viernes, 12 de junio de 2015

[ † ] Fiesta del Inmaculado Corazón de la Virgen María. 13/06/2015. En su día, lo que más agrada a María, es la Misa matutina.

JA

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas (2, 41-51)

Gloria a ti, Señor.

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén para las festividades de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, fueron a la fiesta, según la costumbre. Pasados aquellos días, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo supieran. Creyendo que iba en la caravana, hicieron un día de camino; entonces lo buscaron, y al no encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca.

Al tercer día lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que lo oían se admiraban de su inteligencia y de sus respuestas. Al verlo, sus padres se quedaron atónitos y su madre le dijo: "Hijo mío, ¿por qué te has portado así con nosotros? Tu padre y yo te hemos estado buscando llenos de angustia".

El les respondió: "¿Por qué me andaban buscando? ¿No sabían que debo ocuparme en las cosas de mi Padre?" Ellos no entendieron la respuesta que les dio. Entonces volvió con ellos a Nazaret y siguió sujeto a su autoridad. Su madre conservaba en su corazón todas aquellas cosas.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

"El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

El Corazón Inmaculado de María

Memoria

Que amen al Señor todos sus fieles

Antífona de Entrada

Mi corazón se llena de alegría por el Salvador y entona al Señor un himno de acción de gracias por los bienes que me ha concedido.

Oración Colecta

Oremos:

Dios nuestro, que formaste en el corazón de la santísima Virgen María una digna morada al Espíritu Santo, ayúdanos, por su maternal intercesión, para que seamos cada vez menos indignos de que habites en nosotros.

Por nuestro Señor Jesucristo...

Amén.

 

Primera Lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios (12, 1-10)

Hermanos: Si hace falta presumir (aunque nada se saca con ello), hablaré de las visiones y revelaciones del Señor. Sé de un hombre que hace catorce años fue arrebatado hasta el tercer cielo (si fue con el cuerpo o sin el cuerpo, no lo sé, Dios lo sabe). Lo cierto es que ese hombre fue arrebatado al paraíso (si fue con el cuerpo o sin el cuerpo, no lo sé, Dios lo sabe) y oyó palabras misteriosas que el hombre no puede pronunciar.

De ese hombre sí podría gloriarme; pero en cuanto a mí, sólo me gloriaré de mis debilidades. Si pretendiera, pues, gloriarme, no sería insensato, diría la pura verdad. Pero me abstengo de ello, no sea que alguien se forme de mí una idea superior a lo que en mí ve o de mí escucha.

Y por eso, para que yo no me llene de soberbia por la sublimidad de las revelaciones que he tenido, llevo una espina clavada en mi carne, un enviado de Satanás, que me abofetea para humillarme. Tres veces le he pedido al Señor que me libre de esto, pero él me ha respondido: "Te basta mi gracia, porque mi poder se manifiesta en la debilidad" .

Así pues, de buena gana prefiero gloriarme de mis debilidades, para que se manifieste en mí el poder de Cristo. Por eso me alegro de las debilidades, los insultos, las necesidades, las persecuciones y las dificultades que sufro por Cristo, porque cuando soy más débil, soy más fuerte.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

 

Salmo Responsorial Salmo 33

Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.

Junto a aquellos que temen al Señor el ángel del Señor acampa y los protege. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor. Dichoso el hombre que se refugia en él.

Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.

Que amen al Señor todos sus fieles, pues nada faltará a los que lo aman. El rico empobrece y pasa hambre; a quien busca al Señor, nada le falta.

Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.

Escúchame, hijo mío: voy a enseñarte cómo amar al Señor, para que puedas vivir y disfrutar la vida.

Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.

 

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.

Dichosa la Virgen María, que guardaba la palabra de Dios y la meditaba en su corazón.

Aleluya.

 

Evangelio

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas (2, 41-51)

Gloria a ti, Señor.

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén para las festividades de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, fueron a la fiesta, según la costumbre. Pasados aquellos días, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo supieran. Creyendo que iba en la caravana, hicieron un día de camino; entonces lo buscaron, y al no encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca.

Al tercer día lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que lo oían se admiraban de su inteligencia y de sus respuestas. Al verlo, sus padres se quedaron atónitos y su madre le dijo: "Hijo mío, ¿por qué te has portado así con nosotros? Tu padre y yo te hemos estado buscando llenos de angustia".

El les respondió: "¿Por qué me andaban buscando? ¿No sabían que debo ocuparme en las cosas de mi Padre?" Ellos no entendieron la respuesta que les dio. Entonces volvió con ellos a Nazaret y siguió sujeto a su autoridad. Su madre conservaba en su corazón todas aquellas cosas.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Señor, que el sacrificio que vamos a ofrecerte en esta festividad de la Virgen María, sea agradable a tus ojos y nos alcance tu redención.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

Prefacio de Santa María Virgen I

Maternidad de la santísima

Virgen María

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón.

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria en la veneración de Santa María, siempre virgen: Porque ella concibió a tu único Hijo por obra del Espíritu Santo y sin perder la gloria de su virginidad, hizo brillar sobre el mundo la luz eterna, Jesucristo nuestro Señor.

Por él, los ángeles y los arcángeles y todos los coros celestiales, celebran tu gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces, cantando humildemente tu alabanza:

Santo, Santo, Santo...

