son el volumen de la riqueza creada ni su distribución..., es necesario examinar "si las estructuras, el funcionamiento, los ambientes de un sistema económico, son tales que comprometen la dignidad humana de cuantos en él despliegan su propia actividad..."9. Hemos de tener presente que el criterio supremo en el uso de los bienes materiales debe ser "el de facilitar y promover el perfeccionamiento espiritual de los seres humanos, tanto en el orden natural como en el sobrenatural"10, comenzando, como es lógico, por aquellos que los producen.
Por eso, la íntima conexión entre trabajo y propiedad pide, para su propia perfección, que quien lo realiza pueda considerar de alguna forma "que está trabajando en algo propio"11.
La dignidad del trabajo viene expresada en un salario justo, base de toda justicia social; incluso en el caso en el que se trate de un contrato libre, pues, aunque el salario estipulado fuera conforme a la letra de la ley, esto no legitima cualquier retribución que se acuerde. Y si quien contrata (el director de una academia, el constructor, el patrono, el ama de casa...) quisiera aprovecharse de una situación en la que haya excedente de mano de obra, por ejemplo, para pagar unos salarios contrarios a la dignidad de las personas, ofendería a esas personas y a su Creador, pues estas tienen un derecho natural irrenunciable a los medios suficientes para el propio mantenimiento y el de sus familias, que está por encima del derecho a la libre contratación12. Otra "consecuencia lógica es que todos tenemos el deber de hacer bien nuestro trabajo... No podemos rehuir nuestro deber, ni conformarnos con trabajar medianamente"13. La pereza y el trabajo mal hecho también atentan contra la justicia social.
III. Es preciso tener presente que la finalidad principal del desarrollo económico "no es un mero crecimiento de la producción, ni el lucro o el poder, sino el servicio del hombre integral, teniendo en cuenta sus necesidades de orden material y las exigencias de su vida intelectual, moral, espiritual y religiosa"14. Esto no niega un campo de legítima autonomía para la ciencia económica: la autonomía que es propia del orden temporal, que llevará a estudiar las causas de los problemas económicos, sugerir soluciones técnicas y políticas, etc. Pero estas soluciones se deben someter siempre a un criterio superior, de orden moral, pues no son absolutamente independientes y autónomas; y no se ha de confiar en acciones puramente técnicas cuando nos encontramos con problemas que tienen su origen en un desorden moral.
Es largo el camino hasta llegar a una sociedad justa en la que la dignidad de la persona, hija de Dios, sea plenamente reconocida y respetada. Pero ese cometido es nuestro, de los cristianos, junto a todos los hombres de buena voluntad. Porque "no se ama la justicia, si no se ama verla cumplida con relación a los demás. Como tampoco es lícito encerrarse en una religiosidad cómoda, olvidando las necesidades de los otros. El que desea ser justo a los ojos de Dios se esfuerza también en hacer que la justicia se realice de hecho entre los hombres"15. Debemos vivir, con todas sus consecuencias y en los campos más variados, el respeto a toda persona: defendiendo la vida ya concebida, porque allí hay un hijo de Dios con un derecho a vivir que Él le ha dado y que nadie le puede quitar; a los ancianos y más débiles, para quienes hemos de tener entrañas de misericordia, esa misericordia que el mundo parece perder. Como empleados u obreros, siendo buenos trabajadores y expertos profesionales, o como empresarios, conociendo muy bien la doctrina social de la Iglesia para llevarla a la práctica.
También hemos de reconocer esa dignidad de la persona en las relaciones normales de la vida: considerando a quienes tratamos –por encima de sus posibles defectos– como hijos de Dios, evitando hasta la más pequeña murmuración y todo aquello que pueda dañarles. "Acostúmbrate a encomendar a cada una de las personas que tratas a su Ángel Custodio, para que le ayude a ser buena y fiel, y alegre"16. Entonces será más fácil el trato, y las relaciones ganarán en cordialidad, en paz y respeto mutuo.
El Hijo del Hombre es señor hasta del sábado. Todo debemos ordenarlo en función de Cristo –Sumo Bien– y de la persona humana, por cuya salvación Él se inmoló en el Calvario. Ningún bien terreno es superior al hombre.
1 Mc 2, 23-28. — 2 Cfr. Lev 24, 5-9. — 3 Cfr. Sagrada Biblia, Santos Evangelios, EUNSA, Pamplona 1983, in loc. — 4 Cfr. Conc. Vat. II, Const Gaudium et spes, 26. — 5 Juan Pablo II, Nueva York, En el Madison Square Garden, 3-X-1979. — 6 Cfr. ídem, Discurso 15-VI-1982, 7. — 7 Gen 2, 15. — 8 Juan Pablo II, Discurso 24-XI-1979. — 9 Juan XXIII, Enc. Mater et Magistra, 15-V-1961, 83. — 10 Ibídem, 246. — 11 Juan Pablo II, Enc. Laborem exercens, 15. — 12 Cfr. Pablo VI, Enc. Populorum progressio, 24-III-1967, 59. — 13 Juan Pablo II, Discurso 7-XI-1982. — 14 Conc. Vat. II, loc. cit., 64. — 15 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 52. — 16 ídem, Forja, n. 1012.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Antonio
Abad
Conocemos la vida del abad Antonio, cuyo nombre significa "floreciente" y al que la tradición llama el Grande, principalmente a través de la biografía redactada por su discípulo y admirador, san Atanasio, a fines del siglo IV.
