JMJ
Pax
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
Gloria a ti, Señor.
"Mi cáliz lo beberéis"
En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: "¿Qué deseas?" Ella contestó: "Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda." Pero Jesús replicó: "No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?" Contestaron: "Lo somos." Él les dijo: "Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre."
Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: "Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos."
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las “palabras de vida eterna” (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=272692
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: “si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros” (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). “Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso”. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: “quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación” (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesar pecados graves al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
Semana XVI del Tiempo Ordinario
Santiago El Mayor, Apóstol
Antífona de Entrada
Escucha, Señor, mi voz y mis clamores y ven en mi ayuda; no me rechaces, ni me abandones, Dios, salvador mío.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, fuerza de todos los que en ti confían, ayúdanos con tu gracia, sin la cual nada puede nuestra humana debilidad, para que podamos serte fieles en la observancia de tus mandamientos.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Primera Lectura
Lectura del libro de los
"El rey Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago"
En aquellos días, los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor y hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo. Los condujeron a presencia del Sanedrín y el sumo sacerdote los interrogó: "¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre." Pedro y los apóstoles replicaron: "Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen." Esta respuesta los exasperó, y decidieron acabar con ellos. Más tarde, el rey Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 66
"Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben."
El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación.
Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra.
La tierra ha dado su fruto, nos bendice el Señor, nuestro Dios. Que Dios nos bendiga; que le teman hasta los confines del orbe.
Segunda Lectura
II Corintios 4,7-15
"Llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús"
Hermanos: Este tesoro del ministerio lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros. Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desesperados; acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan; en toda ocasión y por todas partes, llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte, por causa de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. Así, la muerte está actuando en nosotros, y la vida en vosotros.
Teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: "Creí, por eso hablé", también nosotros creemos y por eso hablamos; sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús también con Jesús nos resucitará y nos hará estar con vosotros. Todo es para vuestro bien. Cuantos más reciban la gracia, mayor será el agradecimiento, para gloria de Dios.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Por su propia voluntad el Padre nos engendró por medio del Evangelio, para que fuéramos, en cierto modo, primicias de sus creaturas.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
Gloria a ti, Señor.
"Mi cáliz lo beberéis"
En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: "¿Qué deseas?" Ella contestó: "Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda." Pero Jesús replicó: "No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?" Contestaron: "Lo somos." Él les dijo: "Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre."
Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: "Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos."
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Dios nuestro, que en estos dones que te presentamos has otorgado al hombre el pan que lo alimenta y el sacramento que le da nueva vida, haz que nunca llegue a faltarnos este sustento del cuerpo y del espíritu.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio Común IV
La alabanza, don de Dios
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Pues, aunque no necesitas de nuestra alabanza, es don tuyo el que seamos agradecidos; y aunque nuestras bendiciones no aumentan tu gloria, nos aprovechan para nuestra salvación. Por Cristo nuestro Señor.
Por eso, unidos a los ángeles, te aclamamos llenos de alegría:
Santo, Santo, Santo…
Antífona de la Comunión
Una sola cosa he pedido al Señor y es lo único que busco: habitar en su casa todos los días de mi vida.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que nuestra participación en este sacramento signo de la unión de los fieles en ti, contribuya, Señor, a la unidad de tu Iglesia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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† Meditación diaria
16ª Semana. Miércoles
VIRTUDES HUMANAS
— Las virtudes humanas componen el fundamento de las sobrenaturales.
— En Jesucristo tienen su plenitud todas las virtudes.
— Necesidad de las virtudes humanas en el apostolado.
I. El Evangelio de la Misa1 nos enseña cómo la semilla de la gracia cae en terrenos muy diferentes: entre espinos, en el camino endurecido por el paso de las gentes, en medio de un pedregal..., en tierra buena. Dios quiere que seamos esa tierra bien preparada que acoge la semilla y a su tiempo da una crecida cosecha. Las virtudes naturales constituyen en el hombre el terreno bien dispuesto para que, con la ayuda de la gracia, arraiguen y crezcan las sobrenaturales. Muchos que, quizá por ignorancia, viven alejados de Dios, pero han cultivado esas disposiciones nobles y honradas, están bien dispuestos y preparados para recibir la gracia de la fe, porque el comportamiento humano recto compone como el punto de apoyo del edificio sobrenatural.
La vida de la gracia en el cristiano no está superpuesta a la realidad humana, sino que la penetra, la enriquece y la perfecciona. “De este modo se explica que la Iglesia exija a sus santos el ejercicio heroico no solo de las virtudes teologales, sino también de las morales y humanas; y que las personas verdaderamente unidas a Dios por el ejercicio de las virtudes teologales se perfeccionan también desde el punto de vista humano, se afinan en su trato; son leales, afables, corteses, generosas, sinceras, precisamente porque tienen colocados en Dios todos los afectos de su alma”2.
