lunes, 2 de marzo de 2015

[ † ] Martes por los ángeles custodios. 03/03/2015. Beato Pedro Renato ¡ruega por nosotros!

JA

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 23, 1-12

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente y a sus discípulos:
"En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Obedézcanles y hagan lo que les digan, pero no imiten su ejemplo, porque no hacen lo que dicen. Atan cargas pesadas e insoportables, y las ponen sobre los hombros de la gente; pero ellos no mueven ni un dedo para llevarlas. Todo lo hacen para que los vea la gente: exageran sus distintivos religiosos y alargan los adornos del manto; les gusta el primer lugar en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas, el ser saludados por la calle y que los llamen maestros.
Ustedes, en cambio, no se dejen llamar maestro, porque uno es su maestro, y todos ustedes son hermanos. Ni llamen a nadie padre en la tierra, porque uno solo es su Padre: el del cielo. Ni se dejen llamar jefes, porque uno solo es quien los conduce: el Mesías. El primero de ustedes será el que sirva a los demás.
Porque el que se engrandece será humillado, y el que se humilla será engrandecido".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

"El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa.

 

 

Misal

 

mar 2a. Sem cuaresma

Antífona de Entrada

Da luz a mis ojos, Señor, para que no caiga en el sueño de la muerte; para que no diga mi enemigo: "He triunfado sobre él".

 

Oración Colecta

Oremos:
Señor, vela con amor constante sobre tu Iglesia; y ya que sin ti no puede sostenerse lo que se cimienta en la debilidad humana, protégela en los peligros y guíala a la salvación eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 

Primera Lectura

Aprendan a hacer el bien; busquen la justicia

Lectura del libro del profeta Isaías 1, 10.16-20

Escuchen la palabra del Señor, jefes de Sodoma, atiendan a la enseñanza de nuestro Dios, pueblo de Gomorra:
"Lávense, purifíquense; aparten de mi vista sus malas acciones. Dejen de hacer el mal, aprendan a hacer el bien.
Busquen el derecho, protejan al oprimido, socorran al huérfano, defiendan a la viuda.
Luego vengan y discutamos, dice el Señor. Aunque sus pecados sean de un rojo intenso, se volverán blancos como la nieve; aunque sean rojos como la púrpura, quedarán como lana blanca. Si obedecen y hacen el bien, comerán los frutos de la tierra; si se resisten y son rebeldes, los devorará la espada.
Lo ha dicho el Señor".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 49, 8-9.16bc-17.21 y 23

Muéstranos, Señor, el camino de la salvación.

No te reprendo por tus sacrificios, pues tus holocaustos están siempre ante mí; pero no aceptaré un novillo de tu casa, ni un cabrito de tus corrales.
Muéstranos, Señor, el camino de la salvación.

"¿Por qué recitas mis mandamientos, y tienes siempre en tu boca mi alianza, tú que detestas la corrección y no tienes en cuenta mis palabras?
Muéstranos, Señor, el camino de la salvación.

Esto haces tú, ¿y me voy a quedar callado? ¿Piensas quizás que soy como tú? Yo te acuso y te lo echo en cara.
Muéstranos, Señor, el camino de la salvación.

El que me ofrece un sacrificio de alabanza, es el que me da gloria; al que rectifique su camino yo le mostraré la salvación de Dios".
Muéstranos, Señor, el camino de la salvación.

Aclamación antes del Evangelio

Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Purifíquense de todas sus maldades; renueven su corazón y su espíritu, dice el Señor.
Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Evangelio

Los fariseos dicen una cosa y hacen otra

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 23, 1-12

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente y a sus discípulos:
"En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Obedézcanles y hagan lo que les digan, pero no imiten su ejemplo, porque no hacen lo que dicen. Atan cargas pesadas e insoportables, y las ponen sobre los hombros de la gente; pero ellos no mueven ni un dedo para llevarlas. Todo lo hacen para que los vea la gente: exageran sus distintivos religiosos y alargan los adornos del manto; les gusta el primer lugar en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas, el ser saludados por la calle y que los llamen maestros.
Ustedes, en cambio, no se dejen llamar maestro, porque uno es su maestro, y todos ustedes son hermanos. Ni llamen a nadie padre en la tierra, porque uno solo es su Padre: el del cielo. Ni se dejen llamar jefes, porque uno solo es quien los conduce: el Mesías. El primero de ustedes será el que sirva a los demás.
Porque el que se engrandece será humillado, y el que se humilla será engrandecido".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Por estos misterios que estamos celebrando, dígnate santificarnos, Señor; purifícanos de nuestros egoísmos terrenales y condúcenos a los bienes celestiales.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

 

Prefacio

Los frutos de las privaciones voluntarias

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque con nuestras privaciones voluntarias nos enseñas a reconocer y agradecer tus dones, a dominar nuestro afán de suficiencia y a repartir nuestros bienes con los necesitados, imitando así tu generosidad.
Por eso,
con todos los ángeles, te glorificamos y te aclamamos diciendo:

Antífona de la Comunión

Proclamo todas tus maravillas, me alegro y canto salmos a tu nombre, ¡oh Altísimo!

 

Oración después de la Comunión

Oremos:
Señor, te rogamos que esta Eucaristía nos ayude a vivir más cristianamente y nos obtenga el auxilio continuo de tu misericordia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén


Meditación diaria

Cuaresma. 2ª semana. Martes

HUMILDAD Y ESPÍRITU DE SERVICIO

— Sin humildad no es posible servir a los demás, y podemos hacer desgraciados a quienes nos rodean.

— Imitar el servicio de Jesús, ejemplo supremo de humildad y de entrega a los demás.

— De modo particular hemos de servir a aquellos que el Señor ha puesto junto a nosotros. Aprender de la Virgen.

I. En el Evangelio de la Misa de hoy plantea el Señor, con toda su cruda realidad, cómo los escribas y fariseos se habían sentado en la cátedra de Moisés y, preocupados solo de sí mismos, habían abandonado a quienes se les había encomendado, a las gentes sencillas que andaban maltratadas y abatidas como ovejas sin pastor1. Ellos andan preocupados de los primeros puestos en los banquetes, de sus filacterias y franjas, de ser saludados en las plazas, de ser llamados maestros2. Habían sido constituidos sal y luz para el pueblo de Israel, y dejaron al pueblo sin la sal y sin la luz. También ellos mismos se han quedado a oscuras. Cambiaron la gloria de Dios por su propia gloria: Hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. La soberbia personal y la búsqueda de la vanagloria les habían hecho perder la humildad y el espíritu de servicio que caracteriza a quienes desean seguir al Señor.

Cristo advierte a sus discípulos: Vosotros, en cambio, no queráis que os llamen maestros: ... el mayor entre vosotros sea vuestro servidor3. Y Él mismo nos señaló repetidamente el camino: Porque ¿quién es el mayor, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No es el que está a la mesa? Sin embargo, yo estoy en medio de vosotros como quien sirve4.

Sin humildad y espíritu de servicio no hay eficacia, no es posible vivir la caridad. Sin humildad no hay santidad, pues Jesús no quiere a su servicio amigos engreídos: «los instrumentos de Dios son siempre los humildes»5.

En el apostolado y en los pequeños servicios que prestamos a los demás no hay motivo de complacencia ni de altanería, ya que es el Señor quien hace verdaderamente las cosas. Cuando servimos, nuestra capacidad no guarda relación con los frutos sobrenaturales que buscamos. Sin la gracia, de nada servirían los mayores esfuerzos: nadie, si no es por el Espíritu Santo, puede decir Señor Jesús6. La gracia es lo único que puede potenciar nuestros talentos humanos para realizar obras que están por encima de nuestras posibilidades. Y Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes7.

Cuando luchamos por alcanzar esta virtud somos eficaces y fuertes. «La humildad nos empujará a que llevemos a cabo grandes labores; pero a condición de que no perdamos de vista la conciencia de nuestra poquedad, con un convencimiento de nuestra pobre indigencia que crezca cada día»8.

