lunes, 23 de enero de 2017

[ † ] Martes por los ángeles custodios. 24/01/2017. San Francisco de Sales ¡ten piedad de nosotros!

JA

JMJ

Pax

El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 3, 31-35

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, llegaron a donde estaba Jesús su madre y sus parientes y, quedándose fuera, lo mandaron llamar. La gente estaba sentada alrededor de Jesús, y le dijeron:
"Oye, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están afuera y te buscan".
Jesús les respondió:
"¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?"
Y mirando entonces a los que estaban sentados a su alrededor, añadió:
"Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

mar 3a. Ordinario año impar

Antífona de Entrada

Acuérdate, Señor de tu alianza; no olvides por más tiempo la suerte de tus pobres. Levántate, Señor, a defender tu causa; no olvides las voces de los que te buscan.

 

Oración Colecta

Oremos:
Dios eterno y todopoderoso, a quien confiadamente podemos llamar ya Padre nuestro, haz crecer en nuestros corazones el espíritu de hijos adoptivos tuyos, para que podamos gozar, después de esta vida, de la herencia que nos has prometido.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Aquí estoy, Dios mío; vengo para cumplir tu voluntad

Lectura de la carta a los Hebreos 10, 1-10

Hermanos: La ley no es más que una sombra de los bienes futuros, y no la realidad misma de las cosas. Por eso, no puede hacer perfectos a través de estos mismos sacrificios a quienes cada año se acercan a ofrecerlos. De lo contrario, ¿no se habrían dejado de ofrecer, ya que quienes los ofrecen, una vez purificados, ya no tendrían conciencia alguna de pecado?
Sin embargo, estos sacrificios renuevan cada año el recuerdo de los pecados, porque es imposible que la sangre de los toros y de los chivos quite los pecados. Por eso, cuando Cristo entró en este mundo dijo:
No has querido sacrificio ni ofrenda, pero me has formado un cuerpo; no has aceptado holocaustos ni sacrificios por el pecado. Entonces yo dije: Aquí estoy, Dios mío, para hacer tu voluntad. Así está escrito de mí en un capítulo del libro.
En primer lugar dice: No has querido ni has aceptado los sacrificios, ofrendas, holocaustos ni víctimas por el pecado, que se ofrecen según la ley. Después añade: Aquí estoy para hacer tu voluntad. De este modo anula la primera disposición y establece la segunda. Por haber cumplido la voluntad de Dios, y gracias a la ofrenda que Jesucristo ha hecho de su cuerpo una vez para siempre, nosotros hemos quedado consagrados a Dios.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 39, 2-4ab.7-8a.10.11

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Puse toda mi esperanza en el Señor; él se inclinó hacia mí y escuchó mi grito. Puso en mi boca un canto nuevo, un himno a nuestro Dios.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero hiciste que te escuchara; no pides holocaustos ni víctimas, entonces yo digo: "Aquí estoy".
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

He proclamado tu fidelidad en la gran asamblea, tú sabes, Señor, que no me he callado.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

No he ocultado tu fidelidad en el fondo de mi corazón, proclamaré tu lealtad y tu salvación, no oculté tu amor y tu lealtad en la gran asamblea.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla.
Aleluya.

Evangelio

El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre

† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 3, 31-35

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, llegaron a donde estaba Jesús su madre y sus parientes y, quedándose fuera, lo mandaron llamar. La gente estaba sentada alrededor de Jesús, y le dijeron:
"Oye, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están afuera y te buscan".
Jesús les respondió:
"¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?"
Y mirando entonces a los que estaban sentados a su alrededor, añadió:
"Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, con bondad estos dones que has puesto en manos de tu Iglesia, y con tu poder conviértelos en el sacramento de nuestra salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Proclamación del misterio de Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque, unidos en la caridad, celebramos la muerte de tu Hijo, con fe viva proclamamos su resurrección y con esperanza firme anhelamos su venida gloriosa.
Por eso,
con todos los ángeles y santos, te alabamos, proclamando sin cesar:

Antífona de la Comunión

Alaba, Jerusalén, al Señor, porque te alimenta con lo mejor de su trigo.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Que la recepción de esta Eucaristía nos confirme, Señor, en tu amor y nos ayude a conseguir la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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María, Reina de la paz. Memoria libre, excepto Domingo. Blanco (ver explicación abajo, en Santoral)

 

Los ángeles cantaron en Navidad: "Paz a los hombres". Jesús es nuestra paz, y María fue la colaboradora para que Jesús se hiciera presente en nuestra tierra. En sus distintas apariciones, María nos exhorta siempre a orar para alcanzar la paz entre los hombres.

 

Oración colecta

Padre santo, que por medio de tu Hijo único otorgas la verdadera paz a los hombres del mundo entero, concédenos; por la intercesión de la Virgen María, que todos gocemos de tranquilidad y permanezcamos unidos en el amor fraterno. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

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Dia 24/01 San Francisco de Sales (obispo y doctor de la Iglesia, blanco)

Antífona de Entrada

El Señor lo ha llenado del espíritu de sabiduría e inteligencia; ha abierto sus labios en medio de la asamblea y lo ha revestido de gloria.

 

Oración Colecta

Oremos:
Dios nuestro, que para salvación de los hombres concediste a san Francisco de Sales el don de servir con extremada amabilidad a todos; ayúdanos a demostrar, a ejemplo suyo, en una actitud servicial con nuestros hermanos, toda la delicadeza de tu amor.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Anunciar a los gentiles la riqueza insondable que es Cristo

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 3, 8-12

Hermanos: A mí, el más insignificante de todo el pueblo santo, se me ha dado esta gracia: anuncia a los gentiles la riqueza insondable que es Cristo; e iluminar la realización del misterio, escondido desde el principio de los siglos en Dios, creador de todo.
Así, mediante la Iglesia, los principados y potestades en los cielos conocen ahora la multiforme sabiduría de Dios; según el designio eterno, realizad en Cristo Jesús, Señor nuestro, en quien tenemos libre y confiado acceso a Dios por la fe en él.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Del salmo 36

La boca del justo expone la sabiduría.

Confía en el Señor y haz el bien, habita tu tierra y práctica la lealtad; sea el Señor tu delicia, y él te dará lo que pide tu corazón.
La boca del justo expone la sabiduría.

Encomienda el camino al Señor; confía en él, y él actuará; ara tu justicia como el amanecer; tu derecho como el mediodía.
La boca del justo expone la sabiduría.

La boca del justo expone sabiduría, su lengua explica el derecho: porque lleva en el corazón la ley de su Dios, y sus pasos no vacilan.
La boca del justo expone la sabiduría.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado, dice el Señor.
Aleluya.

Evangelio

Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando

Lectura del santo Evangelio según san Juan 15, 9-17

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:

"Como el Padre me ha amado, así los he amado yo; permanezcan en mi amor. Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he hablado de esto para que mi alegría esté en ustedes, y nuestra alegría llegue a la plenitud.
Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene amor mas grande que el que da la vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando.
Yo no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; a ustedes los llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre se los he dado a conocer. No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido, y los he destinado para que vayan y den fruto, y nuestro fruto dure. De modo de lo que pidan al Padre en mi nombre, se los dé. Esto les mando: que se amen unos a otros".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Que este sacrificio, prueba suprema del amor de Cristo nos comunique, Señor, el fuego del Espíritu Santo que llenó de bondad el corazón de tu siervo Francisco de Sales.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Los santos pastores siguen presentes en la Iglesia

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque permites que tu Iglesia se alegre hoy con la festividad de san Francisco de Sales: para animarnos con el ejemplo de su vida, instruirnos con su palabra y protegernos con su intercesión.
Por eso,
con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:

Antífona de la Comunión

Este es el siervo fiel y sensato a quien su señor ha puesto al frente de su familia, para darles la ración de trigo a su tiempo.

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Por esta sagrada comunión concédenos, Padre misericordioso, imitar en la tierra el amor y la bondad de san Francisco de Sales, para que podamos participar con él de la gloria en el cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

 

24 de enero. 7º Día del Octavario

MARÍA, MADRE DE LA UNIDAD

— Madre de la unidad en el momento de la Encarnación.

— En el Calvario.

— En la Iglesia naciente de Pentecostés.

I. Saldrás con júbilo al encuentro de los hijos de Dios, Virgen María, porque todos se reunirán para bendecir al Señor del mundo1.

La Iglesia, llevada por un ferviente deseo de congregar en la unidad a los cristianos y a todos los hombres, suplica a Dios, por intercesión de la Virgen, que todos los pueblos se reúnan en un mismo pueblo de la nueva Alianza2. La Iglesia está persuadida de que la causa de la unidad de los cristianos está íntimamente relacionada con la Maternidad espiritual de la Santísima Virgen María sobre todos los hombres, y de modo particular sobre los cristianos3. El Papa Pablo VI la invocó en diversas ocasiones con el título de Madre de la unidad4. Juan Pablo II dirigía a Nuestra Señora esta oración llena de amor y de confianza: "Tú que eres la primera servidora de la unidad del Cuerpo de Cristo, ayúdanos, ayuda a todos los fieles, que sienten tan dolorosamente el drama de las divisiones históricas del cristianismo, a buscar continuamente el camino de la unidad perfecta del Cuerpo de Cristo mediante la fidelidad incondicional al Espíritu de Verdad y de Amor..."5.

