JMJ
Pax
La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 1, 1-18
Gloria a ti, Señor.
En el principio ya existía Aquél que es la Palabra, y Aquél que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Todas las cosas vinieron a la existencia por él y sin él nada empezó de cuanto existe. El era la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la recibieron.
Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Este vino como testigo, para dar
testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. El no era la luz, sino testigo de la luz.
Aquél que es la Palabra era la luz verdadera, que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En él mundo estaba; el mundo había sido hecho por el y, sin embargo, el mundo no lo conoció.
Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron; pero a todos los que lo recibieron les concedió poder llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre, los cuales no nacieron de la sangre, ni del deseo de la carne, sino que nacieron de Dios.
Y Aquél que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria, gloria que le corresponde como a Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan el Bautista dio testimonio de él, clamando:
"A éste me refería cuando dije: "El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo"".
De su plenitud hemos recibido todos gracia sobre gracia. Porque la ley fue dada por medio de Moisés, mientras que la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás. El Hijo Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha revelado.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!
Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm
Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs
Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.
El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk
El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw
Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu
El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX
Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!
San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc
Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58
Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?
Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).
Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?
Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html
Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).
† Misal
Natividad del Señor (25 dic)
Antífona de Entrada
Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. La insignia del poder está sobre sus hombros y se llamará Angel del Gran Consejo.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, que de modo admirable creaste al hombre a tu imagen y semejanza, y de modo más admirable lo elevaste con el nacimiento de tu Hijo, concédenos participar de la vida divina de aquél que ha querido participar de nuestra humanidad.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
La tierra entera verá la salvación que viene de nuestro Dios
Lectura del libro del profeta Isaías 52, 7-10
¡Qué hermoso es ver correr sobre los montes al mensajero que anuncia la paz, al mensajero que trae la buena nueva, que pregona la salvación, que dice a Sión: "Tu Dios es rey"
Escucha: Tus centinelas alzan la voz y todos a una gritan alborozados, porque ven con sus propios ojos al Señor que retorna a Sión.
Porrumpan en gritos de alegría, ruinas de Jerusalén, porque el Señor rescata a su pueblo,
consuela a Jerusalén. Descubre el Señor su santo brazo a la vista de todas las naciones. Verá la tierra entera la salvación que viene de nuestro Dios.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Del salmo 97
Toda la tierra ha visto al Salvador.
Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria.
Toda la tierra ha visto al Salvador.
El Señor hadado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel.
Toda la tierra ha visto al Salvador.
La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor.
Toda la tierra ha visto al Salvador.
Segunda Lectura
Dios nos ha hablado por medio de tu Hijo
Lectura de la carta a los Hebreos 1, 1-6
En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres, por boca de los profetas. Ahora, en estos tiempos, nos ha hablado por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por medio del cual se hizo el universo.
El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la imagen fiel de su ser y el sostén de todas las cosas con su palabra poderosa. El mismo, después de efectuar la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la majestad de Dios, en las alturas, tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más excelso es el nombre que, como herencia, le corresponde.
Porque, ¿a cuál de los ángeles le dijo Dios: "Tú eres mi Hijo; yo te he engendrado hoy?" ¿O de qué ángel dijo Dios: "Yo seré para él un Padre y él será para mí un Hijo?" Además, en otro pasaje, cuando introduce en el mundo a su primogénito, dice: "Adórenlo todos los ángeles de Dios".
Palabra de Dios.
Te alabamos Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Un día sagrado ha brillado para nosotros. Vengan naciones, y adoren al Señor, porque hoy ha descendido una gran luz sobre la tierra.
Aleluya.
Evangelio
La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros
† Lectura del santo Evangelio según san Juan 1, 1-18
Gloria a ti, Señor.
En el principio ya existía Aquél que es la Palabra, y Aquél que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Todas las cosas vinieron a la existencia por él y sin él nada empezó de cuanto existe. El era la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la recibieron.
Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Este vino como testigo, para dar
testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. El no era la luz, sino testigo de la luz.
