domingo, 27 de julio de 2014

[ † ] Lunes por las almas del Purgatorio. 28/07/2014. Santa María Josefa Rosello ¡ruega por nosotros!

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 31-35

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente:
"Sucede con el Reino de los cielos lo mismo que con un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su campo. Es la más pequeña de todas las semillas, pero cuando crece es mayor que las hortalizas y se hace como un árbol, hasta el punto que los pájaros del cielo pueden anidar en sus ramas".
Les dijo otra parábola:
"Sucede con el Reino de los cielos lo mismo que con la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que fermenta todo".
Jesús expuso todas estas cosas por medio de parábolas a la gente, y nada les decía sin utilizar parábolas, para que se cumpliera lo anunciado por el profeta:
"Hablaré por medio de parábolas, publicaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354

Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

Misal

 

lun 17a. Ordinario año Par

Antífona de Entrada

Escucha, Señor, y respóndeme; salva a tu siervo que confía en ti. Ten piedad de mí, Dios mío, pues sin cesar te invoco.

 

Oración Colecta

Oremos:
Dios nuestro, tú que puedes darnos un mismo querer y un mismo sentir, concédenos a todos amar lo que nos mandas y anhelar lo que nos prometes para que, en medio de las preocupaciones de esta vida, pueda encontrar nuestro corazón la felicidad verdadera.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Este pueblo será como este cinturón, que no sirve para nada

Lectura del libro del profeta Jeremías 13, 1-11

El Señor me dijo:
"Vete a comprar una faja de lino y póntela en la cintura, pero no la metas en el agua".
Yo compré la faja, como me había dicho el Señor, y me la puse en la cintura. De nuevo el Señor me dijo:
"Toma la faja que has comprado y que llevas puesta, vete al Eufrates y escóndela allí en la grieta de una roca".
Fui y la escondí junto al Eufrates, como el Señor me había mandado. Mucho tiempo después el Señor me dijo:
"Vete al Eufrates a buscar la faja que te mandé esconder allí".
Fui al Eufrates, tomé la faja del lugar donde la había escondido; la faja estaba ya podrida y no servía para nada. Entones el Señor me habló así:
"Así dice el Señor: De la misma manera voy a deshacer el orgullo de Judá, la gran soberbia de Jerusalén. Este pueblo malvado, que se niega a obedecer mis mandatos, que hace caso a su corazón endurecido y va detrás de otros dioses para darles culto y postrarse ante ellos, quedará como esa faja que ya no sirve para nada. Pues como la faja se ata a la cintura del hombre, así me había atado yo a los habitantes de Israel y de Judá, palabra del Señor, para que fueran mi pueblo, mi honra, mi alabanza y mi honor, pero no me han hecho caso".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Dt 32, 18-19.20-21

Abandonaron a Dios, que les dio la vida.

Despreciaste a la roca que te engendró, y olvidaste al Dios que te dio a luz. Lo vio el Señor y rechazó, lleno de ira, a sus hijos y sus hijas.
Abandonaron a Dios, que les dio la vida.

Dijo: Voy a ocultarles mi rostro, y veré qué les espera; pues es una raza pervertida, hijos sin lealtad. Me han dado celos con un dios que no es dios, me han irritado con sus ídolos vacíos; pues yo les daré celos con un pueblo que no es pueblo, los irritaré con una nación necia.
Abandonaron a Dios, que les dio la vida.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Por su propia voluntad el Padre nos engendró por medio del Evangelio, para que fuéramos, en cierto modo, primicias de sus criaturas.
Aleluya.

Evangelio

El grano de mostaza se convierte en un arbusto y los pájaros hacen su nido en las ramas

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 31-35

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente:
"Sucede con el Reino de los cielos lo mismo que con un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su campo. Es la más pequeña de todas las semillas, pero cuando crece es mayor que las hortalizas y se hace como un árbol, hasta el punto que los pájaros del cielo pueden anidar en sus ramas".
Les dijo otra parábola:
"Sucede con el Reino de los cielos lo mismo que con la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que fermenta todo".
Jesús expuso todas estas cosas por medio de parábolas a la gente, y nada les decía sin utilizar parábolas, para que se cumpliera lo anunciado por el profeta:
"Hablaré por medio de parábolas, publicaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Dios nuestro, que por medio de un sacrificio único, el de Cristo en la cruz, nos has adoptado como hijos tuyos, concede siempre a tu Iglesia el don de la unidad y de la paz.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Proclamación del misterio de Cristo

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro .
Cuya muerte celebramos unidos en caridad, cuya resurrección proclamamos con viva fe, y cuyo advenimiento glorioso aguardamos con firmísima esperanza.
Por eso,
con todos los ángeles y santos, te alabamos proclamando sin cesar:

Antífona de la Comunión

La tierra está llena, Señor, de dones tuyos de ti proviene el pan y el vino que alegra el corazón humano.

 

Oración después de la comunión

Oremos
Completa, Señor, en nosotros la obra redentora de tu amor y danos la fortaleza y generosidad necesarias para que podamos cumplir en todo tu santa voluntad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén


Meditación diaria

17ª Semana. Lunes

LA LEVADURA EN LA MASA

— Los cristianos, como la levadura en la masa, están llamados a transformar el mundo desde dentro de él.

— Ejemplaridad.

— Unión con Cristo para ser apóstoles.

I. Nos enseña el Señor en el Evangelio de la Misa1 que el Reino de Dios es semejante a la levadura que tomó una mujer y mezcló con tres medidas de harina hasta que fermentó todo. Aquellas gentes que escuchaban las palabras del Señor conocían bien y estaban familiarizadas con este fenómeno, pues lo habían visto muchas veces en los hornos familiares. Un poco de aquella levadura guardada desde el día anterior podía transformar una buena masa de harina y convertirla en una gran hogaza de pan.

En esta semejanza que nos pone el Señor hemos de considerar en primer lugar lo poco que es la levadura en relación a la masa que debe transformar. Siendo tan poca cosa, su poder es muy grande. Esto nos permite ser audaces en el apostolado, porque la fuerza del fermento cristiano no es simplemente humana: es la misma fuerza del Espíritu Santo que actúa en la Iglesia. También el Señor cuenta con nuestras poquedades y flaquezas. "¿Acaso el fermento es naturalmente mejor que la masa? No. Pero la levadura es el medio para que la masa se elabore, convirtiéndose en alimento comestible y sano.

"Pensad, aunque sea a grandes rasgos, en la acción eficaz del fermento, que sirve para confeccionar el pan, sustento base, sencillo, al alcance de todos. En tantos sitios –quizá lo habéis presenciado– la preparación de la hornada es una verdadera ceremonia, que obtiene un producto estupendo, sabroso, que entra por los ojos.

"Escogen harina buena; si pueden, de la mejor clase. Trabajan la masa en la artesa, para mezclarla con el fermento, en una larga y paciente labor. Después, un tiempo de reposo, imprescindible para que la levadura complete su misión, hinchando la pasta.

"Mientras tanto, arde el fuego del horno, animado por la leña que se consume. Y esa masa, metida al calor de la lumbre, proporciona ese pan tierno, esponjoso, de gran calidad. Un resultado imposible de alcanzar sin la intervención de la levadura –poca cantidad–, que se ha diluido, desapareciendo entre los demás elementos en una labor eficiente que pasa inadvertida"2. Sin ese poco de levadura, la masa se habría quedado en algo inútil, incomestible, inservible. Nosotros, en la vida corriente de cada día, podemos ser causa de luz o de oscuridad, de alegría o de tristeza, fuente de paz o de inquietud, peso muerto que retrase el caminar de los demás o fermento que transforma la masa. Nuestro paso por la tierra no es indiferente, acercamos a los demás a Cristo, los enriquecemos o los separamos de Él.