La Iglesia nació en cierto modo con Cristo y creció ya en la casa de Nazareth juntamente con Él, puesto que la Iglesia, en su realidad invisible y misteriosa, es el mismo Cristo místicamente desarrollado y vivo en nosotros. Y María, por su divina maternidad, es Madre de la Iglesia entera desde sus comienzos6. Todos formamos un solo Cuerpo, y María es Madre de ese Cuerpo místico. ¿Y qué madre va a permitir que sus hijos se separen y se alejen de la casa paterna? ¿A quién recurrir con más seguridad de ser escuchados que a Santa María, Madre?

San Bernardo, en una página bellísima, nos describe a todas las creaturas invocando a María para que en la Anunciación pronunciara el fiat, el hágase, que había de traer la salvación para todos. Cielo y tierra, pecadores y justos, presente, pasado y futuro se congregan en Nazareth en torno a María7. Cuando Nuestra Señora dio su consentimiento, se hizo realidad su Maternidad sobre Cristo y sobre la Iglesia y, en cierto modo, sobre toda la creación. El pecado había disgregado la unidad del género humano y perturbado todo el orden del Universo. María fue la criatura escogida para hacer posible la Encarnación del Hijo de Dios y, con su consentimiento, fue también causa de la recapitulación de todas las cosas que Cristo habría de llevar a cabo a través de la Redención.

La Iglesia, Cuerpo místico de Cristo, tuvo en la Encarnación –y, por consiguiente, en el seno mismo de María– el principio primero de su unidad. La Virgen Santísima fue la Madre de la unidad de la Iglesia en su más profunda realidad, pues dio la vida a Cristo en su seno purísimo. Cristo, "autor de la fe íntegra y amante de la unidad, eligió para sí una Madre incorrupta de alma y cuerpo y quiso como Esposa a la Iglesia una e indivisa"8.

II. Cristo consumó la Redención en el Calvario. El nuevo Pacto, sellado con la Sangre derramada en la Cruz, unía de nuevo a los hombres con Dios, y los congregaba a la vez entre sí. El Señor –enseña San Pablo– destruyó todos los muros de división y formó una Iglesia única, un solo pueblo9. La diversidad de razas, de naciones, de lenguas, de condiciones sociales, no sería obstáculo para esa unidad que Cristo nos dio con su Muerte en la Cruz. En aquel instante en que se consumaba la Redención, surgía el nuevo Pueblo de los hijos de Dios, unificados en torno a su Cruz y redimidos con su Sangre. "Elevado sobre la tierra, en presencia de la Virgen Madre, congregó en la unidad a tus hijos dispersos, uniéndolos a sí mismo con los vínculos del amor"10.

La Virgen, en aquellas horas de la pasión, alimentaba en su Corazón sacratísimo los mismos sentimientos de su Hijo, quien en la tarde anterior se había despedido de sus discípulos con un mensaje de fraternidad, dirigiendo al Padre una plegaria que culminaba en aquella petición por la unidad, que nosotros también, en unión con Él, hemos repetido quizá tantas veces: ut omnes unum sint, sicut tu, Pater, in me et ego in te..., que todos sean uno, como Tú, Padre, en Mí y Yo en Ti...11. Esta unidad que pide Jesús para los suyos es reflejo de la que existe entre las tres Personas divinas, y de la que participó Nuestra Señora en un grado incomparable y absolutamente extraordinario12.

Nuestra Señora, al pie de la Cruz, estaba unida íntimamente a su Hijo, corredimiendo con Él. Allí, Jesús, viendo a su Madre y al discípulo al que amaba, dijo a su madre: Mujer, he ahí a tu hijo. Después dice al discípulo: He ahí a tu madre. Y desde aquel momento el discípulo la recibió en su casa13. Nuestra Madre Santa María estuvo siempre unida a su Hijo, como ninguna criatura lo ha estado ni lo estará jamás, y de modo muy particular en aquellos últimos momentos en los que se consumaba nuestra redención. En el Calvario "mantuvo fielmente su unión con el Hijo hasta la Cruz, junto a la cual, no sin designio divino, se mantuvo erguida (cfr. Jn 19, 25), sufriendo profundamente con su Unigénito y asociándose con entrañas de madre a su sacrificio, consintiendo amorosamente en la inmolación de la Víctima que Ella misma había engendrado; y, finalmente, fue dada por el mismo Cristo Jesús, agonizante en la Cruz, como madre al discípulo"14, en el que estábamos representados todos los hombres. Ella es Madre de todo el género humano y especialmente de todos aquellos que por el Bautismo hemos sido incorporados a Cristo. ¿Cómo podríamos olvidarnos, en estos días en que pedimos insistentemente la unidad, de la Madre que congrega en la única casa a todos los hijos?

El Concilio Vaticano II nos recordaba la necesidad de volver nuestra mirada hacia la Madre común: "ofrezcan todos los fieles súplicas apremiantes a la Madre de Dios y Madre de los hombres, para que Ella (...) interceda en la comunión de todos los santos ante su Hijo, hasta que todas las familias de los pueblos, tanto los que se honran con el título de cristianos como los que todavía desconocen a su Salvador, lleguen a reunirse felizmente, en paz y concordia, en un solo Pueblo de Dios, para gloria de la Santísima e indivisible Trinidad"15. A Ella acudimos pidiéndole que este amor a la unidad nos mueva a crecer cada vez más en un apostolado sencillo, constante y eficaz: "Invoca a la Santísima Virgen; no dejes de pedirle que se muestre siempre Madre tuya: "monstra te esse Matrem!", y que te alcance, con la gracia de su Hijo, claridad de buena doctrina en la inteligencia, y amor y pureza en el corazón, con el fin de que sepas ir a Dios y llevarle muchas almas"16.

III. Vuelto a Ti y sentado a tu derecha, envió sobre la Virgen María, en oración con los Apóstoles, el Espíritu de la concordia y de la unidad, de la paz y del perdón17.

La Iglesia, por voluntad de Jesucristo, tuvo desde el principio una unidad visible, en la fe, en la única esperanza, en la caridad, en la oración, en los sacramentos, en los pastores por los que iba a ser gobernada, al frente de los cuales fue puesto Pedro. Esta unidad visible, externa, debía constituir como una señal de su carácter divino, porque sería una manifestación de la presencia de Dios en ella. Así lo pidió Jesús en la Última Cena18. Así vivieron los primeros cristianos: unidos entre ellos, bajo la autoridad de los Apóstoles.

Cuando los Apóstoles están reunidos en el Cenáculo para recibir el Espíritu Santo, allí está Nuestra Señora con ellos. Aquellos pocos son la primera célula de la Iglesia universal. "María está en el centro de ella, como corazón que le da vida en lo más íntimo"19. Los Apóstoles perseveraban en la oración con María, la Madre de Jesús20. Las personas y los detalles que describe San Lucas son como atraídos por la figura de María, que ocupa el centro del lugar donde se han congregado los íntimos de Jesús. "La tradición ha contemplado y meditado este cuadro y ha concluido que en él aparece la maternidad que la Virgen ejerce sobre toda la Iglesia, tanto en su origen como en su desarrollo"21. En torno a María permanecen unidos quienes recibirán el Espíritu Santo. Pedro constituye la unidad interna de la Iglesia. "María creaba una atmósfera de caridad, de solidaridad, de unánime conformidad. Ella era, por consiguiente, la mejor colaboradora de Pedro y de los Apóstoles en la organización y en el gobierno"22.

Después de su Asunción a los Cielos, María ha velado sin cesar por la unidad de los miembros de su Hijo, y cuando estos no han acogido esta maternal protección que los mantenía unidos, no ha cesado de interceder para que vuelvan a la plena comunión en el seno de la Iglesia. A nosotros nos hace experimentar sentimientos de fraternidad, de comprensión y de paz. "La experiencia del Cenáculo no reflejaría la hora de gracia de la efusión del Espíritu, si no tuviese la gracia y la alegría de la presencia de María. Con María, la Madre de Jesús (Hech 1, 14), se lee en el gran momento de Pentecostés (...). Ella. Madre del amor y de la unidad, nos une profundamente para que, como la primera comunidad nacida del Cenáculo, seamos un solo corazón y una sola alma. Ella, "Madre de la unidad", en cuyo seno el Hijo de Dios se unió a la humanidad, inaugurando místicamente la unión esponsalicia del Señor con todos los hombres, nos ayude para ser "uno" y para convertirnos en instrumentos de unidad (...)"23.

1 Misal Romano, Misa de Santa María, Madre y Reina de la unidad, Antífona de entrada. — 2 Ibídem, Colecta. — 3 Cfr. León XIII, Enc. Auditricem populi, 5-IX-1895. — 4 Cfr. Pablo VI, Insegnamenti, vol. II, p. 69. — 5 Juan Pablo II, Radiomensaje en la conmemoración del Concilio de Éfeso, 7-VI-1981. — 6 Pablo VI, Discurso al Concilio, 21-IX-1964. — 7 Cfr. San Bernardo, Homilías sobre la Virgen Madre, 2. — 8 Misal Romano, loc. cit., Prefacio. — 9 Cfr. Ef 2, 14 ss. — 10 Misal Romano, loc. cit., Prefacio. — 11 Jn 17, 21. — 12 Cfr. Juan Pablo II, Homilía 30-I-1979. — 13 Jn 19, 26-27. — 14 Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 58, — 15 Ibídem, 69. — 16 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 986. — 17 Misal Romano, loc. cit., Prefacio. — 18 Jn 17, 23. — 19 R. M. Spiazzi, María en el misterio cristiano, Studium, Madrid 1958, p. 69. — 20 Hech 1, 14. — 21 Sagrada Biblia, Hechos de los Apóstoles, EUNSA, Pamplona 1984, in loc. — 22 R. M. Spiazzi, o. c., p. 70. — 23 Juan Pablo II, Homilía 24-III-1980.