Aquél que es la Palabra era la luz verdadera, que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En él mundo estaba; el mundo había sido hecho por el y, sin embargo, el mundo no lo conoció.
Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron; pero a todos los que lo recibieron les concedió poder llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre, los cuales no nacieron de la sangre, ni del deseo de la carne, sino que nacieron de Dios.
Y Aquél que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria, gloria que le corresponde como a Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan el Bautista dio testimonio de él, clamando:
"A éste me refería cuando dije: "El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo"".
De su plenitud hemos recibido todos gracia sobre gracia. Porque la ley fue dada por medio de Moisés, mientras que la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás. El Hijo Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha revelado.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración de los Fieles
Celebrante:
Oremos, hermanos y hermanas, al Señor que, siendo rico, se ha hecho pobre para enriquecernos con su pobreza:
A cada petición respondemos: Ven, Señor, ven, Salvador.
Por la santa Iglesia, para que todos sus fieles vivan con alegría y anuncien con valentía el misterio del Hijo de Dios, único Señor y Salvador de toda la humanidad, roguemos al Señor.
Ven, Señor, ven, Salvador.
Para que los que buscan la verdad descubran el Evangelio y acojan con alegría la buena nueva del nacimiento del Salvador, roguemos al Señor.
Ven, Señor, ven, Salvador.
Por los que en estos días de Navidad lloran la ausencia de los seres queridos, para que no pierdan la esperanza de reencontrarlos en el Reino de Dios, roguemos al Señor.
Ven, Señor, ven, Salvador.
Por los que en otros años celebraban con nosotros las fiestas de Navidad y han dejado ya este mundo, para que contemplen en el reino eterno la faz gloriosa de Cristo, el Señor, roguemos al Señor.
Ven, Señor, ven, Salvador.
Celebrante:
Muestra, Señor, tu bondad al pueblo que te implora, y haz que los que celebramos con gozo el nacimiento de tu Hijo consigamos los bienes que te hemos pedido.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, en la solemnidad de la Navidad, esta ofrenda que nos reconcilia contigo de un modo perfecto y que encierra en sí la plenitud del culto que los seres humanos podemos tributarte.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio
Restauración universal en la Encarnación
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque en el misterio santo que hoy celebramos, Cristo, el Señor, sin dejar la gloria del Padre, se hace presente entre nosotros de un modo nuevo: el que era invisible en su naturaleza, se hace visible al adoptar la nuestra; el eterno, engendrado antes del tiempo, comparte nuestra vida temporal para asumir en sí todo lo creado, para reconstruir lo que estaba caído y restaurar de este modo el universo, para llamar de nuevo al Reino de los cielos a la humanidad sumergida en el pecado.
Por eso,
unidos a los coros angélicos, te aclamamos llenos de alegría:
Antífona de la Comunión
Sobre toda la superficie de la tierra se ha contemplado la salvación que viene de nuestro Dios.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Concédenos, Dios misericordioso, que el salvador del mundo, que hoy nos ha nacido para comunicarnos su vida divina, nos dé también el don de su inmortalidad.
El cual vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
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† Meditación diaria
Navidad. 25 de diciembre
MEDITACIÓN DE NAVIDAD
— En Belén no quisieron recibir a Cristo. También hoy muchos hombres no quieren recibirlo.
— Nacimiento del Mesías. La "cátedra" de Belén.
— Adoración de los pastores. Humildad y sencillez para reconocer a Cristo en nuestras vidas.
I. En aquellos días se promulgó un edicto de César Augusto, para que se empadronase todo el mundo1.
Ahora nosotros podemos ver con claridad que fue una providencia de Dios aquel decreto del emperador romano. Por esta razón María y José fueron a Belén y allí nació Jesús, según había sido profetizado muchos siglos antes2.
La Virgen sabía que estaba ya próximo el nacimiento de Jesús, y emprendió aquel viaje con el pensamiento puesto en el Hijo que le iba a nacer en el pueblo de David.
