JMJ
Pax
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 4, 26-34
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud:
"El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días y, sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por sí sola, va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha".
Les dijo también:
"¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte en el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden anidar a su sombra".
Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas, pero a sus discípulos les explicaba todo en privado.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
"El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
11o. Dom Ord Ciclo B
Antífona de Entrada
Escucha, Señor, mi voz y mis clamores y ven en mi ayuda; no me rechaces, ni me abandones, Dios, salvador mío.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, fuerza de todos los que en ti confían, ayúdanos con tu gracia, sin la cual nada puede nuestra humana debilidad, para que podamos serte fieles en la observancia de tus mandamientos.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Elevaré los árboles pequeños
Lectura del libro del profeta Ezequiel 17, 22-24
Esto dice el Señor Dios:
"Yo tomaré un renuevo de la copa de un gran cedro, de su más alta rama cortaré un retoño. Lo plantaré en la cima de un monte excelso y sublime. Lo plantaré en la montaña más alta de Israel. Echará ramas, dará fruto y se convertirá en un cedro magnífico. En él anidarán toda clase de pájaros y descansarán al abrigo de sus ramas.
Así, todos los árboles del campo sabrán que yo, el Señor, humillo los árboles altos y elevo los árboles pequeños; que seco los árboles lozanos y hago florecer los árboles secos. Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 91
¡Qué bueno es darte gracias, Señor!
¡Qué bueno es darte gracias, Dios altísimo, y celebrar tu nombre, pregonando tu amor cada mañana y tu fidelidad, todas las noches!
¡Qué bueno es darte gracias, Señor!
Los justos crecerán como las palmas, como los cedros en los altos montes; plantados en la casa del Señor, en medio de sus atrios darán flores.
¡Qué bueno es darte gracias, Señor!
Seguirán dando fruto en su vejez, frondosos y lozanos como jóvenes, para anunciar que en Dios, mi protector, ni maldad ni injusticia se conocen.
¡Qué bueno es darte gracias, Señor!
Segunda Lectura
En el destierro o en la patria, nos esforzamos por agradar al Señor
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios
5, 6-10
Hermanos: Siempre tenemos confianza, aunque sabemos que, mientras vivimos en el cuerpo, estamos desterrados, lejos del Señor. Caminamos guiados por la fe, sin ver todavía. Estamos, pues, llenos de confianza y preferimos salir de este cuerpo para vivir con el Señor. Por eso procuramos agradarle, en el destierro o en la patria. Porque todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Cristo, para recibir el premio o el castigo por lo que hayamos hecho en esta vida.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
La semilla es la palabra de Dios y el sembrador es Cristo; todo aquel que lo encuentra vivirá para siempre
Aleluya.
Evangelio
El hombre siembra su campo, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos 4, 26-34
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud:
"El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días y, sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por sí sola, va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha".
Les dijo también:
"¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte en el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden anidar a su sombra".
Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas, pero a sus discípulos les explicaba todo en privado.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración de los Fieles
Celebrante:
Oremos, hermanos y hermanas, al Señor, que conoce lo que está escondido a nuestros ojos y sabe cuáles son las verdaderas necesidades humanas.
Respondemos: Escúchanos Padre.
Oremos por la santa Iglesia, para que Dios, nuestro Señor, aumente el número de sus fieles, aleje de ella toda división y escuche las plegarias que le dirigen todos los cristianos del mundo, roguemos al Señor.
Escúchanos Padre.
Oremos también a nuestro Señor por los gobernantes de nuestra patria y de todos los pueblos, para que Dios les dé sabiduría y fuerza para gobernar y dirigir con paz y justicia el pueblo que tienen encomendado, roguemos al Señor.
Escúchanos Padre.
Oremos también por los que están lejos de su hogar, para que nuestro Señor les conceda un viaje feliz, retornar con salud a sus familias, y la realización plena de los proyectos de su viaje, roguemos al Señor.
Escúchanos Padre.
Oremos también a nuestro Señor por los que hoy nos hemos reunido aquí en su nombre y por el pastor que nos preside, para que nuestro Señor escuche nuestras oraciones y nuestras peticiones le sean siempre agradables, roguemos al Señor.
Escúchanos Padre.