 

Antífona de la Comunión

María conservaba todas aquellas palabras y las meditaba en su corazón.

Oración después de la Comunión

Señor, que nos has hecho partícipes del memorial de nuestra redención, concédenos, por intercesión de María, la Madre de tu Hijo, participar más profundamente de tu vida y alegrarnos con la abundancia de tus bendiciones.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

 

 

Memoria de san Antonio de Padua

Presbítero y Doctor de la Iglesia

El Señor es compasivo y misericordioso

Antífona de Entrada

El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar la Buena Nueva a los pobres y anunciar su liberación a los cautivos.

Oración Colecta

Oremos:

Dios todopoderoso y eterno, que en san Antonio de Padua otorgaste a tu Iglesia un predicador insigne y un protector de los pobres y de los necesitados, concédenos, por su intercesión, que vivamos de verdad conforme al Evangelio y experimentemos siempre tu protección y ayuda.

Por nuestro Señor Jesucristo…

Amén.

 

Primera Lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios (5, 14-21)

Hermanos: El amor de Cristo nos apremia, al pensar que si uno murió por todos, todos murieron. Cristo murió por todos para que los que viven ya no vivan para sí mismos, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.

Por eso nosotros ya no juzgamos a nadie con criterios humanos. Si alguna vez hemos juzgado a Cristo con tales criterios, ahora ya no lo hacemos. El que vive según Cristo es una creatura nueva; para él todo lo viejo ha pasado; ya todo es nuevo.

Todo esto proviene de Dios, que nos reconcilió consigo por medio de Cristo y que nos confirió el ministerio de la reconciliación. Porque, efectivamente, en Cristo, Dios reconcilió al mundo consigo y renunció a tomar en cuenta los pecados de los hombres, y a nosotros nos confió el mensaje de la reconciliación. Por eso, nosotros somos embajadores de Cristo, y por nuestro medio, es Dios mismo el que los exhorta a ustedes. En nombre de Cristo les pedimos que se reconcilien con Dios.

Al que nunca cometió pecado, Dios lo hizo "pecado" por nosotros, para que, unidos a él, recibamos la salvación de Dios y nos volvamos justos y santos.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

 

Salmo Responsorial Salmo 102

El Señor es compasivo y misericordioso.

Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga su santo nombre. Bendice al Señor, alma mía, y no te olvides de sus beneficios.

El Señor es compasivo y misericordioso.

El Señor perdona tus pecados y cura tus enfermedades; él rescata tu vida del sepulcro y te colma de amor y de ternura.

El Señor es compasivo y misericordioso.

El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. El Señor no estará siempre enojado, ni durará para siempre su rencor.

El Señor es compasivo y misericordioso.

Como desde la tierra hasta el cielo, así es de grande su misericordia; como un padre es compasivo con sus hijos, así es compasivo el Señor con quien lo ama.

El Señor es compasivo y misericordioso.

 

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.

Inclina, Dios mío, mi corazón a tus preceptos y dame la gracia de cumplir tu voluntad.

Aleluya.

 

Evangelio

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (5, 33-37)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No jurarás en falso y le cumplirás al Señor lo que le hayas prometido con juramento. Pero yo les digo: No juren de ninguna manera, ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es donde él pone los pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del gran Rey.

Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes hacer blanco o negro uno solo de tus cabellos. Digan simplemente sí, cuando es sí; y no, cuando es no. Lo que se diga de más, viene del maligno".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 

Oración sobre las Ofrendas

Que estos dones, Señor, que te presentamos en honor de tus santos y que van a dar testimonio de tu poder y de tu gloria, nos alcancen de ti la salvación eterna.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

Prefacio

de los santos Pastores

Los santos pastores siguen

presentes en la Iglesia

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón.

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,por Cristo nuestro Señor.

Porque permites que tu Iglesia se alegre hoy con la festividad de san Antonio de Padua, para animarnos con el ejemplo de su vida, instruirnos con su palabra y protegernos con su intercesión. Por eso, con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza, diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo…

Antífona de la Comunión

Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo, dice el Señor.

Oración después de la Comunión

Oremos:

Te rogamos, Señor, que el sacramento que hemos recibido nos encamine al cielo que ya mereció obtener san Antonio de Padua sirviéndote con fidelidad.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.


Meditación diaria

Sábado posterior al 2º domingo después de Pentecostés

EL INMACULADO CORAZÓN
DE LA VIRGEN MARíA*

Memoria

— El Corazón de María.

— Un Corazón materno.

Cor Mariae dulcissimum, iter para tutum.

I. En mí está toda gracia del camino y de verdad, en mí toda esperanza de vida y de fuerza1, leemos en la Antífona de entrada de la Misa.

Como considerábamos en la fiesta de ayer, el corazón expresa y es símbolo de la intimidad de la persona. La primera vez que se menciona en el Evangelio el Corazón de María es para expresar toda la riqueza de esa vida interior de la Virgen: María -escribe San Lucas- guardaba todas estas cosas, ponderándolas en su corazón2.