El orden sobrenatural no prescinde del orden natural, ni mucho menos lo destruye: “por el contrario, lo levanta y lo perfecciona, y cada uno de los órdenes presta al otro un auxilio, como un complemento proporcionado a su propia naturaleza y dignidad, puesto que ambos proceden de Dios, que no puede menos de estar de acuerdo consigo mismo”3.
Aunque la gracia puede transformar por sí misma a las personas, lo normal es que requiera las virtudes humanas, pues ¿cómo podría arraigar, por ejemplo, la virtud cardinal de la fortaleza en un cristiano que no se venciera en pequeños hábitos de comodidad o de pereza, que estuviera excesivamente preocupado del calor o del frío, que se dejara llevar habitualmente por los estados de ánimo, que estuviera pendiente de sí mismo y de su comodidad? ¿Cómo podría vivir el optimismo ante las más diversas circunstancias, consecuencia de su vida de fe, si fuera pesimista y malhumorado en su convivencia ordinaria? “No se puede mutilar nada de la esencia ni de las cualidades buenas de la naturaleza humana. Despersonalizarse en aquello que de bueno tiene el hombre –que es mucho– es lo más ruinoso que puede hacer un cristiano. Desarrolla tu naturaleza, tu actividad humana; desarróllala hasta el infinito. Todo lo que empequeñece, lo que contrae y estrecha, lo que nos ata por el miedo, eso no es Cristianismo. Hay que emplear otra palabra que no sea despersonalización para designar la total purificación del pecado y malas inclinaciones que el hombre, con la ayuda de Dios, ha de realizar”4. El Señor nos quiere con una personalidad definida, cada uno la suya, resultado del aprecio que tenemos por todo lo que Él nos ha dado y del empeño que hemos puesto por cultivar estos dones personales.
La tierra bien dispuesta –las virtudes naturales– permite que la semilla divina arraigue, crezca y se desarrolle con facilidad, a impulsos de la gracia y de la personal correspondencia. Y, al mismo tiempo, mejora el terreno en el que cayó la buena simiente cuando crece en él la semilla. La vida cristiana perfecciona las condiciones humanas, al darles una finalidad más alta; el hombre es más humano cuanto más cristiano.
II. El Señor quiere que practiquemos todas las virtudes naturales: el optimismo, la generosidad, el orden, la reciedumbre, la alegría, la cordialidad, la sinceridad, la veracidad... En primer lugar, porque debemos imitarle a Él, perfecto Dios y Hombre perfecto. En Él, tienen su plenitud todas las virtudes propias de la persona y, siendo Dios, se manifestó profundamente humano. “Vestía al uso de la época, tomaba los manjares corrientes, se comportaba según las costumbres del lugar, raza y época a que pertenecía. Imponía las manos, ordenaba, se enfadaba, sonreía, lloraba, discutía, se cansaba, sentía sueño y fatiga, hambre y sed, angustia y alegría. Y la unión, la fusión entre lo divino y lo humano era tan total, tan perfecta, que todas sus acciones eran, a la vez, divinas y humanas. Era Dios, y gustaba llamarse Hijo del Hombre”5. Cristo mismo exigió a todos la perfección humana encerrada en la ley natural6, formó a sus discípulos no solo en las virtudes sobrenaturales sino en el comportamiento social, en la sinceridad, en la nobleza7, les instó a que fueran hombres de juicio ponderado8... Él mismo echó de menos la gratitud de unos leprosos a los que había curado9, y las muestras de cortesía y de urbanidad10 propias de gentes educadas. Tanta importancia dio Jesús a las virtudes humanas que llegó a decir a sus discípulos: si no entendéis las cosas de la tierra, ¿cómo entenderéis las celestiales?11.
Si en lo humano procuramos ser sencillos, leales, trabajadores, comprensivos, equilibrados..., estaremos imitando a Cristo, que es también el Modelo en nuestro comportamiento, y nos dispondremos a ser la buena tierra donde las virtudes sobrenaturales echan con facilidad sus raíces. Para eso debemos contemplar muchas veces al Maestro y ver en Él la plenitud de todo lo humano noble y recto. En Jesús tenemos el ideal humano y divino al que nos debemos parecer.