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24 de enero

SAN FRANCISCO DE SALES*
Obispo y Doctor de la Iglesia
Memoria

— La afabilidad.

— Las virtudes de convivencia, esenciales para el apostolado.

— El respeto hacia las personas y el cuidado de las cosas.

I. San Francisco de Sales trabajó intensamente, primero como presbítero, por la fidelidad a la Sede Romana de todos los cristianos de su patria; luego, como Obispo, fue un ejemplo de Buen Pastor con los sacerdotes y los demás fieles, adoctrinándolos incesantemente con su palabra y con sus escritos.

La liturgia de la Misa nos mueve a pedir al Señor imitar la mansedumbre y el amor de San Francisco de Sales para que también podamos alcanzar la gloria del Cielo1. Por esta razón, vamos a meditar sobre las virtudes de la afabilidad y de la mansedumbre, en las que, permaneciendo firme en la verdad, sobresalió el santo Obispo de Ginebra, de manera particular en el trato con todas las personas, también con quienes pensaban y actuaban de modo bien diverso al suyo.

De estas virtudes que hacen posible o facilitan la convivencia, y que tan necesarias nos son a todos, decía el Santo que "es preciso tener gran provisión y muy a mano, pues se han de estar usando casi de continuo"2. Para el apostolado, la vida en familia, la amistad..., son indispensables.

Todos los días nos encontramos con personas muy diferentes en el trabajo, en la calle, entre los mismos parientes más próximos..., con caracteres y modos de ser muy diversos, y es muy grato al Señor que nos ejercitemos en la convivencia con todos. Santo Tomás de Aquino señala que se requiere una virtud particular -que encierra en sí otras muchas que parecen pequeñas que "cuide de ordenar las relaciones de los hombres con sus semejantes, tanto en los hechos como en las palabras"3. Estas virtudes nos llevan a esforzarnos en toda situación para hacer la vida más grata a quienes nos rodean. Ellas hacen amables las relaciones entre los hombres, y son una verdadera ayuda mutua en nuestro camino hacia el Cielo, que es a donde queremos ir; no causan quizá una gran admiración, pero cuando faltan se echan mucho de menos y las relaciones entre los hombres se vuelven tirantes y difíciles. Son virtudes opuestas, por su misma naturaleza, al egoísmo, al gesto destemplado, al malhumor, a las faltas de educación, al desorden, a los gritos e impaciencias, a vivir sin tener en cuenta a quienes están cerca. La conversación agradable, el trato lleno siempre de respeto, se ha de ejercitar en el trabajo, en el tráfico..., y de un modo particular con los que habitualmente convivimos, "a lo cual faltan grandemente los que en la calle parecen ángeles, y en la propia casa, diablos"4, señalaba el Santo. Examinemos hoy nosotros cómo es el trato, la conversación..., principalmente con aquellos que el Señor ha puesto a nuestro lado, con quienes convivimos o trabajamos codo a codo. La afabilidad abre las puertas de la amistad y, por tanto, del apostolado.

II. Formando parte de la virtud de la afabilidad, de la que nos ha dejado tantos ejemplos y consejos San Francisco de Sales, se encuentran muchas virtudes que quizá no son muy llamativas, pero que constituyen el entramado de la caridad y del trato apostólico: la benignidad, por la que se trata y juzga a los demás y a sus actuaciones con delicadeza; la indulgencia ante los defectos y errores de los demás; la educación y la urbanidad en palabras y modales; la simpatía, que en determinadas ocasiones será necesario cultivar con particular esmero; la cordialidad; la gratitud; el respeto; el elogio oportuno ante las cosas buenas que hacen los demás... El cristiano sabrá convertir los múltiples detalles de estas virtudes humanas en otros actos de la virtud de la caridad, al hacerlos también por amor a Dios. La caridad hace de estas mismas virtudes hábitos más firmes, más ricos en posibilidades, y les da un horizonte más elevado. Además, el cristiano sabrá ver en sus hermanos, con la ayuda de la gracia, a hijos de Dios, que siempre merecen las mejores muestras de consideración.

Para estar abiertos a todos, para convivir con personas tan diferentes (por la edad, religión, formación cultural, temperamento...), nos enseña San Francisco que en primer lugar hemos de ser humildes, pues "la humildad no es solamente caritativa, sino también dulce. La caridad es la humildad que aparece al exterior y la humildad es la caridad escondida"5; ambas virtudes están estrechísimamente unidas. Si luchamos por ser humildes, sabremos "venerar la imagen de Dios que hay en cada hombre"6, mirándolo con hondo respeto.

Respetar es valorar, mirar a los demás descubriendo lo que valen. La palabra respeto viene del latín respectus, consideración, miramiento7. Saber convivir exige respetar a las personas, y también a las cosas, porque son bienes de Dios y están al servicio del hombre. Se ha dicho con verdad que las cosas muestran su secreto solo al que las respeta y ama. Respetar la naturaleza tiene su más hondo sentido en que forma parte de la creación y, a través de ella, se da gloria a Dios. El respeto es condición para contribuir a la mejora de los demás. Cuando se avasalla a otro, se hace ineficaz el consejo, la corrección o la advertencia.

En el Evangelio sorprende gozosamente comprobar cómo los Evangelistas se refieren con cierta frecuencia a las miradas del Señor, como si tuviesen algo muy particular. Nos dicen que Jesús miró con cariño a aquel muchacho que se le acercó con deseos de ser mejor; miró con ternura a la viuda pobre que tan generosa se mostró con las cosas de Dios, echando en el cepillo del Templo lo poco que tenía para su sustento; y miró con simpatía a Zaqueo, subido en el árbol... Jesús miraba a todos con un inmenso respeto: a los sanos y a los enfermos, a niños y mayores, a mendigos, a pecadores... Es siempre el ejemplo que hemos de imitar en nuestra convivencia diaria. Ver a las gentes, a todos, con simpatía, con aprecio y cordialidad. Si mirásemos a las gentes como las ve el Señor, no nos atreveríamos a juzgarlas negativamente. "En aquellos que naturalmente no nos resultan simpáticos veríamos almas rescatadas por la Sangre de Cristo, que forman parte de su Cuerpo Místico y que quizá estén más cerca que la nuestra de su divino Corazón. No pocas veces nos acaece pasar largos años al lado de almas bellísimas sin que echemos de ver su hermosura"8. Miremos a nuestro alrededor y tratemos de ver a quienes cada día encontramos en la propia casa, en la oficina, en medio del tráfico de la ciudad, a quienes esperan su turno junto a nosotros en el dentista o en la farmacia. Examinemos junto a Jesús si los vemos con ojos amables y misericordiosos, como los mira Él.

III. Enseñaba San Francisco que "hay que sentir indignación contra el mal y estar resuelto a no transigir con él; sin embargo, hay que convivir dulcemente con el prójimo"9. El Santo hubo de llevar muchas veces a la práctica este espíritu de comprensión con las personas que estaban en el error y de firmeza ante el error mismo, pues una buena parte de su vida estuvo dedicada a procurar que muchos calvinistas volvieran al catolicismo. Y esto en unos momentos en que las heridas de la separación eran particularmente profundas. Cuando, por indicación del Papa, fue a visitar a un famoso pensador calvinista ya octogenario, el Santo comenzó el coloquio con amabilidad y cordialidad, preguntando: "¿Se puede uno salvar en la Iglesia católica?". Después de un tiempo de reflexión, el calvinista respondió afirmativamente. Aquello abrió una puerta que parecía definitivamente cerrada10.

La comprensión, virtud fundamental de la convivencia y del apostolado, nos inclina a vivir amablemente abiertos a los demás; a mirarlos con una mirada de simpatía que nos lleva a aceptar con optimismo la trama de virtudes y defectos que existen en la vida de todo hombre y de toda mujer. Es una mirada que alcanza las profundidades del corazón y sabe encontrar la parte de bondad que existe siempre en él. De la comprensión nace una comunidad de sentimientos y de vida. Por el contrario, de los juicios negativos, frecuentemente precipitados e injustos, se origina siempre la distancia y la separación.

El Señor, que conoce las raíces más profundas del actuar humano, comprende y perdona. Cuando se comprende a los demás es posible ayudarlos. La samaritana, el buen ladrón, la mujer adúltera, Pedro que reniega, Tomás Apóstol que no cree..., y tantos otros en aquellos tres años de vida pública y a lo largo de los siglos se sintieron comprendidos por el Señor y dejaron que la gracia de Dios les penetrara el alma. Una persona comprendida abre su corazón y se deja ayudar.