El Prefacio de la Misa proclama que el Corazón de María es sabio, porque entendió como ninguna otra criatura el sentido de las Escrituras, y conservó el recuerdo de las palabras y de las cosas relacionadas con el misterio de la salvación; inmaculado, es decir, inmune de toda mancha de pecado; dócil, porque se sometió fidelísimamente al querer de Dios en todos sus deseos; nuevo, según la antigua profecía de Ezequiel –os daré un corazón nuevo y un espíritu nuevo3–, revestido de la novedad de la gracia merecida por Cristo; humilde, imitando el de Cristo, que dijo: Aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón4; sencillo, libre de toda duplicidad y lleno del Espíritu de verdad; limpio, capaz de ver a Dios según la Bienaventuranza del Señor5; firme en la aceptación de la voluntad de Dios, cuando Simeón le anunció que una espada de dolor atravesaría su corazón6, cuando se desató la persecución contra su Hijo7 o llegó el momento de su Muerte; dispuesto, ya que, mientras Cristo dormía en el sepulcro, a imitación de la esposa del Cantar de los Cantares8, estuvo en vela esperando la resurrección de Cristo.

El Corazón Inmaculado de María es llamado, sobre todo, santuario del Espíritu Santo9, en razón de su Maternidad divina y por la inhabitación continua y plena del Espíritu divino en su alma. Esta maternidad excelsa, que coloca a María por encima de todas las criaturas, se realizó en su Corazón Inmaculado antes que en sus purísimas entrañas. Al Verbo que dio a luz según la carne lo concibió primeramente según la fe en su corazón, afirman los Santos Padres10. Por su Corazón Inmaculado, lleno de fe, de amor, humilde y entregado a la voluntad de Dios, María mereció llevar en su seno virginal al Hijo de Dios.

Ella nos protege siempre, como la madre al hijo pequeño que está rodeado de peligros y dificultades por todas partes, y nos hace crecer continuamente. ¿Cómo no vamos a acudir diariamente a Ella? ""Sancta Maria, Stella maris" -Santa María, Estrella del mar, ¡condúcenos Tú!

"-Clama así con reciedumbre, porque no hay tempestad que pueda hacer naufragar el Corazón Dulcísimo de la Virgen. Cuando veas venir la tempestad, si te metes en ese Refugio firme, que es María, no hay peligro de zozobra o de hundimiento"11. En él encontramos un puerto seguro donde es imposible naufragar.

II. María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón12.

El Corazón de María conservaba como un tesoro el anuncio del Ángel sobre su Maternidad divina; guardó para siempre todas las cosas que tuvieron lugar en la noche de Belén y lo que refirieron los pastores ante el pesebre, y la presencia, días o meses más tarde, de los Magos con sus dones, y la profecía del anciano Simeón, y las zozobras de su viaje a Egipto... Más tarde, le impresionó profundamente la pérdida de su Hijo en Jerusalén, a la edad de doce años, y las palabras que Este les dijo a Ella y a José cuando por fin, angustiados, le encontraron. Luego descendió con ellos a Nazareth y les estaba sometido. Pero María conservaba todas estas cosas en su corazón13. Jamás olvidó María, en los años que vivió aquí en la tierra, los acontecimientos que rodearon la muerte de su Hijo en la Cruz y las palabras que allí oyó a Jesús: Mujer, he ahí a tu hijo14. Y al señalar a Juan, Ella nos vio a todos nosotros y a todos los hombres. Desde aquel momento nos amó en su Corazón con amor de madre, con el mismo con que amó a Jesús. En nosotros reconoció a su Hijo, según lo que Este mismo había dicho: Cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a Mí me lo hicisteis15.

Pero Nuestra Señora ejerció su maternidad antes de que se consumase la redención en el Calvario, pues Ella es madre nuestra desde el momento en que prestó, mediante su fiat, su colaboración a la salvación de todos los hombres. En el relato de las bodas de Caná, San Juan nos revela un rasgo verdaderamente maternal del Corazón de María: su atenta solicitud por los demás. Un corazón maternal es siempre un corazón atento, vigilante: nada de cuanto atañe al hijo pasa inadvertido a la madre. En Caná, el Corazón maternal de María despliega su vigilante cuidado en favor de unos parientes o amigos, para remediar una situación embarazosa, pero sin consecuencias graves. Ha querido mostrarnos el Evangelista, por inspiración divina, que a Ella nada humano le es extraño ni nadie queda excluido de su celosa ternura. Nuestros pequeños fallos y errores, lo mismo que las culpas grandes, son objeto de sus desvelos. Le interesan los olvidos y preocupaciones, y las angustias grandes que a veces pueden anegar el alma. No tienen vino16, dice a su Hijo. Todos están distraídos, nadie se da cuenta.. Y aunque parece que no ha llegado aún la hora de los milagros, Ella sabe adelantarla.

María conoce bien el Corazón de su Hijo y sabe cómo llegar hasta Él; ahora, en el Cielo, su actitud no ha variado. Por su intercesión nuestras súplicas llegan "antes, más y mejor" a la presencia del Señor. Por eso, hoy podemos dirigirle la antigua oración de la Iglesia: Recordare, Virgo Mater Dei, dum steteris in conspectu Domini, ut loquaris pro nobis bona17, Virgen Madre de Dios, Tú que estás continuamente en su presencia, habla a tu Hijo cosas buenas de nosotros. ¡Bien que lo necesitamos!

Al meditar sobre esta advocación de Nuestra Señora, no se trata quizá de que nos propongamos una devoción más, sino de aprender a tratarla con más confianza, con la sencillez de los niños pequeños que acuden a sus madres en todo momento: no solo se dirigen a ella cuando están en gravísimas necesidades, sino también en los pequeños apuros que les salen al paso. Las madres les ayudan con alegría a resolver los problemas más menudos. Ellas –las madres– lo han aprendido de nuestra Madre del Cielo.