Debemos estar vigilantes, porque la peor ambición es la de buscar la propia excelencia, como hicieron los escribas y los fariseos; la de buscarnos a nosotros mismos en las cosas que hacemos o proyectamos. «Arremete (la soberbia) por todos los flancos y su vencedor la encuentra en todo cuanto le circunda»9.

Si no somos humildes podemos hacer desgraciados a quienes nos rodean, porque la soberbia lo inficiona todo. Donde hay un soberbio, todo acaba maltratado: la familia, los amigos, el lugar donde trabaja... Exigirá un trato especial porque se cree distinto, habrá que evitar con cuidado herir su susceptibilidad... Su actitud dogmática en las conversaciones, sus intervenciones irónicas –no le importa dejar en mal lugar a los demás por quedar él bien–, la tendencia a poner punto final a las conversaciones que surgieron con naturalidad, etcétera, son manifestaciones de algo más profundo: un gran egoísmo que se apodera de la persona cuando ha puesto el horizonte de la vida en sí misma.

Estos momentos de oración pueden servirnos para examinar, en la presencia del Señor, cómo es nuestro trato con los demás y si está lleno de espíritu de servicio.

II. Jesús es el ejemplo supremo de humildad y de entrega a los demás. Nadie tuvo jamás dignidad comparable a la de Él, nadie sirvió con tanta solicitud a los hombres: yo estoy en medio de vosotros como quien sirve. Sigue siendo esa su actitud hacia cada uno de nosotros. Dispuesto a servirnos, a ayudarnos, a levantarnos de las caídas. ¿Servimos nosotros a los demás, en la familia, en el trabajo, en esos favores anónimos que quizá jamás van a ser agradecidos? El Señor, por boca del profeta Isaías, nos dice hoy en la primera lectura de la Misa10: Discite benefacere: Aprended a hacer el bien... Y solo aprenderemos si nos fijamos en Jesús, nuestro Modelo, si meditamos frecuentemente su ejemplo constante y sus enseñanzas.

Ejemplo os he dado –dice el Señor después de lavarles los pies a sus discípulos– para que como yo he hecho con vosotros, así hagáis vosotros11. Nos deja una suprema lección para que entendamos que si no somos humildes, si no estamos dispuestos a servir, no podemos seguir al Maestro.

El Señor nos invita a seguirle y a imitarle, y nos deja una regla sencilla, pero exacta, para vivir la caridad con humildad y espíritu de servicio: Todo lo que queráis que hagan los hombres con vosotros, hacedlo también vosotros con ellos12. La experiencia de lo que me agrada o me molesta, de lo que me ayuda o me hace daño, es una buena norma de aquello que debo hacer o evitar en el trato con los demás.

Todos deseamos una palabra de aliento cuando las cosas no han ido bien, y comprensión de los demás cuando, a pesar de la buena voluntad, nos hemos vuelto a equivocar; y que se fijen en lo positivo más que en los defectos; y que haya un tono de cordialidad en el lugar donde trabajamos o al llegar a casa; y que se nos exija en nuestro trabajo, pero de buenas maneras; y que nadie hable mal a nuestras espaldas; y que haya alguien que nos defienda cuando se nos critica y no estamos presentes; y que se preocupen de verdad por nosotros cuando estamos enfermos; y que se nos haga la corrección fraterna de las cosas que hacemos mal, en vez de comentarlas con otros; y que recen por nosotros y... Estas son las cosas que, con humildad y espíritu de servicio, hemos de hacer por los demás. Discite benefacere.

Si nos comportamos así, sigue diciendo el profeta Isaías, entonces: Aunque vuestros pecados fueran como la grana, quedarán blancos como la nieve. Aunque fueren rojos como la púrpura quedarán como la blanca lana13.

III. El primero entre vosotros sea vuestro servidor14, nos dice el Señor. Para eso hemos de dejar nuestro egoísmo a un lado y descubrir esas manifestaciones de la caridad que hacen felices a los demás. Si no lucháramos por olvidarnos cada vez más de nosotros mismos, pasaríamos una y otra vez al lado de quienes nos rodean y no nos daríamos cuenta de que necesitan una palabra de aliento, valorar lo que hacen, animarles a ser mejores y servirles.

El egoísmo ciega y nos cierra el horizonte de los demás; la humildad abre constantemente camino a la caridad en detalles prácticos y concretos de servicio. Este espíritu alegre, de apertura a los demás, y de disponibilidad es capaz de transformar cualquier ambiente. La caridad cala, como el agua en la grieta de la piedra, y acaba por romper la resistencia más dura. «Amor saca amor», decía Santa Teresa15, y San Juan de la Cruz aconsejaba: «Donde no hay amor, pon amor y sacarás amor»16.

Os tratamos con delicadeza, como una madre cuida de sus hijos. Os teníamos tanto cariño que deseábamos entregaros no solo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas17, manifestaba San Pablo a los cristianos de Tesalónica. Si le imitamos, tendremos frutos parecidos a los suyos.

De modo particular hemos de vivir este espíritu del Señor con los más próximos, en la propia familia: «el marido no busque únicamente sus intereses, sino también los de su mujer, y esta los de su marido; los padres busquen los intereses de sus hijos y estos a su vez busquen los intereses de sus padres. La familia es la única comunidad en la que todo hombre "es amado por sí mismo", por lo que es y no por lo que tiene (...).

»El respeto de esta norma fundamental explica, como enseña el mismo Apóstol, que no se haga nada por espíritu de rivalidad o por vanagloria, sino con humildad, por amor. Y este amor, que se abre a los demás, hace que los miembros de la familia sean auténticos servidores de la "iglesia doméstica", donde todos desean el bien y la felicidad a cada uno; donde todos y cada uno dan vida a ese amor con la premurosa búsqueda de tal bien y tal felicidad»18.

Si actuamos así no veremos, como en tantas ocasiones sucede, la paja en el ojo ajeno sin ver la viga en el propio19. Las faltas más pequeñas del otro se ven aumentadas, las mayores faltas propias tienden a disminuirse y a justificarse.

Por el contrario, la humildad nos hace reconocer en primer lugar los propios errores y las propias miserias. Estamos en condiciones entonces de ver con comprensión los defectos de los demás y de poder prestarles ayuda. También estamos en condiciones de quererles y aceptarlos con esas deficiencias.

La Virgen, Nuestra Señora, Esclava del Señor, nos enseñará a entender que servir a los demás es una de las formas de encontrar la alegría en esta vida y uno de los caminos más cortos para encontrar a Jesús. Para eso hemos de pedirle que nos haga verdaderamente humildes.

1 Mt 9, 36. — 2 Cfr. Mt 23, 1-12. — 3 Cfr. Mt 23, 8-11. — 4 Lc 22, 27. — 5 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre San Mateo, 15. — 6 1 Cor 12, 3. — 7 Sant 4, 6. — 8 San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 106. — 9 Casiano, Instituciones, 11, 3. — 10 Is 1, 17. — 11 Jn 13, 15. — 12 Mt 7, 12. — 13 Is 1, 18. — 14 Mt 23, 11. — 15 Santa Teresa, Vida, 22, 14. 16 San Juan de la Cruz, Carta a la M. Mª de la Encarnación, en Vida, BAC, Madrid 1950, p. 1322. — 17 1 Tes 2, 7-8. —18 Juan Pablo II, Homilía en la Misa para las familias, Madrid 2-XI-1982. — 19 Mt 7, 3-5.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

 

San Emeterio y SAN Celedonio
M
ártires (s. III)

El poeta hispano Prudencio recogió en verso los relatos de la muerte de Emeterio y Celedonio.