Celebrante:
Dios nuestro, que siembras a manos llenas en nuestros corazones la semilla de la verdad y de la gracia; escucha nuestras oraciones Concédenos acoger, con humilde esperanza, y cultivar, con paciencia evangélica, el grano que tú has sembrado en nosotros, convencidos de que, cuanto más profundamente arraigue tu palabra en nuestras vidas, más amor y más justicia habrá en el mundo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Dios nuestro, que en estos dones que te presentamos has otorgado al hombre el pan que lo alimenta y el sacramento que le da nueva vida, haz que nunca llegue a faltarnos este sustento del cuerpo y del espíritu.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Proclamación del ministerio de Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro.
Cuya muerte celebramos unidos en calidad, cuya resurrección proclamamos con viva fe, y cuyo advenimiento glorioso aguardamos con firmísima esperanza.
Por eso,
Con todos los ángeles y santos, te alabamos proclamando sin cesar:
Antífona de la Comunión
Una sola cosa he pedido al Señor y es lo único que busco: habitar en su casa todos los días de mi vida.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que nuestra participación en este sacramento, signo de la unión de los fieles en ti, contribuya, Señor, a la unidad de tu Iglesia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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† Meditación diaria
Undécimo Domingo
ciclo b
EL GRANO DE MOSTAZA
— El Señor se vale de lo pequeño para actuar en el mundo y en las almas.
— Las dificultades que encontremos en el apostolado no nos deben desanimar. El Señor cuenta con nosotros para transformar el lugar donde se desenvuelve nuestro vivir cotidiano.
— El Señor es nuestra fortaleza. Empeño por rechazar los falsos respetos humanos que nos impidan dar a conocer la doctrina de Jesucristo.
I. Esto dice el Señor Dios: Arrancaré una rama del alto cedro y la plantaré. De sus ramas más altas arrancaré una tierna y la plantaré en la cima de un monte elevado: la plantaré en la montaña más alta de Israel, para que eche brotes y dé fruto y se haga un cedro noble. Anidarán en él aves de toda pluma, anidarán al abrigo de sus ramas. Con estas bellas imágenes nos recuerda el profeta Ezequiel1, en la Primera lectura de la Misa, cómo Dios se vale de lo pequeño para actuar en el mundo y en las almas. Es también la enseñanza que Jesús nos propone en el Evangelio. El Reino de Dios se parece a un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas2.
El Señor eligió a unos pocos hombres para instaurar su reinado en el mundo. Eran la mayoría de ellos humildes pescadores con escasa cultura, llenos de defectos y sin medios materiales: eligió la flaqueza del mundo para confundir a los fuertes3. Con miras humanas es incomprensible que estos hombres llegaran a difundir la doctrina de Cristo por toda la tierra en tan corto tiempo y teniendo enfrente innumerables trabas y contradicciones. Con la parábola del grano de mostaza –comenta San Juan Crisóstomo– les mueve Jesús a la fe y les hace ver que la predicación del Evangelio se propagará a pesar de todo4.
Somos nosotros también ese grano de mostaza en relación a la tarea que nos encomienda el Señor en medio del mundo. No debemos olvidar la desproporción entre los medios a nuestro alcance, nuestros escasos talentos y la magnitud del apostolado que hemos de realizar; pero tampoco debemos dejar a un lado que tendremos siempre la ayuda del Señor. Surgirán dificultades, y seremos entonces más conscientes de nuestra poquedad. Esto nos debe llevar a confiar más en el Maestro y en el carácter sobrenatural de la obra que nos encomienda. «En las horas de lucha y contradicción, cuando quizá "los buenos" llenen de obstáculos tu camino, alza tu corazón de apóstol: oye a Jesús que habla del grano de mostaza y de la levadura. —Y dile: "edissere nobis parabolam" —explícame la parábola.
»Y sentirás el gozo de contemplar la victoria futura: aves del cielo, en el cobijo de tu apostolado, ahora incipiente; y toda la masa fermentada»5.
Si no perdemos de vista nuestra poquedad y la ayuda de la gracia, nos mantendremos siempre firmes y fieles a lo que Él espera de cada uno; si no mirásemos a Jesús, encontraríamos pronto el pesimismo, llegaría el desánimo y abandonaríamos la tarea. Con el Señor lo podemos todo.
