†
JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 36-43
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se fue a su casa. Sus discípulos y le dijeron:
"Explícanos la parábola de la cizaña del campo".
Jesús les dijo:
"El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino; la cizaña, los hijos del maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del mundo; y los trabajadores, los ángeles. Así como se recoge la cizaña y se hace una fogata con ella, así también sucederá cuando llegue el fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles,que recogerán de su reino a todos los que que fueron causa de tropiezo y a los malvados, y los echarán al horno de fuego. Allí llorarán y les rechinarán los dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos su oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin sus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que lea. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdenos en sus intenciones y misas!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/?media=200354
Película completa (1 hora): http://www.gloria.tv/?media=417295
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). "Te amo, pero quiero verte todos los días, y menos los de descanso". ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice eso a otro? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, demorar en bautizar a los niños, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado, etc. Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
mar 17a. Ordinario año Par
Antífona de Entrada
Los sabios brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, como las estrellas por toda la eternidad.
Oración Colecta
Oremos:
Señor nuestro, que suscitas continuamente en tu Iglesia nuevos ejemplos de santidad; concédenos la gracia de imitar en el celo apostólico a tu obispo san Alfonso María de Ligorio, para que podamos compartir en el cielo su misma recompensa.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Acuérdate, Señor, de tu alianza con nosotros y no la quebrantes
Lectura del libro del profeta Jeremías 14, 17-22
Mis ojos se deshacen en lágrimas día y noche sin cesar, porque un gran desastre viene sobre mi pueblo, y su herida es incurable. Si salgo al campo, allí están las víctimas de la espada; si entro en la ciudad, sólo hay angustia a causa del hambre. Profetas y sacerdotes vagan por el país y no logran comprender. ¿Has rechazado totalmente a Judá? ¿Has dejado de amar a Sión? ¿Por qué nos hieres de este modo? Esperábamos la paz, pero no hay bienestar; el tiempo de que nos sanes, pero sólo hay espanto.
Reconocemos, Señor, nuestra maldad y la culpa de nuestros antepasados. Hemos pecado contra ti. Por el honor de tu nombre, no nos desprecies, no profanes el trono de tu gloria; acuérdate, no rompas tu alianza con nosotros.
¿Acaso hay algún ídolo de los paganos que haga llover? ¿Dan los cielos la lluvia por sí solos? ¿No eres sólo tú, Señor, Dios nuestro? Nosotros esperamos en ti, porque eres tú quien hace todo esto".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Sal 78, 8.9.11 y 13
Socórrenos, Señor, y te alabaremos.
No recuerdes para castigarnos las culpas de otros tiempos; compadécete pronto de nosotros, porque estamos extenuados en la miseria. Socórrenos, Señor,y te alabaremos. Ayúdanos, Dios salvador nuestro, por la gloria de tu nombre; libéranos y borra nuestros pecados, por tu nombre.
Socórrenos, Señor, y te alabaremos.
Llegue hasta ti el lamento del cautivo, con el poder de tu brazo salva a los condenados a muerte. Y nosotros, que somos tu pueblo y ovejas que tú apacientas, te daremos gracias eternamente, contaremos tus alabanzas de generación en generación.
Socórrenos, Señor, y te alabaremos.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá la luz de la vida.
Aleluya.
Evangelio
Así como recogen la cizaña y la queman, así será el fin del mundo
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 36-43
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se fue a su casa. Sus discípulos y le dijeron:
"Explícanos la parábola de la cizaña del campo".
Jesús les dijo:
"El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino; la cizaña, los hijos del maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del mundo; y los trabajadores, los ángeles. Así como se recoge la cizaña y se hace una fogata con ella, así también sucederá cuando llegue el fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles,que recogerán de su reino a todos los que que fueron causa de tropiezo y a los malvados, y los echarán al horno de fuego. Allí llorarán y les rechinarán los dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las ofrendas
Acepta, Señor, el sacrificio que vamos a ofrecerte, y, por sus méritos, escucha nuestras filiales oraciones y santifica toda nuestra vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Los santos pastores siguen presentes en la Iglesia
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque permites que tu Iglesia se alegre hoy con la festividad de san Alfonso María de Ligorio, para animarnos con el ejemplo de su vida, instruirnos con su palabra y protegernos con su intercesión.
Por eso,
con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:
Antífona de la Comunión
Este es el criado fiel y solícito a quien el Señor ha puesto al frente de su familia, para que les dé su alimento a sus horas.