Casi al final de su vida, San Francisco escribía al Papa acerca de la misión que se le había encomendado: "Cuando llegamos a esta región, apenas si se podía encontrar un centenar de católicos. Hoy, apenas quedan un centenar de herejes"11. Nosotros le pedimos, en su festividad, que nos enseñe a vivir ese entramado de las virtudes de la convivencia, que sepamos ejercitarlas diariamente en las situaciones más comunes, y que sean una firme ayuda para el apostolado que, con la gracia de Dios, debemos llevar a cabo. Señor, Dios nuestro, Tú has querido que el Santo obispo Francisco de Sales se entregara a todos generosamente para la salvación de los hombres; concédenos, a ejemplo suyo, manifestar la dulzura de tu amor en el servicio a nuestros hermanos12.

1 Misal Romano, Oración después de la comunión de la Misa del día — 2 Cfr. San Francisco de Sales, Introducción a la vida devota, III, 1. — 3 Santo Tomás, Suma Teológico, 2-2. q. 114, a. 1. — 4 San Francisco de Sales, o.c., III, 8. — 5 ídem. Conversaciones espirituales, 11, 2. — 6 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 230. — 7 Cfr. J. Corominas, Diccionario crítico etimológico, Gredos, Madrid 1987, voz Respeto. — 8 R. Garrigou-Lagrange, Las tres edades de la vida interior, Palabra, Madrid 1982, II, p. 734. — 9 San Francisco de Sales, Epistolario, fragm. 110, en Obras completas, BAC, Madrid 1954, vol. II, p. 744. — 10 Cfr. ídem, Meditaciones sobre la Iglesia, BAC, Madrid 1985, Introducción, p. 8. — 11 Cfr. ibídem, citado en Introducción, p. 10. — 12 Misal Romano, Oración colecta de la Misa del día.

* Nació en Saboya el año 1567. Una vez ordenado sacerdote, trabajó intensamente por la restauración católica de su patria. Nombrado Obispo de Ginebra, estuvo lleno de santo celo para sostener en la piedad y en la doctrina a sacerdotes y fieles. A ellos dedicó numerosos escritos. Falleció en Lyón el 28 de diciembre de 1622. Su fiesta se celebra el 24 de enero porque en este día, al año siguiente de su muerte, se trasladaron sus restos mortales a su sepultura definitiva en Annecy. Fue beatificado en el año 1661 y canonizado cuatro años más tarde. Pío IX lo declaró Doctor de la Iglesia y Pío XI lo proclamó Patrono de los periodistas y escritores católicos.

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3ª semana. Martes

LA VOLUNTAD DE DIOS

— Santa María y el cumplimiento de la voluntad de Dios. La "nueva familia" de Jesús.

— Manifestaciones del querer de Dios. El cumplimiento de los propios deberes.

— Buscar en la oración los planes de Dios sobre nosotros.

I. San Marcos nos dice en el Evangelio de la Misa1 que se presentó la Madre de Jesús con algunos parientes preguntando por Él, mientras hablaba a un gran número de personas. María, quizá a causa de la multitud que debía de abarrotar la casa, se quedó fuera, y pasó aviso a su Hijo. Entonces, Jesús respondió al que le hablaba: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Pues todo el que haga la voluntad de mi Padre que está en los Cielos, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre. Es la nueva familia de Cristo, con lazos más fuertes que los de la sangre, y a la que pertenece María en primer término, pues nadie cumplió jamás la voluntad divina con más amor y más hondura que Ella.

Santa María está unida a Jesús por un doble vínculo. En primer lugar porque, al aceptar el mensaje del Ángel, se unió íntimamente, de un modo que nosotros apenas podemos comprender, a la voluntad de Dios, adquiriendo una maternidad espiritual sobre el Hijo que concibe, perteneciendo ya a esta familia, de vínculos más fuertes, que Jesucristo proclama ahora delante de sus discípulos. "De poco hubiera servido a María la maternidad corporal –señala San Agustín–, si no hubiese concebido primero a Cristo, de manera más dichosa, en su corazón, y solo después en su cuerpo"2. María es Madre de Jesús al concebirlo en su seno, al cuidarlo, alimentarlo y protegerlo, como toda madre con su hijo. Pero Jesús vino a formar la gran familia de los hijos de Dios, y "con benignidad incluyó en ella a la misma María, pues ella hacía la voluntad del Padre (...), y al aludir ante sus discípulos a esa parentela celestial, mostró que la Virgen María estaba unida a Él en un nuevo linaje de familia"3; María es Madre de Jesús según la carne, y es también la "primera" entre todos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen con plenitud4.

Nosotros tenemos la inmensa alegría de poder pertenecer, con lazos más fuertes que los de la sangre, a la familia de Jesús en la medida en que cumplimos la voluntad divina. Por eso el discípulo de Cristo debe decir, como su Maestro: mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado5, aun cuando para ello tenga que sacrificar –poner en su sitio– los sentimientos naturales de la familia. Santo Tomás explica, a su vez, esta declaración de Jesús en la que antepone el vínculo de la gracia al del orden familiar, diciendo que Él tenía una generación eterna y otra temporal, y antepone la eterna a la temporal. Y todo fiel que hace la voluntad divina es hermano de Cristo, porque se hace semejante a Él, que hizo siempre la voluntad del Padre6.

En la oración de hoy podemos examinar si deseamos cumplir siempre lo que Dios quiere de nosotros, en lo grande y en lo pequeño, en lo que es grato y en lo que nos desagrada, y pedir a Nuestra Madre Santa María que nos enseñe a amar esta santa voluntad en todos los acontecimientos, también en aquellos que nos cuesta entender o interpretar adecuadamente. Así somos de la familia de Jesús.

II. He aquí una consecuencia de la vocación cristiana: pertenecer a la misma familia de Dios, estar unidos a Él mediante unos lazos fuertes que nacen del cumplimiento de la voluntad divina en todas las cosas. En esto consiste la santidad a la que debemos aspirar, en identificar nuestro querer con el de Cristo: "esta es la llave para abrir la puerta y entrar en el Reino de los Cielos: "qui facit voluntatem Patris mei qui in coelis est, ipse intrabit in regnum coelorum" —el que hace la voluntad de mi Padre..., ¡ese entrará!"7.

En contraste con la actitud de quienes a veces miran con triste resignación el cumplimiento de la tarea redentora del Maestro, Él ama ardientemente la voluntad de su Padre Dios, y así lo manifiesta en muchas ocasiones8. Y si nosotros queremos imitar a Cristo, esa ha de ser nuestra actitud: amar lo que Dios quiere, que, entendámoslo o no, es siempre el camino que conduce al Cielo, el fin de nuestra vida. Santa Catalina de Siena pone en labios del Señor estas palabras consoladoras: "Mi voluntad no quiere más que vuestro bien, y cuanto doy o permito, lo permito o lo doy para que consigáis vuestro fin, para el cual os crié"9. Él solo desea nuestro bien.

Dios nos manifiesta su voluntad a través de los Mandamientos, que son la expresión de todas las obligaciones y la norma práctica para que nuestra conducta esté dirigida a Dios. Cuanto más fielmente los cumplamos, tanto mejor amaremos lo que Él quiere. Dios se nos manifiesta también a través de las indicaciones, consejos y Mandamientos de nuestra Madre la Iglesia, "que nos ayudan a guardar los Mandamientos de la ley de Dios"10, y de los consejos recibidos en la dirección espiritual. Las obligaciones del propio estado determinan lo que Dios quiere de nosotros según las propias circunstancias en las que se desenvuelve la vida de cada uno. Nunca amaremos a Dios, nunca podremos santificarnos, si no cumplimos con fidelidad estas obligaciones: atención y cuidado de la familia, afán por mejorar en el estudio o en el ejercicio de la profesión... En estas obligaciones del propio estado que llenan el día, el cristiano distingue en cada instante lo que Dios quiere personalmente de él. Reconocer y amar la voluntad del Señor en esos deberes nos dará la fuerza necesaria para hacerlos con perfección, y en ellos encontraremos el campo para ejercitar las virtudes humanas y las sobrenaturales.

También se nos manifiesta la voluntad de Dios en aquellos sucesos que Él permite, y que siempre están dirigidos a un mayor bien si permanecemos junto a nuestro Padre Dios con más confianza, con más amor. Hay una providencia oculta detrás de cada acontecimiento: todo está ordenado y dispuesto –también lo que no entendemos, aquello que nuestra voluntad se resiste en un principio a admitir– para que sirva al bien de todos. En esta vida no comprenderemos del todo cada uno de los sucesos que el Señor permite.

Producirá abundantes frutos en nuestra alma acostumbrarnos a realizar actos de identificación con la voluntad de Dios en las circunstancias importantes y en lo pequeño de la vida diaria: "Jesús, lo que Tú "quieras"... yo lo amo"11. Y solo deseo amar lo que Tú quieres que ame.

III. El que haga la voluntad de mi Padre que está en los Cielos, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre. El cumplimiento de la voluntad de Dios debe ser el único afán del cristiano. Por eso ha de preguntarse con frecuencia ante los acontecimientos diarios: ¿qué quiere Dios de mí en este asunto, en el trato con aquella persona?, ¿qué es más grato al Señor?..., y hacerlo. La oración personal sobre nuestro actuar diario, sobre el comportamiento en la vida familiar, con los amigos, en el trabajo, nos da una gran luz para acertar en el cumplimiento de la voluntad divina. La oración personal nos moverá muchas veces a actuar de una determinada manera, a cambiar o a rectificar nuestra vida o nuestro comportamiento para que se realice más de acuerdo con el querer divino. En otros asuntos, el Señor nos dará luz sobre su voluntad en la dirección espiritual personal.