II. Los Apóstoles y los cristianos de los comienzos encontraron una sociedad minada en sus cimientos, sobre la que era prácticamente imposible construir ningún ideal. San Pablo describe así la sociedad romana y el mundo pagano en general, que había oscurecido enormemente, en muchos aspectos, la luz natural de la razón y se había quedado como ciego para ver la misma dignidad del hombre: Por lo cual, Dios los abandonó a los deseos de su corazón, a los vicios de la impureza (...). Por eso los entregó Dios a pasiones infames (...). Pues como no quisieron reconocer a Dios, los entregó a un réprobo sentido, de suerte que han hecho cosas indignas de hombre, quedando atestados de toda suerte de iniquidad, de malicia, de fornicación, de avaricia, de perversidad, llenos de envidia, homicidas, pendencieros, fraudulentos, malignos, chismosos, infamadores, enemigos de Dios, ultrajadores, soberbios, altaneros, inventores de vicios, desobedientes a sus padres, desgarrados, desamorados, desleales, despiadados6. Y desde el seno de esta sociedad los cristianos la transformaron; allí cayó la semilla, y de ahí al mundo entero, y aunque era insignificante llevaba una fuerza divina, porque era de Cristo. Los primeros cristianos que llegaron a Roma no eran distintos de nosotros, y con la ayuda de la gracia ejercieron un apostolado eficaz, trabajando codo a codo, en las mismas profesiones que los demás, con los mismos problemas, acatando las mismas leyes, a no ser que fueran directamente en contra de las de Dios. Verdaderamente, la primitiva Cristianidad, en Jerusalén, Antioquía o Roma, era como un grano de mostaza, perdido en la inmensidad del campo.
Los obstáculos del ambiente no nos deben desanimar, aunque veamos en nuestra sociedad signos semejantes, o iguales, a los del tiempo de San Pablo. El Señor cuenta con nosotros para transformar el lugar donde se desenvuelve nuestro vivir cotidiano. No dejemos de llevar a cabo aquello que está en nuestra mano, aunque nos parezca poca cosa –tan poca cosa como unos insignificantes granos de mostaza–, porque el Señor mismo hará crecer nuestro empeño, y la oración y el sacrificio que hayamos puesto dará sus frutos. Quizá ese «poco» que sí está a nuestro alcance puede ser aconsejar a la vecina o al compañero de Facultad un buen libro que hemos leído; ser amable con el cliente, con el pasajero, con el subordinado; comentar un buen artículo del periódico; prestar esos pequeños servicios que entraña toda convivencia; rezar por el amigo enfermo (o por el hijo del amigo), pedir que recen por nosotros, facilitar la Confesión... y, siempre, una vida ejemplar y sonriente. Toda vida puede y debe ser apostolado discreto y sencillo, pero audaz. Y esto será posible, como quiere el Señor, si nos mantenemos bien unidos a Él, si procuramos huir seriamente del aburguesamiento, de la tibieza, de la desgana: «Este tiempo que nos ha tocado vivir requiere de modo especialísimo que sintamos seriamente el deber de mantenernos siempre vibrantes y encendidos. Pero lo lograremos, únicamente, si luchamos. Solo el que se esfuerza con tenacidad se hace idóneo para este servicio de paz –de la paz de Cristo– que hemos de prestar al mundo»7.
III. El anuncio del Evangelio, realizado las más de las veces por compañeros de profesión, de oficio o de vecindad, significó para familias enteras un cambio radical de vida y la salvación eterna; para otros resultó escándalo y, para muchos, necedad8. San Pablo declara a los cristianos de Roma que él no se avergüenza del Evangelio, porque es una fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree9. Y comenta San Juan Crisóstomo: «Si hoy alguien se te acerca y te pregunta: "Pero ¿adoras a un crucificado?", lejos de agachar la cabeza y de sonrojarte de confusión, saca de este reproche ocasión de gloria, y que la mirada de tus ojos y el aspecto de tu rostro muestren que no tienes vergüenza. Si vuelven a preguntarte al oído: "¡Cómo!, ¿adoras a un crucificado?", contesta: "¡Sí!, yo lo adoro" (...). Yo adoro y me glorío de un Dios crucificado que, con su Cruz, redujo al silencio a los demonios y eliminó toda superstición: ¡para mí su Cruz es el trofeo inefable de su benevolencia y de su amor!»10. Es una bella respuesta que podemos hacer nuestra.