III. El cristiano en medio del mundo es como una ciudad puesta en lo alto de un monte, como la luz sobre el candelero. Y lo humano es lo primero que se ve; el ejemplo de personas íntegras, leales, honradas, valientes..., es lo que arrastra. Por eso, las virtudes propias de la persona –todas las condiciones naturales buenas– se convierten en instrumento de la gracia para acercar a otros a Dios: el prestigio profesional, la amistad, la sencillez, la cordialidad..., pueden disponer a las almas para oír con atención el mensaje de Cristo. Las virtudes humanas son necesarias en el apostolado, porque si nuestros amigos no ven estas, difícilmente entenderán las sobrenaturales. Si un cristiano no fuera veraz, ¿cómo podrían confiar en él sus amigos? ¿Cómo daríamos a conocer el verdadero rostro de Cristo, si falláramos en lo elemental, en lo humano? Las virtudes humanas han de ser como el monte en el que está puesta la ciudad, como el candelero en el que se coloca la luz de Cristo. Muchos apreciarán la vida sobrenatural cuando la vean hecha realidad en una conducta plenamente humana.
Hemos de dar a conocer que Cristo vive, con la alegría habitual, a través de la serenidad en circunstancias quizá difíciles y penosas, en el trabajo bien acabado, en la sobriedad y la templanza, en una amistad siempre abierta a todos. Una vocación cristiana vivida en su integridad debe informar todos los aspectos de la existencia. Todos aquellos que de alguna manera nos tratan y nos conocen han de percibir, la mayoría de las veces solo por el comportamiento, la alegría de la gracia que late en el corazón. “Hemos de conducirnos de tal manera, que los demás puedan decir, al vernos: este es cristiano, porque no odia, porque sabe comprender, porque no es fanático, porque está por encima de los instintos, porque es sacrificado, porque manifiesta sentimientos de paz, porque ama”12, porque es generoso con su tiempo, porque no se queja, porque sabe prescindir de lo superfluo...
El mundo que nos rodea está necesitado del testimonio de hombres y mujeres que, llevando a Cristo en su corazón, sean ejemplares. Quizá nunca se ha hablado tanto de los derechos del hombre y de logros humanos. Pocas veces la humanidad ha sido tan consciente de sus propias fuerzas. Pero quizá nunca se han dejado más claramente de lado los valores propios de la persona, que son aquellos que posee en cuanto imagen de Dios.
De los cristianos espera el mundo esta enseñanza fundamental: que todos hemos sido llamados a ser hijos de Dios. Y para alcanzar esta meta, hemos de vivir en primer lugar como hombres y mujeres cabales, desarrollando todos los valores naturales que el Señor nos ha dado. Así, con sencillez, mostramos que, para imitar a Cristo, es necesario ser muy humanos; y que, siendo plenamente humanos, llevamos camino –porque la gracia nunca falta– de ser plenamente hijos de Dios.
1 Mt 13, 1-9. — 2 A. del Portillo, Escritos sobre el sacerdocio, Palabra, Madrid 1970, p. 30. — 3 Pío XI, Enc. Divini illius Magistri, 31-XII-1929. — 4 J. Urteaga, El valor divino de lo humano, Rialp, 29ª ed., Madrid 1984, p. 61. — 5 F. Suárez, El sacerdote y su ministerio, p. 131. — 6 Mt 5, 21 ss. — 7 Mt 5, 37. — 8 Jn 9, 1-3. — 9 Lc 17, 17-18. — 10 Lc 7, 44-46. — 11 Jn 3, 12. — 12 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 122.
25 de julio
SANTIAGO, APÓSTOL*
Solemnidad (en España)
— Beber el cáliz del Señor.
— No desalentarse por las propias flaquezas, Acudir al Señor.
— Acudir a la Virgen en las dificultades.
I. Pasando Jesús junto al lago de Galilea vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban repasando las redes, y los llamó, y les dio el nombre de “Boanerges”, que significa “hijos del Trueno”1.
“Todo comenzó cuando algunos pescadores del lago de Tiberíades fueron llamados por Jesús de Nazareth. Acogieron esta llamada, lo siguieron y vivieron con Él cerca de tres años. Fueron partícipes de Su vida cotidiana, testigos de Su plegaria, de Su bondad misericordiosa con los pecadores y con los que sufrían, de Su poder. Escucharon atentos Su palabra, una palabra jamás oída”. En este tiempo, los discípulos tuvieron el conocimiento “de una realidad que, desde entonces, les poseerá para siempre; precisamente la experiencia de la vida con Jesús. Se había tratado de una experiencia que había roto la trama de la existencia precedente; habían tenido que dejar todo, familia, profesión, posesiones. Se había tratado de una experiencia que les había introducido en una nueva manera de existir”2.
Un día el invitado a seguirle fue Santiago, hijo de Salomé, una de las mujeres que servían a Jesús con sus bienes y que estuvo presente en el Calvario, y hermano de Juan. El Apóstol conocía ya al Señor antes de que Este le llamara definitivamente, y gozó de una particular predilección, junto a Pedro y a su hermano: estuvo presente en la glorificación del Tabor3, presenció el milagro de la resurrección de la hija de Jairo y fue uno de los tres que el Maestro tomó consigo para que le acompañaran en Getsemaní4 en el comienzo de la Pasión. Por su celo impetuoso, el Señor dio a estos dos hermanos el sobrenombre de Boanerges, los hijos del trueno.