Oración después de la Comunión
Oremos:
A quienes has alimentado con tus sacramentos, concédeles, Dios todopoderoso, servirte con una vida que te sea agradable, a ejemplo de san Alfonso.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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Dia 29/07 Santa Marta (blanco)
Antífona de Entrada
Entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Oración Colecta
Oremos:
Dios todopoderoso, tu Hijo aceptó la hospitalidad de santa Marta y se albergó en su casa; concédenos, por intercesión de esta santa mujer, servir fielmente a Cristo en nuestros hermanos y ser recibidos, como premio, en tu casa del cielo.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 4 7-16
Queridos hijos: Amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama, no conoce a Dios, porque Dios es amor. El amor que Dios nos tiene, se ha manifestado en que envió al mundo a su Hijo unigénito para que vivamos por él.
El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero y nos envió a su Hijo, como víctima de expiación por nuestros pecados.
Si Dios nos ha amado tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. A Dios nadie lo ha visto nunca; pero si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros y su amor en nosotros es perfecto.
En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado su Espíritu. Nosotros hemos visto y de ello damos testimonio, que el Padre envió a su Hijo como salvador del mundo. Quien confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, permanece en Dios y Dios en él.
Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en ese amor. Dios es amor y quien permanece en el amor, permanece en Dios y Dios en él.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 33
Bendigamos al Señor a todas horas.
Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del Señor; que se alegre su pueblo al escucharlo.
Bendigamos al Señor a todas horas.
Proclamemos qué grande es el Señor y alabemos su nombre. Cuando acudí al Señor, me hizo caso y me libró de todos mis temores.
Bendigamos al Señor a todas horas.
Vuélvanse a él y quedarán radiantes, jamás se sentirán decepcionados. El Señor siempre escucha al afligido, de su tribulación lo pone a salvo.
Bendigamos al Señor a todas horas.
A quien teme al Señor, el ángel del Señor lo salva y cuida. ¡Prueben! Verán qué bueno es el Señor; dichoso quien en él confía.
Bendigamos al Señor a todas horas.
Que amen al Señor todos sus fieles, pues nada faltará a quienes lo aman. El rico empobrece y pasa hambre; a quien busca al Señor nada le falta.
Bendigamos al Señor a todas horas.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá la luz de la vida.
Aleluya.
Evangelio
Creo que tú eres el Hijo de Dios vivo
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 11, 19-27
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para consolarlas por la muerte de su hermano Lázaro. Apenas oyó Marta que Jesús llegaba, salió a su encuentro; pero María se quedó en casa. Le dijo Marta a Jesús:
"Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora estoy segura de que Dios te concederá cuanto le pidas".
Jesús le dijo:
"Tu hermano resucitará".
Marta respondió:
"Ya sé que resucitará en la resurrección del último día".
Jesús le dijo:
"Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquél que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees tú ésto?"
Ella le contestó:
"Sí, Señor. Creo firmemente que tú eres el Mesías , el Hijo de Dios vivo, el que tenía que venir al mundo".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Señor, al proclamar las maravillas que has realizado en santa Marta, te rogamos que, así como aceptaste con agrado su solicitud caritativa, aceptes de igual modo el homenaje de nuestro servicio.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Acción de los santos en la Iglesia
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque con la vida de tus santos, enriqueces a tu Iglesia con formas siempre nuevas de admirable santidad, y nos das pruebas indudables de tu amor por nosotros; y también, porque su ejemplo nos impulsa y su intercesión nos ayuda a colaborar en el misterio de la salvación.
Por eso,
ahora nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y los santos diciendo:
Antífona de la Comunión
Marta dijo a Jesús: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo".
Oración después de la Comunión
Oremos:
Te rogamos, Señor, que la participación en el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo nos aparte de las cosas perecederas; concédenos que, a ejemplo de santa Marta, podamos servirte en la tierra con caridad sincera y gozar eternamente de tu vista en el cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amen
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† Meditación diaria
17ª Semana. Martes
LOS AMIGOS DE DIOS
— Amistad con Jesús.
— Jesucristo, ejemplo de toda amistad verdadera.
— Fomentar una amistad cordial y optimista con quienes nos relacionamos. Apostolado y amistad.
I. En la larga travesía del desierto, el pueblo de Dios instalaba, fuera del lugar donde acampaba, la llamada Tienda de la reunión o del encuentro. Se trataba de un sitio sagrado, santo, un lugar aparte. El que visitaba al Señor salía fuera del campamento y se dirigía a la Tienda del encuentro. Allí iba Moisés para exponer al Señor las necesidades del pueblo, y Dios hablaba a Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo1.