Nos envía el Señor para proclamar su mensaje por todas partes, para llevarle, uno a uno, a quienes no le conocen, como hicieron los primeros cristianos con sus amigos, con sus familias, con los colegas y vecinos. Para esto no necesitamos hacer cosas extrañas y sorprendentes, pues "al vernos iguales a ellos en todas las cosas, se sentirán los demás invitados a preguntarnos: ¿cómo se explica vuestra alegría?, ¿de dónde sacáis las fuerzas para vencer el egoísmo y la comodidad?, ¿quién os enseña a vivir la comprensión, la limpia convivencia y la entrega, el servicio a los demás?

"Es entonces el momento de descubrirles el secreto divino de la existencia cristiana: de hablarles de Dios, de Cristo, del Espíritu Santo, de María. El momento de procurar transmitir, a través de las pobres palabras nuestras, esa locura del amor de Dios que la gracia ha derramado en nuestros corazones"3.

¿Somos levadura en la familia, en el ambiente de trabajo o de estudio? ¿Manifestamos con nuestra alegría que Cristo vive?

II. Además, hemos de considerar que la levadura solo actúa cuando está en contacto con la masa. Y así, sin distinguirse de ella, desde dentro, la transforma: "la mujer no solo puso la levadura, sino que además la escondió entre la masa. Del mismo modo tenéis que hacer vosotros cuando estéis mezclados, identificados con la gente..., como la levadura que está escondida, pero no desaparece, sino que poco a poco va transformando toda la masa en su propia calidad"4. Solo estando en la entraña del mundo, en medio de toda profesión y oficio, podremos llevar de nuevo la creación a Dios. Y a esto hemos sido llamados por vocación divina.

Los primeros cristianos, que eran verdadero fermento en un mundo descompuesto, lograron que la fe penetrara en poco tiempo en las familias, en el senado, en la milicia y hasta en el palacio imperial: "somos de ayer y llenamos el mundo y todo lo vuestro, casas, ciudades, islas, municipios, asambleas y hasta los mismos campamentos, las tribus y las decurias, los palacios, el senado, el foro"5.

Sin excentricidades, como fieles corrientes, podemos mostrar lo que significa seguir de cerca a Cristo. Nos han de conocer como personas leales, sinceras, alegres, trabajadoras; nos hemos de comportar ejemplarmente en la vida familiar y social: cumpliendo con rectitud nuestros deberes y actuando serenamente, como hijos de Dios. Nuestra vida, con sus flaquezas, debe ser una señal que les lleve a Cristo. "Por este camino se llega a Dios", deben pensar al ver nuestra vida coherente con la fe que profesamos.

Las normas corrientes de la convivencia, por ejemplo, pueden ser, para muchos, el comienzo de un acercamiento a Dios. Con frecuencia, estas normas se quedan en algo externo y solo se practican porque hacen más fácil el trato social, por costumbre... Para los cristianos deben ser también fruto de una verdadera caridad, manifestaciones de una actitud interior de sincero interés por los demás. Han de ser el reflejo exterior de una íntima unión con Dios.

La templanza del cristiano es una de las manifestaciones más convincentes y más atractivas de la vida cristiana. Dondequiera que estemos hemos de esforzarnos en dar siempre ese ejemplo, que se desprenderá con sencillez de nuestro comportamiento; con frecuencia esa actitud ha sido para muchos el comienzo de un verdadero encuentro con Dios. Esa templanza debe notarse a la hora de la comida y de la bebida, en el modo como evitamos gastos superfluos o inútiles, a la hora del descanso y de la sana diversión... "Cristo nos ha dejado en la tierra para que seamos faros que iluminen, doctores que enseñen; para que cumplamos nuestro deber de levadura (...). Ni siquiera sería necesario exponer la doctrina si nuestra vida fuese tan radiante, ni sería necesario recurrir a las palabras si nuestras obras dieran tal testimonio. Ya no habría ningún pagano, si nos comportáramos como verdaderos cristianos"6.

En ese clima de ejemplaridad, de alegría serena, de ayudas quizá pequeñas pero frecuentes, de trabajo bien hecho, nos será más fácil llevar al Señor a quienes conviven o trabajan con nosotros. De modo especial en ese apostolado de la Confesión, tan urgente en este tiempo, que la Iglesia nos invita a llevar a cabo. "Toda solicitud y todo trabajo son poco en comparación con el interés de una sola alma. El que devuelve una oveja errante al redil se ha asegurado un abogado poderoso ante Dios"7. Muchos "abogados poderosos" debemos ganar a través de un apostolado paciente y constante.

III. Para vibrar, para ser fermento, es necesaria la unión con Cristo. No podemos perder esa fuerza interior que nos impulsa al apostolado y que nace de nuestro amor al Señor. Sin esa unión, todo el trabajo y todo el esfuerzo se convertirían en agitación estéril. Siempre ha habido quienes se imaginan –no sin presunción– que van a transformar el mundo con sus fuerzas; pero pronto, en su misma vida y en la de los demás, ven la inconsistencia de sus propósitos. Se cumplen siempre aquellas palabras del Señor: sin Mí no podéis hacer nada8.

"Si la levadura no fermenta, se pudre. Puede desaparecer reavivando la masa, pero puede también desaparecer porque se pierde, en un monumento a la ineficacia y al egoísmo"9. El cristiano "se pudre" cuando deja entrar la tibieza en su alma, que da lugar a una falta de prontitud en la entrega, un cansancio ante las cosas de Dios incluso antes de acometerlas, cuando piensa en "sus cosas", no en las de Dios. Por el contrario, cumple su misión de levadura cuando procura que su fe amorosa se manifieste en obras. El amor a Cristo es el origen de todo apostolado, lo que permite al cristiano ser levadura. De aquí la necesidad urgente de alimentar ese amor continuamente mediante una oración personal, sin anonimato, y la recepción frecuente, y sin rutina, de los sacramentos. "Es preciso que seas "hombre de Dios", hombre de vida interior, hombre de oración y de sacrificio. —Tu apostolado debe ser una superabundancia de tu vida "para adentro""10.

Podemos medir nuestro amor a Dios por el empeño que ponemos en influir como cristianos en el trabajo, en la familia, en el ambiente.

Para ser audaces en nuestra vida ordinaria hemos de mirar a Nuestra Señora, porque "el modelo perfecto de esta espiritualidad apostólica es la Santísima Virgen María, Reina de los Apóstoles, la cual, mientras vivió en este mundo una vida igual a la de los demás, llena de preocupaciones familiares y de trabajos, estaba constantemente unida con su Hijo y cooperó de modo singularísimo a la obra del Salvador"11.

1 Mt 13, 31-35. — 2 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 257. — 3 ídem, Es Cristo que pasa, 148. — 4 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre San Mateo, 46, 2. — 5 Tertuliano, Apologético, 37. — 6 San Juan Crisóstomo, Homilía 10 sobre la 1ª Epístola a Timoteo. — 7 Santo Tomás de Villanueva, Sermón del domingo "in albis", l, c, pp. 900-901. — 8 Jn 15, 5. — 9 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 258. — 10 ídem, Camino n. 961. — 11 Conc Vat. II, Decr. Apostolicam actuositatem, 4.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

Santa María Josefa Rosello
Fundadora
Año 1880

Esta activísima mujer tuvo el consuelo de que al morir ya había fundado 66 conventos de su comunidad. Es la fundadora de las Hermanas de la Misericordia.

En un retrato que le fue tomado, la santa aparece con un rostro firmemente perfilado y lleno de energía; sereno, y con la alegría de quien espera conseguir nuevos triunfos.

María Josefa nació en 1811 en Abisola, Italia, de familia pobre. Cuando todavía era muy jovencita, su papá la llamaba "la pequeña capitana", porque demostraba tener cualidades de líder y ejercía mucha influencia entre sus compañeras.

Un día todas las personas mayores del pueblo dispusieron irse en peregrinación a visitar un santuario de la Virgen, en otra población. Cuando ya los mayores se habían marchado, María Josefa organizó a las niñas de la población y con ellas se fue cantando y rezando, en peregrinación al templo del pueblo. Un joven subió a la torre e hizo repicar las campanas, y así también los menores tuvieron su fiesta religiosa.