El Evangelio de la Misa nos narra un acontecimiento singular de la vida de este Apóstol. Jesús acababa de hablar de la proximidad de su Pasión y Muerte en Jerusalén: subimos a Jerusalén -les había dicho y el Hijo del Hombre será entregado a los príncipes de los sacerdotes y a los escribas, le condenarán a muerte, y le entregarán a los gentiles para burlarse de él y azotarlo y crucificarlo, pero al tercer día resucitará5. El Maestro siente la necesidad de compartir con los suyos estos sentimientos que embargan su alma. Y es en estas circunstancias cuando se acercó a Él la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró para hacerle una petición6. Le ruega que reserve para ellos dos puestos eminentes en el nuevo reino, cuya llegada parece inminente. Jesús se dirige a los hermanos y les pregunta si pueden compartir con Él su cáliz, su misma suerte. Ofrecer la propia copa a otro para beber era considerado en la antigüedad como una gran prueba de amistad. Ellos respondieron: ¡Podemos!7. “Era la palabra de la disponibilidad, de la fuerza; una actitud propia no solo de gente joven, sino de todos los cristianos, y especialmente de todos los que aceptan ser apóstoles del Evangelio”8. Jesús aceptó la respuesta generosa de los dos discípulos y les dijo: Mi cáliz sí lo beberéis, participaréis en mis sufrimientos, completaréis en vosotros mi Pasión. Poco tiempo más tarde, hacia el año 44, Santiago moriría decapitado por orden de Herodes9, y Juan sería probado con innumerables padecimientos y persecuciones a lo largo de su vida.
Desde que Cristo nos redimió en la Cruz, todo sufrimiento cristiano consistirá en beber el cáliz del Señor, participar en su Pasión, Muerte y Resurrección. Por medio de nuestros dolores completamos en cierto modo su Pasión10, que se prolonga en el tiempo, con sus frutos salvíficos. El dolor humano se convierte en redentor porque se halla asociado al que padeció el Señor. Es el mismo cáliz, del que Él, en su misericordia, nos hace partícipes. Ante las contrariedades, la enfermedad, el dolor, Jesús nos hace la misma pregunta: ¿podéis beber mi cáliz? Y nosotros, si estamos unidos a Él, sabremos responderle afirmativamente, y llevaremos con paz y alegría también aquello que humanamente no es agradable. Con Cristo, hasta el dolor y el fracaso se convierten en gozo y en paz. “Esta ha sido la gran revolución cristiana: convertir el dolor en sufrimiento fecundo; hacer, de un mal, un bien. Hemos despojado al diablo de esa arma...; y, con ella, conquistamos la eternidad”11.
II. Desde que Santiago manifestó sus ambiciones, no del todo nobles, hasta su martirio, hay un largo proceso interior. Su mismo celo, dirigido contra aquellos samaritanos que no quisieron recibir a Jesús porque daba la impresión de ir a Jerusalén12, se transformará más tarde en afán de almas. Poco a poco, conservando su propia personalidad, fue aprendiendo que el celo por las cosas de Dios no puede ser áspero y violento, y que la única ambición que vale la pena es la gloria de Dios. Cuenta Clemente de Alejandría que cuando el Apóstol era llevado al tribunal donde iba a ser juzgado fue tal su entereza que su acusador se acercó a él para pedirle perdón. Santiago... lo pensó. Después lo abrazó diciendo: “la paz sea contigo”; y recibieron los dos la palma del martirio13.
Al meditar hoy sobre la vida del Apóstol Santiago nos ayuda no poco comprobar sus defectos, y los de aquellos Doce que el Señor había elegido. No eran poderosos, ni sabios, ni sencillos. Los vemos a veces ambiciosos, discutidores14, con poca fe15. Santiago será el primer Apóstol mártir16. ¡Tanto puede la ayuda divina! ¡Cuántas gracias dará en el Cielo a Dios por haberlo llevado por caminos tan distintos de los que él había soñado! Así es el Señor: porque es bueno e infinitamente sabio, y nos ama, en muchas ocasiones no nos da aquello que le pedimos, sino lo que nos conviene.
