JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 1,14-20
Gloria a ti, Señor.
Después de que arrestaron a Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea para predicar el Evangelio de Dios y decía:
"Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Arrepiéntanse y crean en el Evangelio".
Caminaba Jesús por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano, Andrés, echando las redes en el lago, pues eran pescadores. Jesús les dijo: "Síganme y haré de ustedes pescadores de hombres".
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante, vio a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en una barca, remendando sus redes. Los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre con los trabajadores, se fueron con Jesús.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. Idolatramos aquello que preferimos a Él (descanso, comida, trabajo, compañía, flojera). Por eso, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15). ¿Qué pensaríamos de un cónyuge que le dice a su pareja: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente? Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es necesaria la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.
† Misal
lun 1a. Ordinario año impar
Antífona de Entrada
Tengo los ojos puestos en el Señor, porque él me libra de todo peligro. Mírame, Dios mío, y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido.
Oración Colecta
Oremos:
Acepta, Señor, los dones que te presentamos para esta Eucaristía a fin de que, a cambio de ofrecerte lo que tú nos has dado, podamos recibir de ti tu misma vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Primera Lectura
Dios nos ha hablado por su Hijo
Lectura de la carta a los Hebreos 1, 1-6
En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros antepasados por medio de los profetas. Ahora, en este momento final, nos ha hablado por medio del Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por quien hizo también el universo.
El es reflejo de su gloria, imagen perfecta de su ser. El sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de Dios en las alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más excelente es el título que ha heredado.
En efecto, ¿a qué ángel dijo Dios alguna vez:
"Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy?"
Y también:
"¿Yo seré para él un padre y él será
para mí un hijo?"
Y en otro pasaje, al introducir en el mundo a su Hijo primogénito, dice:
"Adórenlo todos los ángeles de Dios".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del Salmo 96
Angeles del Señor, adórenlo.
Reina el Señor, alégrese la tierra; cante de regocijo el mundo entero. El trono del Señor está asentado sobre la justicia y el derecho.
Angeles del Señor, adórenlo.
Los cielos pregonan su justicia, su inmensa gloria ven todos los pueblos. Que caigan ante Dios todos los dioses.
Angeles del Señor, adórenlo.
Tú, Señor altísimo, estás muy por encima de la tierra y mucho más en alto que los dioses.
Angeles del Señor, adórenlo.
Aclamación antes del evangelio
Aleluya, aleluya.
El Reino de Dios está cerca, dice el Señor; arrepiéntanse y crean en el Evangelio.
Aleluya
Evangelio
Arrepiéntanse y crean en el Evangelio
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 1,14-20
Gloria a ti, Señor.
Después de que arrestaron a Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea para predicar el Evangelio de Dios y decía:
"Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Arrepiéntanse y crean en el Evangelio".
Caminaba Jesús por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano, Andrés, echando las redes en el lago, pues eran pescadores. Jesús les dijo: "Síganme y haré de ustedes pescadores de hombres".
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante, vio a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en una barca, remendando sus redes. Los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre con los trabajadores, se fueron con Jesús.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, los dones que te presentamos para esta Eucaristía a fin de que, a cambio de ofrecerte lo que tú nos has dado, podamos recibir de ti tu misma vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
Prefacio
El misterio de nuestra salvación en Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado.
Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor.
El, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección, extendió sus brazos en la cruz y así adquirió para ti un pueblo santo.
Por eso, con los ángeles y los santos, proclamamos tu gloria diciendo:
Antífona de la Comunión
Mi alma espera al Señor con más ansia que los centinelas el amanecer, porque con el Señor viene la misericordia y la abundancia de su gracia.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Tú que nos has hecho partícipes de la vida de Cristo en este sacramento, transfórmanos, Señor, a imagen de tu Hijo, para que participemos también de su gloria en el cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
† Meditación diaria
1ª Semana. Lunes
LLAMADA DE LOS PRIMEROS DISCÍPULOS
— El Señor llama a los discípulos en medio de su trabajo. A nosotros nos llama también en nuestros quehaceres, y nos deja en ellos para que los santifiquemos y le demos a conocer.
— La santificación del trabajo. El ejemplo de Cristo.
— Trabajo y oración.