Un par de esposos muy ricos sufrían porque el marido estaba paralizado y no tenían quien le hiciera de enfermera. Averiguaron qué mujer había de absoluta confianza y les recomendaron a Josefa. Y ella atendió con el más esmerado cariño al pobre paralítico durante ocho años. Los esposos en pago a tantas bondades, dispusieron hacerla heredera de sus cuantiosos bienes. Pero la joven les dijo que solamente había hecho esto por amor a Dios, y no les recibió nada.

Nuestra joven sentía un gran deseo de dedicarse a llevar una vida de soledad y oración, pero su confesor le dijo que eso no era lo mejor para su temperamento emprendedor. Entonces al saber que el señor obispo de Savona estaba aterrado al ver que había tantas niñas abandonadas por las calles, sin quién las educara, se le presentó para ofrecerle sus servicios. Al prelado le pareció muy buena su oferta y la encargó de conseguir otras jovenes que quisieran dedicarse a la educación de niñas abandonadas. Y así en 1837 con ella y varias de sus amigas quedó fundada la congregación de Nuestra Señora de la Merced o de las Misericordias, con el fin de atender a las jóvenes más pobres.

Con unos muebles viejos, una casona casi en ruinas, cuatro colchones de paja extendidos en el suelo, unos kilos de papas, un crucifijo y un cuadro de la Santísima Virgen, empezaron su nueva comunidad. Y Dios la bendijo tanto, que ya en vida de la fundadora se fundaron 66 casas de la comunidad. Sus biógrafos dicen que María Josefa no hizo milagros de curaciones, pero que obtuvo de Dios el milagro de que su congregación se multiplicara de manera admirable. Cada vez que tenía unos centavos sobrantes en una casa, ya pensaba en fundar otra para las gentes más pobres.

La esposa del paralítico al cual ella había atendido con tanta caridad cuando era joven, le dejó al morir toda su grande herencia y con eso pudo pagar terribles deudas que tenía y fundar nuevas casas.

La Madre Josefa tenía una confianza total en la Divina Providencia, o sea en el gran amor generoso con que Dios cuida de nosotros. Y aún en las circunstancias más difíciles no dudaba de que Dios iba a intervenir a ayudarla, y así sucedía.

En su escritorio tenía una calavera para recordar continuamente en que terminan las bellezas y vanidades del mundo.

Durante 40 años fue superiora general, pero aún teniendo tan alto cargo, en cada casa donde llegaba, se dedicaba a ayudar en los oficios más humildes: lavar, barrer, cocinar, atender a los enfermos más repugnantes, etc.

Ante tantos trabajos y afanes se enfermó gravemente. El obispo se dio cuenta de que se trataba de cansancio y exceso de trabajo. La envió a descansar varias semanas, y volvió llena de salud y de energías para seguir trabajando, por el Reino de Dios.

Los misioneros encontraban muchas niñas abandonadas y en graves peligros y las llevaban a la Madre Josefa. Y ella, aun con grandes sacrificios y endeudándose hasta el extremo, las recibía gratuitamente para educarlas.

Su gran deseo era el poder enviar misioneras a lejanas tierras. Y la ocasión se presentó en 1875 cuando desde Buenos Aires, Argentina, le rogaron que enviara a sus religiosas a atender a las niñas abandonadas. Y coincidió el envío de sus primeras misioneras con el primer grupo de misioneros salesianos que enviaba San Juan Bosco. Así que ellas en el barco recibieron la bendición y los consejos de este gran santo que estaba ese día despidiendo a sus primeros misioneros salesianos.

También en América sus religiosas fueron fundando hospitales, casas de refugio y obras de beneficiencia.

Sus últimos años padeció muy dolorosas enfermedades que la redujeron casi a total quietud. Y llegaron escrúpulos o falsos temores de que se iba a condenar. Era una pena más que le permitía Dios para que se santificara más y más. Pero venció esas tentaciones con gran confianza en Dios y murió diciendo: "Amemos a Jesús. Lo más importante es amar a Dios y salvar el alma". El 7 de diciembre de 1880 pasó a la eternidad. En 1949 fue declarada santa.

Que la Divina Providencia de Dios envíe a su santa Iglesia muchas "capitanas" que, como María Josefa Rosello, se dediquen a llenar el mundo de obras de caridad.

 Dijo Jesús: "Id por todo el mundo y predicad el Evangelio".

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Fuente: Mercaba.org
Catalina Tomás, Santa Monja, 28 de julio  

Catalina Tomás, Santa

Monja

Martirologio Romano: En la ciudad de Palma, en la isla de Mallorca, en España, santa Catalina Tomás, virgen, que, habiendo ingresado en la Orden de Canonesas Regulares de San Agustín, destacó por su humildad y la abnegación de la voluntad (1574).

 

Sí alguna vez van ustedes a Mallorca, será obligado que visiten Valldemosa. El turismo se basa, por desgracia, en lo espectacular. Y así, les enseñarán la Cartuja, con sus celdas, y aquellas donde vivieron el pobre Federico Chopin y la escritora George Sand una bien pobre aventura humana. O en La Foradada, la mancha de humo de aquella hoguera que encendió Rubén Darío, cuando quiso hacer una paella junto al mar. Salvo que ustedes pregunten, nadie o casi nadie les hablará de Catalina Thomás, aquella "santita mucama", como la llamó un escritor viajero español.

Pues allí, en Valldemosa, nació la chiquilla. En 1531, según unos historiadores. O en 1533, según otros. Hija de Jaime Thomás y Marquesina Gallard. Y desde su niñez, la leyenda dorada que acompaña piadosamente a los santos con milagros candorosos y prodigios extraños.

Las biografías de Catalina Thomás recogen un sinfín de estos datos que muestran que la Santa tuvo, ya en vida, una admiración popular fervorosa: mientras recoge espigas, Catalina recibe la visión de Jesús crucificado. Otra vez, huyendo de una fiesta popular que no le gustaba, es Nuestra Señora misma quien baja a decirla que está escogida por su Hijo. Hasta prodigios candorosos: una vez, llorando arrepentida por haber deseado unos vestidos como los de su hermana, dice la tradición que Santa Práxedes y Santa Catalina mártir —que será siempre fiel protectora suya— bajan del cielo para consolarla.

Pocos prodigios tan poéticos, tan bellos como el de aquella noche en que, al despertarse, vio Catalina la habitación inundada de una luz hermosa y clara. Era la luz blanca, azulada, del plenilunio. Catalina piensa que está amaneciendo y se levanta a por agua a una cercana fuente. Estando allí, dieron las doce de la noche en la Cartuja y luego la campana que llamaba a coro a los frailes del convento. Catalina se asusta entonces, al encontrarse perdida en aquella noche de luz tan misteriosa. Como es una chiquilla, empieza a llorar. Y San Antonio Abad, dicen, bajó del cielo y la tomó de la mano para llevarla a casa.

Catalina va a conocer una gran amargura muy joven. A los tres años murió su padre. Ella se puso a rogar por su alma y un ángel vino a decirle que estuviese contenta, porque su padre estaba en la gloria de Dios. Cuatro años más tarde, tenía siete la chiquilla, se le aparece su madre:

"Hija mía, acabo de expirar en este mismo momento. Estoy esperando tus oraciones para entrar en la gloria." Y tres horas más tarde, Catalina recibía el consuelo de que su madre estaba en el cielo. Huérfana, Catalina fue recogida por unos tíos suyos, quienes la llevaron al predio "Son Gallart". Durante once años, Catalina vivió en aquella finca, a seis o siete kilómetros de Valldemosa. Es éste un momento duro para Catalina, pues la ausencia de Valldemosa significa dificultad para ir al templo, para oír misa y para las prácticas religiosas en la casa de Dios. Los domingos, al fin, podía asistir a misa en el oratorio de la Trinidad. Es aquella zona donde los eremitas buscaban la paz de Dios frente a la paz de aquel mar inolvidable; frente a esos crepúsculos de Mallorca en los que el sol parece incendiar finalmente las aguas, teñirlas de rojo o, cuando está en lo alto, revela desde la cornisa valldemosina, el fondo limpísimo del mar.