Este escrito, fiel a los estilos literarios de la época y ateniéndose a las concepciones entonces vigentes acerca de la espiritualidad, subraya en la vida de Antonio -más allá de los datos maravillosos- la permanente entrega a Dios en un género de consagración del cual él no es históricamente el primero, pero sí el prototipo, y esto no sólo por la inmensa influencia de la obrita de Atanasio.
En su juventud, Antonio, que era egipcio e hijo de acaudalados campesinos, se sintió conmovido por las palabras de Jesús, que le llegaron en el marco de una celebración eucarística: "Si quieres ser perfecto, ve y vende todo lo que tienes y dalo a los pobres...".
Así lo hizo el rico heredero, reservando sólo parte para una hermana, a la que entregó, parece, al cuidado de unas vírgenes consagradas.
Llevó inicialmente vida apartada en su propia aldea, pero pronto se marchó al desierto, adiestrándose en las prácticas eremíticas junto a un cierto Pablo, anciano experto en la vida solitaria.
En su busca de soledad y persiguiendo el desarrollo de su experiencia, llegó a fijar su residencia entre unas antiguas tumbas. ¿Por qué esta elección?. Era un gesto profético, liberador. Los hombres de su tiempo -como los de nuestros días - temían desmesuradamente a los cementerios, que creían poblados de demonios. La presencia de Antonio entre los abandonados sepulcros era un claro mentís a tales supersticiones y proclamaba, a su manera, el triunfo de la resurrección. Todo -aún los lugares que más espantan a la naturaleza humana - es de Dios, que en Cristo lo ha redimido todo; la fe descubre siempre nuevas fronteras donde extender la salvación.
Pronto la fama de su ascetismo se propagó y se le unieron muchos fervorosos imitadores, a los que organizó en comunidades de oración y trabajo. Dejando sin embargo esta exitosa obra, se retiró a una soledad más estricta en pos de una caravana de beduinos que se internaba en el desierto.
No sin nuevos esfuerzos y desprendimientos personales, alcanzó la cumbre de sus dones carismáticos, logrando conciliar el ideal de la vida solitaria con la dirección de un monasterio cercano, e incluso viajando a Alejandría para terciar en las interminables controversias arriano-católicas que signaron su siglo.
Sobre todo, Antonio, fue padre de monjes, demostrando en sí mismo la fecundidad del Espíritu. Una multisecular colección de anécdotas, conocidas como "apotegmas" o breves ocurrencias que nos ha legado la tradición, lo revela poseedor de una espiritualidad incisiva, casi intuitiva, pero siempre genial, desnuda como el desierto que es su marco y sobre todo implacablemente fiel a la sustancia de la revelación evangélica. Se conservan algunas de sus cartas, cuyas ideas principales confirman las que Atanasio le atribuye en su "Vida".
Antonio murió muy anciano, hace el año 356, en las laderas del monte Colzim, próximo al mar Rojo; al ignorarse la fecha de su nacimiento, se le ha adjudicado una improbable longevidad, aunque ciertamente alcanzó una edad muy avanzada.
La figura del abad delineó casi definitivamente el ideal monástico que perseguirían muchos fieles de los primeros siglos.
No siendo hombre de estudios, no obstante, demostró con su vida lo esencial de la vida monástica, que intenta ser precisamente una esencialización de la práctica cristiana: una vida bautismal despojada de cualquier aditamento.
Para nosotros, Antonio encierra un mensaje aún válido y actualísimo: el monacato del desierto continúa siendo un desafío: el del seguimiento extremo de Cristo, el de la confianza irrestricta en el poder del Espíritu de Dios. ___________________________________________________________________________________________
Fuente: ACIprensa.com
Jenaro Sánchez Delgadillo, Santo Sacerdote y Mártir, 17 de enero
Sacerdote y Mártir Martirologio Romano: En la ciudad de Tocolatlán, en México, san Jenaro Sánchez Delgadillo, presbítero, mártir durante la persecución mexicana (1927). Nació el 19 de septiembre de 1886 en Agualele, población cercana a Zapopan, Jalisco. Sus padres fueron Cristóbal Sánchez y Julia Delgadillo, de condición humilde y cristianos observantes, que en el pueblo gozaban de estima por ser personas muy buenas. |
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Fuente: NotiDiocesis.com
Roselina (Rosalina) de Villeneuve, Santa Religiosa, 17 de enero
Religiosa Martirologio Romano: En Fréjus, ciudad de la Provenza, en Francia, santa Roselina, priora de Celle-Roubaud, de la Orden de la Cartuja, que se distinguió por su abnegación y por su austeridad en la comida, el sueño y el ayuno (1329). Virgen y monja de la Orden de la Cartuja que debido a sus magníficas virtudes fue nombrada priora del convento de Celle-Roubaud, en Fréjus, ciudad de la Provenza, en Francia, distinguiéndose además durante toda su vida por su abnegación y por su austeridad en la comida, el sueño y el ayuno. |
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Fuente: Santiebeati.it
Sulpicio el Pío, Santo Obispo, 17 de enero
Obispo Martirologio Romano: En Bourges, ciudad de Aquitania, san Sulpicio, llamado el Pío, obispo, que habiendo pasado del palacio real al episcopado, su mayor preocupación fue el cuidado de los pobres (647). San Sulpicio II, llamado "el Pío", fue obispo de Bourges, en la Francia centro-septentrional. Su vida, escrita poco después de su muerte, narra una versión bastante clásica de su juventud, es decir, el pasaje de una vida agitada a la renuncia a sus bienes y la completa donación a los pobres, seguida de una conducta muy austera: rígidos ayunos, oración nocturna, recitación cotidiana del salterio entero. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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