Cuando veamos que Dios quiere algo de nosotros, debemos hacerlo con prontitud y alegría. Porque muchos se rebelan cuando los proyectos del Señor no coinciden con los suyos; otros aceptan la voluntad de Dios con resignación, como un mero doblegarse a los planes divinos porque no hay otro remedio; otros se conforman simplemente, pero sin amor. El Señor, sin embargo, quiere que amemos con santo abandono el querer divino, confiando plenamente en nuestro Padre Dios, sin dejar de poner, por otra parte, los medios que el caso requiera. ¿Qué quieres que haga? ¡Qué pocas personas se encuentran en esta disposición de obediencia plena, que hayan renunciado a su voluntad hasta el punto de no pertenecerles los deseos de su propio corazón!12.

Para tener esos vínculos tan estrechos –más que los de la sangre– de los que Cristo nos habla en el Evangelio, debemos procurar, cada día, entregarnos, abandonarnos sin reservas y aun sin entender todo lo que Dios permite; ser incondicionalmente dóciles a su acción, manifestada en las pruebas internas y externas con las que quiere purificar el alma; aceptar y acoger las innumerables alegrías de la vida familiar, del trabajo, del descanso...; aceptar y acoger las dificultades, obstáculos y penas que la vida lleva también consigo, las tentaciones, la sequedad en la vida de piedad cuando no se debe a la tibieza, al poco amor... "Debemos aceptar esta acción de Dios y estas permisiones de su providencia sin reserva alguna, sin curiosidad, inquietud o desconfianza, porque sabemos que Dios quiere siempre nuestro bien; aceptarlas con agradecimiento, confiando en su proximidad y en la asistencia de su gracia. Nuestra única respuesta a esta acción de Dios en nosotros sea siempre: "Sea como tú, Señor, lo quieres, hágase tu voluntad""13. Y esto ante el dolor y la enfermedad, el fracaso, un desastre que parece irreparable... Y, enseguida, pedir fuerzas a nuestro Padre Dios y poner los medios humanos que razonablemente se deban poner; pedir que aquellas contrariedades pasen, si es su voluntad, y gracias para sacar el mayor fruto sobrenatural y humano de aquello que al principio solo se veía bajo el aspecto de mal irreparable.

Lo que ocurre cada día en el pequeño universo de nuestra profesión y familia, en el círculo de nuestros amigos y conocidos, puede y debe ayudarnos a encontrar a Dios providente. El cumplimiento del querer divino es fuente de serenidad y de agradecimiento. En muchas ocasiones terminaremos dando gracias por aquello que en un principio nos pareció un desastre sin arreglo posible.

"La Virgen Santa María, Maestra de entrega sin límites. —¿Te acuerdas?: con alabanza dirigida a Ella, afirma Jesucristo: "¡el que cumple la Voluntad de mi Padre, ese –esa– es mi madre!...""14.

1 Mc 3, 31-35. — 2 San Agustín, Sobre la virginidad, 3. — 3 ídem, Carta 243, 9-10. — 4 Cfr. Juan Pablo II, Enc. Redemptoris Mater, 25-III-1987, 20-21. — 5 Jn 4, 34. — 6 Cfr. Santo Tomás, Comentario sobre San Mateo, 14, 49-50. — 7 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 754. — 8 Cfr. Lc 22, 42; Jn 6, 38. — 9 Santa Catalina de Siena, El Diálogo, Rialp, Madrid 1956, 2, 6. — 10 Catecismo de San Pío X, n. 472.— 11 San Josemaría Escrivá, o. c., n. 773. — 12 Cfr. San Bernardo, Sermón I, sobre la conversión de S. Pablo. — 13 B. Baur, En la intimidad con Dios, Herder, Barcelona 1962, pp. 219-220. — 14 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 33.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Virgen de la Paz

Los orígenes de la imagen de la Virgen de la Paz se remontan probablemente al siglo VII, asociado con San Ildefonso de Toledo (606-667), un arzobispo de Toledo, España, destacado por su devoción a la Virgen María. La tradición relata que durante una noche de diciembre Ildefonso entró en la Catedral de Santa María de Toledo, impresionado por una gran iluminación dentro del templo, a lo que reporta ver a la Virgen sentada en la silla del arzobispo, un acto que fue interpretado como aprobación a las enseñanzas de Ildefonso. San Ildefonso murió el 23 de enero, y el 24 de enero se ha dedicado a recordar el milagro.

También se cuenta que en el año 1085, durante la invasión musulmana a España, hubo una batalla en la que se disputaba la Catedral de Santa María de Toledo. Los atacantes se habían asentado en España, y planeaban convertir la catedral en una mezquita, en cuestión de un año los jefes musulmanes cambiaron de parecer y retornaron el templo a los cristianos. El incidente se produjo durante la víspera del 24 de enero, y los seguidores de la Santa Virgen aseguran que tenía que ver con la Virgen de la Paz, quien milagrosamente había actuado para salvaguardar la fe cristiana.

La zona donde ahora está erigido el monumento a la Virgen de la Paz era habitada por una sociedad aborigen conocida como Eskuke, lugar donde se produjo una sublevación indígena dirigida por el Cacique Pitijoc, de la etnia Kuikas—quienes, según la hipótesis Chibchano-Paezano, tenían una misma raíz que los Chibchas y Muiscas colombianos—en contra de los colonos venidos de España.  El 9 de octubre de 1557 se fundó la ciudad de Trujillo y se instauró la fe de la Virgen de la Paz.

Monumento a la Virgen de la Paz en Trujillo (Venezuela)

El Monumento a la Virgen de la Paz es una colosal escultura conmemorativa de la Virgen María, realizada completamente en concreto, levantada a 11 km al suroeste de la ciudad de Trujillo, en Venezuela. Con 46,72 metros de altura, 16 metros de ancho, 18 de profundidad en la base y unas 1200 toneladas, es la escultura habitable más alta de América.

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San Francisco de Sales
Obispo, patrono de los periodistas
(1567-1622)

Se dice que escribía de día hojas clandestinas y la metía por debajo de las puertas, de noche. Por esa razón, se ganó el premio "patrono de los periodistas".

Escribía como un ángel. De forma, que los franceses lo tienen entre sus clásicos de literatura.

Montañés de cuerpo entero, nacido en los Alpes, en el castillo saboyano de Sales. Familia exquisita. Le llevan a estudiar a la universidad de París. Luego a Padua. Canónigo de Annecy, obispo auxiliar de Ginebra, líder de debates con los protestantes, apóstol de la región de Chablais. Vuelve a París, trata con san Vicente de Paul, en todas partes se le recibe con entusiasmo.

Hay un libro: "Introducción a la vida devota", cuarenta ediciones en vida del autor, y en aquello tiempos. Un libro utilizado muchísimo tiempo como lectura espiritual.

"¿No es una barbaridad -decía él- querer desterrar la vida devota del cuartel de los soldados, del taller de los artesanos, del palacio de los príncipes, del hogar de los casados?"

Hay una amistad que no se puede olvidar: la que mantuvo con Juana Chantal; con ella fundó la Orden de la Visitación.

Una virtud: la dulzura de este hombre, de quien dicen que en su juventud tenía tan mal genio.

Respecto a esto, es una constante en la biografía de todo santo su lucha ascética a fin de aumentar su capacidad de autodominio. Pero para demostrar que esta virtud no se consigue de la noche a la mañana, he aquí un detalle precisamente referida a nuestro santo.

Se cuenta que al hacerle al autopsia, le encontraron su hígado endurecido como un piedra. Esto se explica por la enorme violencia que tuvo que hacerse este hombre de fuerte carácter para hacerse y aparecer amable, delicado y bondadoso en el trato.

Esa dulzura de la que hablamos antes, no le fue fácil conseguirla.