Santiago, como los demás Apóstoles, tenía defectos y flaquezas que se pueden ver con claridad en los relatos de los Evangelistas. Pero, junto a estas deficiencias y fallos, tenía un alma grande y un gran corazón. El Maestro fue siempre paciente con él y con todos, y contó con el tiempo para enseñarles y formarlos con una sabia pedagogía divina. “Fijémonos –escribe San Juan Crisóstomo– en cómo la manera de interrogar del Señor equivale a una exhortación y a un aliciente. No dice: “¿Podéis soportar la muerte? ¿Sois capaces de derramar vuestra sangre?”, sino que sus palabras son: ¿Podéis beber el cáliz? Y, para animarlos a ello, añade: Que yo tengo que beber; de este modo, la consideración de que se trata del mismo cáliz que ha de beber el Señor había de estimularlos a una respuesta más generosa. Y a su Pasión le da el nombre de bautismo, para significar con ello que sus sufrimientos habían de ser causa de una gran purificación para todo el mundo”17.
También a nosotros nos ha llamado el Señor. No demos entrada al desaliento si alguna vez las flaquezas y los defectos se hacen patentes. Si acudimos a Jesús, Él nos alentará para seguir adelante con humildad, más fielmente. También el Señor tiene paciencia con nosotros. y cuenta con el tiempo.
III. En la Segunda lectura de la Misa, San Pablo nos recuerda: Este tesoro lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros18. Somos algo quebradizo, de poca resistencia, que sin embargo puede contener un tesoro incomparable, porque Dios obra maravillas en los hombres, a pesar de sus debilidades. Y precisamente para que se vea que es Él quien actúa y da la eficacia, ha querido escoger a los flacos para confundir a los fuertes, y a las cosas viles y despreciables del mundo y a aquellos que eran nada para destruir a los que son, a fin de que ningún mortal se jacte ante su acatamiento19. Esto escribe quien en otro tiempo persiguió a la Iglesia. Los cristianos, al llevar a Dios en el alma, podemos vivir a la vez “en el Cielo y en la tierra, endiosados; pero sabiendo que somos del mundo y que somos tierra, con la fragilidad propia de lo que es tierra: un cacharro de barro que el Señor se ha dignado aprovechar para su servicio. Y cuando se ha roto, hemos acudido a las lañas, como el hijo pródigo: he pecado contra el Cielo y contra Ti...”20. Esas lañas que se ponían antiguamente a las vasijas que se rompían, para que siguieran siendo útiles.
Dios hace eficaz a quien tiene la humildad de sentirse como una vasija de barro, a quien lleva en su cuerpo la mortificación de Jesús21, a quien bebe el cáliz de la Pasión, el mismo que Jesús bebió y al que invitó a Santiago.
La tradición nos habla de este Apóstol predicando en España. Su afán de almas le llevó hasta el extremo del mundo conocido. La misma tradición nos cuenta las dificultades que encontró en estas tierras en los comienzos de su evangelización, y cómo Nuestra Señora se le apareció en carne mortal para darle ánimos. Es posible que a nosotros también nos llegue el desaliento en alguna ocasión y que nos encontremos algo abatidos por los obstáculos que dificultan nuestros deseos de llevar a Cristo a otras almas. Podemos incluso encontrar incomprensiones, burlas, oposiciones. Pero Jesús no nos abandona. Acudiremos a Él, y podremos decir con San Pablo: Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desesperados; acosados, pero no abandonados...22. Y acudiremos a Santa María, y en Ella, como el Apóstol Santiago, encontraremos siempre aliento y alegría para seguir adelante en nuestro camino.
1 Antífona de entrada. Cfr. Mt 4, 18; 21; Mc 3, 17. — 2 C. Caffarra, Vida en Cristo, EUNSA, Pamplona 1988, pp. 19-20 — 3 Mt 17, 1 ss. — 4 Mt 26, 37. — 5 Mt 20, 17-19. — 6 Mt 20, 20. — 7 Mt 20, 22. — 8 Juan Pablo II, Homilía en Santiago de Compostela, 9-XI-1982. — 9 Hech 12, 2. — 10 Cfr. Col 1, 24. — 11 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 887 — 12 Lc 9, 53. — 13 Cfr. Clemente de Alejandría. Hypotyp., VII, citado por Eusebio, Historia Ecclesiastica. 11, 9. — 14 Lc 22, 24-47. — 15 Mt 14, 31. — 16 Cfr. Hech 12, 2. — 17 Liturgia de las Horas, Segunda lectura. San Juan Crisóstomo, Homilías sobre el Evangelio de San Mateo, 65, 3-4. — 18 2 Cor 4, 7. — 19 1 Cor 1, 27-29. — 20 S. Bernal. Apuntes sobre la vida del Fundador del Opus Dei. Rialp. 2.ª ed., Madrid 1976. Epílogo. — 21 Cfr. Segunda lectura. 2 Cor 4, 10. — 22 Segunda lectura. 2 Cor 4, 8.