Llegaron a Belén, con la alegría de estar ya en el lugar de sus antepasados, y también con el cansancio de un viaje por caminos en malas condiciones, durante cuatro o cinco jornadas. La Virgen, en su estado, debió llegar muy cansada. Y en Belén no encontraron dónde instalarse. No hubo para ellos lugar en la posada, dice San Lucas3, con frase escueta. Quizá José juzgara que la posada repleta de gente no era sitio adecuado para Nuestra Señora, especialmente en aquellas circunstancias. San José debió de llamar a muchas puertas antes de llevar a María a un establo, en las afueras. Nos imaginamos bien la escena: José explicando una y otra vez, con angustia creciente, la misma historia, "que venían de...", y María a pocos metros, viendo a José y oyendo las negativas. No dejaron entrar a Cristo. Le cerraron las puertas. María siente pena por José, y por aquellas gentes. ¡Qué frío es el mundo para con su Dios!
Quizá fue la Virgen quien propuso a José instalarse provisionalmente en alguna de aquellas cuevas, que hacían de establo a las afueras del pueblo. Probablemente le animó, diciéndole que no se preocupara, que ya se arreglarían... José se sintió confortado por las palabras y la sonrisa de María. De modo que allí se aposentaron con los enseres que habían podido traer desde Nazaret: los pañales, alguna ropa que ella misma había preparado con la ilusión que solo saben poner las madres en su primer hijo...
Y en aquel lugar sucedió el acontecimiento más grande de la humanidad, con la más absoluta sencillez: Y sucedió –nos dice San Lucas– que estando allí se le cumplió la hora del parto4. María envolvió a Jesús con inmenso amor en unos pañales y lo recostó en el pesebre.
La Virgen tenía la fe más perfecta que cualquier otra persona antes o después de Ella. Y todos sus gestos eran expresión de su fe y de su ternura. Le besaría los pies porque era su Señor, le besaría la cara porque era su hijo. Se quedaría mucho tiempo quieta contemplándolo.
Después, María puso al Niño en brazos de José, que sabe bien que es el Hijo del Altísimo, al que debe cuidar, proteger, enseñarle un oficio. Toda su vida está centrada en este Niño indefenso.
Jesús, recién nacido, no habla; pero es la Palabra eterna del Padre. Se ha dicho que el pesebre es una cátedra. Nosotros deberíamos hoy "entender las lecciones que nos da Jesús ya desde Niño, desde que está recién nacido, desde que sus ojos se abrieron a esta bendita tierra de los hombres"5.
Nace pobre, y nos enseña que la felicidad no se encuentra en la abundancia de bienes. Viene al mundo sin ostentación alguna, y nos anima a ser humildes y a no estar pendientes del aplauso de los hombres. "Dios se humilla para que podamos acercarnos a Él, para que podamos corresponder a su amor con nuestro amor, para que nuestra libertad se rinda no solo ante el espectáculo de su poder, sino ante la maravilla de su humildad"6.
Hacemos un propósito de desprendimiento y de humildad. Miramos a María y la vemos llena de alegría. Ella sabe que ha comenzado para la humanidad una nueva era: la del Mesías, su Hijo. Le pedimos no perder jamás la alegría de estar junto a Jesús.
II. Jesús, María y José estaban solos. Pero Dios buscó para acompañarles a gente sencilla, unos pastores, quizá porque, como eran humildes, no se asustarían al encontrar al Mesías en una cueva, envuelto en pañales.
Son los pastores de aquellos contornos a quienes se refería el profeta Isaías: el pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz7.
En esta primera noche solo en ellos se cumple la profecía. Ven una gran luz: la gloria del Señor los envolvió de claridad8. No temáis, les dice un ángel, pues vengo a anunciaros una gran alegría, que lo será para todo el pueblo; hoy, en la ciudad de David, os ha nacido el Salvador, que es el Cristo, el Señor9.