San Francisco de Sales escribió: "No nos enojemos en el camino unos contra otros; caminemos con nuestros hermanos y compañeros con dulzura, paz y amor; y te lo digo con toda claridad y sin excepción alguna: no te enojes jamás, si es posible; por ningún pretexto des en tu corazón entrada al enojo"

Libros:

El arte de aprovechar nuestras faltas - San Francisco de …

INTRODUCCION VIDA DEVOTA --SAN FRANCISCO DE SALES

TRATADO DEL AMOR DE DIOS-SAN FRANCISCO DE SALES

En las fuentes de la alegría. Textos de san Francisco de …

El combate espiritual - P: Lorenzo Scupoli (libro de …

Conversaciones espirituales con San Francisco de Sales

San Francisco de Sales "a través del cristal"

El Año Litúrgico en compañía de San Francisco de Sales

 


 10:02De acuerdo a visions de San Francisco de Sales

(el primer capítulo puede saltearse)

EL SANTO SACRIFICIO DE LA MISA #1

EL SANTO SACRIFICIO DE LA MISA #2

EL SANTO SACRIFICIO DE LA MISA #3

EL SANTO SACRIFICIO DE LA MISA #4

EL SANTO SACRIFICIO DE LA MISA #5

EL SANTO SACRIFICIO DE LA MISA #6 FINAL


 16:00

Saint François de Sales


 22:11

San Francisco de Sales, tras sus pasos


 23:13

Lugares y mensaje de SAN FRANCISCO DE SALES


 32:19

Vida de San Francisco de Sales


 00:38

Acordaos a la Sma. Virgen María (en audio)

 

Biografía (Audio)

http://gloria.tv/?media=182760

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http://gloria.tv/?media=183393

http://gloria.tv/?media=183708

Versión descargable (advertencia, convicción radio tiene contenidos que no aceptan el Concilio Vaticano II):

San Francisco de Sales 1 de 16

San Francisco de Sales 2 de 16

San Francisco de Sales 3 de 16

San Francisco de Sales 4 de 16

San Francisco de Sales 5 de 16

San Francisco de Sales 6 de 16

San Francisco de Sales 7 de 16

San Francisco de Sales 8 de 16

San Francisco de Sales 9 de 16

San Francisco de Sales 10 de 16

San Francisco de Sales 11 de 16

San Francisco de Sales 12 de 16

San Francisco de Sales 13 de 16

San Francisco de Sales 14 de 16

San Francisco de Sales 15 de 16

San Francisco de Sales 16 de 16

 

Audio Libro: Introducción a la Vida Devota Parte I San …

Audio Libro: Introducción a la Vida Devota Parte II San …

Audio Libro: Introducción a la Vida Devota Parte III San …

Audio Libro: Introducción a la Vida Devota Parte IV San …

Audio Libro: Introducción a la Vida Devota Parte V San …

SAN FRANCISCO DE SALES, (GUIA ESPIRITUAL) 1.

SAN FRANCISCO DE SALES, (GUIA ESPIRITUAL) 2.

SAN FRANCISCO DE SALES, (GUIA ESPIRITUAL) 3.

SAN FRANCISCO DE SALES, (GUIA ESPIRITUAL) 4.

SAN FRANCISCO DE SALES, (GUIA ESPIRITUAL) 5.

SAN FRANCISCO DE SALES, (GUIA ESPIRITUAL) 6.

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Fuente: Franciscanos.org
Paula Gambara Costa, Beata Terciaria Franciscana, 24 de enero  

Paula Gambara Costa, Beata

Terciaria Franciscana

Martirologio Romano: En Binaco, cerca de Milán, en la Lombardía (hoy Italia), beata Paula Gambara Costa, viuda, que perteneció a la Tercera Orden de San Francisco y se distinguió por la paciencia con que soportó a su violento esposo hasta lograr su conversión, así como por la caridad exquisita que demostró hacia los pobres (1515).

Fecha de beatificación: El papa Gregorio XVI confirmó su culto inmemorial el 14 de agosto de 1845.

 

Nace en Brescia (Italia), de la noble familia de los Gambara, en la segunda mitad del siglo XV, y es educada esmeradamente por sus padres, saliendo la joven inclinada a la piedad y las buenas obras.

Pero a los 16 años contrae matrimonio con Luis Costa, conde de Bema, persona muy mundana y aficionada a los placeres y diversiones. Paula, joven e inexperta, se deja arrastrar por su esposo a una vida similar, enfriándose en ella la vida de piedad que había llevado antes de su matrimonio. Pero la providencia divina dispone que pasara por Brescia el Beato Ángel de Clavasio que con su predicación y el ejemplo de su vida franciscana arrastraba a muchas almas a un tenor de vida más acorde con la condición cristiana. Paula quedó impactada por su palabra y se puso bajo su dirección espiritual, aconsejándola el director que se adscribiese a la Tercera Orden franciscana y realizase los ejercicios de devoción y caridad propios de ella. Así lo hace Paula y se entrega con gran fervor a la oración, la mortificación y las obras de misericordia, socorriendo a los pobres en sus casas y visitando los hospitales, consolando a los tristes y ayudando a los más necesitados.

Su marido no comprende ni participa de los nuevos sentimientos de su esposa, la cual se ve increpada, maltratada y vejada por el esposo; pero ella lo lleva en silencio y ofrece a Dios su calvario. Para colmo, la servidumbre de la casa, visto el trato que le da el conde, deja de tenerle el respeto que le era debido. También esto lo lleva Paula con entera resignación.

Pero el ejemplo de paciencia y humildad de Paula cala en el ánimo de su esposo, el cual termina pensando que la vida de su esposa es más acorde con la recta conciencia que la suya propia, y un día reconoce su error y se une al estilo de vida de Paula, a la que le permite vestir incluso en la calle el hábito franciscano. Y así, en santa armonía, pasan unos años hasta que el Señor llama a sí al conde Luis. Paula se entrega entonces por completo a la meditación y a las buenas obras, llevando una vida ejemplar que edifica a toda Binaco, la población donde vive y donde tuvo lugar su santa muerte el 24 de enero del año 1515.

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Fuente: Santiebeati.it || EWTN.com
Vicente Lewoniuk y doce compañeros, Beatos Mártires, 24 de enero  

Vicente Lewoniuk y doce compañeros, Beatos

Laicos Mártires

Martirologio Romano: En Pratulin, en la región de Siedlce, en Polonia, beatos Vicente Lewoniuk y doce compañeros, mártires, que por no haber cedido a las amenazas y halagos de los que querían apartarlos de la Iglesia católica, y por no haber querido entregar las llaves de la parroquia, fueron heridos mortalmente y asesinados.(1874)

Fecha de beatificación: 6 de octubre de 1996 por el Papa Juan Pablo II.

 

El beato Vicente (Wincenty) Lewoniuk y sus 12 compañeros eran católicos de Rito Bizantino que viven en Podlasie, la región oriental de la Polonia actual. En el siglo XVIII después del reordenamiento fronterizo del reino de Polonia-Lituania, esta área terminó siendo parte del imperio ruso.

Una de las intenciones de los soberanos rusos era incorporar a todos los católicos de Rito Oriental a la Iglesia Ortodoxa Rusa: en 1784 Catalina II suprimió la Iglesia católica griega en Ucrania; en 1839 Nicolás I hizo lo mismo en Bielorrusia y Lituania; y en 1874 Alejandro II persiguió una política similar en la única diócesis restante del Rito Bizantino, la de Chelm. El Obispo y aquellos sacerdotes que rechazaron unirse a la Iglesia Ortodoxa ya habían sido deportados a Siberia o encarcelados. Le tocó al laicado, desprovisto de pastores, el defender su Iglesia, su liturgia y su unión con el Papa.

El 24 de enero de 1874 un acontecimiento extraordinario ocurrió en el pueblo de Pratulin. Los soldados vinieron al pueblo para transferir la parroquia local a la Iglesia Ortodoxa. Los fieles se despidieron de sus familias y amigos y poniéndose sus mejores ropas nuevas se apostaron frente a su templo para luchar por "las cosas santas".

Al principio el oficial trató de dispersar a la gente, pero ellos se quedaron. Entonces él prometió que recibirían "favores del zar" por unirse a la Iglesia Ortodoxa, pero esto ellos rechazaron esta propuesta. Entonces el oficial comenzó a amenazar a la gente con muchas clases de castigos, pero ellos permanecieron en sus sitios alrededor de la iglesia. El oficial entendió que no tendría éxito, entonces ordenó a sus hombres preparar las armas. El grupo de fieles católicos se arrodilló, esperando la muerte mientras cantaban himnos. Ellos no contestaron las ofensas de los soldados, tan sólo se decían entre ellos: "Es dulce morir para la fe".

La orden fue dada y los soldados dispararon, matando a 13 de ellos. Los mártires eran todos laicos, la mayor parte de ellos casados y padres de familias. Sus edades oscilaban entre los 19 y 50, la mayoría estaba entre los 20 y 30 años. Ellos eran gente ordinaria; no tenemos mucha información sobre sus vidas pero la opinión general es que eran personas de una fe fuerte y profunda.

Los mártires fueron enterrados por los soldados rusos sin respeto alguno; no permitieron a sus familias participar en el entierro, confiaban que poco tiempo después todo esto sería olvidado. El zar oficialmente suprimió la diócesis de Chelm en 1875.

Los 13 Mártires

Vicente (Wincenty) Lewoniuk, nacido en Krzyczew (Polonia) en 1849, casado, de 25años. Hombre piadoso y de buena reputación. Fue el primero en dar la vida en defensa de la iglesia y por ello ocupa el primer lugar del presente grupo.

Daniel Karmasz, nació en Przedmiecie Pratulin (Polonia) el 22 de diciembre de 1826, casado, de 48 años. Por testimonio de su hijo sabemos que era un hombre de sentimientos religiosos. Presidente de la cofradía parroquial, durante la defensa de la iglesia se puso frente al grupo de fieles llevando una cruz que todavía hoy le es conservada a Pratulin.

Lucas (Lukasz) Bojko, nacido en Zaczopki (Polonia) el 29 de octubre de 1852, célibe, de 22 años. Su hermano testificó que era un hombre honesto, religioso y de buena reputación. Durante la defensa de la iglesia tocaba las campanas.

Constantino (Konstanty) Bojko, nacido en Derlo (Polonia) el 25 de agosto de 1825, casado, de 45 años. Hombre bueno y piadoso. Herido gravemente durante la defensa de la iglesia, murió en su casa el día siguiente. Con su mujer, Irene, tenían siete hijos.