III. Al considerar el esplendor y la santidad del Corazón Inmaculado de María, podemos examinar hoy nuestra propia intimidad: si estamos abiertos y somos dóciles a las gracias y a las inspiraciones del Espíritu Santo, si guardamos celosamente el corazón de todo aquello que le pueda separar de Dios, si arrancamos de raíz los pequeños rencores, las envidias... que tienden a anidar en él. Sabemos que de su riqueza o pobreza hablarán las palabras y las obras, pues el hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca cosas buenas18.

De nuestra Señora salen a torrentes las gracias de perdón, de misericordia, de ayuda en la necesidad... Por eso, le pedimos hoy que nos dé un corazón puro, humano, comprensivo con los defectos de quienes están junto a nosotros, amable con todos, capaz de hacerse cargo del dolor en cualquier circunstancia en que lo encontremos, dispuesto siempre a ayudar a quien lo necesite. "¡Mater Pulchrae dilectionis, Madre del Amor Hermoso, ruega por nosotros! Enséñanos a amar a Dios y a nuestros hermanos como tú los has amado: haz que nuestro amor hacia los demás sea siempre paciente, benigno, respetuoso (...), haz que nuestra alegría sea siempre auténtica y plena, para poder comunicarla a todos"19, y especialmente a quienes el Señor ha querido que estemos unidos con vínculos más fuertes.

Recordamos hoy cómo, cuando las necesidades han apremiado, la Iglesia y sus hijos han acudido al Corazón Dulcísimo de María para consagrar el mundo, las naciones o las familias20. Siempre hemos tenido la intuición de que solo en su Dulce Corazón estamos seguros. Hoy le hacemos entrega, una vez más, de lo que somos y tenemos. Dejamos en su regazo los días buenos y los que parecen malos, las enfermedades, las flaquezas, el trabajo, el cansancio y el reposo, los ideales nobles que el Señor ha puesto en nuestra alma; ponemos especialmente en sus manos nuestro caminar hacia Cristo para que Ella lo preserve de todos los peligros y lo guarde con ternura y fortaleza, como hacen las madres. Cor Mariae dulcissimum, iter para tutum, Corazón dulcísimo de María, prepárame..., prepárales un camino seguro21.

Terminamos nuestra oración pidiendo al Señor, con la liturgia de la Misa: Señor, Dios nuestro, que hiciste del Inmaculado Corazón de María una mansión para tu Hijo y un santuario del Espíritu Santo, danos un corazón limpio y dócil, para que, sumisos siempre a tus mandatos, te amemos sobre todas las cosas y ayudemos a los hermanos en sus necesidades22.

1 Antífona de entrada. Misas de la Virgen María, I. Misa del Inmaculado Corazón de la Virgen María, n. 28. — 2 Lc 2, 19. — 3 Cfr. Ez 36, 26. — 4 Mt 11, 29. 5 Cfr. Mt 5, 8. — 6 Cfr. Lc 2, 35. — 7 Cfr. Mt 2, 13. — 8 Cfr. Cant 5, 2. — 9 Cfr. Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 53. — 10 Cfr. San Agustín, Tratado sobre la virginidad, 3. — 11 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 1055. — 12 Antífona de comunión, Lc 2, 19. — 13 Lc 2, 51. — 14 Jn 19, 26. — 15 Mt 25, 40. — 16 Cfr. Jn 2, 3. — 17 Misal de San Pío V, Oración sobre las ofrendas de la Misa de Santa María Medianera de todas las gracias; cfr. Jer 18, 20. — 18 Mt 12, 35. — 19 Juan Pablo II, Homilía 31-V-1979. — 20 Cfr. Pío XII, Alocución Benedicite Deum, 31-X-1942; Juan Pablo II, Homilía en Fátima, 13-V-1982. — 21 Cfr. Himno Ave Maris Stella. — 22 Oración colecta de la Misa.

* Después de la consagración del mundo al dulcísimo y maternal Corazón de la Virgen María en 1942, llegaron numerosas peticiones al Romano Pontífice para que extendiera el culto al Inmaculado Corazón de María, que ya existía en algunos lugares, a toda la Iglesia. Pío XII accedió en 1945, "seguros de encontrar en su amantísimo Corazón... el puerto seguro en medio de las tempestades que por todas partes nos apremian". A través del símbolo del corazón, veneramos en María su amor purísimo y perfecto a Dios y su amor maternal hacia cada hombre. En él encontramos refugio en medio de todas las dificultades y tentaciones de la vida y el camino seguro -iter para tutum- para llegar prontamente a su Hijo.

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10ª semana. Sábado

EL VALOR DE LA PALABRA EMPEÑADA

— El Señor realza el valor de la palabra dada. Si no existe la necesidad de un juramento, nuestra palabra debe bastar.

— Amor a la verdad en toda ocasión y circunstancia.

— Fidelidad y lealtad a nuestros compromisos.