I. Después del Bautismo, con el que inaugura su ministerio público, Jesús busca a aquellos a quienes hará partícipes de su misión salvífica. Y los encuentra en su trabajo profesional. Son hombres habituados al esfuerzo, recios, sencillos de costumbres. Al pasar junto al mar de Galilea -se lee en el Evangelio de la Misa1-, vio a Simón y a Andrés, que echaban las redes en el mar, pues eran pescadores. Y les dijo Jesús: Seguidme, y os haré pescadores de hombres. Y cambia la vida de estos hombres.
Los Apóstoles fueron generosos ante la llamada de Dios. Estos cuatro discípulos –Pedro, Andrés, Juan y Santiago– conocían ya al Señor2, pero es este el momento preciso en el que, respondiendo a la llamada divina, deciden seguirle del todo, sin condiciones, sin cálculos, sin reservas. Así la siguen hoy muchos en medio del mundo, con entrega total en un celibato apostólico. Desde ahora, Cristo será el centro de sus vidas, y ejercerá en sus almas una indescriptible atracción. Jesucristo los busca en medio de su tarea ordinaria, como hizo Dios con los Magos –según hemos contemplado hace pocos días–: por aquello que les podía ser más familiar, el brillo de una estrella; como llamó el Ángel a los pastores de Belén, mientras cumplen con su deber de guardar el ganado, para que fueran a adorar al Niño Dios y acompañaran aquella noche a María y a José...
En medio de nuestro trabajo, de nuestros quehaceres, nos invita Jesús a seguirle, para ponerle en el centro de la propia existencia, para servirle en la tarea de evangelizar el mundo. "Dios nos saca de las tinieblas de nuestra ignorancia, de nuestro caminar incierto entre las incidencias de la historia, y nos llama con voz fuerte, como un día lo hizo con Pedro y con Andrés: Venite post me, et faciam vos fieri piscatores hominum (Mt 4, 19), seguidme y yo os haré pescadores de hombres, cualquiera que sea el puesto que en el mundo ocupemos"3. Nos elige y nos deja –a la mayor parte de los cristianos, los laicos– allí donde estamos: en la familia, en el mismo trabajo, en la asociación cultural o deportiva a la que pertenecemos... para que en ese lugar y en ese ambiente le amemos y le demos a conocer a través de los vínculos familiares, o de las relaciones de trabajo, de amistad...
Desde el momento en que nos decidimos a poner a Cristo como centro de nuestra vida, todo cuanto hacemos queda afectado por esa decisión. Debemos preguntarnos si somos consecuentes ante lo que significa que el trabajo se convierta en el lugar para crecer en esa amistad con Jesucristo, mediante el desarrollo de las virtudes humanas y de las sobrenaturales.
II. El Señor nos busca y nos envía a nuestro ambiente y a nuestra profesión. Pero quiere que ese trabajo sea ya diferente. "Me escribes en la cocina, junto al fogón. Está comenzando la tarde. Hace frío. A tu lado, tu hermana pequeña –la última que ha descubierto la locura divina de vivir a fondo su vocación cristiana– pela patatas. Aparentemente –piensas– su labor es igual que antes. Sin embargo, ¡hay tanta diferencia!
"—Es verdad: antes "solo" pelaba patatas; ahora, se está santificando pelando patatas"4.
Para santificarnos con los quehaceres del hogar, con las gasas y las pinzas del hospital (¡con esa sonrisa habitual ante los enfermos!), en la oficina, en la cátedra, conduciendo un tractor o delante de las mulas, limpiando la casa o pelando patatas..., nuestro trabajo debe asemejarse al de Cristo, a quien hemos contemplado en el taller de José hace unos días, y al trabajo de los apóstoles, a quienes hoy, en el Evangelio de la Misa, vemos pescando. Debemos fijar nuestra atención en el Hijo de Dios hecho Hombre mientras trabaja, y preguntarnos muchas veces: ¿qué haría Jesús en mi lugar?, ¿cómo realizaría mi tarea? El Evangelio nos dice que todo lo hizo bien5, con perfección humana, sin chapuzas; y eso significa hacer el trabajo con espíritu de servicio a sus vecinos, con orden, con serenidad, con intensidad; entregaría los encargos en el plazo convenido, remataría su trabajo artesano con amor, pensando en la alegría de los clientes al recibir un trabajo sencillo, pero perfecto; se fatigaría... También realizó Jesús su quehacer con plena eficacia sobrenatural, pues a la vez, con ese mismo trabajo, estaba realizando la redención de la humanidad, unido a su Padre con amor y por amor, unido a los hombres también por amor a ellos6, y lo que se hace por amor, compromete.