Constantino (Konstanty) Lukaszuk, nacido en Zaczopki (Polonia) en 1829, casado, de 45 años. Fue herido en la defensa de la iglesia y eso provocó su muerte.

Aniceto (Anicet) Hryciuk, nacido en Zaczopki (Polonia) en 1855, célibe, de 19 años. Joven bueno, religioso y educado en el amor hacia la iglesia. Saliendo de casa con la comida para los defensores de la iglesia a Pratulin, le dijo a su madre: "Quizás también yo seré digno de dar la vida por la fe".

Felipe (Filip) Geryluk, nacido en Zaczopki (Polonia) el 26 de noviembre de 1830, casado, de 44 años. Por el testimonio de su nieto conocemos que era un buen padre de familia, piadoso y honesto. En la defensa de la Iglesia animó a los otros a la perseverancia y él mismo dio su vida por la fe.

Honorio (Onufry) Wasyluk, nacido en Zaczopki (Polonia) en 1853, de 21 años. Buen católico y hombre justo, estimados por todos.

Bartolomé (Bartlomiej) Osypiuk, nacido en Bohukaly (Polonia) el 3 de septiembre de 1843, de 30 años. Casado con Natalia, tuvo dos hijos. Respetado por todos en la aldea por su honestidad, prudencia y religiosidad. Gravemente herido, fue transportado a casa, donde murió implorando perdón para los soldados rusos.

Ignacio (Ignacy) Franczuk, nacido en Derlo (Polonia) en 1824, de 50 años. Casado con Elena, tuvo siete hijos. Del testimonio de su hijo sabemos que educó a sus hijos en el temor de Dios. La fidelidad a Dios era para él lo más importante. Preparándose para ir a Pratulin para defender la iglesia, se vistió con ropa limpia afirmando que todo podría suceder, incluso que él no volviera más. Después de la muerte de Daniel Karmasz tomó la cruz y se puso en la primera fila de los defensores.

Juan (Jan) Andrzejuk, nacido en Drelów (Polonia) el 9 de abril de 1848, de 26 años. Casado con Marina con quien tuvo dos hijos. Estimado por todos como hombre bueno y prudente. Mientras se encaminó a Pratulin para defender la iglesia, se despidió de todos suponiendo que podría ser la última vez. Gravemente herido fue transportado a casa, dónde murió durante la noche.

Máximo (Maksym) Hawryluk, nacido en Bohukaly (Polonia) el 2 de mayo de 1840, de 34 años. Casado con Domenica, estimado por la gente cuál hombre bueno y honesto. Gravemente herido, murió el día seguante.

Miguel (Michal) Wawryszuk, nacido en Derlo (Polonia) en 1853, célibe, de 21 años. Trabajó en la finca de Paolo Pikula en Derlo. Gozaba buena fama.
Gravemente herido, murió el día siguiente en Derlo.

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Fuente: libro RICORDATI, SIGNORE, DEI NOSTRI PADRI
Timoteo Giaccardo, Beato Sacerdote, 24 de enero  

Timoteo Giaccardo, Beato

Sacerdote

Martirologio Romano: En Roma, beato Timoteo (José) Giaccardo, presbítero, que instruyó a muchos discípulos en la Pía Sociedad de San Pablo, para anunciar el Evangelio por medio de los instrumentos de comunicación social (1948).

Fecha de beatificación: 22 de octubre de 1989 por el Papa Juan Pablo II.

 


Nació en Narzole (Cuneo-Italia) el 13 de junio de 1896. Fue bautizado el mismo día, con los nombres de José y Domingo. Jovencito aún, se encontró con el P. Santiago Alberione, quien lo encaminó hacia el seminario diocesano de Alba.

La amistad con el P. Alberione lo hizo sensible a las nuevas necesidades de los tiempos y se abrió a los nuevos medios pastorales de evangelización. En consecuencia, con el consentimiento de su obispo, en el 1917, con 21 años, pasó del seminario diocesano a la naciente Sociedad de San Pablo, siendo encar-gado por el P. Alberione como maestro de los primeros aspirantes a paulinos. Lo llamaban el Señor Maestro, y con ese nombre se quedó.

Las condiciones históricas eran tales que parecía irrealizable se concediera el sacerdocio ministerial a los jóvenes del P. Alberione. La mayoría del clero diocesano veía posible que fueran ordenados los primeros paulinos, llamados por broma "los curas del mono y de la campera". El mismo clérigo Giaccardo, del seminario diocesano, al presentarse al obispo para pedirle poder integrarse en la Sociedad de San Pablo, escuchó la seca pregunta: "¿Estás dispuesto a renunciar a tu hábito clerical y al sacerdocio?". Con dolor en el corazón, pero sin titubear, aceptó esas condiciones, y las ofreció a Dios por medio de María con tal de seguir la vocación paulina que él sentía clarísima.

El P. Alberione, firme en su fe y confianza, espera en silencio y en oración que Dios hiciera resonar la hora de la aprobación canónica de la Congregación y de la ordenación sacerdotal para sus jóvenes, llamados al ministerio de la predicación mediante la palabra escrita. Y así, ante la sorpresa y el estupor de todos, pudo ver a su clérigo Giaccardo ordenado sacerdote, en 1919, por su mismo obispo, quien anteriormente le había pedido la renuncia al hábito y al sacerdocio si quería ser paulino. Y además, su ordenación se adelantó a la edad canónicamente requerida, mediante la oportuna dispensa, debido también a una imprevista circuístancia: para que su madre, enferma de gravedad, lo viera ordenado sacerdote antes de morir.

Fue el primer sacerdote paulino y el primer Vicario General de la Sociedad de San Pablo. Su vida es un ejemplo actual de cómo se puede conciliar la más alta perfección con la más intensa actividad apostólica. "Modelo para todos los sacerdotes paulinos", como declaró el Fundador.


Él fue para el Beato Alberione como el "hijo de la promesa", a semejanza de Isaac para Abrahán. En él podía el Fundador ver su descendencia y reconocer la primera realización de la promesa. Con la ordenación de Giaccardo la Familia Paulina se injertaba en la Iglesia mediante el sacerdocio apostólico, en sintonía con el mandato de Jesús: "Vayan por todo el mundo y hagan discípulos míos en todas las naciones".

La ordenación sacerdotal del P. Giaccardo marcó una fecha histórica para la Familia Paulina por otra razón: él era el primer sacerdote paulino ordenado expresamente para un ministerio nuevo en la Iglesia. Así la predicación realizada con los medios de comunicación social quedaba implícitamente considerada como verdadera evangelización. Lo que el Concilio Vaticano II sancionaría medio siglo más tarde en el decreto "Inter mirifica", era ya anunciado en la ordenación sacerdotal del P. Giaccardo.

El padre Santiago Alberione vio en este hecho una clara respuesta de Dios a su fe en la propia vocación y misión. Comprendió que sería la vocación y misión de una gran Familia fundada sobre el sacerdocio de Cristo, en la línea del Magisterio de la Iglesia y del ministerio apostólico; Familia heredera de la gracia y del apostolado de san Pablo; enviada para anunciar el Evangelio de Cristo a todos los hombres a través de los nuevos medios de comunicación social.

Por otra parte, el P. Giaccardo representa el anillo de enganche entre el Fundador y las nuevas comunidades nacidas de la comunidad madre de Alba: él fue el primero que guió la migración de los dos grupos, masculino y femenino que dieron origen a las comunidades romanas. En enero de 1926, teniendo en cuenta su gran amor al Papa, el Fundador lo envió a Roma para abrir y poner en marcha la primera casa filial de la Congregación.

El Fundador le había dicho: "Te mando a Roma en gracia de tu amor a san Pablo y por tu fidelidad al Papa. Estoy convencido de que al Divino Maestro le agradará tener en Roma, junto a su Vicario que representa el Evangelio "hablado", también una voz que representa el Evangelio "impreso". Dicho por inciso: "La Voz" era el título del primer periódico editado por los paulinos en Roma, y que les había cedido la Diócesis.

El beato Giaccardo escribió más tarde en su diario: "Yo, en la Congregación, no tuve la misión de lanzar nuevas iniciativas, sino de educar, plantar, integrar nuestra Sociedad de San Pablo en la Iglesia de Roma, sobre la roca de san Pedro, sobre la apostolicidad de san Pablo; y he comprobado la paciencia de Dios en asistirme para llevar a cabo este ministerio".

Podemos afirmar así que, mediante el P. Giaccardo, la Familia Paulina se enraíza, incluso visiblemente y localmente, en la herencia de los apóstoles, representada por la sede de Roma.
Como el beato Santiago Alberione fue el "padre" que, en la luz de su misión especial, dio vida a las varias ramas de la Familia Paulina, el beato Timoteo Giaccardo, su primer hijo espiritual, transmitió y profundizó la herencia alberoniana. Sin reflejar nunca el cansancio ni calcular la fatiga, sin concederse un día de vacaciones, compartió durante treinta años con el padre Alberione la solicitud por cada una de las Congregaciones paulinas, en sus difíciles comienzos y en su desarrollo, como "llevándo-las en brazos".