Calahorra está unida a estos soldados por el hecho de su martirio y quizás también por ser el lugar de su nacimiento. Otros señalan a León como cuna por los libros de rezos leoneses -antifonarios, leccionarios y breviarios del siglo XIII- al interpretar "ex legione" como lugar de su proveniencia, cuando parece ser que la frase latina es mejor referida a la Legión Gemina Pia Felix a la que pertenecieron y que estuvo acampada cerca de la antigua Lancia, hoy León, según se encuentra en el documento histórico denominado "Actas de Tréveris" del siglo VII.

En la parte alta de Calahorra está la iglesia del Salvador -probablemente en testimonio perpetuante del hecho martirial- por donde antes estuvo un convento franciscano y antes aún la primitiva catedral visigótica que debió construirse, según la costumbre de la época, junto a la residencia real, para defensa ante posibles invasiones y que fue destruida por los musulmanes en la invasión del 923, según consta en el códice primero del archivo catedralicio.

No se conocen las circunstancias del martirio de estos santos; no las refiere Prudencio. ¡Qué pena que el emperador Diocleciano ordenara quemar los códices antiguos y expurgar los escritos de su tiempo! Con ello intentó, por lo que nos refiere Eusebio, que no quedara constancia ni sirviera como propaganda de los mártires y evitar que se extendiera el incendio. Tampoco hay en el relato nombres que faciliten una aproximación. ¿Fue al comienzo del siglo IV en la persecución de Diocleciano? Parece mejor inclinarse con La Fuente por la mitad del siglo III, en la de Valeriano, contando con que algún otro retrotrae la historia hasta el siglo II. Cierto es que Prudencio nació hacia el 350, deja escrita en su verso la historia antes del 401, cuando se marcha a Italia, hablando de ella como de suceso muy remoto y no debe referirse con esto al tiempo de Daciano (a. 304) porque esta época ya fue conocida por los padres del poeta. Es bueno además no perder de vista que el narrador antiguo no es tan exacto en la datación de los hechos como la actual crítica, siendo frecuente toparse con anacronismos poco respetuosos con la historia.

El caso es que Emeterio y Celedonio -hermanos de sangre según algunos relatores- que fueron honrados con la condecoración romana de origen galo llamada torques por los méritos al valor, al arrojo guerrero y disciplina marcial, ahora se ven en la disyuntiva de elegir entre la apostasía de la fe o el abandono de la profesión militar. Así son de cambiantes los galardones de los hombres. Por su disposición sincera a dar la vida por Jesucristo, primero sufren prisión larga hasta el punto de crecerles el cabello. En la soledad y retiro obligados bien pudieron ayudarse entre ellos, glosando la frase del Evangelio, que era el momento de "dar a Dios lo que es de Dios" después de haberle ya dado al César lo que le pertenecía. Su reciedumbre castrense les ha preparado para resistir los razonamientos, promesas fáciles, amenazas y tormentos. En el arenal del río Cidacos se fija el lugar y momento del ajusticiamiento. Cuenta el relato que los que presencian el martirio ven, asombrados, cómo suben al cielo el anillo de Emeterio y el pañuelo de Celedonio como señal de su triunfo señero.

Muy pronto el pueblo calagurritano comenzó a dar culto a los mártires. Sus restos se llevaron a la catedral del Salvador; con el tiempo, las iglesias de Vizcaya y Guipúzcoa con otras hispanas y medio día de Francia dispusieron de preciosas reliquias. Junto al arenal que recogió la sangre vertida se levanta la catedral que guarda sus cuerpos. Hoy Emeterio y Celedonio, los santos cantados por su paisano Prudencio, y recordados por sus compatriotas Isidoro y Eulogio son los patronos de Calahorra que los tiene por hermanos o de sangre o -lo que es mayor vínculo- de patria, de ideal, de profesión, de fe, de martirio y de gloria.

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Fuente: Vatican.va
Catalina Drexel, Santa Fundadora, Marzo 3  

Catalina Drexel, Santa

Fundadora de la Congregación
de las Hermanas del Santísimo Sacramento

Martirologio Romano: En Filadelfia, del estado de Pensilvania, en los Estados Unidos de Norteamérica, santa Catalina Drexel, virgen, que fundó la Congregación de las Hermanas del Santísimo Sacramento y utilizó los bienes de su herencia con largueza y benignidad, en educar y ayudar a indios y negros (1955).

Etimológicamente: Catalina = Aquella que es pura y casta, es de origen griego.

Nacida en Filadelfia, Pensilvania, en los Estados Unidos de América, el 26 de noviembre de 1858, Catalina Drexel fue la segunda hija de Francis Anthony Drexel y Hannah Langstroth. Su padre era un bien conocido banquero y filántropo. Ambos padres inculcaron en sus hijas la idea de que su riqueza simplemente era prestada a ellos y debía ser compartida con otros.

Cuando la familia hizo un viaje al Oeste de los Estados Unidos, Catalina, como una mujer joven, vio la condición y degradación de los nativos indio-americanos. Esta experiencia despertó su deseo de hacer algo específico para ayudar a aliviar su condición. Éste fue el inicio de una vida de apoyo personal y financiero a numerosas misiones y misioneros en los Estados Unidos. La primera escuela que ella estableció fue la St. Catherine Indian School en Santa Fe, Nuevo México (1887).

Después, cuando visitó al Papa León XIII en Roma, le pidió proveer de misioneros para algunas de las misiones indias que ella como una persona laica estaba financiando, se sorprendió al oír al Papa sugerirle que ella misma se haga misionera. Después de consultar con su director espiritual, el Obispo James O´Connor, tomó la decisión de entregarse totalmente a Dios, junto con su herencia, a través del servicio a los indios americanos y a los afro-americanos.

Su riqueza se transformó ahora en una pobreza de espíritu que se volvió una constante diaria en su vida, recibiendo apoyo tan sólo para sus necesidades básicas. El 12 de febrero de 1891, ella profesó sus primeros votos como un religiosa, fundando a las Hermanas del Santísimo Sacramento cuya dedicación sería compartir el mensaje del Evangelio y la vida en la Eucaristía entre los indios americanos y afro-americanos.

Siendo desde siempre una mujer de oración intensa, Catalina encontró en la Eucaristía la fuente de su amor para el pobres y oprimidos y de su preocupación para combatir los efectos de racismo. Conociendo que muchos afro-americanos estaban aún lejos de la libertad y todavía vivían en condiciones denigrantes como labradores o criados mal pagados, a los que se les negaba la educación y los derechos constitucionales que si eran disfrutados por otros, sintió la compasiva urgencia de ayudar a cambiar las actitudes raciales en los Estados Unidos.

Las plantaciones, en aquella época, eran una atrincherada institución social que hacían que las personas de color siguieran siendo víctimas de opresión. Ésta era una profunda afrenta al sentido de justicia de Catalina. La necesidad de ofrecer a la gente de color una institución educativa de calidad era prioritario para ella, por ello habló sobre este tema con quienes compartían su preocupación por la desigualdades en la educación de los afro-americanos. Restricciones legales en el sur rural también obstaculizaban el acceso a una educación básica.

Fundar y proveer de personal a escuelas, a lo largo del país, que atendieran a los nativo-americanos y afro-americanos se volvió una prioridad para Catalina y su congregación.

Durante su vida, ella abrió, proveyó de personal, y apoyó directamente casi 60 escuelas y misiones, sobre todo en el Oeste y Sudoeste de los Estados Unidos. Su máximo logro en el campo educativo fue la creación, en 1925, de la "Xavier University" en Louisiana, la única institución de educación superior en los Estados Unidos destinada predominantemente a los afro-americano católicos.

La educación religiosa, el servicio social, las visitas en los hogares, hospitales y prisiones forman parte del ministerio de Catalina y su Congregación.

De una manera callada y serena, Catalina armonizaba una piadosa y total dependencia a la Divina Providencia con un activismo muy marcado. Su alegre iniciativa en armonía con el Espíritu Santo, superaba los obstáculos y facilitó sus adelantos en el campo de la justicia social. A través del testimonio profético de Catalina Drexel, la Iglesia en los Estados Unidos pudo darse cuenta de la grave necesidad doméstica por un apostolado que trabajara para los nativo-americanos y afro-americanos. Ella no dudó hablar contra la injusticia y toma una posición pública cuando la discriminación racial era evidente.