I. En tiempos de Jesús, la práctica del juramento había caído en el abuso por su frecuencia, por la ligereza con que se hacía, y por la casuística que se había originado para legitimizar su incumplimiento. Jesús sale al paso de esta costumbre, y con la fórmula pero yo os digo, que emplea con frecuencia para señalar la autoridad divina de sus palabras, prohíbe poner a Dios por testigo, no solo de cosas falsas, sino también de aquellos asuntos en los que la palabra del hombre debe bastar. Así lo recoge San Mateo en el Evangelio de la Misa1: A vosotros os debe bastar decir sí o no. El Señor quiere realzar y devolver su valor y fuerza a la palabra del hombre de bien que se siente comprometido por lo que dice.

Jurar, es decir, poner a Dios por testigo de algo que se asegura o se promete, es lícito, y en ocasiones necesario, cuando se hace con las debidas condiciones y circunstancias. Es entonces un acto de la virtud de la religión y redunda en honor del nombre de Dios. El Profeta Jeremías ya había señalado que el juramento grato a Dios debía ser realizado en verdad, en juicio y en justicia2; es decir, la afirmación ha de ser verdadera, formulada con prudencia –ni ligera ni temerariamente– y referida a una cosa o necesidad justa y buena.

Si no lo exige la necesidad, nuestra palabra de cristianos y de hombres honrados debe bastar, porque nos han de conocer como personas que buscan en todo la verdad y que dan un gran valor a la palabra empeñada, en lo que se fundamenta toda lealtad y toda fidelidad: a Cristo, a nuestros compromisos libremente adquiridos, a la familia, a los amigos, a la empresa en la que trabajamos.

En las situaciones normales de la vida corriente, bastará nuestra palabra para dar toda la consistencia necesaria a lo que afirmamos o prometemos; pero la fuerza de la palabra empeñada ha de ganarse día a día, siendo veraces en lo pequeño, rectificando con valentía cuando nos hemos equivocado, cumpliendo nuestros compromisos. ¿Nos conocen así en el lugar donde trabajamos, en la familia, aquellos que nos tratan? ¿Saben que procuramos no mentir jamás, ni siquiera por diversión, o por conseguir un bien, o por evitar un mal mayor?

II. En las enseñanzas de Cristo, la hipocresía y la falsedad son vicios muy combatidos3, mientras que la veracidad es una de las virtudes más gratas a Nuestro Señor: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay doblez4, dirá de Natanael cuando se le acerca acompañado de Felipe. Jesucristo mismo es la Verdad5; por el contrario, el demonio es el padre de la mentira6. Quienes sigan al Maestro han de ser hombres honrados y sinceros que huyen siempre del engaño y basan sus relaciones –humanas y divinas– en la veracidad.

La verdad se transmite a través del testimonio del ejemplo y de la palabra: Cristo es el testigo del Padre7; los Apóstoles8, los primeros cristianos, nosotros ahora, somos testigos de Cristo delante de un mundo que necesita testimonios vivos. Y ¿cómo creerían nuestros amigos y colegas en la doctrina que queremos transmitirles, si nuestra propia vida no estuviera basada en un gran amor a la verdad? Los cristianos debemos poder decir, como Jesucristo, que hemos venido al mundo para atestiguar sobre la verdad9, en un momento en que muchos utilizan la mentira y el engaño como una herramienta más para escalar puestos, para alcanzar un mayor bienestar material o evitarse compromisos y sacrificios; o simplemente por cobardía, por falta de virtudes humanas. El mismo Jesús señaló el amor a la verdad como una cualidad necesaria en sus discípulos, que lleva consigo la paz del alma, porque la verdad os hará libres10.

Hemos de ser ejemplares, estando dispuestos a construir nuestra vida, nuestra hacienda, nuestra profesión, sobre un gran amor a la verdad. No nos sentimos tranquilos cuando hay por medio una mentira. Debemos amar la verdad y poner empeño en encontrarla, pues en ocasiones está tan oscurecida por el pecado, las pasiones, la soberbia, el materialismo..., que de no amarla no sería posible reconocerla. ¡Es tan fácil aceptar la mentira cuando llega –disimulada o con claridad– en ayuda del falso prestigio, de mayores ganancias en la profesión...!; pero ante la tentación, tantas veces disfrazada con variados argumentos, hemos de recordar, clara, diáfana, la doctrina de Jesús: sea vuestra palabra: «Sí, sí»; «No, no»11.

Ser veraces es un deber de justicia, una obligación de caridad y de respeto al prójimo. Y esta misma consideración por quienes nos escuchan nos llevará en ocasiones a no manifestar, indiscretamente, nuestros conocimientos y opiniones, sino de acuerdo con la formación, edad, etc., de los oyentes. El amor a la verdad que nos han confiado nos llevará a mantener firmes otras exigencias morales, como la reserva o el secreto profesional, el derecho a la intimidad, etc., pidiendo, si es preciso, consejo sobre el modo de actuar en casos difíciles para defender una determinada verdad ante quien quiere acceder a ella injustamente.

III. Al dar nuestra palabra, en cierto modo nos damos nosotros mismos, nos comprometemos en lo más íntimo de nuestro ser. Un cristiano, un verdadero discípulo de Jesucristo, a pesar de sus errores y defectos, ha de ser leal, honesto, un hombre de palabra; alguien que es fiel a su palabra. En la Iglesia los cristianos nos llamamos fieles, para expresar la condición de miembros del Pueblo de Dios adquirida por el Bautismo12. Pero también fiel es la persona que inspira confianza, de la que nos podemos fiar, aquella cuyo comportamiento corresponde a la confianza puesta en ella o a lo que exigen de ella el amor, la amistad, el deber, y que es fiel a una promesa, a la palabra dada...13. En la Sagrada Escritura el calificativo fiel es atribuido a Dios mismo, porque nadie como Él, de modo eminente, es digno de confianza: es siempre fiel a sus promesas, no nos falla jamás. Fiel es Dios –dice San Pablo a los Corintios–, que no permitirá que seáis tentados más allá de vuestras fuerzas...14.