Ningún cristiano puede pensar que, aunque su trabajo sea aparentemente de poca importancia –o así lo juzguen con ligereza algunos, con sus comentarios superficiales–, puede realizarlo de cualquier modo, con dejadez, sin cuidado y sin perfección. Ese trabajo lo ve Dios y tiene una importancia que nosotros no podemos sospechar. "Me has preguntado qué puedes ofrecer al Señor. —No necesito pensar mi respuesta: lo mismo de siempre, pero mejor acabado, con un remate de amor, que te lleve a pensar más en Él y menos en ti"7.
III. Para un cristiano que vive cara a Dios, el trabajo debe ser oración –pues sería una gran pena que "solo" pele patatas, en vez de santificarse mientras las pela bien–, una forma de estar a lo largo del día con el Señor, y una gran oportunidad de ejercitarse en las virtudes, sin las cuales no podría alcanzar la santidad a la que ha sido llamado; es, a la vez, un eficaz medio de apostolado.
Oración es conversar con el Señor, elevar el alma y el corazón hasta Él para alabarle, darle gracias, desagraviarle, pedirle nuevas ayudas. Esto se puede llevar a cabo por medio de pensamientos, de palabras, de afectos: es la llamada oración mental y la oración vocal; pero también se puede hacer por medio de acciones capaces de transmitir a Dios lo mucho que queremos amarle y lo mucho que lo necesitamos. Así pues, oración es también todo trabajo bien acabado y realizado con visión sobrenatural8, es decir, con la conciencia de estar colaborando con Dios en la perfección de las cosas creadas y de estar impregnando todas ellas con el amor de Cristo, completando así su obra redentora, cumplida no solo en el Calvario, sino también en el taller de Nazaret.
El cristiano que está unido a Cristo por la gracia convierte sus obras rectas en oración; por eso es tan importante la devoción del ofrecimiento de obras por las mañanas, al levantarnos, en la que, con pocas palabras, le decimos al Señor que toda la jornada es para Él; renovarlo luego algunas veces durante el día, y principalmente en la Santa Misa, es de gran importancia para la vida interior. Pero el valor de esta oración que es el trabajo del cristiano dependerá del amor que se ponga al realizarlo, de la rectitud de intención, del ejercicio de la caridad, del esfuerzo para acabarlo con competencia profesional. Cuanto más actualicemos la intención de convertirlo en instrumento de redención, mejor lo realizaremos humanamente, y más ayuda estaremos prestando a toda la Iglesia. Por la naturaleza de algunos trabajos, que exijan una gran concentración de la atención, no será fácil tener la mente con frecuencia en Dios; pero, si nos hemos acostumbrado a tratarle, buscándole de modo esforzado, Él estará como "una música de fondo" de todo lo que hacemos. Desempeñando así nuestras tareas, trabajo y vida interior no se interrumpirán, "como el latir del corazón no interrumpe la atención a nuestras actividades de cualquier tipo que sean"9. Por el contrario, trabajo y oración se complementan, como se enlazan con armonía las voces y los instrumentos. El trabajo no solo no entorpece la vida de oración, sino que se convierte en su vehículo. Se cumple entonces lo que le pedimos en esa hermosa oración10 al Señor: Actiones nostras, quaesumus, Domine, aspirando praeveni et adiuvando prosequere: ut cuncta nostra oratio et operatio a te semper incipiat, et per te coepta finiatur: que todo nuestro día, nuestra oración y nuestro trabajo, tomen su fuerza y empiecen siempre en Ti, Señor, y que todo lo que hemos comenzado por Ti llegue a su fin11.
Si Jesucristo, a quien hemos constituido en centro de nuestra existencia, está en el trasfondo de todo lo que realizamos, nos resultará cada vez más natural aprovechar las pausas que hay en toda labor para que esa "música de fondo" se transforme en auténtica canción. Al cambiar de actividad, al permanecer con el coche parado ante la luz roja de un semáforo, al acabar un tema de estudio, mientras se consigue una comunicación telefónica, al colocar las herramientas en su sitio..., vendrá esa jaculatoria, esa mirada a una imagen de Nuestra Señora o al Crucifijo, una petición sin palabras al Ángel Custodio, que nos reconfortan por dentro y nos ayudan a seguir en nuestro quehacer.