* Santiago era natural de Betsaida, hijo de Zebedeo y hermano de San Juan. Fue uno de los tres discípulos que estuvieron presentes en la Transfiguración, en la agonía de Getsemaní y en otros acontecimientos importantes de la vida pública de Jesús. Es el primer Apóstol que murió por predicar el mensaje salvador de Cristo. Su energía y firmeza hicieron que el Señor le llamara hijo del trueno. Su actividad apostólica se desarrolló en Judea y Samaria y, según una venerable tradición -avalada por importantes testimonios-, llegó a España. Vuelto a Palestina, sufrió martirio hacia el año 44 por orden de Herodes Agripa. Sus restos fueron trasladados a Santiago de Compostela, centro de peregrinación, principalmente durante la Edad Media, y foco de fe para toda Europa.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
25 de Julio
Santiago el mayor
ApóstoI
Año 44
El nombre Santiago, proviene de dos palabras Sant Iacob. Porque su nombre en hebreo era Jacob. Los españoles en sus batallas gritaban: "Sant Iacob, ayúdenos". Y de tanto repetir estas dos palabras, las unieron formando una sola: Santiago.
Fue uno de los 12 apóstoles del Señor.
Era hermano de San Juan evangelista. Se le llamaba el Mayor, para distinguirlo del otro apóstol, Santiago el Menor, que era más joven que él. Con sus padres Zebedeo y Salomé vivía en la ciudad de Betsaida, junto al Mar de Galilea, donde tenían una pequeña empresa de pesca. Tenían obreros a su servicio, y su situación económica era bastante buena pues podían ausentarse del trabajo por varias semanas, como lo hizo su hermano Juan cuando se fue a estarse una temporada en el Jordán escuchando a Juan Bautista.
Santiago formó parte del grupo de los tres preferidos de Jesús, junto con su hermano Juan y con Simón Pedro. Después de presenciar la pesca milagrosa, al oír que Jesús les decía: "Desde ahora seréis pescadores de hombres", dejó sus redes y a su padre y a su empresa pesquera y se fue con Jesucristo a colaborarle en su apostolado. Presenció todos los grandes milagros de Cristo, y con Pedro y Juan fueron los únicos que estuvieron presentes en la Transfiguración del Señor y en su Oración en el Huerto de Getsemaní. ¿Por qué lo prefería tanto Jesús? Quizás porque (como dice San Juan Crisóstomo) era el más atrevido y valiente para declararse amigo y seguidor del Redentor, o porque iba a ser el primero que derramaría su sangre por proclamar su fe en Jesucristo. Que Jesús nos tenga también a nosotros en el grupo de sus preferidos.
Cuenta el santo Evangelio que una vez al pasar por un pueblo de Samaria, la gente no quiso proporcionarles ningún alimento y que Santiago y Juan le pidieron a Jesús que hiciera llover fuego del cielo y quemara a esos maleducados. Cristo tuvo que regañarlos por ese espíritu vengativo, y les recordó que El no había venido a hacer daño a nadie sino a salvar al mayor número posible de personas. Santiago no era santo cuando se hizo discípulo del Señor. La santidad le irá llegando poquito a poco.
Otro día Santiago y Juan comisionaron a Salomé, su madre, para que fuera a pedirle a Jesús que en el día de su gloria los colocara a ellos dos en los primeros puestos: uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús les dijo: "¿Serán capaces de beber el cáliz de amargura que yo voy a beber?" Ellos le dijeron: "Sí somos capaces". Cristo añadió: "El cáliz de amargura sí lo beberán, pero el ocupar los primeros puestos no me corresponde a Mí el concederlo, sino que esos puestos son para aquellos para quienes los tiene reservado mi Padre Celestial". Los otros apóstoles se disgustaron por esta petición tan vanidosa de los dos hijos de Zebedeo, pero Jesús les dijo a todos: "El que quiera ser el primero, que se haga el servidor de todos, a imitación del Hijo del hombre que no ha venido a ser servido sino a servir". Seguramente que con esta lección de Jesús, habrá aprendido Santiago a ser más humilde.
Después de la Ascención de Jesús, Santiago el Mayor se distinguió como una de las principales figuras entre el gurpo de los Apóstoles. Por eso cuando el rey Herodes Agripa se propuso acabar con los seguidores de Cristo, lo primero que hizo fue mandar cortarle la cabeza a Santiago, y encarcelar a Pedro. Así el hijo de Zebedeo tuvo el honor de ser el primero de los apóstoles que derramó su sangre por proclamar la religión de Jesús Resucitado.
Antiguas tradiciones (del siglo VI) dicen que Santiago alcanzó a ir hasta España a evangelizar. Y desde el siglo IX se cree que su cuerpo se encuentra en la catedral de Compostela (norte de España) y a ese santuario han ido miles y miles de peregrinos por siglos y siglos y han conseguido maravillosos favores del cielo. El historiador Pérez de Urbel dice que lo que hay en Santiago de Compostela son unas reliquias, o sea restos del Apóstol, que fueron llevados allí desde Palestina.