Pero Catalina no tenía mucho tiempo para la contemplación poética. Una finca como "Son Gallart" exige mucho trabajo. Hay en ella muchos peones, y ganado, y faenas de labranza que realizar. Catalina es una muchacha activa. Ya es la criadita. Va a donde trabajan unos peones a llevarles la comida de mediodía, trabaja en la casa, fregando, cosiendo, barriendo; guarda algún rebaño cuando lo manda tío Bartolomé. Y tiene siempre buen semblante, sonrisa a punto, corazón abierto.

Aparece entonces en la vida de Catalina un personaje importante y muy decisivo. Uno de aquellos ermitaños, el venerable padre Castañeda. Es un hombre que ha abandonado el mundo buscando la total entrega de su alma al Señor. Vive en las colinas y de limosna. Un día pasa por el predio a pedir y Catalina le conoce. Surge entre ambos una corriente de simpatía y de afecto. Recomendada más tarde por Ana Más, Catalina va a visitar al padre Castañeda al oratorio de la Trinidad. Catalina se le confía: ella quiere ser religiosa. A la segunda entrevista, el padre Castañeda está convencido. La dirección espiritual del religioso hará todavía un gran bien a la muchacha. Pero entonces empieza un largo episodio: el de las dificultades.

Los tíos, al saber la vocación de su sobrina, se oponen decididamente. Por aquellas fechas, una muchacha valldemosina, que había ingresado en un convento de Palma, se sale, reconociéndose sin verdadera vocación. Es, pues, mal momento político para que nadie ayude a Catalina. Por otra parte, Catalina era una muchacha guapa y muy atractiva. Es natural que muchos jóvenes de los alrededores se fijaran en ella con el deseo de entablar relaciones y casarse. Catalina espera pacientemente. Y otra dificultad llega. El padre Castañeda decide marcharse de Mallorca.

Catalina se despide de él con una sonrisa misteriosa. No, el padre se irá, pero volverá, porque Dios quiere que él sea su apoyo para entrar en el convento. Efectivamente, el barco que llevaba al religioso sale de Sóller con una fuerte tormenta que le impide llegar a Barcelona. Y regresa de nuevo a Valldemosa. El religioso ve que la profecía de la muchacha se ha cumplido y decide ayudarla plenamente. Va a hablar con los tíos y los convence. Catalina se marcha a Palma, para ir realizando las gestiones previas a su ingreso en un convento. Y, en tanto, se coloca como sirvienta en la casa de don Mateo Zaforteza Tagamanent y, en concreto, al servicio de una hija de este señor llamada Isabel. Las dos muchachas se cobran un fuerte cariño. Isabel la enseña a leer, escribir, bordar y otros trabajos. Catalina da más; Catalina habla de Dios, permanentemente, a Isabel. Y lleva una vida tan heroica, tan mortificada, que cae enferma. Los señores y sus hijos se turnan celosamente junto al lecho de la criada. Como si la criada fuese ahora la señora y ellos los honrados en servirla.

Y llega el momento de intentar, ya en serio, el ingreso en alguno de los conventos de Palma. El padre Castañeda los recorre, uno tras otro. Hay un grave inconveniente: Catalina carece de dote. Es totalmente pobre. Pero estos conventos son también necesitados. No pueden acoger a una aspirante que no traiga alguna ayuda... Convento de Santa Magdalena, de San Jerónimo, de Santa Margarita... Las noticias que el padre va llevando a Catalina son descorazonadoras. Catalina se refugia en la oración. Y reza tan intensamente que, cuando ya todo aparece perdido, los tres conventos a la vez, interesados por la descripción que de la joven les ha hecho el religioso, deciden pasar por alto el requisito de la dote. Y los tres conventos están dispuestos a admitir a Catalina Thomás.

Una tradición representa a Santa Catalina, sentada en una piedra del mercado, llorando tristemente su soledad. Y en aquella piedra, según la misma tradición, recibe Catalina la noticia de que ha sido admitida. Aún se conserva esta piedra, adosada al muro exterior de la sacristía, en la parroquia de San Nicolás, con una lápida —colocada en 1826— que lo acredita. Catalina, entonces, decide ingresar en el primero de los tres conventos visitados, el de Santa Magdalena.

A los dos meses y doce días de su ingreso, Catalina toma el velo blanco. Media ciudad de Palma, con su nobleza al frente, acude al acto, pues tanta es ya la fama de la muchacha. Enero de 1553.

Los años que vive Catalina en el convento palmesano serán casi ocultos. Pero como es tan difícil que la santidad pueda estar bajo el celemín, toda la ciudad acude a verla, a consultarle sus problemas, a encomendarse a sus oraciones, a pedirle consejo... Ella se resiste a salir al locutorio, se negaba a recibir regalos y cuando tenía que recibirlos, los daba a las demás monjas. Practicaba la pobreza, la obediencia, la castidad, siempre en grado heroico. La prelada decidió un día someterla a una prueba bien dura. En pleno verano, le ordenó que se saliese al patio y estuviera bajo el sol hasta nueva orden. Catalina no dice una sola palabra: va al lugar indicado y permanece allí varias horas, hasta que la superiora, admirada de su fortaleza, la manda llamar.

Catalina crece en amor y sabiduría. Sus éxtasis son cada vez más frecuentes e intensos. Algunos duran hasta días. En su celda se conserva aún la piedra sobre la que se arrodillaba y que muestra las hendiduras practicadas por tantísimas horas de oración en hinojos. Aunque ella procuraba ocultar, por humildad, estos regalos de Dios, era natural que sus hermanas se enterasen. Y la fama crecía.

Un día, Catalina recibe el aviso de Dios. Diez años antes de su muerte, supo cuándo sería llamada por el Señor. Y estuvo esperando ansiosamente este momento. La Dominica de Pasión de 1574, el 28 de marzo, Catalina entró en el locutorio donde estaba una hermana suya con una visita. Iba a despedirse —dijo—, pues se marchaba al cielo. Y efectivamente, al día siguiente, después de comulgar en éxtasis, mandó llamar al sacerdote porque se sentía morir. Los médicos dijeron que no la encontraban grave, pero el sacerdote acudió y apenas recibidos los sacramentos, mientras la superiora rezaba con ella las oraciones, tras haber pedido perdón a la madre y a las hermanas, cayó en un éxtasis al final del cual entregó su alma a Dios el 5 de abril.

Lo demás, vendría por sus pies contados. El proceso de beatificación, la beatificación, el proceso siguiente y por fin la gloria de los altares. Con una particularidad. El fervor popular por Santa Catalina Thomás iría creciendo y manteniéndose de tal modo que, aunque ella murió en 1574, la beatificación se dicta —por Pío VI— en 1792 y la canonización —por Pío XI— en 1930. El cuerpo de Catalina Thomás se ha conservado incorrupto.

La vida de esta muchacha mallorquina es, ya lo decimos, un distinto camino de la santidad, Una santidad vivida con impresionante sencillez, con rotunda eficacia. Una santidad hecha de la elevación de la virtud al grado heroico. Y, al mismo tiempo, una santidad popular. En el alma de Mallorca sigue bien recio el amor por su santita criada, su santita pastora, su santita monja. Aunque el turismo no muestre su itinerario, está en el corazón de los mallorquines.

En Valldemosa se la festeja durante dos días, 27 y 28 de Julio.
El Martirologio romano la recuerda el 5 de Abril.

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Fuente: itunet
Nazario y Celso, santos Mártires, 28 de julio  

Nazario y Celso, santos

Mártires

Martirologio Romano: En Milán, de la provincia de Liguria, santos Nazario y Celso, mártires, cuyos cuerpos fueron hallados por san Ambrosio (inventio 395).