Durante los últimos 18 años de su vida ella sufrió de una grave enfermedad que la dejó casi completamente inmóvil. Durante estos años hizo una vida de intensa adoración y contemplación tal como lo había deseado en su niñez. Murió el 3 de marzo de 1955.

Catalina dejó un dinámico legado de cuatro conceptos a sus Hermanas del Santísimo Sacramento, quines continúan su apostolado hoy al servicio de todas las gentes:

–Su amor para la Eucaristía, su espíritu de oración, y su perspectiva de unidad de toda la gente en torno a la Eucaristía;

–Su espíritu indómito de valerosa iniciativa para enfrentar la injustita social existente y la protección a las minorías étnicas —cien años antes de que tal preocupación despertara interés público en los Estados Unidos;

–Su creencia en la importancia de educación de calidad para todos, y sus esfuerzos por lograrlo;

–Su donación total de su persona, de su herencia y todo lo material en generoso servicio generoso a las víctimas de injusticia.

Catalina Drexel fue beatificada por el Papa Juan Pablo II el 20 de noviembre de 1980 y canonizada por él mismo el 1 de octubre de 2000.

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Ticiano de Brescia, Santo Obispo, Marzo 3  

Ticiano de Brescia, Santo

Obispo

Martirologio Romano: En Brescia, en la región de Venecia, san Ticiano, obispo (c. 526).

Etimología: Ticiano = Tito = el valiente defensor, es de origen italiano.

Ante las rivalidades que inmovilizan, nada tan esencial como ponerse en marcha para visitarse unos a otros, escucharse, celebrar juntos el misterio pascual.

No se sabe mucho de la vida de este obispo de Brescia, ciudad de la que han salido muchos a lo largo de la historia de la Iglesia.

Le tocó vivir a finales del siglo V. Intentó – como el Papa san Simplicio, reconstruir todo lo que habían destrozado los Bárbaros.

Su restos mortales fueron sepultados en la iglesia de san Cosme y Damián.

Se sabe que fue él mismo quien la mandó construir. Muy pronto se le hizo al lado mismo de ella, un monasterio.

Más tarde, en 1202, el obispo Berardo Maggi mandó que se destruyera todo para que el Palacio Broletto tuviera más espacio. En la actualidad es lo que ocupa la Plaza del Duomo.

La iglesia y el monasterio fueron reconstruidos en la parte occidental de la ciudad, en la zona de los Campos Bajos donde siguen todavía.

Sus reliquias se quitaron. Y el obispo Paolo Zane, en 1505, mandó construir un arca de mármol en la capilla de la izquierda. En ella están ahora.

Su sarcófago primitivo está hoy en la fuente de la plaza de Tito Speri.

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Fuente: Vicenziani.com
Pedro Renato Rogue, Beato Mártir, Marzo 3  

Pedro Renato Rogue, Beato

Martirologio Romano: En Vannes, de la Bretaña Menor, en Francia, beato Pedro Renato Rogue, presbítero de la Congregación de la Misión y mártir, que en tiempo de la Revolución Francesa, rechazando el injusto juramento impuesto al clero, permaneció secretamente en la ciudad, para atender con su ministerio a los fieles, y finalmente, condenado a la pena capital, descansó en la misericordia del Señor en la misma iglesia donde celebraba los sagrados misterios (1796).

La figura del Beato Pedro Renato Rogue, misionero paúl y mártir durante la Revolución francesa, es una figura atrayente y de gran actualidad. Se llama "Mártir de la Eucaristía y de la Caridad". Con este sobrenombre se compendia su joven vida, al servicio de Dios y de los hermanos.

Es Vannes una antigua ciudad de la Bretafia francesa, donde nació Pedro Renato, el 11 de junio de 1758, siendo sus padres Claudio Rogue y Francisca Loiseau, pertenecientes a la clase media de la ciudad. Como buenos cristianos bautizaron a su hijo al día siguiente de su nacimiento.

La prueba se abatió sobre la familia Rogue con la muerte del padre, cuando Pedro Renato no tenia más que tres años. Su madre, como la mujer fuerte de la Biblia, supo hacer frente a su desgracia y educar adecuadamente a su hijo, en el Colegio de san Ivo, dirigidos por los Jesuitas. Formó parte de la Congregación mariana del Colegio y en ella profundizo en la devoción a la Virgen, que perduraría durante toda su vida.

En aquel ambiente no fue extraño el brote vocacional al sacerdocio, animado por su generosa madre. Estaba el Seminario diocesano de Vannes, dirigido por los Hijos de san Vicente de Paúl, que lo recibieron en l776, cuando contaba 18 años. Quizás por no dejar sola a su madre, paso un tiempo como externo. Fue un discípulo aventajado en virtud y ciencia, necesarias para la vida sacerdotal Terminados su estudios, fue ordenado sacerdote el 21 de septiembre de 1782, celebrando al día siguiente su primera misa en la iglesia del Seminario diocesano,
Enseguida su Obispo le nombró cape1lán de la Casa de Ejercicios espirituales para mujeres, donde continuo su dedicación a la oración y al estudio, que hizo florecer en su alma el deseo de un compromiso mayor en el servicio a Dios y a las hermanos, volviendo sus ojos a los Hijos de san Vicente de Paúl, que habían sido sus formadores en la virtud y en la ciencia. Pero no le resultaba fácil tal determinación: debería separarse de su madre y su apostolado en la Diòcesis que le llenaba plenamente. Pero la llamada de Dios le hizo superar todo, ingresando en el Seminario interno (noviciado) de los Hijos de san Vicente de Paúl, en la Casa Madre de san Lázaro de Paris, el 25 de octubre de 1786.

Dos años duraba el noviciado. Quienes le conocieron en aquella época, afirmaban que poseía la figura de un predestinado: su bondad se reflejaba en todo su ser: su carácter dulce y afable atraía a cuantos le trataban.

Al terminar el primer año de noviciado, juzgaron los superiores (por su formación tanto espiritual como teológica), podría ser ya destinado, para seguir su segundo año de noviciado en su destino, Ya era misionero de san Vicente de Paúl. Sus superiores, pensando que en su anciana madre y también en el apostolado anterior en Vannes, quizás pedido por el Obispo, que tan bien conocía a Pedro Renato, le destinaron al Seminario diocesano de Vannes, su ciudad natal, como profesor de teología. Al1i completo su noviciado y pronuncio sus votos en la Congregación de la Misión, el 26 de octubre de 1788.

El entonces Superior general de los Hijos de san Vicente de Paúl, P. Jacquier, dejo un hermoso retrato del misionero, como sacerdote de la Congregación de la Misión:"Exacto en la hora de levantarse, en la oración comunitaria y demás ejercicios de piedad de la Regla. Exacto en sus obligaciones. Todo su tiempo lo dedica al ejercicio de sus funciones sacerdotales o a prepararlos con la oración o el estudio. Amigo del silencio, separado del mundo y si en él está, es para ayudar a todos, Fiel imitador de san Vicente de Paúl en la sencillez, humildad, mansedumbre, mortificación y celo por la salvación de las almas, Por todas partes deja "el buen olor de Cristo".

Esta era la vida de Pedro Renato Rogue. Por otra parte Dios le había dotado de dones preciosos que conquistaba las almas, de una fisonomía serena, hermosa voz que le ayudaba en la predicación; incansable en el confesionario al que dedicaba la mayoría del tiempo que le dejaban sus clases de teología.