El padre Giaccardo tuvo plena conciencia de esta su segunda misión. Escribía en su diario: "Me parece ver claro que se define cada vez más este segundo ministerio: conservar, interpretar, hacer penetrar y fluir el espíritu y las directrices del Primer Maestro; y yo acepto con espíritu de humildad este ministerio, con ánimo dócil, afectuoso, sincero".

El P. Alberione confirmó: "Yo no tengo a ningún otro que comparta tan acertadamente mis sentimientos y mi ánimo; ninguno que tenga cuidado de ustedes con más sincera dedicación".
Mas tenemos otro testimonio de interés capital, manifestado por el mismo Fundador después de la muerte del padre Giaccardo:

"Desde el 1909 y el 1914, cuando la divina Providencia preparaba la Familia Paulina, él tuvo una clara intuición, aun sin comprenderla del todo. Las luces que recibía de la Eucaristía…, su ferviente devoción mariana, la meditación de los documentos pontificios, le daban luz sobre todas las necesidades de la Iglesia y sobre los modernos medios para hacer el bien.

"Entró en 1917 (todavía clérigo) como maestro de los primeros aspirantes… y le llamaban y se quedó para siempre con el nombre de "Señor Maestro": amado, escuchado, seguido, venerado dentro y fuera. Fue el maestro que a todos precedía con el ejemplo, que enseñaba de todo, que aconsejaba a todos, que lo construía todo con su oración iluminada y ferviente… Se puede decir que escribió en cada conciencia y se volcó a sí mismo en cada corazón de Sacerdotes, Discípulos, Hijas de San Pablo, Pías Discípulas, Pastorcitas; y de cuantos lo trataron en relaciones espirituales, sociales, económicas…

"Desde el día en que lo conocí y le señalé el Sagrario como luz, fortaleza, salvación, su vida fue una continua y cotidiana ascensión… Él prefería decir con san Pablo: "Hasta la plenitud de la edad de Cristo".

"Era maestro de oración. ¡Sabía hablar con Dios! Vivía de piedad eucarística, de piedad mariana, de piedad litúrgica; de amor a la Iglesia y al Papa…

Fue maestro de apostolado. Lo sentía, lo amaba, lo desarrollaba… Era un comunicador de energía, un sostén para los débiles, luz y sal en el sentido evangélico.

El Primer Maestro le debe una inmensa gratitud, y con él todos, pues todos se veían amados por él… Yo me fiaba de él más que de mí mismo; y estoy contento por habérselo demostrado…".
Como confirmación de este testimonio del beato Alberione (Primer Maestro), reportamos algunas expresiones textuales del mismo beato Giaccardo sobre el sentido de la misión paulina:

"El Divino Maestro debe reinar sobre todo, debe ser dado "todo" a todos… mediante el Apostolado de las Ediciones. El Apostolado de las Ediciones debe iluminar todos los apostolados, sostenerlos todos, vivificarlos todos, abarcarlos todos, ejercerlos todos con sus apóstoles. Y éstos deben ser la gloria de Cristo, Divino Maestro".

"En servicio de Cristo Eucaristía, se busca y se elige lo mejor… Así, al servicio de Cristo hecho "Palabra", debemos reservarle cuanto de mejor producen los hombres: el nuestro es un verdadero Ministerio sagrado".

El beato Giaccardo, después del Fundador, fue el primer sacerdote que escribió y publicó un libro, en 1928, con el título "María Reina de los Apóstoles", que es la Patrona de la Familia Paulina.

Fue el primer sacerdote paulino y el primer Vicario de la Congregación Sociedad de San Pablo.
En 1936 regresó de Roma a Alba como superior de la Casa Madre. Colaborador fidelísimo del P. Alberione, se prodigó sin descanso por las Congregaciones Paulinas que iban naciendo, y que él llevó en sus brazos, conduciéndolas a una profunda vida interior y a los respectivos apostolados modernos.

Ya en edad madura, ofreció su vida por la continuidad de su propia Congregación y para que fuera reconocida en la Iglesia la nueva Congregación paulina de las Pías Discípulas del Divino Maestro. Y el Señor aceptó su ofrenda.

Pasó a la Casa del Padre el 24 de enero de 1948, víspera de la fiesta de la Conversión de San Pablo. Sus restos mortales yacen en la cripta del Santuario de la Reina de los Apóstoles, Roma (los del beato Santiago Alberione, en la subcripta). Santuario que mandó construir el Fundador en el mismo solar donde el Beato Giaccardo había fundado la primera casa paulina fuera de Alba.

ORACIÓN
Jesús Maestro,
camino, verdad y vida,
te doy gracias y bendigo tu corazón
por el gran regalo del evangelio
y por haber llamado al beato Timoteo Giaccardo
a predicarla en todo el mundo
con los medios de comunicación social.

Por intercesión de tu siervo fiel,
haz que todos lo acojan, lo lean y lo escuchen con fe viva,
según el espíritu de la Iglesia,
y que todos los fieles,
siguiendo el ejemplo del beato Timoteo,
lo difundan con el mismo amor con que tú, Señor, lo predicaste.

Jesús,
Maestro bueno,
glorifica en tu Iglesia a este sacerdote,
que gastó su vida por tu gloria
y por la salvación de los hombres,
y por su intercesión,
concédeme la gracia que ahora te pido...

Jesús Maestro.
camino, verdad y vida.
ten piedad de nosotros.

Gloria al Padre.

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Fuente: Dominicaspresentacion.com
Marie (María) Poussepin, Beata Fundadora, Enero 24  

Marie (María) Poussepin, Beata

Virgen y Fundadora del
Instituto de las Hermanas Dominicas de la Caridd y de la Presentación de la Santísima Virgen María

Martirologio Romano: En el lugar de Sainville, en la región de Chartres, en Francia, beata María Poussepin, virgen, fundadora del Instituto de las Hermanas Dominicas de la Caridad y de la Presentación de la Santísima Virgen María, para ayudar a los pastores de almas en la formación de las jóvenes y para la asistencia de pobres y enfermos.

Marie Poussepin, nace el 14 de octubre de 1653 en DOURDAN, población próspera, cercana a Paris, perteneciente a la diócesis de Chartres. Los padres de Marie, Claude Poussepin y Julienne Fourrier, forman un hogar con sólidas convicciones cristianas que transmiten a sus hijos. Marie es la mayor de siete hermanos, todos murieron muy jóvenes, exceptuando el más pequeño, Claude.

La familia Poussepin se dedica, al igual que otras de su misma ciudad, a la fabricación artesanal de medias de seda. La industria familiar es floreciente y cuenta con la colaboración de numerosos aprendices jóvenes que se forman en el oficio.

En 1684, Marie Poussepin lleva la total responsabilidad de este taller, después de la muerte de sus padres. Francia vive en este momento profundas transformaciones sociales y económicas. Como mujer de empresa se adapta bien a estos cambios y sin temor introduce en su fábrica maquinaria nueva, importada de Inglaterra y abandona la seda para tejer con lana. De este modo Marie se convierte en pionera de una industria nueva.

Poco a poco Marie deja la dirección del negocio en manos de su hermano. Será en 1691 cuando Marie Poussepin se desprende de toda responsabilidad empresarial.

Desde muy joven, cuando aun vivía su madre, Marie era miembro activo de la Cofradía de la Caridad establecida en su parroquia. Ahora, liberada de las obligaciones comerciales, se puede dedicar más intensamente a las obras de caridad.

Los últimos años del siglo XVII, no fueron fáciles para estas regiones de Francia, el hambre y las epidemias eran abundantes y aumentaba el número de pobres y enfermos.

Hacia 1692, el P. François Mespolié, dominico, visita Dourdan. De este modo Marie Poussepin conoce la orden dominicana y halla en ella una respuesta a sus deseos de una vida espiritual más intensa. Comprende que es el camino que Dios le señala y decide formar parte de la Tercera Orden de Santo Domingo. Este hecho marcará luego a la Congregación.

A principios de 1696, Marie Poussepin deja la ciudad industrial de Dourdan y se instala en Sainville, un pueblecito muy pobre y necesitado. Desea dedicar toda su atención a los más desfavorecidos, especialmente los niños y los enfermos.

Pronto se le unen un reducido número de jóvenes, carentes de medios de subsistencia, a las que ayuda enseñándoles a vivir cristianamente y a hacer de su vida un servicio para los demás. Nace así la primera comunidad de Hermanas Dominicas, dedicadas al servicio de la caridad. Toman como ejemplo la Virgen María en su Presentación.

A partir del mismo año 1696, Marie Poussepin inicia las gestiones legales necesarias para lograr la aprobación oficial de la Congregación. Los trámites son largos y laboriosos, y no se obtiene hasta l724.

Las constituciones de la Congregación, que ya ha comenzado su expansión por distintas diócesis de Francia, son autorizadas en 1738 por el obispo de Chartres. Este hecho significa el reconocimiento por parte de la Iglesia.

En su último testamento, Marie Poussepin, recomienda a las Hermanas tener un vivo celo por la instrucción de la juventud, el cuidado de los pobres enfermos, el espíritu de pobreza y el amor al trabajo.

En la profundidad de su fe, Marie Poussepin comprende que se acerca a la plenitud, 90 años después de haber iniciado su vida, despojada, libre y serena, se entrega a la oración y al silencio. El Señor viene a buscarla el 24 de enero de 1744.

Beatificada el 20 de noviembre de 1994 por Su Santidad Juan Pablo II

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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