Etimología: Nazario = Aquel consagrado a un fin, del hebreo.
                  Celso = elevado, del latín


Nazario nació en Roma. Su padre era un acaudalado caballero pagano, oriundo del norte de África. Su madre, fervorosa cristiana había nacido en Roma; la Iglesia la venera con el nombre de santa Perpetua. Se cree que fue bautizado por el papa san Lino, sucesor de san Pedro en la sede romana, Inflamada su alma de amor divino, resolvió salir de Roma para dedicarse a la salvación de las almas menos favorecidas,

Predicó en nombre de Jesucristo. "Los pobres son su prójimo" , decían los del lugar. A lo que él replicaba; "Son más que mi prójimo; son mis hermanos, mis hijos en espíritu" . Y en provecho de ellos vendió sus vastas heredades, vistió el sayal de peregrino y comenzó su misión evangelizadora con los menesterosos, los enfermos y los huérfanos.

Recorrió Florencia y se dirigió a la ciudad de Milán. El gobernador Anolino interrogó a los guardias: "¿,Quién es ese hombre que habla sobre la fe de un nazareno llamado Jesús y todos lo siguen?" Dio orden de que lo encarcelaran y al día siguiente se presentó en su celda. Su presencia llevaba un fin: persuadirlo a que adorase a los dioses de Roma.

Como Nazario se negase, fue flagelado y expulsado de Milán. Llevó entonces a la Galia su prédica evangelizadora. Un domingo, orando en la población de Melia, una mujer, llamada Marionilla, llegó con un niño, su hijo. "Aquí está Celso le dijo , para que lo bautices y lo instruyas en tu fe, la que recompensa con la vida eterna".

La gracia del Señor resplandeció sobre Celso. Nazario y Celso maestro y discípulo, sembraron, con sus eficaces pláticas y la ejemplaridad de sus vidas, aquella semilla de la cual habla el evangelio; y esta semilla "cayó toda en tierra fértil".

En la ciudad de Tréveris ambos realizaron milagros. En compañía de los recién convertidos entonaban cánticos sagrados y en las procesiones pregonaban la paz entre los hermanos y entre los pueblos.

Arrestados los dos y llevados a la cárcel, se los condenó a muerte. La tradición refiere que fueron milagrosamente salvados y volvieron a Italia. En Milán, el gobernador Anolino por segunda vez los hizo encarcelar. Como Nazario era ciudadano romano y pertenecía a la nobleza, el gobernador consultó la sentencia con Nerón.

Conducidos a la plaza mayor de Milán, fueron decapitados, el 28 de julio del año 68. Los cristianos recogieron sus cadáveres y los sepultaron en un huerto de extramuros.

Más de trescientos años después, en 395, fue revelado a san Ambrosio como él mismo ha escrito el lugar donde estaban los sagrados despojos. Refieren las crónicas que éstos estaban como si ese mismo día hubiesen sido sepultados. San Ambrosio los hizo trasladar a la iglesia de los Apóstoles, que acababa de hacer construir.

Los habitantes de Milán reverencian a estos dos santos como a sus dos patronos. Otros Santos cuya fiesta se celebra hoy: Santos: Acacio, Eustasio, Furadrán, Lúcido, Peregrino, Raimundo, confesores; Botvido, David y compañeros, mártires; Víctor I, Inocencio I, papas; Catalina Thomás, religiosa; Pedro Poveda, fundador de la Institución Teresiana, beato.

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Pedro Poveda Castroverde, Santo Sacerdote y Mártir, 28 de julio  

Pedro Poveda Castroverde, Santo

Sacerdote y Mártir
Fundador de la Institución Teresiana

Martirologio Romano: En Madrid, capital de España, San Pedro Poveda Castroverde, presbítero y mártir, fundador de la Institución Teresiana destinada a promover la formación cristiana, que al comienzo de la persecución contra la Iglesia fue asesinado por odio a la religión, dando un claro testimonio de su fe (1936).

Nacido en Linares (Jaén) en 1874 en el seno de una familia muy cristiana, Pedro José Luis Francisco Javier Poveda Castroverde era el mayor de seis hermanos. De temprana vocación sacerdotal, ingresa joven en el Seminario de Jaén, aunque por motivos económicos se traslada con una beca al Seminario de Guadix (Granada). Compagina los estudios eclesiásticos con los civiles. Fue ordenado sacerdote en 1897 y, al tiempo que continúa sus estudios, da clases, atiende catequesis, predica misiones populares, dirige a seminaristas… Su preocupación por los niños que vivían en las Cuevas de Guadix le lleva a fundar las Escuelas del Sagrado Corazón, donde ofrece enseñanza gratuita, alimento y vestido a los más necesitados de esta zona suburbial de la ciudad.
En 1906 es nombrado canónigo de la Basílica de Covadonga (Asturias), donde permanece hasta 1913. Allí, estudia la situación educativa de la España de principios de siglo, pensando qué respuesta puede dar desde el humanismo cristiano para la educación de los niños y la formación de los educadores en el momento histórico que le toca vivir. Así, en 1911 funda en Oviedo la primera Academia de la Institución Teresiana. En 1913 regresa a Jaén, donde conocerá a Josefa Segovia, quien será su fiel colaboradora y cofundadora de la Institución. En 1921 las Academias, Centros de formación de educadores, cuyo campo principal de actuación será la escuela pública, estaban en doce poblaciones de importancia. En 1917 la Institución Teresiana obtiene la aprobación eclesiástica y civil en Jaén, y en 1924 la aprobación pontificia como Pía Unión.
El Padre Poveda se traslada a Madrid en 1921, al ser nombrado Capellán de la Casa Real. Sigue trabajando en la consolidación y expansión de la Institución Teresiana, participa en la fundación de la FAE (Federación de Amigos de la Enseñanza), y colabora con proyectos e instituciones a favor del profesorado católico. El 27 de julio de 1936 es detenido en su casa de Madrid. Muere mártir, como sacerdote de Jesucristo, el 28 de julio de 1936.

¿Cuáles son los rasgos personales del Padre Poveda?

Convencido de que la fuerza del Evangelio puede transformar la realidad, se preocupa por la formación de la persona humana y promueve la educación como medio de transformación social. Su contacto con realidades de pobreza, hambre, enfermedad, paro, e injusticia, en su infancia, le lleva a luchar contra ello y a trabajar por la dignidad humana mediante la formación de las clases populares; confía en la capacidad de la juventud para transformar el mundo; reclama y promueve la presencia de la mujer en el campo de la educación, de la ciencia, de la investigación. Le preocupa la actualización pedagógica del profesorado, la asociación profesional de los maestros y su promoción social, así como su compromiso con la realidad desde su ser creyente. Humanista y pedagogo, educador de educadores, impulsor del laicado, maestro de oración, hombre de paz, audaz y solidario con los más desfavorecidos, creyó que la renovación de la educación, de la cultura y de las relaciones entre los hombres eran posibles desde la fe.
Sacrificado y paciente, manso y humilde, sencillo, afable y respetuoso, de fino sentido del humor y gran fortaleza interior. Con una entrega entusiasta a Dios, gran devoción a la Virgen, y filial amor a la Iglesia. Austero para sí y tolerante con todo excepto con el pecado. El trabajo, la oración, el estudio, el amor entregado a los demás, el hacer la voluntad de Dios, fueron constantes en su vida. Poveda es ante todo sacerdote y apóstol de Jesucristo. Y la Eucaristía, el centro de su existir. Testigo fiel, acaba dando la vida en testimonio de su fe. Su grandeza se basa en la coherencia de su vida con el Evangelio, en la intuición de los signos de su tiempo y en la radicalidad de su entrega a Dios, a los hombres y al mundo que le tocó vivir.

Fue beatificado por S.S. Juan Pablo II el 10 de octubre de 1993 y canonizado el 4 de mayo de 2003.

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Germán Martín Martín, Beato Sacerdote y Mártir, 28 de julio  

Germán Martín Martín, Beato

Germán Martín Martín nace en San Cristóbal del Priero, Oviedo (España), el 9 de febrero de 1899.