En diversas ocasiones nos muestra la Sagrada Escritura a Dios como amigo de los hombres. También Abrahán es llamado el amigo de Dios2, y el pueblo apelaba con frecuencia a esta amistad para invocar el perdón y la protección divina. Es más, toda la revelación tiende a formar un pueblo amigo de Dios, enlazado con Él por una estrecha Alianza, que es continuamente renovada. "Dios invisible, movido de amor, habla a los hombres como amigos, trata con ellos para invitarlos y recibirlos en su compañía"3. Este designio divino tuvo su pleno cumplimiento cuando, llegada la plenitud de los tiempos, el Hijo de Dios, la Segunda Persona de la Trinidad Santa, se hizo hombre. Como la amistad supone cierta igualdad y comunidad de vida4, y la distancia entre Dios y el hombre es infinita, Dios tomó la naturaleza humana, y el hombre se hizo partícipe de la divinidad mediante la gracia santificante5.
"El amigo es amigo para el amigo", la amistad exige benevolencia mutua. Primero nos amó Dios, y así pudimos corresponder; nosotros le amamos porque Él nos amó primero6. El hombre manifiesta su correspondencia aceptando este amor de Dios, abriéndole su alma, dejándose amar, expresando en obras su amor.
La esencia de la amistad entre Dios y los hombres se fundamenta en la naturaleza de la caridad, que es sobrenatural y se derrama en nuestros corazones7 para que podamos amar a Dios con el mismo amor con el que Él nos ama. Jesús nos dice: Como el Padre me amó a Mí, Yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor8. Y dirigiéndose al Padre: el amor con que Tú me has amado esté en ellos, y Yo en ellos9. La seguridad de que Dios nos ama es la raíz de la alegría y gozo del cristiano: Vosotros sois mis amigos...10. ¡Qué inmensa alegría podernos llamar amigos de Dios!
A lo largo de su vida terrena, Nuestro Señor estuvo siempre abierto a una amistad sincera con quienes se le acercaban; es más, en muchas ocasiones fue Él quien tomó la iniciativa para atraerse a todos a Sí: con Zaqueo, con la mujer samaritana..., con todos. Era amigo de sus discípulos, que son conscientes de este particular aprecio. Cuando no entendían algo, se acercaban a Él con confianza, como nos muestra el Evangelio de la Misa de hoy11: explícanos la parábola, le piden con toda naturalidad. Y el Señor les toma aparte y les desvela el contenido de sus enseñanzas de una manera más íntima. También participaban de sus alegrías y de sus preocupaciones; y recibían aliento y ánimo cuando lo necesitaban.
Del mismo modo, el Señor nos ofrece ahora su amistad desde el Sagrario. Allí nos consuela, nos anima, nos perdona. En el Sagrario, como en aquella Tienda del encuentro, habla el Señor con todos, cara a cara, como un hombre habla con su amigo. Con la gran diferencia de que aquí, en nuestros templos, está Dios hecho Hombre: Jesús, el mismo que nació de Santa María, el que murió por nosotros en una cruz.
II. A Jesús le gustaba conversar con quienes acudían a Él o con quienes encontraba en el camino. Aprovechaba estas ocasiones para llegar al fondo del alma y levantar el corazón hasta un plano más alto, muchas veces –cuando sus interlocutores estaban bien dispuestos– hasta la conversión y la entrega plena. También quiere hablar con nosotros en la intimidad de la oración. Y para eso debemos estar abiertos al diálogo, a la amistad sincera. "Él mismo nos ha cambiado de siervos en amigos, como claramente lo dijo: vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que os he mandado (Jn 15, 14). Nos ha dejado el modelo que debemos imitar. Por tanto, hemos de compartir la voluntad del amigo, revelarle confidencialmente lo que tenemos en el alma y no ignorar nada de cuanto Él lleva en su corazón. Abrámosle nuestra alma, y Él nos abrirá la suya. En efecto, el Señor declara: os he llamado mis amigos porque os he comunicado todo lo que he oído a mi Padre (Jn 15, 14). El verdadero amigo, pues, no oculta nada al amigo; le descubre todo su ánimo, así como Jesús derramaba en el corazón de los Apóstoles los misterios del Padre"12.
Los cristianos podemos ser hombres y mujeres con más capacidad de amistad, porque el trato habitual con Jesucristo nos dispone a salir de nuestro egoísmo, de la preocupación excesiva por los problemas personales, y así estar abiertos a quienes frecuentan nuestro trato, aunque sean de diferente edad, aficiones, cultura o posición. La amistad, con todo, no nace de un simple encuentro ocasional, ni de la mutua necesidad de ayuda. Ni siquiera la camaradería, el trabajo en común o la misma convivencia llevan necesariamente a la amistad. No son amigas dos personas que se encuentran todos los días en la misma escalera, en el transporte público o en la oficina. Ni la mutua simpatía es, por sí misma, amistad.