De los primeros cristianos debemos aprender nosotros a no tener falsos respetos humanos, a no temer el «qué dirán», a mantener viva la preocupación de dar a conocer a Cristo en cualquier situación en la que nos encontremos, con la conciencia clara de que es el tesoro que hemos hallado11, la perla preciosa12 que encontramos después de mucho buscar. La lucha contra los respetos humanos no debe cesar en ningún momento, pues no será infrecuente el encontrar un clima adverso, cuando no escondemos nuestra condición de cristianos que siguen a Jesús de cerca y quieren ser consecuentes con la doctrina que profesan. Muchos que se dicen cristianos, pero con una postura poco valiente a la hora de dar testimonio de su fe, parecen valorar más la opinión de los demás que la de Jesucristo, o se dejan llevar por la fácil comodidad de seguir la corriente, de no significarse, etc. Esta actitud revela debilidad de carácter, falta de convicciones profundas, poco amor a Dios. Es lógico que alguna vez nos cueste comportarnos como somos, como cristianos que quieren vivir la fe que profesan en todos los momentos y situaciones de su vida; y esas serán excelentes ocasiones para mostrar nuestro amor al Señor, dejando a un lado los respetos humanos, la opinión del ambiente, etc., pues no nos ha dado Dios un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de templanza. No te avergüences jamás del testimonio de nuestro Señor13, exhortaba San Pablo a Timoteo, a quien él mismo había acercado a la fe.
Esta fue siempre la actitud de quienes nos precedieron en la tarea de cristianizar el mundo. Y antes incluso. Tenemos el ejemplo de Judas Macabeo, en momentos muy difíciles, cuando el santuario quedó desolado como el desierto y muchos en Israel se acomodaron a este culto, sacrificando a los ídolos y profanando el sábado14. Judas, al frente de sus hermanos, siguiendo el ejemplo de su padre, Matatías, se rebeló contra aquella iniquidad y, por el honor de Dios, supieron combatir alegremente los combates de Israel15. Judas Macabeo nos dejó la razón de su victoria: Al cielo le da lo mismo salvar con muchos que con pocos; que en la guerra no depende la victoria de la muchedumbre del ejército, sino de la fuerza de unos cuantos16. Siempre ha sido así en las cosas de Dios; desde los principios de la Iglesia hasta nuestros días. Dios se vale de lo poco para sus obras. Tampoco a nosotros nos faltará su ayuda. Él hará que lo poco se vuelva una fuerza grande allí donde estamos.
En la Cruz encontraremos también nosotros el poder y la valentía que necesitamos. Miramos a Santa María: «No le arredra el clamor de la muchedumbre, ni deja de acompañar al Redentor mientras todos los del cortejo, en el anonimato, se hacen cobardemente valientes para maltratar a Cristo.
»Invócala con fuerza: "Virgo fidelis!" —¡Virgen fiel!, y ruégale que los que nos decimos amigos de Dios lo seamos de veras y a todas las horas»17.
1 Ez 17, 22-24. — 2 Mc 4, 31-32. — 3 1 Cor 1, 27. — 4 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre San Mateo, 46. — 5 San Josemaría Escrivá, Camino, n. 695. — 6 Rom 1, 24-31. — 7 A. del Portillo, Carta 8-XII-1976, n. 4. — 8 Cfr. 1 Cor 1, 23. — 9 Cfr. Rom 1, 16. — 10 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre la Epístola a los Romanos, 2. — 11 Cfr. Mt 13, 44. — 12 Cfr. Mt 13, 45-46. — 13 2 Tim 1, 7-8. — 14 1 Mac 1, 41. — 15 1 Mac 3, 2. — 16 1 Mac 3, 18-19. — 17 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 51.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Autor: Archidiócesis de Madrid
Digna, Anastasio y Félix, Santos Mártires en Córdoba, Junio 14
Mártires Fueron martirizados en Córdoba el 14 de Junio. |
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Beata Francisca de Paula de Jesús
«Nhá Chica», laica
En Baependi, Minas Gerais (Brasil), beata Francisca de Paula de Jesús, llamada popularmente «Nhá Chica», que vivió en su estado laical una consagración completa al Señor.
Francisca de Paula de Jesús, que había nacido em Santo Antônio do Rio das Mortes, distrito de São João del-Rei (Minas Geraes), fue trasadada a Baependi -en el mismo Estado- siendo aun pequeña. Vino acompañando a su madre y a su hermano Teotônio, dos años mayor. Entre las pocas pertenencias, traían una imagen de Nuestra Señora de la Concepción.