El horizonte de Francia no se veía muy halagüeño. El pueblo pedía un mejor régimen social, La iglesia pedía se corrigiesen los abusos. Pero la revolución estaba servida: era el mes de mayo de 1789.El 13 de junio, la Casa Madre de los Hijos de san Vicente, san Lázaro, era asaltada y profanada por los revolucionarios. Al día siguiente fue tomada la Bastilla y un largo y sangriento etc. El 12 de julio de 1790, se voto la famosa Constitución civil del Clero, que no reconocía al Papa como cabeza de la Iglesia y si al Estado. El Papa Pío VI, en abril de 1791 previno a los fieles que dicha Constitución civil era cismática. La persecución se desato contra el clero fiel, El Rey fue encarcelado, los bienes de la Iglesia, fueron confiscados, las Ordenes religiosas suprimidas. El 2 de septiembre de 1792, comienzan las horribles matanzas en Paris, donde tres Obispos y 250 sacerdotes y religiosos fueron martirizados.
El clero de Vannes con su Obispo a la cabeza, rehusaron, desde el primer momento, la Constitución civil, negándose a prestar juramento. Algunos sacerdotes fueron sobornados, entre ellos el Superior del Seminario, que prometieron emitir el juramento. Y surge la figura de Pedro Renato Rogue: comenzó a animar al Superior del Seminario para que se retractase de la promesa del juramento. Los sacerdotes que habían dado palabra para el juramento lo rechazaron con una sola excepción.

Pedro Renato era mirado por el clero de Vannes, como el defensor de la Iglesia. El Obispo, los sacerdotes y religiosos fueron expulsados. La casa de su anciana madre fue el refugio de Pedro Renato, pero tuvo que disfrazarse y cambiar de domicilio, al arreciar la persecución tuvo que disfrazarse y cambiar de domicilio mientras seguía visitando enfermos, animando a los que flaqueaban. Su coraje y su animo juvenil le llevó incluso a entrar en las cárceles para animar a los presos y administrar los sacramentos. Tan querido y respetado era que a pesar de ser reconocido, nadie se atrevió a denunciarle.

En la vigilia de la Navidad de 1795, a las 9 de la noche, fue llamado a atender a un moribundo. Llevando consigo el viático, fue apresado poco antes de llegar a la casa del enfermo. Despidió apresuradamente a los que le acompañaban para que no fueran también detenidos y se dejó prender por aquellos que le perseguían, entre los cuales, uno que había recibido de Pedro Renato abundantes ayudas de todo género: un nuevo Judas,

Fue llevado al tribunal, formado por algunos antiguos compañeros suyos, que se enfrentaron con los que le habían detenido, señal de gran aprecio y estima que hacia Pedro Renato sentían. Le dieron ocasión para que pudiera huir y esconderse, pero no acepto, para no comprometerles."Llevo conmigo la Sagrada Eucaristía", les dijo y retirándose a un rincón, ele mismo se comulgó, ante el silencio respetuoso de todos,

Llevado a la cárcel el mismo 24 de diciembre, en ella permaneció hasta el 3 de marzo siguiente.

Fue encerrado en una de las torres de la antigua prisión de la ciudad de Vannes, llena de humedad y frío, sin que de sus labios saliera una sola queja. En aquellas fechas la persecución parecía amainar y tan ilusionado como estaba por el martirio, que creía cercano, llegó a exclamar:"Señor, no soy digno. . ".Pero la calma de la persecución fue sólo temporal.

Llamado al tribunal y después del interrogatorio de rigor, confeso y no negó su condición de sacerdote refractario a la Constitución civil y que había seguido ejercitando su ministerio sacerdotal: por ella fue condenado a la guillotina. La sentencia debía ser ejecutada antes de veinticuatro horas y en la plaza pública, sin que pudiera haber remisión alguna. Su madre estaba presente en el juicio y se le permitió abrazarla por ultima vez. Terminado aquel inicuo proceso, fue devuelto a la cárcel, desde donde escribió la ultima carta a su anciana madre y a sus hermanos de Comunidad, comunicándoles que va a morir por la fe y que en aquellos momentos se sentía feliz y contento al dar su vida por Cristo,
Hubo varias tentativas para sacarle de la prisión, mientras él pasó la noche en oración y ayudando a los que, como él, habían sido condenados a muerte.

Era jueves, el 3 de marzo de aquel año de 1796, a las tres de la tarde, cuando Pedro Renato, con las manos atadas a la espalda fue sacado de la prisión y conducido a las guillotina, que había sido colocada cerca de su colegio, donde se había consagrado al Señor y que traería a su mente tantos y tantos recuerdos La cuchilla de la guillotina segó su cabeza en pocos minutos, mientras pronunciaba las palabras de Cristo:" A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu".

La multitud, sin miedo alguno, se lanzo al patíbulo para empapar en la sangre del mártir lienzos, que se guardaron como preciosas reliquias. Los soldados volvieron de la ejecución llenos de admiración y respeto hacia el heroico mártir, exclamando:"No era un hombre, era un ángel".Tenia 38 años.

Al día siguiente su cuerpo fue inhumado en el cementerio de la ciudad. Cinco personas se atrevieron a asistir al entierro y una de ellas escribió su nombre "Rogue", sobre un trozo de pizarra, que colocó sobre su cuerpo, para poder, algún día identificarlo. Su propia madre, pasada la época de la persecución, hizo colocar una cruz sobre la tumba de su querido hijo.

Vannes siempre considero a aquel hijo preclaro, como un santo y un mártir. Su tumba era muy frecuentada y se la atribuían favores de todo tipo.

El Papa Hipo X1, el 12 de junio de 1929, firmo el Decreto de la Causa de Beatificación y el 10 de mayo de 1934 en la basílica de san Pedro del Vaticano era declarado BEATO Pedro Renato Rogue, misionero de san Vicente de Paúl y mártir de la Eucaristía y de la Caridad,
La ciudad de Vannes le honró con grandes fiesta y colocó sus reliquias en una hermosa imagen yaciente en su iglesia Catedral, donde se venera.

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Fuente: Op.org.ar
Pedro Geremía, Beato Sacerdote Dominíco, Marzo 3  

Pedro Geremía, Beato

Presbítero Dominico

Martirologio Romano: En Palermo, en Sicilia, beato Pedro Geremia, presbítero de la Orden de Predicadores, que, confirmado por san Vicente Ferrer en el ministerio de la palabra de Dios, se entregó del todo a la salvación de las almas (1452).

El Beato Pedro Geremia nació en Palermo (Italia), en 1399.

Estudió derecho en Bolonia y en 1424, en la víspera de su graduación, entró en un convento de la Orden Dominica.

Fue novicio de San Antonio. Participó en la reforma espiritual de Orem y ayudó en la reforma del clero diocesano.

Murió en 1452.

El culto fue confirmado por el Papa Pío VI el 12 de mayo de 1784.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina02
Teresa Eustochio Verzeri, Santa Fundadora, Marzo 3  

Teresa Eustochio Verzeri, Santa

Virgen y Fundadora
de las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús

Martirologio Romano: En Brescia, en Lombardía, santa Teresa Eustoquio (Ignacia) Verzeri, virgen, fundadora del Instituto de las Hijas del Sacratísimo Corazón de Jesús (1852).

Teresa Verzeri nació en Bérgamo de Lombardía, el 31 de julio de 1801. Era una de las hijas de Antonio Verzeri y de su esposa Elena, perteneciente a la familia de los condes de Pedroça-Grumelli. Los Verzeri profesaban gran devoción a San Jerónimo. Uno de sus hijos, que fue más tarde obispo de Frescia, se llamaba Jerónimo y Teresa tenía como segundo nombre Eustoquio, en recuerdo de la hija de Santa Paula. Como es bien sabido, estas dos santas habían sido muy amigas de San Jerónimo y habían ejercido, por turno, el superiorato del convento de mujeres que éste había fundado en Jerusalén. En el caso de Teresa, el nombre Eustoquio resultó profético.