Como el amor sabe encontrar recursos, es ingenioso, sabremos poner algunas "industrias humanas", algunos recordatorios, que nos ayuden a no olvidarnos de que a través de lo humano hemos de ir a Dios. "Pon en tu mesa de trabajo, en la habitación, en tu cartera..., una imagen de Nuestra Señora, y dirígele la mirada al comenzar tu tarea, mientras la realizas y al terminarla. Ella te alcanzará –¡te lo aseguro!– la fuerza para hacer, de tu ocupación, un diálogo amoroso con Dios"12.
1 Mc 1, 14-20. — 2 Cfr. Jn 1, 35-42. — 3 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, Rialp, 1ª ed., Madrid 1973, 45. — 4 ídem, Surco, Rialp, 3ª ed., Madrid 1986, n. 498. — 5 Mc 7, 37. — 6 Cfr. J. L. Illanes, La santificación del trabajo, Palabra, 5ª ed., Madrid 1974, p. 77 ss. — 7 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 495. — 8 Cfr. R. Gómez Pérez, La fe y los días, Palabra, 3ª ed., Madrid 1973, pp. 107-110. — 9 San Josemaría Escrivá, Carta 15-X-1948. — 10 Enchiridion Indulgentiarum, Políglota Vaticana, Roma 1968, n. 1. — 11 Cfr. S. Canals, Ascética meditada, Rialp, 15ª ed., Madrid 1981, p. 142. — 12 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 531.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
San Arcadio
Señor Dios Omnipotente: te pedimos el favor de poder
exclamar como tu mártir San Arcadio:
"primero lograrán sacar de mi cuerpo el corazón,
que sacar de mi alma el amor hacia Jesucristo".
Haz que la esperanza del premio que nos espera en el cielo
nos lleve a resistir con valentía contra los enemigos del alma nuestra. Amen.
Fue martirizado en la persecución de Diocleciano en el año 304, en Mauritania (hoy Argelia), al norte de Africa. Pertenecía a una familia muy distinguida. Diocleciano había decretado que todo el que se declarara amigo de Cristo debía ser asesinado. Los soldados y policías penetraban a las casas de los cristianos y sacaban arrastrando a hombres y mujeres y si no querían quemar incienso a los ídolos y asistir a las procesiones de los falsos dioses, los llevaban ante los jueces para que los condenaran a muerte. Arcadio al darse cuenta de todo esto, huyó a las montañas para que no lo llevaran a adorar ídolos. Pero la policía llegó a su casa y se llevó a uno de sus familiares como rehén, amenazando que si Arcadio no aparecía, moriría su familiar. Entonces el joven regresó de su escondite de la montaña y se presentó ante el tribunal pidiendo que lo apresaran a él pero que dejaran libre a su familiar. El juez le prometió la libertad para él y para su pariente si adoraba ídolos y les quemaba inciensos. Arcadio respondió: "Yo sólo adoro al Dios Unico del cielo y a su Hijo Jesucristo". Su pariente fue puesto en libertad, pero él fue a la prisión. Los jueces dispusieron convencerlo a base de amenazas y le dijeron que si no dejaba de ser cristiano lo despedazarían cortándole manos y pies, pedazo por pedazo. Arcadio respondió: "Pueden inventar todos los tormentos que quieran contra mí. Pero estén seguros de que nadie ni nada me apartará del amor de Jesucristo. Espero no traicionar nunca mi fe. Es tan alto el premio que espero en el cielo, que los tormentos de la tierra me parecen pocos con tal de conseguirlo". Le presentaron entonces ante sus ojos todos los instrumentos con los cuales acostumbraban torturar a los cristianos para que renunciaran a su religión: garfios de hierro afilados, azotes con punta de plomo, carbones encendidos, etc., etc. Pero nuestro mártir no se dejó asustar y continuó diciendo que prefería morir antes que ser infiel a la religión de Cristo. Entonces el tribunal decreta que sea despedazado a cuchilladas, primero los brazos, pedazo por pedazo, y luego los pies. Así lo hacen. Arcadio siente que su cuerpo se estremece de dolor, pero al mismo tiempo recibe en su alma una fuerza tal del Espíritu Santo que lo mueve a entonar himnos de adoración y acción de gracias a Dios. Los que están allí presentes se sienten emocionados ante tan enorme valentía. Cuando le presentan ante sus ojos todos los pedazos de manos y de pies que le habían quitado a cuchilladas, exclama: "Dichoso cuerpo mío que ha podido ofrecer este sacrificio a mi Señor Jesucristo". Y dirigiéndose a los presentes les dice: "Los sufrimientos de esta vida no son comparables con la gloria que nos espera en el cielo. Jamás les ofrezcan oraciones o sacrificios a los ídolos. Sólo hay un Dios verdadero: nuestro Dios que está en el cielo. Y un sólo Señor: Jesucristo, Nuestro Redentor". Y quedó suavemente dormido. Había muerto mártir de Cristo. Los paganos se quedaron maravillados de tanto valor, y los cristianos recogieron su cadáver y empezaron a honrarlo como a un gran santo. |