En 1818, cunado Nhá Chica tenía apenas 10 años de edad, murió la madre, dejando a los dos hermanos al cuidado de Dios y de la Virgen María, que poco a poco fue conquistando el corazón de Nhá Chica. Ella la llamaba cariñosamente "Minha Sinhá" (es decir, Mi Señora), y no hacía nada sin primero consultarla.
Nhá Chica supo administrar muy bien y hacer prosperar la herencia espiritual que recibiera de su madre. Nunca se casó, rechazó con libertad todas las propuestas de casamiento que le hicieran. Fue toda del Señor. Se prodigaba con todos, pobre o ricos, y con los más necesitados. Atendía a todos los que la buscaban, sin discriminar a nadie, y para todos tenía una palabra de consuelo, un consejo o una promesa de oración. Aun muy joven, era solicitada para dar consejos, hacer oración o hacer sugerencias a los que se dedicaban al comercio. Muchos no tomaban decisiones sin consultarla primero, y por muchas personas ella era considerada una "santa", pero a quienes querían saber quién era ella, les respondía con tranquilidad: "... es porque rezo con fe".
Su fama de santidad se fue esparciendo de tal modo que las personas de muy lejos comenzaron a visitar Baependi para conocerla, conversar con ella, hablarle de sus dolores y necesidades, y sobre todo para pedirle oraciones. A todos atendía con la misma paciencia y dedicación; pero los días viernes no atendía a nadie: era el día en que lavaba su propia ropa y se dedicaba con más fuerza a la oración y la penitencia, en recuerdo de la Pasión y Muerte de nuestro Señor. A las tres de la tarde intensificaba sus oraciones, y mantenía una particular veneración a la Virgen de la Concepción, con la que trataba familiarmente, como con una amiga.
Nhá Chica era analfabeta, pero lo único que deseaba de la lectura era poder leer las Sagradas Escrituras, sin embargo, cuando se la leían, era feliz. Compuso una Novena a Nuestra Señora de la Concepción, y en su honor construyó, al lado de su casa, un pequeño oratorio donde veneraba la imagen recibida de su madre, y ante la cual rezaba piadosamente por todos aquellos que se le encomendaban. Esa imagen se conserva hasta hoy en la casita donde vivió, sobre el altar de la antigua capilla.
Nhá Chica murió el 14 de junio de 1895, con 87 años de edad, pero fue sepultada recién el día 18, en el interior de la capilla que ella había construido. Las personas que estaban allí sintieron exalarse del cuerpo un misterioso perfume de rosas durante los cuatro días que duró el funeral. Ese perfume fue de nuevo sentido el 18 de junio de 1998, 103 años después. por las autoridades eclesiásticas y los miembros del tribunal eclesiástico para la causa de beatificación, y también por los trabajadores en ocasión de la exhumación del cuerpo. Los retos mortales se encuentran actualmente en el santuario, donde pueden ser venerados por los fieles.
En 1954 la iglesita de Nhá Chica fue confiada a las Hermanas Franciscanas del Señor. Desde entonces comenzó junto a la iglesia una obra de asistencia social para niños necesitados que viene siendo mantenida por los devotos de Nhá Chica.
La "Iglesita de Nhá Chica", después de haber pasado por reformas, llego a ser lo que es hoy, el Santuario de Nuestra Señora de la Concepción, que acoge peregrinos de todo Brasil y de diversas partes del mundo. MUchos fieles que visitan el lugar piden gracias y oran con fe. Algunos vuelven a agradecer y registran las gracias recibidas. Actualmente (año 2013) en el "Registro de gracias del Santuario", pueden leerse aproximadamente 20 mil gracias alcanzadas por intercesión de Nhá Chica.
Según consta en el acta de beatificación, el milagro que dio fin al proceso canónico fue la perfecta y constante sanación de D. Ana Lucía Meirelles Leite de una cardiopatia congenita.
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Fuente: Enciclopédia Católica | ACI Prensa
Metodio de Constantinopla, Santo Patriarca, Junio 14
Patriarca de Constantinopla Defensor de imágenes durante la segunda persecución iconoclasta, nació en Siracusa a finales del siglo octavo; murió en Constantinopla el 14 de Junio de 846. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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