Se cuenta que Teresa decidió hacerse religiosa a los diez años de edad, el día de su primera comunión. Tales inspiraciones no son raras a esa edad, pero la firme resolución de Teresa no hizo más que crecer hasta el día de su confirmación. En esto le ayudó mucho al canónigo José Bengalio, de la catedral de Bérgamo. Es difícil determinar si el canónigo tenía ideas claras sobre Teresa o si estaba tratando de probar su vocación, pues tres veces la hizo entrar y volver a salir del convento de las benedictinas de Santa Grata. La obediencia ciega de Teresa al canónigo le valió no pocas críticas y burlas, pero la beata las soportó con paciencia y alegría. Fue sin duda una época de rudo aprendizaje.

Después de haber salido por tercera vez del convento, Teresa se consagró enteramente a la instrucción religiosa de las niñas en una pequeña casa llamada Gromo, que pronto se convirtió en la semilla de la nueva congregación religiosa que había de fundar. Antonia, su hermana y otras dos jóvenes, llamadas Virginia Simoni y Catalina Manghenoni, se le unieron al poco tiempo. Las cuatro hicieron la profesión de votos simples ante el canónigo Benaglio, quien las destinó a la enseñanza de la juventud. La vida de la nueva comunidad era muy austera, con largos períodos de silencio y ayuno. Teresa tuvo que hacer frente a muchas dificultades espirituales, dudas y tentaciones. La congregación empezó pronto a crecer, pues ingresaron en ella numerosas jóvenes de buena familia, entre las que se contaban tres hermanas de Teresa, llamadas María, Judit y Catalina, además de su propia madre que había quedado viuda. El canónigo Benaglio se encargaba de la dirección espiritual de la comunidad y ayudó a redactar las reglas y constituciones que comprendían diferentes obras de caridad: escuelas para los niños pobres, visitas a las mujeres enfermas, centros religiosos y de recreación para las jóvenes que se hallaban en peligro y sobre todo, retiros para mujeres, según el espíritu de San Ignacio de Loyola.

El obispo de Bérgamo, Mons. Carlos Gritti-Morlacchi, favoreció al principio a la nueva congregación, pero después se dedicó a obstaculizar su crecimiento. Mayor prueba fue para Teresa su propia indecisión y humildad. ¿La llamaba Dios realmente a fundar una nueva congregación, dado que ya existían otros institutos similares, como el del Sagrado Corazón, fundado por Santa Magdalena Sofía Barat? Teresa fue a Turín, donde la madre Barat había empezado a organizar, desde 1832, los retiros para mujeres y se sintió muy inclinada a unir su congregación con la de la santa. Pero pronto comprendió que la voluntad de Dios era diferente, pues había campo más que suficiente para las dos congregaciones, por similares que fuesen. Así pues, la beata tuvo que superar ésta y otras dificultades y soportar con paciencia numerosas desilusiones, antes de conseguir que se estableciera sólidamente su instituto. Finalmente, en 1841, Teresa y sus compañeras pudieron hacer la profesión solemne en manos del mismo prefecto de la congregación de obispos y religiosos, el cardenal Constantino Patrizi. Unos cuantos días más tarde, fue publicado el decreto aprobatorio de la Santa Sede y la congregación fue definitivamente confirmada en 1847. Con esta ocasión, se autorizó a la fundadora a abrir una casa en Roma.

Entre los que ayudaron a Teresa Verzeri en las dificultades, se contaba el Beato Luis Pavoni, de Brescia, quien se encargó de imprimir las constituciones de la nueva congregación, en un momento en que esto significaba exponerse a muchas molestias; pero el beato hizo caso omiso de las murmuraciones y hablillas. Además, intercedió ante Mons. Speranza para que apoyase en Roma la causa de las Hijas del Sagrado Corazón. Cuando Teresa compró un antiguo monasterio en Brescia, el Beato Luis proyectó los cambios que era necesario hacer al edificio y se encargó de vigilar personalmente la obra. Para ayudar a Teresa, hizo varios viajes a Bérgamo y a Trento, y se comprometió a asegurar la misa diaria en la casa madre. Nada era demasiado difícil para el Beato Luis, cuando se trataba de ayudar a las religiosas. La gran estima mutua que se profesaban el Beato Luis y la Beata Teresa ha continuado entre sus congregaciones respectivas, en el siglo que ha transcurrido desde su muerte.
La beata vivió todavía cuatro años después de la fundación de la casa de Roma. Durante ellos creció en gracia y santidad y su congregación con ella. El cólera que azotó el norte de Italia, arrebató a la beata el 3 de marzo de 1852. La multitud que asistió a sus funerales fue el mejor testimonio de la reputación de santidad de que gozaba y que no ha hecho sino aumentar con el tiempo.

Teresa fue beatificada en 1946 por Pío XII y canonizada el 10 de Junio de 2001 por Juan Pablo II.

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Fuente: Franciscanos.net
Inocencio de Berzo, Beato Presbítero Capuchino, Marzo 3  

Inocencio de Berzo, Beato

Presbítero Capuchino

Martirologio Romano: En Bérgamo, también de Lombardía, en Italia, beato Inocencio de Berzo (Juan) Scalvinoni, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, que brilló por su eximia caridad difundiendo la palabra de Dios y escuchando las confesiones (1890).

Etimológicamente: Inocencio = Aquel que no tiene maldad, es de origen latino

Sacerdote de la Primera Orden (1844‑1890). Beatificado por Juan XXIII el 12 de noviembre de 1961.

Inocencio, hijo de Pedro Scalvinoni y Francisca Poli, nació el 19 de marzo de 1844 en Niardo en Valcamonica (Brescia), en el bautismo se le llamó Juan. Perdió pronto a su padre. Entró al Seminario y se ordenó sacerdote el 2 de junio de 1867. Coadjutor parroquial, se distinguió por su desprendimiento de las cosas, por la asiduidad en el confesionario y su caridad para con los pobres, la asistencia a los enfermos y la predicación humilde.

Nombrado por su obispo Vicerrector del Seminario, un año después fue nuevamente destinado al trabajo pastoral parroquial en Berzo, donde desarrolló una intensa actividad apostólica, a base de oración, buen ejemplo y una predicación sencilla y paternal, acompañamiento individual a las personas para conducirlas a Dios. Pero el Señor lo llamaba a una vida más austera. Después de una mayor preparación espiritual, superadas no pocas dificultades, pidió ser admitido entre los Hermanos Menores Capuchinos, donde ingresó en 1874, con el nombre de Fray Inocencio.

Fue a Albino, luego al convento de la Santísima Anunciata, como vice‑maestro de novicios; en 1880 fue asignado a la redacción de los Anales franciscanos en Milán. Después fue a Crema, llevando a todas partes la irradiación de su santidad. Nuevamente destinado al convento de la Santísima Anunciata, donde encontró lo que su espíritu anhelaba: ser santo a toda costa. En el solitario convento tenía modo de sumergirse en aquella unión con Dios que era acorde con su temperamento, secundar su intensa ansia de sacrificio, de penitencia y de ocultamiento. Su ideal era anularse y hacerse olvidar, el ejercicio de prolongadas horas de oración y de contemplación, el desempeño de los humildes oficios del ministerio sacerdotal y de aquellos todavía más humildes de la vida conventual, como la petición de limosna de casa en casa, con la predicación del buen ejemplo y de una buena palabra. La belleza de su alma se transparentaba a través de estas manifestaciones.

Predicó cursos de ejercicios espirituales a sus cohermanos, en los cuales derramó la abundancia de su espíritu seráfico. En este ministerio de la predicación de ejercicios espirituales debió imponerse violencia, pues no se consideraba capaz de nada.

Murió a los cuarenta y seis años el 3 de marzo de 1890, en la enfermería del convento de Bérgamo. El Señor llamó a sí al siervo bueno y fiel, que había vivido en la humildad y en la pobreza. Sus paisanos de Berzo reivindicaron el cuerpo de este auténtico hijo de San Francisco.