Afirma Santo Tomás13 que no todo amor indica amistad, sino el amor que entraña benevolencia, es decir, cuando apreciamos a alguien de tal manera que deseamos para él el bien. Existe más posibilidad de amistad cuanto más grande es la ocasión de difundir el bien que se posee: "solo son verdaderos amigos aquellos que tienen algo que dar y, al mismo tiempo, la humildad suficiente para recibir. Por eso es más propia de los hombres virtuosos. El vicio compartido no produce amistad sino complicidad, que no es lo mismo. Nunca podrá ser legitimado el mal con una pretendida amistad"14; el mal, el pecado, no une jamás en la amistad y en el amor.
Nosotros, los cristianos, podemos dar a nuestros amigos comprensión, tiempo, ánimo y aliento en las dificultades, optimismo y alegría, muchos detalles de servicio..., pero, sobre todo, podemos y debemos darles el bien más grande que poseemos: Cristo mismo, el Amigo por excelencia. Por eso la amistad verdadera lleva al apostolado, en el que comunicamos los bienes inmensos de la fe.
III. ...Y conversaba con Moisés, cara a cara, como habla un hombre con su amigo. Quien vive en amistad con Dios entenderá con más facilidad el valor de la amistad en sí misma y, sin instrumentalizarla, será cauce de un apostolado fecundo, como exigencia que le es natural, que pide comunicar al amigo los bienes propios.
Un amigo fiel es poderoso protector; el que lo encuentra halla un tesoro. Nada vale tanto como un amigo fiel; su precio es incalculable15. Por eso mismo la amistad necesita ser protegida y defendida contra el paso del tiempo, que lleva al olvido, al distanciamiento; contra la envidia, que es frecuentemente lo que más corrompe la amistad16. Ojalá podamos decir como aquel hombre, que terminaba así unos apuntes autobiográficos: "De algo puedo ufanarme: no creo haber perdido jamás un amigo".
Al amigo se le pide que sea fiel, que se mantenga firme en las dificultades, que resista la prueba del tiempo y de las contradicciones, que salga en defensa de su amigo en cualquier situación que se presente: "ser fieles a la amistad verdadera –aconsejaba San Ambrosio–, porque nada hay más hermoso en las relaciones humanas. Ciertamente consuela mucho en esta vida tener un amigo a quien abrir el corazón, desvelar la propia intimidad y manifestar las penas del alma; alivia mucho tener un amigo fiel que se alegre contigo en la prosperidad, comparta tu dolor en la adversidad y te sostenga en los momentos difíciles"17.
Fomentemos la amistad cordial y sincera, optimista, con quienes nos relacionamos todos los días: con los vecinos, con los compañeros de trabajo o de estudio, con esas personas de las que recibimos o a quienes prestamos cada día un servicio exigido por el quehacer profesional o voluntario... Seamos amigos de modo particular de nuestro Ángel Custodio. "Todos necesitamos mucha compañía: compañía del Cielo y de la tierra. ¡Sed devotos de los Santos Ángeles! Es muy humana la amistad, pero también es muy divina; como la vida nuestra, que es divina y humana"18. El Ángel Custodio no se aleja por nuestros caprichos y defectos; sabe las flaquezas y miserias, y tal vez por eso nos ame más19.
Pero, sobre toda amistad, debemos hacer fuerte y piadosa la amistad "con el Gran Amigo, que nunca traiciona"20. A Él lo encontramos con suma facilidad; está siempre dispuesto a recibirnos, a permanecer con nosotros el tiempo que deseemos. "Id a cualquier parte del mundo donde queráis, cambiad de casa cuantas veces lo deseéis, en la iglesia católica más próxima vuestro Amigo está siempre esperándoos, día tras día"21. Allí le podemos hablar cara a cara, como un hombre habla con su Amigo; nos espera siempre y desea que vayamos a verle... y a oírle. En Él aprendemos de verdad a ser amigos de nuestros amigos, a estar siempre prontos y abiertos a toda amistad sincera, que será camino natural por el que Cristo, nuestro Amigo, llegue hasta lo más profundo de sus almas.