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Benito Biscop, Santo Abad, Enero 12
AbadMartirologio Romano: En el monasterio de Wearmouth, en Northumbria (hoy Inglaterra), san Benito Biscop, abad, que peregrinó cinco veces a Roma, de donde trajo muchos maestros y libros para que los monjes reunidos en la clausura del monasterio bajo la Regla de san Benito progresaran en la ciencia del amor de Cristo, en bien de la Iglesia (c. 690). |
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Margarita Bourgeoys, Santa Virgen Fundadora, Enero 12
Fundadora de la Congregación |
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Fuente: ACI Prensa
Elredo de Rievaulx, Santo Abad, Enero 12
AbadMartirologio Romano: En el monasterio de Rievaulx, también en Northumbria (hoy Inglaterra), san Elredo, abad, el cual, educado en la corte del rey de Escocia, ingresó en la Orden Cisterciense, siendo maestro eximio de la vida monástica y promoviendo constante y suavemente, con su ejemplo y sus escritos, la vida espiritual y la amistad en Cristo (c. 1166). |
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Antonio María Pucci, Santo |
Presbítero Servita
Martirologio Romano: En Viareggio, ciudad de Italia, san Antonio María Pucci, presbítero de la Orden de los Siervos de María, el cual, párroco durante casi cincuenta años, se dedicó sobre todo a atender a los niños pobres y enfermos (1892).
San Antonio María Pucci, aunque miembro de la Congregación de los Siervos de María (Servita), pasó casi toda su vida y se santificó como sacerdote de una parroquia. Nació en Poggiole, cerca de Pistoia, en 1810. Fue uno de los siete hermanos de la humilde familia de Agustín y María Pucci.
No obstante la heroicidad de sus virtudes, los trazos elementales de su biografía traen al recuerdo tantas vidas paralelas de seminaristas y sacerdotes, compañeros de estudios unos, conocidos otros tal vez en la propia parroquia. Ya durante su vida el padre Pucci se hizo tan familiar e intimo a sus feligreses, que cariñosamente le llamaban, "el Curatino". Una de estas figuras de párroco, que ha visto nacer y morir casi toda una generación y ahonda en el corazón del pueblo, como una institución patriarcal.
Su nombre bautismal era Eustaquio. Monaguillo servicial y piados, ganó la confianza de don Luigí, su párroco. En cambio de los servicios prestados recibía clase de latín y cultura general. No conoció el Liceo del Renacimiento italiano. Y no lo echaría de menos después; su vida sacerdotal transcurrió ajena a la lucha de políticas y de culturas; y eso que su tiempo fue el de la unidad italiana y en parte pertenecía al de la "Kulturkampf". En último término, su padre no pretendía hacer de Eustaquio más que un buen labrador; y se opuso cuando el párroco de Poggiole fue a hablarle de que Eustaquio, joven ya de dieciocho años, aspiraba a "hacerse cura". Considerando su piedad mariana, don Luigi le había propuesto ingresar en la Orden de los Siervos de la Madre de Dios, de Florencia, con quienes cultivaba una sincera amistad y estima.
Al fin, el hombre del arado y de la esteva cedió al hombre de iglesia, y consintió; el padre de Eustaquio no era de los peores parroquianos de don Luigi. Y el "curato" se hace respetar mucho también en Italia, hoy todavía, entre las buenas familias de las parroquias rurales.
Conseguido el permiso paterno, Eustaquio ingresaba el 10 de julio de 1837 en el convento de la Anunciación. La primera etapa de su vida aldeana se cierra con un certificado protocolario de buena conducta, presentado por el párroco al superior de Florencia. ¡Habría hecho tantos otros para sus feligreses! Y, sin embargo, aquel del hijo de la familia Pucci sería un eslabón más del proceso de canonización de un santo.