Es fiel quien es leal a su palabra. Es leal el que cumple sus compromisos: con Dios y con los hombres. Pero la sociedad muestra con frecuencia duda y relativismo, ambiente de infidelidad; muchas gentes, de todas las edades, parecen ignorar la cabal obligación de ser fieles a la palabra dada, de llevar adelante los compromisos que se adquirieron con total libertad, de mantener una conducta coherente con las decisiones que han tomado ante Dios o ante los hombres: en la vida religiosa y en la vida civil. Podrán presentarse dificultades, pero en cualquier caso la fe y la doctrina de la Iglesia, el ejemplo de los santos, nos enseñan que es posible vivir las virtudes: a quien hace lo que está de su parte, Dios no le niega su gracia.

Hemos de estar firmemente persuadidos, y ayudar a los demás a estarlo, de que se pueden vivir las virtudes con todas sus exigencias, pues se ha extendido ampliamente una idea –a veces un sentimiento difuso– de que las virtudes, los compromisos, son una especie de «ideales», unas metas a las que hay que tender, pero que son inalcanzables. Pidamos fervientemente al Señor que no nos inficcionemos nunca de ese error.

El cristiano, ejercitándose en la lealtad, no cederá cuando las exigencias morales sean o parezcan más fuertes. Hemos de pedir a Dios esa rectitud de conciencia: quien cede, teóricamente «desearía» vivir las virtudes, «desearía» no pecar, pero considera que si la tentación es fuerte o las dificultades grandes, está poco menos que justificado ceder. Esto puede ocurrir ante los compromisos en el trabajo, frente a la necesidad de rechazar con energía un clima de sensualidad, al ser necesarios unos medios costosos para sacar adelante la educación de los hijos, o el propio matrimonio, o el camino vocacional. Recordemos hoy en nuestra oración aquella advertencia de Jesús: cayó la lluvia, llegaron las riadas, soplaron los vientos e irrumpieron contra aquella casa, pero no se cayó porque estaba cimentada sobre roca15. La roca es Cristo, que nos brinda siempre su fortaleza.

Fieles a Cristo: esta es la mayor alabanza que nos pueden hacer; que Jesucristo pueda contar con nosotros sin limitaciones de circunstancias o de futuro, y que nuestros amigos sepan que no les fallaremos, que la sociedad a la que pertenecemos se pueda apoyar, como en cimiento firme, en los pactos que hemos suscrito, en la palabra empeñada de modo libre y responsable. «Cuando viajáis de noche en ferrocarril, ¿no habéis pensado nunca de pronto que la vida de varios centenares de personas está en manos de un maquinista, de un guardagujas que, sin cuidarse del frío y del cansancio, están en su puesto? La vida de todo un país, la vida del mundo, dependen de la fidelidad de los hombres en el cumplimiento de su deber profesional, de su función social, de que cumplan fielmente sus contratos, que sostengan la palabra dada»16, sin necesidad de poner a Dios por testigo, como hombres cabales.

A vosotros os debe bastar decir sí o no. Hombres de palabra, leales en el cumplimiento de los pequeños deberes diarios, sin mentiras ni engaños en el ejercicio de nuestra profesión, sencillos y prudentes, huyendo de lo que no es claro: honradez sin fisuras, diáfana. Si vivimos esta lealtad en lo humano, con la ayuda de la gracia seremos leales con Cristo, que en definitiva es lo que importa, pues quien es fiel en lo poco, también lo es en lo mucho17; no podríamos construir la integridad de nuestra fidelidad a Cristo sobre una lealtad que se cuarteara cada día en las relaciones humanas.

¡Qué alegría recibimos cuando en medio de una dificultad llega un amigo y nos dice: «¡Puedes contar conmigo!». También agradará al Señor que le digamos hoy en nuestra oración, con la sencillez de quien conoce su debilidad: Señor, ¡puedes contar conmigo! Nos puede servir también como una jaculatoria que repitamos a lo largo del día.

Pidamos a María Santísima, Virgo fidelis, Virgen fiel, que nos ayude a ser leales y fieles en nuestra conducta diaria, en el cumplimiento de nuestros deberes y compromisos.

1 Mt 5, 33-37. — 2 Jer 4, 2. — 3 Cfr. Mt 23, 13-32. — 4 Jn 1, 47. — 5 Jn 14, 6. 6 Jn 8, 44. — 7 Jn 3, 11. — 8 Cfr. Hech 1, 8. — 9 Jn 14, 6. — 10 Jn 8, 32. — 11 Mt 5, 37. — 12 Cfr. A. del Portillo, Fieles y laicos en la Iglesia, EUNSA, Pamplona 1969, p. 28 ss. — 13 M. Moliner, Diccionario de uso del español, Gredos, Madrid 1970, voz Fiel. — 14 1 Cor 10, 13. — 15 Mt 7, 25. — 16 G. Chevrot, Pero Yo os digo..., Rialp, Madrid 1981, p. 180. — 17 Lc 16, 20.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

 

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Sant'Antonio di Padova-la pelicula-

Sant'Antonio di Padova-la película

 

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San Antonio de Padua, vida ejemplar

San Antonio de Padua en "comics"/cuento.