Es Patrono de España y de su caballería. Los españoles lo han invocado en momentos de grandes peligros y han sentido su poderosa protección. También nosotros si pedimos su intercesión conseguiremos sus favores.
Apóstol Santiago: pídele a Jesús que seamos muchos, muchos, los que como tú, nos dediquemos con toda valentía y generosidad a propagar por el mundo la religión de Cristo.
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Valentina, Tea y Pablo, Santos Mártires, 25 de julio
Mártires Martirologio Romano: En Cesarea de Palestina, santos Valentina, Tea y Pablo, mártires durante la persecución llevada a cabo en tiempo del emperador Maximiano, siendo prefecto Firmiliano. Valentina, virgen, por haber tirado a tierra de un puntapié la ara levantada en honor de los dioses, fue arrojada al fuego junto con Tea, virgen también, después de haber sido cruelmente atormentada, volando de este modo al encuentro del Esposo. Pablo, condenado a muerte, habiendo conseguido un breve tiempo para orar, rogó encarecidamente por la salvación de todos y seguidamente fue decapitado, recibiendo la corona del martirio (308). En el reinado de Maximino II, Firmiliano, el sucesor de Urbano en el gobierno de Palestina, llevó adelante con gran crueldad la persecución contra los cristianos. En Cesárea, donde comparecieron ante él noventa y siete confesores de la fe (hombres, mujeres y niños), mandó que se quemase a todos con un hierro candente el tendón del pie izquierdo, que se les arrancase el ojo derecho y se cauterizara la herida con fuego. Después, los condenó a trabajos forzados en las canteras del Líbano. Muchos otros cristianos de diferentes ciudades de Palestina comparecieron ante ese juez brutal y fueron tratados en forma semejante. |
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Fuente: Franciscanos.net
Pedro de Mogliano, Beato Presbítero, 25 de julio
Presbítero Franciscano Martirologio Romano: En Camerino, del Piceno, en Italia, beato Pedro de Mogliano Corradini, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que brilló por su evangélica predicación, el ejemplo de sus virtudes y la fama de sus milagros (1490). Sacerdote de la Primera Orden (1442‑1490). El Papa Clemente XIII aprobó su culto el 10 de agosto de 1760. |
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Fuente: EWTN.com
Cristóbal de Licia, Santo Mártir, 25 de julio
Patrono de los viajeros, transportistas y conductores Etimológicamente: Cristóbal = Aquel que es el Portador de Cristo, es de origen griego San Cristóbal, popularísimo gigantón que antaño podía verse con su barba y su cayado en todas las puertas de las ciudades: era creencia común que bastaba mirar su imagen para que el viajero se viese libre de todo peligro durante aquel día. Hoy que se suele viajar en coche, los automovilistas piadosos llevan una medalla de san Cristóbal junto al volante. |
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Fuente: Vatican.va
Ángel Dario Acosta Zurita, Beato Sacerdote y Mártir, 25 de julio
Presbítero y Mártir Martirologio Romano: En Veracruz, México, beato Darío Acosta Zurita, presbítero y mártir (1931). Nació el 13 de diciembre de 1908, en Naolinco, Veracruz. Fue bautizado en la iglesia parroquial de San Mateo Apóstol, el 23 de diciembre, con el nombre de Ángel Darío. |
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Fuente: Capuchinosmex.com
María Teresa Kowalska, Beata Virgen y Mártir, 25 de julio
Religiosa, Virgen y Mártir Martirologio Romano: En el campo de concentración de Dzialdowo, en Polonia, beata María Teresa Kowalska, virgen de la Orden de las Clarisas Capuchinas y mártir, la cual, encarcelada durante la ocupación militar de Polonia, permaneció firme en la fe, alcanzando la vida eterna (1941). Pertenecía al Convento de las Monjas Clarisas Capuchinas de Przasnysz. Si bien su vida transcurrió en silencio, el recuerdo de su muerte heroica - cosa única en la memoria de este monasterio - sigue siendo aún hoy muy vivo. Son pocas las noticias biográficas que se conservan de Sor Teresa. |
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Fuente: www.jar-asuncion.com.ar
Deogracias Palacios, Beato Presbítero y Mártir, 25 de julio
Presbítero y Mártir Martirologio Romano: En Motril, pueblo en el litoral español de la provincia de Granada, beatos mártires Deogracias Palacios, León Inchausti, José Rada, Julián Moreno, presbíteros, y José Ricardo Díez, religioso, miembros de la Orden de los Agustinos Recoletos, detenidos inesperadamente por el populacho durante la persecución religiosa desencadenada en la guerra civil española, e inmediatamente fusilados en el camino (1936). Nació en Baños de Valdearados, Burgos, España, el 22 de mayo de 1901. A los 10 años ingresó en el Colegio Preparatorio de los Agustinos Recoletos en Berlanga de Duero. Oración |