Su inclinación al sacerdocio, observada por don Luigi y alguno de sus familiares que le habían visto jugar "a decir misa", se convirtió en realidad. Eustaquio, ahora fray Antonio María, fue ordenado sacerdote el 24 de septiembre de 1843.
Fue destinado a ejercer su ministerio en Viareggío, pequeña ciudad junto al Tirreno, hoy famosa playa internacional. Tres años de coadjutor y después... siempre párroco de San Andrés. Sus feligreses eran casi todos pescadores, que se fueron encariñando poco a poco con el párroco de pequeña estatura y ojos serenos. Los más íntimos se sentirían orgullosos de tener un párroco apreciado en la curia de Lucca, de la que había sido nombrado, tan joven como era todavía, examinador prosinodal. Los primeros años de actividad pastoral no le habían impedido preparar el examen de "maestro en Sagrada Teología", título que concedía el capitulo de la Orden. En otro ambiente, el padre Pucci hubiera sido tal vez un hombre de estudios; pero si la Orden ha perdido un científico, ha ganado, en cambio, un santo.
Los que le conocieron, confiesan que no era simpático; su voz nasal y de tono monótono, la cabeza siempre inclinada, sus ligeros gestos nerviosos, no hacían de su persona una figura estética. Se diría que era un hombre con complejo de inferioridad. Algunos contemporáneos, al saber que se introducía su proceso de canonización, desconfiaban del éxito, porque consideraban que era una personalidad ordinaria. No es un caso aislado. También el alcalde de Viareggio, de aquella época liberal, respondía al superior de San Andrés, que solicitaba la dedicación de una calle en recuerdo del padre Pucci, minimizando su actuación y justificando su negativa. "Al fin y al cabo, es un cura que no ha hecho más que cumplir con su deber."
Es bella esta heroicidad humilde de un párroco que cumple durante cuarenta y cinco años con su deber. Heroicidad perseverante y desapercibida en su actividad apostólica y en su vida de religioso. Como el cardenal Laurenti, prefecto de la Congregación de Ritos, decía, de broma y de veras, al padre Ferrini, postulador general de la Orden: "Si el padre Pucci ha sido siempre buen párroco y buen religioso a la vez, es sin duda un santo de verdad."
Objetivo central de sus preocupaciones pastorales fue la organización parroquial: la enseñanza del catecismo y la beneficencia, grupos de seglares y fundación de religiosas, acción social y apostolado del mar.
Para desarrollar más eficazmente sus tareas de catequista, organizó la Congregación de la Doctrina Cristiana. Con sorprendente espíritu de dinamismo apostólico utilizaba todos los resortes para atraer los niños a la parroquia; ayudado de sus fieles militantes de la congregación, daba especial relieve, religioso y espectacular a la vez, a las fiestas de las primeras comuniones, del reparto de premios, de la "Befana" (o "´hada - buena"), manifestación italiana de la tradición española de los Reyes Magos, llevando él mismo los juguetes a casa de los niños.
Con una concepción orgánica de las obras parroquiales, instituyó para la formación integral de los jóvenes y en función también de la enseñanza del catecismo, la "Compañía de San Luis". Sin conocerse, el padre Pucci realizaba con los jóvenes una labor paralela a la que contemporáneamente San Juan Bosco lleva a cabo en Turín. Humano y perspicaz psicólogo, no olvidaba prescribir a sus muchachos en el reglamento de la asociación que "buscaran un buen amigo y huyeran de los tristes". Posteriormente, esta asociación fue la base en Viareggio de uno de los primeros centros interparroquiales de la Acción Católica, promovida poco después de la muerte del padre Pucci con las directrices pontificias.
Incrementó la devoción eucarística con la Cofradía del Santísimo Sacramento y organizó los grupos apostólicos femeninos, cuya dirección encomendó a una joven piadosa, Giuliana Luccí; más tarde, con otro grupo de jóvenes de la parroquia, ingresó en las Siervas de María de Viareggio, cuyo fundación se atribuye fundidamente al Beato Pucci.pa, en frase de Chateaubriand, "León de la libertad italiana".