1 Primera lectura. Año I. Ex 33, 11. — 2 Cfr. Is 41, 8. — 3 Conc. Vat. II, Const. Dei Verbum, 2. — 4 Cfr. Santo Tomás, Suma Teológica, 2-2, q. 23 a. 1. — 5 Ibídem. — 6 1 Jn 4, 19. — 7 Cfr. Rom 5, 5. — 8 Jn 15, 9. — 9 Jn 17, 26. — 10 Jn 15, 13-14. — 11 Mt 13, 36-43. — 12 San Ambrosio, Sobre los oficios de los ministros, 3, 135. — 13 Santo Tomás, loc. cit. — 14 J. Abad, Fidelidad, Palabra, Madrid 1987, p. 110. — 15 Ecl. 6, 14-17 — 16 Cfr. San Basilio, Homilía sobre la envidia. — 17 San Ambrosio, o. c., 3, 134 — 18 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 315 — 19 Cfr. A. Vázquez de Prada, Estudio sobre la amistad, Rialp, Madrid 1956, p. 259. — 20 Cfr. San Josemaría Escrivá, Camino, n. 88 — 21 R. A. Knox, Sermones pastorales, Rialp, Madrid 1963, p. 473.
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29 de julio
SANTA MARTA*
Memoria
— Confianza y amor al Maestro.
— La Humanidad Santísima de Jesús.
— La amistad con el Señor nos hace fácil el camino.
I. La festividad de Santa Marta nos permite entrar una vez más en el hogar de Betania, bendecido tantas veces por la presencia de Jesús. Allí, en la familia formada por aquellos hermanos, Marta, María y Lázaro, el Señor encontraba cariño, y también descanso para su cuerpo fatigado por recorridos interminables por aldeas y ciudades. Jesús buscaba refugio entre sus amigos, especialmente cuando en los últimos días tropezaba más frecuentemente con la incomprensión y el desprecio, por parte principalmente de los fariseos. Los sentimientos del Maestro hacia los hermanos de Betania vienen expresados por San Juan en su Evangelio: Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro1. ¡Eran amigos!
El Evangelio de la Misa2 nos relata la llegada de Jesús al hogar de esta familia, cuando hacía cuatro días que Lázaro había muerto. Poco tiempo antes, cuando ya Lázaro estaba muy grave, las hermanas enviaron al Maestro este recado lleno de confianza: Señor, mira, aquel a quien amas está enfermo3. Y Jesús, que se encontraba en Galilea, a varias jornadas de camino, cuando oyó que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el mismo lugar. Después, pasados estos, dijo a sus discípulos: Vamos otra vez a Judea4. Cuando llegó a Betania, Lázaro llevaba ya cuatro días sepultado.
Marta, siempre atenta y activa, probablemente antes de que Jesús llegara a la casa se enteró de que se aproximaba, y salió enseguida a recibirlo. Y a pesar de que, aparentemente, el Señor no había acudido a la llamada, su confianza y su amor no han disminuido. Señor le dice Marta, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano...5. Le reprocha con suma delicadeza no haber llegado antes. Marta esperaba la curación de su hermano cuando estaba todavía enfermo. Y Jesús, con un gesto amable, quizá con una sonrisa en los labios, la sorprende: Tu hermano resucitará6. Marta acoge estas palabras como un consuelo y piensa en la resurrección definitiva, y contesta: Ya sé que resucitará en la resurrección, en el último día7. Estas palabras provocan una portentosa declaración de Jesús acerca de su divinidad: Yo soy la Resurrección y la Vida, el que cree en Mí, aunque hubiera muerto, vivirá, y todo el que vive y cree en Mí no morirá para siempre8. Y le pregunta: ¿Crees tú esto? ¿Quién podría sustraerse a la autoridad soberana de esta declaración? ¡Yo soy la Resurrección y la Vida! ¡Yo...! ¡Yo soy la razón de ser de todo cuanto existe! Jesús es la Vida, no solo la que empieza en el más allá, sino también la vida sobrenatural que la gracia opera en el alma del hombre que todavía se encuentra en camino. Son palabras extraordinarias que nos llenan de seguridad, que nos acercan cada vez más a Cristo, y que nos llevan a hacer nuestra la respuesta de Marta: Yo he creído que Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido a este mundo9. El Señor, momentos después, resucitará a Lázaro.
Admiramos en Marta su fe, y querríamos imitarla en su amistad confiada con el Maestro. "¿Has visto con qué cariño, con qué confianza trataban sus amigos a Cristo? Con toda naturalidad le echan en cara las hermanas de Lázaro su ausencia: ¡te hemos avisado! ¡Si Tú hubieras estado aquí!...