 

007-SAN ANTONIO DE PADUA-HISTORIETA

SAN ANTONIO DE PADUA-HISTORIETA

 

13 de junio

San Antonio de Padua

Los padres de San Antonio eran muy ricos y querían ver a su hijo como distinguido hombre de sociedad. Él, en cambio, quería ser pobre por amor de Cristo y por eso se hizo franciscano.

Antonio era un gran predicador. Lo mandaron como misionero por numerosas ciudades por Italia y Francia. Convirtió a muchos pecadores sobre todo con su buen ejemplo. Cuentan que mientras oraba en su habitación se le apareció Jesús, le puso las manitas al cuello y lo besó. Antonio recibió esta gracia extraordinaria por que mantuvo su alma limpia incluso del mas mínimo pecado y amaba mucho a Jesús.

Cuando Antonio enfermó se retiró a un monasterio en las afueras de Padua, donde murió a la edad de 36 años, el 13 de Junio de 1231.

Treinta y dos años después sus restos fueron trasladados a Padua. La lengua se conservaba íntegra, sin haberse corrompido mientras que el cuerpo estaba aniquilado.
Sucedieron muchos milagros después de su muerte. Aun hoy día le llaman el Santo "de los milagros". Su fiesta se celebra el 13 de junio.

El entusiasmo popular ha hecho que San Antonio, más que otros, sea universalmente reconocido por los fieles de todo el mundo. "Santo Universal" le llaman. Durante los siete siglos ya transcurridos desde su muerte, millones de personas se han sentido atraídas a este gran "Franciscano Milagroso".
Fue otro franciscano, San Buenaventura, quien dijo: "Acude con confianza a Antonio, que hace milagros, y el té conseguirá lo que buscas."

La Palabra de Dios

"El Espíritu del Señor está sobre mí. Él me ha ungido para traer Buenas Nuevas a los pobres." – Lc 4,18

Publiqué tu salvación en la reunión solemne." – Sal 40, 10-11

"La lengua del justo es planta fina….Los labios del justo procuran el alimento para muchos" – Pro 10, 20-21

El salva y libra, obra señales y milagros en los cielos y en la tierra." – Dn 6,28

 

Oración propia de la Novena

San Antonio, glorioso por la fama de tus milagros, obténme de la Misericordia de Dios esta gracia que deseo (Mencione el favor que pide).

Como tú eres tan bondadoso con los pobres pecadores, no mires mi falta de virtud antes bien considera la Gloria de Dios que será una vez más ensalzada por ti al concederme la petición que yo ahora encarecidamente hago.

Glorioso San Antonio de los milagros, padre de los pobres y consuelo de los afligidos, te pido ayuda.

Has venido a mi auxilio con tan amable solicitud y me has aliviado tan generosamente que me siento agradecido de corazón.
Acepta esta ofrenda de mi devoción y amor. Renuevo la seria promesa de vivir siempre amando a Dios y al prójimo.

Continua defendiéndote benignamente con tu protección y obténme la gracia de poder un día entrar el el Reino de los Cielos, donde cantaré enteramente las misericordias del Señor. Amen.

Letanía de San Antonio
(como devoción privada)

Señor ten piedad.
Cristo ten piedad.
Señor ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Santa María, ruega por nosotros.
San Francisco,
San Antonio de Padua gloria de la orden de frailes menores,
Mártir en el deseo de morir por Cristo,
Columna de la Iglesia,
Digno sacerdote de Dios,
Predicador apostólico,
Maestro de la verdad,
Vencedor de herejes,
Terror de los demonios,
Consuelo de los afligidos,
Auxilio de los necesitados,
Guía de los extraviados,
Restaurador de las cosas perdidas,
Intercesor escogido,
Constante obrador de milagros,
Sé propicio, perdónanos, Señor,
Sé propicio, escúchanos, Señor,
De todo mal, líbranos, Señor,
De todo pecado,
De todo peligro de alma y cuerpo,
De los lazos del demonio,
De la peste, hambre y guerra,
De la muerte eterna,
Por los méritos de San Antonio,
Por su celo en la conversión de los pecadores,
Por su deseo de la corona del martirio,
Por sus fatigas y trabajos,
Por su predicación y doctrina,
Por sus lagrimas de penitencia,
Por su paciencia y humildad,
Por su gloriosa muerte,
Por sus numerosos prodigios,
En el día del juicio,
Nosotros pecadores, te rogamos, óyenos,
Que nos guíes por caminos de verdadera penitencia,
Que nos concedas paciencia en los sufrimientos,
Que nos asistas en las necesidades,
Que oigas nuestras oraciones y peticiones,
Que enciendas en nosotros el fuego de tu amor,
Que nos concedas la protección y la intercesión de San Antonio,
Hijo de Dios,
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos, Señor
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
V. Ruega por nosotros oh bienaventurado San Antonio,
R. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

Oremos:
Dios todopoderoso y eterno!, Glorificaste a tu fiel confesor Antonio con el don constante de hacer milagros. Concédenos que cuanto pedimos confiadamente por sus méritos estemos ciertos de recibirlo por su intercesión. Te lo pedimos en nombre de Jesús, el Señor.
R. Amen.