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Fuente: Mercaba.org
Cunegunda, Santa Emperatriz de Alemania, Marzo 3  

Cunegunda, Santa

Emperatriz de Alemania
y Monja

Martirologio Romano: En el monasterio de Kaufungen, en Hesse, santa Cunegunda, que aportó muchos beneficios a la Iglesia junto con su cónyuge, el emperador san Enrique, y tras la muerte de éste abrazó la vida cenobítica en el monasterio donde se había retirado. Al morir hizo a Cristo heredero de todos sus bienes y su cuerpo fue colocado junto a los restos de san Enrique, en Bamberg (1033/ 1039).

Etimológicamente: Cunegunda = Aquella guerrera de origen noble, es de origen germánico.

Emperatriz alemana. N. hacia el 980, hija del conde Sigfredo de Luxemburgo. Hacia 998-1000 se casó con el último sucesor de la casa reinante de Sajonia, duque Enrique de Baviera (Enrique II el Santo), elegido en 1002 rey de Alemania y que en 1014, junto con su esposa, fue coronado Emperador en Roma por el papa Benedicto VIII. El matrimonio, aunque muy feliz, no tuvo descendencia.

Cunegunda poseía una formación muy buena para su época, participó en muchas gestiones de gobierno, acompañó a su esposo en viajes y campañas, ejerciendo como sus predecesoras una gran influencia política. En 1012 y 1016 representó a Enrique como gobernadora del reino de Sajonia. Constantemente trató de moderar al Emperador, impulsivo e iracundo por naturaleza, intercediendo siempre por la paz interior y exterior, así como por la justicia social.

Cunegudna estaba en relación con el monasterio reformado de Cluny en Francia, que también visitó personalmente. Desde ese lugar la pareja imperial era animada a llevar a cabo la reforma del sistema eclesiástico en Alemania (que tantos fallos mostraba, sobre todo en los monasterios benedictinos y en el alto clero), tal como ordenaba específicamente el sínodo de Pavía de 1022, convocado por el Papa y el Emperador. Por medio de ricas fundaciones sufragadas con su dote, Cunegunda apoyó el episcopado de Bamberg, de nueva creación, así como el de Merseburg, desde donde se inició la evangelización de los vendos.

Al morir Enrique II en 1024, Cunegunda hizo de regente tomando parte activa en el nombramiento de Conrado 11 como rey de Alemania, retirándose luego a la abadía de monjas benedictinas de Kaufungen (Hessen-Kassel), fundada por ella, donde, ya de monja, realizó grandes obras de caridad. M. en esta abadía en 3 mar. 1033, siendo enterrada en la catedral de Bamberg, junto a su difunto esposo.

Enrique fue canonizado el 1145 y Cunegunda en 1200. El pueblo y la liturgia la veneran como la emperatriz virgen que mantuvo una relación muy especial con la Virgen María. Alrededor de su recuerdo se tejen varias leyendas (p. ej., la prueba del fuego narrada por la Leyenda aurea de Jacobo de Varagine a la que se sometió por pretendida infidelidad). Según la versión de las nuevas investigaciones, también es fruto de leyenda popular la versión del voto de castidad en el matrimonio imperial.

La fiesta de Cunegunda se celebra el 3 de marzo. Las principales fuentes para conocer su vida son especialmente la crónica de su contemporáneo, el Obispo Thietmar de Merseburg (ed. R. Holtzmann, MGH, Scriptores reruin Germanicarum, IX), y la bula de canonización (Acta Sanct., marzo 1,281 ss.).

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Fuente: Carmelnet.org
Jacobino de Canepacis, Beato Religioso Carmelita, Marzo 3  

Jacobino de Canepacis, Beato

Religioso Carmelita

Martirologio Romano: En Vercelli, en el Piamonte, beato Jacobino de' Canepacci, religioso de la Orden de los Carmelitas, preclaro por su dedicación a la oración y la penitencia (1508).

Etimológicamente: Jacobino = Perteneciente a la familia de Jacobo, es de origen latino.

Nació en Piasca, diócesis de Vercelli (Italia), el 1438. Sus padres, buenos cristianos, le educaron en todas las virtudes humano-divinas. El niño y el joven Jacobino iba poco a poco asimilando estas enseñanzas.

Siendo ya un joven maduro y atraído por la especial devoción que conoció que los carmelitas profesaban a la Santísima Virgen, pidió ser acogido entre ellos.

Desde un principio rogó ser admitido como hermano de obediencia y se puso al servicio de todos y a disposición incondicional tanto de los superiores como de todos los demás hermanos.

Al profesar, el primer oficio que le encargaron los superiores fue el de limosnero. Malos tiempos aquellos para la débil economia conventual. Abundaban también las pestes y otras enfermedades. Todo ello contribuía a la penuria que reinaba en casi todos los conventos.

Fray Jacobino recorría, con gran sacrificio y bondad, calles y plazas, tanto de Vercelli como de otros pueblos vecinos, para recoger cuantas limosnas le daban los buenos cristianos.

Con estas limosnas, además de ayudar a su propia comunidad, ayudaba también, con permiso de los superiores, a cuantos pobres encontraba a su paso.

Otro cargo que también desempeñó con la admiración de todos fue el de portero del convento de Vercelli durante muchos años. El sabía muy bien que cuantos visitan los conventos la imagen que se llevan de él es lo que les ha dado el Hermano portero. El Hno. Jacobino procuraba dar buen ejemplo siempre y a todos con su afabilidad, humildad y exquisito trato. Todos quedaban admirados de su bondad y le tenían por santo.

Lleno de méritos, a los 70 años de edad, y después de habérselo anunciado la Santísima Virgen María, expiró en el Señor el 3.3.1508, en el convento de Vercelli.

Se le conoce con el doble nombre de Jacobino de Canepacis o de Crevacuore.

El papa Gregorio XVI, el 5.3.1845, aprobó su culto inmemorial.

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Fuente: Franciscanos.org
Liberato Weiss y compañeros, Beatos Mártires, Marzo 3  

Liberato Weiss y compañeros, Beatos

Mártires Franciscanos

Martirologio Romano: En Gondar, en Etiopía, beatos Liberato Weiss, Samuel Marzorati, y Miguel Pío Fasoli da Zerbo, presbíteros, de la Orden de los Hermanos Menores y mártires, que murieron lapidados a causa de la fe católica (1716).

Etimológicamente: Liberato = Aquel que ha sido liberado, es la derivación italiana del nombre Librado que es de origen latino.

Liberato Weiss (de seglar, Juan Lorenzo) nació en Konnersreuth (Baviera, Alemania), el 4 de enero de 1675. A la edad de 18 años pidió su ingreso en la Provincia franciscana de San Bernardino, en Austria. Comenzó el noviciado en Graz (Stiria, Austria) el 17 de octubre de 1693. Recibió la ordenación sacerdotal en Viena cinco años más tarde. Tan pronto como supo que los superiores pedían voluntarios para la misión de Etiopía, se ofreció para ser enviado.

Samuel Marzorati (de seglar, Antonio Francisco) nació en Biumo Inferiore, barriada de Varese (Italia), el 10 de septiembre de 1670, cerca del convento franciscano de la Anunciación, donde pasó los primeros años de su vida. A los 22 años entró en el convento franciscano, de los llamados "Reformados", de Lugano (Suiza). Pronto pidió ir a misiones, y los superiores lo enviaron a Roma, al Colegio erigido en San Pedro in Montorio para preparar a los que iban a ser enviados a tierras de misión. Completada su formación, se le confió otra tarea, pero luego se incorporó a la misión de Etiopía.

Miguel Pío Fasoli nació en Zerbo, cerca de Pavía (Italia), el 3 de mayo de 1670. Ingresó en la Provincia de San Diego de la región de Insubria (Milán) y, ordenado sacerdote, comenzó su actividad enseñando teología, pero enseguida se ofreció también para integrarse en la misión de Etiopía.

Tres vidas semejantes y divergentes, tres franciscanos que habrían recorrido caminos diversos si la Providencia no los hubiera unido para siempre camino del martirio.