"-Confíale despacio: enséñame a tratarte con aquel amor de amistad de Marta, de María y de Lázaro; como te trataban también los primeros Doce, aunque al principio te seguían quizá por motivos no muy sobrenaturales"10.
II. Un tiempo después, estando ya cercana la Pascua, Jesús visitó de nuevo a estos amigos: fue a Betania donde vivía Lázaro, al que Jesús resucitó de entre los muertos. Allí le prepararon una cena. Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa con Él11.
Marta servía... ¡Con qué amor agradecido lo haría! Allí, en su casa, estaba el Mesías, allí estaba Dios necesitado de sus atenciones. Y ella podía servirle. Dios se ha hecho Hombre para estar muy cerca de nuestras necesidades, para que aprendamos a amarle a través de su Humanidad Santísima, para que podamos ser sus amigos entrañables. No podemos dejar de considerar una y otra vez que el mismo Jesús de Nazareth, de Cafarnaún, de Betania, es el mismo que nos espera en el Sagrario más próximo, "necesitado" de nuestras atenciones. "Es verdad que a nuestro Sagrario le llamo siempre Betania... Hazte amigo de los amigos del Maestro: Lázaro, Marta, María. Y después ya no me preguntarás por qué llamo Betania a nuestro Sagrario"12. Allí está Él. No podemos pasar indiferentes, no debemos dejar de visitarle cada día..., y permanecer en su compañía esos minutos de acción de gracias, después de la Comunión, sin prisas, sin inquietud. Nada hay más importante.
Enseña Santo Tomás que no hubo otro modo más conveniente para redimir a los hombres que el de su Encarnación13. Y aduce estas razones: en cuanto a la fe, porque se hacía más fácil creer, ya que Dios mismo era el que hablaba; en cuanto a la esperanza, por la prueba tan grande de su voluntad salvífica que esto representaba; en cuanto a la caridad, porque nadie tiene amor más grande que aquel que da la vida por sus amigos14; en cuanto a las obras, porque el mismo Dios nos iba a servir de modelo: asumiendo nuestra carne nos mostraba la importancia de la criatura humana, con su humillación curaba nuestra soberbia...
En la Humanidad Santísima de Jesús toma forma humana el amor que Dios nos tiene, abriéndose así un plano inclinado que nos lleva suavemente a Dios Padre. Por eso, la vida cristiana consiste en querer a Cristo, en imitarle, en seguirle de cerca, atraídos por su vida. La santificación no tiene su centro en la lucha contra el pecado, no es algo negativo; está centrada en Jesucristo, objeto de nuestro amor: no se trata solo de evitar el mal, sino de amar al Maestro y de imitarle a Él, que pasó haciendo el bien...15. La vida cristiana es profundamente humana: el corazón tiene un importante lugar en la obra de nuestra santidad porque Dios se ha puesto a su alcance. Y cuando se descuida la vida de piedad, la amistad personal con el Maestro, dejando que el corazón ande desparramado en las criaturas, la fuerza de la voluntad no basta para ir hacia adelante en el camino de la santidad. Por eso, hemos de esforzarnos en verle siempre cercano a nuestra vida, y servirnos de la imaginación para representarnos a Cristo vivo: el que nació en Belén, trabajó en Nazareth, tuvo amigos durante su vida mortal a los que apreciaba de verdad y a quienes acudió muchas veces porque su compañía lo confortaba.
Aprendamos de los amigos de Jesús a tratarle con inmenso respeto, porque es Dios, y con gran confianza, por ser el Amigo de siempre, que busca continuamente nuestro trato.
III. En otra ocasión, Jesús y sus discípulos se detuvieron en casa de estos amigos de Betania, antes de llegar a Jerusalén. Las dos hermanas se dispusieron a preparar todo lo necesario para dar hospitalidad al Maestro y al grupo de los que le acompañaban. Pero María, quizá al poco tiempo de llegar Jesús, se sentó a sus pies, y escuchaba su palabra16, y Marta quedó sola en el trabajo de la casa. María se despreocupa de lo mucho que aún falta por disponer y se entrega por completo a escuchar al Maestro. "La familiaridad con que se instala a sus pies, el hábito que tiene de escucharle, el hambre de oír sus palabras, demuestran que no es este un primer encuentro, sino que hay una verdadera intimidad"17. Marta no es ciertamente indiferente a las palabras de Jesús; ella también atiende, pero está más ocupada en las tareas domésticas. Sin darse cuenta, Jesús ha pasado a un segundo plano: la absorbe aquello mismo que ha de disponer para atenderle bien. Y se inquieta al sentirse sola, con más trabajo quizá del que puede realizar. Mientras, contempla a su hermana a los pies de Jesús. Quizá un tanto desasosegada, y con gran confianza, se puso delante de Jesús, precisa San Lucas, y le dijo: Señor, ¿no te importa nada que mi hermana me deje sola en el trabajo de la casa? Dile, pues, que me ayude18. ¡Qué confianza tan grande tiene con el Maestro!: Dile que me ayude...