Esa noche son los primeros y los únicos en saberlo. "En cambio, hoy lo saben millones de hombres en todo el mundo. La luz de la noche de Belén ha llegado a muchos corazones, y, sin embargo, al mismo tiempo, permanece la oscuridad. A veces, incluso parece que más intensa (...). Los que aquella noche lo acogieron, encontraron una gran alegría. La alegría que brota de la luz. La oscuridad del mundo superada por la luz del nacimiento de Dios (...).
"No importa que, en esa primera noche, la noche del nacimiento de Dios, la alegría de este acontecimiento llegue solo a estos pocos corazones. No importa. Está destinada a todos los corazones humanos. ¡Es la alegría del género humano, alegría sobrehumana! ¿Acaso puede haber una alegría mayor que esta, puede haber una Nueva mejor que esta: el hombre ha sido aceptado por Dios para convertirse en hijo suyo en este Hijo de Dios, que se ha hecho hombre?"10.
Dios quiso que estos pastores fueran también los primeros mensajeros; ellos irán contando lo que han visto y oído. Y todos los que les escucharon se maravillaron de cuanto los pastores les habían dicho11. Igualmente a nosotros se nos revela Jesús en medio de la normalidad de nuestros días; y también son necesarias las mismas disposiciones de sencillez y de humildad para llegar hasta Él. Es posible que a lo largo de nuestra vida nos dé señales que, vistas con ojos humanos, nada digan. Hemos de estar atentos para descubrir a Jesús en la sencillez de lo ordinario, envuelto en pañales y reclinado en un pesebre, sin manifestaciones aparatosas. Y todo el que ve a Cristo se siente conmovido a darlo a conocer enseguida. No puede esperar.
Naturalmente que los pastores no se pondrían en camino sin regalos para el recién nacido. En el mundo oriental de entonces era inconcebible que alguien se presentase a una persona elevada sin algún regalo. Llevarían lo que tenían a su alcance: algún cordero, queso, manteca, leche, requesón...12. Sin duda que no es demasiado desacierto figurarse la escena tal como la representan los innumerables "belenes" de estos días y la pregonan los "villancicos" cantados con sencillez por el pueblo cristiano y con los que muchos de nosotros, quizá, hemos hecho nuestra oración.
María y José, sorprendidos y alegres, invitan a los tímidos pastores a que entren y vean al Niño, y lo besen y le canten, y le dejen cerca del pesebre sus presentes.
Nosotros tampoco podemos ir a la gruta de Belén sin nuestro regalo.
Quizá lo que nos agradecería la Virgen es un alma más entregada, más limpia, más alegre porque es consciente de su filiación divina, mejor dispuesta a través de una Confesión más contrita, para que el Señor habite con más plenitud en nosotros. Esa Confesión que tal vez Dios lleva esperando hace tiempo...
María y José nos están invitando a entrar. Y, una vez dentro, le decimos a Jesús con la Iglesia: Rey del universo a quien los pastores encontraron envuelto en pañales, ayúdanos a imitar siempre tu pobreza y tu sencillez13.
III. Alegrémonos todos en el Señor, porque nuestro Salvador ha nacido en el mundo. Hoy, desde el Cielo, ha descendido la paz sobre nosotros14. "Acabamos de oír un mensaje rebosante de alegría y digno de todo aprecio: Cristo Jesús, el Hijo de Dios, ha nacido en Belén de Judá. El anuncio me estremece, mi espíritu se enciende en mi interior y se apresura, como siempre, a comunicaros esta alegría y este júbilo", anuncia San Bernardo15. Y todos nos ponemos en camino para contemplar y adorar a Jesús, pues todos tenemos necesidad de Él; es de Él de lo único que tenemos verdadera necesidad. No hay tal andar como buscar a Cristo. // No hay tal andar como a Cristo buscar. // Que no hay tal andar, canta un villancico popular, diciéndonos que ningún camino que emprendamos vale la pena si no termina en el Niño Dios.