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Fuente: L´oservatore Romano
Dionisio Pamplona, Beato Presbítero y Mártir, 25 de julio
Presbítero y Mártir Martirologio Romano: En Monzón, cerca de Huesca, en Aragón, región de España, beato Dionisio Pamplona, presbítero de la Orden de los Clérigos Regulares de las Escuelas Pías, asesinado por odio a la fe en la persecución religiosa desencadenada en la guerra civil española (1936). Nació en 1858 en Calamocha (Teruel). Ejerció su ministerio como maestro y educador en los colegios escolapios de Alcañiz, Jaca, Pamplona y Barbastro. En Buenos Aires fue, también, rector del colegio y párroco, y ambos oficios desempeñaba en Peralta de la Sal, cuando fue apresado y encarcelado. |
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Fuente: Passiochristi.org
Pedro del Sagrado Corazón Redondo y compañeros, Beatos Mártires, 25 de julio
Mártires Pasionistas Martirologio Romano: En Urda, pueblo de la provincia española de Toledo, beatos mártires Pedro del Sagrado Corazón Redondo, presbítero, Félix de las Cinco Llagas Ugalde Irurzun y Benito de la Virgen del Villar Solano Ruiz, religiosos de la Congregación de la Pasión, que consiguieron la gloriosa palma del martirio al ser fusilados por su fe cristiana, durante la persecución religiosa desencadenada en la guerra (1936).
La noche del 21 al 22 de julio de 1936, el convento pasionista de Daimiel, Ciudad Real, descansaba en la más profunda calma. La oscuridad era como un manto protector, que envolvía la casa e iglesia del Santo Cristo de la Luz. Parecía como si nadie pudiera perturbar ese ambiente de paz y de silencio. |
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Fuente: concepcionistas.com
María del Carmen Sallés y Barangueras, Beata Fundadora, 25 de julio
Fundadora de la Cohgregación Martirologio Romano: En Madrid, capital de España, beata María del Carmen Sallés y Barangueras, virgen, fundadora de la Congregación de las Hermanas de la Inmaculada Concepción, para la educación de mujeres piadosas e incultas (1911). Todo empezó en Vic (Barcelona, España), en 1848. El 9 de abril nació a la vida. El 11 nació a la gracia. |
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Fuente: Franciscanos.org
Antonio Lucci, Beato Obispo, 25 de julio
Obispo Martirologio Romano: En Bovino, en la Apulia (Italia), beato Antonio Lucci, obispo, de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales, que, brillando por su singular doctrina, de tal modo se entregaba a ayudar a los pobres que se olvidaba de atender las más mínimas necesidades de sí mismo (1752). Antonio (en el siglo, Angelo Nicola Lucci) nació en Agnone, diócesis de Trivento (Molise, Italia), el 2 de agosto de 1682, en una familia de vida cristiana ejemplar. Siendo todavía muy joven entró en la Orden de los Franciscanos Menores Conventuales; emitió los votos religiosos en el año 1698; completados los estudios humanísticos y filosóficos, inició la teología, que continuó en Asís, junto a la tumba de San Francisco, animado siempre del vivo deseo de perfección religiosa. Recibió la ordenación sacerdotal el 17 de noviembre de 1705. Completó los estudios académicos con notables resultados científicos y espirituales, hasta conseguir el doctorado en teología. |
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Fuente: Carmelnet.org
Juan Soreth, Beato Sacerdote Carmelita, 25 de julio
Presbítero Martirologio Romano: En Angers, ciudad de Francia, beato Juan Soreth, presbítero de la Orden de los Carmelitas, en la que introdujo una observancia más estrecha y la amplió con conventos para monjas (1471). Nació en Caen (Normandía-Francia) en 1394. Siendo muy joven vistió el hábito carmelitano en su misma ciudad. |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Cucufate, Santo Mártir, 25 de julio
Mártir Martirologio Romano: En Barcelona, ciudad de la Hispania Tarraconense, san Cucufate, mártir, que, herido con espada durante la persecución desencadenada por el emperador Diocleciano, subió victorioso al cielo (s. IV). San Cucufate era de origen africano, y nació de padres nobles y cristianos en la población de Scila. Enviado, con su hermano Félix, a Cesarea de la Mauritania para aprender las letras humanas, hizo allí grandes progresos, no sólo en el estudio, sino más aún en el espíritu. Mas, como ambos se sintieran animados de un intenso deseo del martirio, teniendo noticias de que había estallado una sangrienta persecución contra los cristianos, partieron para España y desembarcaron en Barcelona. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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