Jesús le responde en el mismo tono familiar, como parece indicar la misma repetición del nombre: Marta, Marta le dice, tú te preocupas y te inquietas por muchas cosas. En verdad una sola cosa es necesaria19. María, que con toda seguridad tendría que haber estado ayudando a su hermana, no ha olvidado con todo lo esencial, lo verdaderamente necesario: tener a Cristo como centro de su atención y de su vida. No alaba el Señor toda su actitud, sino lo principal: su amor.
Ni siquiera las cosas que se refieren al Señor nos deben hacer olvidar al Señor de las cosas. Nunca olvidaría Marta esta amable reconvención de Jesús. A pesar de lo indispensable que era su trabajo, mayor aún era el esmero que debía tener por no dejar a Jesús en segundo plano.
Ni siquiera en las tareas que se refieren directamente al Señor debemos olvidar nosotros que lo principal, lo necesario, es su Persona. También en nuestra vida ordinaria debemos tener presente que asuntos que parecen primordiales, como es el trabajo, tampoco se han de anteponer a la familia misma; de poco servirían otras ayudas mejoras económicas, relaciones sociales... si la misma vida familiar se fuera deteriorando por quedar en segundo plano, excepto en casos excepcionales que pueden llevar a que, por ejemplo, sea necesario que el cabeza de familia trabaje en un lugar distante de donde reside el resto de la familia (emigrantes, marinos...). Si un padre o una madre de familia gana más dinero, pero descuida el trato con los hijos, ¿de qué servirá?
Santa Marta, que goza en el Cielo para siempre de la presencia inefable de Cristo, nos alcanzará la gracia de apreciar más la amistad con el Maestro; nos enseñará a cuidar con diligencia de las cosas del Señor, sin olvidar al Señor de las cosas; ella intercederá ante Jesús para que nosotros aprendamos a no posponer tampoco la familia a esos logros buenos que queremos alcanzar en favor de la familia misma.
1 Jn 11, 5. — 2 Jn 11, 17-27. — 3 Jn 11, 3. — 4 Jn 11, 67. — 5 Jn 11, 21. — 6 Jn 11, 23. — 7 Jn 11, 24. — 8 Jn 11, 25. — 9 Jn 11, 27. — 10 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 495. — 11 Jn 12, 1-2. — 12 San Josemaría Escrivá. Camino, n. 322. — 13 Cfr. Santo Tomás, Suma Teológica. 3, q. I. a. 2. — 14 Jn 15, 13. — 15 Hech 10, 38. — 16 Lc 10, 39. — 17 M. J. Indart, Jesús en su mundo, p. 36. — 18 Lc 10, 40. — 19 Lc 10, 41-42.
* Santa Marta vivía en Betania, cerca de Jerusalén, con sus hermanos María y Lázaro. En la última etapa de la vida pública, Jesús se hospedó con frecuencia en su casa. Fuertes lazos de amistad unían a aquellos hermanos con Jesús.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Fuente: Archidiócesis de Madrid
Lázaro de Betania, Santo Amigo de Jesús, 29 de julio
Amigo de Jesús Martirologio Romano: Conmemoración de los santos Lázaro, hermano de santa Marta, a quien lloró el Señor al enterarse de que había muerto, y al que resucitó, y María, su hermana, la cual, mientras Marta se ocupaba inquieta y nerviosa en preparar todo lo necesario, ella, sentada a los pies del Señor, escuchaba sus palabras (s. I).