Luego de ingresar a los Salesianos de Don Bosco, hizo su profesión religiosa en el año 1918 y recibió la ordenación sacerdotal en 1927.

Se prodigó con generosidad y celo al bien de las almas en La Habana (Cuba), Bilbao y Madrid.

Iniciada la revolución el año 1936, buscó un refugio y siguió ejerciendo su ministerio.

Fue arrestado en Madrid el 30 de agosto de 1936, y por el solo hecho de ser sacerdote fue fusilado el 28 de julio.

Beatificado el 28 de octubre del 2007 junto a otros
497 mártires en España.

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Fuente: franciscanos.org
Alfonsa de la Inmaculada Concepción (Ana) Muttathupadathu, Santa Primera Santa de la India, 28 de julio  

Alfonsa de la Inmaculada Concepción (Ana) Muttathupadathu, Santa

Religiosa Clarisa de la India

Martirologio Romano: En la ciudad de Bharananganam, en Kérala, en la India, Santa Alfonsa de la Inmaculada Concepción (Ana) Muttathupadathu, virgen, que, para evitar que la obligasen a casarse, metió el pie en el fuego, y admitida en las Clarisas Malabarenses, vivió casi continuamente enferma ofreciendo su vida a Dios (1946).

Santa Alfonsa, católica de rito siro-malabar, religiosa profesa de la congregación de las Franciscanas Clarisas de Kerala, es la primera mujer de la India que ha sido beatificada. El tiempo de su vida religiosa fue un sucederse de enfermedades y sufrimientos, que ella afrontaba gozosa y serena a la luz del misterio pascual, confortada en la contemplación de la muerte y resurrección de Jesucristo.

Santa Alfonsa de la Inmaculada, en el siglo Ana Muttathupadam, nació el 19 de agosto de 1910 en Kudamaloor (Kerala, India); fue bautizada 8 días después y se le impuso el nombre de Ana; fue educada en el contexto socio-religioso de las familias católicas de rito siro-malabar. Después de los estudios elementales y medios pidió, en 1928, ingresar en el instituto de las Franciscanas Clarisas; vistió el hábito religioso el 19 de mayo de 1931; emitió la profesión simple en 1932 y la perpetua el 12 de agosto de 1936.

El período de 1930 a 1936 estuvo caracterizado por graves enfermedades y sufrimientos morales. A partir de 1936 y hasta su muerte, acaecida en 1946, sor Alfonsa no pudo ejercer por largo tiempo ninguna tarea debido a las continuas enfermedades. Durante un año enseñó en Vakakkadu, pero la tuberculosis que padecía desde hacía años le impidió seguir enseñando. Desde 1939 fue un subseguirse de enfermedades dolorosas. Un tumor extendido por todo el organismo transformó su último año de vida en una continua agonía. Murió serenamente el 28 de julio de 1946 en Bharananganam.

Su lema fue: consumarse como una vela para iluminar a los demás. Daba un gran valor al sufrimiento, viéndolo a la luz del misterio pascual, es decir, de la muerte y de la resurrección de Cristo. Si bien esta actitud espiritual se afinó y elevó con el tiempo, sin embargo la tenía ya en el período de su primera juventud, cosa que afirma un familiar suyo y también un médico pagano brahmán que, después de haber visitado a sor Alfonsa, manifestó a un amigo su gran admiración y asombro por la serenidad y el gozo con los que la religiosa soportaba los grandes sufrimientos causados por el tumor extendido por todo su cuerpo. La explicación de esta actitud alegre ante el dolor nos la da una compañera suya: "Pasión, sacrificio, amor de Dios y del prójimo, son éstos los elementos que deben santificar la vida; y éste es el mensaje que sor Alfonsa lanza al mundo moderno, a la Iglesia y a la patria".

Mons. Sebastián Valloppilly, obispo de Tellicherry (India), que conoció muy bien a la Sierva de Dios, percibió el valor incalculable, actual y eclesial del mensaje de sor Alfonsa para el mundo actual: el dolor no es un mal, las pruebas y dificultades de la vida, aceptadas y sufridas con gozo por amor de Dios, son causa de méritos, y para adquirirlos no es necesario realizar acciones extraordinarias que llamen la atención: las cruces diarias, abrazadas con gozo por amor de Dios, exaltan la vida cristiana y nos permiten adquirir grandes méritos. Sor Alfonsa, durante su breve vida, no hizo grandes y extraordinarias acciones desde el punto de vista humano, pero su mensaje es fácilmente perceptible en India: el mismo Ghandi enseñó el valor del sufrimiento; sor Alfonsa, además, imprimió a esta enseñanza la luz sobrenatural del Evangelio.

El mensaje de sor Alfonsa se dirige al mundo entero, pero de forma particular a los sacerdotes, religiosos y almas consagradas, por quienes se ofreció como víctima.

Es notable el hecho de que esta heroína de las virtudes es honrada no sólo por católicos, sino también por brahmanes y mahometanos, que visitan su tumba e invocan su intercesión: este modo de practicar el ecumenismo comenzó inmediatamente después de la muerte de la Sierva de Dios (1946) y sigue también hoy creciendo progresivamente.

La congregación de las Franciscanas Clarisas de Kerala fue fundada hacia 1870; trabaja especialmente con los pobres, enfermos, ancianos y abandonados. Tiene 9 provincias, 300 casas y más de 4.000 religiosas: 2.000 actúan en Kerala y otras tantas trabajan en las misiones del Norte de India, donde cada provincia tiene misiones propias.

Fue beatificada el 8 de febrero de 1986 por S.S. Juan Pablo II y canonizada el 12 de octubre de 2008 por S.S. Benedicto XVI.

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_Fuente: Archidiócesis de Madrid
Inocencio I, Santo XL Papa, 28 de julio  

Inocencio I, Santo

XL Papa

Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio de Ponciano, junto al "Oso peludo", sepultura de san Inocencio I, papa, que defendió a san Juan Crisóstomo, consoló a san Jerónimo y aprobó a san Agustín (417).

 

Nació en la segunda mitad del siglo IV y parece ser que en Albano, aunque documentalmente no pueda demostrarse con certeza. Fue elegido papa en el año 401, como sucesor de Anastasio I.

Consiguió que se reconociese su autoridad papal en Iliria, región montañosa situada en la región nororiental del Adriático que hoy corresponde a Bosnia y Dalmacia.

Expulsó de la Ciudad Eterna a los perseguidores y detractores de san Juan Crisóstomo, a pesar de la oposición del emperador Arcadio (407). Pero no pudo, a pesar de sus esfuerzos y negociaciones, evitar el saqueo de Roma por Alarico el 24 de agosto del año 410.

A petición de san Agustín, condenó la herejía pelagiana (417).

Con respecto al gobierno que debió ejercer en Hispania, hay que mencionar la carta dirigida a Exuperio, obispo de Tolosa, dándole normas para la reconciliación y admisión a la comunión a los que una vez bautizados se entregaran de modo pertinaz a los placeres de la carne. De alguna manera, modera la disciplina, en vigor hasta entonces, contemplada en los concilios de Elvira y de Arlés y propiciada por las iglesias africanas; eran normas un tanto rigoristas extremadamente extrañas para nuestra época, que negaban la admisión a la comunión de este tipo de pecadores incluso en el momento de la muerte, aunque se les concediera fácilmente la posibilidad de la penitencia. Reconoce en su escrito que hasta ese momento ´la ley era más duraª, pero que no quiere adoptar la misma aspereza y dureza que el hereje Novaciano. De todos modos no presume de innovaciones, ni se presenta como detentor de un liberalismo laxo; justifica plenamente las normas anteriores, afirmando que esa praxis era la conveniente en aquel tiempo.