"Hoy ha nacido nuestro Salvador. No puede haber lugar para la tristeza, cuando acaba de nacer la vida; la misma que acaba con el temor de la mortalidad, y nos infunde la alegría de la eternidad prometida.
"Nadie tiene por qué sentirse alejado de la participación de semejante gozo, a todos es común el motivo para el júbilo: porque nuestro Señor, destructor del pecado y de la muerte, como no ha encontrado a nadie libre de culpa, ha venido a liberarnos a todos. Que se alegre el santo, puesto que se acerca a la victoria. Alégrese el gentil, ya que se le llama a la vida.
"Pues el Hijo, al cumplirse la plenitud de los tiempos (...) asumió la naturaleza del género humano para conciliarla con su Creador"16. De aquí nace para todos, como un río incontenible, la alegría de estas fiestas.
Cantamos con júbilo en estos días de Navidad porque el amor está entre nosotros hasta el fin de los tiempos. La presencia del Niño es el amor en medio de los hombres; y el mundo no es ya un lugar oscuro: quienes buscan amor saben donde encontrarlo. Y es de amor de lo que esencialmente anda necesitado cada hombre; también aquellos que pretenden estar satisfechos de todo.
Cuando en el día de hoy nos acerquemos a besar al Niño o contemplemos un Nacimiento, o meditemos en este gran misterio, que agradezcamos a Dios su deseo de abajarse hasta nosotros para hacerse entender y querer, y que nos decidamos a hacernos también como niños, para poder así entrar un día en el reino de los cielos. Terminamos nuestra oración diciéndole a Dios Nuestro Padre: concédenos compartir la vida divina de aquel que hoy se ha dignado compartir con el hombre la condición humana17.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros.
1 Lc 2, 1. — 2 Miq 5, 2 ss. — 3 Cfr. Lc 2, 7. — 4 Lc 2, 6. — 5 San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 14. — 6 Ibídem. — 7 Is 9, 2. — 8 Lc 2, 9. — 9 Lc 2, 10. — 10 Juan Pablo II, Homilía en la Misa de Nochebuena de 1980. — 11 Lc 2, 18. — 12 Cfr. F. M. Willian, Vida de María, p. 110. — 13 Laudes 5 de enero. Preces. — 14 Antífona de entrada. Misa de medianoche. — 15 San Bernardo, Sermón 6. Sobre el anuncio de la Navidad, 1. — 16 San León Magno, Sermón en la Navidad del Señor, 1-3. — 17 Oración colecta de Navidad.
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† Santoral (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)
Beata Elías de San Clemente
Carmelita Descalza
(1901-1927)
Tercera hija de los esposos José Fracasso y Pascua Cianci, la Beata nació en Bari el 17 de enero de 1901 y, a los cuatro días, fue bautizada con el nombre de Teodora en la iglesia de Santiago por su tío don Carlos Fracasso, capellán del cementerio. Recibió la confirmación en 1903 de manos de monseñor Julio Vaccari, arzobispo de la diócesis.
Su familia vivía entonces en la plaza de San Marcos y se mantenía con los ingresos del padre, maestro pintor y decorador edil, el cual, alrededor de 1929/30 con grandes sacrificios abrirá un negocio para la venta de barnices y colores. Su madre se ocupaba de las faenas domésticas.
Considerados ambos como óptimos cristianos practicantes tuvieron nueve hijos, cuatro de los cuales murieron en tierna edad. Representaron un punto seguro de referencia en su crecimiento humano y espiritual para los cinco hijos que quedaron en vida (Prudencia, Ana, Teodora, Dominica y Nicolás).
En 1905 la familia se transfirió a la calle Piccinni, a una casa que tenía un pequeño jardín, en la cual la pequeña Teodora, a la edad de cuatro o cinco años, afirmó haber visto en sueños a una bella "Señora" que se paseaba entre las filas de lirios florecidos, y que después desapareció al improviso con un haz de luz, y a la cual prometió hacerse monja de grande, una vez que la madre le había explicado el posible significado de la visión.