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Autor: Archidiócesis de Madrid
Fandila, Santo Mártir, Junio 13  

Fandila, Santo

San Fandila fue un sacerdote natural de Guadix y gran catequista en Córdoba.

Lo degollaron por su actividad apostólica entre los cristianos el día 13 de junio. Es uno de los mártires cordobeses martirizados por el Califa en su intento de suprimir a toda persona significativa y calificada que pudiera mantener en los demás la fe de Cristo.

Esta fue la manera de "evangelizar" de nuevo el califato, muy propia de los fundamentalismos de todas las épocas y nada respetuosa con la libertad de las conciencias, ni con el respeto a la dignidad de las personas.

Sus cenizas fueron arrojadas al Guadalquivir.

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Gerardo, Santo Monje, Junio 13  

Gerardo, Santo

Hermano de Bernardo de Claraval (Clairvaux)

Etimológicamente significa "lanza atrevida". Viene de la lengua alemana.

San Bernardo de Claraval, el gran reformador de la espiritualidad de todo el Medioevo, logró que toda su familia abrazara el estado de la vida religiosa.

Gerardo era un joven aguerrido y soñaba con irse a combatir en la guerra. En una de las batallas cayó mal herido.

Esa situación, nueva en su existencia ardorosa y llena de ilusiones, le hizo cambiar mucho. Y dándole vueltas a su cabeza y a los deseos de su corazón, pensó que lo mejor era dedicarse a amar a Dios y al prójimo. Pidió permiso para entrar en Claraval.

Su gran dificultad radicaba en que no sabía leer ni escribir. Pero como en la vida todos hacemos falta, el abad le concedió lo que anhelaba.

Era un buen hombre al que le iban bien los negocios y la actividad en el trabajo.

San Bernardo, con su atinada inteligencia y su gran virtud, le confió el cuidado material del monasterio, la administración de las cosas temporales, la organización de la comunidad y todo el inmenso trabajo de las viñas y de la bodega.

Aunque no sabía nada de letras, sin embargo, Dios le había dado dones naturales y un sentido común extraordinario para todo lo que le ordenasen.

Por lo demás, era un hombre honesto a carta cabal en el trato con todo el mundo. Se fiaban de sus palabras y no andaba con adulaciones estúpidas que no conducen a ninguna parte.

Se puede decir que se reveló grande en las cosas pequeñas. Y no hay que pedirle más peras al olmo. Cada uno es quien es. Murió antes de cumplir los 50 años.

San Bernardo lloró amargamente la muerte de su hermano.
Era el año 1138.

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Aquilina de Siria, Santa Mártir, Junio 13  

Aquilina de Siria, Santa

Mártir

Etimológicamente significa "águila, sin labio". Viene de la lengua griega.

Cuando la sencillez va de par con el espíritu de infancia, tu corazón se humaniza. Brecha luminosa en tu camino, tu canto se eleva a Dios: "Tú que das de comer a pájaros y haces crecer los lirios del campo, concédenos alegrarnos con lo que tú nos colmas, y que esto nos baste".

Los emperadores romanos no sabían a ciencia cierta qué hacer con esta fuerza pujante del cristianismo. No podían ni soñar que cuantos más morían, más cristianos surgían dentro de su imperio.

Era para ellos la principal preocupación. Fue el caso de esta niña inocente llamada Aquilina.

Había nacido en Biblis de Palestina, Asia Menor. Por suerte para ella, unos misioneros abanderados del Resucitado, pasaban por allá.

Ella, al verlos, les dijo que estaba preparada para recibir el bautismo porque amaba mucho a Jesús.

Los misioneros escucharon su petición. La bautizaron. Apenas se hubo hecho cristiana, s entregó a ayudar a la gente resplandeciendo ante todos, a pesar de su edad, por su pureza y candidez.

Pero la persecución se notaba ya en el ambiente. Iba a empezar en seguida.

El emperador, enterado por su policía deque había una chica cristiana, que era una joya, mandó que la llevasen ante su presencia.

Y la historia se repite. La condujeron a los dioses para que ofreciera sacrificios.

Ella se negó en rotundo. Entonces, sin entrañas ni amor, mandó que la degollaran.
Era el 13 de junio del año 304.

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Mariana Biernacka, Beata Laica Mártir, Junio 13  

Mariana Biernacka, Beata

En el día de la fiesta de San Anthonio de Padua, gran figura de la cristiandad, el calendario litúrgico también cita una figura de nuestro tiempo.

Ésta es Mariana Biernacka (1888-1943), una de los 108 mártires polacos del nazismo que Juan Pablo II beatificó el 13 de junio de 1999, durante uno de sus viajes a Polonia.

La historia de esta mujer, es muy similar a la de Maximiliano Kolbe, franciscano, quien fue canonizado por Juan Pablo II.

En Naumowicze, Grodno (Polonia), esta viuda nacida Ortodoxa y conversa al Catolicismo a la edad de 17 años, se ofreció a ser ejecutada en lugar de su de su nuera que estaba embarazada.

Con este gesto de amor, Mariana con cincuenta y cinco años de edad, el 13 de junio de 1943 salvó dos vidas de la barbarie de la guerra.

Para ver más sobre los 108 mártires Polacos durante la segunda guerra mundial haz "click"
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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