Contra tal previsión ilusionada, la unidad de Italia, sin intervención pontificia, fue proclamada por Cavour en Turín, en 1861. En 1870 las tropas italianas eran saludadas en Roma, como libertadoras y Pío IX se refugiaba en el Vaticano. Cairoli, Crispí, Zanardellí, De Pretiis son nombres de notables republicanos, antipontificios, conmemorados ahora como gloria nacional en las calles de la que en otros tiempos fue la Roma papal. Cavour resumía su ideología política en pocas palabras: "La Iglesia libre en Estado libre". El espíritu laico tomó auge en Italia después de la constitución del Reino; en 1873 era abolida la Facultad de Teología de las Universidades y suprimida la enseñanza religiosa en las escuelas.
El ambiente cargado de incertidumbre religiosa se hacia sentir también en Viareggio. Para el párroco de San Andrés la 8ituación ofrecía un aspecto eminentemente pastoral. Frente al problema de la descristianización pública que se planteaba en Viareggio, cuyas autoridades civiles eran todas republicanas y hacían profesión de incredulidad, el "Curatino" pensó en una asociación de hombres católicos; así organizó "La Pía Unión de los hijos de San José para mantener incólume la fe católica en la familia y en la sociedad cristiana".
Podría pensarse con motivo, que el párroco de Viareggio habría sido criticado de "hacer política"; sobre todo, cuando los biógrafos aseguran que "defendía con todas las armas de la ciencia y de la historia los sacrosantos derechos de la Iglesia, incluido el poder temporal de los Papas". Pero el "Curatino" no fue tildado de clericalismo político, campaña preferida de los grupos de oposición desde que en Italia comenzó a desarrollarse la democracia cristiana. Ni siquiera los republicanos de Viareggio quisieron mezclar el recuerdo del padre Pucci con la política; porque el "Curatino" ¡había sido tan bueno! Había socorrido heroicamente a los enfermos en los días de la epidemia. 1854-55; había dado tantas veces su manteo y su colchón a los pobres ateridos de frío, no excluidos los anticlericales; había instituido para la beneficencia la Cofradía de la Misericordia y la Conferencia de San Vicente; su vida había sido una cadena de heroica caridad.
La venerable figura del párroco. recorriendo las calles a socorrer a los pobres o a asistir a los enfermos, se había grabado hondamente en los miembros del Consejo Comunal y en atención a su obra asistencial, declaraban en sesión plenaria, después de su muerte: "Que el padre Pucci, no ocupándose nunca de política, dejó esta misión a quien pertenecía, siendo así ejemplo de cómo se debería comportar el clero en la convivencia social".
El "Curatino" había conquistado de veras el amor de su pueblo. Los hechos de celo y de caridad se sucedían día a día. De sus obras asistenciales merece destacarse la Colonia Marina, que organizó para hijos de obreros, la primera en Italia, superando así con su acción su ideología social, enmarcada en el "paternalismo" propio de la época y paralela al título que el pueblo le dio de "Padre de los pobres".
Su temple de santo se acendraba en la vida religiosa. Elegido superior de la casa de Viareggio en 1859, fue reelegido, contra toda costumbre, continuamente, llegando a ser en 1883 Superior Provincial en toda la Toscana. Pero su personalidad de párroco modelo absorbe la de religioso observante.
San Antonio Pucci murió el 14 de enero de 1892, a los setenta y tres años de edad. Su muerte causó gran consternación den Viareggio. Su tumba fue honrada por Dios con algunas curaciones. Fue beatificado sesenta años después de su muerte por Pío XII, en 1952 y canonizado el 9 de Diciembre de 1962 por Juan XXIII.
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Fuente: Vatican.va
Bernardo de Corleone (Filippo Latini), Santo Laico Capuchino, Enero 12
Laico CapuchinoMartirologio Romano: En Palermo, ciudad de Sicilia (hoy Italia), san Bernardo de Corileone, de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, admirable por su caridad y eximio por su penitencia (1667). |
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Pedro Francisco Jamet, Beato Presbítero, Enero 12
Segundo Fundador del Instituto de |
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Nicolás Bunkerd, Beato Sacerdote y Mártir, Enero 12
Sacerdote Tailandés, MártirMartirologio Romnano: En el lugar llamado Tomhom, cerca de Bangkok, en Tailandia, beato Nicolás Bunkerd Kitbamrung, presbítero y mártir, predicador eximio del Evangelio, que fue encarcelado en tiempo de persecución contra la Iglesia y a causa de la tisis, que contrajo ayudando a los enfermos, falleció de modo ejemplar (1944). |
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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando el santoral de este día, Enero 12
Santos Tigrio, presbítero, y Eutropio,, mártires |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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