Teodora, mandada al asilo de las religiosas estigmatinas, prosiguió los estudios hasta el tercer año de primaria. El 8 de mayo de 1911, después de haber hecho una larga preparación, recibió la Primera Comunión; la noche precedente sueña a Santa Teresita del Niño Jesús quien le predice: "serás monja como yo". Después frecuentó el taller de costura y de bordado en el mismo Instituto.
Entra a formar parte en la asociación de la Beata Imelda Lambertini, dominica con una acendrada piedad eucarística; pasará enseguida a la "Milicia Angélica" de san Tomás de Aquino. Reunía periódicamente a las amigas en la habitación de la casa para hacer meditación y orar juntas, para leer el Evangelio, las Máximas Eternas, la Imitación de Cristo, los 15 sábados de la Virgen, las vidas de los santos y sobre todo la autobiografía de santa Teresa del Niño Jesús.
Este comportamiento y su benéfico influjo en las otras compañeras no pasaron desapercibidos a una de sus maestras, sor Angelina Nardi. Mientras tanto, la no bien definida vocación religiosas de Teodora comenzaba tomar una dirección bajo el consejo del P. Pedro Fiorillo, O.P., su director espiritual, que le introdujo en la Tercera Orden Dominica, en la cual, admitida como novicia el 20 de abril de 1914 con el nombre de Inés, hizo la profesión el 14 de mayo de 1915, con dispensa especial por su joven edad.
Teodora, durante los años difíciles de la guerra 1915-1918, encontró una infinidad de ocasiones para ampliar más allá del ámbito familiar y de sus amistades, su campo de apostolado, de catequesis y de asistencia, dando libremente desfogue a su ardiente deseo de hacer bien al prójimo.
Hacia el fin de 1917, Teodora decidió dirigirse al padre jesuita Sergio Di Gioia para pedir consejo, el cual convertido en su nuevo confesor, decidió encaminarla, después de cerca de un año, junto con la amiga Clara Bellomo, futura Sor Diomira del Divino Amor, al Carmelo de san José, de la calle De Rossi, en Bari, al que se dirigieron ambas por vez primera en diciembre de 1918.
El 1919 fue un año de intensa preparación espiritual en vistas al ingreso en el monasterio, bajo la guía prudente e iluminada del P. Di Gioia.
La nueva Beata entró en comunidad el 8 de abril de 1920 y vistió el sagrado hábito el 24 de noviembre del mismo año, asumiendo el nombre de Sor Elías de San Clemente. Emitió los primeros votos simples el cuatro de diciembre de 1921: "Sola a los pies de mi Señor Crucificado, lo miré largamente, y en aquella mirada vi que El era toda mi vida". Además de santa Teresa de Jesús, tomó como guía a Teresita del Niño Jesús, siguiendo el "caminito de la infancia espiritual donde me sentía -afirma la Beata- llamada por el Señor". Hizo la profesión solemne el 11 de febrero de 1925.
Su camino, desde los inicios, no fue fácil. Ya en los primeros meses del noviciado había tenido que afrontar con gran espíritu de fe no pocas dificultades. Pero el verdadero problema surgió después de que la Madre Priora, Angélica Lamberti, en la primavera de 1923, nombró a Sor Elías maestra de encaje a máquina en el centro de educación para jovencitas junto al Carmelo; la directora, Sor Paloma del Ss. Sacramento, de carácter autoritario, severa y poco comprensiva, no veía con buenos ojos la bondad y la gentileza con que Sor Elías trataba a las educandas, y, después de dos años, la hizo apartar de su oficio.
Siempre rigurosamente observante de las Reglas y de los actos comunes, la nueva Beata transcurría largos ratos gran parte de la jornada en su celda, dedicada a los trabajos de costura que se le encomendaban, continuando incluso a disfrutar de una gran estima por parte de la Madre Priora, que la nombró sacristana en 1927. En esta dolorosa prueba le sirvió de gran consuelo el P. Elías de san Ambrosio, Procurador General de la Orden de los Carmelitas Descalzos, que la había conocido en 1922, con ocasión de una visita al Carmelo de san José, y con el cual la joven mantuvo una edificante correspondencia epistolar sacando un gran provecho.