En el 416, cuando quiere recordar a los obispos españoles la autoridad indiscutida del obispo de Roma y la obediencia que le deben desde España, escribe una carta en la que afirma que en toda Italia, Francia, Hispania, África y Sicilia sólo se han instituido iglesias por Pedro o por sus discípulos. Esta carta es empleada como argumento documental muy importante por quienes desautorizan la antiquísima tradición que sostiene la predicación del Apóstol Santiago en España y la conjetura fundada de la visita del apóstol Pablo a este extremo del Imperio.

Interviene también por los años 404-405 para restaurar la paz entre los obispos de Hispania, después de las resoluciones cristológicas antipriscilianistas del concilio de Toledo del año 400; recomienda el reconocimiento de la autoridad y gobierno episcopal de los que fueron ordenados por partidarios de Prisciliano pero que continúan profesando la fe verdadera al aceptar la consubstancialidad del Hijo con el Padre y la unicidad de Persona en Cristo.

Ocupó la Sede de Pedro hasta su muerte el 12 de marzo de 417.

En muchos lugares se lo sigue recordando el 28 de julio, aunque en el nuevo Martirologio Romano su fiesta es el 12 de marzo.

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Fuente: www.lasalle.org
Jaime Hilario (Manuel Barbal Cosán), Santo Mártir Lasallista, 28 de julio  

Jaime Hilario (Manuel Barbal Cosán), Santo

Mártir Lasallista

Martirologio Romano: En Tarragona, España, beato Jaime Hilario (Manuel) Barbal Cosán, religioso de los Hermanos de la Escuelas Cristianas, mártir, condenado a la pena capital por odio a la Iglesia en la mencionada persecución (1936).

Manuel Barbal Cosán nace el 2 de enero de 1898 en Enviny, pequeña ciudad al pie de los Pirineos al Norte de España. Conocido por su carácter serio, no tiene más que 12 años cuando, con la bendición de sus padres, trabajadores valientes y piadosos, entra en el seminario de la diócesis de Urgel. Pero al poco tiempo tiene problemas auditivos y le aconsejan de volver con su familia. Convencido de que Dios le llama, siente una gran alegría cuando, en 1917, se entera de que el Instituto de los Hermanos le acepta en el Noviciado de Irún, cerca de la frontera francesa. Después de dieciséis años en diferentes comunidades, sus problemas auditivos aumentan y le obligan a abandonar la escuela para trabajar en la huerta de la casa de formación de San José en Cambrils, Tarragona.

En julio de 1936, dirigiéndose a su casa familiar en Enviny, se encuentra en Mollerusa cuando la guerra civil estalla. Identificado como Hermano, es arrestado y encarcelado. En diciembre se le traslada a Tarragona y se le envía a un barco-prisión junto con otros Hermanos. El 15 de enero de 1937, se le hace un juicio sumario. A pesar de que puede lograr su libertad declarando que no es más que hortelano, insiste sobre su condición de religioso y de este modo sella su destino. El 18 de enero, es conducido al cementerio en la cuesta llamada Monte de la Oliva para ser ejecutado. Sus últimas palabras a sus asesinos son: "Muchachos, morir por Cristo es vivir". Cuando dos descargas de fusil fallan su diana, los soldados abandonan sus fusiles y huyen. Su jefe, vociferando insultos groseros, dispara cinco pistoletazos a quemarropa y la víctima cae a sus pies.

Nacido el 2 de enero de 1898
Entrado en el Noviciado el 24 de febrero de 1917
Martirizado el 18 de enero de 1937
Beatificado el 29 de abril de 1990
Canonizado el 21 de noviembre de 1999

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Fuente: www.dominicos.org
Melchor de Quirós, Santo Obispo y Mártir, 28 de julio  

Melchor de Quirós, Santo

Obispo y Mártir

Martirologio Romano En Nam Dinh, de Tonquín (hoy Vietnam), san Melchor García Sampedro, obispo, de la Orden de Predicadores y mártir, encerrado primero por ser cristiano en una estrechísima cárcel, y después, por orden del emperador Tu Duc, materialmente despedazado (1858).

En una pequeña aldea, Cortes, del concejo asturiano de Quirós, el año 1821, nace Melchor García Sampedro. Un tío suyo sacerdote que regenta una parroquia cercana le instruye en las primeras letras. A los catorce años se desplaza a Oviedo. Estudia en la Universidad de esa ciudad Filosofía y Teología con vistas a ser sacerdote en aquella diócesis. Cuando estaba en los últimos años de teología decide incorporarse a la Orden Predicadores. Esto le obligó al terminar sus estudios e incluso tras ser durante algún tiempo profesor en la Universidad a desplazarse al único convento de dominicos que las leyes desamortizadoras habían tolerado e España, el de Ocaña.

Toma el hábito y empieza el noviciado en agosto de 1845. Un año después se compromete definitivamente con la Orden. El 29 de mayo de 1847 sería ordenado sacerdote. Sólo nueve meses después sería destinado a Manila. Embarcará un siete de marzo de 1848. Con él otros cuatro dominicos navegaron durante cinco meses y medio. El día de Santiago desembarcaron en la capital de las islas Filipinas.

Se le propone ser profesor en la reconocida universidad de Santo Tomás de Manila que los dominicos habían fundado y era, y es, el centro católico de más prestigio del Oriente. Manifiesta, sin embargo, su deseo de siempre de ser misionero y los superiores respetan esa decisión.

Las misiones a las que quería ser enviado eran las de Tung-King, como entonces se llamaba el Vietnam de ahora. Si por algo se significaban esas misiones era por el hecho de que el misionero se jugaba la vida, a causa de las oleadas de persecuciones que de vez en cuando desataban las autoridades políticas.

Llegado a Tung-King tuvo que enfrentarse antes de nada con el aprendizaje de la lengua anamita. No debió tardar mucho en hacerse más o menos con ella, porque a los pocos meses estaba ya ejerciendo el ministerio pastoral, es decir: oyendo confesiones, predicando. Pronto se le nombró Vicario General del Vicariato oriental.

La situación de persecución se agudizó y generalizo. Lo que hizo que la Iglesia quisiera que, junto al obispo titular, se consagrara también uno coadjutor. Así en el caso del martirio del obispo, la iglesia no quedaría nunca sin pastor. Mons. José María Díaz Sanjurjo fue delegado de la santa Sede para elegir y consagrar un obispo coadjutor. Y eligió al que todos esperaban que lo fuera, Fray Melchor García Sampedro.

San Melchor comenzó su actividad como obispo a los 34 años. Difícil fue su ministerio. Mons. Melchor, ahora un personaje, por su condición de obispo y por la admiración de sus fieles, encontraba realmente difícil no ser reconocido por los perseguidores. Sin embargo su ministerio le obligaba a desplazarse de comunidad cristiana en comunidad cristiana. El martirio estuvo siempre en sus deseos más profundos. De momento le tocó presenciar cómo fieles cristianos, sacerdotes, catequistas iban siendo martirizados. Él pudo contar el encarcelamiento, los sufrimientos y el martirio del obispo titular, hoy San José María Díaz Sanjurjo. Tuvo lugar e 20 de julio de 1957.

Fue un tiempo, lo relata el mismo San Melchor de desplazamientos camuflado, vestido como un hijo de aquella tierra, a pie descalzo, o en pequeñas barcas...; de catequesis durante las noches, de misa antes de amanecer. Todo ello viendo cómo la persecución se iba llevando a catequistas, sacerdotes fieles...Se sentía casi con mala conciencia por ver que el martirio no le llegaba a él, que tenía como misión alentar esa fe que a otros les había supuesto ser asesinados.

Se le busca ansiosamente para acabar con su vida. Tuvo que realizar un duro discernimiento, ofrecerse él a quienes lo buscaban o seguir ocultándose. El mismo refiere lo que llama el "purgatorio" de no saber qué hacer. Pero, sin necesidad de salir al encuentro de quienes le buscaban el 13 de mayo escribe a la autoridad de la Orden en España, despidiéndose con estas palabras "Si ésta es la última, hasta el cielo. Adiós".