Desde hacía mucho tiempo la Iglesia católica se esforzaba grandemente por restablecer la comunión plena y la unión con la Iglesia copta, sin conseguirlo. El 20 de enero de 1697, la Santa Sede, por medio de la Congregación de Propaganda Fide, abrió de nuevo la misión de Etiopía y la encomendó a los franciscanos. El Ministro general de la Orden hizo entonces un llamamiento a sus religiosos buscando voluntarios para tal misión, y muchos se ofrecieron. Entre ellos se hallaban nuestros tres Beatos. La misión franciscana tenía como objetivo llevar de nuevo a la Iglesia copta de Egipto y a la de Etiopía a la unión con la de Roma.

Los padres Liberato y Miguel Pío fueron destinados a Etiopía; el padre Samuel, a la isla de Socotra, en el Océano Indico, pero no consiguió su objetivo y regresó a El Cairo, donde se unió a la segunda expedición de sus compañeros.

El año 1705 un grupo de franciscanos salió de Egipto, junto a una caravana de mercaderes, para llegar a Etiopía por la ruta del Nilo. Llegaron a Sudán y se encontraron con una revuelta militar contra el rey de Sennar. No pudieron proseguir su camino y ante una situación tan peligrosa se establecieron en Allefun, ciudad que era respetada a causa de un famoso santuario musulmán que había allí, hasta que llegasen tiempos mejores. En 1708, el rey, que había vencido a los rebeldes, llamó a los misioneros a Sennar. Poco a poco, de los ocho franciscanos que habían salido de El Cairo, sólo quedaban dos, los padres Liberato y Miguel Pío, mientras los otros habían regresado al punto de partida o habían fallecido. Nuestros dos beatos, por último, se volvieron a El Cairo en 1710 sin haber conseguido esta vez llegar a Etiopía.

Por su parte, el padre Samuel, con otros compañeros, no logrando saber nada de los cristianos de la isla del Océano Indico evangelizada por San Francisco Javier, marcharon para El Cairo.

Propaganda Fide decidió que se intentara de nuevo el viaje apostólico a Etiopía, esta vez siguiendo la ruta del Mar Rojo, y el 20 de abril de 1711 encargó a los padres Liberato, como prefecto apostólico, Miguel Pío y Samuel que se pusieran en camino para llevar a cabo la misión que se les encomendaba. Salieron de El Cairo el 3 de noviembre de 1711. Guiaba el grupo el padre Weiss. Llegaron a Gondar, capital entonces de Etiopía, tras numerosas peripecias, en julio de 1712. El Rey Justos (el Negus) los acogió amistosamente, pero la situación del reino no era pacífica, los europeos no eran gratos a la población y la oposición al mismo Rey era fuerte, por lo que éste rogó a los misioneros que, a la espera de que la situación mejorase, procuraran pasar desapercibidos, y no discutieran con los coptos sobre cuestiones religiosas ni se declararan "romanos": temía por su misma continuidad en el trono. Los frailes llevaban una vida sencilla y pobre, vivían de la profesión que había aprendido cada uno, curaban a los enfermos y aprendían las lenguas locales. Con todo, la población nativa difundió habladurías contra los misioneros que fueron enrareciendo la convivencia. El Rey Justos, para evitar males mayores, envió a los franciscanos a otra provincia, Tigré.

Entretanto la crisis política se agravó, el Rey Justos enfermó y sus adversarios aprovecharon la situación para destronarlo y coronar a un nuevo Negus, David, hijo de otro rey. Los misioneros fueron entonces localizados y trasladados a Gondar para procesarlos. En el juicio, acusados de herejía contra la Iglesia Copta de Etiopía, declararon abiertamente que eran cristianos y que habían sido enviados por el Sumo Pontífice para enseñarles la verdadera fe cristiana. Contra las creencias de los coptos monofisitas, proclamaron, entre otras cosas, que Cristo tiene dos naturalezas, divina y humana, y no una sola. Afirmaron, además, la presencia real de Cristo en la Eucaristía conforme a la fe profesada por la Iglesia católica. Manifestaron que la circuncisión era innecesaria. En sus muchas discusiones, los monjes coptos no consiguieron que los franciscanos renunciaran a su fe y abrazaran las creencias de la Iglesia copta. Tras rechazar los frailes por última vez la oferta de absolución si renegaban de su credo, fueron condenados a muerte, trasladados a un lugar llamado Amba-Abo y lapidados el 3 de marzo de 1716. El padre Liberato murió casi inmediatamente, poco después falleció el padre Samuel, mientras el padre Miguel Pío, antes de expirar, aún se levantó por tres veces del montón de piedras.

La noticia del martirio llegó de inmediato a Europa por las relaciones escritas que enviaron testigos presenciales de los hechos. Con todo, el proceso de beatificación se retrasó considerablemente por diversas circunstancias.

Los beatificó Juan Pablo II el 20 de noviembre de 1988.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Anselmo de Nonántola, Santo Abad, Marzo 3  

Anselmo de Nonántola, Santo

Abad

Martirologio Romano: En Nonántola, en la Emilia, san Anselmo, fundador y primer abad de este monasterio, en el que durante cincuenta años promovió la disciplina monástica, tanto con sus preceptos como en el ejercicio de las virtudes (803).

Etimológicamente: Anselmo = Aquel que tiene la protección divina, es de origen germánico.

Cuando el rey Aistulfo gobernaba Italia, su cuñado Anselmo, duque de Friuli, le acompañó en sus campañas militares. El duque no sólo era un valiente soldado, sino también un fervoroso cristiano.

Primero fundó un monasterio y un hospital en Fanano, en la provincia de Módena y más tarde, una gran abadía a unos 30 kilómetros al sur de Nonántola.

Deseoso de consagrarse enteramente a Dios, San Anselmo fue a Roma, donde tomó el hábito de San Benito y fue nombrado abad de la nueva comunidad.

El Papa Esteban III le dio también permiso de trasladar a Nonántola el cuerpo del Papa San Silvestre.

Astiulfo enriqueció mucho la abadía, y le concedió grandes privilegios, de suerte que se hizo famosa en toda Italia.

El abad Anselmo llegó a gobernar a más de mil monjes. Igualmente estaba encargado de un gran hospital y de un albergue para los enfermos y peregrinos que él mismo había construido cerca del monasterio, en honor de San Ambrosio. Desiderio, el sucesor de Aistulfo, desterró al santo abad a Monte Casiono, donde pasó siete años; pero Carlomagno le restituyó a Nonántola, y ahí murió, ya muy anciano, después de haber pasado cincuenta años en religión.

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Fuente: Martirologio Romano
Otros Santos y Beatos Completando santoral de este día, Marzo 3  

Otros Santos y Beatos

Santos Marino y Asterio, mártires
En Cesarea de Palestina, santos Marino, soldado, y Asterio, senador, mártires bajo el emperador Galieno. El primero, delatado que era cristiano por un compañero envidioso, profesó su fe ante el juez con palabras muy claras y, decapitado, alcanzó la corona del martirio. Asterio, por haber honrado el cuerpo del mártir extendiendo por debajo la propia veste con que se cubría, mereció a su vez ser martirizado (c. 260).

Santos Cleónico y Eutropio, mártires
En Amasea, en el Ponto, santos Cleónico y Eutropio, mártires en la persecución bajo el emperador Maximiano, siendo procurador Asclepiódato (s. IV).

San Winwaleo, abad
En la península de Armórica (Bretaña), san Winwaleo, primer abad de Landevenec, del cual la tradición narra que era discípulo de san Budoco en la isla de Lavret, y que con su vida ilustró la regla monástica (533).

Santa Artelaides, virgen
En Benevento, en la Campania, santa Artelaides, virgen (c. 570).

Beato Federico, abad
En Frisia, beato Federico, presbítero, que siendo párroco en la ciudad de Hallum, llegó a ser después abad del monasterio de Mariengaarde, de la Orden Premostratense (1175).

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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