Afectada en enero de 1927 de una fuerte gripe que la debilitó mucho, Sor Elías comenzó a acusar frecuentes dolores de cabeza de los que no se lamentaba, y que soportaba sin tomar ninguna medicina.
Cuando, algunos días antes de Navidad (el 21 de diciembre), Sor Elías comenzó acusar también una fuerte fiebre y otras molestias, lo consideraron que se trataba de uno de sus habituales malestares; pero la situación se hizo cada vez más preocupante. El 24 de diciembre la visitó un médico, quien aún habiendo diagnosticado una posible meningitis o encefalitis, no consideró la situación clínica particularmente grave, por lo que solamente la mañana siguiente fueron convocados a la cabecera de la enferma dos médicos, los cuales desgraciadamente constataron la irreversibilidad de sus condiciones.
Sor Elías de San Clemente se apagó a las 12 del 25 de diciembre de 1927. Hizo su entrada en el cielo en un día de fiesta, como lo había predicho: "Moriré en un día de fiesta". El arzobispo de Bari, Mons. Augusto Curi, celebró el funeral al día siguiente en presencia de los familiares de la Sierva de Dios y de tantísima gente que vino para visitar la finada.
La joven Carmelita dejó en todos un nostálgico recuerdo, y también una gran enseñanza: es necesario caminar con gozo hacia el Paraíso porque es el "punto omega" de todo creyente.
La fama de santidad pronto la hizo tener muchos devotos, y fieles que escribían al monasterio. Muchos cristianos de Bari se congregaron el día de su muerte, y pedían se pasasen objetos religiosos por su cuerpo para guardarlos de reliquias.
Dios quiso regalarle a esta alma sufrida y sencilla, la gloria de los Altares. y aprobadas las fechas, era beatificada en la catedral de Bari, el 18 de marzo de 2006.
Ahora muchos se encomiendan a su intercesión, y la Iglesia espera otro milagro, para sellar con broche de oro el libro de su vida, canonizándola.
Para conocerla:
Monasterio de San José
Via Rossi 245
Bari, Italia
Parroquia de Santiago Apóstol
28630
Villa del Prado (Madrid)
España
http://www.carmelitasecija.es.tl
Eugenia, Santa Mártir, 25 de diciembre
Etimológicamente significa "bien nacida". Viene de la lengua griega. |
Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04
Jacopone de Todi, Beato Franciscano, 25 de diciembre
Jacopone, a quien se bautizó con el nombre de Jacobo, nació en Todi, ciudad de Umbría, en el seno de una buena familia apellidada Benedetti. |
Fuente: Franciscanos.net
Bentivoglio de Bonis, Beato Franciscano, 25 Diciembre
Sacerdote de la Primera Orden (1188‑1232). Pío IX aprobó su culto el 30 de septiembre de 1852. |
Fuente: Santopedia.com
María de los Apóstoles (Teresa von Wüllenweber), Beata Cofundadora, Diciembre 25
Cofundadora de la Congregación de las Heemanas del Divino SalvadorMartirologio Romano: En Roma, beata María de los Apóstoles (María Teresa) von Wüllenweber, virgen, alemana de origen, que, inflamada por el ardor misionero, fundó el Instituto de las Hermanas del Divino Salvador, en Tívoli, del Lacio (1907) |
Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04
Anastasia de Sirmiun, Santa Mártir, 25 Diciembre
La Pasión de Santa Anastasia relata que era la hija de un noble romano llamado Pretextato y que tuvo a San Crisógono como consejero y director. Anastasia se casó con el pagano Publio y, durante la persecución de Diocleciano, atendió a los confesores de la fe que se hallaban en prisión, hasta que su marido le prohibió que saliese de casa. |
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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com
Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/
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