De acuerdo con la estrategia que, como hemos dicho se seguía, tuvo que proceder a elegir entre los sacerdotes uno que la Santa Sede nombrara obispo coadjutor. Eligió a Fray Valentín de Berriochoa, vasco de Elorrio. Un mes después San Melchor fue hecho prisionero. Se le acusaba de haber entrado en aquel país sin permiso y de ser el jefe de quienes atentaban contra el emperador Tu-Duc. Siendo cierta la primera razón, fray Melchor manifestó siempre un cuidado interés en quedar fuera de las decisiones puramente políticas y en respetar la autoridad política. En las numerosas cartas que se conservan nunca se encuentra alusión, y menos crítica, a asuntos puramente políticos.

Fue su sucesor Mons. Valentín, así como otros sacerdotes, quienes han contado con todo detalle su arresto, su traslado a la capital de la provincia y su terrible martirio. Pocos martirios podemos ver en actas de mártires que hayan alcanzado la crueldad del infligido a san Melchor. Extremidades descoyuntadas para atarlas a estacas que estaban a mayor distancia de lo que permitían sus brazos y piernas, para luego ser cortadas sus extremidades con un hacha sin filo. Los testigos relatan incluso el número de golpes que fue necesario dar a sus rodillas, a sus brazos para cortarlos. Le abrieron el vientre y finalmente le cortaron la cabeza. Era el 28 de julio de 1858. Tenía el santo 37 años

Será su sucesor, San Valentín de Berriochoa, comentará cómo se cumplió en aquellas tierras una vez más que la sangre de mártires es semilla de cristiana. "Por muchos años que hubiera vivido el santo obispo fray Melchor desarrollando su conocido celo apostólico difícilmente hubiera convertido al cristianismo más que los que convirtió con su martirio", dice el santo.

Cuando llegó a Asturias la noticia del martirio de san Melchor aún vivían sus padres. Sus restos llegarían años después. Hoy se veneran en la catedral de Oviedo.

Pío XII le beatificó junto a su predecesor, José María Díaz Sanjurjo el 29 de abril de 1951. El 19 de junio de 1988 fue canonizado por Juan Pablo II, junto con otros
ciento dieciséis mártires de la Iglesia Vietnamita.

El mismo papa los proclamó patronos de esa iglesia.

ORACIÓN
Sacerdote de Dios,
misionero fervoroso,
apóstol infatigable,
mártir de la fe de Jesucristo,
bienaventurado fray Melchor.
Me acerco a ti confiadamente impetrando tu ayuda en mi necesidad,
tu consuelo en mi dolor,
tu esfuerzo en mi desaliento.
Tu que anduviste por caminos de humildad,
quítame el espíritu de soberbia;
tu que te entregaste a Dios tan generosamente,
haz que desaparezca en mí el egoísmo.
Haz que en Dios crea con la intensidad de tu fe
y que a Dios sirva con el desinterés con que tu le serviste.
Haz que arda en mí aquella caridad que te llevó a sufrir
tan horrible y doloroso martirio.
Si lo que te pido en esta novena es para gloria de Dios,
alabanza tuya y bien de mi alma,
concédemelo; de lo contrario,
dame conformidad, energía y entereza para sobrellevar
mis sufrimientos y para cumplir en todo
y siempre la voluntad de Dios.
Amén.



Ésta y muchas oraciones las encontrarán en

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Fuente: ACIprensa.com
Víctor I, Santo XIV Papa, 28 de julio  

Víctor I, Santo

XIV Papa de la Iglesia
y Mártir

Martirologio Romano: En Roma, san Víctor I, papa, africano de nacimiento, que fijó para todas las Iglesias la celebración de la fiesta de Pascua en el domingo que sigue inmediatamente a la Pascua judía (c. 200).

San Víctor, originario de Africa, sucedió en el pontificado a San Eleuterio hacia el año 189. Afrontó eficazmente las grandes dificultades de su época. Por ejemplo, ciertos cristianos del Asia que vivían en Roma, insistían en celebrar la Pascua según su propia tradición, aunque no fuese en domingo. Como ciertos obispos de Asia los apoyasen, San Víctor los amenazó con la excomunión. Otra de las dificultades que tuvo que enfrentar, fue la enseñanza de Teódoto, quien sostenía que Jesucristo era simplemente un hombre dotado de poderes sobrenaturales.

San Víctor murió antes de que comenzase la persecución de Septimio Severo, pero las persecuciones que debió sufrir por su enérgico celo para defender la fe, le merecen el título de mártir. Según San Jerónimo, este santo fue el primero en celebrar los sagrados misterios en latín.

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Fuente: www.sdb.org
José Caselles Moncho y José Castell Camps, Beatos Mártires Salesianos, 28 de julio  

José Caselles Moncho y José Castell Camps, Beatos

Mártires Salesianos

Martirologio Romano: En Barcelona, España, beatos José Caselles Moncho y José Castell Camps, presbíteros de la Sociedad Salesiana y mártires, que durante la misma persecución religiosa merecieron alcanzar con el martirio la gloria de la vida eterna (1936).

José Caselles Moncho

Era de Benidoleig (Alicante). Nació el 8 de agosto de 1907. Estudió en el colegio salesiano de Valencia y se fue pronto al aspirantado, a Campello. Allí profesó en 1927. De ahí se trasladó a Samá, recordado siempre como un joven amable, servicial y caritativo.

Cursó Teología en Carabanchel (Madrid) y fue ordenado sacerdote en 1936 en Valencia, durante el verano lo enviaron al Tibidabo. Con la guerra su única pretención era asegurar el refugio a los niños que allí vivían, sin preocuparse de él mismo. Al final le detuvieron y tras torturarle en una de las checas de Barcelona, lo asesinaron el 27 de julio.

José Castell Camps

Don José era natural de Ciudadela (Menorca), desde el 12 de octubre de 1902. Allí conoció a los salesianos y un tiempo después se marchó a Campello y Carabanchel para sus estudios salesianos. Profesó en la Congregación en 1918 y se ordenó sacerdoten en 1927.

En 1933 fue destinado al Tibidabo. En julio del 36 vio arder el templo desde el bosque y bajó después a Barcelona a buscar refugio. El 28 de julio una patrulla de milicianos le detuvo, le sometieron a un careo ante otro salesiano y, finalmente, lo mataron esa misma noche en una de las checas de la capital catalana.

Fueron beatificado por S.S. Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001 junto a otros
231 mártires españoles.

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Fuente: L´oservatore Romano
Manuel Segura, Beato Mártir, 28 de julio  

Manuel Segura, Beato

Martirologio Romano: En Gabasa, pueblo de la provincia de Zaragoza, en España, beatos Manuel Segura, presbítero, y David Carlos, religioso de la Orden de los Clérigos Regulares de las Escuelas Pías, mártires durante la persecución contra la Iglesia durante la guerra civil española(1936).

 

Nació en Almonacid de la Sierra (Zaragoza), el 21 de enero de 1881. Vistió el hábito escolapio en Peralta de las Sal (Huesca) el 1 de noviembre de 1899 y fue ordenado sacerdote en Barbastro el 25 de mayo de 1907.

El p. Manuel Segura cumplió su misión de maestro y educador en los colegios escolapios de Barbastro, Tamarite, Pamplona y Tafalla. Cuando el santuario calasancio de Peralta fue cercado por los milicianos armados, los novicios estaban jugando al fútbol en el patio. El p. Segura, su maestro, les exhortó a pasar del deporte al martirio. Ellos se libraron y lo recuerdan como un educador lleno de ternura. Recibió la corona del martirio el 28 de julio de 1936, tenía 55 años de edad.

A su lado fue sacrificado, a sus 29 años, el hermano David Carlos, un navarro de Asarta. Encargado del huerto, trabador y noble, era muy querido por los peraltenses, también labradores. Sus verdugos le dijeron que le perdonaban la vida si abandonaba el hábito religioso.
Pero no renegó.

Fueron beatificados el 1 de octubre de 1995.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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