"¡Lázaro, sal fuera!", y el muerto de cuatro días que ya estaba hediondo sale del sepulcro; así, vive. |
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Fuente: santabeatriz.vidaconsagrada.net
Beatriz de Nazaret, Beata Superiora, Julio 29
Virgen Etimología: Beatriz = la que hace feliz, del latín. |
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Fuente: Enciclopedia Católica || ACI Prensa
Olaf (Olav) de Noruega, Santo Rey y Mártir, Julio 29
Mártir y Rey Martirologio Romano: En Nídaros (hoy Trondheim), ciudad de Noruega, san Olav, mártir, que siendo rey de su pueblo, lo liberó de la idolatría y propagó con gran diligencia la fe cristiana que había conocido en Inglaterra, pero finalmente, atacado por sus enemigos, murió asesinado |
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Fuente: SDB.org
José Calasanz Marqués, Beato Sacerdote y Mártir, Julio 29
Martirologio Romano: En Valencia, en España, beato José de Calasanz Marqués, presbítero de la Sociedad Salesiana y mártir, que derramó su sangre por Cristo en la persecución. |
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Fuente: Enciclopedia Católica || ACI Prensa
Urbano II, Beato CLIX Papa, 29 Julio
CLIX Papa Martirologio Romano: En Roma, en la basílica de San Pedro, beato Urbano II, papa, que defendió la libertad de la Iglesia de las intromisiones de los laicos, luchó contra los clérigos simoníacos e indignos y, en el Concilio de Clermont, exhortó a los soldados cristianos a que, con el signo de la cruz, liberasen a sus hermanos cristianos de la opresión de los infieles y recuperasen el sepulcro del Señor, que estaba su poder (1099). |
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Fuente: www.archivalencia.org
Lucio Martínez Mancebo y 7 compañeros Mártires, Julio 29
Mártires Martirogio Romano: En Calanda, población cercana a Teruel, en España, beatos Lucio Martínez Mancebo, presbítero de la Orden de Predicadores, y compañeros, mártires, que, apoyándose en la fortaleza de Cristo, dieron su vida durante la misma persecución (1936). Cuyos nombres son: Antonio López Couceiro, Felicísimo Díez González, Saturio Rey Robles, Tirso Manrique Melero, presbíteros; Gumersindo Soto Barros y Lamberto de Navascués y de Juan, religiosos, de la Orden de Predicadores; y Manuel Albert Ginés, presbítero diocesano. |
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Fuente: clairval.com
Celia y Luis Martin, Beatos Padres de familia, 29 de julio
Padres de Santa Teresita de Lisieux Martirologio Romano: En Burdeos, Francia, beatos Celia Guérin y Luis Martin, matrimonio cristiano, fallecidos respectivamente el 28 de agosto de 1877 y el 29 de julio de 1894. Luis Martin nació en Burdeos el 22 de agosto de 1823, segundo hijo de una familia de cinco hermanos. Su padre, militar de carrera, se encuentra por esa época en España; los primeros años de infancia de los hermanos Martin transcurren a merced de las guarniciones de su padre: Burdeos, Aviñón y Estrasburgo (Francia). Llegada su jubilación, en diciembre de 1830, el capitán Martin se establece en Alençon, en Normandía. Durante su actividad de militar había destacado por su piedad ejemplar. En una ocasión, al decirle el capellán de su regimiento que, entre la tropa, se extrañaban de que, durante la Misa, permaneciera tanto tiempo de rodillas después de la consagración, él respondió sin pestañear: "¡Dígales que es porque creo!". Tanto en el seno de su familia como con los Hermanos de las Escuelas Cristianas, Luis recibe una fuerte educación religiosa. Al contrario de la tradición familiar, no escoge el oficio de las armas, sino el de relojero, que casa mejor con su temperamento meditabundo y silencioso, y con su gran habilidad manual. Primeramente aprende el oficio en Rennes y, luego, en Estrasburgo. |
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Lupo de Troyes, Santo Obispo, 29 de julio
Obispo Martirologio Romano: En Troyes, ciudad de la Galia Lugdunense, san Lupo, obispo, que con san Germán de Auxerre fue a Bretaña para luchar contra la herejía de los pelagianos, defendió después con la oración a su ciudad del furor de Atila y, habiendo ejercido de modo admirable el sacerdocio durante cincuenta años, descansó en paz (c. 478). San Lupo nació en Toul (Francia) hacia el año 383. Después de seis años de matrimonio con la hermana de San Hilario de Arles, ambos esposos se separaron de común acuerdo para consagrarse al servicio de Dios. Lupo vendió sus posesiones y repartió el producto entre los pobres. Después se retiró a la famosa abadía de Lérins, gobernada entonces por San Honorato. Pero algo más tarde, hacia el año 426, fue elegido obispo de Troyes. En su cargo se mostró tan humilde y mortificado como antes y siguió practicando la pobreza como si se hallase en el monasterio. Sus vestidos eran sencillísimos, dormía en un lecho de tablas, pasaba largas horas en oración y ayunaba con mucha frecuencia. Así vivió cincuenta años, cumpliendo celosamente sus deberes pastorales. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; Colección Hablar con Dios de www.FranciscoFCarvajal.org de www.edicionespalabra.es , misalpalm.com, Catholic.net
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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